lunes, 26 de febrero de 2024

NOVENA EN HONOR DE SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA.

 



Tomada del Compendio de la vida y milagros del glorioso San Álvaro de Córdoba, publicado en Córdoba por la imprenta de don Rafael Arroyo en 1849.

COMENZAMOS: 10 de febrero.

FINALIZAMOS: 18 de febrero.

FESTIVIDAD: 19 de febrero.

NOVENA AL GLORIOSO SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA

   Postradas ante una imagen del Santo las personas que hubiesen de hacer su novena, principiarán persignándose, diciendo el acto de contrición devotamente, y luego proseguirán:

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda, ofreciendo confesarme y apartarme de las ocasiones de ofenderos, y espero me perdonareis por los infinitos méritos de vuestra preciosa Sangre, dándome auxilios para perseverar en gracia hasta la muerte. Amén.

ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

   Creo en Dios, espero en Dios, amo a Dios sobre todas las cosas, pésame de haberle ofendido por ser quien es; propongo nunca ofenderle. María, madre admirable, abogada de pecadores, por Jesucristo crucificado que nos alcances perdón y gracia eficaz para no caer en pecado.

DÍA PRIMERO – 10 DE FEBRERO

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de despego del mundo.

   Considera que el despego de las cosas del mundo es la próxima disposición para la pureza del alma; porque, así como los vapores de la tierra son los que quitan su pureza y diafanidad al aire, el cual es tanto más puro cuanto más se acerca al cielo, así las aficiones a las cosas del mundo y el apego a ellas son los que ofuscan la pureza del entendimiento, y empañan el candor del alma, la cual será tanto más hermosa cuanto más se alejare del siglo, y se uniere a Dios. Reflexiona pues cuanto se alejó nuestro San Álvaro del mundo; pues no contento con haber renunciado cuanto este tiene de sensible y transitorio, profesando el instituto dominicano, quiso abstraerse aún más de él, retirándose a su desierto de Scala-Cœli. Si tú, por el contrario, te dejas llevar por el deseo de la vanidad, y te tiran las cosas del mundo; es porque tienes tu corazón muy pegado a las cosas de la tierra, y por eso tan pesado e inclinado a ellas. Pregúntate a ti mismo con el Profeta: ¿Hasta cuándo ha de durar la pesadez de mi corazón? ¿Por ventura hasta la muerte? ¿Qué acaso merecen estos caducos bienes, que solo son vanidad y mentira, mi amor? Vanidad, porque nada son en sí mismos; y mentira, porque siendo en sí tales, hacen creer que son una gran cosa. Míralo bien, y resuélvete abrazar la realidad desasiéndote de vanas y mentirosas ilusiones.

ORACIÓN

   Amabilísimo abogado mío San Álvaro, si os dignáis poner los ojos en vuestro siervo, os admirareis, y doleréis de verme tan desemejante a vos. Vos tan desasido del mundo, y yo tan metido en él: vos tan dado a Dios, y mi corazón tan lejos de su infinita amabilidad. ¡Ah!, y cuánto esto me confunde, y me avergüenza en vuestra presencia. Veo que todo mi mal proviene de no acordarme de Dios: y por eso os suplico, me alcancéis una estrecha unión con Él, que es el sumo bien, y con quien vos la tuvisteis tan familiar. Haced, Santo mío, que yo fije mis pensamientos todos solo en las cosas eternas; de manera, que logre no ser uno de aquellos que se dejan llevar ciegamente de las cosas del siglo, sino que siga la luz de la verdad. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   Amable protector mío, y poderosísimo abogado San Álvaro, yo indigno siervo y devoto vuestro, reconociendo la mucha privanza en que estáis delante de Dios, postrado humildemente ante el trono de vuestra gloria, os adoro con la más profunda veneración, y me gozo de que hayáis sido colocado en el sublime grado, que corresponde a vuestros grandes merecimientos; y también de que vuestro nombre se haga cada día más glorioso en la tierra con tantos y tan estupendos milagros como obráis. Ruegoos rendidamente por tantos dones sobrenaturales, con que os enriqueció el sumo Bien; por aquella caridad y penitencia, que en vos fueron tan admirables, por aquel amor intensísimo que tuvisteis a Dios, me concedáis una verdadera contrición de mis pecados, con que quede mi corazón limpio, y para siempre unido con mi Dios. Suplícoos seáis mi protector en todas las acciones de mi vida, y que no me desamparéis en la hora de mi muerte. Finalmente, os pido la gracia particular que por vuestra mediación espero me impetréis de la misericordia divina en esta novena, y es.... (aquí pida cada uno la gracia que desee alcanzar del Señor). Y vos Reina del cielo, María, a quien tanto amó mi protector San Álvaro, interponed por mí el gran poder que para con Dios tenéis, para que sean eficaces estas mis suplicas. Oídlas vos Señora, amorosísima Madre mía, no por mis méritos, sino por los de vuestro Hijo divino, y por los de vuestro afectuoso siervo San Álvaro. Conozcan todos que le amáis glorificado, y que amparáis a los que recurren a él para que crezca el número de vuestros devotos y suyos, a Él y a Vos os alaben ahora en la tierra, y por toda una eternidad en la gloria. Amén.

