Sacada
a la luz por un devoto del Santo, e impresa en México en 1808. El Ilmo. Sr.
Arzobispo de México, D. Francisco Javier de Lizana y Beaumont, concede 80 días
de Indulgencia a quien rezare esta devoción.
COMENZAMOS: 3 de junio.
FINALIZAMOS: 11 de junio.
FESTIVIDAD: 12 de junio.
PIADOSA
NOVENA EN HONOR DEL GLORIOSO ANACORETA SAN ONOFRE
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠
enemigos, líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos
ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las
ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta: ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en
satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en
vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los
merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis
gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la
muerte. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Oh Dios mío, por
tu infinita bondad hago dulce memoria del penitente anacoreta San Onofre ¡Oh buen Jesús! Por este beneficio seáis
eternamente alabado en la gloria. Con amorosa providencia, dispusisteis que
vuestro siervo, el abad Pafnuncio, penetrara los desiertos de Egipto, y con los
trabajos imponderables, caminara por aquella soledad, diez y siete días, para
buscar y hallar a nuestro amado Onofre, cuando ya se le acercaba su muerte,
dejando esto, en público testimonio de su vida mortificada, os suplico
humildemente por los méritos de este gran santo, me hagáis participante de los
favores que prometéis a vuestros devotos, en cuya poderosa intercesión hallan
remedio los pecadores, de costumbres y envejecidos en sus vicios, y vos, Padre
mío San Onofre, cuya presencia en el desierto confortó el espíritu del Santo
Abad Pafnuncio, le borró la memoria de los trabajos padecidos en tan larga
peregrinación, le llenó de gozo su amable visita y conversación, y se tenía por
el más dichoso entre los mortales por solo el haberos visto y hablado ¿Cuál será mi felicidad si el Señor me concede la gracia
de ser siempre vuestro devoto y amante? ¡Oh,
quien os hubiera conocido antes, Santo mío! Jamás me olvidaré ya de vos,
confío hallar alivio en mis trabajos, consuelo en mi alma, y echar de mi los
malos pensamientos y deleites de la carne, según la promesa que hiciste en el
desierto diciendo al Santo Abad Pafnuncio: “cuando
vuelvas a Egipto, dirás a los siervos de Cristo, que el que hiciere memoria de
mí, será libre de tentaciones, porque así lo he pedido al Señor, y su bondad me
lo ha concedido” ¿dejaré yo de elegiros por
mi defensor en las tentaciones, cuando el mismo Dios ha concedido esta
particular gracia para vuestros devotos? Desde
ahora, santo mío, os elige por su patrón e intercesor, mi pobrecita alma, con
la segura confianza que, viviendo a vuestra sombra, guardaré los divinos preceptos,
me mantendré firme y constante en la amistad con Dios, y por desgracia la
perdiere, me alcanzareis un fervoroso dolor para arrepentirme, y morir antes
que ofenderos. Amén.
DÍA PRIMERO – 3 DE JUNIO
ORACIÓN
¡Oh Gloriosísimo
San Onofre! Dulce abogado mío, a cuya presencia viene mi alma, atraída
de la bondad divina, que se complace viéndoos buscar el socorro de nuestras
miserias en sus amigos y privados, que ha prometido grandes favores a los que
se acogieren a vos, admitid mi súplica y oídla compasivo, confío dijiste, Santo
mío, que hará el Señor muchas mercedes a los que te tomaren como intercesor:
Santo mío, yo confío alcanzarlas todas por vos, porque son muchas las
necesidades de mi alma, sin número son las gracias que el Señor os ha
prometido, distinguiéndoos entre los santos, porque fue vuestra virtud
distinguida entre los demás, elegiste por amor a Dios y por imitar a San Juan
Bautista, una vida que careciese de todo alivio y consuelo terreno,
permaneciste en ella sesenta años continuos, y hubieras preservado cuantos
siglos hubiera ordenado la Divina Providencia ¿Quién
podrá penetrar la grandeza de vuestro mérito ni el aprecio que mereció vuestra
penitencia en la aceptación del Señor? Alcánzame,
Santo mío, de la Divina Bondad, que os venere con piadoso afecto, con solo esto
me prometo observar una vida cristiana, confesar todos mis pecados, y corregir
mis costumbres, apártame de los riesgos y peligros de perder la gracia, ser
fiel a Dios en adelante, correspondiendo con obras a las palabras que le he
dado, para que, perseverando en gracia, os acompañe en el cielo por toda la
eternidad. Amén.
