viernes, 31 de marzo de 2023

NOVENA EN HONOR A SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA.


COMENZAMOS: 18 de febrero (19 en año bisiesto).

FINALIZAMOS: 26 de febrero.

FESTIVIDAD: 27 de febrero.

   Traducción de una novena compuesta en italiano por un devoto del Santo, sin fecha conocida de publicación.

   La novena a San Gabriel de la Dolorosa se reza a partir del 18 de Febrero por nueve días consecutivos, (19 en año bisiesto), para expresar en este modo la devoción a este caro Santo de los jóvenes y para pedir al Señor una gracia por su intercesión. La novena puede ser recitada en cualquier otro período del año, cuando cada uno de nosotros sienta la necesidad, con la advertencia que cada novena debe partir de un presupuesto sacramental, esto es, el arrepentimiento de los pecados y la confesión, unido a la participación cotidiana en la santa Misa, cuando esto es posible, y a las obras de caridad hacia los hermanos. Las novenas de hecho son una ayuda válida para quien está en dificultad física o espiritual, en las enfermedades, en las duras pruebas de la vida, para las familias desalentadas y laceradas. Pero, sobre todo, la novena es un medio válido de agradecimiento por todos los dones y gracias que el Señor cada día nos da.

 

NOVENA EN HONOR A SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

. Oh Dios, ven a salvarme.

. Señor, apresúrate a socorrerme.

. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

. Como era en el principio, y ahora y siempre, y en todos los siglos de los siglos. Amén.

. Ven, Espíritu Santo, y todo será creado.

. Y renovarás la faz de la tierra.

 

—Se reza un Credo, luego del cual se pide la gracia que se desea recibir por medio de San Gabriel de la Dolorosa, o se expresa el agradecimiento al Santo.


DÍA PRIMERO - 18 DE FEBRERO (19 en año bisiesto)

   Querido San Gabriel, tú pasaste entre los avatares de este mundo sin perder de vista los bienes eternos, y también en medio de las innumerables dificultades nunca te alejaste de Dios; obtennos del Señor la gracia de vivir con generosidad de corazón todos los compromisos de nuestra vida cristiana.

—Rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria, y la invocación San Gabriel, ruega por nosotros.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   Oh angélico joven San Gabriel, que, con tu ardiente amor a Jesús Crucificado, y con la tierna compasión a la Virgen Madre Dolorosa, te convertiste en la tierra cual espejo de inocencia y ejemplar de toda virtud; a ti nos dirigimos llenos de confianza implorando tu socorro.   

  ¡Ah! Mira cuántos males nos afligen, cuántos peligros nos circundan, y cómo por todas partes se tienden insidias a la juventud en modo singular, para hacerle perder la fe y las costumbres. Tú, que viviste siempre una vida de fe, y también entre los incentivos del siglo te mantuviste puro e impecable; vuelve sobre nosotros una mirada piadosa, y ayúdanos.

   Las gracias por ti concedidas continuamente a los fieles que te invocan son tantas que no podemos ni queremos dudar de la eficacia de tu patrocinio. Obtennos finalmente de Jesús Crucificado y de María Dolorosa la resignación y la paz; a fin que, viviendo constantemente como buenos cristianos en todos los sucesos de la vida presente, podamos un día ser contigo felices en la patria celestial. Amén.

ORACIÓN

   Oh Dios, que enseñaste a San Gabriel la asidua meditación de los dolores de tu dulcísima Madre, y que por Ella le sublimaste con la gloria de la santidad y de los milagros: danos por su intercesión y su ejemplo, asociarnos de tal modo al llanto de la Madre de Dios que nos salvemos por su maternal protección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.  


miércoles, 29 de marzo de 2023

NOVENA A SANTA AGUEDA.


—COMENZAMOS: 28 de enero.

—FINALIZAMOS: 5 de febrero (día de nuestra santa).

—VÍRGEN Y MÁRTIR, abogada contra los incendios, y protectora de la salud espiritual y corporal de sus verdaderos devotos.

