martes, 27 de febrero de 2024

NOVENA EN HONOR A SANTA PERPETUA, MÁRTIR DE LA FE.

 



Novena tomada de los propios escritos de Santa Perpetua, editados por el Padre Daniel Ruiz Bueno en las Actas de los Mártires, págs. 419-440. Los Gozos, traducidos del catalán, son tradicionales, sin autor conocido.

COMENZAMOS: 26 de febrero (27 en año bisiesto)

FINALIZAMOS: 6 de marzo.

FESTIVIDAD: 7 de marzo.

NOVENA A SANTA PERPETUA, PATRONA DE LA MODESTIA CRISTIANA

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezcoos, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

   Oh gloriosa Santa Perpetua Mártir, modelo de virtud y modestia cristiana. En este día vengo ante tu altar para pedir tu intercesión ante nuestro Divino Redentor. Ayúdame a vencer las tentaciones que me agobian y a confesar mi fe, sin importar la renuncia a mis más caros afectos, tal como hiciste tú desprendiéndote de tus privilegios y hasta de tu pequeño hijo. Concédeme la gracia de rendir mi voluntad a la de Dios todos los días de mi vida.

   Oh gloriosa patrona, asísteme en mi hora postrera para merecer la gloria eterna, esperando en la misericordia de Dios, sin importar la clase de muerte que me depare su voluntad. Ayúdame a mantener mi vista fija en Jesús, su pasión y muerte, y en nuestra Santa Madre Dolorosa.

   Finalmente te ruego me concedas la gracia que deseo alcanzar en esta novena (se hace aquí la petición), si es a mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Y tener el privilegio de gozar un día en la patria celestial, junto a San José, tus hermanos en la fe Santa Felicidad y compañeros mártires, y todos los santos y ángeles. Amén.

 —Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


DÍA PRIMERO – 26 DE FEBRERO (27 en año bisiesto)

MEDITACIÓN DEL ACTA DE SU MARTIRIO: Prisionera es visitada por su padre.

   “Fueron detenidos los catecúmenos Revocato y Felicidad, ésta compañera suya de servidumbre; Saturnino y Secúndulo, y entre ellos también Perpetua, de noble nacimiento, instruida en las artes liberales, legítimamente casada, que tenía padre, madre y dos hermanos, uno de éstos catecúmeno como ella, y un niño pequeñito al que alimentaba ella misma. Contaba unos veintidós años.”

   A partir de aquí, ella misma narró punto por punto todo el orden de su martirio (y lo reproduce un cronista, tal como lo dejó escrito de su mano y propio sentimiento).

   “Cuando todavía -dice- nos hallábamos entre nuestros perseguidores, como mi padre deseara ardientemente hacerme apostatar con sus palabras y, llevado de su cariño, no cejara en su empeño de derribarme:

   – Padre -le dije-, ¿ves, por ejemplo, ahí en el suelo, ese vaso o jarro, o como se le quiera llamar?

   – Lo veo – me respondió.

   – ¿Acaso puede dársele otro nombre que el que tiene?

   – No.

   – Pues tampoco yo puedo llamarme con nombre distinto de lo que soy: cristiana.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Gloriosa Santa Perpetua!, ejemplo de fe y esperanza, generosa en la caridad, a Vos suplico, escuchad mi oración. Desde el cielo donde reináis, haced caer sobre mi toda la protección y auxilio que necesito en este momento en que mis fuerzas enflaquecen. Vos que sois tan poderosa junto a Dios, interceded por mí y alcanzadme la gracia que os pido (pedir nuevamente la gracia).

Santa Perpetua, virgen y mártir, ruega por nosotros. Amén.

GOZOS

Siempre seréis celebrada

De la Fe gran defensora;

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Erais de veintidós años

Cuando Severo Emperador

Desahogó su furor

Sobre Vos y a vuestros compañeros;

Tanta rabia y fuerza armada

Os hizo más merecedora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

En la prisión detenida

Para tentar vuestra constancia,

Creyó vuestro padre a su instancia

Del temor veros vencida;

Mas allí siendo bautizada

Bendecís tal feliz hora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Del Cielo muy favorecida

Por medio de grandes visiones

Sabéis que en tribulaciones

Acabaréis vuestra vida;

Dejándoos fortificada

La gracia consoladora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

El hijo que tanta pena

Os daba, teniéndolo ausente,

Recobrasteis, y al momento

De alegría quedáis plena.

