viernes, 22 de septiembre de 2023

NOVENA EN HONOR DEL INCLITO ARCANGEL SAN MIGUEL.

 


ARREGLADA POR UN FERVIENTE DEVOTO SUYO

LEON 1929.

COMENZAMOS: 20 de septiembre.

FINALIZAMOS: 28 de septiembre.

FESTIVIDAD: 29 de septiembre.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICION

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Criador y Redentor nuestro, nos pesa sobre todo pesar de haberos ofendido. ¡Sumo Bien infinito! sólo por ser Vos quien sois, digno de ser amado sobre todas las cosas y no por temor al infierno., que nos hace perder la dicha de ser vasallos vuestros. Por los méritos de vuestra Sangre preciosísima os suplicamos nos perdonéis todos nuestros pecados; y humildemente proponemos, con la ayuda de vuestra divina gracia no volver a ofenderos, confesarnos cuanto antes, y cumplir la penitencia que se nos impusiere. Por la poderosa intercesión del ínclito Arcángel San Miguel a quien os habéis dignado concedernos como protector en nuestra vida, os pedimos nos concedáis la gracia de perseverar hasta el último instante de ella. Amen.

DIA PRIMERO —20 DE SEPTIEMBRE

ORACION

   Nobilísimo Príncipe y glorioso Arcángel, Supremo Custodio de los ejércitos de Dios, universal Protector de la Iglesia Católica, Prodigio de las divinas maravillas Portento del poder infinito de Dios: a tus plantas acude el más indigno de los seres humanos, y el más necesitado de todos ellos. Considerando que es propio de nobles y generosos Príncipes, atender a las necesidades de los pobres más desvalidos y menesterosos, hago presentes las mías, que son de cuerpo y de alma, para que te dignes alcanzarme el remedio de ellas. Amén.

Eres, glorioso Miguel,

Predilecto del Señor,

Porque denodado y fiel

Has defendido su honor.


Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé nuestro amante Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   Dios gobierna el universo por ministerio de sus ángeles, que son criaturas perfectísimas, puramente espirituales, coronadas de gracia y de inmortalidad.

   Estos espíritus puros atienden a todas las cosas del cielo y de la tierra: el agua y el fuego, los ríos y las fuentes, los vientos y los mares; las producciones de la tierra los astros del cielo: nada de esto está sustraído a la benéfica influencia del ángel que Dios destinó para su guarda y conservación. (Orígenes)

   En el gobierno del mundo invisible, los ángeles procuran la santificación de los elegidos. Fieles ejecutores de la voluntad del Señor, estos espíritus soberanos nos han anunciado los augustos misterios de nuestra Redención. (San Lucas, 12-13)

   Ellos están encargados de la custodia del género humano: guardan los imperios, presiden las ciudades, custodian la Iglesia universal, y aun cada Iglesia en particular. (S. Ambrosio)

   Cada uno de nosotros tenemos un ángel tutelar, que nos ilustra, nos defiende y nos guía durante nuestra vida.

   Entre los millares de ángeles que existen, hay uno que supera en eminencia y dignidad a todos; uno que lleva el Principado, y es el Campeón de la milicia celestial.

   Ceñido de un cinto de oro, flamea en su diestra una espada de fuego, con la cual venció al Dragón que tiene abatido a sus pies; en su faz majestuosa y serena, campean risueñas la victoria y la alegría; la diadema de su Principado, es el iris; el cetro de su imperio, es la cruz, su nombre glorioso es MIGUEL. (Nieremberg)

   Por lo tanto, hagamos con mucha devoción, fe y confianza la presente Novena en honor del ínclito Arcángel San Miguel, en todo tiempo, y muy principalmente esos días en que la santa Iglesia de Dios, que es nuestra tierna Madre, es tan cruelmente perseguida.

ORACION

   Señor y Dios nuestro, que siempre os manifestáis maravilloso en vuestros Santos, especialmente en vuestro siervo el Arcángel San Miguel, a quien disteis un nombre que es terror de los demonios: os pedimos por su mediación, que nos libréis del mortal enemigo de nuestras almas, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amen.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Excelentísimo Príncipe, Arcángel San Miguel: Líbranos del enemigo.

Clarísimo espejo de la hermosura de Dios: Líbranos del enemigo.

