Novena basada en la Vida de Santa Rosa de Lima. El Acto de contrición probablemente es de autoría de Santa Rosa de Lima, los Gozos son tradicionales, sin autor ni fecha conocidos.
COMENZAMOS: 21 de agosto.
FINALIZAMOS: 29 de agosto.
FESTIVIDAD
VETUS ORDO: 30 de agosto.
NOVENA EN HONOR A SANTA
ROSA DE SANTA MARÍA, PATRONA DE LIMA Y PERÚ
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠
enemigos, líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío,
Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío,
a mí me pesa de haberos ofendido, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre
todas las cosas. Dios mío y verdadero esposo de mi alma y alegría de mi
corazón, yo, os quiero amar, benignísimo Jesús, con aquel perfectísimo amor,
eficacísimo amor, incontrastable amor, invencible amor, que todos los
cortesanos del Cielo os aman, y más os quisiera amar, Dios de mi corazón y de
mi vida. Quisiera amar, regalo mío, tanto como la Santísima Virgen os ama, y
más os quisiera amar, salud y alegría mía y de mi alma. Quisiera amar tanto a
vos, Dios mío, como Vos os amáis. Abráseme yo, consúmame yo, en fuego de divino
amor, benignísimo Jesús. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Oh
esclarecida Virgen, Rosa celestial,
que
con el buen olor de vuestras virtudes habéis llenado de fragancia a toda la
Iglesia de Dios y merecido en la gloria una corona inmarcesible; a vuestra
protección acudimos para que nos alcances de vuestro celestial Esposo un
corazón desprendido de las vanidades del mundo y lleno de amor divino. (Mencionar aquí la gracia que se
desea obtener)
—Rezar un
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
DÍA PRIMERO - 21 DE AGOSTO
LA CUNA DE SANTA ROSA DE LIMA
Rosa, que recibió en el
bautismo el nombre de Isabel por ser de su abuelita, nació el 20 de abril de
1586, y sus padres fueron Gaspar Flores y María de Oliva, pertenecientes a una
familia acomodada de Lima, capital del Perú. Cierto
día en que la niña descansaba en su cuna, la contemplaba amorosa su feliz madre
en compañía de familiares y amigos, cuando vio admirada entreabrir en su lindo rostro
los rojos y frescos pétalos de una rosa magnífica. Extraordinariamente
sorprendida, tomó gozosa en brazos a su hijita y acariciándola y colmándola de
besos le dijo: «Tú serás mi Rosa». Cuando el gran Santo
Toribio de Mogrovejo, arzobispo de Lima y apóstol del Perú, le administró el
Sacramento de la confirmación, la llamó también
Rosa, aunque desconocía aquella milagrosa circunstancia con que el Cielo se
adelantara a distinguirla.
Llegada la adolescencia, oía la niña
ponderar su hermosura, e ignorante del prodigio referido, creía que por ser
bella la llamaban Rosa. Temió su casta humildad y,
postrada a los pies de la Virgen, le contó con infantil sencillez la causa de
su pena. Se le apareció entonces la Santísima Virgen con el niño Jesús en los
brazos y le dijo: «Gusta a mi divino
Hijo que te llamen Rosa, pero desea que a tan precioso nombre añadas el mío;
por tanto, de hoy en adelante habrás de llamarte Rosa de Santa María».
ORACIÓN
FINAL
¡Oh flor la más hermosa y delicada que ha
producido la tierra americana!,
portento
de la gracia y modelo de las almas que desean seguir de cerca las huellas del
Divino Maestro, obtened para nosotros las bendiciones del Señor. Proteged a la
Iglesia, sostened a las almas buenas, y apartad del pueblo cristiano las
tinieblas de los errores, para que brille siempre majestuosa la luz de la Fe y
para que Jesús, vida nuestra, reine en las inteligencias de todos los hombres y
nos admita algún día en su eterna y dichosa mansión. Amén.
