Adaptación
de la Novena dispuesta por el Padre Juan José Ramírez de Arellano, capellán del
Real Colegio Nuestra Señora de la Caridad, en México; y reimpresa en Barcelona
en 1833.
COMENZAMOS: 11 de julio.
FINALIZAMOS:19 de julio.
FESTIVIDAD: 20 de julio.
ADVERTENCIAS PARA LA
NOVENA
El tiempo más a propósito para comenzar la Novena es el día once
de Julio, para acabarla el día diez y nueve, víspera de la Festividad del
Santo, que es a veinte; pero también se puede hacer en cualquier tiempo del
año, porque siempre que devotos buscáremos a San Elías lo hallaremos favorable.
Confesar
y comulgar el primer y último día de la Novena, y los demás por consejo del
Padre espiritual.
Ayunar
todos los días de la Novena o los que se pudieren, en memoria de los cuarenta
días que el Santo Profeta Elías ayunó.
Tomar
disciplina, usar cilicio y otras mortificaciones, a imitación de las grandes
austeridades de nuestro Santo Patriarca. Y los que por enfermedad no pudieren
hacer estas obras penales, procuren mortificar sus sentidos y pasiones.
Rezar cada día tres Padres nuestros y Ave Marías con Gloria
Patri a la Santísima Trinidad, en acción de gracias por haber criado un Santo
tan admirable como este.
Tener
cada día un rato de meditación, sirviendo de puntos para ella la virtud del
Santo que le corresponde a cada día, leyéndola antes, pues con ese fin se pone
una todos los días.
Hacer alguna limosna corporal, en reverencia de la que el Santo
Profeta hizo a la viuda de Sarepta, multiplicándole la harina y el aceite, en
el tiempo de su mayor necesidad. Y quien no pudiere, hará una limosna
espiritual, procurando evitar en sus prójimos los pecados, imitando así algo
del ardentísimo celo con que San Elías aborrecía las ofensas hacia Dios.
NOVENA EN
HONOR A SAN ELÍAS PROFETA, FUNDADOR DE LA ORDEN CARMELITA
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Criador
de todas las cosas, Redentor mío y de todo el género humano, mi Padre amoroso y
mi Dios verdadero, en quien firmísimamente creo, de quien infaliblemente espero
el perdón de mis pecados, y a quien amo sobre todo lo criado con todas las
veras de mi corazón; me pesa entrañablemente de haberos ofendido tantas y tan
innumerables veces con mis culpas, siendo Vos quien sois, tan bueno, tan Santo
y por consiguiente tan digno de ser amado sobre todo amor: y yo tan vil, tan
perverso, tan inicuo, el mayor de los pecadores y el más despreciable entre las
criaturas. Me pesa, mi Dios y mi Señor, de haber tenido tan grande
atrevimiento, con el que os he perdido el respeto que os debo tener como a mi
amantísimo Padre, y os he faltado al honor que os debo como a mi verdadero Dios
y Señor. Y al considerar mis yerros e ingratitudes contra un Dios tan bueno,
quisiera que mi corazón se hiciera menudos pedazos de dolor y arrepentimiento. ¡Ojalá, Señor, fuera yo tan dichoso, que muriera de dolor
de haberos ofendido! Ea, mi buen Dios, mi amoroso Padre, mi
dulcísimo Redentor, concededme el perdón de mis culpas como os lo pido, y
juntamente gracia para no volver a ellas, sino que os ame y adore como a mi
único bien, ahora y siempre por toda la eternidad. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Todopoderoso y
Eterno Dios, que con inefable providencia destinaste en el pueblo hebreo
por celador de tu honra divina al Santo Profeta Elías, y lo tienes reservado en
carne pasible para que, en los últimos siglos, acompañado del Santo Enoc,
defienda tu honor en el cristiano pueblo contra la infernal bestia del
Anticristo y sus secuaces malditos. Suplicámoste,
Señor, que por sus méritos e intercesión nos concedas un ardentísimo celo de tu
mayor honra y gloria, la exaltación de nuestra Santa Fe Católica, la conversión
de los infieles y paganos, la reducción de los herejes al rebaño de la Iglesia
Romana, la contrición y penitencia de los pecadores, para que tu Divina
Majestad sea de todos adorado, amado y servido; y que todas nuestras obras,
pensamientos y palabras, llenas del fuego de tu divino amor, no aspiren a otro
fin que a honrarte, reverenciarte y glorificarte, a imitación del encendido
amor y celo de tu amado siervo San Elías, que en todo y por todo solicitó tu
mayor honra y gloria. Y si lo que te pedimos va dirigido a ese fin, humildemente
te suplicamos nos lo concedas por tu infinita misericordia; y si no es así, te
sirvas dirigir y encaminar nuestras peticiones para que ni pidamos ni deseemos
otra cosa que tu mayor honra y gloria, para que seas alabado, amado y
reverenciado, ahora y siempre en tiempo y en eternidad, por los siglos de los
siglos. Amén.
DÍA PRIMERO - 11 DE JULIO
Meditación: DE LA HEROICA FE DE SAN ELÍAS.
La primera base del edificio espiritual es la virtud de la Fe, porque
sin ella, según el Apóstol, es imposible
agradar a Dios. La del Santo Profeta Elías fue tal y tan heroica, que
por ella mereció ser en la tierra el primer defensor (que en el Cielo ya lo
había sido el Príncipe San Miguel contra los ángeles apóstatas) en aquel
público y general Auto de Fe que se celebró en el Monte Carmelo, cuando por
orden del rey Acab se juntaron ochocientos cincuenta profetas falsos: los
cuatrocientos cincuenta de Baal, y los cuatrocientos de los bosques, a quienes
sustentaba Jezabel.