¡Cuánto de este modo acompañada

La triste suerte se os mejora!

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

En la escala hasta el Cielo,

Que, a quien quiere subirla, espanta,

Fijáis vuestra débil planta

Sin tener temor ni recelo;

Estando en alto, sois recreada

Con un jardín que enamora.

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Gustando allí la dulzura

Del celestial manjar,

En vano os intenta engañar

Ya el temor, ya la blandura:

No os verá el padre mudada

Cuando las manos os besa y llora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Arribando por fin el día

De ser lanzada a las fieras,

«Ya tenéis mi corazón, lo que esperas»,

Decís con mucha alegría:

Encontrándoos tan alentada

Vuestra pena se aminora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

No habiendo muerto en tal tormento,

Como quien de un fuerte sueño despierta,

De que os han herido, sois cierta

Los crueles estragos viendo:

Clamáis con voz esforzada:

«Ahora de padecer es hora».

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Aceptando muy animosa

El golpe que el sayón os da

Y con él recibís la corona

Que os hace por siempre dichosa;

Quedando allí degollada

De los tiranos triunfadora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Mártir tan consumada,

Haced que con Cristo mucho podéis

Para que nuestros campos guardéis

De toda calamidad:

Vea su oración despachada

Quien vuestro favor implora:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

  

Pues que como a su Abogada

Aqueste pueblo os venera:

Perpetua, Mártir sagrada,

Sed nuestra intercesora.

ORACIÓN

   Oh Dios, que entre los otros prodigios de tu poder ornaste al sexo débil con la palma del martirio; concédenos benigno, que, pues honramos el nacimiento de Santa Perpetua, imitando sus ejemplos subamos a la gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 26 de febrero de 2024

NOVENA EN HONOR A SANTA COLETA.

 


    Novena compuesta a devoción de Doña Teresa Josefa de Salazar y Morales, y publicada en Madrid por Francisco Javier García, en 1760, con las debidas licencias. El Arzobispo de Burgos, Don Onésimo de Salamanca y Zaldívar, se dignó conceder 80 días de Indulgencia por cada día de la Novena cada vez que se rece, pidiendo por las intenciones generales de la Iglesia. Bajo esta misma condición, el cardenal Luis Alfonso Fernández de Córdoba y Portocarrero Guzmán y Aguilar, Arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, y el cardenal Francisco de Solís y Folch de Cardona, Arzobispo de Sevilla, concedieron cada uno 100 días de Indulgencia por el rezo de la Novena.

COMENZAMOS: 25 de febrero o 26 en año bisiesto.

FINALIZAMOS: 5 de marzo.

FESTIVIDAD: 6 de marzo

ADVERTENCIA PARA EJERCITAR CON PERFECCIÓN ESTA NOVENA.

   La primera advertencia es que esta Novena se podrá hacer en cualquier tiempo del año, o en nueve días continuos; pero el tiempo propio de hacerla es empezando nueve días antes del día de la Santa, que es el 6 de marzo, o dándola principio la Víspera de su Fiesta y continuar los ocho días siguientes.

   La segunda es que esta Novena la podrá hacer cualquiera en su casa delante de alguna Imagen de la Santa.

   La tercera es que la persona que la hubiese de hacer, confiese y comulgue el día que la comienza, si pudiere, y si no, otro dentro de ella.

   La cuarta es que el primer día de la Novena determine quien la hiciere el motivo o fin por qué la hace.

   La quinta y última es que la persona que hace la Novena ofrezca a la Majestad de Dios y en reverencia de su querida Esposa Santa Coleta cada día alguna especial obra de virtud, como limosna, ayuno, oír Misa, etc.

