domingo, 23 de julio de 2023

NOVENA A SAN PANTALEÓN MARTIR GLORIOSO Y ANTES DE PROFESIÓN MÉDICO.

 

Dispuesto por un secular, su tierno amartelado devoto, natural de esta Ciudad de Puebla de los Ángeles, y el más reconocido a su Paternal Patrocinio.

Novena emitida por especial favor por la excelentísima Señora R. M. Priora y Real Convento de Señoras Religiosas Agustinas título de la Encarnación, en donde se adora liquidada la Sangre del Santo en su día festivo. Reimpresa por las Madres Prioras, y comunidad de religiosas del Orden de San Juan de Jerusalén. Titulo Sra. Isabel de Sevilla.  Con Licencia del Ordinario en Puebla de los Ángeles, por la Viuda de Miguel de Ortega. Año de 1745.

COMENZAMOS: 19 de julio.

FINALIZAMOS: 27 de julio, día de su FESTIVIDAD.

MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA

   Siendo el principal motivo de nuestra justificación la gracia, será lo más conveniente, para alcanzar de Dios el fruto de esta Novena, prepararnos con la Sagrada Comunión en el primero, y ultimo día, o como cada uno cómodamente pueda; el tiempo más a propósito será, comenzarla el día diez y nueve de Julio, para terminarla en el veinte y siete, que fue el del glorioso Martirio de nuestro Santo; en cuya honra Se ejercitará el devoto, dando alguna limosna, ayunando, o haciendo alguna otra obra de piedad.

   Para dar principio, se dirá con todo afecto la siguiente Oración, y en cada uno de los nueve días, tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Soberano Omnipotente Dios Creador, y Conservador mío, que, en el Augustísimo, Inefable Misterio de la Trinidad Santísima, te adoro, Uno en la Esencia, y Trino, en las Personas: Yo, Señor, la más vil de todas las criaturas, te doy infinitas gracias por el especial beneficio que me hicisteis, dándome a conocer tu Inmensa Grandeza; por la cual, creyendo, como firmemente creo, en todos los demás Misterios, que cree, y confiesa tu querida Esposa la Iglesia, en cuya Fe he vivido, y protesto vivir, y morir, como fiel Cristiano; te suplico, Padre amoroso, me concedas el perdón de todos mis pecados, de las cuales me arrepiento con todo mi corazón, por ser ofensas contra tu bondad Infinita, digna siempre de ser amada: Yo propongo, Señor, la enmienda de ellos, y espero en tu Misericordia Infinita, que por los méritos de tu Sagrada Pasión, y Muerte, y los de tu Madre María Santísima, Señora nuestra, me los has de perdonar, y juntamente por la intercesión de tu querido Siervo, y amado mío Señor San Pantaleón, dándome tu gracia, y también te pido, Señor, extiendas tu piedad a la Suprema Cabeza de la Iglesia, el Romano Pontífice, y a todos los Príncipes Prelados Eclesiásticos, para que consigan triunfos contra los Herejes; por la conversión de los Infieles al gremio de la Santa Iglesia; por los miserables Cautivos Cristianos, para, que permanezcan fieles en la Fe; por los que están en pecado mortal, para que salgan de él y por las Santas Almas del Purgatorio, para que te vayan a gozar eternamente en la Gloria. Amén.   

 —Aquí pedirá cada uno con viva fe, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

PRIMER DÍA —19 de julio

ORACIÓN

   Gloriosísimo Invencible Mártir de Cristo, venerado Padre mío San Pantaleón, que, alumbrado del Espíritu Divino, despreciando la Ciencia de Medicina, a que te había encaminado la Paternal obediencia, y aun antes de recibir el Sagrado Bautismo, pagando las primicias a la católica Fe, resucitaste, (invocando el Dulcísimo Nombre de JESÚS) a un tierno Niño, a quien la maligna ponzoña de una Serpiente había quitado la vida, quedando está muerta a el dulce imperio de tu voz, con que duplicaste tan portentoso milagro. Yo te suplico, amabilísimo Santo mío, me alcances de la Divina Misericordia una Fe tan viva, que, resucitándome con la penitencia a la vida de la gracia, consiga no solo el efecto milagroso de reformar mis costumbres; sino el, matar la venenosa Serpiente del pecado; para que con tan glorioso triunfo y lleno de confianza alcance por tu intercesión el favor que, espero en esta Novena, a la mayor honra de Dios y juntamente, la conversión de los pecadores, para que fortalecidos con la gracia, te veamos en la Celestial Patria de la Gloria, Amén.

Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

GOZOS A SAN PANTALEÓN MARTIR GLORIOSO

Pues sois médico especial

noble, ilustre, y muy famoso

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

En Nicomedia nacido,

pensáis en la juventud,

como volver la salud

El que la había perdido:

Del mismo así raudal

fuisteis después caudaloso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

Retórico y excelente,

y filósofo también,

anheláis al sumo bien

de todos los bienes fuente:

A infinito eternal

os llegasteis venturoso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

A la fe del Salvador

por Hermolao pasáis

en la que al instante halláis

la medicina mejor:

De la fuente bautismal

dais el licor prodigioso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

Para más aprovechar,

siendo ya antes exquisito,

cada día más perito,

subís en el medicar:

Dais la salud corporal,

al devoto fervoroso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

Como tanto os distinguisteis

brillando en la medicina,

de sanidad oficina,

de todo el mundo os abristeis:

Benéfico, liberal,

muy útil, y provechoso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

Del que es Autor de la vida,

y Señor de la salud,

Jesucristo en la virtud,

la muerte dejáis rendida:

Así dais vida inmortal

a muchos y muy gustoso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

De Hermolao en la figura,

con Jesús a vuestro lado,

os halláis muy consolado,

y muy lleno de dulzura:

En las penas el caudal

tenéis de eterno reposo.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

Cuando en todos los tormentos

Jesucristo os acompaña

no os alteran de vil saña

los más fieros instrumentos:

Del Tirano, en cada cual

triunfáis siempre victorioso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

De sanidad tenéis don,

y no solo de garganta;

de la cabeza a la planta

siempre y en cualquier ocasión:

Más puro vos que el cristal,

más lúcido, más lustroso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

No solamente curáis

todas las enfermedades,

sí que, en todas las edades,

de las mismas preserváis:

Ya en la Patria Celestial

eternamente gozoso.

Oh, San Pantaleón glorioso

líbranos de todo mal.

 

De bienes sois mineral

en todo maravilloso,

Oh San Pantaleón glorioso,

líbranos de todo mal.

. Ruega por nosotros ¡Oh Pantaleón glorioso!

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo

ORACIÓN

   Te suplicamos, oh Dios Omnipotente, nos concedas, por la intercesión del siempre milagroso médico Pantaleón, que tú usaste como señal de paz para tu Iglesia, al hacer brotar llena de hojas y frutos la planta seca de olivo donde lo torturaron, la paz para nuestra conciencia, la de nuestras familias, nuestra Patria y el mundo entero y por esa gloriosa sangre que año a año se licua en secular milagro me concedas la gracia (pídase aquí la gracia que se desea obtener). Que yo de mi parte prometo visitarlo en su Iglesia y ofrecerle un generoso óbolo. Así sea.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


SEGUNDO DÍA —20 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Amabilísimo Protector mío San Pantaleón, que fortalecido ya con el Sagrado Bautismo, y alistado en la Sagrada Milicia, imitando a tu Divino Maestro Jesús, resplandeció más aquilatada tu Fe; pues invocando con ella su Dulcísimo Nombre, diste la vista a un ciego, poniéndole como Celestial Medico, las manos en los ojos; cuyo beneficio, aun a costa de, muchos tesoros, no había conseguido, logrando al mismo tiempo con tan portentoso milagro, se bautizase Eustorgio tu Padre: Ruégote, piadosísimo Divino Medico, que aplicando las manos a los ojos de mi alma, le infundas la indefectible vista del conocimiento de mi Dios, y que con ella, aborreciendo a el Mundo, y dando de mano a los deleites, y pasatiempos caducos, agradezca a su bondad infinita el inestimable beneficio de la Redención, con cuyo saludable remedio, no solo nos previno el antídoto para el pecado; sino que nos hizo hijos, y herederos de su Gloria con tanta piedad, que además de su infinito Amor, nos dejó en tus admirables virtudes una firmísima confianza, de alcanzar por ellas el favor, que le pedimos en esta Novena, a su mayor gloria, como también el alivio, y descanso en sus penas, las Santas Almas del Purgatorio, para que en tu compañía gocen de la indefectible luz de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

