viernes, 29 de septiembre de 2023

NOVENA A NUESTRO SANTO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS.

Dispuesta por un hijo suyo de la Provincia de S. Diego. Lleva añadidos los Gozos que se cantaran. 

Reimpresa a devoción del último de sus Hijos Fr. Francisco del Refugio Sánchez, religioso del Colegio de   Guadalupe de Zacatecas.

León —1882. Tip. de J. M. MONZÓN. Calle de la Plaza de Gallos núm. 96

COMENZAMOS: 25 de septiembre.

FINALIZAMOS: 3 de octubre

FESTIVIDAD: 4 de octubre.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

La preparación para todos los días será, después de hecha la señal de la cruz, decir con fervor y de corazón los actos de fe, esperanza y caridad, en la forma siguiente:

ACTO DE FÉ

   Creo firmemente en el Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espirita Santo, tres personas distintas y una sola naturaleza y esencia divina. Creo el Misterio admirable de la Encarnación, por el cual la segunda persona de la Santísima Trinidad, que es el Hijo, se hizo hombre por obra del Espíritu Santo, en las purísimas entrañas de María, quedando ésta virgen siempre, y verdadera Madre de Dios. Creo que Dios es remunerador, que premia a los buenos y castiga a los malos: y, por último, creo y confieso todo cuanto nuestra Santa Madre la Iglesia católica apostólica y romana, tiene y enseña: y protestó vivir y morir, con la divina gracia, en esta fe y creencia; y si tuviera mil vidas todas las sacrificara y ofreciera en su defensa, y rubricara gustoso con mi sangre todas las verdades católicas que la Iglesia propone, como dichas y reveladas por el mismo Dios…

ACTOS DE ESPERANZA.

   Dios mío, esperanza mía, y único refugio mío: desconfiando enteramente de mi miseria, en tí pongo todas mis esperanzas. Espero firmemente en tu infinita bondad y misericordia, que arrepintiéndome como me arrepiento de mis culpas, por ser ofensas contra tí, a quien amo con todo mi corazón como a mi Dios y bienhechor, me las has de perdonar por los méritos de tu Santísimo Hijo y Redentor mío Jesucristo. Espero que me has de dar gracia para perseverar en este santo propósito quo ahora hago, de morir primero que volverte a ofender: y espero así mismo que perseverando hasta la muerte en tu gracia y amistad, me has de conceder la bienaventuranza eterna que me tienes prometida por solo tu bondad y piedad infinita. Amén.

ACTOS DE CARIDAD

   ¡Oh vida de mi alma! ¡oh alma de mi vida! ¡Oh amor mío dulcísimo, mi Dios y mi Señor! Te amo Señor y Dios mío, te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todos mis sentidos, te amo sobro todas las cosas; y quisiera, Señor, abrazarme en el fuego de tu amor y amarte como te aman los ángeles, los santos del cielo y justos de la tierra: como te amo y ama la purísima Virgen María mi Señora; y si fuera posible, quisiera amarte con el amor infinito con que te amas a tí mismo; y quisiera que con ese amor te amaran las criaturas todas, y te hubieran amado desde el principio del mundo, y lo continuaran por toda la eternidad. Amén.

Bendición de San Francisco

El Señor te bendiga y te guarde. El Señor te muestre su rostro y tenga misericordia de ti. Vuelva el Señor su rostro hacia ti y te conceda la paz. El Señor bendiga este tu siervo.

   Con esta bendición acostumbraba el Santo Padre bendecir a todos, y con ella bendijo a Fray León, su compañero, molestado por las tentaciones, librándole de ellas. Se exhorta a todos a llevar consigo esta bendición, porque se sabe por experiencia que es maravillosísima contra los demonios, tentaciones, asechanzas de enemigos, tempestades, incendios, muertes repentinas y contra otros males y peligros.

RESPONSORIO (se ha de decir todos los días).

El mundo, Francisco, admira

tus portentos y milagros,

rendidos los elementos,

los muertos resucitados:

la naturaleza corre

a obedecer tus mandatos.

Música te dan las aves,

los peces te escuchan gratos,

el demonio huye vencido,

vuelve atrás la muerte el paso;

y los tristes y afligidos

se levantan consolados.

PRIMER DÍA —25 de septiembre.

MEDITACIÓN

   En el instante mismo en que fué concebido el Seráfico Patriarca, fué tal el resplandor que iluminó todo el valle de Espoleto, que espantado Lucifer y sus ministros hicieron un conciliábulo, y diputaron en él una legión de espíritus infernales, que le quitasen la vida. ¿Pero cómo podrían lograr este designio, cuando para impedirlo diputó Dios una legión de ángeles santos que guardasen y defendiesen a aquel niño?

—Aquí te medita y se hace la petición.

