ARREGLADA
POR UN FERVIENTE DEVOTO SUYO
LEON
1929.
COMENZAMOS: 20 de septiembre.
FINALIZAMOS: 28 de septiembre.
FESTIVIDAD: 29 de septiembre.
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICION
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Criador y Redentor
nuestro, nos
pesa sobre todo pesar de haberos ofendido. ¡Sumo
Bien infinito! sólo por ser Vos quien sois, digno de ser amado sobre
todas las cosas y no por temor al infierno., que nos hace perder la dicha de
ser vasallos vuestros. Por los méritos de vuestra Sangre preciosísima os
suplicamos nos perdonéis todos nuestros pecados; y humildemente proponemos, con
la ayuda de vuestra divina gracia no volver a ofenderos, confesarnos cuanto
antes, y cumplir la penitencia que se nos impusiere. Por la poderosa
intercesión del ínclito Arcángel San Miguel a quien os habéis dignado
concedernos como protector en nuestra vida, os pedimos nos concedáis la gracia
de perseverar hasta el último instante de ella. Amen.
DIA PRIMERO —20 DE SEPTIEMBRE
ORACION
Nobilísimo
Príncipe y glorioso Arcángel,
Supremo
Custodio de los ejércitos de Dios, universal Protector de la Iglesia Católica,
Prodigio de las divinas maravillas Portento del poder infinito de Dios: a tus plantas acude el más indigno de los seres humanos, y el
más necesitado de todos ellos. Considerando que es propio de nobles y generosos
Príncipes, atender a las necesidades de los pobres más desvalidos y
menesterosos, hago presentes las mías, que son de cuerpo y de alma, para que te
dignes alcanzarme el remedio de ellas. Amén.
Eres,
glorioso Miguel,
Predilecto
del Señor,
Porque
denodado y fiel
Has
defendido su honor.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé nuestro
amante Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
Dios gobierna el universo por ministerio de
sus ángeles, que son criaturas perfectísimas, puramente espirituales, coronadas
de gracia y de inmortalidad.
Estos espíritus puros atienden a todas las cosas del
cielo y de la tierra: el agua y el fuego, los ríos y las fuentes, los vientos y
los mares; las producciones de la tierra los astros del cielo: nada de esto
está sustraído a la benéfica influencia del ángel que Dios destinó para su
guarda y conservación. (Orígenes)
En el gobierno del mundo invisible, los ángeles procuran
la santificación de los elegidos. Fieles ejecutores de la voluntad del Señor,
estos espíritus soberanos nos han anunciado los augustos misterios de nuestra
Redención. (San Lucas,
12-13)
Ellos
están encargados de la custodia del género humano: guardan los imperios,
presiden las ciudades, custodian la Iglesia universal, y aun cada Iglesia en
particular. (S.
Ambrosio)
Cada uno de nosotros tenemos un ángel
tutelar, que nos ilustra, nos defiende y nos guía durante nuestra vida.
Entre los millares de ángeles que existen,
hay uno que supera en eminencia y dignidad a todos; uno que lleva el Principado,
y es el Campeón de la milicia celestial.
Ceñido de un cinto de oro, flamea en su diestra una espada de fuego,
con la cual venció al Dragón que tiene abatido a sus pies; en su faz majestuosa
y serena, campean risueñas la victoria y la alegría; la diadema de su
Principado, es el iris; el cetro de su imperio, es la cruz, su nombre glorioso es
MIGUEL.
(Nieremberg)
Por lo tanto, hagamos
con mucha devoción, fe y confianza la presente Novena en honor del ínclito
Arcángel San Miguel, en todo tiempo, y muy principalmente esos días en que la
santa Iglesia de Dios, que es nuestra tierna Madre, es tan cruelmente
perseguida.
ORACION
Señor y
Dios nuestro, que
siempre os manifestáis maravilloso en vuestros Santos, especialmente en vuestro
siervo el Arcángel San Miguel, a quien disteis un nombre que es terror de los
demonios: os pedimos por su mediación,
que nos libréis del mortal enemigo de nuestras almas, ahora, y en la hora de
nuestra muerte. Amen.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Excelentísimo
Príncipe, Arcángel San Miguel: Líbranos
del enemigo.
Clarísimo
espejo de la hermosura de Dios: Líbranos
del enemigo.
Destello
del infinito poder de Dios: Líbranos
del enemigo.
El
más encumbrado y esclarecido de los Ángeles: Líbranos del enemigo.