Estando,
pues, todos juntos con el numeroso pueblo israelítico, les dijo el Santo
Profeta Elías de esta suerte: “¿Qué desalumbramiento es el vuestro, ¡oh Israelitas!, y
qué inconstancias, mudando cada dia la Fe y Religión de vuestros mayores? ¿Para
qué cojeáis de entrambos pies? Si el Dios de Israel es el verdadero; seguidle
con fe constante: y si Baal lo es, seguid a Baal. Y para vuestro total
desengaño reduzcamos hoy a prueba nuestra fe. Los profetas de Baal son
ochocientos cincuenta, yo solo he quedado de los Profetas que deben sacar la
cara por el verdadero Dios. Tráiganse aquí dos bueyes, tomad vosotros uno,
hacedle pedazos, y ponedlo sobre la leña del altar del sacrificio, sin ponerle
fuego debajo, que yo haré lo mismo con el otro buey en altar diferente. Invocad
vosotros el nombre de vuestro dios, que yo invocaré el del mío, y el Dios que
oyere y enviare fuego sobre el altar, ese será tenido por Dios legítimo y
verdadero”. Oyendo esto el pueblo, dijeron todos a una voz: “óptima proposítio”, bonísima es la proposición. Los
profetas falsos mal de su grado lo hicieron así y con repetidas voces clamaban
diciendo: “¡Baal,
óyenos!”, mas como era ídolo muerto
no los oía por más que le gritaban. De lo cual, burlándose el Santo Profeta
Elías, les decía con santo y gracioso donaire: “Ea, levantad más la voz, porque es dios de
paso, y quizá estará bajando en el mesón o en el camino. Gritad más recio,
quizá está dormido, y así es bien despertarlo”.
Y
poniendo Elías su altar; lo regó con abundancia de agua, puso en él su buey, y
habiendo invocado el nombre del Señor, bajó fuego del Cielo que consumió hasta
la misma agua. De lo cual, admirado todo el pueblo, a gritos decía: “El Señor es
Dios, el Señor es el Dios verdadero”. Mandó entonces el Santo
Profeta Elías, que a los ochocientos cincuenta profetas falsos los llevasen al
arroyo Cisón, fuera del Monte Carmelo, y allí los degollasen a todos, quedando
en Israel limpia y pura la fe del verdadero Dios; y por eso apellidó San
Bernardo a nuestro Santo Profeta, acérrimo defensor de la Fe: Fídei defénsor. Defensor de la fe.
—Aquí se
rezan los tres Padres nuestros con sus Ave María y Gloria. Se rezará a
continuación la Letanía de nuestra Señora.
ORACIÓN
Omnipotente
Dios, trino y uno, en cuya fe divina protestamos vivir y morir,
agradecidos a tu Soberana Majestad porque nos hicisteis Cristianos,
humildemente suplicamos a las puertas de tu clemencia por los méritos y heroica
fe de tu siervo San Elías, nos des fortaleza en la Santa Fe Católica, para que
la mantengamos en nosotros pura y limpia de todos los errores que a ella se
oponen. Y juntamente te pedimos conserves y dilates
por toda la redondez de la tierra el sagrado depósito de la fe, para que
desterradas las tinieblas de la herética pravedad y disipadas las sombras del
gentilismo, a todos alumbres la antorcha de la fe cristiana, y mediante ella se
haga de todos un rebaño, cuyo único y divino Pastor eres Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN PARA OFRECER
TODA LA NOVENA
Esclarecido Patriarca Elías, tú que eres la forma
misma de la justicia, espejo de la santidad, ejemplo de la piedad, defensor de
la Fe, Doctor del israelítico pueblo, maestro de los ignorantes, refugio de los
oprimidos, Abogado de los pobres, Juez de las viudas, vista de los ciegos, lengua
de los mudos, vengador de las ofensas de Dios, temor de los malos, gloria de
los buenos, vara castigadora de los Poderosos, martillo de los tiranos, Padre
de los Reyes, Sal de la tierra, luz de todo el mundo, Profeta del Altísimo,
Precursor de Jesucristo en su segunda venida, Cristo del Señor, Dios de Acab,
terror de los falsos profetas de Baal y rayo destructor de los herejes, por
todas estas tus excelentísimas prerrogativas que el Señor puso en ti, te
suplicamos rendidos interpongas con la Divina Majestad tu poderosa y eficaz
intercesión para que mediante ella los justos consigan la perseverancia, los
afligidos el consuelo, los desvalidos el amparo, los pobres el remedio, las
viudas el alivio, los pecadores la penitencia, los ciegos vista, vida los muertos,
enmienda los tiranos, los Reyes Católicos paz y concordia, los herejes
arrepentimiento, los idólatras luz y conocimiento del verdadero Dios, y todos
consigamos de su Divina Majestad los bienes que necesitamos así de alma como de
cuerpo, y así de gracia como de gloria, para que todo lo que hemos pedido en tu
Novena redunde en honra de Dios y provecho nuestro. Amén.
