lunes, 19 de junio de 2023

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Según se practica en la congregación de este título erigida canónicamente en el convento de S. Francisco de la ciudad de Victoria y agregada a la primaria de Santa María de la paz de Roma.

Compuesta por el Padre Fr. Casimiro Díaz Acebedo Lector de Prima en vi dicho Convento é Impresa a expensas de la misma Congregación con las licencias necesarias.

Reimpresa en Leon, día 6 de Abril de 1844.

COMENZAMOS: 7 de junio.

FINALIZAMOS: 15 de junio.

FESTIVIDAD: 16 de junio.

Puesto de rodillas ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, o delante del Santísimo Sacramento, harás la señal de la Cruz.

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ELOGIO

   Bendito sea el Corazón dulcísimo de Jesús, alabado sea el corazón amabilísimo de Jesús, y mil veces exaltado y glorificado sea el corazón de Jesús nuestro Dios nuestro Redentor, y nuestro amoroso Padre.

ACTO DÉ CONTRICION

   Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Criador Padre y Redentor mío, en quien creo, en quien espero; a quien amo más que a mi vida, más que a mi alma y más que a todas las criaturas, me pesa Señor, una y mil veces me pesa entrañablemente me pesa de haberos ofendido solo por ser vos quien sois, por ser mí Padre amoroso por ser mí Jesús dulcísimo dignísimo de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente con vuestra divina gracia de no volver jamás a pecar, y reparar con la práctica de esta devoción mis tibiezas, mis frialdades, y todos los ultrajes que por ellas hubiere hecho a vuestro dulcísimo Corazón, y aun si me fuere posible, todos los que habéis recibido en el Augusto Sacramento de vuestro amor en el tiempo que habéis estado expuesto a la pública adoración en los templos y en las calles. Recibid, Jesús mío, este pequeño tributo de mi reconocimiento en unión con todos los que os rinden vuestros devotos en todo el orbe cristiano para mayor gloria de vuestro amabilísimo Corazón, y exaltación de vuestro dulcísimo nombre.

   A la escuela, alma mía, a la escuela le llama y convida con el Corazón abierto tu divino Maestro Cristo Jesús. Acepta este precioso convite; escucha su dulce voz, atiende bien a las perfecciones del modelo que te presenta, y no salgas de ella sin resolverte a poner por obra todas las lecciones que te da: más antes de entrar manifiéstale tu gratitud y buenos deseos por medio de la oración siguiente.

ORACIÓN

   Dulcísimo Jesús mío que no contento con haberos vestido del tosco sayal de nuestra frágil naturaleza para redimirnos y abrirnos las puertas del Cielo, quisisteis también ser nuestro guía y preceptor para enseñarnos el camino que debemos seguir para entrar en él; yo os doy gracias por este benecio, deseo aprovecharme de él; y aunque indigno de ser del número de vuestros discípulos, os suplico humildemente os dignéis admitirme en esa escuela de amor; para que aprendiendo en ella las virtudes que practicó vuestro amante Corazón; os pueda ofrecer, como desde ahora os ofrezco el mío en reparación de los ultrajes que ha recibido de la humana ingratitud, y me haga digno de alcanzar la gracia que os pido en esta Santa Novena. Recibidme divino Maestro, dentro de vuestro Corazón, y no permitáis salga de el sin estar penetrado de sus mismos sentimientos.

—Aquí hará cada uno la súplica particular y después se leerá el punto de meditación correspondiente a cada día.

LECCIÓN PARA EL PRIMER DÍA

   Considera cuan sublime fue la obediencia del Corazón de Jesús, pues no solamente prestó la más rendida obediencia a su eterno Padre haciéndose obediente, como dice el Apóstol, bástala muerte, y muerte de Cruz, sino que a pesar del grande imperio y señorío que como Dios tenía sobre todas las criaturas, tomó la forma de siervo para servirlas y obedecerlas. En el primer instante de su existencia hace a nuestro modo de entender un voto solemne de obediencia en manos de su eterno Padre, sometiéndose en todo y por todo a su divina voluntad. Eccevenio, ut faciam voluntatem tuam, Deus (Me levanto para hacer tu voluntad, oh Dios).  Aun no ha visto diez días la luz del mundo obedece prontamente a la ley de la circuncisión ofreciendo su tierna y delicadísima carne a los filos del cuchillo. Cuando llega a los doce años, se pone como de propósito a enseñarnos la continua práctica de esta virtud, viviendo muchos años en Nazaret sujeto y obediente a las órdenes de su Madre y de un pobre carpintero. Cuando sale a darse a conocer al mundo por medio de su predicación, dice expresamente que no viene a desobedecer a la ley, sino a cumplirla; paga y manda pagar el tributo al Cesar; obedece a sus Tribunales y Ministros abandonándose enteramente a su disposición, y acepta gustoso la terrible sentencia de muerte que le mandan sufrir. Pondera bien las circunstancias de la persona que obedece, a quien obedece, por amor de quien obedece, las materias en que obedece, y lo gustosa que le ha sido la obediencia; y lleno de confusión al ver las continuas faltas que has tenido en esta virtud; haz la oración siguiente.

