Novena
tomada del Retrato compendioso del apóstol y taumaturgo San Antonio de Padua,
escrito por el padre Gregorio Garcés SJ y aprobado por el Arzobispo de Zaragoza
en 1801.
COMENZAMOS: 4 de junio.
FINALIZAMOS: 12 de junio.
FESTIVIDAD: 13 de junio.
NOVENA DEL GLORIOSO APÓSTOL Y TAUMATURGO SAN ANTONIO DE PADUA
Puesto
de rodillas ante su altar o imagen, se dará principio con la señal de la Cruz y
haciendo el acto de contrición de esta manera:
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠
enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del
Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de Contrición
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, y
porque os amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma de haberos ofendido, y
propongo firmemente de nunca más pecar, ayudado de vuestra divina gracia y de
los méritos de vuestra santísima Pasión y Muerte, que sea bendita y alabada por
todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo:
Criador
mío, Redentor mío y Consolador mío, en quien creo, en quien espero, y a quien
amo sobre todas las cosas: Santo y Omnipotente Dios, que para llenar las sillas
que perdieron los ángeles malos, quisisteis formar una Congregación de fieles
que adorándoos en espíritu y verdad fuesen herederos de vuestra gloria, para
cuya santificación y para mantener en vuestra Iglesia el culto de vuestra
Religión y la observancia de vuestros mandamientos, tenéis prontos en ella los
socorros interiores de vuestra gracia y la virtud de los Sacramentos,
enviándole además hombres prodigiosos con cuyo celo y heroicas acciones se
conserve pura y sin mancha la Esposa del Cordero, vuestra Santa Iglesia:
postrados hoy ante vuestro divino acatamiento, os damos infinitas gracias por
los innumerables beneficios recibidos de vuestra infinita Bondad, y
particularmente por el favor que nos estáis haciendo, dándonos especialmente en
estos días por Medianero e Intercesor para con Vos al prodigioso San Antonio de
Padua: Vos disteis en él a vuestra Iglesia un Apóstol que la enfervorice, un
Doctor que la ilumine, un Mártir de deseos que la encienda en vuestro amor, y
un admirable Taumaturgo que la proteja contra todo el Infierno. También lo
constituisteis por público Abogado nuestro, adornándole de un espíritu excelso,
que le hizo despreciar por vuestro amor las honras, regalos y riquezas del
mundo, viniendo a ser el Hombre de vuestra diestra y el Tesorero de vuestras
gracias, a cuyo imperio cediese la naturaleza: por esto pues, a la vista del
Cielo y de la tierra os damos hoy infinitas gracias por tan incomparable
beneficio, y os rogamos que os dignéis de bendecir y prosperar la protección y
cuidados de este vuestro gran Privado y amabilísimo Protector nuestro: Recibid
por su medio las súplicas que os hiciéremos, y aceptad primeramente de sus
manos la ofrenda que os hacemos de nuestras almas, para que las salvéis; y
dirigid después vuestros piadosos ojos sobre vuestra dulcísima Esposa la Santa
Iglesia, que está enriquecida con el tesoro infinito de la preciosísima sangre
de Jesús: protegedla pues, Dios bueno, contra la astucia y guerra del enemigo
común, y principalmente mantened la paz y concordia entre los Príncipes
Cristianos, confundid las herejías, iluminad a los infieles, unid en su seno a
los cismáticos y convertid a los pecadores, para que siendo todos una misma
Grey, vivamos acá felices bajo un mismo Pastor, y reinemos después eternamente
juntos en vuestro Empíreo. Amén.
—Luego se
han de rezar tres Padrenuestros, tres Ave Marías y tres Gloria Patri en honor
de la Santísima Trinidad, y en obsequio de San Antonio, e inmediatamente se
dirá la Oración particular del día.
DÍA PRIMERO – 4 DE JUNIO
ORACIÓN
PARA OBTENER EL JUSTO DESENGAÑO DE LAS ILUSIONES MUNDANAS.