GOZOS EN HONOR A SANTA
ROSA DE LIMA
Del
pensil de la piedad
Fuiste
rosa en el dolor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Liberal
produjo Lima
No
solo plata preciosa,
Sino
una fragante rosa
De
más mérito y estima,
La
que en su temprana edad
De
la Iglesia fue esplendor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Apenas
naciste, Rosa,
Cuando
apenas te previenes,
Pues
de espinas a tus sienes,
Tejes
corona preciosa:
Ese
adorno fue en verdad
Hechizo
al divino amor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
La
Gracia y naturaleza
En
competencia reñida;
Si
ésta dio un lustro a tu vida,
Timbre
aquella a tu grandeza,
Logrando
en tan tierna edad
Ser
Esposa del Señor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Quejas
hiciste amorosa
A
la gran Reina María,
Pues
te trocaron un día
De
Isabel el nombre en Rosa,
Y
ella añadió a tu humildad
El
suyo propio de María, ¡oh, qué honor!:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Con
el hábito glorioso
De
Guzmán, luces tan bella
Como
la mejor estrella
De
su cielo luminoso:
Imitando
tu bondad
De
Catalina el ardor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Con
humildad excelente
Suplicaste
a una criada,
Que
como a mujer malvada
Te
pise, escupa y afrente,
Gozando
tu santidad
Con
el desprecio mayor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Tanto
la cruz apreciaste,
Que,
en las horas de reposo,
Por
imitar a tu Esposo,
En
tus hombros la cargaste:
Mas
era su gravedad
Carga
leve a tu fervor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Pediste
un día a tu Esposo
Si
es cierta tu salvación,
Y
él te dio contestación
Con
un sí cariñoso,
Y
con tal seguridad,
De
punto subió tu amor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Cruz,
vigilia, ayuno y celo
Y
oración muy continuada
Fueron
llave dorada
Con
la que abriste el cielo,
Dejaste
a la humanidad
Pasmada
con tal rigor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Para
los que en ningún modo
Sanar
pudo medicina,
Fuiste
triaca divina
Que
da la salud en todo.
Donde
medió tu piedad
No
hubo pena ni dolor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Viéndote
el amor divino
Abrasada
mariposa,
Quiso
trasladarte, Rosa,
A
vergel más peregrino:
Nuncio
de aquesta verdad
Fue
el mismo supremo Autor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Llegado
el dichoso día
Que
al seno de Dios te llama,
Alrededor
de tu cama
Se
oyó dulce melodía,
Cantando
tu santidad
Con
angélico primor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Ya
que os miráis coronada
En
la celestial Sion,
Amparad
en la aflicción
A
quien os llama abogada,
Y
ejerced vuestra piedad
En
cualquier mal y dolor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Del
pensil de la piedad
Fuiste
rosa en el dolor:
Logremos
por tu favor
Fragancias
de caridad.
Antífona:
Una virgen se ocupa de las cosas del Señor, a fin
de ser santa de cuerpo y alma.
℣. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa
Rosa Limana.
℟.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios poderoso, dispensador de todos los
bienes, que has provisto a la bienaventurada Santa Rosa con el rocío de la
gracia celestial, y la hiciste brillar en las Indias con el fulgor de la
virginidad y de la paciencia, concédenos
a nosotros tus siervos, la gracia de correr tras el olor de sus perfumes, y
merecer así llegar a ser un día el buen olor de Cristo, que contigo vive y
reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 22 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
PRIMERAS PRUEBAS DE SANTA ROSA DE LIMA
Tres años contaba Rosa, y un día se agarró
los dedos con la tapa de un baúl cerrado incautamente. Tan bien supo disimular
el dolor de aquel magullamiento, que no lo advirtió su madre hasta varios días
después. El cirujano, a quien llamaron a toda prisa, aplicó a la uña un
ungüento que la corroyó casi por completo y arrancó después la parte magullada,
sin que en tan dolorosa operación exhalase la niña queja alguna ni manifestase
el menor susto. Meses después tuvo mal en una oreja y hubo que sajarle la parte
dañada, tampoco entonces dio señales de dolor. Apenas curada de esta dolencia,
tuvo su madre la imprudencia de espolvorearle la cabeza con un producto
preparado a base de mercurio para curarle unas erupciones. Desaparecieron las costras,
pero el mercurio penetró en las carnes y las royó, originó en la niña molestas
convulsiones para las que no quiso alivio alguno, a pretexto de que el dolor no
era mucho. La creyó su madre, pero fue muy grande su pena al ver la extensa y
profunda llaga que las aplicaciones del violento cáustico le habían producido y
de las que tardó 42 días en curarse. Después hubo de serle extraída una
excrecencia en las fosas nasales. Durante la operación tuvo que soportar los
vivísimos dolores consiguientes. Todos los circunstantes lloraban de compasión,
sólo ella se mantuvo en calma.