ORACIÓN

   ¡Oh Corazón obedientísimo de Jesús! Por la pronta y rendida obediencia que prestasteis a los hombres en el mundo, y que aun continuáis prestando todos los días bajando desde el Trono de vuestra Majestad a las manos de vuestros Sacerdotes, concededme la gracia de vencer y triunfar de este amor propio que ha sido y es la causa principal de tantos disgustos como os he dado con mis desobediencias, para que obedeciendo ciegamente en lo sucesivo a la voz de vuestras inspiraciones y a los mandatos de mis superiores, os alabe y bendiga por una eternidad. Amén.

—Después de La lección se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

GOZOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Escuela de perfección

y de virtudes modelo

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

 

Por curar la inobediencia

causa del primer pecado

rendiste al padre humillado

la más perfecta obediencia:

para enseñarme esta ciencia

bajaste de i alto Cielo.

¡Oh Divino Corazón! 

dad a los nuestros consuelos.

 

A pesar de ser Señor

del mundo y de sus riquezas,

de la más alta pobreza

fuiste maestro y seguidor:

tu Celestial esplendor

cubriste con ese velo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

De una cándida Azucena,

Lirio Divino nacisteis,

y al virgen Juan distinguiste

ya en la Cruz, ya en la cena:

lo impuro te causo pena

la inmodestia desconsuelo,

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

Siendo el Mesías deseado

de todo el orbe, te veo

sentenciado como reo,

y del pueblo desechado:

al verte tan humillado

de luto se cubrió el Cielo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

¿Quién podrá la magnitud

de tu paciencia entender,

si fué un puro padecer

desde el pesebre a la Cruz?

ejercer esta virtud

fue siempre tu ansia y desvelo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

¡Qué dulce, qué enternecido

recibes al pecador,

si reconoce su error

y te busca arrepentido!

su culpa echas en olvido,

y lo levantas del suelo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

En el templo te indignaste

al ver a ciertos profanos

y aun con tus benditas manos

de aquel lugar los echaste

con esto nos enseñaste

cuál debe ser nuestro celo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

Por todos los pecadores

hiciste al Padre oración,

porque con esta lección

imitemos tus fervores;

tan amorosos ardores

deshagan el duro celo.

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

Las llamas que te rodean;

y en que te estás abrasando

nos están manifestando

que entre caridad campeas;

las espinas son preseas,

y la Cruz todo tu, anhelo,

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelos.

 

Escuela de perfección

y de virtudes modelo

¡Oh Divino Corazón!

dad a los nuestros consuelo

Antífona: Improperios y miserias aguarda siempre mi corazón, esperé quien se condoliese de mí, y nadie lo hizo, quien me consolase, y no encontré. 

. Obrad con vuestro siervo según vuestra misericordia.

. Y enseñadme vuestras justificaciones.

ORACIÓN

   Haced; o Señor Jesús, que nos vistamos con las virtudes de vuestro Santísimo Corazón, y seamos inflamados con sus afectos, para que, conformándonos con la imagen de vuestra bondad, merezcamos participar del fruto de vuestra Redención. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.




LECCIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA.

