jueves, 14 de septiembre de 2023

NOVENA A LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ.

 

   Novena, realizada con el consentimiento expreso del P. Comisario General de los Colegios Apostólicos, y del P. Guardián que por tiempo fuere de la Santísima Cruz; la intención del Autor, es: que el producido de su impresión sea para los gastos del culto divino en esta iglesia de la Santísima Cruz de Querétaro. Y si alguna vez, la Comunidad de este Colegio, llegare a no existir ni aun ante la Iglesia, entonces se deberá pedir y obtener el consentimiento expreso del Sr. Obispo de esta Diócesis.

   Novena aprobada por el Obispado de Querétaro el 10 de julio de 1865.

COMENZAMOS: 5 de septiembre.

FINALIZAMOS: 13 de septiembre.

FESTIVIDAD: 14 de septiembre.

MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA.

   Lo primero que se debe hacer purificarse con una buena confesión; en segundo lugar, si se pudiere, recibir cada dia la sagrada Comunión, y asistir al santo sacrificio, de la Misa; y en tercero, alentarse con una devota confianza de alcanzar de Dios Nuestro Señor la gracia que se desea, si fuere para, bien del alma.

   Será muy oportuno hacer algunas mortificaciones, como cilicio y ayuno, para lo que cada uno debe consultar a su confesor.

Sin Cruz, no hay gloria, ninguna,

Ni con Cruz, eterno llanto

Santidad y Cruz, es una;

No hay Cruz que no tenga santo,

Ni santo sin Cruz alguna.

   Hermano querido en Jesucristo: esta palabra, parece dura a muchos: niégate a ti mismo, toma tu cruz y sigue a Jesús. Pues más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí malditos, al fuego eterno. Pero los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la Cruz, no temerán, entonces oír la palabra de la eterna condenación. Ésta señal de la Cruz estará en el cielo cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces, todos los siervos de la Cruz que se conformaron en la vida con el Crucificado, se llegarán a Cristo Juez con gran confianza. Pues si así es, ¿pos que temes tomar la Cruz, por la cual se va al reino de Dios? En la Cruz está la salud, en la Cruz está la vida, en la Cruz está la defensa de los enemigos, en la Cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la Cruz está la fortaleza del corazón, en la Cruz está el gozo del espíritu, en la Cruz está la perfección de la santidad. No está la salud del alma ni la esperanza de la vida eterna, sino en la Cruz. Toma, pues, tu Cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero y llevó su Cruz, y murió en la Cruz por ti: porque tú también la lleves y desees morir en ella. Porque si murieses juntamente con ÉL, vivirás con ÉL, y si fueres compañero de las penas, lo serás también de las glorias.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

—Poniéndose delante de alguna imagen de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado o de la Santísima Cruz y habiéndose persignado, se hará un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz; y si la novena se hace entre varías personas, la persona que lleve la voz dirá: “hagamos un acto de profundísima adoración a la Santísima Cruz” y después de este acto practicado del mejor modo que cada uno pueda, se rezará el siguiente…

ACTO DE CONTRICION

   Señor mío Jesucristo, que con tu saludable contacto santificaste él madero de la Cruz, para lavar con ella y con tu Sangre preciosa las manchas de mis pecados: me pesa de todo mi corazón de todos los que contra tí he cometido en mi vida; propongo una y mil veces la enmienda, y espero en tu piedad infinita me los has de perdonar.

PRIMER DÍA —5 de septiembre.

SALUTACIÓN

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los nueve Coros de celestiales espíritus, y doy al Señor con ellos todas cuantas, gracias puedo, porque se dignó de honrarte, haciendo, de tí trono de Su Majestad Divina, para remedio del mundo, crédito de sus milagros, y reparo de aquella primera, caída, por lo que seas alabada. Amén.

—Ahora se sentarán todos para escuchar la siguiente…

LECCIÓN

  Cuándo nuestra América fue conquistada, todos sus habitantes estaban sumergidos en la idolatría, imbuidos en los errores que le son consiguientes; y degradados con toda clase de vicios y con las prácticas más supersticiosas y crueles.

   Varios religiosos franciscanos, celosos de la mayor honra y gloria de Dios y bien de las almas, aprovecharon aquella oportunidad, y vinieron a nuestra patria, y enseñaron a nuestros antepasados la Religión verdadera; y con ella, como una consecuencia necesaria, los principios de la más culta civilización.