Tanta constancia en el
padecer fue recompensada con muy grande acopio de favores espirituales, en cuya
comparación nada son los dolores y penalidades de la vida. Iluminada con luz
sobrenatural en las vías de extraordinaria perfección a que el Señor la
llamaba, comprendió Rosa desde sus más tiernos años, que
los favores extraordinarios deben ser motivo ante todo para cumplir con la
mayor perfección los deberes del propio estado. Aquel su anhelo por
seguir con absoluta fidelidad las inspiraciones de la gracia, fue para la santa
niña causa de una serie de ingentes sufrimientos y, por lo tanto, de méritos
aquilatados; porque hallándose igualmente dispuesta a obedecer a sus padres y a
seguir las inspiraciones de la gracia y los impulsos interiores, cuya fuerza
aquellos ni sospechaban siquiera, surgían para la valerosa niña constantes
tribulaciones.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 23 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
SANTA ROSA DE LIMA, TERCIARIA DE SANTO DOMINGO
Desde los 5 años
había consagrado su virginidad al Señor. Era natural, pues, que a Él solo
quisiese agradar, y que las vanidades y complacencias mundanas fuesen para ella
un suplicio, pero tal apariencia sabía darse que lograba complacer a Dios sin
disgustar a su madre.
Forzada en cierta ocasión a adornarse con
una corona de flores, se dio maña en poner con disimulo un alfiler que se le
hincaba en la cabeza y trocaba a aquel ornato de vanidad en instrumento de
tortura.
La madre, demasiado preocupada en realzar la
belleza de su hija, la obligaba a vestir con elegancia; y aún la castigaba
severamente cuando, no por desobediencia, sino por indiferencia de las cosas de
este mundo, descuidaba la niña el atavío de su persona. A fuerza de paciencia, Rosa logró, por fin, que su madre se allanara a
permitirle usar un manto de tela basta.
Se ejercitaba en casa en todas las prácticas
dignas de la más ferviente religiosa. Así, se había impuesto la obligación de
no beber jamás sin permiso de su madre. Ese permiso lo pedía una vez cada tres
días, y si en alguna de ellas su madre, como prueba, no se lo daba, permanecía
otros tres días sin volverlo a solicitar y soportaba aquella dura privación con
gran contentamiento de su alma, sin que llegara a flaquear su ánimo un
instante.
Una serie de reveses de fortuna privó a los
padres de Rosa de cuanto tenían. Entonces dio
muestras la amante hija de todo su valor y abnegación, no sólo sirviendo a sus
padres, sino también ayudándoles en el trabajo, a fin de ganar lo necesario
para la subsistencia de todos.
Dios acudía en su ayuda milagrosamente,
porque, a pesar de la precaria salud y de los frecuentes éxtasis, hacía Rosa
diariamente la labor de cuatro personas, sin que sus energías cedieran ante el
esfuerzo.