DÉCIMAS EN HONOR DE SAN ÁLVARO DE CÓRDOBA

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

En Córdoba noble emporio

Nació San Álvaro ilustre,

De los Córdobas el lustre

Heredó: ¡estirpe notoria!

Sacramental lavatorio

Que eleva a un ser celestial

Recibió en la parroquial

De Nicolás de la Villa,

Y conservó sin mancilla

Esta gracia bautismal.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Adulto ya con prudencia

Huyó del mundo al convento

De San Pablo el Real,

Atento que abunda

En virtud y ciencia.

Viste allí con complacencia

El hábito, de que infiero:

Que buscarle con esmero

En casa de los Guzmanes

Fue para heroicos afanes

Armarse de caballero.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Celoso predicador

Vuela Álvaro por el mundo,

Y el Rey Don Juan el segundo

Le busca su confesor.

Renunciando el regio honor,

Del palacio se retira,

Y mejor paloma aspira

A las piedras del desierto,

Donde Jacob más despierto

La Escala del Cielo mira.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Aquí la fábrica erige

De este santo monasterio,

Y Ángeles al ministerio

La Providencia dirige.

Viendo que al Santo le aflige

La falta de materiales,

Manda el Cielo obreros tales

Esta Escala a levantar;

Con que puedan escalar

Hasta el Cielo los mortales.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

En Águila convertido

Su espíritu penitente,

En la arduidad eminente

De ese Monte pone el nido.

Del registro allí escondido

En lo interior de una Cueva,

Con el azote renueva

Memorias de la Pasión:

Vierte sangre en compasión,

Que es de llorar moda nueva.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Los Ángeles el camino

Limpian; porque no le ofenda

La piedra, que está en la senda,

Como David lo previno.

Del angélico destino

Custodiar las almas fue:

Pero a un hombre de tal fe,

Que encaminó tantas almas,

Le deben llevar en palmas

Porque no se ofenda el pie.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Cedrón, arroyo vecino,

Niega el paso en su creciente,

A que el Varón penitente

Prosiguiese su camino.

Su confianza previno

Hacer de la capa vela:

Y si como nave vuela,

Siendo piloto; la fe

Claro como el agua fue,

Que pasmada se congela.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Advirtiendo su Prelado

Lleva el pan al pobre oculto,

Pregunta: ¿Cuál es el bulto

Que lleva disimulado?

Responde el Santo turbado:

Que son flores olorosas,

¡Providencias prodigiosas!

Concurre el Cielo al portento:

Y hace, que aquel alimento,

Siendo pan, se vuelva rosas.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Samaritano divino

Cristo en pobre se disfraza,

Y a Álvaro con esta traza

Se hace obvio en el camino.

En sus hombros le previno

Portátil silla al llagado,

Cierto de que retratado

Cristo en el pobre se encubre,

Llega al convento y descubre

Un Cristo crucificado.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

De tomar el alimento

Siendo ya la hora precisa,

Que no hay qué, al Santo le avisa

El Vicario del convento.

Tocar manda: y Dios atento

A su fe, próvido anda;

Pues si en el desierto manda

A Elías y Pablo cuervos,

Ángeles aquí a sus siervos

Les ministran la vianda.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Llegó el tránsito dichoso

De Álvaro, y voló su alma

Al cielo, a gozar la palma

De su mérito glorioso.