GOZOS
Si
a la necia ceguedad
Vencerá
vuestro fervor,
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Sol
brillante de Israel,
A
quien la gracia previno
Para
el más alto destino
Previsto
antes de nacer:
Por
ti hemos de merecer
Gozar
de felicidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Siendo
vos recién nacido,
Fue
vuestro padre admirado
Por
veros, niño sagrado,
Entre
unas llamas metido:
Discreto,
cuanto advertido,
Consultó
la novedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Que
seríais Juez prudente,
Dijo
el oráculo santo,
Vuestro
celo sin quebranto
En
todo tiempo eminente:
Que
os educara decente,
Con
temor santo y verdad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Con
una firme esperanza
Salisteis
desde Galaad
Para
reprender a Acab,
Por
su idolatría tanta:
Todo
su reino se espanta
Al
ver la gran sequedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Candados
vuestro poder
En
esas nubes echó,
Y
la lluvia no cayó,
Atenta
a vuestro querer:
Portentoso
habéis de ser
Sin
duda, en cualquier edad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
hospedaje pagaste
A
la viuda sareptana,
Cuando
en virtud más que humana
Su
hijo resucitaste:
Que
fue mucha declaraste
Siempre
vuestra potestad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
fuego de su región
A
vuestro imperio bajó,
Hecha
ceniza dejó
La
contumaz religión:
Dénos
vuestra intercesión
El
de ardiente caridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
La
idolatría postrada
A
vuestras plantas quedó,
Cuando
el fuego consumió
Vuestra
víctima sagrada:
Acab,
su altivez domada,
Veneró
tal santidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Bajo
un enebro rendido
Os
miro, Padre sagrado,
Del
camino fatigado,
De
Jezabel perseguido:
Del
Cielo favorecido
Con
generosa piedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
En
prueba de vuestra pureza
Ángeles
os acompañaban,
Y
el sustento os llevaban
Huyendo
de la fiereza
De
Jezabel, en la empresa
Contra
vuestra benignidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Con
oración fervorosa
Conseguiste
en el Carmelo,
Ver
la nube del consuelo
Y
abundancia prodigiosa:
Que
hizo la suerte dichosa
De
Adán y su posteridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
vaticinio que hicisteis
En
aquella nubecilla
De
la Virgen sin mancilla
Ser
hijos nos merecisteis:
Bajo
su amparo tuvisteis
A
vuestra posteridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
De
tu fe los resplandores
Dieron
luz a los errantes,
Que
estando de Dios distantes
Daban
a Baal loores:
La
Iglesia con tus favores
Aumentó
su claridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Masfa
y Galaad son testigos
De
tu austera penitencia,
La
humildad y la obediencia
Allí
trajo a tus amigos,
Y
profesaron activos
La
más pura castidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Paso
el Jordán os franquea
De
vuestra virtud forzado;
Diste
espíritu doblado
A
Eliseo, que posea:
Propicia
también nos sea
Vuestra
liberalidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Carroza
os sirve de fuego,
Padre,
por aquellos Cielos;
Premio
que a vuestros desvelos
Envía
Dios desde luego:
Alcanzad
que el mundo ciego
Conozca
su gran verdad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Allá
en el Monte Tabor,
Cercada
de claridad,
Se
os mostró la humanidad
De
Cristo nuestro Señor:
Sin
duda fue ese favor
Señal
de grande amistad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Todo
encendido en amor
Vuestras
palabras eran fuego,
Que
daban la vista al ciego
Y
pureza al pecador:
Todos
como protector
Os
piden con humildad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Y
pues tu predicación
Fue
y por último será,
Un
rayo de Cristiandad
Que
partirá el corazón:
Danos
tu bendición,
Patriarca,
con longanimidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Contra
el perverso Anticristo
Y
su doctrina feroz,
Predicará
vuestra voz
La
verdad de Jesucristo:
Por
vos el mundo malquisto
Dejará
su ceguedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Si
a la necia ceguedad
Vencerá
vuestro fervor,
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Antífona. Se quitó Elías su manto, y golpeó las aguas
del Jordán, que se dividieron en dos partes, y transitaron él y Eliseo por
terreno seco; y ascendió Elías al Cielo en un torbellino.
℣.
Bienaventurados quienes te vieron.
℟.
Y honraste con tu amistad.
ORACIÓN
Oh Dios Omnipotente, que
elevaste al Cielo a tu profeta, nuestro Padre el bienaventurado Elías en un
carro de fuego sin padecer la muerte; te suplicamos nos concedas por
su intercesión, que mientras vivamos en este mundo, sean elevados nuestros
corazones a las cosas eternas y podamos regocijarnos con él en la resurrección
de los justos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 12 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA FIRMÍSIMA ESPERANZA QUE TUVO SAN
ELÍAS.
Si fue grande la fe del Santo Patriarca Elías, nada inferior es
su firme esperanza en el Señor. Retirado estaba nuestro Santo Patriarca en
Masfa en el Monte Galaad haciendo una vida solitaria, penitente y austera,
cuando Dios le mandó fuese a reprender al rey Acab y a todo su reino, por las
abominables idolatrías que sacrílegos cometían. No
puso a ello excusa alguna San Elías, porque ni se lo permitía el grande celo de
la honra del Señor, que en su pecho ardía, ni la segura y firme confianza que
tenía en Dios, de que su Majestad le asistía. Puesto en presencia del rey Acab
y de todo su pueblo, les dijo; “Vive el Señor Dios de Israel, ante cuyo acatamiento
estoy, que no habéis de ver lluvia ni rocío del Cielo sobre vuestros campos,
sino cuando, y como yo quisiere”. Y así sucedió a la letra, pues en
tres años y medio estaban tan endurecidos los Cielos que ni una sola gota de
agua cayó, hasta que haciendo Elías oración con segura confianza en su Divina
Majestad mandó a los Cielos que dieran a la tierra sus lluvias, ejercitando
sobre tierra y Cielo la potestad que el Señor le había concedido en premio de
su firmísima esperanza. Y no solamente esto, sino que como se dejaba todo a la
Providencia Divina, el Señor cuidaba aun de su sustento corporal, que fue lo
mismo que cantó David: "Echa en manos del Señor tus preocupaciones, y él te
alimentará". Díganlo aquellos misteriosos cuervos, que allá en
el arroyo Carit le llevaban el pan y las carnes por orden de Dios para su
sustento. Publíquelo también aquel Ángel que se le apareció al Santo Profeta,
cuando huyendo de la impía Jezabel, de cansado se quedó dormido a la sombra de
un enebro, y el Ángel le despertó, ofreciéndole un pan subcinericio y un vaso
de agua, para remedio de la necesidad que de comida y bebida padecía: siendo en
este caso el Ángel su refugio, como lo es San Elías de los que padecen oprimidos,
como lo llamó San Bernardo: Refúgium oppressórum. (Refugio de los oprimidos).