   Los Otomíes convertidos, que habían emprendido la campaña del interior, movidos del deseo de que se propagara la verdadera Religión, y a fin de pacificar a los de su nación que se habían refugiado, entre las malezas y breñales de Querétaro, y a los bárbaros Chichimecas, que como fieras habitaban las serranías circunvecinas, al acercarse a este lugar, enviaron una embajada a unos y otros, quienes les contestaron: que sin dejar de aceptar las paces que les proponían, deseaban se hiciese un alarde de esforzada valentía, combatiendo cuerpo a cuerpo, a brazo partido, y sin más armas que sus naturales esfuerzos.

   Aceptada la propuesta, se preparó el número de luchadores. El dia 25 de Julio de 1531, (que fue el mismo año en que se apareció en el Tepeya María Santísima, que hoy invocamos bajo la advocación, de Guadalupe) afrontaron cristianos y gentiles en la loma conocida con el nombre de Sangremal, que es esta misma en que hoy está la iglesia y Colegio Apostólico de la Santísima Cruz; y puestos en fila, en número igual de combatientes, se trabó de una y otra parte una lucha tan reñida, que llegaron a herirse a puño cerrado. Las voces, las cajas y los clarines resonaban entre tanto. Los que estaban a la vista disparaban hacia a lo alto, a carga cerrada, los fusiles y las flechas. Y con la polvareda que levantaban los pies, y con el humo de la pólvora, y con un eclipse, que parece hubo a ese tiempo, se oscureció el dia con una opacidad tan pavorosa, que acongojaba los ánimos de todos.

   En medio de esta oscuridad observaron de repente, tanto los cristianos como los gentiles, una claridad tan viva, que le llamó fuertemente la atención aun a los mismos combatientes; y vieron en el centro, suspensa en el aire, una Cruz refulgente, de color entre blanco y rojo, como cuatro varas de largo, y a su lado una imagen que les representaba a Santiago Apóstol, cuyo dia era.

   Con este prodigio terminó la lucha sangrienta: todos derramaron muchas lágrimas; los gentiles se pacificaron y admitieron gustosos la luz del Evangelio que les pro pusieron los Misioneros; y pidieron, en señal de la paz que se les había propuesto, se les colocara una Cruz en este mismo cerrillo de Sangremal.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Enseguida se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso siguiente:

ANTIFONA: ¡Oh Cruz Santísima!, más resplandeciente que todos los astros, y más santa que los santos; para el mundo célebre, para los hombres amable, que sola fuiste digna de contener en tu gremio todo el rescate del mundo; dulce leño, dulces clavos, dulces penas, que toleradas en tí por mi Señor Jesucristo fueron el remedio nuestro: salva a todos los cristianos que en este dia repiten tus alabanzas.

—Adorémoste Cristo y bendecímoste.

—Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

—Por último, se reza la siguiente oración, que   es para todos los días:

   ¡Oh Cruz Santísima!, nobilísima entre todos los árboles frondosos; que hermoseas el jardín ameno de la militante Iglesia: reino del Padre, cetro del Hijo, sello del Espíritu Santo: honra y gloria del mismo Crucificado, crédito de las maravillas de Dios, esperanza de los cristianos, vida de los muertos, báculo de los débiles, guía de los ciegos, consuelo de los pobres, freno de los ricos, padre de los huérfanos, defensa de las viudas, descanso de los atribulados, luz de nuestras ignorancias, pregón de los Profetas, predicador de los Apóstoles, gloria de los Mártires, abstinencia de los monjes, castidad de las vírgenes, alegría de los santos, júbilo de los sacerdotes, seguridad de los justos, fundamento de la Iglesia, fortaleza de los flacos, medicina de los enfermos, pan de los necesitados, fuente de los sedientos, abrigo de los desnudos, triunfo del demonio, muerte del pecado, raíz y causa de todo bien; oliva frondosa, cedro escogido de Dios, palma encumbrada en el jardín de la Iglesia, ciprés excelso, trono sagrado del Omnipotente Rey, árbol de la vida, y fuente de la bienaventuranza: te adoro, te bendigo, te alabo y doy a Dios muchas gracias, poniendo debajo de tus misteriosos brazos la necesidad presente: ... (decimos nuestra necesidad), con todas las de la Iglesia, para que por tu virtud se digne el Señor de remediarlas, si ha de ser para servirle, bien de mi alma, aumento de la virtud y crédito de tí misma, que es lo que yo más deseo; y sobre todo una acertada, feliz y dichosa muerte, y que por tí me reciba el que por tí se dignó de redimirme que es mí Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

—POR ULTIMO…

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

 

   Alabado sea mil veces

El Santísimo madero

De la Cruz, en quien obró

Jesús el remedio nuestro.

 

   Y la sagrada pasión

De Redentor tan Supremo,

Que, siendo Dios por esencia,

Murió por salvar su pueblo.

 

   Y los agudos dolores

De la Reina de los cielos,

Que como piadosa Madre

Le acompañó en los tormentos.