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   Considera cuán grande fue, el amor que tuvo el Corazón de Jesús a la virtud de la pobreza, pues siendo Rey y Señor del Universo, se dejó ver en este mundo tan pobre, que causó la mayor admiración a cuantos conocieron su Majestad y grandeza. Como pobre eligió por Madre a una pobre doncella y por Padre putativo a un pobre artesano; nació en un portal medio arruinado; fue envuelto en pobres pañales, y reclinado en un pesebre. Como pobre no quiso que su Madre ofreciese al Sacerdote sino las dos, tórtolas o pichones que según la ley debían ofrecer los pobres en la presentación de sus niños en el Templo. Como pobre vistió siempre un habito ordinario y pobre; usó de manjares comunes y pobres; eligió por discípulos a unos pobres pescadores; fué el protector y panegirista de la pobreza; y murió tan pobre, que no tuvo en donde reclinar su cabeza ni sepulcro en donde depositar su Sagrado Cuerpo. Aprende, si eres pobre, a estimar y llevar con gusto la escaseces y necesidades de la pobreza. Confúndete, si eres rico, del demasiado apego que has tenido o tienes a los intereses temporales, y con un firme propósito de corregir tus defectos, haz ahora la oración siguiente.

ORACIÓN

   ¡Oh Jesús dulcísimo! ¡Oh dechado perfectísimo de pobreza! ¿Es posible que haya de conservar todavía tanto afecto y adhesión a unos bienes caducos y perecederos, riéndoos tan pobre y necesitado en este mundo? ¿Es posible que haya de mirar con tedio la menor necesidad, cuando no he querido remediar la grave de mi prójimo, pudiendo fácilmente haberla remediado? ¡O Dios de bondad! Tened compasión y misericordia de mí; ablandad este duro corazón; desprendedlo del amor desordenado a las riquezas y bienes temporales; no me los concedáis, si os agrada; y si fuera vuestra voluntad el concedérmelos no permitáis sean un lazo para mí eterna condenación, sino un medio por el cual pueda purgar mis pecados, y hallar algún día la misericordia que tenéis prometida a los que usan de misericordia con vuestros pobres. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

LECCIÓN PARA EL DÍA TERCERO.

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   Considera cuán amante fue el Corazón de Jesús de la virtud de la pureza y castidad, lo cual puedes colegir claramente; lo primero de que habiéndose sujetado a las miserias anejas a nuestra pobre humanidad, no solo no quiso sujetarse a entrar en el mundo por el orden común que los demás hombres, sino que eligió para Madre a una Virgen purísima; lo segundo del cuidado que tuvo de no admitir en su Colegio discípulo alguno que estuviese manchado con impurezas, a pesar de no haber desechado a un Judas y a un San Mateo; lo tercero del singular cariño y afecto que tuvo al purísimo Juan, a quien en premio de su virginidad consintió el que reclinase su cabeza sobre su pecho y corazón, y señaló por hijo tutor de su purísima Madre; lo cuarto de que habiendo permitido el ser acusado de blasfemo, embaucador, ambicioso, traidor y enemigo del Cesar, no quiso tolerar que ninguno de sus falsos acusadores le imputase el crimen más leve contrario a su pureza; y lo quinto del dolor que sintió su purísimo Corazón al verse desnudo en tiempo de su Pasión, el cual fue tan grande, que como sienten algunos Santos contemplativos sobrepujó al que le ocasionaron los azotes, espinas, clavos, y demás instrumentos con que le atormentaron los verdugos. Mira bien el aprecio que has hecho de esta hermosa virtud; y cubierto de rubor al ver los descuidos que has tenido en conservar la castidad correspondiente a tu estado, haz la deprecación siguiente.

ORACIÓN

   ¡Oh Corazón purísimo de Jesús! ¡Oh espejo clarísimo de castidad y continencia! ¡Con cuánta razón podemos temer el que nos hagáis beber hasta las heces el cáliz de vuestra indignación, pues después de tantos y tan terribles azotes con que nos habéis castigado en pena de nuestras liviandades, parece que toda carne va corrompiendo sus caminos, mirando con horror y aun con desprecio la práctica de una virtud que tanto robó vuestros cariños! Pero señor ¿quién puede poner remedio a tanto mal sino Vos que sabéis hacer de las mismas piedras hijos de Abrahán? Ea Jesús mío, por vuestro dulcísimo Corazón ilustrad nuestro entendimiento para que conozcamos y veamos el precipicio adonde nos conduce la lubrica y sórdida pasión que nos domina. Inflamad nuestra Voluntad, y abrasad nuestros corazones con el fuego de ese amor purísimo que os consume para que llorando amargamente los excesos que nos ha hecho cometer el amor profano, apaguemos con nuestras lágrimas el furor de vuestra indignación, y nos hagamos acreedores a vuestras grandes misericordias. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.