Aquel se muestra gozoso

De sus victorias ufanas:

Angélicas soberanas

Inteligencias su gloria

Hacen al mundo notoria

Con repique de campanas.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Desamparado el convento

Dejó la comunidad,

Sitio enfermo y soledad

Conspiraron al intento.

Ganadero desatento

Entró al templo su piara;

Mas ve al Santo entre luz clara

Seguir de Cristo el ejemplo;

Pues para echarle del templo,

Duro azote le prepara.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Numerosa concurrencia viene

El cuerpo a trasladar,

Juzgando al Santo agradar

Con tan ilustre asistencia.

Mas como con permanencia

Quiso estar en su convento:

El Cielo impide el intento,

De repente hecha el capuz,

Cambia en tormenta su luz

Con lluvia, rayos, y viento.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Repara el Cielo el desdoro;

Ángeles manda veloces,

Que con angélicas voces

Canten su gloria en el coro;

Se oye en acento sonoro

Darle allí a Dios alabanza;

¡Oh prodigiosa mudanza!

Los Ángeles obsequiosos

Cumplen por los religiosos

Las faltas de su inconstancia.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Campanita que en su muerte

Ella se toca sin mano,

Quiso dejar a su hermano

Que le avise de su suerte.

Tocándose por si advierte,

Que morir uno es forzoso:

Pende en su sacelo hermoso,

Y asombra cuando se toca;

Pues sin saber a quién toca,

Muere luego un religioso.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

Con prodigios mostró el Cielo

No fue religiosa traza,

Desamparar una casa,

Que a Álvaro costó desvelo.

Prelado grande con celo manda:

Vuelva a ser poblada,

Con elección acertada

Místico doctor destina;

Pues reparó la ruina

Un Fray Luis de Granada.

   

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

   

El Venerable Posadas

Tomó en este real convento

El hábito, con intento

De seguirle las pisadas.

Ya en las eternas moradas

Sus virtudes Dios premió,

Si por sus grados subió

A la cumbre de la Escala,

El Señor la nupcial gala

De santidad le vistió.

  

¡Oh San Álvaro dichoso,

Monástico fundador

De Scala Cœli glorioso!

Lo que pido fervoroso

Impétrame del Señor.

Antífona: Es semejante al varón sabio, que edificó su casa sobre roca.

. Ruega por nosotros, San Álvaro.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

   Oh Dios, que distinguiste a tu confesor el bienaventurado San Álvaro con los dones insignes de la caridad y penitencias, concédenos por sus méritos e intercesión, que llevemos siempre en el cuerpo la mortificación de Cristo, y tu amor en el corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

DÍA SEGUNDO – 11 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de compunción y humildad.

   Considera que el principio de una vida cristiana y devota es un corazón compungido y humillado, así como un espíritu altivo y derramado suele serlo de una vida libre y disoluta. Esta compunción en San Álvaro fue admirable si se atiende a lo inocente de su vida; y a pesar de ella, llamábase el mayor pecador del mundo. Si sobrevenía algún castigo del cielo a los lugares de su residencia, se compungía y humillaba atribuyéndolo a sus culpas. ¡Que confusión es la para los que con tantos y tan graves pecados no sabemos compungirnos! Toda culpa nos parece pequeña y nos amarga poco, porque no ponderamos la dignidad de un Dios ofendido, ni lo apreciable de un paraíso que se pierde, ni lo terrible de un fuego que se merece por el pecado. Hacemos con nuestros pecados lo que solemos hacer con las cosas amargas, que dejan de mascarse para que no amarguen el paladar. Medita, pues, un poco con atenta consideración la gravedad de tus culpas, y así no te será difícil sacar de ellas la compunción que les corresponde.

