Dispuesto por un
secular, su tierno amartelado devoto, natural de esta Ciudad de Puebla de los
Ángeles, y el más reconocido a su Paternal Patrocinio.
Novena emitida por
especial favor por la excelentísima Señora R. M. Priora y Real Convento de
Señoras Religiosas Agustinas título de la Encarnación, en donde se adora
liquidada la Sangre del Santo en su día festivo. Reimpresa por las Madres
Prioras, y comunidad de religiosas del Orden de San Juan de Jerusalén. Titulo
Sra. Isabel de Sevilla. Con Licencia del
Ordinario en Puebla de los Ángeles, por la Viuda de Miguel de Ortega. Año de
1745.
COMENZAMOS:
19 de julio.
FINALIZAMOS: 27 de julio, día de su FESTIVIDAD.
MODO DE PRACTICAR ESTA NOVENA
Siendo el principal motivo de nuestra justificación
la gracia, será lo más conveniente, para alcanzar de Dios el fruto de esta
Novena, prepararnos con la Sagrada Comunión en el primero, y ultimo día, o como
cada uno cómodamente pueda; el tiempo más a propósito será, comenzarla el día
diez y nueve de Julio, para terminarla en el veinte y siete, que fue el del
glorioso Martirio de nuestro Santo; en cuya honra Se ejercitará el devoto, dando
alguna limosna, ayunando, o haciendo alguna otra obra de piedad.
Para dar principio, se dirá con todo afecto la
siguiente Oración, y en cada uno de los nueve días, tres Padre nuestros, y tres
Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos
Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las Benditas Almas del Purgatorio.
Por la señal ✠ de
la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del
Padre, y del Hijo ✠, y
del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Soberano
Omnipotente Dios Creador, y Conservador mío, que, en el Augustísimo, Inefable Misterio de la Trinidad
Santísima, te adoro, Uno en la Esencia, y Trino, en las Personas: Yo, Señor, la
más vil de todas las criaturas, te doy infinitas gracias por el especial
beneficio que me hicisteis, dándome a conocer tu Inmensa Grandeza; por la cual,
creyendo, como firmemente creo, en todos los demás Misterios, que cree, y
confiesa tu querida Esposa la Iglesia, en cuya Fe he vivido, y protesto vivir,
y morir, como fiel Cristiano; te suplico, Padre amoroso, me concedas el perdón
de todos mis pecados, de las cuales me arrepiento con todo mi corazón, por ser
ofensas contra tu bondad Infinita, digna siempre de ser amada: Yo propongo,
Señor, la enmienda de ellos, y espero en tu Misericordia Infinita, que por los
méritos de tu Sagrada Pasión, y Muerte, y los de tu Madre María Santísima,
Señora nuestra, me los has de perdonar, y juntamente por la intercesión de tu
querido Siervo, y amado mío Señor San Pantaleón, dándome tu gracia, y también
te pido, Señor, extiendas tu piedad a la Suprema Cabeza de la Iglesia, el
Romano Pontífice, y a todos los Príncipes Prelados Eclesiásticos, para que
consigan triunfos contra los Herejes; por la conversión de los Infieles al
gremio de la Santa Iglesia; por los miserables Cautivos Cristianos, para, que
permanezcan fieles en la Fe; por los que están en pecado mortal, para que
salgan de él y por las Santas Almas del Purgatorio, para que te vayan a gozar
eternamente en la Gloria. Amén.
—Aquí pedirá cada uno con viva fe, lo que necesita,
confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios por medio de nuestro Santo.
PRIMER DÍA —19 de julio
ORACIÓN
Gloriosísimo Invencible Mártir de Cristo, venerado Padre
mío San Pantaleón, que, alumbrado del Espíritu Divino, despreciando la Ciencia de Medicina, a
que te había encaminado la Paternal obediencia, y aun antes de recibir el
Sagrado Bautismo, pagando las primicias a la católica Fe, resucitaste, (invocando el Dulcísimo Nombre de JESÚS) a un
tierno Niño, a quien la maligna ponzoña de una Serpiente había quitado la vida,
quedando está muerta a el dulce imperio de tu voz, con que duplicaste tan
portentoso milagro. Yo te suplico, amabilísimo Santo mío, me alcances de la Divina Misericordia
una Fe tan viva, que, resucitándome con la penitencia a la vida de la gracia,
consiga no solo el efecto milagroso de reformar mis costumbres; sino el, matar
la venenosa Serpiente del pecado; para que con tan glorioso triunfo y lleno de
confianza alcance por tu intercesión el favor que, espero en esta Novena, a la
mayor honra de Dios y juntamente, la conversión de los pecadores, para que
fortalecidos con la gracia, te veamos en la Celestial Patria de la Gloria, Amén.
