Adaptación de la Novena dispuesta por un sacerdote de la Diócesis de León
(Guanajuato), la cual Mons. Tomás Barón y Morales, Obispo de León, aprobó
mediante decreto del 4 de Octubre de 1886, y concedió 40 días de Indulgencia
por cada oración que la compone.
COMENZAMOS: 8 de octubre.
FINALIZAMOS: 16 de octubre.
FESTIVIDAD: 17 de octubre.
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En
el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
está compuesto con frases armadas
de los escritos de Santa Margarita María de Alacoque.
¡Dios mío! al considerarme tan pecador, Tan mezquino y despreciable, me admiro con
frecuencia de que la tierra no se abra bajo de mis pies para tragarme a causa
de mis grandes pecados, que no me dejarían esperar más que castigos, si Vos no
fueseis tan misericordioso. ¡Tened
piedad, tened piedad de mí, Señor! ¿No sois
omnipotente para curarme?, ¿Vos, que sois el remedio soberano de todos mis
males? Yo espero que nuestro divino
Corazón sea para mí una fuente inagotable de misericordia.
Yo os amo, y quiero amaros sobre todas las
cosas, y con todas mis fuerzas y potencias; detestando todo pecado, y esperando
que, puesto que soy todo vuestro, por haberle dado la vida en la cruz, a costa
de tantos dolores, tendréis piedad de mi flaqueza y miseria, y no permitiréis
que me pierda.
Bien veis, Señor, que yo no tengo
con que pagaros; consiento en que me arrojéis a una prisión, con tal que ella
se vea en vuestro Sagrado Corazón; y cuando yo esté allí, tenedme bien cautivo,
ligado con las cadenas de vuestro amor, hasta que os haya pagado todo lo que os
debo; y como esto no lo podré hacer jamás, así también, deseo no salir nunca de
esa prisión. Amén.
ORACIÓN INICIAL - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Adorable Trinidad, os damos gracias
por todos los favores con que os dignasteis enriquecer a vuestra sierva la Bienaventurada
Margarita María, y por intercesión de la misma os pedimos las gracias que
deseamos conseguir en esta Novena.
Padre
Eterno, yo os ofrezco el
Corazón de Jesús, vuestro Hijo muy amado, como se os ofrece Él mismo en
sacrificio. Recibid por mí esta ofrenda juntamente con todos los afectos y
movimientos de ese Corazón Sagrado. Son todos míos, puesto que se inmola por
mí, y no deseo tener en adelante más deseos que los suyos. Recibidlos en
satisfacción de mis pecados y en acción de gracias por
todos vuestros beneficios. Recibidlos para que por sus méritos nos concedáis a
todos las gracias que necesitamos durante la vida y especialmente la gracia de
la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de
adoración y de alabanza que ofrecemos a vuestra divina Majestad, porque sólo
por el Corazón de Jesús sois honrado y glorificado dignamente. Amén.
—Rezar
un Credo por la conversión de los pecadores.
DÍA PRIMERO —9 de octubre.
ORACIÓN
¡Salve gloriosa Margarita María! Nosotros reverenciamos tu inocente niñez, en que, por una disposición admirable de la Providencia Divina, no tuviste otro pensamiento ni otro amor que el de Dios, consagrándote a él con voto de castidad desde la tierna edad de cuatro años, aun sin comprender lo que era voto ni lo que era castidad; pero sintiéndote a ello suavemente impelida por la gracia del Señor. Dígnate, como te lo suplicamos, alcanzar a los niños la conservación de la inocencia, y a nosotros todo el honor al pecado y el espíritu de penitencia para borrar con nuestras lágrimas todos los que hemos cometido. Amén.
—Padre
nuestro, Ave María y Gloria Patri.
MEDITACIÓN DE LOS ESCRITOS DE LA SANTA
«Nuestro Señor
Jesucristo quiere retirar muchas almas de la perdición eterna, pues este Divino
Corazón es como una fortaleza y un asilo seguro para todos los pobres pecadores
que quieran refugiarse en él, y por este medio librarse de los golpes de la
divina Justicia que, justamente indignada contra los culpables, caería sobre
ellos como un torrente impetuoso a causa de los crímenes con que irritan su
cólera divina.
Una cosa me consuela mucho, y es la
esperanza que tengo de que, en compensación de las amarguras que este Divino
Corazón sufrió en los palacios de los grandes durante las ignominias de su
Pasión, esta devoción será recibida de ellos con magnificencia, andando el
tiempo. Y cuando yo le presentaba con este fin mis humildes súplicas,
pareciéndome esto muy difícil de obtener, me parecía oír estas palabras: “¿Crees
tú que pueda yo hacerlo? Si lo crees, verás el poder de mí Corazón en la
magnificencia de mi amor”. Y a medida que veo dichosos progresos: “¿No te he dicho que, si puedes creer, verás el efecto de
tus deseos cumplidos?”. Yo no sirvo sino de obstáculo por lo cual
desearía salir de esta vida, aunque no ceso de aplicar al solo interés de la
gloria de este Sagrado Corazón todo el bien que puedo hacer, y cuanto se hace
por mí. Me da tales impulsos de reconocimiento por manifestarse así, que
quisiera deshacerme en acciones de gracias. Este es un abismo de bienes, donde
debemos perdernos para no gustar ya de ninguna cosa de la tierra». (Carta)
CONSEJO PRÁCTICO: «Debéis mirar siempre
vuestra alma como un santuario donde Dios habita: ved por qué debéis evitar
mancharla con ninguna falta».