—Se reza
un Credo al Señor, y se pide al santo lo que cada uno necesite conseguir en
esta novena.
GOZOS
Pues
el poder infernal
Tiembla
a tu nombre elevado:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Al
primer golpe del cielo,
Burlaste
al mundo engañoso,
Buscando
amoroso
Con
insaciable desvelo,
Pues
en un claustro tu celo
Hizo
vida angelical:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
En
vigilia y oración
A
los monjes excediste
Y
en breve de todos fuiste
Ejemplo
y admiración,
Si
granjeo tu corazón
Tan
abundante caudal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Un
designio soberano
Te
sacó del monasterio
Y
de una luz al imperio
Se
te reveló el arcano,
Negado
al comercio humano,
Fuiste
todo celestial:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
En
el yermo te escondiste
Y
acendrando tu inocencia
En
austera penitencia,
Sesenta
años consumiste,
Si
amoroso resististe,
A
toda la ira infernal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
El
pan de tribulación
Con
lágrimas amasado,
Fue
tu plato regalado
Y
toda tu ocupación,
Lograste
en tal refección,
Gran
aumento espiritual:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Ya
no humano parecía
Tu
espíritu, pues se humana
Un
ángel cada semana
A
darte la Eucaristía,
¿Qué
efecto en ti no haría
Tal divino
panal?:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
A
tan eminente grado
De
perfección arribaste,
Que
varias veces lograste
Ser
por Ángeles tomado,
Y
en el cuerpo y alma elevado
A
ver al Dios inmortal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Varias
veces arrobado
Con
Dios tu espíritu uniste,
Con
cuyos raptos viviste
Como
bienaventurado,
Oh
galardón ajustado
A
virtud tan especial:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Cuando
Dios determinó
Premiar
tus austeridades,
A
tan hondas soledades
A
un santo Abad dirigió,
Tus
virtudes le mostraron
Justo
como liberal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
Le
ofreciste al abad Santo,
Su
parte en el reino eterno,
Y
para el devoto tierno,
Tu
auxilio en todo quebranto,
Sea
tu nombre, por tanto
El
remedio a todo mal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
De
Dios tú mismo
Al
morir, le aseguraste
Que
no puede hacer contraste
A
tu poder el abismo
¡Oh
ejemplo! ¡oh heroísmo!
¡Oh amor
el más maternal!
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
En
tranquilidad dichosa
El
espíritu exhalaste
Que
a tu Dios encomendaste
En
oración fervorosa,
Procedió
a tu hora gloriosa
La
más brillante señal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
De
la luz inmensos raudales
Cercáronte
en dulce calma,
Y
recibieron tu alma
Con
músicas celestiales,
Pues
miras ya sin cendales,
La
misma luz esencial:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
No
niegues pues tu asistencia
Al
devoto que afligido,
De
tu poder persuadido
Invocase
tu clemencia,
Pues
espera en tu influencia
Socorro
todo mortal:
Sednos,
Onofre sagrado,
Protector
universal.
℣.
Ruega por nosotros, ¡Oh San Onofre!
