Según se practica en
la congregación de este título erigida canónicamente en el convento de S.
Francisco de la ciudad de Victoria y agregada a la primaria de Santa María de
la paz de Roma.
Compuesta por el Padre
Fr. Casimiro Díaz Acebedo Lector de Prima en vi dicho Convento é Impresa a
expensas de la misma Congregación con las licencias necesarias.
Reimpresa en Leon, día
6 de Abril de 1844.
COMENZAMOS: 29 de mayo.
FINALIZAMOS: 6 de junio.
FESTIVIDAD: 7 de junio (2024)
Puesto de rodillas
ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, o delante del Santísimo
Sacramento, harás la señal de la Cruz.
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del
Padre, y del Hijo ✠, y
del Espíritu
Santo. Amén.
ELOGIO
Bendito sea el Corazón dulcísimo de Jesús, alabado sea el corazón
amabilísimo de Jesús, y mil veces exaltado y glorificado sea el corazón de
Jesús nuestro Dios nuestro Redentor, y nuestro amoroso Padre.
ACTO DÉ CONTRICION
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Criador
Padre y Redentor mío, en quien creo, en quien espero; a quien amo más que a mi
vida, más que a mi alma y más que a todas las criaturas, me pesa Señor, una y
mil veces me pesa entrañablemente me pesa de haberos ofendido solo por ser vos
quien sois, por ser mí Padre amoroso por ser mí Jesús dulcísimo dignísimo de
ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente con vuestra divina gracia
de no volver jamás a pecar, y reparar con la práctica de esta devoción mis
tibiezas, mis frialdades, y todos los ultrajes que por ellas hubiere hecho a vuestro
dulcísimo Corazón, y aun si me fuere posible, todos los que habéis recibido en
el Augusto Sacramento de vuestro amor en el tiempo que habéis estado expuesto a
la pública adoración en los templos y en las calles. Recibid, Jesús mío, este
pequeño tributo de mi reconocimiento en unión con todos los que os rinden vuestros
devotos en todo el orbe cristiano para mayor gloria de vuestro amabilísimo Corazón,
y exaltación de vuestro dulcísimo nombre.
A la escuela, alma mía, a la escuela le llama y convida con el Corazón abierto tu divino Maestro Cristo Jesús. Acepta este precioso convite; escucha su dulce voz, atiende bien a las perfecciones del modelo que te presenta, y no salgas de ella sin resolverte a poner por obra todas las lecciones que te da: más antes de entrar manifiéstale tu gratitud y buenos deseos por medio de la oración siguiente.
ORACIÓN
Dulcísimo Jesús mío que no contento con haberos vestido del tosco sayal de
nuestra frágil naturaleza para redimirnos y abrirnos las puertas del Cielo,
quisisteis también ser nuestro guía y preceptor para enseñarnos el camino que
debemos seguir para entrar en él; yo os doy gracias por este beneficio, deseo aprovecharme de él; y aunque indigno de ser del número de
vuestros discípulos, os suplico humildemente os dignéis admitirme en esa
escuela de amor; para que aprendiendo en ella las virtudes que practicó vuestro
amante Corazón; os pueda ofrecer, como desde ahora os ofrezco el mío en
reparación de los ultrajes que ha recibido de la humana ingratitud, y me haga
digno de alcanzar la gracia que os pido en esta Santa Novena. Recibidme divino
Maestro, dentro de vuestro Corazón, y no permitáis salga de el sin estar
penetrado de sus mismos sentimientos.
—Aquí hará cada uno la súplica particular y después se
leerá el punto de meditación correspondiente a cada día.