 

   Así sea por los siglos,

Y de los siglos eternos:

Para que así para siempre

La Santa Cruz adoremos.

 

   Amén, oliva preciosa,

Amén, escogido cedro,

Amén, encumbrada palma,

Ciprés de la Iglesia excelso.

 

   Amén, árbol de la vida,

Amén, hasta que en el cielo

Por toda la eternidad

Tus alabanzas cantemos.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


SEGUNDO DÍA —6 de septiembre

Por la señal...

Acto de Contrición.

SALUTACION.

  ¡Te saludó, Cruz Santísima!, pon todos los santos Patriarcas, y doy al Señor con ellos, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, queriendo que fueses adorada de las gentes, y lo que es más de la Reina de los Ángeles, con aquella adoración que solo se debe a su Majestad Santísima, que sea alabada para siempre. Amén.

LECCION:

   En el Siguiente día, 26 de Julio, en que la Santa Iglesia celebra la fiesta de Señora Santa Ana, se colocó en este cerrillo de Sangremal, una Cruz de pino que se trajo de lejos, de doce varas de largo y seis de brazos, y se celebró el santo sacrificio, de la Misa, a que precedieron alegres repiques de dos campanas que habían traído, los conquistadores, y, los toques de los clarines, tambores y otros instrumentos bélicos.

   En la noche del mismo dia, los neófitos o recién convertidos, quitaron aquella Cruz de madera y escondieron; y al alborear el dia siguiente insistían pidiendo les diesen, una Cruz en forma, queriendo dar a entender con esta expresión (por no saber explicarse) que les pusiesen una Cruz de materia durable y semejante a la que vieron en medio de aquella luz en el cielo el dia de Santiago; pues las otras dos no eran parecidas a aquella original.

   Para condescender, a sus deseos, se procuraron buscar dichas piedras; y en una de las lomas que están por el rumbo del camino de México, como a media legua de distancia de esta de Sangremal, se encontraron cuatro piedras de cantera, y de estas escogieron tres de las que se formó la Santa Cruz que se venera.

   En el mismo sitio en que se encontraron, se labraron las piedras con la mayor diligencia, una para la cabeza y brazos, y las otras dos para el cuerpo; dándole a su grueso la figura ochavada, sin pulimento alguno, con solo los primeros golpes de la escoda; sacando de altura dos varas y media, y el largo de los brazos proporcionalmente; toda de piedra sólida, arenosa y bastante pesada.

   Labradas ya las piedras, al tenderlas en tierra para ajustar los tamaños, notaron llenos de interior júbilo, que esas mismas ya preciosas piedras, por tener la figura de Cruz, despedían un olor suavísimo, como de lirios, rosas de castilla, claveles y azucenas y todos a una voz exclamaron con estas formales palabras: LA CRUZ MILAGRO, CRUZ MILAGRO, PORQUE CUANDO HICIMOS LA ENTRADA EL DÍA DE SANTIAGO APARECIÓ ESTA SANTÍSIMA CRUZ, ES MILAGRO. (Un testimonio auténtico de la Verdad de esta historia tenemos en el escudo de armas que de tiempo inmemorial tiene esta nobilísima ciudad do Querétaro. En los cuadros superiores se ven la Santa Cruz y la imagen de Santiago; sirviendo el sol con sus estrellas de pedestal a la cruz. El motivo de hallar estas imágenes en el escudo es, el haberse tenido por Verdadera la aparición de la Santa Cruz y del Santo Apóstol, y deberse a esto la pacificación de Querétaro; el sol Con las estrellas alude a lo opaco que se vio en aquel día).

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

TERCER DÍA —7 de septiembre.

Por la señal...

Acto de Contrición.

SALUTACION.

   Saludóte Cruz Santísima, con todos los santos Profetas, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, poniendo en tí el fundamento de la militante iglesia, adornada de los siete Sacramentos y demás misterios, que en tu virtud veneramos, por lo que seas alabada por los siglos de los siglos. Amén.

LECCION.

   Trajeron las cuatro piedras en procesión, llenos del mayor regocijo, que manifestaron con alegres tiros, batiendo las banderas, resonando confusamente el sonido de los clarines y las festivas voces de los concurrentes; y con tina devoción tan grande, que los enternecía hasta derramar abundantes lágrimas.

   Los naturales que cargaron las piedras, publicaron que no sentían su pesadez natural, tanto que aseguraron por escrito, que les parecía cargaban una pluma, siendo así que solo la sagrada piedra que forma la cabeza y brazos, pesa diez y siete arrobas diez libras; la de en medio once arrobas veinticuatro libras; y la que forma el pie quince arrobas catorce libras.