— Rezar
tres
Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria Patri, alabando al fin de ellas
tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
GOZOS
A SAN PANTALEÓN MARTIR GLORIOSO
Pues sois médico
especial
noble, ilustre, y muy
famoso
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
En Nicomedia nacido,
pensáis en la
juventud,
como volver la salud
El que la había
perdido:
Del mismo así raudal
fuisteis después
caudaloso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
Retórico y excelente,
y filósofo también,
anheláis al sumo bien
de todos los bienes
fuente:
A infinito eternal
os llegasteis
venturoso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
A la fe del Salvador
por Hermolao pasáis
en la que al instante
halláis
la medicina mejor:
De la fuente bautismal
dais el licor
prodigioso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
Para más aprovechar,
siendo ya antes
exquisito,
cada día más perito,
subís en el medicar:
Dais la salud
corporal,
al devoto fervoroso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
Como tanto os
distinguisteis
brillando en la
medicina,
de sanidad oficina,
de todo el mundo os
abristeis:
Benéfico, liberal,
muy útil, y
provechoso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
Del que es Autor de la
vida,
y Señor de la salud,
Jesucristo en la
virtud,
la muerte dejáis
rendida:
Así dais vida inmortal
a muchos y muy
gustoso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
De Hermolao en la
figura,
con Jesús a vuestro
lado,
os halláis muy
consolado,
y muy lleno de
dulzura:
En las penas el caudal
tenéis de eterno
reposo.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
Cuando en todos los
tormentos
Jesucristo os acompaña
no os alteran de vil
saña
los más fieros
instrumentos:
Del Tirano, en cada
cual
triunfáis siempre
victorioso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
De sanidad tenéis don,
y no solo de garganta;
de la cabeza a la
planta
siempre y en cualquier
ocasión:
Más puro vos que el
cristal,
más lúcido, más
lustroso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
No solamente curáis
todas las
enfermedades,
sí que, en todas las
edades,
de las mismas
preserváis:
Ya en la Patria
Celestial
eternamente gozoso.
Oh, San Pantaleón glorioso
líbranos de todo mal.
De bienes sois mineral
en todo maravilloso,
Oh San Pantaleón glorioso,
líbranos de todo mal.
℣. Ruega por nosotros ¡Oh Pantaleón glorioso!
℟. Para que seamos dignos de las promesas de
Cristo
ORACIÓN
Te suplicamos, oh Dios Omnipotente, nos concedas, por la intercesión del siempre milagroso
médico Pantaleón, que tú usaste como señal de paz para tu Iglesia, al hacer
brotar llena de hojas y frutos la planta seca de olivo donde lo torturaron, la
paz para nuestra conciencia, la de nuestras familias, nuestra Patria y el mundo
entero y por esa gloriosa sangre que año a año se licua en secular milagro me
concedas la gracia (pídase aquí la gracia que se
desea obtener). Que yo de mi parte prometo visitarlo en su Iglesia y
ofrecerle un generoso óbolo. Así
sea.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO DÍA —20 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Amabilísimo Protector mío San Pantaleón, que fortalecido ya con el Sagrado Bautismo, y alistado en
la Sagrada Milicia, imitando a tu Divino Maestro Jesús, resplandeció más
aquilatada tu Fe; pues invocando con ella su Dulcísimo Nombre, diste la vista a
un ciego, poniéndole como Celestial Medico, las manos en los ojos; cuyo
beneficio, aun a costa de, muchos tesoros, no había conseguido, logrando al mismo
tiempo con tan portentoso milagro, se bautizase Eustorgio tu Padre: Ruégote, piadosísimo Divino Medico, que
aplicando las manos a los ojos de mi alma, le infundas la indefectible vista
del conocimiento de mi Dios, y que con ella, aborreciendo a el Mundo, y dando
de mano a los deleites, y pasatiempos caducos, agradezca a su bondad infinita el inestimable beneficio de la Redención,