ORACIÓN

   Señor mío Jesucristo, resplandor del padre de las luces; que en señal de que el Seráfico Patriarca venía a iluminar el mundo con las luces de su ejemplo y su predicación, derramaste en el punto de su concepción, un raudal admirable de fulgores sobre el suelo de su patria. Te suplico, Señor mío, que, por su intercesión y méritos, sea ilustrado mi entendimiento, para que conociendo la gravedad de las culpas con que he ofendido a tu bondad, y confesándola con verdadero dolor y arrepentimiento, camine con la luz de tus divinos mandamientos por las sendas de la virtud, y libre de las asechanzas del demonio, llegue por fin a verte en la claridad eterna de la gloria. Amén.

—Se rezan cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, en reverencia de las cinco llagas que imprimió Jesucristo Señor nuestro, en el cuerpo de N. S. Padre, y se dice después la Oración de Seráfico Padre mío, que es para todos los días.

ORACIÓN FINAL

(Para todos los días)

   Seráfico Padre mío, prodigio de la naturaleza, portento de la gracia, asombro del mundo, admiración de los ángeles, gozo de los bienaventurados, imagen viva de Jesucristo, varón apostólico, mártir de deseos, Ángel de la pureza, Serafín en el amor, crédito de las maravillas del Señor, a quien los brutos obedecen, las aves festejan, los peces escuchan y la naturaleza toda se le rinde, viéndose humilde contra todos sus fueros, obligado a arrojar vivos de los sepulcros a los que escondía muertos. Reparador del mundo, que como clarín evangélico sonó por todas partes, despertando del funesto letargo de la culpa los pueblos, las ciudades, las provincias. Vaso de elección, destinado como otro apóstol de las gentes, para hacer se reverenciase en todo el mundo al verdadero Dios. Alférez de Jesucristo, que con extraordinario privilegio lleva en su mismo cuerpo impresas y estampadas las insignias y triunfos de nuestra redención. Padre mío gloriosísimo, ¿qué son todos estos ilustres títulos con que te saludo y reverencio, sino motivos poderosos que alientan mi confianza, y empeñan tu piedad y compasión para dar favorable despacho a mis humildes súplicas y ruegos? Triunfante ya en la gloria, y colocado junto al trono de la Agustísima Trinidad, anegado en un piélago de gozo y alegría, que ha de durarte por toda una eternidad; qué otra gloria puede desear sino la gloria accidental de que los moradores de este mundo acabemos de conocer, que no hay otro verdadero bien sino ese que posees; que no hay otras riquezas sino esas que tú gozas; ¿que no hay otra hermosura, sino esa que es objeto de tu amor?  pues esto es, Santo mío, lo que te pido y te suplico. Esas llagas, que son sello real con que el Señor autorizó tu valimiento, esas son las que abogan por mí. Muéstralas a Eterno Padre, para que reconociendo en ellas el precio con que su Hijo compró nuestra salud eterna, y nuestra redención, se mueva a concedernos los auxilios que necesitamos para cooperar a este fin. No cabe en la perfecta caridad que arde en tu pecho, despreciar los clamores con que llega a tus puertas un afligido corazón. No puede, no, sufrir tu compasión, que quien se acoge a tu piadosa y poderosa protección, pierda a su Dios por una eternidad. Mira que no es otro nuestro temor sino perderle, no es otro nuestro dolor sino haberle ofendido, ni es otro nuestro deseo sino amarle y servirle, para después gozarle y alabarle por toda la eternidad. Amén.

GOZOS A NUESTRO SANTO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

Pues con tan altos favores

Te miras de Cristo honrado:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Con prodigio nunca visto

Un pesebre te dio cuna,

Para que seña ninguna

Falte al retrato de Cristo.

Sin duda Dios te ha provisto

Para portentos mayores:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Sale del vientre materno,

Impresa al hombro una cruz,

Llenando al mundo de luz

Y de sustos al infierno.

Quien esto hace niño tierno,

¿Qué hará en sus años mayores?

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

 

Padre, parientes, riquezas,

A todos le das de mano,

Y vas a arrojarte ufano

En brazos de la pobreza.

Tu amor hacia ella aquí empieza

A publicar sus ardores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Doce las columnas son

Que Cristo a su Iglesia pone,

Y en otras tantas dispone

Francisco su religión.

Menos fiel imitación

No cuadrara a sus fervores,

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Finezas son peregrinas

Las que obras con tu pureza,

Pues defiendes su limpieza,

Con fuego, nieve y espinas.

A esta belleza encaminas

Tus más constantes amores;

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

La indulgencia general

De Porciúncula, es testigo

Que nada puede contigo

Sino el bien universal.

Nadie hay a quien diga tal

No abrase con sus ardores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

 

Por un favor sin igual,

Jamás en los siglos visto,

Su llaga imprime Cristo

En tu cuerpo virginal.