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Misericordiosísimo Dios, que
nunca desamparas a quien de veras pone su esperanza en Ti: por los méritos de
tu amado siervo San Elías, y especialmente por la firme confianza que tuvo en
tu Providencia Divina, con la cual mandaba sobre los Cielos y la tierra, y sin
cuidar de sí era alimentado por ministerio de tus Ángeles, te
suplicamos nos concedas la excelentísima virtud de la esperanza, para que con
ella esperemos de tu infinita liberalidad, no solamente los bienes corporales,
sino también los espirituales, y sobre todo la dicha de verte y poseerte para
siempre; pues el poseerte es el objeto y premio de nuestra cristiana esperanza,
a que aspiramos en esta vida, hasta que por tu misericordia lo consigamos en la
Gloria. Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA TERCERO - 13 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA ENCENDIDA CARIDAD DE SAN ELÍAS.
En amar a Dios sobre todas las cosas y a los prójimos como a
nosotros mismos, se
encierra toda la ley que profesamos los cristianos, como dice el Señor: "De estos
dos mandamientos depende toda la ley y los Profetas" (San Mateo
22). Por eso, el Espíritu Santo dijo que el profeta Elías se levantó como un
fuego: "El
Profeta Elías se levanta como el fuego"
(Eclesiástico 48), porque ardía en el fuego del amor de Dios, en el celo
de su honra y en la caridad de los prójimos, advierte el Doctor Juan de
Silveyra (Opúsculo 3, Resolución I, cuestión 2). Y que sus palabras, prosigue
el Espíritu Santo, eran tan ardientes como una antorcha encendida, "Y su
palabra ardía como una antorcha”: porqué como notó Nicolás Lirano,
inflamaba con ellas los corazones de sus oyentes al amor de Dios: "Encendiendo
a los oyentes al amor divino". Pues siendo esto así, bien se
conoce cuál sería el fuego de la caridad y amor de quien despedía brasas
encendidas que inflamaban y encendían en amor a los demás; y así no es mucho
que siendo tierno niño lo alimentasen los Ángeles con fuego en vez de leche,
como afirma San Epifanio (De Vitæ Prophétæ Véterum Testaménti) ni menos el que en una carroza de fuego que tiraban
encendidos caballos, lo arrebatase el Señor por esos Cielos, sin que el fuego
le hiciese daño alguno (IV Reyes 2), porque si un fuego no tiene
actividad con otro fuego, ¿cómo lo había de tener el fuego de aquel carro sobre el
Santo Elías, que todo era fuego de caridad y amor? De amor para con Dios, como lo publican sus heroicas
obras, dirigidas todas a la mayor honra y gloria de su Divina Majestad. De
caridad para con los prójimos según lo manifiestan aquellos avisos que nueve
años después de su subida en el carro de fuego, envió al rey Joram,
exhortándolo a la enmienda de su mala vida, y lo refiere la Sagrada Escritura
(II Paralipómenos 21); ya que él desde el Paraíso terrenal o el lugar donde
Dios lo tiene depositado, está solicitando la salvación de los hombres como
afirman San Basilio, San Gregorio y otros muchos: y ya finalmente porque en el
tiempo del Anticristo ha de volver a convertir almas para el Señor, explicando
a los mortales la verdadera Fe de Jesucristo según sentir del doctísimo Nicolás
de Lira y Dionisio Cartujano, y a aplacar la ira de Dios contra los hombres,
como lo testifica el Espíritu Santo en el capítulo 46 del Eclesiástico, y lo
asientan así los sagrados expositores. Luego, si San Elías es todo fuego de
amor de Dios y de los prójimos, ¿qué mucho lo llame San Bernardo el Cristo o el ungido
del Señor, que todo es caridad y amor? Christus
Dómini. (Cristo el señor).
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Clementísimo
Dios y Señor nuestro, que por el infinito amor y caridad con que amas a
los hombres nos diste a tu Unigénito Hijo, y desde el Solio de tu Divinidad nos
enviaste al Espíritu Santo, que es fuego de amor por esencia, concédenos
por los méritos de tu siervo San Elías, que inflamados nuestros corazones como
el del Santo Patriarca con este divino fuego, a Ti solo amemos sobre todas las
criaturas, y a ellas por Ti, y que de tal suerte se encienda este soberano
fuego en nuestras almas, que sin apagarse jamás, dure en ellas por toda la
eternidad, para que así merezcamos ir a alabarte a la patria Celestial, donde
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA CUARTO - 14 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DEL FERVOROSO CELO DE SAN ELÍAS.