NOVENA DE LA ESCLARECIDA VIRGEN SANTA COLETA, DE LA SERÁFICA RELIGIÓN DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO Y REFORMADORA DE LA ORDEN DE LAS CLARISAS

Puesta de rodillas la persona que ha de hacer la Novena delante de alguna Imagen o Estampa de la gloriosa Santa Coleta, y si no la tuviere, delante de Cristo nuestro Bien o de su Santísima Madre, con profunda humildad y reverencia se persignará devotamente, y avivando la fe de que está presente Dios, levantará a su Majestad el corazón, y dirá las Oraciones siguientes:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Dios y Señor mío, aquí se postra el peor y menor de los nacidos, no me atreviera yo a hablaros si no viera que de justicia os debo hablar, adorar y amar. Y así Señor, postrado con el mayor rendimiento delante de tu Majestad Soberana con toda mi alma y corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico a ti, mi Dios, reconozco por mi Criador y Redentor, y creo Señor firmísimamente todos los Misterios de nuestra Santa Fe Católica, en que quiero vivir y morir en ti, mi Dios espero me has de perdonar mis culpas, dar tu gracia y perseverancia en ella. A ti Señor, amo sobre cuánto puede ser amado, por tu bondad y misericordia infinita. Te doy Señor, infinitas gracias por tantos y tan singulares beneficios como me has hecho, me haces y me estás haciendo siempre, confesando al mismo tiempo mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, y de todos me arrepiento, y te pido humildemente me perdones. Pésame, Señor, de todo corazón de haberos ofendido: diera la vida, y la daré por no volver a ofenderos. En el alma me pesa, Señor, de haberos agraviado, porque eres mi Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado. Propongo firmemente, ayudado con vuestra gracia, nunca más pecar, de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, satisfacer por mis culpas, y procurar en todo agradaros y serviros. Perdonadme Señor, para que con alma limpia y pura os alabe, y saque el fin que intento en esta Novena, por la intercesión de vuestra querida Esposa Santa Coleta, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Gloriosa Coleta! Amada de Dios por vuestra virginal pureza: con humilde y devoto corazón llego hoy a vuestra presencia, y confiado te suplico y ruego seáis mi intercesora y Abogada para con Dios, a fin de que, por tus grandes virtudes y merecimientos, me alcancéis de su bondad infinita lo que tanto solicito y Vos, Santa mía, no ignoráis. Grande es, amada Coleta, la confianza que en ti tengo, creyendo que vuestro Amantísimo Esposo no se negará a mi influencia si Vos, Santa mía, fuereis patrocinadora de estas súplicas y a medida de lo mucho que os honro en esta mortal vida, en todo género de virtudes y prodigios, será en el Trono de la Misericordia poderoso vuestro amparo, oída vuestra suplica y dichoso vuestro cordial devoto. Por eso vivo seguro, Madre mía Coleta, de que rogando Vos por mí, espero ser consolado en mi trabajo. Óyeme pues, piadosa Santa, y rogad a Dios por mí, llegad al Trono de su Santísima Trinidad, representando mi aflicción, y pedid que tenga misericordia de mí. ¡Oh Clementísima Santa! Oye mi oración, alcánzame lo que pido y propón mi necesidad, que te encomiendo de lo más profundo de mi corazón, y ruego te acuerdes piadosamente de ella. Hablad a vuestro Esposo y decidle: «Amadísimo Jesús, apiadaos de este humilde esclavo vuestro, y concededle lo que tan fielmente licita. Escuchadle, por la mucha confianza que en ti tiene puesta, sin permitir que vaya desconsolado». Amén.

—Aquí se rezarán tres Padre nuestros, Aves Marías y Glorias, en reverencia a la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

DÍA PRIMERO – 25 DE FEBRERO (26 en año bisiesto)

   ¡Oh Benignísima Coleta! Esposa humilde de Cristo en ti resplandeció en grado eminente la virtud de la humildad, fundamento de toda santidad, hermosura de todas las virtudes, guía única, sin la cual toda otra virtud padece naufragio. Aniquilaste, Santa mía, la nobleza de tu espíritu en la presencia de Dios, reconociendo su supremo dominio y grandeza; y con este conocimiento tanto te abatías, que solo deseabas y querías que todos cuantos te trataban y veían te depreciasen como a la más vil y mayor pecadora de las criaturas. Alcanzadme de vuestro Divino Esposo un conocimiento verdadero de mi propia bajeza, y que no desee otra cosa que de todos ser despreciado y olvidado por amor de Dios, para que así mortificadas las pasiones del propio amor, no me arrastren a la perdición; y si es para mayor gloria de Dios y bien de mi alma, alcanzadme del Señor lo que en esta Novena humildemente os suplico. Amén.