LECCIÓN PARA EL PRIMER
DÍA
Considera cuan sublime fue la
obediencia del Corazón de Jesús, pues no solamente prestó la más rendida
obediencia a su eterno Padre haciéndose obediente, como dice el Apóstol,
bástala muerte, y muerte de Cruz, sino que a pesar del grande imperio y señorío
que como Dios tenía sobre todas las criaturas, tomó la forma de siervo para
servirlas y obedecerlas. En el primer instante de su existencia hace a nuestro
modo de entender un voto solemne de obediencia en manos de su eterno Padre,
sometiéndose en todo y por todo a su divina voluntad. Eccevenio, ut faciam voluntatem tuam, Deus
(Me levanto para hacer tu voluntad, oh Dios). Aun no ha visto diez días la luz del
mundo obedece prontamente a la ley de la circuncisión ofreciendo su tierna y
delicadísima carne a los filos del cuchillo. Cuando llega a los doce años, se
pone como de propósito a enseñarnos la continua práctica de esta virtud,
viviendo muchos años en Nazaret sujeto y obediente a las órdenes de su Madre y
de un pobre carpintero. Cuando sale a darse a conocer al mundo por medio de su
predicación, dice expresamente que no viene a desobedecer a la ley, sino a
cumplirla; paga y manda pagar el tributo al Cesar; obedece a sus Tribunales y
Ministros abandonándose enteramente a su disposición, y acepta gustoso la terrible
sentencia de muerte que le mandan sufrir. Pondera bien las circunstancias de la
persona que obedece, a quien obedece, por amor de quien obedece, las materias
en que obedece, y lo gustosa que le ha sido la obediencia; y lleno de confusión al ver las continuas
faltas que has tenido en esta virtud; haz la oración siguiente.
ORACIÓN
¡Oh Corazón obedientísimo de Jesús! Por la pronta y rendida obediencia que prestasteis a los hombres en el
mundo, y que aun continuáis prestando todos los días bajando desde el Trono de
vuestra Majestad a las manos de vuestros Sacerdotes, concededme la gracia de vencer y triunfar de
este amor propio que ha sido y es la causa principal de tantos disgustos como
os he dado con mis desobediencias, para que obedeciendo ciegamente en lo
sucesivo a la voz de vuestras inspiraciones y a los mandatos de mis superiores,
os alabe y bendiga por una eternidad. Amén.
—Después de La lección se rezará cinco veces el Padre
nuestro y otras tantas el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes
significadas en los atributos con que el Divino Corazón se dejó ver a la
Venerable Margarita de Alacoque.
GOZOS AL SAGRADO CORAZÓN DE
JESÚS
Escuela de perfección
y de virtudes modelo
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
Por curar la
inobediencia
causa del primer
pecado
rendiste al padre
humillado
la más perfecta
obediencia:
para enseñarme esta
ciencia
bajaste de i alto
Cielo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
A pesar de ser Señor
del mundo y de sus
riquezas,
de la más alta pobreza
fuiste maestro y
seguidor:
tu Celestial esplendor
cubriste con ese velo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
De una cándida
Azucena,
Lirio Divino nacisteis,
y al virgen Juan
distinguiste
ya en la Cruz, ya en
la cena:
lo impuro te causo
pena
la inmodestia
desconsuelo,
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
Siendo el Mesías
deseado
de todo el orbe, te
veo
sentenciado como reo,
y del pueblo
desechado:
al verte tan humillado
de luto se cubrió el
Cielo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
¿Quién podrá la magnitud
de tu paciencia entender,
si fué un puro padecer
desde el pesebre a la Cruz?
ejercer esta virtud
fue siempre tu ansia y
desvelo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
¡Qué dulce, qué enternecido
recibes al pecador,
si reconoce su error
y te busca arrepentido!
su culpa echas en
olvido,
y lo levantas del
suelo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
En el templo te
indignaste
al ver a ciertos
profanos
y aun con tus benditas
manos
de aquel lugar los
echaste
con esto nos enseñaste
cuál debe ser nuestro
celo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
Por todos los
pecadores
hiciste al Padre
oración,
porque con esta
lección
imitemos tus fervores;
tan amorosos ardores
deshagan el duro celo.
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
Las llamas que te
rodean;
y en que te estás
abrasando
nos están manifestando
que entre caridad
campeas;
las espinas son
preseas,
y la Cruz todo tu,
anhelo,
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelos.
Escuela de perfección
y de virtudes modelo
¡Oh Divino Corazón!
dad a los nuestros consuelo
Antífona: Improperios y miserias aguarda siempre mi corazón, esperé quien se condoliese de mí, y nadie lo hizo, quien me consolase, y no encontré.
℣. Obrad con vuestro siervo según vuestra
misericordia.
℟. Y enseñadme vuestras justificaciones.