TERCER DÍA —21de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

  Amantísimo, prodigioso devoto mío San Pantaleón, que celestialmente inflamado tu generoso Espíritu, en testimonio de ser Jesucristo el único Dios verdadero, puesto en presencia del inicuo Emperador Maximiano, concertaste con los Sacerdotes de los Ídolos, que traído allí un Paralitico, el que en nombre de Dios le sanase, seria tenido por el Dios verdadero, lo cual oído por ellos hicieron sobre el enfermo sus falsas ceremonias, quedando como antes estaba, y Tú a vista de innumerable concurso, tomándole por la mano, invocando con fe viva el Dulce Nombre de JESÚS, le hiciste levantar libre del accidente, convirtiéndose por esto muchos gentiles a la Fe Católica; te suplico, benignísimo Padre mío, que por tus grandes merecimientos me alcances de Dios nuestro Señor gracia, para vencer las tentaciones de la carne y que invocando el Dulcísimo Nombre de Jesús, me levante sano de la lepra de mis culpas, consiguiendo lo mismo todos los pecadores, que paralíticos, por la contagiosa enfermedad de la culpa, gimen arrojados en el duro pesado lecho del desamparo; para que alentados con tu eficaz patrocinio, y adornados de la gracia, consigamos el favor de esta Novena, a mayor honra de Dios, y que alcancen de su Piedad Divina tolerancia, y fortaleza de ánimo los miserables Cautivos Cristianos, para que llevando con resignación, y paciencia sus trabajos, permanezcan firmes en la Fe Católica, y todos por tu intercesión logremos los inmensos tesoros de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

CUARTO DÍA —22 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Pacientísimo y tierno amante mío, Señor S. Pantaleón, que ciego de cólera aquel malvado Rey, y movido de la envidia de sus falsos Sacerdotes, te mando volver a su presencia, discurriendo rendirte con amenazas a la supersticiosa adoración de sus Ídolos, de quienes no solo te burlaste; sino que aceptando con animo verdaderamente generoso, el ser arrojado en una caldera de plomo derretido, mereciste, que tu Divino Maestro Jesús, en forma visible te confortase, como te lo había prometido, apareciéndosete en la figura de tu Maestro Hermolao, de cuya mano habías recibido, el Sagrado Bautismo, sacándote ileso de la voracidad del fuego, quedando el tirano atónito a tanto prodigio, y tu más firme en la verdad infalible de nuestra Católica Fe: Ruégote, amorosísimo Santo mío, me alcances de la infinita bondad de mi Dios fortaleza de ánimo, para que, cuando me vea sumergido en la infernal caldera de los vicios, y pecados, merezca ver a mi lado a mi Dulcísimo Jesús, confortándome, y ayudando mi flaqueza, para que, libre del voraz incendio de mis apetitos, logre por tu intercesión la gracia, que pido en esta Novena, siendo del agrado de mí Dios, y que por tu grande valimiento, consigan quietud, y perseverancia en su Estado, los Señores Sacerdotes, y Religiosos, para que en una vida perfecta y Santa, llenos de virtudes, encaminen, a los que van errados, poniéndolos en la apacible senda de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