con cuyo saludable remedio, no solo nos previno el antídoto para el pecado;
sino que nos hizo hijos, y herederos de su Gloria con tanta piedad, que además
de su infinito Amor, nos dejó en tus admirables virtudes una firmísima
confianza, de alcanzar por ellas el favor, que le pedimos en esta Novena, a su
mayor gloria, como también el alivio, y descanso en sus penas, las Santas Almas
del Purgatorio, para que en tu compañía gocen de la indefectible luz de la
Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
TERCER DÍA —21de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Amantísimo, prodigioso devoto mío San Pantaleón, que celestialmente inflamado tu generoso Espíritu, en testimonio de ser
Jesucristo el único Dios verdadero, puesto en presencia del inicuo Emperador
Maximiano, concertaste con los Sacerdotes de los Ídolos, que traído allí un Paralitico,
el que en nombre de Dios le sanase, seria tenido por el Dios verdadero, lo cual
oído por ellos hicieron sobre el enfermo sus falsas ceremonias, quedando como
antes estaba, y Tú a vista de innumerable concurso, tomándole por la mano, invocando
con fe viva el Dulce Nombre de JESÚS, le hiciste levantar libre del accidente, convirtiéndose por esto muchos
gentiles a la Fe Católica; te suplico, benignísimo Padre mío, que por tus grandes merecimientos me
alcances de Dios nuestro Señor gracia, para vencer las tentaciones de la carne
y que invocando el Dulcísimo Nombre de Jesús, me levante sano de la lepra de
mis culpas, consiguiendo lo mismo todos los pecadores, que paralíticos, por la
contagiosa enfermedad de la culpa, gimen arrojados en el duro pesado lecho del
desamparo; para que alentados con tu eficaz patrocinio, y adornados de la
gracia, consigamos el favor de esta Novena, a mayor honra de Dios, y que
alcancen de su Piedad Divina tolerancia, y fortaleza de ánimo los miserables
Cautivos Cristianos, para que llevando con resignación, y paciencia sus trabajos,
permanezcan firmes en la Fe Católica, y todos por tu intercesión logremos los
inmensos tesoros de la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
CUARTO DÍA —22 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Pacientísimo y
tierno amante mío, Señor S. Pantaleón, que ciego de cólera aquel malvado Rey, y movido de la
envidia de sus falsos Sacerdotes, te mando volver a su presencia, discurriendo
rendirte con amenazas a la supersticiosa adoración de sus Ídolos, de quienes no
solo te burlaste; sino que aceptando con animo verdaderamente generoso, el ser
arrojado en una caldera de plomo derretido, mereciste, que tu Divino Maestro
Jesús, en forma visible te confortase, como te lo había prometido,
apareciéndosete en la figura de tu Maestro Hermolao, de cuya mano habías
recibido, el Sagrado Bautismo, sacándote ileso de la voracidad del fuego,
quedando el tirano atónito a tanto prodigio, y tu más firme en la verdad
infalible de nuestra Católica Fe: Ruégote, amorosísimo Santo mío, me alcances de la infinita
bondad de mi Dios fortaleza de ánimo, para que, cuando me vea sumergido en la
infernal caldera de los vicios, y pecados, merezca ver a mi lado a mi Dulcísimo
Jesús, confortándome, y ayudando mi flaqueza, para que, libre del voraz
incendio de mis apetitos, logre por tu intercesión la gracia, que pido en esta
Novena, siendo del agrado de mí Dios, y que por tu grande valimiento, consigan
quietud, y perseverancia en su Estado, los Señores Sacerdotes, y Religiosos,
para que en una vida perfecta y Santa, llenos de virtudes, encaminen, a los que
van errados, poniéndolos en la apacible senda de la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
QUINTO DÍA —23 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Constantísimo, valeroso Soldado de Cristo,
Tutelar mío San Pantaleón, cuyo imperturbable valor movió a aquel Coronado cruel Maximiano, a que te
arrojasen en el Mar, colgada al cuello una pesada piedra, de cuyo inminente
peligro, en medio de las encrespadas olas, te libertó como a otro S. Pedro, tu