Sin embargo - ¡oh ceguera e inconsecuencia del espíritu
humano! -, su madre no podía resolverse a que renunciara al
matrimonio, y como la belleza extraordinaria de Rosa, no quebrantada por tantas
austeridades, le atraía numerosos pretendientes, la piadosa joven tuvo que
sostener largas y penosas luchas con los suyos. Le ayudaba
en éstas su protectora Santa Catalina de Siena, a quien había tomado por
modelo. Como recompensa de esa fidelidad, Dios le dio a conocer que, sin
abandonar la casa paterna, podía consagrarse a Él y observar todas las virtudes
monásticas. Por eso, como la Virgen de Siena,
vistió el hábito de la Orden Tercera de Santo Domingo el 10 de agosto de 1610,
y a partir de aquel memorable día, se entregó, como ella, a una vida
contemplativa y penitente.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 24 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
SANTA ROSA DE LIMA, PENITENTE.
Desde sus tiernos años
practicó el ayuno más riguroso. ¡Cuánta
verdad es que las exigencias de nuestro cuerpo y de nuestra salud, crecen o disminuyen
en proporción de lo que les concedemos!
Siendo pequeñita no comía nunca fruta. A los seis años ayunaba a
pan y agua los viernes y sábados. A los quince, hizo voto de no comer nunca
carne, salvo el caso de mandato formal de santa obediencia. Más tarde, no comía más
que sopas hechas sólo con pan y agua y sin condimento ninguno, ni siquiera sal,
y como esa mortificación no le parecía suficiente, añadía un brebaje tan amargo
que no podía tragarlo sin verter lágrimas. Pasaban a menudo varios días sin
comer; y esos ayunos extraordinarios eran ciertamente en ella efecto de una
gracia especial, a la que respondía con generosidad; pues si sus padres la
obligaban a tomar algún alimento sustancioso, pronto tenían que reconocer que,
con aquel cuidado y oficiosidad, lejos de aliviarla, aumentaban
considerablemente sus dolores.
Cada noche se
disciplinaba con cadenas de hierro, y se ofrecía a Dios como víctima
propiciatoria por la Iglesia, por el Estado, por las almas del Purgatorio, por
la conversión de los pecadores y por los intereses de la Fe Católica. Y
era tan constante en esta penitencia que no daba tiempo a las heridas para
curarse, de modo que su cuerpo era una pura llaga.
Íntimamente
compenetrada con la Pasión de su amante Salvador, se ingeniaba sobremanera para
inventar penitencias que la acercasen más y más a su divino Modelo. A
los catorce años salía de noche al jardín con las espaldas martirizadas por las
disciplinas, como lo habían sido las de Jesús, y, cargándose con una pesada
cruz a ejemplo de su Maestro, caminaba con los pies descalzos y con paso lento,
meditando sobre la subida de Cristo al monte Calvario, y dejándose caer de
cuando en cuando para imitar con mayor perfección a su Ejemplar y Modelo.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 25 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
SANTA ROSA DE LIMA, UNIDA A LA CRUZ
Se ciñó la cintura con
tres cadenitas que cerró con un candado, cuya llave arrojó al aljibe para que
no se las pudieran quitar. Las
cadenas atravesaron pronto la piel y penetraban en las carnes al paso que éstas
iban creciendo, con lo que se le producían dolores acerbísimos que soportó
durante muchos años en silencio; hasta que una noche no pudo contenerse y
prorrumpió en sollozos. Se vio entonces obligada a descubrir su secreto a una
criada, con cuya ayuda intentó vanamente romper las cadenas; sólo acudiendo a
la oración consiguió que se quebraran; pero, aun así, no se las pudo quitar sin
arrancar partes vivas de su carne.
Muchas veces
ponía los pies desnudos en la piedra ardiente del hogar, y hacía larga
meditación sobre las penas del Infierno. Con una lámina de plata se
fabricó a manera de un cerquillo, practicó en él tres filas de treinta y tres
orificios en cada una, y por ellos introdujo clavos con las puntas hacia
dentro. Los treinta y tres clavos representaban los treinta y tres años que
vivió Cristo en la tierra. Esa corona se la ponía todos los viernes, y la
apretaba cada vez con mayor fuerza, a fin de que los clavos penetrasen en la
cabeza, y para que el cabello no ofreciese su débil protección, se lo cortó.
Acaso habría quedado ignorada esa penitencia heroica, si cierto día no se
hubiese caído Rosa, hiriéndose en la cabeza, de la que se escaparon tres hilos
de sangre que denunciaron el martirizador instrumento.