QUINTO DÍA —23 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Constantísimo, valeroso Soldado de Cristo, Tutelar mío San Pantaleón, cuyo imperturbable valor movió a aquel Coronado cruel Maximiano, a que te arrojasen en el Mar, colgada al cuello una pesada piedra, de cuyo inminente peligro, en medio de las encrespadas olas, te libertó como a otro S. Pedro, tu mismo Divino Maestro Jesús, sacándote ileso a la espaciosa rivera. Yo te suplico, piadosísimo Santo mío, me implores una incontrastable fortaleza; para que viéndome arrojado a el impetuoso Mar de las pompas, y vanidades mundanas, y atada al cuello la pesada piedra de mis culpas, vuelva confiado en la infinita bondad de mi Dios, pidiéndole socorro, y ayuda en mis necesidades, y que despreciando las vanas riquezas, que ofrece el Siglo engañoso, merezca salir libre a la espaciosa rivera de la gracia, consiguiendo por tu intercesión, lo que deseo en esta Novena, a honra de mi Dios, dilatando también tu valimiento a los Justos, para que permaneciendo en sus Santos propósitos, sirvan de ejemplo a los malos, y encaminándolos a las virtudes, sigan confiados el rumbo mas seguro, que nos conduce a la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

SEXTO DÍA —24 de julio

 Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

  Invictísimo, esforzado Amparador mío, San Pantaleón, que nuevamente encendido en iras el insolente Maximiano, y admirado de tu imponderable constancia, mandó te arrojasen, como a otro Daniel, entre las garras sangrientas de los tigres, y Leones, para que viéndote despojo cruel de sus enojos, triunfase victorioso de tu fortaleza; y tu nuevamente encendido en el Divino amor, y confiado en su asistencia, le pediste socorro, con el cual vencida la natural fiereza de las bestias, no solo te dejaron libre; sino que humillándose, como apacibles corderos, a tus pies, cantaste valeroso la victoria. Suplicóte, Mártir gloriosísimo de mi alma, me alcances de la Poderosa Mano de Dios aquella valentía de Espíritu, que tu conseguiste, para que saliendo libre de los formidables tigres, y Leones de mis culpas, las borre de suerte, que triunfe de ellas, arrojándolas a mis pies, y consiguiendo la victoria de mí mismo, mediante tu patrocinio, merezca la gracia de ésta Novena, que sea a la mayor gloria de Dios, como también una gloriosa, y santa paz todos los Príncipes Cristianos, para que desembarazados de pretensiones caducas, destruyan valerosos las Herejías, enarbolando en defensa de la Fe los Estandartes de la Católica Religión, y rindiéndolos a la obediencia de la Suprema Cabeza de la Iglesia, para su mayor exaltación, aspiremos todos a recibir el premio en la triunfante Jerusalén de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

SEPTIMO DÍA —25 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Celosísimo, Integro Defensor de la Fe, Mártir ilustre de la Católica Iglesia, y amado mío S. Pantaleón, que añadiendo inventivas a su crueldad el impío Monarca Maximiano, dispuso, para más atormentar tu Sagrado Cuerpo, una pesada rueda, sembrada de aceradas puntas, para, que, atado fuertemente a ella, te despeñasen desde la eminencia de un Monte, pensando con sacrílego enojo, ser este el ultimo despique de sus iras, que no logro su crueldad; por la poderosa mano de tu asistente Jesús; pues desatando milagrosamente de aquella espantosa máquina, quedaste libre, y muchos de los gentiles a el impetuoso despeño de la rueda; miserablemente destrozados. Te ruego, misericordiosísimo Padre mío, me alcances de la infinita Misericordia de mi Dios, que cuando por mi suma miseria, me vea elevado en el fragoso monte de la vanidad, y soberbia, y atado a la inconstante rueda de los terrenos, y caducos deseos de esta vida, entonces apliques tus manos, desatándome de la maquina aparente, a que me inclina la soberbia, y vanagloria, para que libre de tan poderosos enemigos, y esforzado de tu amparo, reciba en mi alma el suave roció de la gracia, con el favor, que en esta Novena solicito, siendo del agrado de mi Dios; no olvidándote, Santo mío, de darles esfuerzo a los pobres enfermos, alcanzándoles, que reciban aquel sabroso, Eucarístico Pan de los Ángeles que siendo la sustancia, y Cuerpo de Jesucristo, es también suavísimo, vigoroso alimento, que nos ayuda, como Viatico, para el camino de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