mismo Divino Maestro Jesús, sacándote ileso a la espaciosa rivera. Yo te suplico, piadosísimo Santo mío, me
implores una incontrastable fortaleza; para que viéndome arrojado a el
impetuoso Mar de las pompas, y vanidades mundanas, y atada al cuello la pesada
piedra de mis culpas, vuelva confiado en la infinita bondad de mi Dios,
pidiéndole socorro, y ayuda en mis necesidades, y que despreciando las vanas riquezas,
que ofrece el Siglo engañoso, merezca salir libre a la espaciosa rivera de la
gracia, consiguiendo por tu intercesión, lo que deseo en esta Novena, a honra
de mi Dios, dilatando también tu valimiento a los Justos, para que
permaneciendo en sus Santos propósitos, sirvan de ejemplo a los malos, y
encaminándolos a las virtudes, sigan confiados el rumbo mas seguro, que nos
conduce a la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
SEXTO DÍA —24 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Invictísimo, esforzado Amparador mío, San Pantaleón, que nuevamente encendido en iras el
insolente Maximiano, y admirado de tu imponderable constancia, mandó te arrojasen,
como a otro Daniel, entre las garras sangrientas de los tigres, y Leones, para
que viéndote despojo cruel de sus enojos, triunfase victorioso de tu fortaleza;
y tu nuevamente encendido en el Divino amor, y confiado en su asistencia, le
pediste socorro, con el cual vencida la natural fiereza de las bestias, no solo
te dejaron libre; sino que humillándose, como apacibles corderos, a tus pies,
cantaste valeroso la victoria. Suplicóte, Mártir gloriosísimo de mi alma, me alcances de
la Poderosa Mano de Dios aquella valentía de Espíritu, que tu conseguiste, para
que saliendo libre de los formidables tigres, y Leones de mis culpas, las borre
de suerte, que triunfe de ellas, arrojándolas a mis pies, y consiguiendo la victoria
de mí mismo, mediante tu patrocinio, merezca la gracia de ésta Novena, que sea a
la mayor gloria de Dios, como también una gloriosa, y santa paz todos los Príncipes
Cristianos, para que desembarazados de pretensiones caducas, destruyan valerosos
las Herejías, enarbolando en defensa de la Fe los Estandartes de la Católica
Religión, y rindiéndolos a la obediencia de la Suprema Cabeza de la Iglesia,
para su mayor exaltación, aspiremos todos a recibir el premio en la triunfante Jerusalén
de la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
SEPTIMO DÍA —25 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Celosísimo, Integro Defensor de la Fe,
Mártir ilustre de la Católica Iglesia, y amado mío S. Pantaleón, que añadiendo inventivas a su crueldad el impío Monarca
Maximiano, dispuso, para más atormentar tu Sagrado Cuerpo, una pesada rueda, sembrada
de aceradas puntas, para, que, atado fuertemente a ella, te despeñasen desde la
eminencia de un Monte, pensando con sacrílego enojo, ser este el ultimo
despique de sus iras, que no logro su crueldad; por la poderosa mano de tu asistente
Jesús; pues desatando milagrosamente de aquella espantosa máquina, quedaste
libre, y muchos de los gentiles a el impetuoso despeño de la rueda;
miserablemente destrozados. Te ruego, misericordiosísimo Padre mío, me alcances de la infinita Misericordia
de mi Dios, que cuando por mi suma miseria, me vea elevado en el fragoso monte
de la vanidad, y soberbia, y atado a la inconstante rueda de los terrenos, y
caducos deseos de esta vida, entonces apliques tus manos, desatándome de la
maquina aparente, a que me inclina la soberbia, y vanagloria, para que libre de
tan poderosos enemigos, y esforzado de tu amparo, reciba en mi alma el suave roció
de la gracia, con el favor, que en esta Novena solicito, siendo del agrado de
mi Dios; no olvidándote, Santo mío, de darles esfuerzo a los pobres enfermos, alcanzándoles,
que reciban aquel sabroso, Eucarístico Pan de los Ángeles que siendo la
sustancia, y Cuerpo de Jesucristo, es también suavísimo, vigoroso alimento, que
nos ayuda, como Viatico, para el camino de la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