Pareciéndole
poco austero el lecho de madera en que por mucho tiempo descansó, se fabricó
otro con trozos de tabla unidos con cuerdas, y llenó los intersticios con
fragmentos de teja y de vajilla de modo que las aristas más cortantes quedasen
hacia arriba. Cuando por la noche se acostaba en ese lecho de tormento,
se llenaba la boca de hiel en memoria de la que dieron a su amante Salvador en
la Cruz. Ella misma confesó que ese brebaje le ponía la boca tan ardorosa y
desecada que al levantarse no podía hablar y respiraba con muchísima
dificultad. Tal repugnancia le producía aquella cama que sólo el verla o pensar
en ella le hacía temblar, y por la noche al prever lo que en ella iba a sufrir
le acometía una fiebre abrasadora. A tanto llegó su temor cierto día, que antes
de decidirse a sufrir aquel martirio se quedó largo tiempo pensativa. Entonces
le habló claramente Jesús y le dijo: «Acuérdate, hija mía, que
el lecho de mi cruz fue mucho más duro, más estrecho y más espantoso que el
tuyo. Verdad es que yo no tenía como tú piedras bajo la espalda, pero acerados
clavos atravesaban mis manos y mis pies. Ni me perdonaron la hiel. Me la
presentaron los sayones cuando la fiebre devoradora me angustiaba. Medita eso
en tu lecho de dolor y la caridad te dirá que, comparado con el mío, tu lecho
es de flores».
Fortalecida con tales palabras nunca más decayó la
constancia de Rosa durante los dieciséis años que todavía vivió. Por eso dormía
muy poco y el insomnio fue para ella, como lo había sido para Santa Catalina de
Siena, una de las mortificaciones más difíciles de soportar.
—La Oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 26 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
HUMILDAD Y OBEDIENCIA DE SANTA ROSA DE LIMA
De las veinticuatro
horas del día, dedicaba doce a la oración, diez al trabajo manual y dos al
sueño. Cuando
estaba de rodillas se cerraban sus párpados muy a pesar suyo, y para triunfar
del sueño se hizo construir una cruz algo más larga que su estatura, clavó en
los brazos de la misma dos clavos resistentes que pudiesen soportar el peso de
su cuerpo, y cuando quería rezar de noche, alzaba la cruz, la apoyaba contra la
pared y se suspendía de los clavos mientras duraba la oración.
Daríamos una idea muy imperfecta de la
santidad de Rosa, si expusiésemos sus austeridades extraordinarias sin añadir
que las sometía a la obediencia y estaba siempre dispuesta a dejarlo todo si se
lo mandasen, porque LA VERDADERA SANTIDAD NO
CONSISTE EN LA PENITENCIA CORPORAL, SINO EN LA DEL CORAZÓN, QUE ES IMPOSIBLE
SIN HUMILDAD Y OBEDIENCIA.
No ha de sorprender que permitiesen usar tan
crueles austeridades a una jovencita de tan débil constitución. Siempre que
quisieron oponerse a ello sus confesores, se vieron impedidos por una luz
divina; y la madre, que la maltrataba cuando descubría alguna nueva penitencia,
se veía misteriosamente impedida cuando quería obligarla a tomar algunos
cuidados.
No era menor en Rosa la
humildad que la obediencia. La
palidez de su rostro, la alteración de sus facciones, aquellos ojos que habían
perdido su brillo a fuerza de llorar, en una palabra, toda su persona
desfigurada por la penitencia, atrajo la atención del público, y Rosa supo con
grandísima confusión que todos la veneraban como santa. Acudió a Dios desolada
y le pidió con instancia que sus ayunos no le alterasen en nada la fisonomía.