   De la otra piedra formaron una basa como de media columna, para peana, y sobre ella colocaron las tres de la Santísima Cruz; renovándose, al colocarla, él milagro de la fragancia de las flores.

   Desde entonces los católicos y gentiles se competían en tributarle adoraciones a esta Cruz Santísima. Formaron una ermita de ramos y de flores, y unas celdas de paja para los religiosos que habían venido; y al pie de la Cruz exaltada se erigió un altar para celebrar el tremendo Sacrificio de la Misa; y en esta primera iglesia que tuvo Querétaro, se bautizaban, se casaban y enterraban los que se iban reduciendo a nuestra santa fe, quedando colocada nuestra Cruz Santísima en esta florida y campestre sombra, y conocida por el título dé: LA SANTÍSIMA CRUZ DE LOS MILAGROS, por los muchos que desde el principio ha obrado el Señor en favor de los que la han invocado en sus necesidades.

¡Oh! Qué cierto es que la mayor parte de los habitantes de esta ciudad de Querétaro, no saben la presea inestimable que tienen en la Santísima Cruz de los milagros.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

CUARTO DÍA —8 de septiembre.

Por la señal...

Acto de Contrición.

SALUTACIÓN.

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los santos Apóstoles, y doy al Señor con ellos toda cuantas gracias puedo porqué se dignó de honrarte, haciendo que en tu virtud se conviertan tantas almas, así de obstinados pecadores Cómo de apóstatas y gentiles, que, alumbrados de tu indeficiente luz, abjuran sus errores, confesando una fe, un bautismo, una Iglesia, una verdadera ley, y un Dios y Señor de todo, que sea adorado para siempre. Amén.

LECCION.

   Habiéndose aumentado el número de vecinos hacia el Poniente de este cerrillo de Sangremal, es decir, en el valle donde hoy está la mayor parte de la ciudad; y no teniendo en esta loma el agua necesaria sino muy distante, los religiosos dejaron este primer domicilio y pequeño convento de paja, y se mudaron al que hoy se llama convento grande; y por una de esa permisiones de Dios Nuestro Señor, con fines altísimos de su adorable Providencia, la Santísima Cruz quedó en su ermita pajiza con solas aquellas veneraciones que se le deben por lo que representa; aunque los naturales jamás olvidaron hacerle particulares obsequios adornando su peana con flores y verdes ramos; siendo tan crecido el cariño que le tenían, que era tradición de padres a hijos mirar a esta Cruz Santísima como a común asilo en sus trabajos y aflicciones, y éste lugar en reconocimiento de haber sido la primera iglesia de su pueblo.

   En el tiempo que estuvo la Santísima Cruz a cielo descubierto por haberse consumido la primera ermita, aconteció que un indito que se ocupaba en apacentar las ovejas de su padre, vecino de Querétaro, se halló una tarde en este montecillo de Sangremal, al tiempo que se desató una copiosísima lluvia. Se llegó el indito a la peana de la Santísima Cruz, teniendo a la vista juntas sus ovejitas; y con estar todo el campo hundiéndose en agua, solo al pie de la Cruz Santísima no alcanzaba la lluvia.

   Pasada la tormenta se fué a su casa con su ganado, y con todo el vestido enteramente seco. Su padre que le esperaba mojado, advirtiendo lo contrario, y creyendo que se había refugiado en alguna casilla con peligro de perder las ovejas, le dio, sin escuchar sus disculpas, muchos azotes.

   Otra tarde de mucha agua, aconteció lo mismo; y queriendo aquel hombre castigar a su hijo, éste le aseguró no haber entrado en casa alguna; y que lo que hacía era sentarse al pie de nuestra Cruz Santísima, porque allí no llovía y que cuando volviera a llover, fuera a ver por sí mismo ser verdad lo que decía.

   Con esta escusa le perdonó, con intención de duplicarle el castigo si le cogía en mentira.

   Viendo al dia siguiente el tiempo metido en aguase vino para el montecillo, y halló a su hijo al pie de la Santísima Cruz, guardando su ganado. Comenzó a desplomarse un fuerte aguacero; y sentándose con su mismo hijo al pie de la nuestra Cruz. Experimentó con asombró qué a ninguno de los dos les tocó una gota de agua, siendo como diluvio todo alrededor.

   Volviéronse a su casa muy gustoso padre e hijo, éste por haber escapado de los azotes, y aquel maravillado de los prodigios, con los que se aumentó entre los naturales la devoción a nuestra Santísima Cruz, a quien siempre llamaban con esta expresión: NUESTRA MADRE.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

QUINTO DÍA —9 de septiembre.

Por la señal...

Acto de Contrición.