—Aquí, sin palabras, y con afecto del alma, pedirá a la Santa la merced que desea alcanzar.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Santísima Coleta! Grande en los dones de naturaleza, grande en los de la Gracia, grande en los dones de la sabiduría y grande en la piedad de los hombres. Salud de los enfermos, Guía de los caminantes, Gozo de los afligidos, Oráculo en las dudas de las más convenientes determinaciones, Proveedora de los necesitados: Pacificadora de las personas enemistadas, Consoladora de nuestras melancolías y tristezas y Protectora de los castos. ¡Oh Soberana Coleta!, cuál es tu grandeza, tal sea tu piedad conmigo. Yo, pobre pecador, tengo confianza grandísima en vuestros méritos y seguro amparo, sabiendo que nada de cuanto pido y me conviene os negará vuestro Esposo Jesús. Y pues al presente me hallo con singular anhelo y grave necesidad, he propuesto implorar eficazmente vuestro patrocinio para alcanzar por este medio de la Divina Misericordia el consuelo que deseo, siendo el único fin, Santa mía, en lo que os pido, la mayor gloria de Dios y el más exacto cumplimiento de mi estado y salvación de mi alma. Escuchad, Dulcísimo Jesús, mis ruegos por los altísimos méritos de vuestra gran Sierva Coleta, para que después de esta Novena cante dulcemente el haber logrado lo que en ella fervorosamente he pedido. Amén.

Antífona (del Oficio propio de Santa Coleta): Alábate en los Cielos todo el ejército celestial, alábate siempre el hombre mortal unido a todas las criaturas: exaltada seas por Cristo ante la Divina Trinidad en el Reino de los Cielos, dándote el premio de la recompensa eterna. Ahora que estás reinando, ruega por nosotros, moribundos, que te rendimos tan preciosa alabanza.

. La gracia fue difundida en tus labios.

. Porque Dios te bendijo eternamente.

ORACIÓN

   Oh Señor Jesucristo, que te dignaste adornar a tu esposa la Bienaventurada Santa Coleta con innumerables dones celestiales, te suplicamos nos concedas que merezcamos reformarnos interiormente con el mismo espíritu con que restituyó a su primitiva pureza la Regla Seráfica. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

—Si hubiere lugar, se podrá decir la Letanía de los Santos, o la de Nuestra Señora, por ser esta una devoción con que Santa Coleta se veía libre en todos los aprietos que se halló.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

NOVENA EN HONOR DE SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA.

 



Tomada del Compendio de la vida y milagros del glorioso San Álvaro de Córdoba, publicado en Córdoba por la imprenta de don Rafael Arroyo en 1849.

COMENZAMOS: 10 de febrero.

FINALIZAMOS: 18 de febrero.

FESTIVIDAD: 19 de febrero.

NOVENA AL GLORIOSO SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA

   Postradas ante una imagen del Santo las personas que hubiesen de hacer su novena, principiarán persignándose, diciendo el acto de contrición devotamente, y luego proseguirán:

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda, ofreciendo confesarme y apartarme de las ocasiones de ofenderos, y espero me perdonareis por los infinitos méritos de vuestra preciosa Sangre, dándome auxilios para perseverar en gracia hasta la muerte. Amén.

ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

   Creo en Dios, espero en Dios, amo a Dios sobre todas las cosas, pésame de haberle ofendido por ser quien es; propongo nunca ofenderle. María, madre admirable, abogada de pecadores, por Jesucristo crucificado que nos alcances perdón y gracia eficaz para no caer en pecado.

DÍA PRIMERO – 10 DE FEBRERO

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de despego del mundo.

   Considera que el despego de las cosas del mundo es la próxima disposición para la pureza del alma; porque, así como los vapores de la tierra son los que quitan su pureza y diafanidad al aire, el cual es tanto más puro cuanto más se acerca al cielo, así las aficiones a las cosas del mundo y el apego a ellas son los que ofuscan la pureza del entendimiento, y empañan el candor del alma, la cual será tanto más hermosa cuanto más se alejare del siglo, y se uniere a Dios. Reflexiona pues cuanto se alejó nuestro San Álvaro del mundo; pues no contento con haber renunciado cuanto este tiene de sensible y transitorio, profesando el instituto dominicano, quiso abstraerse aún más de él, retirándose a su desierto de Scala-Cœli. Si tú, por el contrario, te dejas llevar por el deseo de la vanidad, y te tiran las cosas del mundo; es porque tienes tu corazón muy pegado a las cosas de la tierra, y por eso tan pesado e inclinado a ellas. Pregúntate a ti mismo con el Profeta: ¿Hasta cuándo ha de durar la pesadez de mi corazón? ¿Por ventura hasta la muerte? ¿Qué acaso merecen estos caducos bienes, que solo son vanidad y mentira, mi amor? Vanidad, porque nada son en sí mismos; y mentira, porque siendo en sí tales, hacen creer que son una gran cosa. Míralo bien, y resuélvete abrazar la realidad desasiéndote de vanas y mentirosas ilusiones.