El
más noble por la excelencia de tu naturaleza: Líbranos del enemigo.
El
más enriquecido por la grandiosidad de tus gracias: Líbranos del enemigo.
El
más sublime por la alteza de tu gloria: Líbranos
del enemigo.
El
Príncipe de la milicia celestial: Líbranos
del enemigo
El
más denotado defensor de los derechos de Dios: Líbranos del enemigo.
℣. Ruega por nosotros a Dios, uno y Trino
℟. Para que nos veamos libres del enemigo
maligno.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Señor mío, por vuestro infinito
poder, y por los méritos de la preciosa muerte de vuestro gloriosísimo Hijo. Os pedimos nos concedáis tener limpio el corazón, y la lengua
refrenada, y que hagamos nuestras obras, como a vos os agradan. Amén.
San Miguel
Arcángel, defiéndenos
en la lucha; se nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del
demonio: que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica; y
tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza que Dios te ha concedido,
arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el
mundo para la perdición de las almas. Amén.
ALABADO PARA TODOS LOS
DIAS
Alabemos
fervorosos
Al
ínclito San Miguel
Por
los dones y las gracias
Que
Dios le ha querido hacer.
Maravilla
es de hermosura,
Campeón
esforzado es,
Que
sepultó en el averno
Al
soberbio Lucifer.
De
su lealtad como premio,
Dios
ha querido que en él
Brillen
destellos sublimes
De
su infinito poder.
Lo
ha constituido, del hombre
Custodio,
amparo y sostén
En
la vida y en la muerte:
¡Gloria
al ínclito Miguel!
Se
dice tres veces: ¡Viva! ¡viva el
ínclito San Miguel! Y
se responde: ¡Muera, muera el
maldito Lucifer!
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
DIA SEGUNDO —21 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
Omnipotente
Dios y Señor nuestro, que
con sola vuestra voluntad hacéis cuanto queréis: os suplicamos que, por vuestra infinita misericordia,
fortalezcáis nuestra flaqueza, y nos deis valor para amaros siempre. Amén.
GOZO
Con
denuedo y con valor
E
invencible fortaleza,
Defendiste
del Señor
La gloria,
honor y grandeza.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
Criados los ángeles en la justicia, al mismo
tiempo que los cielos, la gracia santificante no los hacía impecables. La
inmutabilidad en el bien quiso Dios que fuera el premio de su fidelidad. Para
probar ésta, el Señor les reveló el misterio de la Encarnación de su Santísimo
Hijo, como se cree fundadamente, y les intimó la obligación que tenían de
adorar al Dios Hombre; pero muchos de ellos, engreídos de su propia excelencia,
tuvieron aquel culto como una humillación, e instigados por Lucifer, se
rebelaron contra Dios.
Lucifer, lleno de soberbia, expresó su
negativa, y dijo: “Subiré al cielo,
sobre los astros de Dios alzaré mi trono. Subiré sobre la altura de las nubes,
semejante seré al Altísimo.” (Is.
14, 13 y 14.)
Ultrajada
de este modo la Majestad divina, el Príncipe San Miguel, radiante y animoso, se
presenta terrible a la defensa de Dios nuestro Señor, librándose entonces una
gran batalla en el cielo. (Apoc.
12, 8.)
Ved ya el
origen de la sublime exaltación de San Miguel Arcángel sobre los demonios, que nunca
más fueron a ocupar lugar en el cielo. (Apoc.
12, 8.)
Desde el momento que San Miguel triunfó,
Lucifer y sus compañeros cayeron como rayo en el abismo, en donde están
sufriendo el eterno castigo de su rebelión. (ls.
l4,15.)
Y en este mismo instante, nuestro Arcángel
San Miguel fue confirmado en gracia, mereciendo ser, por su victoria, el
Príncipe de la milicia celestial.
Pidamos a
nuestro Señor Jesucristo que nos dé la paz, y a San Miguel, que nos defienda de
nuestros enemigos.
ORACION
Esclarecido
Príncipe San Miguel Arcángel, que lleno de
celo por la gloria de Dios, peleaste contra el Dragón, y obtuviste completa
victoria de su soberbia: nosotros te alabamos por triunfo tan glorioso, en que
mostraste lo que es el poder de Dios contra sus enemigos. Tú has desplegado un
celo heroico en defensa de la fe, de la religión y de la Santa Iglesia, y estás
destinado para protegernos en nuestra vida y en la hora de nuestra muerte: atiende a nuestras súplicas, y acude en nuestra defensa. Amén.