Amabilísimo San Antonio, con
sumo consuelo de nuestras almas nos presentamos hoy ante vuestra presencia,
dándoos mil parabienes de las estupendas gracias con que os previno el Cielo,
formándoos ya desde vuestros primeros años un ejemplar perfectísimo de
inocencia para la cristiana juventud, y un modelo de perfección para los ricos
y nobles. Bien admiró el mundo en vos muchas y extraordinarias prendas para
lucir en él: os reconoció noble por sangre, magnánimo por espíritu, insigne por
talento y amable por índole, siendo las delicias de los que os trataban por
vuestros generosos alientos y dulcísimo trato; pero vos, Santo mío, iluminado
interiormente de Dios, mirasteis con otros ojos la engañosa felicidad del
mundo; no estimando la riqueza de vuestra casa sino para consagrarla a Dios,
hasta trocar las galas por la desnudez de Jesús, los regalos por sus dolores,
las honras por sus improperios, los timbres gloriosos de vuestra cuna por la
gloria de la Cruz, y los placeres y fausto por la estrechez del Claustro y
evangélica pobreza: ¡Oh Santo dulcísimo!, dirigid
hacia nosotros vuestros compasivos ojos, y sea hoy uno de vuestros prodigios el
iluminarnos e infundirnos un justo desengaño de la falsedad e inconstancia de
toda humana felicidad: haced que sintamos en nuestro corazón una parte del
desengaño que os hizo despreciar los encantos y delicias de la tierra: que
sepamos prácticamente que todo pasa y desaparece como una sombra; y que el
mismo mundo abandona a lo mejor en medio de sus devaneos a los insensatos que
ciegamente le siguen: y sepamos también que debemos estar fuera de su bando por
la solemne renuncia que hicimos en el bautismo de sus pompas y vanidad.
Esclareced, pues, nuestra mente con las santas máximas de la Religión que
profesamos, no sea que seamos un día confundidos con los Idólatras y Paganos,
que no conocieron a Dios ni fueron iluminados con la infalible doctrina del
Evangelio: sea este hoy vuestro
triunfo, y una prueba de lo que os interesáis en bien de los Devotos que os
llaman en su ayuda: concediéndonos juntamente el particular favor que deseamos
conseguir de vuestra piedad en esta Novena, si fuere para mayor gloria de Dios,
honra vuestra, y provecho de nuestras almas. Amén.
—Aquí se
hace la petición de la gracia que se quiere alcanzar por medio de esta Novena.
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Prodigiosísimo
San Antonio, que
estáis atento desde el Cielo a nuestras súplicas, y que presidís aquí en
espíritu estas santas oraciones, con que solicitamos de conseguir vuestra
protección: Vos, viva Antorcha de la Fe, Mártir de deseos, Serafín inflamado en
el divino amor: vos que fuisteis el regalo y delicias de Jesús niño y los
cariños de su Santísima Madre: Vos, ensalzado del Vicario de Jesucristo con los
ilustres renombres de Arca del Testamento, Doctor santísimo, y armario de las
divinas Escrituras: Aunque sois ya morador de la Corte de Dios donde gozáis el
premio debido a vuestros apostólicos sudores, sois todavía como morador del
mundo, pues os halláis presente al remedio de toda necesidad: Vos estáis al
lado de los enfermos que os llaman, y los sanáis; de los afligidos, y los
consoláis; se invoca vuestro nombre entre cadenas y calabozos, y les quitáis el
horror; oyese vuestro nombre en el mar, y se aplacan sus iras; se os pide lo
que se ha perdido, y lo restituís; y no parece sino que andáis por bosques y
desiertos en guardia y custodia de las bestias perdidas, para poderlas
restituir al devoto que os las pidiere: ¡Oh, sea
mil veces bendito aquel Dios, que os hizo de un corazón tan benéfico, y que
depositó en vuestras manos tan soberano poder! En vista de todo esto
deseo alcanzar de vos una gracia, dulcísimo Santo mío, y espero que me la
haréis, si os la pido con el debido fervor: Haced, pues, que encuentre la
gracia y amistad del Señor, si la hubiere perdido, y que nunca jamás pierda a
un Dios que a tanta costa me redimió: fortalecedme en su santo servicio, para
que siempre le sirva: avivad mi fe, corroborad mi esperanza, encended mi
caridad, y sed mi guía en los breves y penosos días de esta peregrinación; y
sobre todo estad a mi lado en el punto de mi muerte, ayudándome a acabar mi
vida en gracia y amistad de Dios: Sea este el último triunfo de vuestra
protección; que yo os prometo de celebrar eternamente vuestra piedad, y de
cantar juntamente con Vos en el Cielo las grandes misericordias de aquel Dios,
que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
GOZOS
EN HONOR A SAN ANTONIO DE PADUA
Pues
sois de Dios tan querido,
Y
de la Iglesia el Honor:
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
De
su inefable poder
Hizo
Dios gloriosa muestra,
Depositando
en tu diestra
Lo
que Él sabe y puede hacer:
Este
fue el premio debido
A
tu virginal candor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Os
dio la Naturaleza
Garbo
y belleza sin par;
Y
Portugal por solar
Os
dio antigua y real nobleza:
El
Cielo y Tierra han unido
En
vos todo lo mejor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Por
más, y mejor triunfar
Del
mundo y de sus engaños,
Te
hiciste en tus tiernos años
Canónigo
Regular:
Aquí
en el claustro escondido
Te
das al llanto y rigor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Sigues
luego la bandera
De
Francisco el Serafín,
Por
lograr más alto fin
En