SALUTACION.

   Saludote, Cruz Santísima, con todos los santos Evangelistas, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, haciendo que en tu virtud se salven muchísimas almas; siendo tú la llave maestra que a todos les franqueas el paraíso, para gozarle en la gloria, cantando a Dios alabanzas por toda la eternidad. Amén.

LECCION

   Antes de que se le fabricase a la Santísima Cruz segunda capilla, era costumbre inviolable celebrar bajo una enramada, la fiesta del dia 3 de Mayo, a la que concurría todo el pueblo.

   El año de 1609 la víspera de esta fiesta, se comenzaron a observar en nuestra Cruz Santísima unos raros movimientos; y el dia siguiente al tiempo de cantar la Misa el R. P. Fr. José de Valderabano, Guardián entonces del convento parroquial de N. S. P. S. Francisco, se movió la Santísima Cruz a vista del numeroso concurso, con más violencia que aquella con que se sacuden los árboles agitados de un recio viento.

   Eran estos temblores tan admirables, que movían la Santísima Cruz de Oriente a Poniente y de Norte a Sur, formando otra cruz en el aire; aumentándose el asombro al observar, cuando iba pasando aquel raro movimiento, que las piedras que solo citaban unidas con cal y arena, no se separaban para nada de su lugar, pareciendo nuestra Cruz Santísima tan flexible como si fuese de mimbres.

   Desde este dia se repitieron los movimientos con tanta frecuencia, que apenas quedó persona en toda la población y sus contornos, que no viniese a observar y cerciorarse de esta maravilla: y aun de lugares distantes concurrían muchos atraídos de la fama de este portento, y que fueron otros tantos testigos de su verdad.

   Estos movimientos asombrosos eran más ordinarios los viernes.

    El lunes 6 de Mayo de 1680 tembló la Santísima Cruz tres veces, durando en cada temblor tres cuartos de hora, y siendo como de un cuarto de hora el intervalo de uno a otro temblor, el tercer temblor fué más fuerte, porque estando en la Iglesia más de mil personas, que con los sollozos y alboroto hacían mucho ruido, sin embargo, el que nuestra Cruz Santísima hacia contra la caja de plata y cristales que la cubrían y adornaban, era tan fuerte, que se oía hasta fuera de la iglesia.

   En dicho año hubo dia que la Santísima Cruz tembló treinta y tres veces, desde la una hasta las tres de la tarde, y fueron tan repetidos los movimientos, y con tanta violencia, que pusieron a toda la población en gran cuidado y se observó que el mismo año los indios de Nuevo-México quitaron la vida a veintiún religiosos franciscanos en odio de nuestra santa fe. 

   El año de 1683, desde la media noche del 30 de Mayo, estuvo la Santísima Cruz temblando por casi veinticuatro horas, y con tanta violencia, que el ruido de los cristales parecía al que hacen los coches cuando corren; y el dia en que cesaron los movimientos que fue 1º de Junio, llegó la misión de los religiosos, que venían a fundar este Colegio Apostólico, que antes era Convento de recolección de la Santa Provincia de Franciscanos do Machoacan.

   Que en efecto sean milagros estos movimientos, parece no puede dudarse; porque estar una Cruz de diversas piedras sólidas en un altar, dos varas y media de largo fuera de la peana, y pesar esa misma Cruz cuarenta y cuatro arrobas veintitrés libras; y moverse tan fuertemente sin que se muevan el altar, los candeleros y ramilletes, es cosa que miran los ojos, pero no lo alcanza la razón.

—Mas tu Señor, ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

SEXTO DÍA —10 de septiembre

SALUTACIÓN

Saludóte, Cruz Santísima, con todos los santos Mártires, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, queriendo que, en tu invención milagrosa se hallase el más precioso tesoro que venera nuestra fe, suscitando sus antiguas maravillas con destrucción de los ídolos, confusión de los gentiles y herejes, y crédito de su adorable Providencia, que sea alabada para siempre. Amén.

LECCION

   También se ha notado en esta Cruz Santísima, el milagro de crecer, estando fuera de la tierra, y sin otra causa natural que produjese este efecto.

   Cuándo fué colocada la Santísima Cruz por primera vez tenia de largo dos varas y media y la peana tenía otras tantas. El año de 1609 en que se descubrió la pared qué cubría la peana para indagar la causa que producía los temblores de nuestra Cruz Santísima, de que resultó quedar confirmada la verdad se sus milagrosos movimientos, se observó que tenía las mismas dos varas y media fueras y otras tantas con lo que tenía de peana; con esta diferencia, que las piedras de la Santísima Cruz tienen algo de color de rosa, y las de la peana son de color más encendido.