—Se
rezan tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Esforzado
Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que denodado peleaste contra Lucifer y sus secuaces: Líbranos del enemigo.
Tú,
que arrojaste del cielo a los ángeles rebeldes: Líbranos del enemigo.
Tú,
que eres invicto Vencedor de Lucifer: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que eres Ejemplar de humildad: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que eres honrado especialísimamente por Dios: Líbranos del enemigo.
Tú,
que haces que ese honor redunde en provecho nuestro: Líbranos del enemigo.
Tú,
que eres Modelo perfecto de fidelidad a Dios: Líbranos del enemigo.
Tú,
que eres Dechado sublime de religiosidad: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que eres singularísimo Ornato del cielo: Líbranos
del enemigo.
℣. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino
℟.
Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA TERCERO —22 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
San Miguel Arcángel,
Príncipe invencible de las milicias angélicas, que sobresales en la esfera
celeste, como el luminar entre las estrellas: Tú, que, por disposición divina,
has sido glorioso delegado y Representante de Dios, dígnate alcanzarnos que su eterna justicia no nos castigue; que
su infinita misericordia nos perdone; que su paternal providencia nos cubra, y
que su poder nos defienda y nos libre de nuestros enemigos. Amén.
GOZO
“¿QUIEN
COMO DIOS?” pronunciaste
Con un
celo distinguido,
Y a los
abismos lanzaste
AI Dragón
envanecido.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
El egregio Príncipe San Miguel, no solamente
en el cielo, sino también en la tierra y en los mares, ha sido el Defensor del
honor de Dios, y al mismo tiempo, representante de sus divinos atributos. (Ex. 3, 20.)
Este Ángel sublime es expresiva imagen de la
divinidad, por la perfección de su naturaleza, por la excelencia de su gracia,
por el imperio de su principado. (Nieremberg)
A él se atribuye haber representado: ya la
gloria de Dios, cuando apareció a Moisés, rodeado de tan vivos resplandores,
que no se le podía mirar; ya el supremo dominio, en el monte Sinaí, cuando
promulgó el Decálogo, que ha sido la admiración de los siglos; ya la bondad
divina, ora, conduciendo a los Israelitas por el desierto, en figura de una
columna de nube en el día, y de fuego por la noche, durante cuarenta años; (Ex. 13,22.) ora, llevando de los cabellos por el aire, desde la Judea hasta
Babilonia al Profeta Habacuc, a fin de llevar alimento al Profeta Daniel en el
lago de los leones. (Dan.
6, 22.)
Y así, si Faraón insulta y desprecia el
Nombre Santo del Señor. San Miguel se encargó de conmover los elementos, y
de enviar contra el rey obstinado, las terribles plagas que lo hacen temblar.
También son de considerarse, la suma
obediencia, la humildad y el acatamiento de nuestro Príncipe San Miguel,
siempre rendido ante Dios nuestro Señor, y a su Santísima Madre, Señora
nuestra, repitiendo aquellas misteriosas palabras: ¿QUIEN COMO DIOS? ¿QUIEN COMO DIOS? con las
cuales obtuvo la victoria sobre el soberbio Lucifer.
ORACION
Dios y Señor nuestro, que para crédito de
vuestra infinita Majestad os manifestáis maravilloso en vuestros Santos
especialmente en vuestro siervo San Miguel, a quien os dignasteis hacer
participante de vuestra soberana omnipotencia: por sus méritos os rogamos que obréis en nosotros el milagro de
que nuestro corazón diamantino se ablande, a fin de que sepamos llorar las
culpas que ingratos cometimos contra Vos, oh Sumo Bien infinito. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Excelso Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que fuiste compasivo director de Adán arrojado del paraíso terrenal: Líbranos del enemigo.
Tú,
que lo enseñaste a cultivar la tierra: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que anunciaste a Abraham el nacimiento de su hijo Isaac: Líbranos del enemigo.
Tú,
que impediste que Abraham sacrificara a Isaac: Líbranos del enemigo.
Tú,
que infundiste valor a Josué para que luchara contra los enemigos del pueblo de
Dios: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que detuviste a Balaam que iba a maldecir al pueblo de Dios: Líbranos del enemigo.
Tú,
que lo obligaste a cambiar en bendiciones las maldiciones: Líbranos del enemigo.
Tú,
que ayudaste a Gedeón a vencer a los madianitas: Líbranos del enemigo.