Para una copia cabal

Faltaban esos primores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Aunque te dejó frio y yerto

De la parca el liado esquivo

Ni puedes juzgarte vivo,

Ni parece que estás muerto.

Que huyes puesto en pie, eso os cierto

De la muerte los horrores:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

En la forma de un lucero,

Tu alma que tanto se humilla

Va al cielo a tomar la silla

Que dejó el ángel postrero.

Así honra el divino Azuero

Al padre de los menores:

Pues con tan altos favores

Te miras de Cristo honrado:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

   ¡Oh mártir de deseo, Francisco! con qué afecto tan tierno y compasivo sigues por el camino de la cruz, al que ves que la carga por tu amor.

   En vano suspiras por el martirio, pues ya el mismo Señor crucificado imprime en ti sus llagas, y hace que sientas la atrocidad de sus dolores. Atiende desde el cielo a tus devotas ovejuelas, y alcánzales de Dios vayan a aumentar el número de tus dichosos compañeros en la gloria. Amén.

. Ruega por nosotros, Padre nuestro San francisco.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

   Dios, que por los méritos del Bienaventurado Francisco fecundaste tu Iglesia con una familia nueva; concédenos, que, a imitación tuya, despreciemos las cosas de la tierra, y nos hagamos dignos de ser participantes de los dones celestiales; por Jesucristo Señor nuestro.

—Tres Padre nuestros y Ave Marías por la perseverancia en el cumplimiento de su Regla las tres Ordenes Franciscanas.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


jueves, 28 de septiembre de 2023

NOVENA EN HONOR A SAN FRANCISCO DE ASÍS.

 

Novena compuesta por un fraile franciscano de Palma de Mallorca en 1850. Mons. Rafael Manso, Obispo de Mallorca, concedió por cada oración 40 días de Indulgencia. Puede rezarse en cualquier momento del año, y por devoción en preparación a sus fiestas (las dos primeras son celebradas por toda la Iglesia, las otras son exclusivas de la Orden Franciscana):

4 de Octubre (Fiesta litúrgica).

17 de Septiembre (Impresión de los Sagrados Estigmas).

16 de Abril (Primera aprobación de la Regla franciscana por el Papa Inocencio III).

25 de Mayo (Traslación de sus reliquias y dedicación de la Patriarcal Basílica de Asís).

16 de Julio (Canonización por el Papa Gregorio IX).

12 de Diciembre (Hallazgo del cuerpo de San Francisco de Asís en tiempo de Pío VII).

COMENZAMOS: 25 de septiembre.

FINALIZAMOS: 3 de octubre.

FESTIVIDAD: 4 de octubre.

MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA

   Para que el santo ejercicio de esta novena sea provechoso a tu alma, y puedas alcanzar por medio de ella lo que deseas, te esforzarás en imitar la virtud que en cada uno de estos nueve días te enseñará el santo Patriarca, y la que será el objeto de tu meditación. Puesto de rodillas delante del altar o imagen del santo, procurarás arreglar tus potencias y sentidos, y movido de una santa compunción, contrito y humillado dirás de esta manera:

NOVENA EN HONOR AL SERÁFICO PATRIARCA SAN FRANCISCO DE ASÍS 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

   Dios omnipotente y Padre misericordiosísimo, que penetráis hasta lo más íntimo del corazón, aquí me tenéis rendido a vuestra divina presencia, movido de un vivo deseo de conocer mis pecados, para poderlos debidamente llorar, y obtener de vuestra inefable bondad el perdón de todos ellos. Alumbrad mi entendimiento con vuestras soberanas luces, inflamad mi voluntad con un rayo de vuestro divino amor, para que devota y fructuosamente medite en esta novena las virtudes, que con su ejemplo me enseñará mi seráfico padre San Francisco. Sostenedme, Dios mío, con vuestra gracia. María, Madre de Dios y madre de pecadores, ayudadme a alcanzar de vuestro divino Hijo el perdón de todas mis culpas, y la perseverancia final en su santo amor y temor. Amén.

DÍA PRIMERO - 25 DE SEPTIEMBRE

MEDITACIÓN: SOBRE LA HUMILDAD DE SAN FRANCISCO.

   En el instante mismo en que fue concebido el seráfico Patriarca, fue tal el resplandor con que el Cielo iluminó todo el valle de Espoleto, donde moraban sus padres, por manera que, estremecido el Infierno de tan grande prodigio, movió implacable guerra contra el que iba a nacer, hasta acabar con su vida, si pudiese. Pero ¿qué podría conseguir Lucifer y sus ministros contra el que custodiaban millares de ángeles? Dios tiene destinado a San Francisco para exaltarle y engrandecerle, y San Francisco a la vez se humilla y abate; y esta misma humildad, con que especialmente le honra la Iglesia, le elevó a aquel trono de gloria, del que por su soberbia había sido destronado el ángel malo.