   Por el año de 1649 se advirtió que tenía tres varas, y queriendo que quedase de un tamaño proporcionado, que es el antiguo de dos varas y media introdujeron en la peana la media vara que había crecido concluida esta operación la volvieron a medir; y hallaron las tres varas íntegras, lo que fué a todas luces un milagro; porque si la diferencia hubiera sido tan solo de una o dos pulgadas, se pudiera sospechar habían equivocado la medida; pero haber metido dentro de la peana media vara, y después de esto encontrar la misma media vara más, sobre las  dos y media, es cosa digna de asombro. De manera que nuestra Cruz Santísima creció media vara en el rato que debió pasar desde que metieron aquella otra media vara dentro de la peana, hasta que quedo concluida esta operación.

   De aquí es, que desdé dicho año de 1619 había ofrecido la Santísima Cruz, en la parte que está al descubierto, una vara; media vara que se le notó y que fué el motivo de que se le introdujera en la peana para dejarla de dos varas y media, y la otra media vara que se encontró cuando concluida esta operación se volvió a medir.

   En el año de 1701, se quitó la Santísima Cruz del lugar en que muchos años había estado, para trasladarla al nuevo crucero; y habiéndola medido se vió que tenía cuatro varas y tres pulgadas de longitud, toda de color más blanco que rosado, y la piedra que servía de peana un poco más de tres varas, cuyo color era de rosado encendido, de aquí es, que hasta este año, la Santísima Cruz había crecido una vara y tres pulgadas, sobre la vara que había crecido el de 1649, y la peana un poco más de media vara que hacen la suma de un poco más de vara y media y tres pulgadas.

   Cuando colocaron la Santísima Cruz en el antiguo retablo, quedó, en tal proporción el título del INRI (que tenía la caja de plata y cristales dentro de la cual estaba antiguamente nuestra Cruz Santísima), que tenía cuatro pulgadas de claro entre la Santísima Cruz y el nicho del colateral. Después de tiempo se observó, que, sin haber tocado en la Santísima Cruz, estaba el título como doblado y contiguo al retablo: y esto lo notaron muchas veces los religiosos del mismo Colegio y muchas personas que vivían a principios del siglo pasado y sabían cómo había quedado el título cuando había sido puesto.

   De esta narración se infiere, que nuestra Cruz Santísima; desde que fué colocada en la pacificación de esta ciudad, ha crecido por lo menos dos varas y tres pulgadas.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

SÉPTIMO DÍA —11 de septiembre

SALUTACION

   Saludóte, Cruz Santísima, con todos los santos Confesores, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, obrando en tu virtud aquel admirable triunfo que en las naves de Tolosa hizo cantar a los fieles la victoria con la vista rubicunda dé tu Santísima imagen: y sobre todo por el triunfo que consiguió del demonio quedando éste confundido, y loada la Majestad verdadera qué sea ahora y siempre venerada en la Santísima Cruz. Amén.

LECCION

   Con muy justo título ha adquirido nuestra Cruz Santísima el nombre de SANTÍSIMA CRUZ DE LOS MILAGROS.

   Había en ésta ciudad (entonces pueblo), una piadosa mujer llamada Inés López, muy devota de la Santísima Cruz, que teniendo una hija de tierna edad, se le enfermó gravemente y murió. Enajenada a fuerza del dolor, tomó en los brazos el cuerpo de su hija y avivando su fe, por los muchos prodigios que en nuestra Cruz Santísima había visto, se dirigió a la ermita y deshecha en lágrimas, puso el cadáver sobre la peana; y en el momento que éste tocó el pie de la Santísima Cruz, abrió la niña los ojos, se le compuso el semblante y volvió a la vida, dé la que gozó por muchos años. 

   Bartolomé Alvarez, vecino muy honrado de Querétaro, andando a caballo sé cayó juntamente con este animal, que le cogió debajo, y con el estribo derecho se le hizo astillas el pie por el tobillo, que le sonaba como bolsa de huesos. Se acudió a los cirujanos; pero no fué posible que el pie quedase en buen estado; por un hueso que se le había atravesado sobré el nervio del calcañar, quedando tan imposibilitado, que solo con muletas podía, a costa de muchos dolores, dar algunos pasos, viéndose precisado a estar lo más del tiempo en la cama. A más de esto le quedó sobre el hueso dislocado una llaga, que no alcanzo a cerrarle remedio humano. El cirujano, confesándose vencido, le propuso al paciente hacerle una operación, quien condescendió: y entre los justos temores de su mortal peligro, puso su confianza en los remedios del cielo: acudió a la Cruz Santísima, le prometió una novena; y estando un día de ella repitiendo sus súplicas, acompañado de su esposa, aconteció, que avivando ésta su fe, raspó unos polvos de nuestra Cruz Santísima, los puso sobre la llaga y ató el pie con una venda. Después de un rato sintió el enfermo en el pie un dolor tan agudo quedando el pie enteramente sano y firme que creía se le había encarnado la llaga. Llamó a su esposa con instancia, a quien, al registrarla, se le quedó en la mano el hueso, sin dolor alguno, quedando el pie enteramente sano y firme.