ORACIÓN

   Amabilísimo abogado mío San Álvaro, si os dignáis poner los ojos en vuestro siervo, os admirareis, y doleréis de verme tan desemejante a vos. Vos tan desasido del mundo, y yo tan metido en él: vos tan dado a Dios, y mi corazón tan lejos de su infinita amabilidad. ¡Ah!, y cuánto esto me confunde, y me avergüenza en vuestra presencia. Veo que todo mi mal proviene de no acordarme de Dios: y por eso os suplico, me alcancéis una estrecha unión con Él, que es el sumo bien, y con quien vos la tuvisteis tan familiar. Haced, Santo mío, que yo fije mis pensamientos todos solo en las cosas eternas; de manera, que logre no ser uno de aquellos que se dejan llevar ciegamente de las cosas del siglo, sino que siga la luz de la verdad. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   Amable protector mío, y poderosísimo abogado San Álvaro, yo indigno siervo y devoto vuestro, reconociendo la mucha privanza en que estáis delante de Dios, postrado humildemente ante el trono de vuestra gloria, os adoro con la más profunda veneración, y me gozo de que hayáis sido colocado en el sublime grado, que corresponde a vuestros grandes merecimientos; y también de que vuestro nombre se haga cada día más glorioso en la tierra con tantos y tan estupendos milagros como obráis. Ruegoos rendidamente por tantos dones sobrenaturales, con que os enriqueció el sumo Bien; por aquella caridad y penitencia, que en vos fueron tan admirables, por aquel amor intensísimo que tuvisteis a Dios, me concedáis una verdadera contrición de mis pecados, con que quede mi corazón limpio, y para siempre unido con mi Dios. Suplícoos seáis mi protector en todas las acciones de mi vida, y que no me desamparéis en la hora de mi muerte. Finalmente, os pido la gracia particular que por vuestra mediación espero me impetréis de la misericordia divina en esta novena, y es.... (aquí pida cada uno la gracia que desee alcanzar del Señor). Y vos Reina del cielo, María, a quien tanto amó mi protector San Álvaro, interponed por mí el gran poder que para con Dios tenéis, para que sean eficaces estas mis suplicas. Oídlas vos Señora, amorosísima Madre mía, no por mis méritos, sino por los de vuestro Hijo divino, y por los de vuestro afectuoso siervo San Álvaro. Conozcan todos que le amáis glorificado, y que amparáis a los que recurren a él para que crezca el número de vuestros devotos y suyos, a Él y a Vos os alaben ahora en la tierra, y por toda una eternidad en la gloria. Amén.

DÉCIMAS EN HONOR DE SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

En Córdoba noble emporio

Nació San Álvaro ilustre,

De los Córdobas el lustre

Heredó: ¡estirpe notoria!

Sacramental lavatorio

Que eleva a un ser celestial

Recibió en la parroquial

De Nicolás de la Villa,

Y conservó sin mancilla

Esta gracia bautismal.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Adulto ya con prudencia

Huyó del mundo al convento

De San Pablo el Real,

Atento que abunda

En virtud y ciencia.

Viste allí con complacencia

El hábito, de que infiero:

Que buscarle con esmero

En casa de los Guzmanes

Fue para heroicos afanes

Armarse de caballero.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Celoso predicador

Vuela Álvaro por el mundo,

Y el Rey Don Juan el segundo

Le busca su confesor.

Renunciando el regio honor,

Del palacio se retira,

Y mejor paloma aspira

A las piedras del desierto,

Donde Jacob más despierto

La Escala del Cielo mira.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Aquí la fábrica erige

De este santo monasterio,

Y Ángeles al ministerio

La Providencia dirige.

Viendo que al Santo le aflige

La falta de materiales,

Manda el Cielo obreros tales

Esta Escala a levantar;

Con que puedan escalar

Hasta el Cielo los mortales.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

En Águila convertido

Su espíritu penitente,

En la arduidad eminente

De ese Monte pone el nido.