ORACIÓN

   ¡Oh grande y amable abogado mío San Álvaro! Vos que teniendo tan poco que llorar con todo eso llorasteis tan continua y amargamente; aquí tenéis a vuestros pies un alma, que, teniendo tanto que llorar, no sabe arrepentirse: dadle, os ruego, a este mi sensible corazón un poco de aquella vuestra contrición que lo hiera, y de una vez lo derribe a los pies de Jesucristo crucificado. Si no lo merezco yo, lo merece un Dios por mí ofendido, el cual pide la satisfacción por lo menos de mi llanto. Haced, Santo bendito, que yo tenga siempre delante de los ojos mis muchas culpas, y en mi corazón un vivo y verdadero dolor de haberlas cometido, de tal manera, que sea digno de vivir con la esperanza de haber sido enteramente perdonado, como se promete a un corazón penitente y compungido verdaderamente. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA TERCERO – 12 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos en este día a San Álvaro como ejemplar de penitencia.

   Considera que, así como es propio de todo cristiano seguir las huellas de Cristo, así también lo es participar de la amargura de su cáliz y austeridad de su Cruz. San Álvaro se mostró abrazado a ella en la corte, en el claustro, y en el desierto. Por experimentar sus rigores le condujo el amor de padecer a disciplinaria hasta derramar sangre: a dormir sobre el frio pavimento del templo; a llevar siempre ceñido su cuerpo de cilicio; y a ejercer tan inauditas maceraciones, que llegó a ser un verdadero varón de dolores, y uno de los más penitentes Santos; ¡Oh Santo mío! ¿Qué diré yo a eso? ¡Cómo no me confundo a la vista de tan rígido penitente! ¿Me servirá de excusa la edad, la inocencia, la complexión, o la falta de tiempo? ¡Más ay, que no! Pues no pocas veces, por cumplir un deseo, sufro incomodidades que me parecerían insufribles si las hubiese de padecer por Dios y por mi alma. Saber debo, pues, que el espíritu de santa austeridad es una de las mas ciertas señales de predestinación.

ORACIÓN

   ¡Oh penitentísimo abogado mío San Álvaro! ¡Cuán confuso quedo al contemplaros tan austero contra vos mismo, y a mí tan lejos de imitar vuestros ejemplos! ¡Cuánta más razón que yo hubiese usado en mi cuerpo esos rigores; pues han sido tanto mayor mis pecados! ¡Oh Santo mío! vos lo entendisteis en macerar con tanto rigor vuestras inocentes carnes Y yo soy el necio, que no atendiendo a otro que, a mi gusto, soy tan condescendiente con mis brutales apetitos Concededme, os ruego, ejemplar insigne de penitencia, un odio santo contra mí mismo, domando de continuo mis apetitos, y mortificando mis pasiones con vuestra ayuda y ejemplo, con que merezca caminar por la senda estrecha, que conduce al cielo. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA CUARTO – 13 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de oración.

   Considera que San Álvaro concibió una idea elevadísima de la divinidad por la oración: por ella conoció la hermosura de la gracia y fealdad del pecado ¿con qué otras armas peleó San Álvaro, y triunfó de sus espirituales enemigos sino con las armas de la oración? ¿De qué medio se valió para practicar tan heroicas virtudes, y obrar tan estupendas maravillas? De la oración. Medita el alto grado a que en esta llegó, que le proporcionó la unión íntima con Dios. Se derretía su alma con esta íntima unión como la cera se derrite con la proximidad del fuego. Con tan buen ejemplar aprende el aprecio que debes hacer de la meditación de las eternas verdades, cuyas máximas deben ser la regla de nuestra vida, sin olvidar lo que dice el Espíritu Santo: acuérdate de tus postrimerías y nunca pecarás. Aquellas se aprenden meditándolas diariamente.

ORACIÓN

   ¡Oh Álvaro bendito! Inclinad hacia el reino de los cielos todos mis pensamientos y afectos: despertad en mí la memoria de la eternidad; y haced que acabe de una vez de conocer la diferencia grande que hay entre un bien infinito y lo que solo tiene su apariencia, para que después llegue a poseer a Dios que solamente es el sumo bien, y a acompañaros a vos en la eterna bienaventuranza. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA QUINTO – 14 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de castidad.