Destello del infinito poder de Dios: Líbranos del enemigo.

El más encumbrado y esclarecido de los Ángeles: Líbranos del enemigo.

El más noble por la excelencia de tu naturaleza: Líbranos del enemigo.

El más enriquecido por la grandiosidad de tus gracias: Líbranos del enemigo.

El más sublime por la alteza de tu gloria: Líbranos del enemigo.

El Príncipe de la milicia celestial: Líbranos del enemigo

El más denotado defensor de los derechos de Dios: Líbranos del enemigo.

. Ruega por nosotros a Dios, uno y Trino

. Para que nos veamos libres del enemigo maligno.

ORACION PARA TODOS LOS DIAS

   Señor mío, por vuestro infinito poder, y por los méritos de la preciosa muerte de vuestro gloriosísimo Hijo. Os pedimos nos concedáis tener limpio el corazón, y la lengua refrenada, y que hagamos nuestras obras, como a vos os agradan. Amén.

   San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; se nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio: que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica; y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha concedido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

ALABADO PARA TODOS LOS DIAS

Alabemos fervorosos

Al ínclito San Miguel

Por los dones y las gracias

Que Dios le ha querido hacer.

 

Maravilla es de hermosura,

Campeón esforzado es,

Que sepultó en el averno

Al soberbio Lucifer.

 

De su lealtad como premio,

Dios ha querido que en él

Brillen destellos sublimes

De su infinito poder.

 

Lo ha constituido, del hombre

Custodio, amparo y sostén

En la vida y en la muerte:

¡Gloria al ínclito Miguel!

Se dice tres veces: ¡Viva! ¡viva el ínclito San Miguel! Y se responde: ¡Muera, muera el maldito Lucifer!

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


DIA SEGUNDO —21 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   Omnipotente Dios y Señor nuestro, que con sola vuestra voluntad hacéis cuanto queréis: os suplicamos que, por vuestra infinita misericordia, fortalezcáis nuestra flaqueza, y nos deis valor para amaros siempre. Amén.

GOZO

Con denuedo y con valor

E invencible fortaleza,

Defendiste del Señor

La gloria, honor y grandeza.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   Criados los ángeles en la justicia, al mismo tiempo que los cielos, la gracia santificante no los hacía impecables. La inmutabilidad en el bien quiso Dios que fuera el premio de su fidelidad. Para probar ésta, el Señor les reveló el misterio de la Encarnación de su Santísimo Hijo, como se cree fundadamente, y les intimó la obligación que tenían de adorar al Dios Hombre; pero muchos de ellos, engreídos de su propia excelencia, tuvieron aquel culto como una humillación, e instigados por Lucifer, se rebelaron contra Dios.

   Lucifer, lleno de soberbia, expresó su negativa, y dijo: “Subiré al cielo, sobre los astros de Dios alzaré mi trono. Subiré sobre la altura de las nubes, semejante seré al Altísimo.” (Is. 14, 13 y 14.)

   Ultrajada de este modo la Majestad divina, el Príncipe San Miguel, radiante y animoso, se presenta terrible a la defensa de Dios nuestro Señor, librándose entonces una gran batalla en el cielo. (Apoc. 12, 8.)

   Ved ya el origen de la sublime exaltación de San Miguel Arcángel sobre los demonios, que nunca más fueron a ocupar lugar en el cielo. (Apoc. 12, 8.)

   Desde el momento que San Miguel triunfó, Lucifer y sus compañeros cayeron como rayo en el abismo, en donde están sufriendo el eterno castigo de su rebelión. (ls. l4,15.)

   Y en este mismo instante, nuestro Arcángel San Miguel fue confirmado en gracia, mereciendo ser, por su victoria, el Príncipe de la milicia celestial.

   Pidamos a nuestro Señor Jesucristo que nos dé la paz, y a San Miguel, que nos defienda de nuestros enemigos.

ORACION

   Esclarecido Príncipe San Miguel Arcángel, que lleno de celo por la gloria de Dios, peleaste contra el Dragón, y obtuviste completa victoria de su soberbia: nosotros te alabamos por triunfo tan glorioso, en que mostraste lo que es el poder de Dios contra sus enemigos. Tú has desplegado un celo heroico en defensa de la fe, de la religión y de la Santa Iglesia, y estás destinado para protegernos en nuestra vida y en la hora de nuestra muerte: atiende a nuestras súplicas, y acude en nuestra defensa. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Esforzado Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo.