Dios la escuchó y le devolvió la lozanía y los colores. Sus apagados ojos se
reanimaron, y todos sus miembros adquirieron nuevo vigor. Así sucedió que
después de haber ayunado una cuaresma a pan y agua y de haber pasado treinta
horas sin tomar alimento, la vieron unos jóvenes y se burlaron de ella
diciendo: «¡Vaya
con la religiosa célebre por sus penitencias! Cara tiene de haber
banqueteado, a pesar de hallarnos en tan santo tiempo». Rosa dio gracias a Dios desde el fondo de su alma.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 27 DE AGOSTO
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la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
DESPOSORIO MÍSTICO DE SANTA ROSA DE LIMA
La soledad era un
verdadero regalo para la piadosa virgen de Lima, y como en casa de sus padres
no hallaba lugar alguno bastante oculto para vivir lejos del mundo y totalmente
olvidada de él, se hizo construir una pequeña ermita en un rincón del jardín,
adonde llevó su pobre lecho, una silla y algunas imágenes piadosas, allí
distribuyó ordenadamente su tiempo entre la oración y el trabajo manual.
Como no se le permitía ir sola a la iglesia
y su madre no siempre la podía acompañar, hubo quien la compadeció al verla
privada de aquella dicha, pero Rosa contestó que
Dios le hacía asistir diariamente a varias misas, ya en la iglesia del Espíritu
Santo, ya en la de San Agustín.
La santa limeña
fue devotísima de la Virgen del Rosario, quien le enseñaba, consolaba y
visitaba junto con su Santísimo Hijo. Su imagen, existente en la iglesia de
Santo Domingo, cambiaba de rostro cada vez que le solicitaba algún favor y le
significaba los sucesos futuros del reino. Fue a sus plantas que recibió
una de las mayores mercedes que obtuvo del Cielo, el Domingo de Ramos de 1615.
Los religiosos repartieron todas las palmas que habían bendecido y no alcanzó
para Rosa, quien quedó entristecida; pero enseguida, volviéndose a la sagrada
imagen, arrepintiéndose de tal sentimiento por cosa de tan poca importancia,
pidió perdón y dijo: «Señora mía, no quiero
palmas de hombres, espero recibir la que por intercesión vuestra me ha de dar
mi Señor Cristo». Y
continuando en oración vio que el rostro de Nuestra Señora estaba alegrísimo y
el del Niño más aún, el cual mirándola le dijo: «Rosa de
mi Corazón, sé mi esposa». La
santa, humillándose grandemente respondió: «Señor
aquí esta vuestra esclava». Rosa iniciaba, así, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en
el Perú.
Volvió a casa con este pensamiento y
determinó hacer un anillo, señal del desposorio. Confidenciando esto con un hermano
suyo, pidió que se grabase un corazón y un Jesús, a lo que su hermano Hernando
completó: «Y una frase que diga: “Rosa de mi Corazón, sé mi esposa”», lo que la
llenó de gozo al ver que éste repetía las mismas palabras del Niño sin haberlas
oído. Hecho el anillo, después de hacerlo colocar en el sagrario durante los
días de Semana Santa, la mañana de Pascua lo recibió de manos del Padre Maestro
Fray Alonso Velásquez OP.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 28 DE AGOSTO
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la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
SANTA ROSA DE LIMA, DEFENSORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Cuando los calvinistas holandeses se
aproximaron a las costas del Callao en julio de 1615 cundió la alarma en Lima y
mientras los frailes dominicos fueron a tomar las armas, el Santísimo
Sacramento quedó sin protección alguna en la Iglesia de Santo Domingo. Entonces, Rosa, “convertida en
leona” se remangó las mangas y cortó los
hábitos “para con más ligereza poder subir
al altar” proponiéndose “luchar y morir por el divino Sacramento”.
Con frecuencia, decía Rosa a sus confesores:
«Oh, quién fuese hombre, sólo para ocuparme en la conversión de
las almas»,
exhortando a los predicadores a la conversión de
los indios idólatras. Y concertó con Fray Pedro de Loayza OP a que si él
le daba la “mitad
de las almas que por sus sermones se convirtiesen o enmendasen”, ella le daría la mitad “de todas cuantas buenas obras hiciese”.