LECCIÓN PARA EL CUARTO DÍA.

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   En este día has de considerar las grandes humillaciones a que por tu amor se sujetó el Corazón de Jesús en el discurso de su vida santísima. En la Encarnación, dice el Apóstol, se anonadó tomando la forma de siervo: en la Circuncisión y en el Bautismo se dejó ver en traje de pecador; en el desierto se humilló hasta el extremo de ser tentado y llevado por los aires por el mismo Demonio; en el Cenáculo se abatió y arrodilló para lavar los pies de sus Discípulos, y aun los del mas ingrato de los hombres Judas; en los Tribunales, apareció como un reo hecho el oprobrio de los hombres y el deshecho del pueblo; y en fin en el Calvario se humilló hasta sufrirla muerte más afrentosa. A todas estas humillaciones has de añadir el extremado abatimiento a que se ve reducido en el Augusto Sacramento del Altar, en donde tantas veces ha sido acuchillado escupido y arrojado al fuego y a los sitios más inmundos y después de examinar el modo con que te has conducido en la práctica de esta virtud, asombrado de ver a un Dios en estado tan humillante; dile con todo tu espíritu…

ORACIÓN

   ¡Oh Corazón humildísimo de Jesús! ¡A qué extremo de abatimiento os ha reducido el amor que tenéis a los hombres! ¡Y a qué extremo llega nuestra ingratitud, pues convidándonos y exhortándonos con vuestras palabras y ejemplos a que seamos mansos y humildes de corazón, no queremos abatir nuestro orgullo, nuestra vanidad y nuestra imponderable soberbia! Asi es Maestro Celestial; lo confieso lleno de rubor; no soy digno del glorioso título de discípulo vuestro, pues he sacado tan poco fruto de tantas lecciones de humildad; más si a pesar de mi indignidad os dignáis sufrirme y conservarme en vuestra escuela, yo propongo firmemente hacer todos los esfuerzos posibles para seguiros por el camino dé las humillaciones atropellando todos los obstáculos que me opusiere el mundo, el demonio y mi amor propio, si me ayudáis como espero, con los auxilios de vuestra gracia. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.


LECCIÓN PARA EL QUINTO DÍA

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   Considera la invencible paciencia y resignación con que el Corazón amabilísimo de Jesús sobrellevó los trabajos y penalidades que abrazó por nuestro amor los cuales fueron tan grandes, tan varios y tan continuos, que no hay entendimiento que los pueda comprender, ni lengua que los pueda dignamente explicar. Desde el momento en que fue concebido hasta que entregó su espíritu en manos de su eterno Padre, todo fue un continuo padecer. Padeció las mayores afrentas y dolores en su Cuerpo; sufrió las más temibles congojas y agonías en su Corazón y en su Alma; toleró las más atroces calumnias en su honor y reputación; padeció no solo de sus enemigos y extraños, sino de sus amigos y domésticos; y todo lo sufrió sin desplegar sus labios, sin querer concederse el inocente desahogo de una sola queja, y con tal disposición de ánimo y alegría de su corazón, que hubiera sufrido mil muertes, si hubiera sido la voluntad de su eterno Padre. Mira bien como te has conformado con este modelo de paciencia, y reconociendo las continuas faltas que has tenido contra esta virtud, pide perdón a tu Divino Maestro y dile la oración siguiente.

ORACIÓN

   ¡Oh Jesús pacientísimo! ¡Oh inocentísimo y mansísimo Cordero! ¡Qué vergüenza y confusión me causa el fijar este día mis ojos sobre vuestro Corazón! Vos que sois la misma inocencia por esencia llevasteis toda la vida con el mayor placer y resignación una pesadísima Cruz de tribulaciones, cuando yo que soy tan delincuente y miserable no tengo valor para llevar con paciencia el más pequeño padecimiento. Si me regaláis con una leve enfermedad, se me hace insoportable; si me sobreviene una ligera desgracia no hay quien pueda tolerar mi mal humor, si se me ofende con una pequeña desatención o infidelidad, la considero como un enorme crimen; y si se me corrige o se me da en cara con un defecto verdadero; me resiento, me incomodo, me altero, y me contemplo como el más perseguido y desagradecido de los mortales. Tal ha sido Señor hasta ahora mi proceder, y tan grande el descuido que he tenido en copiar en mi alma la heroica paciencia y resignación de vuestro dulcísimo Corazón. Pero ¿qué otra cosa podías esperar de un corazón tan tibio como el mío? ¡Hay Padre de misericordia! No os acordéis de mis pasadas flaquezas; perdonádmelas, pues que las confieso reconocido, las detesto con todo mi corazón, y os doy una firme palabra de sobrellevar con paciencia con el auxilio de vuestra gracia todo cuanto ordenare vuestra divina providencia para castigo de mis culpas, o prueba de mí amor y fidelidad. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