Tú, que denodado peleaste contra Lucifer y sus secuaces: Líbranos del enemigo.

Tú, que arrojaste del cielo a los ángeles rebeldes: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres invicto Vencedor de Lucifer: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres Ejemplar de humildad: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres honrado especialísimamente por Dios: Líbranos del enemigo.

Tú, que haces que ese honor redunde en provecho nuestro: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres Modelo perfecto de fidelidad a Dios: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres Dechado sublime de religiosidad: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres singularísimo Ornato del cielo: Líbranos del enemigo.

. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA TERCERO —22 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   San Miguel Arcángel, Príncipe invencible de las milicias angélicas, que sobresales en la esfera celeste, como el luminar entre las estrellas: Tú, que, por disposición divina, has sido glorioso delegado y Representante de Dios, dígnate alcanzarnos que su eterna justicia no nos castigue; que su infinita misericordia nos perdone; que su paternal providencia nos cubra, y que su poder nos defienda y nos libre de nuestros enemigos. Amén.

GOZO

“¿QUIEN COMO DIOS?” pronunciaste

Con un celo distinguido,

Y a los abismos lanzaste

AI Dragón envanecido.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   El egregio Príncipe San Miguel, no solamente en el cielo, sino también en la tierra y en los mares, ha sido el Defensor del honor de Dios, y al mismo tiempo, representante de sus divinos atributos. (Ex. 3, 20.)

   Este Ángel sublime es expresiva imagen de la divinidad, por la perfección de su naturaleza, por la excelencia de su gracia, por el imperio de su principado. (Nieremberg)

   A él se atribuye haber representado: ya la gloria de Dios, cuando apareció a Moisés, rodeado de tan vivos resplandores, que no se le podía mirar; ya el supremo dominio, en el monte Sinaí, cuando promulgó el Decálogo, que ha sido la admiración de los siglos; ya la bondad divina, ora, conduciendo a los Israelitas por el desierto, en figura de una columna de nube en el día, y de fuego por la noche, durante cuarenta años; (Ex. 13,22.) ora, llevando de los cabellos por el aire, desde la Judea hasta Babilonia al Profeta Habacuc, a fin de llevar alimento al Profeta Daniel en el lago de los leones. (Dan. 6, 22.)

   Y así, si Faraón insulta y desprecia el Nombre Santo del Señor. San Miguel se encargó de conmover los elementos, y de enviar contra el rey obstinado, las terribles plagas que lo hacen temblar.

   También son de considerarse, la suma obediencia, la humildad y el acatamiento de nuestro Príncipe San Miguel, siempre rendido ante Dios nuestro Señor, y a su Santísima Madre, Señora nuestra, repitiendo aquellas misteriosas palabras: ¿QUIEN COMO DIOS? ¿QUIEN COMO DIOS? con las cuales obtuvo la victoria sobre el soberbio Lucifer.

ORACION

   Dios y Señor nuestro, que para crédito de vuestra infinita Majestad os manifestáis maravilloso en vuestros Santos especialmente en vuestro siervo San Miguel, a quien os dignasteis hacer participante de vuestra soberana omnipotencia: por sus méritos os rogamos que obréis en nosotros el milagro de que nuestro corazón diamantino se ablande, a fin de que sepamos llorar las culpas que ingratos cometimos contra Vos, oh Sumo Bien infinito. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Excelso Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo.

Tú, que fuiste compasivo director de Adán arrojado del paraíso terrenal: Líbranos del enemigo.

Tú, que lo enseñaste a cultivar la tierra: Líbranos del enemigo.

Tú, que anunciaste a Abraham el nacimiento de su hijo Isaac: Líbranos del enemigo.

Tú, que impediste que Abraham sacrificara a Isaac: Líbranos del enemigo.

Tú, que infundiste valor a Josué para que luchara contra los enemigos del pueblo de Dios: Líbranos del enemigo.

Tú, que detuviste a Balaam que iba a maldecir al pueblo de Dios: Líbranos del enemigo.