ORACIÓN
Haced; o Señor Jesús, que nos vistamos con las virtudes de vuestro Santísimo
Corazón, y seamos inflamados con sus afectos, para que, conformándonos con la
imagen de vuestra bondad, merezcamos participar del fruto de vuestra Redención. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
LECCIÓN PARA EL
SEGUNDO DÍA.
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
Considera cuán grande fue, el
amor que tuvo el Corazón de Jesús a la virtud de la pobreza, pues siendo Rey y
Señor del Universo, se dejó ver en este mundo tan pobre, que causó la mayor
admiración a cuantos conocieron su Majestad y grandeza. Como pobre eligió por
Madre a una pobre doncella y por Padre putativo a un pobre artesano; nació en
un portal medio arruinado; fue envuelto en pobres pañales, y reclinado en un
pesebre. Como pobre no quiso que su Madre ofreciese al Sacerdote sino las dos, tórtolas
o pichones que según la ley debían ofrecer los pobres en la presentación de sus
niños en el Templo. Como pobre vistió siempre un habito ordinario y pobre; usó de
manjares comunes y pobres; eligió por discípulos a unos pobres pescadores; fué el
protector y panegirista de la pobreza; y murió tan pobre, que no tuvo en donde
reclinar su cabeza ni sepulcro en donde depositar su Sagrado Cuerpo. Aprende,
si eres pobre, a estimar y llevar con gusto la escaseces y necesidades de la
pobreza. Confúndete, si eres rico, del demasiado apego que has tenido o tienes
a los intereses temporales, y con un firme propósito de corregir tus defectos, haz ahora la oración
siguiente.
ORACIÓN
¡Oh Jesús
dulcísimo! ¡Oh dechado perfectísimo de pobreza! ¿Es posible que haya de conservar todavía
tanto afecto y adhesión a unos bienes caducos y perecederos, riéndoos tan pobre
y necesitado en este mundo? ¿Es posible que haya de mirar con tedio la menor
necesidad, cuando no he querido remediar la grave de mi prójimo, pudiendo
fácilmente haberla remediado? ¡O Dios de bondad! Tened compasión y misericordia de mí; ablandad este duro corazón;
desprendedlo del amor desordenado a las riquezas y bienes temporales; no me los
concedáis, si os agrada; y si fuera vuestra voluntad el concedérmelos no
permitáis sean un lazo para mí eterna condenación, sino un medio por el cual
pueda purgar mis pecados, y hallar algún día la misericordia que tenéis
prometida a los que usan de misericordia con vuestros pobres. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos con
que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL DÍA TERCERO.
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y Oración Inicial.
Considera cuán amante fue
el Corazón de Jesús de la virtud de la pureza y castidad, lo cual puedes
colegir claramente; lo primero de que habiéndose sujetado a las miserias anejas
a nuestra pobre humanidad, no solo no quiso sujetarse a entrar en el mundo por
el orden común que los demás hombres, sino que eligió para Madre a una Virgen
purísima; lo segundo del cuidado que tuvo de no admitir en su Colegio discípulo
alguno que estuviese manchado con impurezas, a pesar de no haber desechado a un
Judas y a un San Mateo; lo tercero del singular cariño y afecto que tuvo al
purísimo Juan, a quien en premio de su virginidad consintió el que reclinase su
cabeza sobre su pecho y corazón, y señaló por hijo tutor de su purísima Madre; lo
cuarto de que habiendo permitido el ser acusado de blasfemo, embaucador, ambicioso,
traidor y enemigo del Cesar, no quiso tolerar que ninguno de sus falsos acusadores
le imputase el crimen más leve contrario a su pureza; y lo quinto del dolor que
sintió su purísimo Corazón al verse desnudo en tiempo de su Pasión, el cual fue
tan grande, que como sienten algunos Santos contemplativos sobrepujó al que le
ocasionaron los azotes, espinas, clavos, y demás instrumentos con que le
atormentaron los verdugos. Mira bien el aprecio que has hecho de esta hermosa virtud; y cubierto de
rubor al ver los descuidos que has tenido en conservar la castidad
correspondiente a tu estado, haz la deprecación siguiente.