LECCIÓN PARA EL SEXTO DÍA

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   Considera la bondad, compasión y grande misericordia con que el Corazón de Jesús miró, habló, trató y recibió a los pecadores arrepentidos. Yo no he venido, decía a buscar a los justos sino a los pecadores. No necesitan los sanos de Médico, sino los que están contagiados con la fiebre de la culpa. Venid a mi todos los que os halláis oprimidos con el peso enorme del pecado, y yo os lo aliviare y recrearé. Lenguaje precioso que se vio confirmada con una multitud de ejemplares. ¿Con qué amor, con qué afabilidad y dulzura no trató a la humilde y penitente Magdalena? ¡Oh bondad inmensa! Apenas la infeliz conoció su pecado y lo buscó por la penitencia; lejos de arrojarla de sí como a escandalosa; la permitió que se acercase a sus pies, que los regase con sus lágrimas y los enjugase con sus cabellos, y convirtiendo hacia ella sus ojos compasivos la dijo: Mujer ya te se han perdonado tus pecados. Del mismo modo se portó con la Samaritana, con la Adúltera y con San Pedro, y lo mismo han experimentado y experimentarán cuantos pecadores invoquen arrepentidos las misericordias de su tierno Corazón por muchas y gravísimas que hayan sido sus culpas. Asómbrate a vista de tanta dulzura y compasión; dale gracias por la que ha usado contigo, y detestando la poca confianza que has tenido en él, dile con el fervor posible.

ORACIÓN

   ¡Oh Jesús dulcísimo! ¡Oh abismo de misericordia y de clemencia! ¿Quién no se deshace en lágrimas de ternura a vista de vuestro compasivo corazón? ¿Quién se ha de resistir a rendirle el mayor culto? ¿Quién no se hace todo lengua para publicar por todo el mundo sus grandes misericordias? ¿Quién no se anima en fin a arrojarse en ese océano de bondad, y a depositar en él toda su confianza? ¡Oh Dios de mi corazón! Muchos y grandes habrán sido mis pecados, mas, aunque hubieran excedido en su número y gravedad a los de todos los condenados; siempre debiera confiar; asi como confió, que vuestro compasivo Corazón me los perdonará, si conservo los propósitos que he formado de copiar en mi alma sus virtudes, y persevero en vuestra amistad hasta el último momento de mi vida.  Confortadme Señor, y avivad más y más mi noble confianza, para que no sea confundido. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

LECCIÓN PARA EL SEPTIMO DÍA

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   En este día has de considerar el ardiente celo que abrasó el Corazón de Jesús por el honor de la casa de su Padre; el cual podrás conocer si atiendes al grande enojo que concibió cuando entrando en el templo de Jerusalén, y viéndolo convertido en casa de negociación; cogió un látigo, derribó las mesas de los cambistas, y las Jaulas de los que vendían palomas y los hizo salir de aquel Santo lugar a latigazos. De aquí debes colegir al mismo tiempo cuán desagradables le serán las menores profanaciones de nuestros Templos, cuando un Señor que trataba con la mayor dulzura a los mayores pecadores; y tan manso, que como dijo un Profeta no era capaz de romper una caña quebradiza, ni apagar con su aliento una candela moribunda, no pudo sufrir se vendiesen en aquel, a pesar de ser tan solamente una figura de los nuestros, unos animales que la misma Ley tenía como santificados y destinados para el servicio del Altar, y se vio precisado a empuñar en su blanda mano el azote, y a usar de tanto rigor con los que ejercían este comercio. Examina el modo con que te has conducido en los Templos del Señor, y asombrado de la paciencia con que ahora sufre las innumerables irreverencias y desacatos con que se profana su Santa casa, humíllate en su presencia y dile la oración siguiente.