Tú, que lo obligaste a cambiar en bendiciones las maldiciones: Líbranos del enemigo.

Tú, que ayudaste a Gedeón a vencer a los madianitas: Líbranos del enemigo.

Tú, que fuiste fiel custodio de la integridad de la santa Judit: Líbranos del enemigo.

. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA CUARTO —23 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   Amabilísimo Señor Dios Nuestro, que por vuestra grande clemencia mantenéis siempre firme y constante a vuestra Iglesia Santa, y habéis hecho custodio de ella a vuestro siervo San Miguel Arcángel, como uno de los más amados vuestros: os pedimos por vuestra infinita bondad y por los méritos de él, que nos mantengáis siempre firmes y constantes en el amor a la Iglesia Santa, y obedientes, a su cabeza visible, el Romano Pontífice. Amén.

GOZO

La Divina Majestad

Confianza en ti deposita.

Por tu amor y tu lealtad

A su honra y gloria infinita.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   Se considera en este día la suma confianza que el omnipotente deposita en su fidelísimo siervo, haciéndole secretario de los ocultos juicios de su Providencia, encargándole los más graves y delicados negocios de ella.

   Este soberano Príncipe fue, en sentir de Santos Padres y de expositores sagrados, quien, en nombre de Dios nuestro Señor, apareció a Abraham, y le anunció la dichosa sucesión en Isaac; (Gen. 17, 22.) apareció a Moisés en el monte Horeb, en la zarza misteriosa, (Ex. 3, 2) y también le entregó las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí. (Ex. 31, 18.)

   Cuando San Miguel, por orden de Dios, pasó hiriendo de muerte a los primogénitos de los egipcios, en castigo de la obstinación de Faraón, perdonó a los de los israelitas, cuyas casas vio señaladas con sangre de corderos, símbolo de la sangre preciosísima del Cordero Inmaculado. (Ex. 12, 13.)

   Le hizo Custodio y Guardián de aquella joya preciosísima: la Santísima Virgen María, nuestra Señora. No parece, sino que Dios, en su alta Providencia, creó al Santo Arcángel para ser universal consuelo de todos los hombres, y en particular de cada uno.

   La Santa Iglesia, convencida del valimiento ante Dios, de San Miguel, no ha cesado de implorar su intercesión en favor de los mortales, en todos los actos de nuestra vida.

ORACION

   Poderosísimo Señor y Dios nuestro, que siempre os mostráis maravilloso en vuestras obras: os damos gracias por el amor y confianza que mostráis a vuestro siervo San Miguel Arcángel, al confiarle los negocios tan importantes de vuestra divina providencia; por sus méritos os pedimos rendidamente, que le encarguéis especialísimo cuidado de nuestras almas, a fin de que en ellas no se malogre el valor de la sangre preciosa de vuestro Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Encumbradísimo Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo.

Tú, que humilde acataste la divina voluntad al conocer el misterio de la Redención del género humano: Líbranos del enemigo.

Tú, que cuando conociste la grandeza de la Madre de Dios, fervoroso la amaste: Líbranos del enemigo.

Tú, que te sientes grandemente honrado al llamarte vasallo de la Madre del Rey: Líbranos del enemigo.

Tú, que trabajaste incansable por la reedificación de la ciudad en que nacería María: Líbranos del enemigo.

Tú, que libraste de Satanás al Sacerdote Jesús de Josedec, quien habría de trabajar en esa reedificación: Líbranos del enemigo.

Tú, que eres solícito en servir a tu Augusta Soberana: Líbranos del enemigo.

Tú, que acudes con frecuencia a su trono de gloria y de misericordia: Líbranos del enemigo.

Tú, que siempre eres recibido con amor por la dulce Reina: Líbranos del enemigo.

Tú, que consigues por su poderosa mediación cuanto pides en favor de la Iglesia que custodias: Líbranos del enemigo.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA QUINTO —24 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   San Miguel Arcángel, firmísimo apoyo de la Fe, y Defensor invicto de la Religión: tú, que eres el Patrón de la Iglesia Universal, alcánzanos, una fe viva y animada por las buenas obras, una veneración profunda a nuestra santa Religión, y una tierna y constante devoción a María Santísima, nuestra augusta Reina y Señora; a fin de que, viviendo como verdaderos discípulos de Jesucristo, obtengamos nuestra eterna salvación. Amén.