Tú,
que fuiste fiel custodio de la integridad de la santa Judit: Líbranos del enemigo.
℣. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,
℟. Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA CUARTO —23 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
Amabilísimo
Señor Dios Nuestro, que
por vuestra grande clemencia mantenéis siempre firme y constante a vuestra
Iglesia Santa, y habéis hecho custodio de ella a vuestro siervo San Miguel
Arcángel, como uno de los más amados vuestros: os pedimos por vuestra infinita bondad y por los méritos de él,
que nos mantengáis siempre firmes y constantes en el amor a la Iglesia Santa, y
obedientes, a su cabeza visible, el Romano Pontífice. Amén.
GOZO
La Divina
Majestad
Confianza
en ti deposita.
Por tu
amor y tu lealtad
A su honra
y gloria infinita.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
Se considera en este día la suma confianza
que el omnipotente deposita en su fidelísimo siervo, haciéndole secretario de los
ocultos juicios de su Providencia, encargándole los más graves y delicados
negocios de ella.
Este soberano Príncipe fue, en sentir de
Santos Padres y de expositores sagrados, quien, en nombre de Dios nuestro
Señor, apareció
a Abraham, y le anunció la dichosa sucesión en Isaac; (Gen.
17, 22.)
apareció a
Moisés en el monte Horeb, en la zarza misteriosa, (Ex.
3, 2) y también le entregó las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí. (Ex. 31, 18.)
Cuando San Miguel, por orden de Dios, pasó hiriendo de
muerte a los primogénitos de los egipcios, en castigo de la obstinación de
Faraón, perdonó a los de los israelitas, cuyas casas vio señaladas con sangre
de corderos, símbolo de la sangre preciosísima del Cordero Inmaculado. (Ex.
12, 13.)
Le hizo Custodio y Guardián de aquella joya
preciosísima: la Santísima Virgen María, nuestra Señora. No parece, sino que
Dios, en su alta Providencia, creó al Santo Arcángel para ser universal
consuelo de todos los hombres, y en particular de cada uno.
La Santa
Iglesia, convencida del valimiento ante Dios, de San Miguel, no ha cesado de
implorar su intercesión en favor de los mortales, en todos los actos de nuestra
vida.
ORACION
Poderosísimo Señor y Dios nuestro, que siempre os mostráis
maravilloso en vuestras obras: os damos gracias por el amor y confianza que
mostráis a vuestro siervo San Miguel Arcángel, al confiarle los negocios tan
importantes de vuestra divina providencia; por sus
méritos os pedimos rendidamente, que le encarguéis especialísimo cuidado de
nuestras almas, a fin de que en ellas no se malogre el valor de la sangre
preciosa de vuestro Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Encumbradísimo
Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo.
Tú, que humilde acataste la divina voluntad al conocer el misterio de la Redención del género humano: Líbranos del enemigo.
Tú,
que cuando conociste la grandeza de la Madre de Dios, fervoroso la amaste: Líbranos del enemigo.
Tú,
que te sientes grandemente honrado al llamarte vasallo de la Madre del Rey: Líbranos del enemigo.
Tú,
que trabajaste incansable por la reedificación de la ciudad en que nacería
María: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que libraste de Satanás al Sacerdote Jesús de Josedec, quien habría de trabajar
en esa reedificación: Líbranos
del enemigo.
Tú,
que eres solícito en servir a tu Augusta Soberana: Líbranos del enemigo.
Tú,
que acudes con frecuencia a su trono de gloria y de misericordia: Líbranos del enemigo.
Tú,
que siempre eres recibido con amor por la dulce Reina: Líbranos del enemigo.
Tú,
que consigues por su poderosa mediación cuanto pides en favor de la Iglesia que
custodias:
Líbranos del enemigo.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA QUINTO —24 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
San Miguel
Arcángel, firmísimo
apoyo de la Fe, y Defensor invicto de la Religión: tú, que eres el Patrón de la
Iglesia Universal, alcánzanos, una fe viva y animada por las buenas obras, una
veneración profunda a nuestra santa Religión, y una tierna y constante devoción
a María Santísima, nuestra augusta Reina y Señora; a fin de que, viviendo como verdaderos discípulos de Jesucristo,
obtengamos nuestra eterna salvación. Amén.