ORACIÓN

   Señor mío Jesucristo, resplandor del Padre de las luces, que en señal de que el seráfico Patriarca venía a iluminar el mundo con las luces de su ejemplo y predicación, derramasteis en el momento de su concepción un raudal admirable de fulgores sobre el suelo de su patria; suplícoos, Señor mío, que por sus méritos y poderoso valimiento llegue al conocimiento de mi propia nada y al de mis pecados, para que verdaderamente arrepentido de todos ellos, los confiese con verdadero dolor, permaneciendo siempre humillado bajo el suave yugo de vuestra divina ley; con lo cual merezca el premio prometido a los humildes de corazón, que es el ser exaltado en la eterna gloria. Así sea.

—Ahora diremos cinco veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri en memoria de las cinco llagas que imprimió Jesucristo Señor nuestro en el cuerpo de nuestro seráfico Padre.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

   Seráfico Padre mío, prodigio de la gracia y copia la más viva de Cristo crucificado, he meditado una de vuestras heroicas virtudes, y prometo desde ahora arreglar conforme a ella mi comportamiento. Elegido vos para reparar el mundo, vuestra voz, cual clarín evangélico, resonó por todas partes, despertando a los pecadores del funesto letargo de la culpa. Despertad, Padre mío, mi adormecida conciencia, y haced que, avivado por la divina gracia, llore humildemente mis desaciertos y extravíos. Vos formasteis, cuando acá en la tierra morabais, la caritativa resolución de conceder cuanto se os pidiese por amor de Dios. Por este mismo amor suplícoos que de tal modo ejercitéis conmigo los oficios de padre, de manera que nunca desmerezca vuestra protección y amparo, cumpliendo siempre, a imitación vuestra, lo que sea del agrado de Dios. Y vos, dulcísima Madre mía, que tanto agraciasteis a vuestro siervo San Francisco, impetradme de vuestro divino Hijo la gracia particular que le pido en esta sagrada novena, si ha de ser a mayor gloria de Dios, provecho del prójimo y bien de mi alma. Para ello interpongo también la poderosa protección de mi seráfico Patriarca, ayudado de la cual y de la vuestra, me prometo una vida santa, una muerte dichosa y la bienaventuranza eterna. Así sea.

GOZOS EN HONOR AL SERÁFICO PATRIARCA SAN FRANCISCO 

Pues con Dios tanta cabida

Tenéis, Padre soberano,

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

Vuestro nacimiento santo

Causó con igual porfía

Al mundo eterna alegría

Como al Infierno dio llanto:

El Cielo ansioso, por tanto

Como un pesebre os convida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

Cuando os llegasteis a echar

En la nieve, Santo mío,

No tuvisteis miedo al frío,

Que a todos hace temblar:

Y pues no disteis lugar

A la pasión atrevida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

En una zarza, a mi ver,

De cambrones penetrantes,

¡Oh Francisco!, queréis antes

Arrojaros, que caer:

Y la que espinas fue ayer,

Hoy de tenerlas se olvida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

En apariencias de dama

Os tentó el demonio, y luego

Para apagar aquel fuego

De otro fuego hicisteis cama:

Vuestra fervorosa llama

Fue del Infierno temida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

Herido, mi Padre fiel,

En manos, pies y costado,

De Cristo crucificado

Hacéis un vivo papel:

Y pues sois a la de Aquél

Imagen tan parecida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

 

Entre resplandores bella,

Dejó el mundo vuestra alma,

A gozar dichosa palma

Se fue como clara estrella:

Y pues del lugar de aquella

Dio Lucifer su caída.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

En pie quedó, como es cierto,

¡Oh divino Serafín!,

Vuestro cuerpo, porque al fin

No tuvo en qué caer muerto:

Y en la esfera en que os advierto,

Sois de pobres acogida.

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

  

Y pues sois patrón y guía

De quien busca vuestro amparo,

Dadnos, Francisco, la mano,

Para imitar vuestra vida.

Antífona: ¡Oh mártir de deseo, San Francisco! ¡Con qué afecto tan tierno y compasivo sigues por el camino de la Cruz al que se la carga por tu amor! En vano suspiras por el martirio, pues ya el mismo Señor crucificado imprime en ti sus llagas, y hace que sientas la atrocidad de sus dolores. Atiende desde el Cielo a tus devotas ovejuelas, y alcánzales de Dios que vayan a aumentar el número de tus dichosos compañeros en la gloria. 

. Ruega por nosotros, padre nuestro San Francisco.

. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

ORACIÓN

   Oh Dios, que por los méritos del bienaventurado San Francisco adornaste tu Iglesia con una nueva familia, concédenos que, a imitación suya, despreciemos las cosas de la tierra, y nos hagamos dignos de ser partícipes de los dones celestiales: Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.