   Tan repentina curación causó en todos los que estaban presentes tal asombro, que una criada, llamada Angelina, que estaba próxima a su parto, arrebatada de admiración y gozo, sin acordarse del estado que guardaba, se subió a la azotea de la ermita a tocar las campanas para que publicasen esta maravilla. Embelesada en su repique no advirtió lo peligroso del lugar, y cayó hasta el suelo lastimándose toda la cara y cuando todos esperaban la muerte de Angelina o el aborto, por la invocación de la Cruz Santísima se levantó risueña y sana, y dentro de cinco días dio a luz una niña robusta y con perfecta salud, a quién en el santo Bautismo pusieron por nombre Petrona de la Cruz, porque fué la caída víspera del Apóstol San Pedro, y el sobrenombre por la Cruz Santísima que obró este doble milagro.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

OCTAVO DÍA —12 de septiembre

SALUTACION.

   Saludote, Cruz Santísima, con todas las santas Vírgenes, y muy especialmente con la Princesa de todas: y doy al Señor con ellas, todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte, permitiendo el que fueses restituida con gloriosa exaltación al mismo lugar en que antes te habías visto exaltada por el Autor de la vida, con el aplauso que hasta hoy hace venerarte Como preciosa reliquia: llenando al mundo de admiración y milagros, para que así confesemos lo que debemos a Dios en la Santísima Cruz, que sea adorada para siempre. Amén.

LECCION.

   Los milagros que se refirieron en la lección del día de ayer, se obraron en tiempo en que este Colegio Apostólico de la Santísima Cruz era todavía Convento de RR. PP. Recoletos de la Santa Provincia de Franciscanos de Michoacán; los que se refieren ahora, acontecieron después de que dicho Convento pasó a ser Colegio de Propaganda fide.

   Por el año del Señor de 1691, enfermó gravemente de fiebre un español llamado Pedro de Larrea, tiernamente devoto de nuestra Santísima Cruz, quien reflexionando sobre el peligro mortal en que se hallaba, la invocó con todo el fervor de su corazón, prometiéndole continuar el culto de sus fiestas y altares, (que los ponía primorosos) si le daba salud. Pidió lleno de confianza una banda de las que le ponían a la Santísima Cruz y se la llevó el 1º Guardián de este Colegio, y lo mismo fué tocarle la cabeza con ella, que sentir instantáneamente mejoría, quitada la fiebre y comenzar a recobrar la salud.

   Nicolás de Velasco, muy conocido en esta ciudad, por el oficio de alcabalero, tuvo una noche una incomodidad en la calle del Carmen, en cuya disputa le dio su contrario tan terrible estocada, que le paso con la espada un ojo, hasta salirle la punta por la parte posterior de la cabeza. Al recibir el golpe le oyó decir al paciente: —“¡Válgame la Santísima Cruz de los milagros!” Todos le tuvieron por muerto; mas recociendo o que daba señales de vida y qué estaba capaz de confesarse, le persuadieron a que dispusiese antes que el cirujano emprendiese su dificultosa y peligrosísima curación. Así lo hizo; y teniendo horror los mismos cirujanos de sacarle la espada, por estar persuadidos de que moría en aquella violenta operación, vieron todos y juraron como testigos, que el mismo herido, esforzándose sobre toda humana esperanza, aplicó ambas manos a la guarnición y viendo que no podía salir se ayudó de los pies y la sacó, vertiendo un copioso raudal de sangre por el ojo perdido. Pasmáronse todos viéndole con vida, aunque tan exhausto de fuerzas y publicaron con lágrimas ser esta obra toda de milagro. Sano después perfectamente y sobrevivió veinte años quedándole solo la profunda oquedad que se le advertía en el ojo.

   Diego de Acosta, Oidor que fué de la Audiencia de Guadalajara, llegó a valdarse de pies y manos. Vino a Querétaro, y en silla de manos le trajeron a la iglesia de este Colegio. Hizo confesión general y comenzó una novena a la Santísima Cruz, y fue su fe tan viva y su devoción tan fervorosa, que llegó a quedar enteramente bueno y dejó en la iglesia por presentalla las dos muletas de que se valía cuando comenzó a sentirse aliviado. De este favor obtenido por la invocación de la Santísima Cruz, fué testigo todo el Colegio de Misioneros Apostólicos, cuando vivían sus fundadores que observaron los ápices de esta curación milagrosa, que llamó más la atención por ser en persona tan notable.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

NOVENO DÍA —14 de septiembre

SALUTACION.