Esta voz celo en el idioma latino significa imitación, enojo,
amor o competencia: pero
en la aceptación cristiana el celo legítimo no es otra cosa, dice Moreno, que
un “estudioso
deseo y amor solícito de un fin loable y justo”. Tal fue el
fervoroso celo del Santo Profeta Elías para con Dios, que cuando su Divina
Majestad allá en la cueva del monte Horeb le dijo “¿Qué haces aquí, Elías?”, le
respondió: “Señor,
con gran celo he celado la honra del Señor Dios de los ejércitos, porque los
hijos de Israel han dejado vuestro pacto, destruido vuestros altares, degollado
a vuestros Profetas, y yo solo he quedado: ahora buscan mi vida para acabarla”.
Donde se ve claramente que siendo el de Elías un estudioso deseo y
amor de un fin honesto y loable como la honra de Dios, es propiamente verdadero
celo el suyo. Y si el celo es acto lícito de la caridad, por lo cual el
Angélico Doctor Santo Tomás dijo que el celo es un amor intenso, que no sufre
cosa en la cosa amada (Suma Teológica, I-IIæ, quest. 28, art. 4.), siendo tal
el amor de Elías para con Dios, ¿que tal y que tan grande sería su celo? Bien
lo explicó el Santo Profeta en aquella repetición de palabras, cuando dijo “con gran celo
he celado” que denotan una grande
vehemencia o un acto muy intenso de amor: por eso San Elías antonomásticamente
se llama el Celador de la honra del Señor; y
aun cuando alguno tiene grande celo de la honra de Dios, decimos que tiene el celo de Elías, y la razón es porque aunque en
este Santo Patriarca resplandecen en heroico grado las virtudes de obediencia,
pobreza, virginidad, humildad, fe, esperanza, caridad, y todas las demás; sin
embargo, la que más sobresale entre todas ellas, es la virtud del fervoroso
celo de la honra de Dios. Este le hizo mandar degollar en el arroyo
Cisón aquellos ochocientos cincuenta profetas falsos. Este celo le obligó a
mandar que bajase fuego del Cielo y abrasase a aquellos cincuenta soldados y a
su Capitán, los cuales le iban a prender por orden del rey Ocozias: y después
enviando este otro Capitán y otros cincuenta soldados, volvió el Santo Elías
por la honra de Dios, haciendo bajar segunda vez el fuego del Cielo para que
consumiera a estos como a los primeros. Este mismo celo le obligaba a reprender
severamente a los reyes de Israel Acab, Joram y Ocozias, para que detestasen
sus vicios e idolatría: y así lo elogió el Espíritu Santo diciéndole: “Tú arrojaste a
los reyes a la perdición, quebrantando con gran facilidad su poder y orgullo” (Eclesiástico
48); por eso la pluma de San Bernardo, como tan gran celador de la honra de
Dios, apellida al Santo Profeta vengador de las ofensas y agravios del Señor: Ultor scelérum (Vengador de crímenes).
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Omnipotente y Eterno Dios, que, para defensa de tu
honra y gloria, concediste a tu siervo San Elías un espíritu tan ardiente y
celoso; por sus méritos e intercesión, te suplicamos nos concedas este
abrasado celo de Elías para que celando tu honra divina evitemos las ofensas
contra Ti, y sea tu Majestad temida y adorada de todas las naciones y gentes, y
que no busquemos otra cosa que tu mayor honra, que es para nosotros la mayor
gloria. Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA QUINTO - 15 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA AUSTERA MORTIFICACIÓN DE SAN ELÍAS.
Gravísimos autores afirman que San Elías fue santificado en el
vientre de su madre, como el sagrado Bautista, de
quien dijo el mismo Jesucristo que era Elías: "Él
es Elías" (San Mateo 11, y Flor del Carmelo: vida de San Elías),
donde advierte de paso que si el Bautista fue el mayor santo entre los nacidos:
"Entre
los nacidos de mujeres, no surgió la mayor Juana Bautista"; y este lo compara el mismo Dios con San Elías, “ipse est Elías”, ¿qué tal será entre los Santos nuestro
Padre San Elías? Y si del Bautista no se dice su niñez, como notó
San Ambrosio, sino su nacimiento admirable y su predicación en el desierto, el
mismo estilo guarda la Sagrada Escritura con San Elías, sin referir sus
puericias, como que nunca hubiera sido niño. Y a la verdad que no lo fue por
sus siempre maduras resoluciones: porque instruido de sus padres en la noticia
y observancia de la verdadera ley, para guardarla mejor, no solamente se
contentó con huir la compañía de los idólatras, sino que hasta de sus mismos
padres se apartó. Se retiró al lugar de Masfa en el monte Galaad, donde había
una casa que después fue colegio de Profetas. En
esta soledad vivió algún tiempo, y en ella comenzó su espíritu a obrar lo que
obró después en el Bautista, que fue el olvido de sus padres, el amor a la
soledad y el trato con Dios, y porque su carne no se revelase contra él, la
traía cercada de espinas y de rigores. La dura tierra era su cama, el
vestido unas pobres pieles, las lágrimas su pan, su regalo el ayuno y el sueño
tan parco, como se deja entender lo tendría quien casi siempre estaba en
presencia de Dios, como el mismo Profeta:"El Señor vivió ante cuyos ojos estoy." Acompañando
allí a aquellos fervorosos Profetas y Religiosos varones, que descuidados de lo
temporal se empleaban en la oración, en las alabanzas divinas y en santos
ejercicios: a los cuales añadió Elías la profesión
de Nazareo perpetuo, y como tal al voto de castidad, abstinencia del vino y
otras austeras observancias, dio tales realces, que todos lo veneraban como a
superior. Las mismas mortificaciones hizo en el peñascoso collado de
Carit, que era una asperísima soledad acompañada solo de un arroyo; en la cueva
del monte Horeb y en el monte Carmelo observó las mismas austeridades. Y, en
fin, como verdadero Ermitaño, toda su vida fue una continuada penitencia y
prolongada mortificación, para enseñar a los israelitas, como su verdadero
Doctor, más con el ejemplo que con las palabras: Doctor
Israëlis, como lo apellidó San Bernardo.