más gloriosa carrera:
Te
ilustra el sayal raído
Más
que tu antiguo esplendor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
De
Mártir con el anhelo
Vais
al África exhalado;
Y
en penoso Apostolado
Os
muda el Martirio el Cielo;
De
celo y Fe consumido
Mártir
os quiso el Señor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Como
cándida azucena
Sois
de María el cariño,
Y
el regalo del Dios Niño,
Que
de finezas os llena:
Por
su Trono os ha elegido
Jesús,
vuestro dulce amor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
De
Cristo crucificado
Copia
en Alvernia es Francisco;
Y
vos sois en otro risco
De
uno y otro fiel traslado,
Quedando
el mundo encendido
En
tan Seráfico ardor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Cuando
tratan de impedirte
Tu
celo y predicación,
El
mar a su confusión
Te
envía peces a oírte:
En
tierra y mar aplaudido
Quiso
el Cielo a tu fervor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Por
vos una bestia hambrienta
Se
arrodilla al Sacramento,
Sin
querer el alimento
Que
un hereje le presenta:
Así
se vio confundido
De
la herejía el error.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Las
gentes reconocidas
Te
muestran tú mismo don,
Hallando
a tu invocación
Bestias
y alhajas perdidas:
Las
fieras, tu nombre oído,
Pierden
su rabia y furor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Sin
culpa, y lejos gemía
Tu
buen padre calumniado,
Y
de muerte amenazado
Justicia
al Cielo pedía:
Al
punto fue socorrido
Con
tu presencia y favor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Como
a los ruegos y votos
Todo,
Antonio, lo concedes,
Se
ve que todo lo puedes
A
favor de tus devotos:
De
todos eres tenido
Por
el común bienhechor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
A
tu imperio huye la pena,
Se
avivan los miembros yertos,
Los
sepulcros dan los muertos,
Y
el mar sus iras refrena:
El
ciego, el mudo y el tullido
Por
ti cobran su vigor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
En
el mayor parasismo
Cesa
el mal, y aun el Demonio,
Al
solo nombre de Antonio
Tiembla
con todo el abismo:
Tu
poder esclarecido
Es
a todo superior.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Muerte,
error, calamidad,
Cárceles
y pestilencias,
Piedra,
rayos y dolencias
Ceden
a tu voluntad:
Calma
el golfo embravecido
Y
del náufrago el clamor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Sois
de herejes el Martillo
Y
del infiel el Terror;
De
la Iglesia el Protector
Y
de sus fieles Caudillo:
De
Vos fue siempre acogido
El
justo y el pecador.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Por
triunfo de la verdad
Fresca
en Padua está hoy tu lengua,
Sin
haber sufrido mengua
Del
tiempo o casualidad:
Cuelga
el voto agradecido
El
peregrino en tu loor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Sois
Medico Celestial
Que
luego acudís llamado:
Curadnos,
pues, del pecado,
Libradnos
de todo mal;
Sed
de este pueblo escogido
Su
dulce y fiel Conductor.
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Pues
sois de Dios tan querido,
Y
de la Iglesia el Honor:
Dadnos,
Antonio, dolor
De
haber a Dios ofendido.
Antífona: Oh lengua bendita, que siempre bendijiste al Señor y le hiciste
bendecir de los demás; ahora se manifiesta claramente cuántos méritos has
obtenido ante Dios.
℣. Ruega por nosotros, bienaventurado San
Antonio.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de
Cristo.
ORACIÓN
Señor, que
la piadosa solemnidad de tu confesor San Antonio difunda santa alegría en tu
Iglesia, a fin de que ella reciba sin cesar el auxilio de tus gracias, y
merezca gustar un día de los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 5 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA OBTENER EL FERVOR Y ESTIMA DE NUESTRA SANTA RELIGIÓN
Fervorosísimo
San Antonio, que
no contento con la renuncia hecha del mundo y de sus regalos, retirándoos a la
vida religiosa entre regulares y observantes Canónigos, os resolvisteis, tocado
de Dios, a entrar en la Religión Seráfica, que recién nacida llenaba al mundo
de maravilla y fervor, por pareceros que puesto en ella hallaríais fácilmente
la palma del martirio, como la habían hallado aquellos cinco Mártires
franciscanos Berardo, Otón, Pedro, Acursio y Adyuto, a quienes vos mismo
habíais conocido y hospedado en el paso y viaje para su martirio; y cuyas
santas reliquias os trajo Dios a vuestra misma casa y presencia para
enardeceros en el amor de la Fe, y en ansias de derramar por ella vuestra
Sangre: grande fue, Santo mío, la fuerza de espíritu que os hizo primero bajo
un tosco sayal víctima de penitencia, para haceros después víctima de la Fe a
fuerza de ardentísimos deseos del Martirio. ¡Cuánto
os enardecisteis, Santo mío, al vivo fuego de amor de Dios, que respiraban
aquellos miembros despedazados a golpes de los alfanjes mahometanos! ¿Con qué gozo no mirasteis aquellas preciosas reliquias?,
a cuya vista os parecería que estabais aun viéndolos y oyéndolos por la santa
amistad y trato que con ellos tuvisteis, y del que quedasteis altamente herido
por su santo fervor, pues os hizo ir, como a ellos, en busca de sayones y
verdugos que os despedazasen en honor y gloria de vuestra santa Fe: Y nosotros,
Santo mío, ¿qué es lo que hacemos a vista de tanto
fervor, y cuál es la estima que tenemos y mostramos de nuestra divina Religión?