℟.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Padre mío San Onofre, yo sé que todo lo que
pidas al Señor, lo alcanzarás por la fidelidad y pureza en servirle sesenta
años en el desierto, dadme vuestra bendición y pedid al Señor,
que, así como me ha concedido veneraros en esta vida, me conceda también gracia
para acompañaros eternamente en la gloria. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 4 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Amabilísimo protector mío y glorioso Padre
San Onofre! La confianza que alienta mi espíritu
de lograr por vos, verdaderas luces para conocer cuales deban ser mis
principales cuidados, es mi único consuelo. Estos son sin duda oír las santas
inspiraciones con que Dios me llama a mejorar mi vida. He oído hasta aquí los
engaños del mundo, y los halagos de la carne, y los eh seguido con ceguedad,
más ¡Oh Santo mío! Ya quiero practicar desde
hoy las lecciones que vos me dais para que oiga, y siga las voces de Dios y sus
santas inspiraciones. Quiso el Señor que dejarais la casa de vuestros padres, y
renunciarais las delicias con que os brinda el mundo, y fuiste tan pronto en
ejecutarlo, que el oír y obedecer fue una misma cosa. Os llamó el Señor a un
monasterio donde le esperaseis como siervo fiel, y desde allí os intimó otra
vida más perfecta, y como oveja del Pastor divino, oísteis su voz, la
obedecisteis. Os inspiró el mismo Señor que emprendieras la imitación de Elías
y el Precursor de Cristo en la soledad de un desierto, y ese robusto corazón
que fortaleció con la gracia, nunca supo temer la flaqueza, obedeció con tal
presteza, que, sin esperar la luz del día, os sacó del claustro aquella noche,
y caminasteis, por aquellos yermos llenos de gozo y consuelo, y el Señor
acreditó el agrado que tenía vuestra pronta obediencia, dándoos por guía una
luz del cielo. ¡Oh Santo mío! A vista de
vuestra docilidad me confunde mi tardanza. He oído muchas veces las voces con
que Dios me llama a dejar el mal, y obrar el bien, y eh resistido con tal
dureza, que no eh buscado, ni apetecido lo bueno, ¡ay
de mí! ¡Y cuán lejos estoy de imitar vuestros ejemplos! Os llama Dios a
una vida la más amarga y repugnante a los sentidos, y se llena vuestro corazón
de una dulzura más que la miel, según que vos lo dijisteis ¿y a mí me amarga el llamamiento a confesión dolorosa? No sea
así, Santo mío, antes os ruego, me alcancéis una verdadera luz que ilumine mi
corazón, y una gracia que me compela a hacer una confesión clara, verdadera y
dolorosa, y que no halle reposo hasta hacerla, que conozca la gravedad y
malicia de mis pecados y los deteste tan eficazmente que alcance de Dios el
perdón, y después la vida eterna. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA TERCERO – 5 DE
JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh dulcísimo protector mío y glorioso Padre
San Onofre! En cuya alma depositó el Señor,
tesoros de las más relevantes virtudes, oíd los ruegos de la mía, que se
presenta a vos, pobre y desnuda. Os sacó el Señor de la compañía de aquellos
virtuosísimos monjes, y os guio a la soledad para que empleaseis el resto de
vuestra vida, sin conocer criatura humana. Sesenta años habitasteis en aquella
solitaria gruta, donde abierta la puerta a toda penalidad, disteis claro
testimonio de esta vuestra voluntad unida con la de Dios, y desasida de todo lo
humano. El calor, el frío, la desnudez, las lluvias que acabaron con vuestra
pobre ropa, ¿Qué penalidad no causarían a vuestra
inocente carne? Y vuestro purísimo corazón cuanto no padecería en tantas
batallas, como os presentó el común enemigo, viéndoos solo y sin humano
auxilio, ¿con que furia acometería? ¿Qué medios
formaría para convertir vuestra constancia al ver en vos tan altas virtudes? Vos
mismo lo asegurasteis pocos momentos antes de morir, al santo anacoreta Pafnuncio,
diciéndoles estas palabras: “créeme hermano, que
fue tanto lo que padecí, que muchas veces llegué a punto de perder la vida”. Pero
todo lo padecisteis por la gracia de Dios con tanta alegría, que diste a bien a
entender, que vuestro amante corazón no tenía otro movimiento que la voluntad
divina, y que erais el siervo fiel que tenías siempre los ojos en las manos de
su Señor, por eso mirando siempre a la mano que los enviaba, os eran los
trabajos más dulces que la miel. Preparad pues, Santo mío, este
mi pobre corazón para que nada quiera, ni obre, que no sea conforme a la divina
voluntad. Haced con vuestra intercesión, que siempre reconozca y venere la
divina mano que lo ordena todo, en cuanto a cosas prósperas o adversas me