MAXIMA DE LA
SANTA: ¡Todo en Dios y nada en mí!
—¡Todo á, Dios y nada a mí! —¡Todo para Dios y nada para mí!
ORACIÓN A SANTA
MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
¡Oh Santa Margarita María, que
por una especial predilección fuisteis escogida de Dios para propagar la
devoción y culto del Sacratísimo Corazón de su Hijo Santísimo! Por el encendido amor que os infundió el Espíritu Santo hacia el Divino
Corazón de Jesús, por las grandes contradicciones y trabajos que sufristeis en
llevar a cabo vuestra empresa, por los méritos eminentes y corona inmortal con
que os halláis dichosamente adornada en la gloria, os suplico me alcancéis del
Señor un amor ardiente, tierno y constante al Sagrado Corazón de Jesús, y que a
imitación vuestra se haga mi corazón semejante al suyo; y que recibiendo
copiosamente sus influencias, me consagre del todo a su amor y servicio y viva
sólo para El, y muera en el seno de su amor, a fin de que mi alma pase a
glorificarle eternamente en el cielo en vuestra compañía. Amén.
—Ahora
se hará la petición, alentando la confianza de conseguir lo que se desea por
intercesión de esta gloriosísima Santa, a quien su divino esposo Jesús ofreció
no negar cosa que ella le pidiese.
GOZOS EN HONOR DE
LA BIENAVENTURADA SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
Un divino mercader
¡Oh Margarita!, te vio,
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Borgoña te dio la cuna,
De lo que hoy se gloría,
Y aplaude con alegría
Su verdadera fortuna:
Y Jesús desde el primer
Crepúsculo te miró.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Desde tu infancia primera
Te muestras santa futura,
Siempre te conservas pura
Y hermosa cual primavera:
Y Jesús, que quiere ser
Tu esposo, te regaló.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Las hijas de Santa Clara
Cuidan de tu educación,
Recibes la Comunión
Con la devoción más rara:
Y Jesús para crecer
En el fervor te auxilió.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Mundo, demonio y natura
Te declaran guerra fuerte,
Más la gracia a socorrerte
Acude con gran premura:
Jesús te ha de sostener
Si tu fervor desmayó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Tu buena madre engañada,
Víctima de su candor,
Contigo sufre el rigor
De vivir esclavizada:
Te ve Jesús padecer,
Y tu paciencia le agradó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
La Madre del Salvador,
Que es de vírgenes modelo,
Te amo y cuidó con gran celo;
Tú respondiste a su amor,
Y Jesús, que con placer
Tal devoción observó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
La cruel flagelación
A tu vista se presenta,
Y una escena tan sangrienta
Te derrite en contrición:
Viendo a Jesús padecer,
Cruces pides, y te oyó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Te hace el Salvador oír
La divina vocación
Con que a la Visitación
Te llama; quieres partir:
¡Cuánto tienes que vencer!
Mas al fin Jesús triunfó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
La profesión religiosa
Haces, ¡y con qué fervor!
Y las glorias del Tabor
Jesús concede a su Esposa:
Tú prefieres padecer
Porque Jesús padeció.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
En oración recogida
Ves al Salvador radiante,
Y su Corazón amante
Te descubre por la herida:
Te sientes desfallecer,
Mas Jesús te confortó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Lamentase el Salvador
De que el hombre fementido,
Ingrato y desconocido
Se muestra a su fino amor:
Tú Víctima quieres ser,
Jesús por tal te aceptó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
En la dilección más pura
Tu corazón se abrazaba,
Del de Jesús imitaba
La humildad y la dulzura:
Desprecios quieres beber,
Y Jesús tu sed sació.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
El Salvador te destina
A instalar la devoción
De su dulce Corazón,
Pues eres su amante fina:
Tu humildad te hace temer,
Pero Jesús te animó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Con tus novicias empiezas
A plantear tal devoción,
Y Jesús con profusión
Ostenta nuevas finezas.
Satán ruge... estremecer
Hace... mas Jesús llegó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Al Corazón del Amado
Deseas verle reinar,
Y el mundo entero abrasar
En aquel fuego sagrado:
Que Jesús vino a prender
Cuando a la tierra bajó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Para ti es muerte el vivir,
Pues estás de amor herida,
Y para gozar la eternal vida
Solo ansías por morir:
Ves a Jesús descender,
Y de gloria te coronó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
¡Oh rico y precioso don
Que a sus hijas San Francisco de Sales
¡Predijo!; de amor raudales
Brotan de este Corazón;
Ven de esta fuente a beber,
Grey santa que Dios juntó.
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
Un divino mercader
¡Oh Margarita!, te vio,
Y su Corazón te dio
Para el tuyo poseer.
℣. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Margarita
María.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Oh Señor Jesucristo, que admirablemente revelaste las inescrutables riquezas de tu Corazón a la
bienaventurada Virgen Santa Margarita María, concédenos por sus méritos e
imitación, amarte en todo y por sobre todas las cosas, para que merezcamos
tener nuestra morada en tu mismo Corazón. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
En
el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y
del Espíritu Santo. Amén