   Considera cuanto el angélico San Álvaro amó la angelical virtud, cuando siendo aún tierno niño hizo voto de virginidad. Procuró conservarla macerando sus carnes, y mortificando sus sentidos. Toma tú para ello a María Santísima por protectora de tu pureza, y ruégala diariamente que te la conceda; pues esta Señora ama con especialidad a las almas castas. Concibe altamente de esta virtud, y ámala con ternura y afecto fervoroso. Es tan grande su aprecio, que no puede perfectamente conocerse en esta vida; pues acá en la tierra no se encuentra valor que le iguale. Es tan bella, que como dice San Jerónimo, nos hace semejantes, y casi nos iguala con los Ángeles. ¡Dichoso el que sabe guardarla; y miserable el que la pierda!

ORACIÓN

   Purísimo abogado mío San Álvaro, ¡cuánto me confundo al verme delante de una azucena tan hermosa! ¡Y cuánto temo que por mis culpas pareceré abominable en vuestra presencia! Vos, Santo prodigioso, podéis alcanzarme gracia para curar de todas ellas; pues me arrepiento de haberlas cometido. Alcanzadme de Dios y de su purísima Madre, una perfecta pureza, así en el cuerpo como en el alma; y así en la voluntad como en el entendimiento. Haced que conciba yo un odio capital contra el vicio contrario, de modo que no solo lo abomine, sino que le tenga cerrados todos los caminos por donde pudiese tener entrada en mi alma; pues de mi parte estoy resuelto a practicarlo con la gracia de vuestra protección. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA SEXTO – 15 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de una fe viva.

   Considera cuán viva fue la fe que comenzó a rayar desde la razón, y cuán fructuosa; que siendo aún niño era ya un varón perfecto. Álvaro vivía de la fe, y esta virtud conducía todos los pasos de Álvaro en presencia de su Dios y Señor. Medita en la intensión de ella, y hallarás que fue tan viva, tan vehemente y tan eficaz, que derretía su corazón y enardecía su entendimiento la presencia del Santísimo Sacramento, la vista de la Santa Cruz, o cualquiera criatura que le recordase su Criador. Ésta le obligaba a no poder apartar el pensamiento ni el afecto de un Ser supremo, en quien creía y a quien conocía por su viva fe. Detén tú un poco el pensamiento en contemplar tan grande fe, y resuélvete a excitarla por actos repetidos de ella, y la constante meditación de las verdades eternas; para que fijando esta virtud su morada en tu corazón, todas tus obras sean hijas de la fe.

ORACIÓN

   ¡Oh Santo mío! Animado de tan viva fe caminasteis siempre en la presencia de Dios. Imprimid en mi corazón altamente una profunda fe y un reverente y santo temor de Dios; para que, no apartándome jamás de su presencia, camine por el camino de sus mandamientos; y que, penetrado por una meditación continua de las verdades divinas, y unido siempre con Dios por una no interrumpida oración merezca, siendo imitador de las obras de tu fe en esta vida, gozar de Dios en vuestra compañía en la gloria. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA SÉPTIMO – 16 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos en este día a San Álvaro como ejemplar de una esperanza admirable.

   Considera cuantas colosales y arriesgadas empresas le impulsó a acometer su esperanza: estribado en ella únicamente, emprendió la fundación de su monasterio; puesta solo en Dios su confianza descansaba su alma de los medios de conservar su obra. ¡Cuán maravillosos efectos no causó esta virtud! Entregado en manos de la Providencia menospreció todo el apoyo y confianza que pudiera prestarle el mundo. Esta esperanza le hizo ejercer tan rígidas penitencias. ¡De cuánto consuelo le servirían estas en la hora de la muerte! En Dios esperó siempre, y por eso le recomendó su última voluntad; y Dios que siempre cuida a quien en Él confía, hace que esta se verifique.

ORACIÓN

   ¡Oh esperanza madre de las virtudes! Cuán dulces sois a la hora de la muerte. ¡De qué consuelo no se sentirá lleno el corazón del que supo practicarlas en la vida! ¡Qué seguridades no le prometerán de ver a Dios, y gozarle eternamente! Pasó el dolor, dirá el alma, y te queda, oh cuerpo, una recompensa eterna y un gozo interminable. Pues si esto es así, oh Santo mío bendito, impétrame del Señor una muy grande esperanza, que me haga que sujetando la carne a la razón y está a Dios, desprecie las falaces máximas del mundo y de la carne, y violentándome por arrebatar el reino de los cielos, entone un cántico de gloria en tu compañía. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA OCTAVO – 17 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de una ardiente caridad para con los prójimos.