ORACIÓN

   ¡Oh ultrajado Redentor! ¡Oh Jesús tantos modos vilipendiado y ofendido! ¿Cuáles serán los sentimientos de vuestro Corazón al ver los innumerables insultos que estáis recibiendo todos los días de vuestros propios hijos en los mismos lugares que habéis elegido para recibir sus homenajes y colmarlos de beneficios? ¡Oh! y con cuánta razón podéis decirnos con vuestro Profeta: yo os elegí por hijos, y os crie en el seno de mi Iglesia; os he nutrido nada menos que con mi propia sangre os he exaltado hasta el extremo de haceros como unos Dioses por medio de la participación de mi Santísimo Cuerpo; y cuando deseaba hubieseis venido a mi casa a rendirme las debidas gracias por este beneficio, no venís sino a despreciarme e insultarme con vuestros discursos y palabras ociosas, con vuestras miradas y posturas indecentes, con vuestros trajes provocativos y profanos con vuestras continuas y voluntarias distracciones; y con toda especie de profanaciones é irreverencias. “Filios enutrivi, et exalta vi, ipsi vero sprevenmt me” (Crie a mis hijos y los crie, pero ellos me despreciaron). Asi es, mi dulce y amoroso Padre, este es el retorno que os damos los hombres por tanto como nos amáis. Abridnos los ojos para que conozcamos toda la enormidad de nuestra ingratitud, ablandad la dureza de nuestros corazones, para que, penetrados de una viva compasión hacia vuestro ultrajado Corazón, lloremos amargamente nuestros excesos, y los reparemos asistiendo en adelante con el más profundo respeto posible devoción a vuestro Santo Templo. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

LECCIÓN PARA EL DÍA OCTAVO

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   Hoy has de considerar a tú divino Maestro enseñándote con la práctica desde la Cátedra de la Cruz aquella celestial doctrina que dio a sus Discípulos, y en ellos a todos los cristianos cuando les dijo: ya habéis oído que desde la antigüedad ha seguido el mundo esta máxima tenebrosa, amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo, pero yo os digo que améis a vuestros enemigos. Aviva pues tu fe, pasa en espíritu al Calvario, ponte a lado de su Santísima Madre, y lo verás en aquel afrentoso patíbulo atravesado con tres escarpias, coronado de espinas, transido de sed, insultado y escarnecido por sus enemigos; pero tan abrasado su corazón en las llamas de la caridad para con los mismos que le habían crucificado y escarnecían, que no pudiendo contenerse, pronunció aquellas palabras consoladoras: Padre, perdónales que no saben lo que hacen, que fue lo mismo que decir: bien veis Padre mío el estado en que me ha puesto el amor que tengo a los hombres, por todos estoy derramando mi sangre; y por todos quiero morir sin excluir de este beneficio al más miserable de ellos, aunque sean mis mayores enemigos; como lo son los que me han crucificado. Ea pues Padre mío, tened compasión de estos infelices, hacedles conocer el enorme crimen que están cometiendo para que lo detesten, se hagan dignos de perdón, y no se pierda en ellos el fruto de mi Pasión, porque si su ceguedad no les hubiera impedido el conocer quién soy, jamás me hubieran crucificado. Pater ignosce illis, quia nesciunt, quid faciunt (Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen). Aprende de aquí a sofocar en tu corazón los resentimientos que han concebido por los insultos y agravios personales que has recibido de tu prójimo; pidiendo al Señor a imitación de tu Divino Maestro le conceda auxilios poderosos para que conozca sus extravíos, perdonándoselos cuanto es de tu parte por su amor; y deseando reparar ahora mismo el olvido que has tenido de practicar esta doctrina evangélica, dile con todo tu corazón.

ORACIÓN

    ¡Oh Corazón magnánimo y generoso de Jesús! ¿Qué agravios puedo yo haber recibido de mis prójimos; que puedan compararse con los que Vos recibisteis de vuestros enemigos, y con los que yo mismo he tenido el atrevimiento de haceros en el discurso de mi vida? Y con todo ¿es posible que viéndoos tan compasivo para con todos los que os agraviaron, sienta tanta repugnancia para compadecerme de mis perseguidores? ¡Oh Dios mío, Dios mío! ¡Cuánta ha sido la dureza y pesadez de mi corazón para no haberme dejado atraer de los grandes ejemplos del vuestro! Mas ya no ha de ser asi Jesús mío. Yo quiero seguiros por el camino que me enseñáis perdonando por vuestro amor todos los agravios que se me han hecho o se me hicieren, no desviándome ni a la diestra ni a la siniestra de las reglas de la caridad que tenéis prescrita a vuestros Discípulos. Sostenedme Dios mío en estos Santos propósitos; dadme gracias poderosas para cumplirlos, para que conservando ilesa la caridad que es la principal divisa de los devotos de vuestro Corazón, os ame y posea por una eternidad. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.