GOZO

De la Iglesia universal

Eres amparo y sostén:

Los libras de todo mal

Y le alcanzas todo bien.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   El Arcángel San Miguel, a quien Dios destinó para que defendiera su honor ultrajado, y para que llevara sobre la tierra su nombre admirable, representando sus divinos atributos, fue también destinado por su divina Majestad, para que fuera Patrón y defensor de toda la Santa Iglesia Católica. (San Eusebio)

   Como si no quedara satisfecho el amor de nuestro divino Redentor, entregando a San Pedro la Iglesia que fundara, para su gobierno y propagación; queriendo hacernos más y más participantes de sus bondades, destinó al Arcángel San Miguel, para que, de un modo invisible desempeñara uno y otro cargo en la misma Santa Iglesia. (San Gregorio, Libro 17)

   Por esto, San Miguel, así como en el Sinaí promulgó la Ley escrita, apartó a los israelitas de la idolatría; y dio esfuerzo a Judit para que cortara la cabeza al formidable Holofernes, quien soberbio injuriaba al pueblo de Dios: (Judit, 12, 20,) así también ha extendido la Ley de gracia, disponiendo los corazones de los hombres para imprimirla en ellos.

   La Fe y la Religión han sido siempre el objeto principal de su vigilancia.

   Su caridad se extiende a todos los mortales, trayendo a los infieles, al conocimiento del verdadero Dios, y llamando y esperando a los pecadores para que se conviertan y hagan penitencia de sus pecados.

ORACION

   Bienaventurado San Miguel Arcángel, tú que no desprecias a quienes te ruegan, ni desechas a los que en ti confían, ni te apartas de los que te aman; sino que, defiendes a los humildes, animas a los castos, abrazas a los inocentes, y socorres a los penitentes: guarda nuestra vida terrena y condúcenos a la eterna, por la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Honorabilísimo Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que fuiste Custodio y presidente de la antigua Sinagoga: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que consolaste y confortaste a nuestro Redentor en el Huerto de los Olivos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que fuiste constituido Custodio vigilantísimo de la Iglesia de Cristo: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que libraste a San Pedro de las cadenas y de la cárcel: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que eres Guardián y Defensor del Romano Pontífice: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que alegras a las Iglesias de los pueblos fieles: Líbranos del enemigo maligno.

Tú que eres secretario de la Divinidad: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que eres espanto y terror de los demonios: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que eres el Ángel de la paz: Líbranos del enemigo maligno.

. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA SEXTO —25 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   Todopoderoso y sempiterno Dios, que por vuestra grande misericordia y deseo de nuestro bien, destinasteis al Arcángel San Miguel para que nos guarde y proteja de todo mal, concédenos, que sepamos aprovecharnos de esta gracia, para merecer la eterna felicidad. Amén.

GOZO

Para combatir contigo,

Sea la Cruz nuestro estandarte,

La caridad nuestro abrigo

y la fe nuestro baluarte.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   La batalla que libró el Príncipe San Miguel en el cielo contra Lucifer, se ha continuado en la tierra.

   Este enemigo de nuestra salvación, ha extendido su imperio, valiéndose de todos los medios que su astucia y su malicia le sugieren: la insurrección contra las autoridades, principalmente de la Santa Iglesia, las vejaciones contra el clero y los fieles católicos, el vilipendio y suspensión de las prácticas religiosas; la enseñanza anticatólica; las falsas doctrinas; los espectáculos paganos, las modas indecentes, los paseos y reuniones inmorales; la indiferencia criminal de muchos padres y madres de familia: de todo esto se vale Satanás, para formar su corte y avasallar pueblos, repúblicas y reinos.

   En el campo de batalla, tenemos dos banderas: el Estandarte de la Santa Cruz, que es la insignia de nuestra Redención, y la odiosa bandera rojinegra de Lucifer, tremolada a impulso de todos los vicios y pasiones, principalmente de la soberbia y de la sensualidad.

   Los secuaces de Satanás, son innumerables: invaden y cubren la superficie de la tierra; llenan el aire, y recorren todo el mundo; excitan las pasiones, y ofrecen a los mortales la copa del placer, para que beban sin sentir, el veneno de su condenación.