ORACIÓN
¡Oh Corazón
purísimo de Jesús! ¡Oh espejo clarísimo de castidad y
continencia! ¡Con
cuánta razón podemos temer el que nos hagáis beber hasta las heces el cáliz de
vuestra indignación, pues después de tantos y tan terribles azotes con que nos
habéis castigado en pena de nuestras liviandades, parece que toda carne va
corrompiendo sus caminos, mirando con horror y aun con desprecio la práctica de
una virtud que tanto robó vuestros cariños! Pero señor ¿quién puede
poner remedio a tanto mal sino Vos que sabéis hacer de las mismas piedras hijos
de Abrahán? Ea Jesús mío, por vuestro dulcísimo Corazón ilustrad nuestro
entendimiento para que conozcamos y veamos el precipicio adonde nos conduce la
lubrica y sórdida pasión que nos domina. Inflamad nuestra Voluntad, y abrasad nuestros corazones con
el fuego de ese amor purísimo que os consume para que llorando amargamente los
excesos que nos ha hecho cometer el amor profano, apaguemos con nuestras
lágrimas el furor de vuestra indignación, y nos hagamos acreedores a vuestras
grandes misericordias. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
CUARTO DÍA.
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
En este día has de considerar las grandes
humillaciones a que por tu amor se sujetó el Corazón de Jesús en el discurso de
su vida santísima. En la Encarnación, dice el Apóstol, se anonadó tomando la
forma de siervo: en la Circuncisión y en el Bautismo se dejó ver en traje de
pecador; en el desierto se humilló hasta el extremo de ser tentado y llevado
por los aires por el mismo Demonio; en el Cenáculo se abatió y arrodilló para
lavar los pies de sus Discípulos, y aun los del mas ingrato de los hombres
Judas; en los Tribunales, apareció como un reo hecho el oprobrio de los hombres
y el deshecho del pueblo; y en fin en el Calvario se humilló hasta sufrirla
muerte más afrentosa. A todas estas humillaciones has de añadir el extremado
abatimiento a que se ve reducido en el Augusto Sacramento del Altar, en donde
tantas veces ha sido acuchillado escupido y arrojado al fuego y a los sitios
más inmundos y después de examinar el modo con que te has conducido en la práctica de
esta virtud, asombrado de ver a un Dios en estado tan humillante; dile con todo
tu espíritu…
ORACIÓN
¡Oh Corazón
humildísimo de Jesús! ¡A qué extremo de abatimiento os ha reducido el amor que
tenéis a los hombres! ¡Y a qué extremo llega nuestra ingratitud, pues
convidándonos y exhortándonos con vuestras palabras y ejemplos a que seamos
mansos y humildes de corazón, no queremos abatir nuestro orgullo, nuestra
vanidad y nuestra imponderable soberbia! Asi es Maestro Celestial; lo confieso lleno de rubor; no
soy digno del glorioso título de discípulo vuestro, pues he sacado tan poco fruto
de tantas lecciones de humildad; más si a pesar de mi indignidad os dignáis sufrirme y
conservarme en vuestra escuela, yo propongo firmemente hacer todos los
esfuerzos posibles para seguiros por el camino dé las humillaciones
atropellando todos los obstáculos que me opusiere el mundo, el demonio y mi amor
propio, si me ayudáis como espero, con los auxilios de vuestra gracia. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
QUINTO DÍA
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
Considera la invencible paciencia y resignación con que el Corazón
amabilísimo de Jesús sobrellevó los trabajos y penalidades que abrazó por
nuestro amor los cuales fueron tan grandes, tan varios y tan continuos, que no
hay entendimiento que los pueda comprender, ni lengua que los pueda dignamente
explicar. Desde el momento en que fue concebido hasta que entregó su espíritu
en manos de su eterno Padre, todo fue un continuo padecer. Padeció las mayores
afrentas y dolores en su Cuerpo; sufrió las más temibles congojas y agonías en
su Corazón y en su Alma; toleró las más atroces calumnias en su honor y
reputación; padeció no solo de sus enemigos y extraños, sino de sus amigos y
domésticos; y todo lo sufrió sin desplegar sus labios, sin querer concederse el
inocente desahogo de una sola queja, y con tal disposición de ánimo y alegría
de su corazón, que hubiera sufrido mil muertes, si hubiera sido la voluntad de
su eterno Padre. Mira bien como te has conformado con este modelo de paciencia, y
reconociendo las continuas faltas que has tenido contra esta virtud, pide
perdón a tu Divino Maestro y dile la oración siguiente.