LECCIÓN PARA EL ÚLTIMO DÍA.

Por la señal...

Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.

   En este día has de considerar a tu divino Maestro manifestándote los excesos de su infinita caridad, y pidiéndole en retorno el corazón. Para esto te has de figurar que conduciéndote lleno de bondad a su retrete, te descubre como a su sierva Margarita su amante Corazón, y te dice. Ve aquí el Corazón que ha amado a los hombres hasta el extremo de agotarse y consumirse por su amor. Este es el que movido a compasión de vuestras miserias me obligó a bajar de los Cielos a pasar una vida pobre y llena de trabajos, y a exponer mi Cuerpo a las cadenas; bofetadas, azotes, espinas y penetrantes clavos, los cuales me hicieron morir después de tres horas de mortales agonías. Este es aquel Corazón que anhelando unirse con vuestras almas, me hizo como olvidar de mí mismo y me obligó a daros antes de morir mi cuerpo, mi Sangré; mi Divinidad mis infinitos merecimientos y todo cuanto podía daros. Este es en fin el Corazón qué pudiéndote haber abandonado por lo mal que has correspondido a estos beneficios, ha sufrido tus ingratitudes, te ha buscado y convidado con perdón, te ha perdonado tus flaquezas, te ha admitido en esta escuela; y quiere coronar estos favores encerrándote dentro de sí, para que te abrases amándole, y acabes tus días en tan dulce morada. ¿Qué más ha podido hacer, hijo mío, este Corazón para amarte? Piénsalo bien a tus solas; y si después de considerar estas finezas quieres ser agradecido, y ofrecerme en retorno alguna cosa que pueda llenar mis deseos, sabe que no apetezco sino tu pobre corazón. Este es el que vine a buscar desde los Cielos, y ha sido el blanco de mis amores. Dámelo pues hijo mío; pero dámelo humilde, obediente, pobre, casto, paciente, celoso de mi gloria, caritativo y adornado con las virtudes que te he enseñado en esta Novena. Præbe mihi cor tuum filii mi (Dame tu corazón, hijo mío).   Alma mía, Corazón mío ¿Qué respondes a tu Padre y Maestro? ¿Te quieres despedir de él sin aprovecharte de esta bella ocasión que te ofrece para asegurar tu eterna felicidad, ocasión que acaso… acaso será la última de tu vida?

ORACIÓN FINAL

   No Jesús dulcísimo; no Divino Maestro; no mi tierno y amoroso Padre. Hijo rebelde y desconocido he sido, pero no quiero echar el sello a mi rebeldía con una monstruosa ingratitud. Bendito sea vuestro Corazón que ha ablandado mi dureza a fuerza de tantos cariños y me está haciendo la más dulce violencia para que me entregue todo a Vos. Si dulce amor mío; ya no puedo resistir a las fuertes impresiones que han hecho en mi alma la bondad y la ternura con que me pides el corazón. Os lo ofrezco gustoso; os lo doy contento; tomadlo, recibidlo… Pero no, Padre mío; perdonad mi atrevimiento hijo del deseo que me inspiráis de ser todo vuestro. Yo no debo entregaros un corazón tan pobre de virtudes y tan poco parecido al de Vos, sin que hagáis conmigo un milagro como el que hicisteis con Saulo, o me deis tiempo y gracia para continuar y aprender en vuestra escuela la práctica de las virtudes que me faltan para ser un verdadero amante de vuestro dulcísimo Corazón. Esta es ¡Oh buen Jesús! la gracia final que os pido en esta Novena para mí y para todos los congregantes; en especial para nuestros Reyes Católicos, y Serenísimos Infantes, para nuestros Fundadores y hermanos predilectos, y para aquellos bienhechores que están sosteniendo con sus limosnas el culto que os damos en esta vuestra Congregación. Recibidnos y guardadnos a todos en vuestro Corazón, para que caminando unidos en pía unión por las hermosas sendas de vuestras virtudes, lleguemos a unirnos con Vos con vínculos indisolubles y eternos. Amén.

——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.


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