   Así que, pongámonos bajo los auspicios de San Miguel, quien nos guía con el Estandarte de la Santa Cruz; esa misma Cruz que portará el día del juicio, para consuelo de los buenos y confusión de los impíos.

ORACION

   San Miguel Arcángel, esforzado Príncipe de los ejércitos de Dios: desde hoy nos acogemos con mayor fervor a tu amorosa protección, para que nos alcances el triunfo sobre todos nuestros enemigos. Haz que nos abrase el celo que te anima por el honor del Señor; y así, con tu saludable ayuda, lucharemos sin descanso contra los enemigos de nuestra salvación, y alcanzaremos el triunfo por la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Misericordioso Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que siempre andas en derredor de los fieles para protegerlos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú a quien se atribuye haber movido las aguas de la Probática Piscina dándoles virtud de sanar de las enfermedades: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que infundes valor a los pusilánimes: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que das la victoria a los cristianos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que visitas a los enfermos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú que defiendes la fe de los cristianos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que salvas a los náufragos que te invocan: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que eres fiador de los pecadores: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que intercedes por ellos para que alcancen el perdón: Líbranos del enemigo maligno.

. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA SEPTIMO —26 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   Amabilísimo Señor y Dueño de nuestras almas: con el mayor reconocimiento nos llegamos a vuestra divina presencia, para daros gracias porque os habéis dignado concedernos por Patrón y Abogado a vuestro Siervo San Miguel Arcángel, a fin de que no nos deje caer, ni en las redes de Satanás, ni en las tentaciones del mundo y de la carne, para no caer después en las llamas del infierno; concedednos por sus ruegos, saber seguir sus inspiraciones. Amén.

GOZO

Amor activo, ardoroso,

Nos tienes a los mortales.

Y procuras bondadoso

Librarnos de todos males.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   La consideración de este día es de grande consuelo para todos los mortales, y en particular, para los devotos del Santo Arcángel; pues hemos de saber que, a tan glorioso Príncipe, la Majestad divina le tiene encomendadas nuestras almas, para que cuide de ellas, las proteja, guarde y dirija por el camino seguro de la salvación.

   Por esto, este Príncipe señala a cada uno de los hombres, un Ángel de guarda, el que nos cuida y aparta de los vicios, y procura siempre librarnos de las redes infernales.

   Tomás de Cantimprato certifica de un religioso dominico, llamado Cumano, y muy devoto de San Miguel Arcángel, que, habiendo dado a su lavandera una túnica vieja, sin haber pedido antes licencia para ello, cayó enfermo, y se moría sin recibir los Santos Sacramentos.

    En esto, llegaron multitud de demonios, que querían arrebatar aquella alma, para llevarla al infierno; pero presto acudió en su ayuda San Miguel.

   Llenase la celda de una claridad admirable, y, animando el Santo Arcángel al moribundo le dijo: “No temas, Cumano: yo soy Miguel, y te defenderé de los demonios.”

   A la vista de tan poderoso Protector, huyeron los espíritus malignos, quedándose únicamente uno muy atrevido el que, con los garfios de un tridente para llevarse al alma, por la túnica que había dado; mas, al mandato y reprensión de San Miguel, también huyo.

   A muchos de sus devotos, ha revelado nuestro Santo Arcángel, en premio de su amor y devoción, la hora de la muerte.

ORACION

   San Miguel Arcángel, Guardián de los cristianos y vencedor de los espíritus malignos: tú, que tienes el encargo de conducir las almas al cielo, restituyendo al paraíso de eternas delicias a los hombres que en Adán fueron desterrados del paraíso terrenal: no nos dejes perecer en manos de nuestros enemigos; defiéndenos de ellos con la Santa Cruz, que es tu signo glorioso; y ruega porque se nos apliquen los méritos de la Sangre preciosísima y de la santa Pasión de Jesucristo nuestro Señor, para cantar en tu compañía en el cielo cánticos de eterna alabanza a Dios. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Piadosísimo Príncipe San Miguel:

Tú, que haces fértiles las tierras: líbranos del enemigo.

Tú que refrenas el ímpetu de los demonios: líbranos del enemigo.

Tú, que presentas a Dios nuestras oraciones: líbranos del enemigo.