sucedan, para que, recibiéndolas como venidas de tan soberana mano, me resigne
en la divina voluntad, para que, imitándoos en la penitencia, logre mi alma
acompañaros eternamente en el cielo. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA CUARTO – 6 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh amantísimo protector mío, gloriosísimo
San Onofre! Por quien suspira mi alma, deseando
vivir a vuestra sombra, para que con vuestro amparo se prepare a recibir fructuosamente
a mi Dios y Señor Sacramentado. En sábado o domingo os traía un ángel del cielo
la sagrada Eucaristía, y de su angélica mano pasaba el Señor a vuestro seráfico
pecho ¿Cuánto ardor de amor divino se encendería en
vuestro pecho, al uniros con todo un Dios hecho víctima de amor? Lo
evidencia, Santo mío, vuestra perfectísima vida, porque en vuestras obras nada
aparecía de las flaquezas de los hijos de Adán, y más parecías Ángel que hombre
vestido de carne. El beneficio singularísimo que acabáis de recibir ocupaba
vuestras potencias, y os era preparación para la otra comunión, y según que
estas se repetían, se aumentaban los deseos de vuestro espíritu, y vuestra fiel
correspondencia a beneficio tan señalado, echando más profundas raíces la
humildad, creciendo en caridad, y suspirando continuamente por el más alto
ejercicio de heroicas virtudes, imitabais al santo Job, que suspiraba antes de
comer, porque vuestra preparación para recibir el pan del cielo eran ardientes
suspiros, enseñándonos con vuestro ejemplo, que para recibir dignamente este
divino manjar, es necesario suspirarlo y tener hambre espiritual, Santo mío,
acogedme a vuestra sombra, que en ella se apagarán los ardores impuros, para
conseguir efectos de ese pan divino que sustenta a los Ángeles. Santo mío,
aunque muchas veces lo he recibido, ha estado mi alma flaca y sin devoción, hay
en mi corazón mucho del mundo, y por eso me aprovecha este celestial alimento. Rogad
pues Santo mío, al Señor, que me aparte del mundo cuanto sea posible, que cierre
las puertas de mis sentidos, para que no entren por ellas tantos objetos
nocivos que asaltan mi corazón, para que, con este retiro, me disponga a
recibir a mi Dios Sacramentado con ardientes y humildes deseos, y que,
manteniéndole en mi corazón con vuestra asistencia, le adore con vos
eternamente en la gloria. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA QUINTO – 7 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh dulcísimo protector mío, gloriosos Padre
San Onofre! En quien depositó la Santísima
Trinidad los tesoros más preciosos de virtudes admirables, admitid esta pobre
alma a vuestros benditos pies, cuyos pasos nos dejaron tantos testimonios de
vuestro grande amor. Poco será que yo os compare a los abrasados serafines,
siendo cierto como es que estos sublimes espíritus, por haber sido criados
exentos de las miserias y pensiones a que está sujeto el cuerpo animal y
terreno, no tienen peso que los retraiga, ni objeto que les embarace el noble
ejercicio del amor, pero vos siendo hijo de Adán, sujeto a un cuerpo
corruptible y de barro, combatidos siempre de enemigos, supiste emular a los
serafines en los incendios de amor, y las batallas con los enemigos solo
servían para aumentar las llamas del amor divino, y crecieron tanto estos
incendios, que fue necesario un desierto para desahogar el volcán de vuestro
amante corazón sin embarazo de criaturas. El amor a Dios os despojó de todo
afecto terreno, del amor natural a vuestra sangre, y hasta de la pobre ropa que
cubría vuestro cuerpo, y os hizo renunciar el comercio humano, reducido a ser
compañero de las fieras en un desierto, pero todo esto os lo hizo el amor a
Dios más dulce y sabroso que la miel, porque, aunque era amargo a los sentidos,
era dulcísimo a vuestro enamorado espíritu. Así, Santo mío, nos ensañasteis que
el yugo del Señor es suave, y su carga muy ligera. Mirad compasivo esta pobre
alma, tan tibia y helada en el amor Divino Amor, que ni aun sé si alguna vez he
pensado en este amor, ni en pedirlo, ni en considerar la necesidad que de él
tengo, sin este amor ¡Oh Santo mío! Es
preciso que yo me pierda ¿Cómo pues podré
conseguirlo, si no interponéis con el Señor lo grande vuestro mérito? Me
robó el mundo todos los cuidados, y no he conocido otro amor que el interés y
el deleite, los he amado tan ciegamente que no he vivido, porque faltándome el
amor a Dios, verdaderamente he estado muerto, y pues debo a vuestra mediación
este conocimiento, continuad vuestra intercesión para que sea fructuoso y
operativo. Ayudadme protector mío, para que saque de