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Altísimo y
Soberano Dios, que con singular providencia nos diste por vivo ejemplar
de la virtud de la mortificación y penitencia al Santo Profeta Elías, para que
de él, como del mejor Maestro, aprendiésemos a mortificar nuestra carne, que continuamente
se rebela contra el espíritu, impidiéndonos las operaciones espirituales: concedednos
por sus méritos e intercesión, que mortificados en el cuerpo te sirvamos en
esta vida, y merezcamos ir a gozar de aquellos celestiales deleites y regalos
que para los que te sirven tienes preparados en tu eterna gloria, donde en
compañía de todos los Santos te alabemos por los siglos de los siglos. Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA SEXTO - 16 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA PUREZA VIRGINAL QUE CONSERVÓ SAN
ELÍAS
A la pureza virginal llamó San Jerónimo virtud Angélica, porque tiene esta virtud muy estrecho
parentesco con los Ángeles: "Virginidad nacida de ángeles"; y
por eso los Ángeles aman mucho a los vírgenes, como a sus compañeros y
semejantes. Bien se conoce por aquí cuán extremada fue la virginal pureza de
nuestro Santo Patriarca, pues tan acompañado de Ángeles lo hallamos siempre. Si le vemos en el monte Carit, Ángeles en figura de
cuervos, dice el Padre Gaspar Sánchez, eran
los que dos veces al día le llevaban pan y carne para su sustento. Si lo sube
el Señor por esos Cielos, Ángeles son los que en figura de carro y fogosos
animales lo suben, según el Abulense y el eximio doctor Suarez, con
otros muchos teólogos. Si va a intimarle la
sentencia de muerte al rey Ocozías, Ángeles son los que le acompañan. Y si
huyendo de la malvada Jezabel, en los desiertos del Dumea se quedó dormido con
la fatiga y cansancio debajo de un árbol, un Ángel es quien cuida de traerle de
comer un pan y un vaso de agua para refrigerar la sed. Luego si los
Ángeles como tan amadores de la pureza, asisten con especialidad a los
Vírgenes: siendo San Elías tan asistido de los Ángeles, ¿qué tal será su pureza virginal? Angélica ya se ve. Por eso, según advierte Silveira, el
fuego del carro en que San Elías subió al Cielo ni le quemó ni le hizo daño
alguno, para dar con esto a entender que a este Santo Profeta nunca le dañó el
fuego de la concupiscencia: porque su pureza virginal fue perpetua, como
enseñan San Ignacio Mártir, San Epifanio, San Jerónimo y comúnmente todos los
Santos Padres, dice el doctísimo Gaspar Sanchez: "Es una frase común y constante de los
antiguos Padres que Elías debe adorar su virginidad para siempre."
Y aun el primero que hizo voto de castidad virginal fue San Elías, según San
Isidoro (De Ecclesiásticis Offíciis, Libro II, c. 18, 1) y Juan Jerosolimitano
(Liber de institutióne Monachórum, cap. 9). Por eso San Bernardo viendo tan
singular pureza en nuestro esclarecido Patriarca, lo
apellida espejo puro de santidad: Sanctitátis spéculum.
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Amantísimo Señor de la pureza santa, que por amor
de ella escogiste para Madre de tu Unigénito la más pura Virgen que se halló
entre todas las mujeres, tan virgen antes como después del parto: por la pureza
virginal de tu querido siervo San Elías, te suplicamos nos concedas esta
angelical virtud, para que limpias nuestras almas de las inmundicias de la
carne, vivamos en la tierra como los Ángeles en el Cielo, triunfantes y
vencedores del fuego de la concupiscencia, para que así seamos llevados al
lugar donde los Vírgenes acompañan al Cordero divino Jesús. Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA SÉPTIMO - 17 DE
JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA EFICAZ ORACIÓN DE SAN ELÍAS.
La eficacia de la fervorosa oración del Santo Patriarca Elías,
nos la propone por ejemplar el Apóstol Santiago en su Epístola Canónica, diciéndonos que, aunque Elías era hombre mortal como nosotros, pudo tanto
el fervor y eficacia de su oración, que alcanzó de Dios que en tres años y
medio no cayese ni una gota de agua del Cielo sobre los campos de Israel, y
volviendo a orar hizo que se desataran en lluvias los Cielos. Si quería
resucitar muertos, con su oración lo conseguía: pues
él fue el primer Santo que hizo en el mundo este milagro de resucitar difuntos.