Tú, que amortiguas el fuego de las pasiones: líbranos del enemigo.

Tú, que nos proteges y custodias en la vida: líbranos del enemigo.

Tú que eres piadoso auxiliar de los moribundos: líbranos del enemigo.

Tú, que presentas las almas en el tribunal divino: líbranos del enemigo.

Tú que juzgas y valorizas sus obras: líbranos del enemigo.

Tú, que conduces las almas justas al cielo: líbranos del enemigo.

.  Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA OCTAVO —27 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACION

   Poderosísimo Señor y Dios nuestro, que quisisteis que vuestro siervo el Arcángel San Miguel, fuese adornado de tantas prerrogativas y excelencias tan maravillosas, que sobresaliera entre los ángeles y cautivase el corazón de los hombres: os rogamos que por vuestra soberana piedad nos concedáis un corazón limpio y ajeno a toda culpa, para que amándoos como debemos disfrutemos de vuestra eterna gloria. Amén.

GOZO

En nuestro juicio postrero

Nuestra alma examinarás,

Y solemne y justiciero,

Sus obras estimarás.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   Dios nuestro Señor ha engrandecido al Arcángel San Miguel, condecorándolo con sublimes prerrogativas: El examina las almas de los que mueren, y valoriza sus palabras; Jesucristo Señor nuestro le encomendará la ejecución de cada sentencia de muerte contra el Anticristo; y ha sido constituido Signífero o abanderado de Dios, para que lleve la insignia de nuestra Redención, que es la Santa Cruz.

   El derecho de juzgar a las almas, es propio de Jesucristo, según lo dice el Salmista: “¡Oh Dios! da tu juicio al Rey, y tu justicia al Hijo del Rey”. Lo que entienden los intérpretes, de Jesucristo nuestro Señor, como Juez supremo de las almas.

   De tan excelsa dignidad, ha sido hecho participante el Arcángel San Miguel.

   Por lo cual, luego que Lucifer se rebeló contra Dios, él fue quien ejecutó la sentencia divina desterrándolo del cielo, y condenándolo a los infiernos, en unión de los espíritus malignos que con él se rebelaron contra la Majestad de Dios. (Apoc., 12, 9.)

   La dignidad de Signífero o abanderado entre los Romanos, no se daba sino a los más gallardos de todos los soldados; los que iban vistosa y ricamente ataviados, y consistía, no en llevar una simple bandera, sino la insignia de toda una legión, y era un águila de oro macizo, colocada en el remate de una lanza.

   San Miguel es Signífero, no de un emperador de la tierra, sino del Rey de cielos y, tierra, Jesucristo nuestro Señor; y este gran título está confirmado por la Santa Iglesia, cuando invoca a San Miguel con ese nombre.

   El día del juicio final, el Arcángel San Miguel vendrá presidiendo el ejército como Príncipe de las legiones angélicas, como Vicario de Dios, y como el Ángel más digno de portar la insignia de nuestra Redención.

   La Cruz que traerá San Miguel, derramará una luz preciosísima y resplandeciente más que el sol.

   La santa Cruz es, por tanto, para San Miguel, la insignia más noble de su destino, la vara de su judicatura, el cetro de su Principado y la marca con que señalará a los escogidos.

ORACIÓN

   Engrandecido Príncipe San Miguel, por las insignes prerrogativas con que has sido distinguido por nuestro Dios y Señor, dígnate de El alcanzarnos, saber guardar fielmente sus Mandamientos, y borrar con lágrimas de contrición, las faltas contra ellos cometidas. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Enaltecido Príncipe San Miguel: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que eres el supremo de los Ángeles de Dios: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que eres el Signífero de Dios: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que eres glorioso delegado de Dios para estimar las almas: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que eres Vindicador celosísimo del honor de Dios: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que eres Príncipe de los Príncipes celestiales: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que señalarás a los escogidos con la insignia de la Santa Cruz: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que constantemente ruegas a Dios por nosotros: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que fe empeñas en que llevemos una vida verdaderamente cristiana: Líbranos del maligno enemigo.

Tú, que vivamente deseas vernos para siempre en tu compañía en el cielo: Líbranos del maligno enemigo.

. Ruega por nosotros a Dios lino y Trino,

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.

DIA NOVENO Y ÚLTIMO —28 de septiembre

Por la señal…

Acto de contrición.