GOZO
De la
Iglesia universal
Eres
amparo y sostén:
Los libras
de todo mal
Y le
alcanzas todo bien.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
El Arcángel San Miguel, a quien Dios destinó para que defendiera su
honor ultrajado, y para que llevara sobre la tierra su nombre admirable,
representando sus divinos atributos, fue también destinado por su divina
Majestad, para que fuera Patrón y defensor de toda la Santa Iglesia Católica.
(San Eusebio)
Como si no quedara satisfecho el amor de nuestro divino
Redentor, entregando a San Pedro la Iglesia que fundara, para su gobierno y
propagación; queriendo hacernos más y más participantes de sus bondades,
destinó al Arcángel San Miguel, para que, de un modo invisible desempeñara uno
y otro cargo en la misma Santa Iglesia. (San Gregorio, Libro 17)
Por esto, San Miguel, así como en el Sinaí
promulgó la Ley escrita, apartó a los israelitas de la idolatría; y dio esfuerzo a
Judit para que cortara la cabeza al formidable Holofernes, quien soberbio
injuriaba al pueblo de Dios: (Judit,
12, 20,)
así también ha extendido la Ley de gracia, disponiendo los corazones de los
hombres para imprimirla en ellos.
La Fe y la Religión han
sido siempre el objeto principal de su vigilancia.
Su caridad se extiende
a todos los mortales, trayendo a los infieles, al conocimiento del verdadero
Dios, y llamando y esperando a los pecadores para que se conviertan y hagan
penitencia de sus pecados.
ORACION
Bienaventurado
San Miguel Arcángel, tú
que no desprecias a quienes te ruegan, ni desechas a los que en ti confían, ni
te apartas de los que te aman; sino que, defiendes a los humildes, animas a los
castos, abrazas a los inocentes, y socorres a los penitentes: guarda nuestra vida terrena y condúcenos a la eterna, por la
preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Honorabilísimo
Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que fuiste Custodio y presidente de la antigua Sinagoga: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que consolaste y confortaste a nuestro Redentor en el Huerto de los Olivos: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que fuiste constituido Custodio vigilantísimo de la Iglesia de Cristo: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que libraste a San Pedro de las cadenas y de la cárcel: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que eres Guardián y Defensor del Romano Pontífice: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que alegras a las Iglesias de los pueblos fieles: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú
que eres secretario de la Divinidad: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que eres espanto y terror de los demonios: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que eres el Ángel de la paz: Líbranos
del enemigo maligno.
℣. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino
℟.
Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA SEXTO —25 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
Todopoderoso
y sempiterno Dios, que
por vuestra grande misericordia y deseo de nuestro bien, destinasteis al
Arcángel San Miguel para que nos guarde y proteja de todo mal, concédenos, que sepamos aprovecharnos de esta gracia, para merecer
la eterna felicidad. Amén.
GOZO
Para
combatir contigo,
Sea la
Cruz nuestro estandarte,
La caridad
nuestro abrigo
y la fe
nuestro baluarte.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
La batalla que libró el
Príncipe San Miguel en el cielo contra Lucifer, se ha continuado en la tierra.
Este enemigo de nuestra salvación, ha
extendido su imperio, valiéndose de todos los medios que su astucia y su
malicia le sugieren: la insurrección contra las
autoridades, principalmente de la Santa Iglesia, las vejaciones contra el clero
y los fieles católicos, el vilipendio y suspensión de las prácticas religiosas;
la enseñanza anticatólica; las falsas doctrinas; los espectáculos paganos, las
modas indecentes, los paseos y reuniones inmorales; la indiferencia criminal de
muchos padres y madres de familia: de todo esto se vale Satanás, para formar su
corte y avasallar pueblos, repúblicas y reinos.
En el campo de batalla, tenemos dos
banderas: el Estandarte de la Santa Cruz, que es la
insignia de nuestra Redención, y la odiosa bandera rojinegra de Lucifer,
tremolada a impulso de todos los vicios y pasiones, principalmente de la
soberbia y de la sensualidad.
Los secuaces de Satanás, son innumerables: invaden y cubren la superficie de la tierra; llenan el
aire, y recorren todo el mundo; excitan las pasiones, y ofrecen a los mortales
la copa del placer, para que beban sin sentir, el veneno de su condenación.
Así que, pongámonos
bajo los auspicios de San Miguel, quien nos guía con el Estandarte de la Santa
Cruz; esa misma Cruz que portará el día del juicio, para consuelo de los buenos
y confusión de los impíos.