SE COMIENZA CON LA SEÑAL DE LA CRUZ, EL ACTO DE CONTRICION, Y LA…

Oración primera para todos los días.

GLORIOSA virgen y mártir santa Águeda, que desde tus primeros años consagraste al Esposo celestial todos tus pensamientos, haciéndole una completa entrega de tu corazón para que él fuera el único dueño quien a quien tiernamente amases, sin sufrir jamás que ninguno entrara a dividirlo y menos a dominarlo: yo me gozo de ver que ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada tuvieron fuerza alguna para hacer disminuir en tu generoso pecho aquella divina caridad en que ardías, antes sí superaste en vida y en muerte todas las dificultades que se te presentaron por parte de las criaturas, ya quisieran con halagos o amenazas vencer tu constancia y fidelidad en la piedad y temor de Dios, ya pretendiesen con honores y falsas promesas que faltaras a las que tenías hechas de guardar el depósito de la fe, de practicar las virtudes cristianas y de vivir en perpetua virginidad , y ya por fin emplearan los tormentos inauditos de desgarrar y abrasar tus virginales carnes para que correspondieras a las seducciones de una mujer infame y a los deseos de un tirano Brutal, renunciando a tu vocación de cristiana y a tu profesión de virgen. Mas a todo respondías con celo intrépido y valeroso, que ni en el cielo ni en la tierra reconocías otro señor que el Dios de la gloria, y que a ninguno más doblarías tus rodillas, porque a él solo habías dado tu corazón desde tu infancia. Confiado pues en tus méritos y protección te ruego, Santa mía, me alcances de la Majestad divina que yo guarde mi corazón libre de todo afecto terreno, que mis conversaciones sean puras y santas, y mis pensamientos se fijen siempre en Dios, sin que nada me aparte de él ni en lo próspero ni en lo adverso, ni en salud ni en enfermedad; y que cuando ésta me aquejare, sin rehusar los remedios necesarios, ponga como tú mi confianza en mí Señor Jesucristo, que es el que cura todas las enfermedades y dolencias, y también en ti, para conseguir por tu intercesión la salud de mi alma y de mi cuerpo, y el favor especial que pretendo en esta Novena, si así conviene a mi eterna salvación. Amén.

—Ahora se rezará tres veces el Padre nuestro. Ave María y Gloria Patri en honor de la Santa, y en reverencia del misterio de la Santísima Trinidad, al que tuvo tanta devoción.


DÍA PRIMERO (28 de enero)

   ¡Oh admirable virgen y mártir santa Águeda!, que siguiendo los impulsos del Espíritu Santo y los consejos de tus piadosos padres, te dedicaste al ejercicio de la virtud tan luego como fuiste dotada de la razón practicando todos los deberes de cristiana con una piedad ejemplar aun en medio de las seducciones y lisonjas del siglo, porque sabias era útil para todas las cosas; y por eso te valió tanto, que exhalaste el último suspiro orando piadosamente a Dios.

   Yo te ruego me alcances de su misericordia que sea dócil como tú a sus divinas inspiraciones, y que siga los buenos ejemplos de mis mayores, para vivificar mi alma con ese espíritu de devoción que tanto te distinguió y fortifico la tuya, pues así se fortificará mi corazón y daré ejemplos de una verdadera piedad, sirviendo y amando a mi Dios en salud y en enfermedad, en vida y en muerte, para conseguir de su bondad y por su intercesión las gracias que necesito y el favor especial que pido en esta Novena, si es para gloria suya y provecho de mi alma. Amén.