Todo es sangre y martirios a los ojos de un Cristiano; siendo como son más de
once millones de Mártires los que estamos de continuo alabando y venerando en
nuestros Templos. ¿Cómo, pues, no se enciende más
nuestro espíritu? ¿Y cómo puede haber indiferencia y frialdad a la vista de
tanto Mártir de toda edad y condición, y a la vista de tan santa y maravillosa
doctrina, y de tales y tan grandes milagros, con que en todos tiempos ha
autorizado y honrado el Señor la Religión Católica? No sea verdad, Santo
mío, que de hoy más nos dejemos enfriar en la observancia y aprecio de Religión
tan santa: ella hizo felices a nuestros Padres, que procuraron de mantenerla
para dejárnosla como la más rica herencia para nuestra temporal y eterna
felicidad: ella, pues, nos haga también felices a nosotros sus hijos y
herederos, por medio de la estima de sus sacrosantos dogmas y de la observancia
de sus divinos mandamientos: avivad hoy,
Santo glorioso, nuestra Fe y el aprecio de tan santa Religión; y concedednos
también la gracia que queremos de vos en esta Novena, si es para gloria de
Dios, Honor vuestro, y bien de nuestras almas. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA TERCERO – 6 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR LA CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS
Felicísimo
San Antonio, que hecho Vaso de elección
para iluminar al mundo con la predicación evangélica, fuisteis adornado del
Altísimo con las prerrogativas del Apostolado, aunque habíais vos, Santo mío,
resuelto de evangelizar a los Mahometanos y de dar entre ellos vuestra sangre
en obsequio de la Santa Católica Religión, cortó el Cielo con divino consejo
vuestros designios por medio de ardientes y continuas calenturas que os
asaltaron a la llegada en el África, y os tuvieron cuatro meses rendido en
vuestra pobre tarima; por lo cual, y con el orden de vuestros Superiores
debisteis retroceder y dejar la alta empresa, pero ¿con
cuánta sumisión no os rendisteis, Santo mío, a la voluntad de Dios, en
especial, cuando debiendo, y queriendo volver a vuestra patria, se conjuraron
felizmente los vientos, impelidos del espíritu de Dios, y os condujeron casi en
desecha borrasca a la Sicilia, e Italia, que había de ser el Teatro de vuestra
predicación y milagros? Mas llegado allá, y puesto por el Señor en la
escuela de los Justos, ejercitasteis primero vuestra humildad, paciencia y
resignación, y luego en la soledad de un monte os fuisteis inflamando, y
disponiendo en oración y penitencia para hacer guerra abierta al pecado y a la
herejía, siguiendo siempre con perfecta sumisión la carrera que os iba
señalando el Cielo: También nosotros, siguiendo vuestro ejemplo, veneramos hoy
la conducta que con vos observó el Señor; y os suplicamos que nos hagáis bien
conocer que toda la perfección del Cristiano consiste en hacer siempre la
voluntad de Dios, siguiendo aquel rumbo que le fuere mostrando su santa y
veladora Providencia: conozcamos también con vuestra ayuda, que toda edad y
estado es a propósito para llegar a la eterna felicidad, mientras procuremos de
seguir las santas inspiraciones, observar en cualquier empleo y destino la
santa Ley del Señor, con lo cual todo nos será medio de santificación y de
lograr el paraíso: allá nos llevarán la salud y la enfermedad, la pobreza y la
abundancia, las honras y las deshonras, si lo tomáremos todo como venido de la
santísima voluntad de Dios. Iluminadnos pues, Santo
dulcísimo con esta luz del Cielo, y hacednos aprender con vuestro ejemplo la
divina ciencia de los Santos, que consiste en hacer en todo, y por toda la
voluntad del Señor, viviendo siempre en la observancia de su santa Ley, como
corresponde a Devotos y favorecidos vuestros; y concedednos también la gracia
particular que os andamos pidiendo toda esta Novena a mayor honra y gloria de
Dios.
Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA CUARTO – 7 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR UNA VIVA FE Y GRAN AMOR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Celosísimo San Antonio, gloria y consuelo de la Católica Iglesia, Defensor de la Fe, Martillo
de los Herejes, y elegido especialmente de Dios para predicar y ensalzar con
estupendos prodigios el inefable y santísimo Sacramento del Altar: Vos, Santo
mío, ardisteis ya desde vuestros tiernos años en el amor del Sacramentado
Señor: a Él se dirigían vuestros dulcísimos afectos: con Él eran vuestros
frecuentes coloquios, y a su presencia sentíais indecibles dulzuras de amor.
Sabíais Vos, que este es el más rico Tesoro de la Iglesia, la Hostia sacrosanta
y continua de propiciación para aplacar las iras del Padre; este el último
exceso del amor de Jesús, y el don más precioso y la memoria más tierna e
inefable que pudo dejarnos el Redentor: Sabíais también, cuánto debería de ser
el agradecimiento de los Cristianos por tan sublime, dulcísimo y Divinísimo
Misterio; porque aquí está vivo y presente el mismo Dios: aquí están vivas
aquellas divinas llagas que le abrió el amor en la Cruz: aquí vive, y exhala
incendio de infinito amor aquel Corazón santísimo donde se fraguó y consumó
nuestra redención: aquí se nos muestra Dios como un amigo para recrearnos, como
un compañero para ayudarnos, como una guarda y centinela que vela en nuestro
bien de día y de noche desde el altar y sagrario, llenas siempre sus manos de
ricos dones para formar nuestra temporal y eterna felicidad, hasta hacerse Él
mismo nuestro alimento en los días de nuestro destierro, y nuestra provisión y
Viático para el tránsito a la eternidad: ¡Cómo, y
cuánto apreciasteis vos, Santo mío, este tan grande, infinito, e incomprensible
don! Vos hicisteis viva guerra a fuerza de predicación y milagros contra
los herejes que lo impugnaban, hasta obligar a una insensata bestia a
arrodillarse ante el Sacramento, por confundir así la pérfida obstinación de un
Hereje. Ea, pues, Santo mío, avivad hoy entre los Fieles la Fe del gran
Misterio, e infundidnos a todos un santo temor y temblor a la presencia del
vivo y sacramentado Dios, de manera que mostremos con el respeto, recogimiento
y devoción la fe viva del misterio, y de la presencia, y vecindad de un Dios
que nos está aquí mismo viendo, y recreándose con nuestra vista y obsequios. Ya
vos lo hicisteis respetar de un insensato bruto: haced pues, que lo respeten
los que creen en él, y que sólo pueden vivir felices con su presencia y
comunicación: y alcanzadnos también
de este grande y sacramentado Dios el favor que esperamos conseguir en esta
Novena por vuestra intercesión. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA QUINTO – 8 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA OBTENER EFICAZ MEMORIA DE LAS VERDADES ETERNAS
Apóstol
mío San Antonio, Trompeta del Evangelio,
Ángel del Señor, cuyo poder reconoció la naturaleza, obedeciendo a vuestra voz
el mar, la tierra y el abismo: Vos, modelo perfectísimo de aquel buen Pastor,
que se anduvo siempre afanado en busca de la ovejuela perdida para volverla
sobre sus hombros al redil: no os contentasteis, no, Santo mío, con haber
santificado a la Italia, y de haber confundido en ella a la herejía con vuestra
doctrina y extraordinarios portentos, sino que quisisteis pasar también a ilustrar
la Francia, donde se vio a vuestra predicación gran reforma de costumbres, y
una como pública abjuración de las herejías que la contaminaban: Sea una y mil
veces bendito vuestro apostólico celo, que produjo en todas partes tan copioso
fruto de llanto y penitencia, rindiéndose todo al trueno de vuestra evangélica
voz y a los prodigios de vuestra diestra: a esta consideración queremos de vos,
benignísimo Abogado, que nos hagáis sentir también a nosotros la fuerza de
aquellas infalibles verdades que predicasteis: habladnos pues, hoy al corazón,
y hacednos prácticamente conocer los altos designios y el soberano fin para que
nos creó Dios, y cómo nos mira Él siempre como al objeto de sus cuidados y
misericordias: y predicadnos de modo que entendamos bien por vuestro medio cómo
se pasa y fenece todo lo terreno; y que siendo pocos, y malos, los días de este
destierro, de él nos vamos insensiblemente partiendo unos tras de otros, para
entrar en el país de la eternidad, donde o recibiremos el premio de nuestras
buenas obras a gloria de la divina Misericordia, o seremos eternamente
encarcelados, como rebeldes, en los calabozos infernales para víctimas de su
Justicia. ¡Ah, Santo mío!, no sea jamás
verdad que encuentren con la suerte de los Réprobos, los que os han invocado en
vida para alcanzar por vos, y con vos una eterna felicidad: infundidnos pues
hoy un espíritu de Cristiano fervor y un tesón constante en la observancia de
la santa ley del Señor, y una fiel correspondencia a los preciosos auxilios de
la gracia, con una continua memoria de lo que costamos a nuestro Redentor, y de
su preciosísima Sangre, y de aquella dolorosísima Cruz con que nos mereció la
entrada y triunfo en la patria de los Vivientes: patria a donde nos llama de
continuo su amor, y donde nos están esperando tantos de nuestros conocidos y
hermanos, que triunfaron ya de la muerte y del Infierno. También deseamos de vuestra piedad la gracia particular que os
pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien
de nuestras almas. Amen.