ORACION
San Miguel
Arcángel, esforzado Príncipe de los ejércitos de Dios:
desde hoy nos acogemos con mayor fervor a tu amorosa protección, para que nos
alcances el triunfo sobre todos nuestros enemigos. Haz que nos abrase el celo que te anima por el honor del Señor;
y así, con tu saludable ayuda, lucharemos sin descanso contra los enemigos de
nuestra salvación, y alcanzaremos el triunfo por la preciosísima Sangre de
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Misericordioso
Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que siempre andas en derredor de los fieles para protegerlos: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú
a quien se atribuye haber movido las aguas de la Probática Piscina dándoles
virtud de sanar de las enfermedades: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que infundes valor a los pusilánimes: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que das la victoria a los cristianos: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que visitas a los enfermos: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú
que defiendes la fe de los cristianos: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que salvas a los náufragos que te invocan: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que eres fiador de los pecadores: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que intercedes por ellos para que alcancen el perdón: Líbranos del enemigo
maligno.
℣.
Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,
℟. Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA SEPTIMO —26 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
Amabilísimo
Señor y Dueño de nuestras almas:
con
el mayor reconocimiento nos llegamos a vuestra divina presencia, para daros
gracias porque os habéis dignado concedernos por Patrón y Abogado a vuestro
Siervo San Miguel Arcángel, a fin de que no nos deje caer, ni en las redes de
Satanás, ni en las tentaciones del mundo y de la carne, para no caer después en
las llamas del infierno; concedednos por sus
ruegos, saber seguir sus inspiraciones.
Amén.
GOZO
Amor
activo, ardoroso,
Nos tienes
a los mortales.
Y procuras
bondadoso
Librarnos
de todos males.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
La consideración de este día es de grande
consuelo para todos los mortales, y en particular, para los devotos del Santo Arcángel;
pues hemos de saber que, a tan glorioso Príncipe,
la Majestad divina le tiene encomendadas nuestras almas, para que cuide de
ellas, las proteja, guarde y dirija por el camino seguro de la salvación.
Por esto, este Príncipe señala a cada uno de
los hombres, un Ángel de guarda, el que nos cuida y aparta de los vicios, y
procura siempre librarnos de las redes infernales.
Tomás de Cantimprato certifica de un
religioso dominico, llamado Cumano, y muy devoto de San Miguel Arcángel, que,
habiendo dado a su lavandera una túnica vieja, sin haber pedido antes licencia
para ello, cayó enfermo, y se moría sin recibir los Santos Sacramentos.
En
esto, llegaron multitud de demonios, que querían arrebatar aquella alma, para
llevarla al infierno; pero presto acudió en su ayuda San Miguel.
Llenase la celda de una claridad admirable,
y, animando el Santo Arcángel al moribundo le dijo: “No temas, Cumano: yo soy Miguel, y te defenderé de los
demonios.”
A la vista de tan poderoso Protector,
huyeron los espíritus malignos, quedándose únicamente uno muy atrevido el que,
con los garfios de un tridente para llevarse al alma, por la túnica que había dado;
mas, al mandato y reprensión de San Miguel, también huyo.
A muchos de sus
devotos, ha revelado nuestro Santo Arcángel, en premio de su amor y devoción,
la hora de la muerte.
ORACION
San Miguel Arcángel, Guardián
de los cristianos y vencedor de los espíritus malignos: tú, que tienes el
encargo de conducir las almas al cielo, restituyendo al paraíso de eternas
delicias a los hombres que en Adán fueron desterrados del paraíso terrenal: no nos dejes perecer en manos de nuestros enemigos; defiéndenos
de ellos con la Santa Cruz, que es tu signo glorioso; y ruega porque se nos
apliquen los méritos de la Sangre preciosísima y de la santa Pasión de
Jesucristo nuestro Señor, para cantar en tu compañía en el cielo cánticos de
eterna alabanza a Dios. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Piadosísimo
Príncipe San Miguel:
Tú,
que haces fértiles las tierras: líbranos
del enemigo.
Tú
que refrenas el ímpetu de los demonios: líbranos
del enemigo.
Tú,
que presentas a Dios nuestras oraciones: líbranos
del enemigo.
Tú,
que amortiguas el fuego de las pasiones: líbranos
del enemigo.
Tú,
que nos proteges y custodias en la vida: líbranos
del enemigo.
Tú
que eres piadoso auxiliar de los moribundos: líbranos
del enemigo.
Tú,
que presentas las almas en el tribunal divino: líbranos del enemigo.