mi corazón tantos y tan malos pensamientos, y me ocupe todo en amar a Dios,
para empezar a vivir una vida espiritual, y continuando en la sombra de vuestro
amparo, logre acompañarlos en amar a Dios eternamente en la gloria. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA SEXTO – 8 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Defensor y protector mío, gloriosos Padre
San Onofre! En quien confío encontrar cuanto
necesito para salvarme, haced que yo tenga siempre a la vista vuestra
prodigiosa vida, para que en la mía no entre jamás la vanidad y la soberbia,
por lo humilde que fue la vuestra. Dejasteis las conveniencias con que el mundo
os lisonjeaba, y elegisteis ser abatido en la casa del Señor sirviendo a unos
pobres monjes. Resplandecían allí vuestras virtudes, como astros en el
firmamento, y para ocultaras os retirasteis a la soledad de un desierto, donde
viviendo desconocido, solo pudieran ser testigos de vuestras heroicas virtudes
los Ángeles del cielo, y agradar solo a Dios, lejos de humanos aplausos. ¡Oh humildísimo Onofre! Veías los tesoros de la
naturaleza y gracia que en vos había depositado la bondad inmensa del Creador,
no podías ignorarlo, pero no tenías ojos para mirar como vuestro, este precioso
depósito, veías Santo mío las gracias, y por último que lo eran las reconocidas
dádivas de aquella mano liberal, que os dejaba más obligado, cooperabais
fielmente a los designios de Dios, y aún esa cooperación la contabais como
efecto de la divina bondad, y nueva deuda a su amor. Tan pobre y desnudo os
considerabais, que solo os juzgabais digno de ser compañero de las fieras e
indigno de habitar entre los hombres, por eso quiso el Señor que ensalza a los
humildes, y les comunica sus gracias, que no se ignorase en el mundo vuestra
portentosa vida, ni el poder que os concedió a favor de vuestros devotos, ejercitadlo
pues, Santo mío, a favor de mi pobre alma que tanto lo necesita, compadeceos de
este corazón tan pobre y desnudo de humildad verdadera, rogad al Señor que me
abra los ojos para conocer mis muchas miserias, suplicadle que por vuestros
méritos me conozca bien a mí mismo, reconozca las culpas que eh cometido contra
un Dios de infinita grandeza, siendo yo criatura vilísima, y que este
conocimiento me conduzca a una confesión clara, humilde y dolorosa, para que
alcanzando el perdón y la verdadera humildad, merezca algún día alabarle en
vuestra compañía en la gloria. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 9 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh glorioso patrón y abogado mío San
Onofre! A quien deseo buscar con ansia por
la suma necesidad que tengo de vuestro amparo, acometido frecuentemente por el
infernal Asmodeo, que pretende abrasarme con el sucio fuego de la liviandad y
torpeza, ¡a cuantos Santo mío, ha sumergido la
lascivia en eternas llamas! Ella es un fuego devorador que ha reducido a
cenizas a los que eran columnas fortísimas de relevantes virtudes ¿Cómo pues Santo mío, dejaré yo de temerle siendo como
soy, flaco y débil, y asegurándome el gran Agustín que la guerra es continua y
terrible, y muy rara la Victoria? Si tan grande es el peligro y yo
aprecio la divina amistad, ¿Cómo vivirá mi alma sin
temor de perderla en tan fuerte combate? El mayor enemigo es mi sucia
carne ¿y será difícil que tropiece y caiga, siendo
un barro tan resbaladizo, y viéndose acometido con tantos alicitivos como a
cada paso se le presentan? Vos Santo mío, temisteis y buscasteis la
seguridad de vuestra alma en un desierto, para que no lo ensucie ese lodo, ni
la asaltasen los halagos de lisonjeros objetos, temisteis a vuestra carne, sin
embargo, la domasteis hasta representar un cadáver con perpetuas maceraciones,
y tan escaso y tosco alimento que apenas alcanzaba para poder subsistir ¿y yo, Santo mío, viviré sin temor y sin defensivo alguno
de los que me enseñasteis con vuestro ejemplo? Sepa yo temer, Santo mío,
para asegurar mi alma de tan grande riesgo, y tenga siempre a mi favor vuestra
poderosa intercesión, que siempre se ha señalado en apagar el fuego de la torpeza,
no son pocos los devotos vuestros, que agradecidos, alimentándose con solas
yerbas silvestres, confiesan haber debido a vuestro favor, sentir mudada su
carne, antes combatida con tentaciones, que los obligan a gemir, temerosos de
caer, y después tan fortalecida que parecía de bronce o piedra. Sea yo
contado, Santo mío, entre ese dichoso número de vuestros favorecidos, ayudadme
para que, huyendo de tan mortal enemigo, no prevalezca la tentación contra mi