—Pedir la gracia que se desea obtener. La
Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SEXTO – 9 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR EL AMOR A LA PUREZA, Y EL HORROR A LA DESHONESTIDAD
Castísimo
San Antonio, Modelo de perfectísima
pureza, pues siendo niño de cinco años os consagrasteis a Dios y a la Santísima
Virgen con voto de Castidad, trasluciéndose siempre en vuestros ojos y
semblante el inocente y virginal candor de vuestro espíritu: ¡Oh!, y cuánto trabajasteis vos, entre las
delicias y regalos de vuestra casa, de vivir en continua mortificación y
penitencia, y de tener a raya vuestros sentidos para que no se contaminasen del
aire mundano, que tan fácilmente corrompe y envenena el corazón: También
predicasteis Vos, y ensalzasteis continuamente la angelical virtud de la
pureza, y la infundisteis con sola vuestra vista y conversación, bastando una
sola mirada de vuestros ojos, y aun el contacto solo de vuestro habito, para
calmar toda sugestión mala, y para sentirse todos movidos al aprecio de la
angelical virtud: atraídos, pues, nosotros tras el olor suavísimo de vuestro
candor e inocencia, queremos pediros, Ángel purísimo, una gracia muy de vuestro
agrado, y es que nos infundáis una santa cautela y una continua vigilancia,
para evitar toda ocasión y peligro de manchar tan delicada virtud, refrenando
nuestros sentidos, especialmente los ojos, y moderando nuestra lengua: Haced hoy
con nosotros lo que con tantos hicisteis, mirándonos desde ese altar de modo
que haga en nosotros vuestra vista el maravilloso efecto, de darnos un sumo
horror a la inmodestia y desenvoltura: ni jamás permitáis que se cebe en
nuestros pechos aquel fuego devorador de la lujuria, que lo abrasa y consume
todo: él es un veneno que debilita la mente, corrompe el corazón, destruye las
familias, amortigua la fe, y hace tal vez morir como insensatos y empedernidos
a los infelices en quien domina; inspiradnos, pues, un grande amor a la santa
circunspección y modestia Cristiana, que nos conserve en inocencia y limpieza
de corazón, por cuyo medio fuisteis vos tan querido y privilegiado de Jesús y
de María. Otorgadnos asimismo la
gracia que solicitamos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honra
vuestra, y bien de nuestras almas. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA SÉPTIMO – 10 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR EL HORROR A LA AVARICIA, Y EL AFECTO A LA MISERICORDIA
Seráfico
San Antonio, que libre y desnudo de
todo afecto terreno, seguisteis en vida al crucificado Señor, y vivisteis pobre
y en trabajos, como vivió pobre y trabajado el Redentor, que no tuvo donde
reclinar la cabeza, para enseñarnos así la pobreza de espíritu y a estar bien
lejos de aquel infame vicio de la avaricia, que suele conducir hasta la
idolatría, mientras hace venerar como a Dios al interés, hasta sacrificarle el
corazón y el alma; espantados nosotros, Santo mío, del abismo de ceguedad y
obstinación a que insensiblemente llegan los que están poseídos de la
insaciable sed de acaudalar, os suplicamos con todo el ahínco posible, nos deis
un espíritu de cristiana moderación y una discreción santa, para conocer y
observar las justas leyes que prescriben la razón y el Evangelio en el manejo
de los intereses temporales. Bien experimentasteis vos, Apóstol Santo, cuán
difícil es desarraigar del corazón esta infame pasión entonces, cuando
predicando en las exequias de un avariento, y explicando a los oyentes la
verdad de aquel dicho Evangélico: “donde
está tu tesoro, allí está tu corazón”, alzasteis la
voz, y asegurasteis al auditorio que el corazón de aquel desventurado se
hallaría entre su tesoro, como en efecto se halló. Grande fue entonces la
consternación de los que os oían: grande y sumo el horror al ver sacar de la
Iglesia al sacrílego cadáver y arrojarlo en un muladar. También nosotros