OCTAVO DÍA —26 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Nobilísimo, Sagrado Mártir, y tierno devoto
mío, Señor S. Pantaleón, roca invencible a tantos, y tan exquisitos tormentos, como los que maquinó
contra tu inocente vida el pérfido Maximiano; cuya sedienta rabia, aun no satisfecha,
mandó te azotasen con inhumano rigor, y que después degollado, y quemado tu
Sagrado Cuerpo con los de Hermipo y Hermocrates, tus hermanos, fuesen en
deshechas cenizas destrozo invencible del viento, sin que a tan rigorosos,
repetidos martirios, desmayase tu siempre vigoroso aliento, como que tenías por
objetos de tus dichas la verdadera Fe, que ya profesabas: te suplico; sagrado Benjamín de mi amor, me
recabes de mi Jesús amoroso un ánimo, dispuesto a padecer los crueles azotes de
las injurias, y agravios, que cada paso nos ofrece el Mundo, llevando con
resignación humilde los ultrajes, y afrentas de los soberbios, y poderosos,
como las sufrió da inocente Mansedumbre de nuestro amoroso Redentor Jesús,
perdonando a nuestros enemigos, y rogando a su piedad, por todos aquellos, que
nos aborrecen, y alcanzándonos por tu mano el favor, que en esta Novena le
pedimos, a su mayor gloria, y que experimenten tu eficaz protección todos los
Príncipes, y Prelados Eclesiásticos, para el mejor acierto en su gobierno, y
que a su ejemplo, animados todos, busquemos el Puerto seguro de la Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
NOVENO DÍA —27 de julio
Por la señal…
Acto de contrición y aquí Pedirá
cada uno, lo que necesita, confiado, de que, si conviene, lo alcanzará de Dios
por medio de nuestro Santo.
Fidelísimo, Esclarecido mártir S. Pantaleón; ejemplo de la paciencia, y dechado sin igual de la
constancia, que después de tantas fatigas, en la acerbidad de tus penas,
vomitando en infernales llamas de odio aquel inicuo Rey, por último, desahogo a
sus crueldades; mando te atasen con duros cordeles al seco tronco de una oliva,
para que allí, entregando el cuello a los filos del cuchillo, te admirasen,
como siempre victorioso; pues implorando el Divino auxilio, te concedió el
Cielo por el Oráculo de una voz, que de allí en adelante, ya no te llamaran Pantaleón;
sino Pantalemon, que se interpreta Misericordia, la cual conseguirían todos los
que por tu intercesión la buscasen, y después, aun permanente en la Oliva,
animando tú mismo a los verdugos, ejecutaron en ti la cruel sentencia del
degüello, brotando tu garganta, en vez de sangre, un mar de leche, celebrada
del cielo con repetidos portentos; pues la Oliva a un mismo tiempo descolló
entre verdes ramas sazonados frutos, hermosos hieroglificos, con que hizo el
Cielo la salva a tus virtudes: te ruego, amabilísimo Santo mío, me alcances de mi Dulcísimo
Jesús un valor heroico, para vivir martirizado con la memoria de su Sagrada Pasión,
y Muerte, y que, entregando sin temor el cuello a la dura cuchilla de la parca;
no brote en mi la venenosa sangre de mis culpas; sino la blanca leche de la
gracia, para que después de mi vida, quede en el Mundo patente la eficacia de
tu patrocinio, como quedó tu preciosa Sangre en una redoma, en la Ciudad de Ráyelo
en Nápoles, repitiéndose cada año el prodigio de liquidarse en el día de tu
glorioso Martirio, con cuyá Reliquia obra Dios Nuestro Señor innumerables
milagros, no olvidándote, Santo mío, del Estado de la Santa Iglesia Católica, y
su Sagrada Cabeza, de la Exaltación de Nuestra Santa Fe, y conversión de los
Infieles, y Herejes a ella, de los que están en pecado mortal, del alivio, y
descanso de las Almas del Purgatorio, alcanzándonos el fruto de esta Novena,
siendo del agrado de Dios y que después de esta vida merezcamos verte en la
Gloria. Amén.
— Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave María, con Gloria
Patri, alabando al fin de ellas tres veces los Dulcísimos Nombres de JESÚS, MARÍA, y JOSÉ cuyas Indulgencias se aplicarán a las
Benditas Almas del Purgatorio.
—Terminar con los gozos al Santo.
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