—Ahora se pedirá en silencio al Señor por los méritos de la Santa, gracia particular que se desea conseguir en esta Novena y la virtud especial de cada día, diciendo después todos los días la siguiente…

ORACIÓN FINAL

   SEÑOR mío Jesucristo, Rey de los mártires y corona de las vírgenes, que previniste a tu sierva santa Águeda con las bendiciones de tu dulzura y de tu gracia, desde sus primeros años, fortaleciendo con ellas su espíritu para que sujetare su carne al imperio de la razón y de la fe, y dándole valor para que resistiese a todos sus enemigos, pues sobre conservar ilesa su castidad supo cómo virgen prudente adornar su alma con las demás virtudes cristianas, hasta tal punto, que dio su vida por no violar sus votos ni apostatar de la fe: Te suplicó Señor, por su intercesión infundas en mi alma esas mismas gracias, para que así ejemplo cumpla yo como cristiana con las promesas que hice en el santo Bautismo, permaneciendo fiel en todo viviendo y muriendo en el ósculo santo de tu amistad y de tu gracia. También te pido Jesús mío, por los méritos de tu Pasión, por los Dolores de María y por el martirio de santa Águeda, me concedas la gracia particular que solicito en esta Novena, si así conviene a mi eterna salvación. Amén.


GOZOS A LA GLORIOSA VIRGEN Y MÁRTIR SANTA AGUEDA.


domingo, 26 de marzo de 2023

NOVENA A LOS SANTOS MÁRTIRES PABLO MIKI, JUAN DE GOTÓ Y DIEGO KISAI.


 

COMENZAMOS: 27 de enero.

FINALIZAMOS: 4 de febrero.

FESTIVIDAD: 5 de febrero.

Novena dispuesta por el sacerdote P. V, y reimpresa en la Vida de los Santos de la Compañía de Jesús, publicado en Madrid por la librería de Miguel de Olamendi en 1877. Imprimátur otorgado por Mons. Giuseppe Angelini, Obispo Auxiliar de Roma y Arzobispo titular de Corinto. Los Gozos fueron publicados en 1863 por la Imprenta del Heredero de José Gorgas en Barcelona.    

NOVENA A LOS SANTOS MÁRTIRES DEL JAPÓN PABLO MIKI, JUAN DE GOTÓ Y DIEGO KISAI, DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.  

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.   

ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda, ofreciendo confesarme y apartarme de las ocasiones de ofenderos, y espero me perdonareis por los infinitos méritos de vuestra preciosa Sangre, dándome auxilios para perseverar en gracia hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh esclarecidos mártires, primicias gloriosas de la fe en el Japón, y dulcísimos abogados nuestros, Pablo, Juan y Diego! Llenos de confianza en vuestros merecimientos nos postramos a vuestros pies, suplicándoos humildemente presentéis nuestras oraciones ante el acatamiento del Señor, para que por vuestro medio sean favorablemente despachadas a mayor gloria divina, y nos obtengan en particular la gracia que por vuestra intercesión pedimos en esta Novena. Amén. 


DÍA PRIMERO – 27 DE ENERO

ORACIÓN

   ¡Oh Señor Omnipotente, admirable en todas vuestras obras, más admirable en la santidad de vuestros siervos! Gracias os damos por las prerrogativas singulares de que adornasteis a vuestros gloriosos mártires y Patronos nuestros, Pablo, Juan y Diego, y en especial por aquella vivísima y constantísima fe con que sostuvieron contra tantos enemigos, y con tanto ardor extendieron en el Japón las verdades reveladas por Jesucristo nuestro Salvador. Concedednos, Señor, la gracia de que a su imitación vivamos y muramos en la verdadera fe de nuestra santa Madre la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, ajustando a sus máximas todas las acciones de nuestra vida, para que, teniéndoos aquí a Vos por objeto de nuestra fiel creencia, lo seáis después de la visión beatífica en la gloria. Concedednos también la gracia que os pedimos en esta Novena por la intercesión de nuestros poderosos abogados a mayor gloria de vuestro nombre. Amén.