quedamos hoy horrorizados de tan espantable suceso, y pues visteis vos entonces
que le faltaba a aquel infeliz difunto su corazón por tenerlo entre sus
riquezas, poned ahora vuestros ojos en mi interior, y donde veáis que falta de
él mi corazón, por estar puesto entre riquezas y tesoros, alzad la voz de modo
que os oiga mi alma y se desprenda a tiempo de tan vil apego: limpiadlo ya de
tan peligroso afecto, y dadme juntamente luz para conocer el uso que debo hacer
de mis bienes, acordándome del pobre que perece, de la viuda y huérfanos que
lloran; para que estos mismos, aliviados y socorridos por mí, sean mis guías y
me lleven a la presencia de aquel Dios de las misericordias, que recibe a
cuenta suya lo que acá se da a sus mínimos o pobrecitos; y alcance yo así la
eterna bendición que está prometida a los compasivos y misericordiosos: También deseo lograr con vuestra ayuda la gracia que pido en
esta Novena a mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA OCTAVO – 11 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR LA SEMEJANZA CON JESÚS EN LA MANSEDUMBRE Y HUMILDAD
Humildísimo
San Antonio, Espejo
de evangélica mansedumbre, dechado de humildad, y por esto la ternura y
delicias de aquel Jesús a quien sirvieron de Trono vuestro seno y brazos,
reposándose en ellos con todos sus encantos de gracia y dulzura, para eterno
honor y consolación de la Iglesia, que tanto se regocija de veros a vos con tan
dulce y divina prenda en los brazos: Vos lograsteis, Santo mío, tan gran dicha
por vuestra humildad y mansedumbre. ¡Cuáles, y
cuántos fueron los deliquios de amor, que sentisteis a la presencia y contacto
de Jesús niño, y al verlo recrearse con vos, derramando en vuestro corazón
celestial dulzura, hasta dignarse de haceros con sus mismas manos inefables
demostraciones de cariñoso amor! ¿Con qué
ímpetu no se debió de abalanzar vuestro espíritu hacia aquel divino imán? ¿Y
cuál sería el exceso de consolación a la vista y contacto de aquel Niño, que
fue la esperanza de todos los siglos, y que es el mayor embeleso y gloria de la
Corte de Dios? Sí, que merecisteis vos del Cielo este incomprensible
favor, en premio de vuestro humilde y manso espíritu, poseyendo acá a vuestro
Dios, y viéndole cara a cara, como si fuerais ya Bienaventurado: ¡Oh, si supiéramos nosotros imitar tan profunda humildad
y heroica mansedumbre, para ser como Vos discípulos de aquel Señor que intima a
todos los que le siguen que sean, como Él, mansos y humildes de corazón! Sofocad,
pues, en nuestros pechos todo espíritu de ira y de soberbia, que es la divisa
de Lucifer, y la que precipitó del Cielo a los malos ángeles; y haced que
aprendamos de un Dios humillado y aniquilado por nuestro amor la santa
humildad; y que aprendamos también de un Dios crucificado a detestar la
presunción y arrogancia, vistiéndonos de la librea de sus escogidos, siendo
como Él mansos, humildes y crucificados al mundo y a sus devaneos: y ya que Él
es la guía y Autor de nuestra Fe, y el modelo de los Predestinados: seamos
siempre semejantes a este divino ejemplar, con cuya semejanza hemos de ser un
día reconocidos por hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y herederos con Él de
su Gloria: pedid vos, Santo mío, este favor a ese dulcísimo Niño que nos
mostráis entre vuestros brazos, y acordadle el exceso de amor con que nos amó;
y que pues nos dio ya toda su Sangre a fuerza de los más crueles tormentos, nos
dé ahora por vuestra intercesión la gracia de vivir acá semejantes a Él, para
reinar con Él y con vos eternamente en su Gloria: y alcanzadnos juntamente la gracia que solicitamos por medio de
esta Novena, si es para gloria de Dios, honor vuestro, y bien de nuestras
almas. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los
días.
DÍA NOVENO – 12 DE JUNIO
Por
la señal...
Acto
de Contrición.