Por eso, al
fundarse en 1725 el convento franciscano de Ocopa, se tomó a Rosa por patrona. Este
centro misionero amazónico materializaba el celo evangelizador de Rosa cuando
ésta “ponía
los ojos en los montes que ocupaban lo interior de la América, y sentía en sus entrañas
que, pasadas las nevadas cumbres de aquellos ásperos collados y montañas
inaccesibles, existían muchas almas que no conocían a Jesús”.
Testifican los confesores de Rosa, que tuvo
singular don del cielo para discernir espíritus y conocer, entre tantas
revelaciones y visiones que tuvo, cuáles eran de Dios y cuáles eran del patrón “sarnoso” (así
llamaba Rosa al demonio).
Oyendo decir a algunas
personas que querían ir al Purgatorio por toda la vida, sólo por ver a Dios,
Rosa decía que era algo bueno, pero que ella no quisiera sino ir luego al
Cielo, que para esto la había creado Dios.
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 29 DE AGOSTO
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
MUERTE SANTA Y GLORIFICACIÓN DE SANTA ROSA DE LIMA
Desde que cayó enferma supo que se había de
morir, y así se lo decía a todos. Viendo llorar a su madre, María de Oliva, le
dijo: «No llore, madre mía, ni derrame lágrimas, porque las lágrimas
valen mucho y sólo por los pecados se han de derramar».
Los tormentos de
la agonía final de Rosa repitieron la Pasión del Calvario. Sus dolores
sobrenaturales se asemejaban a una lanza de fuego que la atravesaba de pies a
cabeza. «Dónde estás Señor mío, bien mío, regalo mío; cómo no te veo» murmuraba Rosa en su lecho
de muerte haciendo suyas las palabras de Cristo en la Cruz, para añadir después
«cúmplase Señor en mí tu santísima voluntad». Así llegó al último
trance, para el cual toda la vida se había prevenido y diciendo: «Jesús, Jesús, sea conmigo» expiró y entregó su alma a Dios, en la madrugada del 24 de
agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé.
Al morir, su boca —como
la de Cristo— estaba cubierta de sangre y su
faz parecía “un vivo retrato de … Nuestro Señor en la Cruz”.
Tan sólo a la vista de su venerable cadáver,
los pecadores se confesaban a voces llenando los “confesionarios
de lágrimas” y las “casas de modestia” (Fray Victorino Osende O.P).
Su entierro fue
apoteósico. Multitudes de gentes llenaron plazas, calles y azoteas.
Concurrieron el Arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero y los representantes del
Cabildo de la Iglesia Metropolitana, los Magistrados y oidores de la Audiencia
de Lima, que sólo hacían acto de presencia a la muerte de un virrey. Antes de ser sepultado, su venerable cadáver fue vestido
seis veces por el fervor generalizado de obtener reliquias. Tenía su cuerpo
yaciente una singular belleza. Rosa no parecía muerta sino dormida. Los
fragmentos de los hábitos, las hojas de palma de su túmulo, las partículas de
su escapulario y velo, el polvo y astillas de su sepulcro y ermita, se
repartieron por todo el Perú empezando a curar enfermedades y a obrar numerosos
milagros.
Como fue previsto por Rosa, su ejemplo
cundió, cinco años después de su muerte se fundó el
Monasterio de Santa Catalina, y sobre el solar de su protector don Gonzalo de
la Maza, donde se refugió de la persecución que desató su familia contra ella,
se levantó más adelante el Monasterio de Santa Rosa de las Monjas.
Clemente X, en su Bula de Canonización
(1671), puntualizaba cómo esta santa era «una Rosa de muy suave olor a Dios, a los ángeles y a los
hombres… y la primera que el Nuevo Mundo ha de poner en el catálogo de los
santos… y de tal manera le inflamó con el fuego de su caridad, que no sólo
recreó con su olor, sino que brilló con luz esplendente en aquella parte de la
Casa de Dios que estaba en las tinieblas, para que resplandeciese como el
lucero de la mañana entre las tinieblas, como la luna en su plenitud en
nuestros días y como el sol refulgente en perpetuas eternidades».
—La
Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
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