Si quería que bajase fuego del Cielo para castigar a los idólatras, por tres
veces lo alcanzó con la eficacia de su oración, según se lee en la
Sagrada Escritura (Eclesiástico 48). Con la oración
mereció que el Señor se le manifestase en la cueva del monte Horeb, en
un aire delicado y suave marea que le regaló el alma y dilató el corazón:
conociendo por este símbolo lo suave y blando que es Dios para los que le
buscan. Con la virtud de su oración logró en el
monte Carmelo ver aquella pequeñita nube que subía del mar, en la que se
presentaba la Santísima Virgen Maria Madre de Dios, como enseñan los
Expositores sagrados. Finalmente, todos los empleos de su santa vida no fueron
otra cosa que una continua oración como dijo San Isidoro:"Elías asiduo en la santa
meditación" (De vita et morte Sanctórum utriúsque Testaménti -
De la vida y muerte de
los Santos de ambos Testamentos) instituyendo como tan grande orador la sagrada
familia de contemplativos Carmelitas. Y aún ahora
en aquel lugar en que la Divina Providencia lo tiene reservado, ya sea en el
Paraíso terrenal, según algunos, o ya sea en otro lugar distinto según
otros, allí está el extático Profeta Elías orando a
Dios por los hombres, según sentir de San Gregorio, en divinos éxtasis,
querúbicas y seráficas contemplaciones, suavísimos y dulces coloquios,
recibiendo de su Divina Majestad en la oración abundantes y soberanas luces,
para alumbrar con ellas a todo el mundo: que aun por eso San Elías es en pluma
de San Bernardo luz de todo el Orbe: Orbis lumen.
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Todopoderoso y
Eterno Dios, que para alcanzar de tu Divina Majestad todo cuanto te
pedimos nos mandaste lo pidiésemos con la virtud y eficacia de la santa
oración: humildemente te pedimos por los méritos de
tu siervo San Elías, y por la fervorosa oración que por nosotros hace a tu clemencia
desde el lugar en que lo tienes reservado, nos concedas que nuestras oraciones
presentadas en el tribunal de tu misericordia salgan despachadas, como
deseamos, para mayor honra y gloria tuya, y aprovechamiento de nuestras almas;
y juntamente que nos inspires lo que te debemos pedir, para que así te sean
agradables nuestras oraciones, como lo son las de nuestro Patrón San Elías. Amén.
—La Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se
rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 18 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DE LA INFLAMADA PREDICACIÓN DE SAN ELÍAS.
Que el Santo Profeta Elías fue en la ley antigua Predicador del
Señor, es cosa bien sabida y expresada en las Divinas Escrituras, porque a ese
fin miraba el celo de nuestro Patriarca, a que se observase la santa y
verdadera ley. Y
que también había de ser Predicador y Apóstol de Jesucristo, en los tiempos
venideros, cuando el anticristo persiga la Católica Iglesia, consta del capítulo
17 de San Mateo, donde el mismo Jesucristo Señor nuestro dice que vendrá Elías
a restaurar para Dios todo lo perdido:"Elías ciertamente vendrá y restaurará todas las
cosas" (Malaquías 4), porque
entonces vendrá (como lo profetizó también Malaquías) hecho Precursor de la
segunda venida de Cristo al mundo, pues si el Santo Rey David dijo que vendría
antes que el Divino Juez un fuego abrasador:"El fuego irá delante de él" (Salmo 96), ese fuego que ha de venir es San
Elías que es todo fuego, como dijo el Espíritu Santo:"Elías el Profeta se levantó como un
fuego, y su palabra ardió como una antorcha" (Eclesiástico 45) porque con su predicación
y fervorosa doctrina, confirmará a los fieles, reducirá a Dios los hijos de su
pueblo, restituyendo las cosas al lugar de donde las hubiere desencajado el
anticristo. Para cuyo fin tiene Dios reservados en carne pasible a San Elías y
a Enoc, como Apóstoles de los siglos venideros, según lo que dice el Apóstol
San Pablo: "Creo
que Dios nos muestra a los nuevos Apóstoles" esto es semejantes
a Enoc y Elías, que esos son los novísimos Apóstoles, según expone la Glosa
interlineal y la Ordinaria, según San Bruno, el Maestro de sentencias (Pedro
Lombardo) y otros muchos: de suerte, que la Iglesia santa atribulada con las
gravísimas persecuciones del anticristo comenzará a levantar cabeza con la
predicación de nuestro Patriarca, porque reducirá a los de su pueblo a la fe
verdadera de sus Padres, y a unos y a otros a Dios, reconociendo todos a Cristo
por el verdadero Mesías, sacándolos de la perniciosa ceguedad en que tantos
siglos han vivido. Para este fin, pues, tiene Dios reservado a San Elías, para
su Apóstol y Predicador, no solamente del Testamento viejo y ley antigua, sino
también del Testamento nuevo y ley de gracia, en compañía del Santo Enoc, a los
cuales como a Predicadores y Apóstoles de Jesucristo les quitará el anticristo
la vida, muriendo en Jerusalén como nuestro Redentor Jesús, según afirman
varios santos Padres y Expositores, y sus cuerpos serán arrojados en la plaza,
donde permanecerán sin ser sepultados el espacio de tres días y medio (conforme
a la profecía del Evangelista San Juan en el capítulo 11 del Apocalipsis), después de los cuales resucitarán gloriosos, y en una
luciente nube subirán en cuerpo y alma a los Cielos, a vista del anticristo y
sus secuaces, de quienes y su tiranía es duro martillo el Santo Profeta, como
San Bernardo lo apellida: Malleus tirannórum (El
martillo de los tiranos).
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Redentor
Soberano de nuestras almas, que para salud y remedio de ellas no
solamente bajaste del Cielo a la tierra a predicar y enseñar a los hombres el
camino verdadero de la salvación, sino que también dejaste en ella Ministros Apostólicos
para empleo tan excelente: te suplicamos por la inflamada predicación
de tu siervo San Elías, destinado Apóstol por tu divina Majestad en los pasados
y para los venideros siglos, que aprovechándonos de la verdadera doctrina de tu
Santo Evangelio, vivamos tan ajustados a sus sagradas leyes que nunca jamás nos
separemos de ellas, antes bien, por ellas merezcamos la vida eterna, pues vida
eterna son las palabras de tu doctrina evangélica.