OCTAVO DÍA —26 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Nobilísimo, Sagrado Mártir, y tierno devoto mío, Señor S. Pantaleón, roca invencible a tantos, y tan exquisitos tormentos, como los que maquinó contra tu inocente vida el pérfido Maximiano; cuya sedienta rabia, aun no satisfecha, mandó te azotasen con inhumano rigor, y que después degollado, y quemado tu Sagrado Cuerpo con los de Hermipo y Hermocrates, tus hermanos, fuesen en deshechas cenizas destrozo invencible del viento, sin que a tan rigorosos, repetidos martirios, desmayase tu siempre vigoroso aliento, como que tenías por objetos de tus dichas la verdadera Fe, que ya profesabas: te suplico; sagrado Benjamín de mi amor, me recabes de mi Jesús amoroso un ánimo, dispuesto a padecer los crueles azotes de las injurias, y agravios, que cada paso nos ofrece el Mundo, llevando con resignación humilde los ultrajes, y afrentas de los soberbios, y poderosos, como las sufrió da inocente Mansedumbre de nuestro amoroso Redentor Jesús, perdonando a nuestros enemigos, y rogando a su piedad, por todos aquellos, que nos aborrecen, y alcanzándonos por tu mano el favor, que en esta Novena le pedimos, a su mayor gloria, y que experimenten tu eficaz protección todos los Príncipes, y Prelados Eclesiásticos, para el mejor acierto en su gobierno, y que a su ejemplo, animados todos, busquemos el Puerto seguro de la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

NOVENO DÍA —27 de julio

Por la señal…

Acto de contrición y aquí Pedirá cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.

   Fidelísimo, Esclarecido mártir S. Pantaleón; ejemplo de la paciencia, y dechado sin igual de la constancia, que después de tantas fatigas, en la acerbidad de tus penas, vomitando en infernales llamas de odio aquel inicuo Rey, por último, desahogo a sus crueldades; mando te atasen con duros cordeles al seco tronco de una oliva, para que allí, entregando el cuello a los filos del cuchillo, te admirasen, como siempre victorioso; pues implorando el Divino auxilio, te concedió el Cielo por el Oráculo de una voz, que de allí en adelante, ya no te llamaran Pantaleón; sino Pantalemon, que se interpreta Misericordia, la cual conseguirían todos los que por tu intercesión la buscasen, y después, aun permanente en la Oliva, animando tú mismo a los verdugos, ejecutaron en ti la cruel sentencia del degüello, brotando tu garganta, en vez de sangre, un mar de leche, celebrada del cielo con repetidos portentos; pues la Oliva a un mismo tiempo descolló entre verdes ramas sazonados frutos, hermosos hieroglificos, con que hizo el Cielo la salva a tus virtudes: te ruego, amabilísimo Santo mío, me alcances de mi Dulcísimo Jesús un valor heroico, para vivir martirizado con la memoria de su Sagrada Pasión, y Muerte, y que, entregando sin temor el cuello a la dura cuchilla de la parca; no brote en mi la venenosa sangre de mis culpas; sino la blanca leche de la gracia, para que después de mi vida, quede en el Mundo patente la eficacia de tu patrocinio, como quedó tu preciosa Sangre en una redoma, en la Ciudad de Ráyelo en Nápoles, repitiéndose cada año el prodigio de liquidarse en el día de tu glorioso Martirio, con cuyá Reliquia obra Dios Nuestro Señor innumerables milagros, no olvidándote, Santo mío, del Estado de la Santa Iglesia Católica, y su Sagrada Cabeza, de la Exaltación de Nuestra Santa Fe, y conversión de los Infieles, y Herejes a ella, de los que están en pecado mortal, del alivio, y descanso de las Almas del Purgatorio, alcanzándonos el fruto de esta Novena, siendo del agrado de Dios y que después de esta vida merezcamos verte en la Gloria. Amén.

— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.

—Terminar con los gozos al Santo.

 


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