Saludóte, Cruz Santísima, con todos los justos de la tierra y Cortesanos del cielo, y doy al Señor con ellos todas cuantas gracias puedo, porque se dignó de honrarte proveyendo en tu virtud los muchos frutos, que redundan a la católica Iglesia, en la expulsión de los demonios, extirpación de las herejías, dilatación de la fe: exaltación de su Santísimo Nombre, y demás misterios que confesamos a honra y gloria de Jesús, que en la Cruz y con la Cruz sea alabado eternamente. Amén.

LECCIÓN

   Siempre venerada, buscada y aplaudida, ha sido la Santísima Cruz de los milagros, por los singulares favores que reciben todos los que fervorosos la evocan y devotos la visitan. Pero siendo mayor milagro convertir a un pecador que resucitar a un muerto, como observa el P. San Gregorio, por esto, lo más prodigioso de nuestra Cruz Santísima, ha sido la maravillosa atracción de los pecadores para su remedio, moviéndoles el corazón para borrar sus yerros con lágrimas de una sincera penitencia. Y en verdad: que si el poner los ojos en aquella serpiente de bronce que figuraba a Nuestro Señor Jesucristo clavado en la Cruz, servía a los israelitas para sanar de las picaduras de las serpientes; fijarlos devotamente en la Santa Cruz, que nos representa y nos recuerda al mismo Jesucristo ya crucificado y consumando la grande obra de la Redención, debe ser de mayor eficacia para sanar del mortífero veneno del pecado.

   Muchos han entrado a nuestra iglesia traídos de una mera curiosidad, y repentinamente se han hallado devotos, mudados y arrepentidos. Si el sacratísimo sigilo del santo Sacramento de la penitencia pudiera violarse, se hicieran patentes conversiones estupendas de grandes pecadores que no han dado otro origen, otro motivo de su arrepentimiento, que haber fijado con devota atención sus ojos en la Santísima Cruz de los milagros. Son innumerables los que, habiendo experimentado este raro prodigio, no cabiéndoles el júbilo en sus corazones, lo han publicado desatando sus lenguas en alabanzas del Señor, que ostenta en esta Cruz sus maravillas.

   Pero esta virtud que nuestra Cruz Santísima es para excitar en los corazones sentimientos de penitencia, no se limitan a los que la ven con los ojos corporales, sino que llega a los que no mas tienen alguna noticia de ella. Los habitantes de Querétaro en todos tiempos han visto a multitud de persona que de puntos muy distantes vienen de propósito a esta iglesia de la Santísima Cruz, a buscar el remedio o consuelo de sus almas; y ciertamente que no es por el alto concepto que los fieles acaso tengan de los Colegios Apostólicos, pues se ha observado que ha habido persona que haya venido desde Monterey con el objeto de confesarse en esta iglesia, pudiendo haberse dirigido a otros puntos menos lejos donde hay los mismos Colegios; y aun ha habido, (parece increíble) quien desde la misma ciudad de México, de propósito ha venido a Querétaro con el objeto de confesarse en la misma iglesia, siendo así que en aquella corte se halla el edificante Colegio Apostólico de San Fernando; y muchos penitentes, preguntados por qué no se han confesado en los lugares de su residencia, habiendo copia de confesores, o en sus propias parroquias, o en algunos otros puntos a donde van con frecuencia, como los arrieros y los que para mantenerse tienen que transitar varías veces por muchas partes del imperio, han contestado, que teniendo noticia de la iglesia de la Santa Cruz de Querétaro, tuvieron deseos y formaron el propósito de venir a confesarse a la misma iglesia. Es pues evidente, que estos penitentes no han sido atraídos por el deseó de confesarse con sacerdotes desconocidos, o por Misioneros, pues que vienen o han tenido que pasar por lugares donde son conocidos o donde hay Misioneros y Otros sacerdotes seculares o regulares ejemplarísimos y celosos de la salvación de las almas; y por lo mismo podemos piadosamente creer: que ha sido por una fuerza superior, por esa virtud que Dios Nuestro Señor ha puesto en nuestra Cruz Santísima, para mover los corazones a penitencia.

—Más tú, Señor ten misericordia de nosotros.

Se responderá: Gracias a Dios.

—Se dice cinco veces la oración del Padrenuestro, y después la, Antífona y el verso: ¡Oh Cruz Santísima!...

Por último: ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.


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