—Tres Padre nuestros, tres Ave Marías y tres Gloria Patris a la Santísima Trinidad por los favores concedidos a los tres Santos mártires del Japón. 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

   Santos mártires del Japón, gloria ilustre de la Compañía de Jesús, y dechado de todas las virtudes cristianas, que sellasteis con vuestra sangre la fe que con grandes sudores plantó en el Japón San Francisco Javier; ¡cuán grande es nuestro contento al veros enriquecidos con tantas virtudes y gracias, como plugo al Señor depositar en vuestras almas dichosísimas! Desde ese trono de gloria en que os han colocado vuestros méritos, tended una mirada benigna sobre vuestros devotos, y pues tan celosos fuisteis en la tierra del mayor bien de vuestros semejantes, no os olvidéis, ahora que sois más poderosos en el Cielo, de vuestra acostumbrada caridad; mirad a vuestra triste patria que yace aún sentada en las sombras de la muerte; alcanzad a sus moradores un rayo de vivísima luz divina, que disipando las tinieblas de sus errores les haga conocer y amar a su Dios y Redentor, Jesucristo. Miradnos también a nosotros cuán pobres estamos de virtudes, socorred todas nuestras necesidades espirituales y temporales, y obtenednos a todos la gracia preciosa de la perseverancia final: haced que a la hora de la muerte Jesús y María sean los únicos nombres que pronuncie nuestra lengua, los únicos objetos a que aspire nuestro corazón, para que así, después de haberos imitado en la tierra, podamos en vuestra compañía cantar eternamente las alabanzas de Dios en la gloria. Amén.

   GOZOS

En cruz muriendo la alteza

Predicáis del Redentor:

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

Va la fe santa del Cielo

Pablo doquier dilatando,

Y con baldón van rodando

Los ídolos por el suelo:

Juan y Diego en noble celo

Rivalizan y en firmeza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

Tantos laureles cogía

La cristiana Religión,

Que del altivo Japón

Temió la pujanza impía:

«¿Yo, dijo, con mengua mía

Veré hollada mi grandeza?».

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

¡Ay!, que de insano despecho

Furioso el abismo brama;

Y rugiendo Taicosama

Tigre con mártires hecho,

Resuelve saciar el pecho

Insaciable de fiereza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

Torpemente mutilados

Y oprimidos de cadenas,

Denuestos, burlas y penas,

Y en carro vil afrentados,

Predican más esforzados

Y al triunfo dan más belleza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

    

Cuanto crecen los baldones,

Más os admira Meaco,

Asombrada Nangasaco

Os da nuevos campeones:

Doquier ilustres blasones

Lográis de eterna nobleza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

La cruz el púlpito fue

Do Pablo con noble ardor

Aterró al impío error

Y anunció la santa fe:

¡Y a cuántos despreciar ve

Del martirio la aspereza!

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

    

Rasgados con fieras lanzas,

De la victoriosa cruz

Id a los reinos de la luz

Cantando a Dios alabanzas:

Sabrá vuestras esperanzas

Colmar con digna largueza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

   

Astros de fúlgido vuelo

Vuestra gloria preconizan,

Y esforzados eternizan

Atletas mil vuestro celo,

Ofreciendo con anhelo

Al verdugo la cabeza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

Iris de paz es al mundo

Vuestra Canonización:

Nunca vio la Religión

Rendimiento tan profundo;

Ni de satán furibundo

Tembló tanto la braveza.

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

  

En cruz muriendo la alteza

Predicáis del Redentor:

 Alcanzadnos fortaleza

En las lides del Señor.

 Antífona: Alégrense en los Cielos las almas de los Santos, que siguieron las huellas de Cristo y que por su amor derramaron su sangre, porque con Cristo exultan sin fin.

℣. Exulten los Santos en la Gloria.

℟. Alégrense en sus tronos. 

ORACIÓN

Oh Dios, que por la sangre de tus Santos Mártires Pablo, Juan y Diego confirmaste entre las gentes de Japón las primicias de la fe; concédenos propicio que, cuantos admiramos su ejemplo, consigamos por sus ruegos por la confesión de tu Nombre. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


DÍA SEGUNDO – 28 DE ENERO

Por la señal...