   Considera que la caridad es industriosa en bien de su prójimo: así como el amor propio suele serlo para sí mismo. No dejó San Álvaro modo alguno de ayudar a sus prójimos en cuanto le fue posible, y tuvo entrañas muy tiernas para socorrer a los pobres, y ayudarlos. Su celo por el bien de las almas le condujo a pasar los mejores días de su vida dedicado a los trabajos de una tarea evangélica. Su caridad para con los necesitados basta ver como se la premió el Señor, convirtiendo en cierta ocasión el pan que llevaba para socorrerlos en rosas. Reflexiona tú ahora cuánto bien puedes hacer a tus prójimos según tu estado, por lo menos con el buen ejemplo y pías conversaciones. Puedes así enriquecerte con las riquezas de otros, por los cuales te premiará Dios, como benemérito de la sangre de Jesucristo: pues logras se aproveche en tantos como son los que por tu medio siguieron la virtud. ¿Qué cuenta no darás a Dios si por incuria o vanos respetos hubieres dejado tanto bien?

ORACIÓN

   ¡Oh amantísimo Santo mío San Álvaro! Recurro a vos lleno de confianza, rogándoos me concedáis la verdadera caridad para con el prójimo; pues siendo como soy cristiano no sé amarlo como Dios quiere y únicamente por Dios; sino que mis pasiones son las que han reglado mis afectos. Enderezad, pues, en mí el amor, para que sea amor santo y conforme al que ardía en tu corazón. Y si por él alcanzasteis tanta gracia ante la divina aceptación; ordenad, os ruego, mis acciones de tal suerte, que sea para mí dichoso aquel trance último de donde empieza y depende la eternidad, para alabaros y daros las gracias en el cielo. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.

DÍA NOVENO – 18 DE FEBRERO

Por la señal...

Acto de contrición y Acto de Fe, Esperanza y Caridad.

CONSIDERACIÓN: Representémonos a San Álvaro en este día como ejemplar de una heroica caridad para con Dios.

   Considera que, si en las demás virtudes fue San Álvaro gran Santo, en su amor para con Dios fue serafín; tan abrasado estuvo en el fuego del Espíritu Santo, pue con solo pensar u oír hablar de la bondad Divina quedaba abstraído en extático rapto. Pero como en Jesús crucificado reluce más que en otra cosa alguna la bondad divina; así en el crucifijo tenía San Álvaro el incentivo de sus amores. No sabía apartar de él su corazón: su meditación diaria eran los dolores, llagas, amarguras y afrentas que Cristo padeció en la Cruz, y de aquí sacaba tan vivos deseos de padecer con Cristo, que este amoroso anhelo le impulsaba a emprender atroces e inauditas penitencias. Bien le recompensó el Señor este amor a Cristo en la cruz transformando el pobre ulceroso que conducía en sus hombros en el devoto Crucifijo de San Álvaro, venerado en Scala Cœli. Resuélvete pues, a pensar a menudo en la cruz de Cristo, y en aquel amor que le obligó a padecer tanto por ti, y estos recuerdos te obligarán al agradecimiento, y a sufrir con paciencia los trabajos; viendo que Cristo va delante con tan pesada cruz: que es monstruosidad insufrible que quien piensa en Jesús crucificado no enderece hacia Él sus afectos a imitación de su fiel siervo San Álvaro.

ORACIÓN

   ¡Oh prodigio de amor, grande amigo de Dios San Álvaro! Veo cuán lejos estoy de la perfección, más por eso mismo tengo por más necesario poner delante de vos; que sois un serafín de caridad, este mi corazón frío hasta ahora y el que deseo encendáis en el fuego del divino amor. Téngole para criaturas vilísimas, y no le tengo para mí Criador, para mi Redentor, para mi Padre y para mi Dios. Lleno de confusión pues os ruego, Santo mío, por aquel amor que vos le tuvisteis y deseasteis en todo, que lo encendáis en mí, y me alcancéis gracia, para que todos mis alientos sean amor de Dios, y que yo viva, y muera amando al sumo Bien, que es el mayor don que puedo pedir, y alcanzar de vos. Amén.

—Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

—La Oración y las Décimas se rezarán todos los días.



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