Oración
Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN
PARA PEDIR UNA TIERNA CONFIANZA Y DEVOCIÓN CON MARÍA SANTÍSIMA
Dulcísimo
San Antonio, que
fuisteis y sois reconocido de todos por un prodigio de la gracia, y por uno
como retrato de la divina Bondad y Omnipotencia; con sumo consuelo de nuestras
almas consideramos ante vuestra presencia aquel feliz principio de vuestras
dichas y privilegios, que fue la devoción que profesasteis a María Santísima:
ella os escogió desde vuestra cuna por hijo tiernísimo con las más singulares
demostraciones de amor: Ella recibió y presentó a Dios el obsequio que le
hicisteis en vuestra niñez, consagrándoos a Él como Victima de castidad y
pureza: Ella os infundió, mientras que estabais aun a los pechos de vuestra
madre, los más tiernos afectos de amor, adelantándoos milagrosamente el uso de
la razón para que la conocierais y amarais; y disteis ciertamente buenas pruebas
de conocerla y amarla cuando erais niño de pocos días, y entre los brazos de
vuestra piadosa madre dabais saltos de placer, y extendíais vuestros tiernecitos
brazos hacia el templo de la Santísima Virgen, al mostrároslo ella y deciros: “Esta es, hijo mío, la Casa de María, tu verdadera Madre”, a cuyas palabras os
abalanzabais hacia aquellas santas paredes, por entregaros todo a la gran
Señora que ya os había escogido por su querido hijo. ¡Oh,
cuánto agradecisteis vos a la Santísima Virgen tan especial cariño y
protección! Vos endulzasteis de continuo vuestros labios con su santo
nombre, cantándole himnos y loores: Vos predicasteis por todas partes sus
glorias, ensalzasteis su poder y patrocinio, haciéndola reconocer de todos por
la Tesorera del Omnipotente, Puerta del Cielo, Alcázar de Sion, y verdadera
Madre de los Vivientes. Ahora mismo confesamos también nosotros ante vuestra
presencia, que esta gran Reina y Madre fue el consuelo y esperanza de nuestros
Padres, y que ella es el único refugio de los que vivimos en este penoso
destierro: Ella ha sido, es, y será siempre la medianera con Dios para aplacar
sus iras y conseguir sus misericordias: por Ella alcanzan gracia los justos,
perdón los pecadores, consuelo los atribulados, remedio los menesterosos; y
Ella es finalmente la que guía y conduce hasta la presencia de Dios a cuantos
entran en la Corte de los Bienaventurados. Vos pues, Protector dulcísimo, tan
querido y honrado de la gran Reina, presentadnos en este punto ante su Trono, y
protestadle que es nuestra voluntad vivir y morir bajo su amparo y protección,
mediante vuestros cuidados y una entera observancia de la santa Ley del Señor:
avalorad pues estos nuestros deseos de modo que acabemos la vida en gracia de
Dios, bajo el patrocinio de tan misericordiosa y dulce Madre. Y logremos
también por vuestro medio el favor que pretendemos en esta Novena, a mayor
gloria de Dios y de su Santísima Madre. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea obtener. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
+++
CONSAGRACIÓN A SAN ANTONIO DE PADUA, PARA EL DÍA DE SU
FESTIVIDAD
Gloriosísimo
San Antonio, honor
y consuelo de la Católica Iglesia, que postrada hoy entre festivos himnos ante
vuestros altares, canta y se gloría de haber sido santificada con vuestras virtudes,
ensalzada con vuestra predicación, defendida y protegida con vuestra continua y
poderosa asistencia: Ya vos fuisteis honrado de Dios con extraordinario poder,
y visteis rendida a vuestro imperio toda la naturaleza: a vuestra voz salieron
los peces de lo profundo a oír vuestra exhortación, y os obedecieron hasta las
mismas bestias, que visteis postradas ante el Sacramentado Dios: Vos sois el
Martillo de los herejes, el espanto y terror del Infierno; vos sois cual Ángel
del Señor, que multiplicasteis vuestra presencia por multiplicar vuestros
beneficios: Vos, ínclito Taumaturgo, cuyo poder penetra hasta los sepulcros y
da vida a los muertos: llega hasta los calabozos, y rompe sus cadenas: se
extiende hasta la mar, y se apaciguan sus iras. Hoy, y siempre, poderosísimo
Abogado, bendicen y alaban vuestra visible intercesión los ciegos que
recobraron la vista, los mudos el habla, los sordos el oído, los enfermos la
salud, y los afligidos el consuelo, publicando todos, y por todas partes
vuestra continua y especial asistencia para hallar las cosas perdidas: También
yo, Santo mío, quiero hoy alabar y bendecir a Dios ensalzando vuestro
patrocinio; y penetrado del vivo conocimiento de lo que podéis y deseáis hacer
conmigo y con cuantos os invocan, os presento a mi alma enferma para que
renovéis en ella los efectos de vuestra Bondad y poder: Salvádmela, pues, Santo
mío, a toda costa, y no ceséis de iluminarla, y guiarla por el camino de la
eterna salud: soltad su lengua en himnos y alabanzas del Dios que la creó:
haced que oiga la voz de sus santas inspiraciones; y que esté siempre libre del
pecado y de la tibieza en la carrera y observancia de la santa Ley del Señor:
consoladla también en las penalidades de este destierro, y no permitáis,
Abogado mío dulcísimo, que ella pierda la Silla y puesto en la Patria de los
Vivientes, a donde la llama y espera su Criador y Redentor: Sea yo un triunfo de vuestro poder; y llegue a ser por
vuestro medio pregonero por toda la eternidad de las misericordias de Dios,
alabándole en compañía vuestra por todos los siglos de los siglos. Amén.
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