Acto de contrición y Oración para todos los días.   


NOVENA EN HONOR A SAN JUAN BOSCO.


COMENZAMOS: 22 de enero.

FINALIZAMOS: 30 de enero.

FESTIVIDAD: 31 de enero.

  Novena compuesta por un sacerdote devoto de San Juan Bosco, con aprobación eclesiástica. Puede rezarse en cualquier momento del año, particularmente en preparación a la fiesta de San Juan Bosco (31 de Enero). Para obtener más fácilmente las gracias que se desean, San Juan Bosco aconsejaba la frecuencia de los sacramentos durante la novena y hacer o prometer alguna oferta para las obras salesianas.

NOVENA A SAN JUAN BOSCO, FUNDADOR DE LAS OBRAS SALESIANAS.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén. 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más pecar, y confesarme, y confío me perdonaréis por vuestra santísima Pasión y muerte. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh bienaventurado Juan Bosco, apóstol incansable de la devoción a María Auxiliadora y tan amado de Ella que sin dilación alguna obtenías de su bondad todo lo que le pedías. Tú que fuiste tan compasivo de las humanas desventuras que, cuando morabas en la Tierra no había persona alguna que recurriese a ti sin que fuese benignamente escuchada, ahora que estás en los Cielos en donde la caridad se perfecciona, míranos con piedad y misericordia, ya que tan necesitados estamos de tu socorro; haz descender sobre nosotros y nuestras familias las maternales bendiciones de María Auxiliadora; alcánzanos todas aquellas gracias espirituales y temporales que más necesitamos, especialmente la de gozar de la amistad divina, de evitar todo pecado, de amar con fiel ternura a la Virgen María, y, por último, el señaladísimo favor que te pedimos en esta Novena, si fuere para mayor gloria de Dios y bien de nuestra alma. Así sea.  


DÍA PRIMERO – 22 DE ENERO

MEDITACIÓN: HUMILDAD HERIOCA DE SAN JUAN BOSCO.

«Aprended de mí, dice Jesucristo, que soy manso y humilde de Corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas». Toda la vida de nuestro Divino Salvador fue una continua enseñanza de todas las virtudes, pero, especialmente, fue maestro de la humildad. Por haber bajado del Cielo para enseñarnos esta virtud, se conoce cuánta es su excelencia y cuán grande es la necesidad que de ella tenemos. Es esta virtud el solo verdadero fundamento de la santidad. Por eso los héroes de la Iglesia han sido profundamente humildes.

  Tal fue nuestro Santo, que, en la plenitud de sus triunfos, en las imponentes manifestaciones de estima y en las ovaciones triunfales de que fue objeto, conservó siempre la sencillez de sus primeros años, sin que nunca decayese de aquella sincera humildad que ha sido siempre el distintivo de la santidad.

   La humildad lo llevó a hacerse niño con los niños, y hasta servidor de los niños. A los principios del Oratorio, servía a sus asilados, no solo como padre sino más bien como criado, ejercitando con ellos los oficios más humildes: les cocía la comida, se la distribuía en el comedor, remendaba sus vestidos interiores, los peinaba, les cortaba el cabello y si se encontraban enfermos, no rehusaba prestarles los más humildes servicios. La humildad le hizo vencer la repugnancia que por su natural timidez sentía de presentarse a las personas de elevada posición social, ricas o acomodadas, para pedir limosna a favor de sus huerfanitos; la necesidad de socorrer a sus asilados y la persuasión que tenía de que, pidiendo limosna, hacía una gran obra de caridad a los mismos que la daban, dándoles ocasión de socorrer a los pobres, le hizo despreciar todo respeto humano. Con los niños jugaba como si fuese uno de ellos; sabía que este sacrificio era uno de los más eficaces para ganarse el afecto de los jóvenes e insinuarse más fácilmente en sus almas. Con gusto se detenía en la calle con niños sucios y harapientos y dejaba que lo acompañasen sin hacer caso del respeto humano, ni de las reprensiones que, a veces, personas de distinción le hacían por este motivo.