Tú
que juzgas y valorizas sus obras:
líbranos del enemigo.
Tú,
que conduces las almas justas al cielo:
líbranos del enemigo.
℣. Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,
℟. Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA OCTAVO —27 de
septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACION
Poderosísimo
Señor y Dios nuestro, que
quisisteis que vuestro siervo el Arcángel San Miguel, fuese adornado de tantas
prerrogativas y excelencias tan maravillosas, que sobresaliera entre los
ángeles y cautivase el corazón de los hombres: os rogamos que por vuestra soberana piedad nos concedáis un
corazón limpio y ajeno a toda culpa, para que amándoos como debemos disfrutemos
de vuestra eterna gloria. Amén.
GOZO
En nuestro
juicio postrero
Nuestra
alma examinarás,
Y solemne
y justiciero,
Sus obras
estimarás.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
Dios nuestro Señor ha engrandecido al
Arcángel San Miguel, condecorándolo con sublimes prerrogativas: El examina las
almas de los que mueren, y valoriza sus palabras; Jesucristo Señor nuestro le
encomendará la ejecución de cada sentencia de muerte contra el Anticristo; y ha
sido constituido Signífero o abanderado de Dios, para que lleve la insignia de
nuestra Redención, que es la Santa Cruz.
El derecho de juzgar a las almas, es propio
de Jesucristo, según lo dice el Salmista: “¡Oh Dios! da tu juicio al Rey, y tu justicia al Hijo del
Rey”. Lo que entienden los intérpretes, de Jesucristo nuestro Señor,
como Juez supremo de las almas.
De
tan excelsa dignidad, ha sido hecho participante el Arcángel San Miguel.
Por lo cual, luego que Lucifer se rebeló
contra Dios, él fue quien ejecutó la sentencia divina desterrándolo del cielo,
y condenándolo a los infiernos, en unión de los espíritus malignos que con él
se rebelaron contra la Majestad de Dios. (Apoc.,
12, 9.)
La dignidad de Signífero o abanderado entre
los Romanos, no se daba sino a los más gallardos de todos los soldados; los que
iban vistosa y ricamente ataviados, y consistía, no en llevar una simple
bandera, sino la insignia de toda una legión, y era un águila de oro macizo,
colocada en el remate de una lanza.
San Miguel es
Signífero, no de un emperador de la tierra, sino del Rey de cielos y, tierra,
Jesucristo nuestro Señor; y este gran título está confirmado por la Santa
Iglesia, cuando invoca a San Miguel con ese nombre.
El día del
juicio final, el Arcángel San Miguel vendrá presidiendo el ejército como
Príncipe de las legiones angélicas, como Vicario de Dios, y como el Ángel más
digno de portar la insignia de nuestra Redención.
La Cruz que traerá San Miguel, derramará una
luz preciosísima y resplandeciente más que el sol.
La santa Cruz es, por
tanto, para San Miguel, la insignia más noble de su destino, la vara de su
judicatura, el cetro de su Principado y la marca con que señalará a los
escogidos.
ORACIÓN
Engrandecido Príncipe San Miguel,
por
las insignes prerrogativas con que has sido distinguido por nuestro Dios y
Señor, dígnate de El
alcanzarnos, saber guardar fielmente sus Mandamientos, y borrar con lágrimas de
contrición, las faltas contra ellos cometidas. Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Enaltecido
Príncipe San Miguel: Líbranos
del maligno enemigo.
Tú,
que eres el supremo de los Ángeles de Dios: Líbranos
del maligno enemigo.
Tú, que eres el Signífero de Dios: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que eres glorioso delegado de Dios para estimar las almas: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que eres Vindicador celosísimo del honor de Dios: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que eres Príncipe de los Príncipes celestiales: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que señalarás a los escogidos con la insignia de la Santa Cruz: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que constantemente ruegas a Dios por nosotros: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que fe empeñas en que llevemos una vida verdaderamente cristiana: Líbranos del maligno
enemigo.
Tú,
que vivamente deseas vernos para siempre en tu compañía en el cielo: Líbranos del maligno
enemigo.
℣. Ruega por nosotros a Dios lino y Trino,
℟.
Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
DIA NOVENO Y ÚLTIMO —28 de septiembre
Por
la señal…
Acto
de contrición.