Del registro allí escondido

En lo interior de una Cueva,

Con el azote renueva

Memorias de la Pasión:

Vierte sangre en compasión,

Que es de llorar moda nueva.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Los Ángeles el camino

Limpian; porque no le ofenda

La piedra, que está en la senda,

Como David lo previno.

Del angélico destino

Custodiar las almas fue:

Pero a un hombre de tal fe,

Que encaminó tantas almas,

Le deben llevar en palmas

Porque no se ofenda el pie.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Cedrón, arroyo vecino,

Niega el paso en su creciente,

A que el Varón penitente

Prosiguiese su camino.

Su confianza previno

Hacer de la capa vela:

Y si como nave vuela,

Siendo piloto; la fe

Claro como el agua fue,

Que pasmada se congela.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Advirtiendo su Prelado

Lleva el pan al pobre oculto,

Pregunta: ¿Cuál es el bulto

Que lleva disimulado?

Responde el Santo turbado:

Que son flores olorosas,

¡Providencias prodigiosas!

Concurre el Cielo al portento:

Y hace, que aquel alimento,

Siendo pan, se vuelva rosas.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Samaritano divino

Cristo en pobre se disfraza,

Y a Álvaro con esta traza

Se hace obvio en el camino.

En sus hombros le previno

Portátil silla al llagado,

Cierto de que retratado

Cristo en el pobre se encubre,

Llega al convento y descubre

Un Cristo crucificado.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

De tomar el alimento

Siendo ya la hora precisa,

Que no hay qué, al Santo le avisa

El Vicario del convento.

Tocar manda: y Dios atento

A su fe, próvido anda;

Pues si en el desierto manda

A Elías y Pablo cuervos,

Ángeles aquí a sus siervos

Les ministran la vianda.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Llegó el tránsito dichoso

De Álvaro, y voló su alma

Al cielo, a gozar la palma

De su mérito glorioso.

Aquel se muestra gozoso

De sus victorias ufanas:

Angélicas soberanas

Inteligencias su gloria

Hacen al mundo notoria

Con repique de campanas.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Desamparado el convento

Dejó la comunidad,

Sitio enfermo y soledad

Conspiraron al intento.

Ganadero desatento

Entró al templo su piara;

Mas ve al Santo entre luz clara

Seguir de Cristo el ejemplo;

Pues para echarle del templo,

Duro azote le prepara.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Numerosa concurrencia viene

El cuerpo a trasladar,

Juzgando al Santo agradar

Con tan ilustre asistencia.

Mas como con permanencia

Quiso estar en su convento:

El Cielo impide el intento,

De repente hecha el capuz,

Cambia en tormenta su luz

Con lluvia, rayos, y viento.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Repara el Cielo el desdoro;

Ángeles manda veloces,

Que con angélicas voces

Canten su gloria en el coro;

Se oye en acento sonoro

Darle allí a Dios alabanza;

¡Oh prodigiosa mudanza!

Los Ángeles obsequiosos

Cumplen por los religiosos

Las faltas de su inconstancia.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Campanita que en su muerte

Ella se toca sin mano,

Quiso dejar a su hermano

Que le avise de su suerte.

Tocándose por si advierte,

Que morir uno es forzoso:

Pende en su sacelo hermoso,

Y asombra cuando se toca;

Pues sin saber a quién toca,

Muere luego un religioso.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Con prodigios mostró el Cielo

No fue religiosa traza,

Desamparar una casa,

Que a Álvaro costó desvelo.

Prelado grande con celo manda:

Vuelva a ser poblada,

Con elección acertada

Místico doctor destina;

Pues reparó la ruina

Un Fray Luis de Granada.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

El Venerable Posadas

Tomó en este real convento

El hábito, con intento

De seguirle las pisadas.

Ya en las eternas moradas

Sus virtudes Dios premió,

Si por sus grados subió

A la cumbre de la Escala,

El Señor la nupcial gala

De santidad le vistió.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

Antífona: Es semejante al varón sabio, que edificó su casa sobre roca.

. Ruega por nosotros, San Álvaro.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

   Oh Dios, que distinguiste a tu confesor el bienaventurado San Álvaro con los dones insignes de la caridad y penitencias, concédenos por sus méritos e intercesión, que llevemos siempre en el cuerpo la mortificación de Cristo, y tu amor en el corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.