   Cuando en el templo de María Auxiliadora se sucedían con frecuencia emocionantes curaciones milagrosas, y el nombre de Don Bosco bendecido y aclamado estaba en boca de todos, impresionado por aquellos prodigios y no queriendo que fuesen atribuidos a su persona, se apresuraba a decir: «¡Cuánta fe hay aún en nuestro pueblo! ¡Cuánta devoción a la Santísima Virgen!».

   Al preguntarle alguno cómo hacía para llevar a cabo obras tan colosales como las que tenía entre manos con medios tan desproporcionados, contestaba:

   «Sabed que en todo esto no entra para nada el pobre Don Bosco, es Dios nuestro Señor y su Santísima Madre los que lo hacen todo. Cuando Dios quiere llevar a cabo una obra, su mayor Gloria exige que se conozca que es su Mano poderosa la que la ejecuta, sirviéndose del instrumento más inútil e inepto. Yo aseguro que, si Dios nuestro Señor hubiese encontrado en la Arquidiócesis de Turín un sacerdote más pobre y más miserable que yo, a ése y no a otro hubiese escogido como instrumento de las obras a que os referís, y al pobre Don Bosco le hubiese dejado seguir su vocación de simple cura de aldea».

   Imitemos a este gran Santo en la práctica de la humildad, si queremos gozar con él de la feliz bienaventuranza; porque ha dicho nuestro Señor que, si no nos hiciéremos como niños, no entraremos en el Reino de los Cielos.

EJEMPLO: SAN JUAN BOSCO LLEVA AL CIELO A UN NIÑO.

   Cayó enfermo en los primeros días de febrero de 1888 un alumno del Oratorio de Turín, y llegó a tal extremo de gravedad que se temía un funesto desenlace.  

   Avisada la familia, corrió su madre a la cabecera del enfermo, y obtuvo fácilmente de los superiores permiso para asistirle mientras durara el peligro. Una mañana se despierta el niño sobresaltado, abre los ojos, los clava en un sitio con fijeza y luego mira hacia la puerta como si viese salir a alguno, se vuelve luego a su madre y le dice: «¿No le ha visto usted?».

«¿A quién?».

«A Don Bosco».

«Yo no he visto a nadie».

«Pues ha estado aquí, y me ha dicho que me prepare, porque dentro de tres días vendrá a buscarme para llevarme al Cielo».

«¿Morir tú, hijo mío? ¡Ah, no!; tienes que venir a casa».

«¿A qué? ¿Tal vez a asistir a ciertas escenas que usted bien sabe? ¿A oír tantas blasfemias? No, no; es mejor que me vaya al Cielo».

   Oía la pobre mujer tan justos reproches, y no podía menos de dar la razón al niño; pero su amor de madre no se resignaba a creer que su hijo muriera tan pronto. Dijo a éste que le tocaba ser el ángel consolador de la familia, que su ejemplo debía convertir al padre; y, calificando de monomanía la enfermedad del hijo, trató de curarlo, sacándolo del Oratorio.

    Los superiores no podían oponerse a los deseos de esta madre; y a fin de que el niño no careciera de asistencia espiritual y corporal, dieron a la pobre mujer una recomendación para el hospital.

   El niño, al enterarse de la determinación de la madre, decía: «¿Para qué me saca usted del Oratorio? Se muere muy bien bajo el manto protector de María Auxiliadora».

   A la mañana siguiente, a pesar de la copiosa nieve que caía, la madre, inexorable, hizo que el niño fuese llevado al hospital. Al llegar a este sitio se alegró mucho el muchacho al ver que estaban al frente del establecimiento de las Hermanas de la Caridad y llamando a una de ellas, le dijo: «¿Podré recibir mañana los santos Sacramentos?».

«¿Por qué tan pronto?».