ORACIÓN

   Misericordioso y compasivo Señor y Dios nuestro, por intercesión de vuestro glorioso Príncipe San Miguel, os pedimos que os dignéis remediar nuestras presentes necesidades, así públicas como privadas; que atendáis a las súplicas y lágrimas, que en silencio derrama nuestra Madre la Santa Iglesia, para la que pedimos le concedáis las justas libertades de que la han privado nuestros enemigos. ¡Haced, buen Dios, que ya vuelva a nuestros altares el amantísimo Jesús Sacramentado, y que ya jamás se separe de nosotros! ¡haced que lo amemos con todo nuestro corazón, lo mismo que a su Santísima Madre, a cuyo patrocinio nos acogemos! Amén.

GOZO

Del Anticristo los lazos

Ya doquier se nos presentan,

Y sus secuaces, no escasos,

Hacernos caer intentan.

 

Ya que el Buen Dios te ha llenado

De poderío grande y fuerte,

Sé, Miguel, nuestro Abogado

En la vida y en la muerte.

CONSIDERACION

   El gran Príncipe San Miguel se levantará por ser el defensor de tu pueblo. Así hablaba el ángel del Señor al Profeta Daniel, para consolarlo de la aflicción que le causaban los males sin cuento que veía venir sobre la Nación del pueblo de Dios. (Dan. 10, 13 y 21.) Aquí nos vemos en nuestra Nación, rodeados de innumerables males: en todas partes reinan la desolación y la impiedad, es sin límites la persecución a la Santa Iglesia clausurando sus templos, desterrando a sus Pastores encarcelando y asesinando a sus sacerdotes y a sus fieles.

   Parece renovarse la crueldad, la tiranía y la inhumanidad contra el pueblo de Dios, como en tiempo de los faraones, la persecución más dura, las más injustas recriminaciones contra los cristianos, el odio más encarnizado contra Cristo y los suyos, de los tiempos de Nerón y demás perseguidores de la Iglesia, han reaparecido en nuestros días.

   Todo lo cual, no es sino castigo de nuestros pecados, y medio de que se vale satanás para infundir terror en las almas más débiles, y para intentar alejarse del verdadero Dios.

   Por tanto, pidamos humildemente a su Divina Majestad, perdón de todas nuestras ingratitudes, y supliquémosle con todas las fuerzas de nuestra alma, y nuestro corazón, que nos unifique y nos fortaleza, a fin de saber defender santa y dignamente nuestra fe en Cristo Rey, y a San Miguel Arcángel, que no nos deje caer en las mundanas complacencias, y que nos alcance saber amar a Dios sobre todas las cosas, ahora más que nunca, y ser fieles hasta el último momento de nuestra vida, para merecer alabarlo eternamente en el cielo.

ORACIÓN

   Oh Dios y Señor nuestro, Padre de las misericordias y fuente de gracia, de consuelo y de perdón: humildemente os pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María, Señora y Madre nuestra, y del glorioso San Miguel Arcángel, que os dignéis aceptar complaciente, la novena que hemos practicado en honor de vuestro esclarecido Príncipe, perdonarnos todos nuestros pecados, así privados como públicos, tanto manifiestos, como secretos, y llenarnos de vuestras gracias y misericordias, como prenda de que nos concederéis el veros y alabaros para siempre en el cielo. Amén.

—Se rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:

Santísima Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.

ELOGIOS

Gloriosísimo Príncipe San Miguel: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que en el fin del mundo trabajarás por la conversión y salvación de los judíos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que encabezarás el ejército angélico contra el Anticristo: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que pelearás por Cristo y los cristianos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que privarás al Anticristo de todo valimiento: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que lo despojarás de toda fortaleza: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que lo vencerás y le causarás la muerte: Líbranos del enemigo maligno.

Tú, que lo sepultarás en los abismos infernales: Líbranos del enemigo maligno.

Tú que convocarás a juicio a vivos y muertos: Líbranos del enemigo maligno.

Tú que serás Portador del estandarte de la Santa Cruz delante del Juez supremo: Líbranos del enemigo maligno.

. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,

. Para que seamos libres del enemigo maligno.

—Terminamos con la Oración y el ALABADO para todos los días.


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