ORACIÓN
Misericordioso
y compasivo Señor y Dios nuestro,
por
intercesión de vuestro glorioso Príncipe San Miguel, os pedimos que os dignéis
remediar nuestras presentes necesidades, así públicas como privadas; que
atendáis a las súplicas y lágrimas, que en silencio derrama nuestra Madre la
Santa Iglesia, para la que pedimos le concedáis las justas libertades de que la
han privado nuestros enemigos. ¡Haced,
buen Dios, que ya vuelva a nuestros altares el amantísimo Jesús Sacramentado, y
que ya jamás se separe de nosotros! ¡haced que lo amemos con todo nuestro
corazón, lo mismo que a su Santísima Madre, a cuyo patrocinio nos acogemos! Amén.
GOZO
Del
Anticristo los lazos
Ya doquier
se nos presentan,
Y sus
secuaces, no escasos,
Hacernos
caer intentan.
Ya que el
Buen Dios te ha llenado
De poderío
grande y fuerte,
Sé,
Miguel, nuestro Abogado
En la vida
y en la muerte.
CONSIDERACION
El gran Príncipe San Miguel se levantará por ser el
defensor de tu pueblo. Así hablaba el ángel del Señor al Profeta Daniel, para
consolarlo de la aflicción que le causaban los males sin cuento que veía venir sobre
la Nación del pueblo de Dios. (Dan. 10, 13 y 21.) Aquí nos vemos en nuestra Nación, rodeados de innumerables
males: en todas partes reinan la desolación y la impiedad, es sin límites la
persecución a la Santa Iglesia clausurando sus templos, desterrando a sus
Pastores encarcelando y asesinando a sus sacerdotes y a sus fieles.
Parece renovarse la crueldad, la tiranía y
la inhumanidad contra el pueblo de Dios, como en tiempo de los faraones, la
persecución más dura, las más injustas recriminaciones contra los cristianos,
el odio más encarnizado contra Cristo y los suyos, de los tiempos de Nerón y
demás perseguidores de la Iglesia, han reaparecido en nuestros días.
Todo lo cual, no es sino castigo de nuestros
pecados, y medio de que se vale satanás para infundir terror en las almas más
débiles, y para intentar alejarse del verdadero Dios.
Por tanto, pidamos
humildemente a su Divina Majestad, perdón de todas nuestras ingratitudes, y
supliquémosle con todas las fuerzas de nuestra alma, y nuestro corazón, que nos
unifique y nos fortaleza, a fin de saber defender santa y dignamente nuestra fe
en Cristo Rey, y a San Miguel Arcángel, que no nos deje caer en las mundanas
complacencias, y que nos alcance saber amar a Dios sobre todas las cosas, ahora
más que nunca, y ser fieles hasta el último momento de nuestra vida, para
merecer alabarlo eternamente en el cielo.
ORACIÓN
Oh Dios y
Señor nuestro, Padre de las misericordias y fuente de gracia, de consuelo y de
perdón: humildemente
os pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María, Señora y Madre
nuestra, y del glorioso San Miguel Arcángel, que os dignéis aceptar complaciente, la novena que hemos
practicado en honor de vuestro esclarecido Príncipe, perdonarnos todos nuestros
pecados, así privados como públicos, tanto manifiestos, como secretos, y
llenarnos de vuestras gracias y misericordias, como prenda de que nos concederéis
el veros y alabaros para siempre en el cielo.
Amén.
—Se rezan
tres Padrenuestros, tres Ave Marías, Gloría, y la siguiente Jaculatoria:
Santísima
Trinidad, Principio de todo ser, Espero que os he de ver por toda la eternidad.
ELOGIOS
Gloriosísimo
Príncipe San Miguel: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que en el fin del mundo trabajarás por la conversión y salvación de los judíos:
Líbranos del
enemigo maligno.
Tú,
que encabezarás el ejército angélico contra el Anticristo: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que pelearás por Cristo y los cristianos: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que privarás al Anticristo de todo valimiento: Líbranos del enemigo
maligno.
Tú,
que lo despojarás de toda fortaleza: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú,
que lo vencerás y le causarás la muerte: Líbranos del
enemigo maligno.
Tú,
que lo sepultarás en los abismos infernales: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú
que convocarás a juicio a vivos y muertos: Líbranos
del enemigo maligno.
Tú
que serás Portador del estandarte de la Santa Cruz delante del Juez supremo: Líbranos del enemigo
maligno.
℣.
Ruega por nosotros a Dios Uno y Trino,
℟. Para que seamos libres del enemigo maligno.
—Terminamos
con la Oración y el ALABADO para todos los días.
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