«Porque tiene que venir mañana Don Bosco a buscarme…».

«No le haga usted caso –le interrumpió su madre– es una monomanía».

   El niño se confesó, y comulgó al día siguiente con gran devoción, y esperó tranquilo su hora. Su madre le atendía cariñosamente y también esperaba.

   Hacia el mediodía, el niño se durmió, haciendo concebir risueñas esperanzas. Pero se despierta hacia las tres de la tarde, mira hacia arriba, como si contemplara a una persona y dice: «¡Helo aquí! ¡Ya voy! ¡Ya voy!», y se durmió en el Señor.

   Corrió la madre y abrazó al hijo, pero ya no estrechó entre sus brazos más que un cadáver. No tardó mucho, sin embargo, en resignarse y en reconocer, ante los que habían asistido a la preciosa muerte de su hijo, que era deudora de un gran favor a San Juan Bosco.

ORACIÓN

   ¡Oh bienaventurado Juan Bosco! Tú que aun en medio de admirables portentos mantuviste la virtud de la humildad, y volvías a Dios nuestro Señor y su Santísima Madre los elogios que te dirigían, haz que también nosotros busquemos en toda esta virtud, la practiquemos constantemente y que en todo desterremos de nuestras almas el deseo de alabanzas. Así sea.

  —Rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre…, y la jaculatoria “San Juan Bosco, rogad por nosotros”.

   GOZOS

Santo que nunca desoyes

Al que confiado te implora,

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

Enséñanos la humildad

Con la que subiste a esa altura

Donde hoy tu gloria fulgura

En eterna claridad.

Y prodiga tu ternura

Al que sufre y al que llora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

Deslumbrante de belleza,

Blanco lirio inmaculado,

La Iglesia te ha proclamado

Por tu angélica pureza,

De la inocencia dechado,

De castidad bella aurora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

El trabajo y la oración

Fueron tu gloria y anhelo,

Siempre pensando en el Cielo,

¡Donde estaba tu corazón!

¡Torna de nuestra alma el hielo

En hoguera abrasadora!

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

 

¡Dadme almas!, era el clamor

De tu celo prodigioso.

El salvarlas fue tu gozo

Y llevarlas al Señor.

Ese era el fin poderoso

De tu obra redentora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

Suave apóstol de los niños,

Protector de su inocencia,

En la tierna adolescencia

Colocaste tus cariños.

¡Y cuál brilla la excelencia

De tu obra educadora!

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

   

Lleno de firme confianza

En el auxilio divino,

Proseguiste tu camino,

En Dios puesta la esperanza.

Y Él siempre en tu ayuda

Vino con su mano protectora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

De la Virgen bajo el faro

Colocaste tus labores;

Por ti, Ella da sus favores

Y es de los hombres amparo.

¡Envía al mundo los fulgores

De esa luz consoladora!

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

  

De tu obra el fundamento

Fue la santa Eucaristía,

Pues tu alma unida vivía

Al Divino Sacramento.

Jesús Hostia te infundía

Esa constancia creadora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

   

¡Oh apóstol! ¡Oh padre! ¡Oh santo!

¡Atiéndenos bondadoso!

¡Cambia nuestro llanto en gozo,

Tú que ante Dios puedes tanto!

Y en ti halle amparo amoroso

La humanidad pecadora.

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

    

Santo que nunca desoyes

Al que confiado te implora,

¡En nuestras almas infunde

Tu amor a la Auxiliadora!

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Dios, que has suscitado a San Juan Bosco, confesor tuyo, como padre y maestro de la juventud, y por él, mediante el auxilio de la Virgen María, has querido que floreciesen en tu Iglesia nuevas familias religiosas, concédenos, te lo suplicamos, que, encendidos en el mismo fuego de caridad, busquemos únicamente la salvación de las almas y tu divino servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


DÍA SEGUNDO – 23 DE ENERO

Por la Señal, …

Acto de contrición y Oración para todos los días.