pobre alma. Alcanzadme del Señor os tenga estrecha devoción, para huir de la
llama impura, y que no me suceda la desgracia que, a la infeliz mariposa, que,
dando vuelos en la cercanía de la llama, muera lastimosamente. Santo mío,
prometo la fuga de la ocasión, y así os alabaré eternamente en la seguridad de
la patria celestial, que es la gloria. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO – 10 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh amabilísimo
protector mío, glorioso Padre San Onofre! Cuya intercesión confío me
ayudara mucho para salvarme, humildemente os suplico me alcancéis desapego de
las cosas terrenas, y que mi alma vuele a su criador, considerando las cosas
eternas. Muchas veces os llevaron los Ángeles con mucho contento suyo a
recrearos en el cielo, cuando aún vivía vuestro espiritual vestido de la carne
mortal, os trataban como a ciudadano de la celestial Jerusalén, porque vuestro
corazón estaba desprendido de la tierra en que habitabas como pasajero, y vuestra
mente y consideración siempre habitaba en el cielo, donde era hermoso
espectáculo ver a un hombre en carne mortal, tan parecido en el obrar a las
espirituales inteligencias, todo encendido en el amor divino, y libre del peso
de la carne, transformación que en vos habían hecho el amor a Dios, y a la
profunda humildad, y que habían facilitado el subir a las alturas, porque el
fuego naturalmente aspira a subir a lo alto, y vos eras todo fuego de amor: rogad
pues, Santo mío, al Señor, que desocupe yo mi corazón de las cosas de la
tierra, y que encendía mi alma en el fuego santo del amor divino, acompañado de
profunda humildad, sea por la consideración, habitador del cielo en este mundo,
para que después consiga habitarlo con vos eternamente. Amén.
—Rezar un Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
DÍA NOVENO – 11 DE JUNIO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
ORACIÓN
¡Oh singularísimo favorecedor de las almas
en la hora de la muerte! A cuyo tiempo dispara enfurecido el
demonio todas sus máquinas infernales, asistidme en este lance tan tremendo,
para que no peligre en aquel expuesto punto. El Señor, que tan solo os quiso en
la tierra, no fue así cuando llegó el tiempo de salir de ella, quiso que se
hallara presente un santo monje para que os diera testimonio a los mortales de
lo que en vos había visto y oído, y también para que publicase por el mundo, la
gracia que habías de alcanzado para los que os aman y os veneran. Este fue el
abad Pafnuncio, a quien dijisteis con semblante dulce y placentero: “este día acabo mi administración, me voy al reino por
una eternidad de los siglos”. Y seguidamente le disteis cuenta de
vuestra vida, y disteis a fin de ella con las siguientes palabras: “en vuestras manos Señor, encomiendo mi espíritu”. Así,
Santo mío, disteis fin al destierro y principiasteis a gozar del eterno
descanso. Apenas dejó el espíritu a vuestra carne, vio está el abad Pafnuncio
rodeada de clarísimas luces, y luego oyó un grande golpe de música con que celebraron
los ángeles tu tránsito a la gloria. Te subieron, Santo mío, muy contentos y
festivos los Ángeles, porque subían contigo un singular abogado a favor de los
pecadores. Te subían muy alegres y contentos porque serias el iris que
desvanecería los divinos enojos. Te subían en rápido vuelo a la gloria, porque
serías un eficacísimo consolador de todos los afligidos y trabajos en la
tierra. Te subían cantando amorosísimos motetes porque con vuestra intercesión,
habían de lograr las almas, triunfos muy singulares, triunfos del horrible y
asqueroso fuego de la lujuria, en el cual perecen nuestras tantas miserable
almas. Ea pues, santo mío de mi alma, no me olvidéis porque ya sois ciudadano
del cielo, y yo miserable morador de este mundo. Me complazco, Santo mío, de
vuestra grande gloria y de vuestro grande poder para alcanzar a vuestros
devotos cuanto necesitan. Si estando, Santo mío, en la tierra, alcanzasteis
para vuestros devotos tan singularísima gracia ¿Qué
dejareis de lograr en el cielo, si fue tal vuestro valimiento estando en el
mundo? Acordaos pues, Santo mío, de este pobre
que, quedando en este mundo, está muy expuesto por tan flaco y miserable. Rogad
por mí, Santo mío de mi alma, y alcanzadme la gracia singular de que os venere
con todo mi corazón, en lo que me resta de vida, pues estando a vuestra sombra,
confío que no me perderé, y que os alabaré en el cielo por toda una eternidad. Amén.
—Rezar un
Credo. Los Gozos y la Oración se dirán todos los días.
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