Amén.
—La
Oración de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los
días.
DÍA NOVENO - 19 DE JULIO
Por
la señal...
Acto
de contrición y Oración inicial...
Meditación: DEL ADMIRABLE RAPTO DE SAN ELÍAS.
Conociendo el Santo Profeta por divina revelación que la
Majestad de Dios lo quería trasladar de este mundo a lugar más descansado, le dijo a su discípulo San Eliseo
que se quedase en la ciudad de Gálgala, porque Dios le mandaba ir a Betel, pero
Eliseo le respondió: “Vive el Señor Dios, y por tu vida que no haré yo tal”, y
así le acompañó hasta Betel, en donde volvió él a decirle que se quedase,
porque el Señor le mandaba ir a Jericó, mas tampoco convino en ello Eliseo, sino
que se fue con él a Jericó. Le volvió allí a insinuar que se quedase, porque el
Señor le mandada pasar el rio Jordán, y menos quiso Eliseo, sino que él y
cincuenta varones hijos de los Profetas, lo siguieron hasta el Jordán: y
estando a las orillas de él, tomó el Santo Profeta
su capa o melota, y tocando con ella sus aguas se dividieron y les dieron paso
franco; aquí fue donde se apareció una carroza de fuego, la cual tiraban unos
caballos bañados todos de vivas llamas, y apartando de Eliseo al Santo Profeta,
se lo llevaron por esos Cielos donde Dios sabe. Encubría Elías a su
querido Eliseo tan singular favor como Dios le hacía, así porque era su
humildad profunda, y sabía que se deben ocultar los favores divinos, como
porque su grande caridad no le permitía ver llorar a su Eliseo en su partida. Esta carroza fue formada de nubes por ministerio de
Ángeles, como con San Gregorio enseña San Ambrosio (Sermón 2, De
Eliseo), a manera de un carro triunfal. Y no
es mucho que en carro triunfal subiera San Elías por esos aires, porque si los
emperadores Pompeyo el grande, Julio César y Alejandro Magno, porque vencieron
varias naciones entraban en la ciudad en carros triunfales; con cuanta mayor
razón San Elías, que no solo venció bárbaras naciones, sino que también triunfó
de las pasiones humanas, había de tener un carro
triunfal para festejo de sus victorias. Y es también muy congruente que
fuese de fuego este carro: ya porque según San Juan Crisóstomo (Homilía I de
Elías), a un Santo de fuego como San Elías, le
competía una carroza de fuego; ya porque si el fuego es símbolo de los Ángeles
según cantó David: "¿Quién hace que tus ángeles, tus espíritus y tus
ministros quemen con fuego?", a
San Elías, que es Ángel de la tierra y hombre del Cielo, según el mismo
Crisóstomo: "Un
ángel terrenal, un hombre celestial" (Ibíd.), le venía muy bien
un carro de fuego; o ya finalmente para dar a entender el dominio que San Elías
tenía sobre el elemento del fuego, haciéndolo bajar de su esfera las tres veces
que le pareció conveniente, como lo celebra la Sagrada Escritura en el capítulo
48 del Eclesiástico: "Y dejó caer
fuego del cielo tres veces.". Trasladado
en fin Elías, no nos dice la Escritura Santa a qué lugar fue trasladado: y
supuesto que no es el Cielo, porque todavía está en carne pasible y así no
puede gozar de la visión clara de Dios: y también porque antes que Cristo Señor
nuestro subiera a los Cielos, ningún puro hombre entró allá, y el rapto de San
Elías fue antes de la Ascensión del Señor, es duda común entre los Sagrados
Expositores. Unos afirman que está en el Paraíso terrenal, que dicen no pereció
con el diluvio; otros sienten lo contrario, y tienen por cierto que está en
otro especial lugar que solo Dios sabe. Pero dejando ahora la verdad de estas
opiniones, que no me toca averiguar aquí, es cosa
asentada que el Santo Elías está vivo en carne pasible en compañía del Santo
Enoc, que también está vivo, aunque no fue arrebatado en carro de fuego como
Elías, en una vida Angelical y santa, esperando que llegue el tiempo que Dios
tiene determinado, en que estos dos esclarecidos Varones salgan a predicar a
los hombres penitencia, para salvación de sus almas: y quizá por eso
llamó San Bernardo a nuestro Santo Patriarca Maestro
de ignorantes: Magíster insipiéntium (Maestro de los tontos).
—Tres
Padre nuestros, Ave María y Gloria; y la Letanía de Nuestra Señora.
ORACIÓN
Omnipotente Dios, admirable
en tus Santos, que te dignaste de llevar el Santo Elías con tanto aparato de
majestad y grandeza a donde Tú solo sabes: por aquella profunda humildad con
que Elías ocultaba este tan extraordinario favor a su discípulo Eliseo, juntando
a ella la caridad y amor del prójimo, la cual no le permitía contristarlo con
su partida, concédenos misericordioso la virtud de la
humildad, para merecer con ella tus favores divinos y saberlos ocultar, para
que no nos despoje de ellos el huracán de la soberbia, y juntamente te pedimos
el amor y caridad de nuestros prójimos, para que a ninguno contristemos, sino
que en Ti y por Ti los amemos a todos, y que unidos con el vínculo de la
caridad entremos todos triunfantes en la Gloria.
Amén.
—La Oración
de ofrecimiento, los gozos y la oración final se rezarán todos los días.
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