ORACIÓN
¡Oh Jesús pacientísimo! ¡Oh inocentísimo y mansísimo Cordero! ¡Qué
vergüenza y confusión me causa el fijar este día mis ojos sobre vuestro
Corazón! Vos que sois la misma inocencia por esencia llevasteis toda la vida con el
mayor placer y resignación una pesadísima Cruz de tribulaciones, cuando yo que soy
tan delincuente y miserable no tengo valor para llevar con paciencia el más
pequeño padecimiento. Si me regaláis con una leve enfermedad, se me hace
insoportable; si me sobreviene una ligera desgracia no hay quien pueda tolerar
mi mal humor, si se me ofende con una pequeña desatención o infidelidad, la
considero como un enorme crimen; y si se me corrige o se me da en cara con un
defecto verdadero; me resiento, me incomodo, me altero, y me contemplo como el más
perseguido y desagradecido de los mortales. Tal ha sido Señor hasta ahora mi
proceder, y tan grande el descuido que he tenido en copiar en mi alma la
heroica paciencia y resignación de vuestro dulcísimo Corazón. Pero ¿qué otra cosa podías esperar de un corazón tan tibio
como el mío? ¡Hay Padre de misericordia! No
os acordéis de mis pasadas flaquezas; perdonádmelas, pues que las confieso reconocido, las
detesto con todo mi corazón, y os doy una firme palabra de sobrellevar con
paciencia con el auxilio de vuestra gracia todo cuanto ordenare vuestra divina
providencia para castigo de mis culpas, o prueba de mí amor y fidelidad. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
SEXTO DÍA
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
Considera la bondad, compasión y grande
misericordia con que el Corazón de Jesús miró, habló, trató y recibió a los
pecadores arrepentidos. Yo no he venido, decía a buscar a los justos sino a los
pecadores. No necesitan los sanos de Médico, sino los que están contagiados con
la fiebre de la culpa. Venid a mi todos los que os halláis oprimidos con el
peso enorme del pecado, y yo os lo aliviare y recrearé. Lenguaje precioso que
se vio confirmada con una multitud de ejemplares. ¿Con qué amor, con qué afabilidad y dulzura
no trató a la humilde y penitente Magdalena? ¡Oh
bondad inmensa! Apenas la infeliz
conoció su pecado y lo buscó por la penitencia; lejos de arrojarla de sí como a
escandalosa; la permitió que se acercase a sus pies, que los regase con sus lágrimas
y los enjugase con sus cabellos, y convirtiendo hacia ella sus ojos compasivos
la dijo: Mujer ya te se han perdonado tus pecados. Del mismo modo se portó con
la Samaritana, con la Adúltera y con San Pedro, y lo mismo han experimentado y
experimentarán cuantos pecadores invoquen arrepentidos las misericordias de su
tierno Corazón por muchas y gravísimas que hayan sido sus culpas. Asómbrate a vista de tanta dulzura y
compasión; dale gracias por la que ha usado contigo, y detestando la poca confianza
que has tenido en él, dile con el fervor posible.
ORACIÓN
¡Oh Jesús dulcísimo! ¡Oh abismo de misericordia y de clemencia! ¿Quién no se deshace en lágrimas de ternura
a vista de vuestro compasivo corazón? ¿Quién se ha de resistir a rendirle el
mayor culto? ¿Quién no se hace todo lengua para publicar por todo el mundo sus
grandes misericordias? ¿Quién no se anima en fin a arrojarse en ese océano de
bondad, y a depositar en él toda su confianza? ¡Oh Dios de mi corazón! Muchos y grandes habrán sido mis pecados, mas, aunque
hubieran excedido en su número y gravedad a los de todos los condenados;
siempre debiera confiar; asi como confió, que vuestro compasivo Corazón me los
perdonará, si conservo los propósitos que he formado de copiar en mi alma sus
virtudes, y persevero en vuestra amistad hasta el último momento de mi
vida. Confortadme Señor, y avivad más y más mi noble
confianza, para que no sea confundido. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
SEPTIMO DÍA
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
En este día has de considerar el ardiente celo que
abrasó el Corazón de Jesús por el honor de la casa de su Padre; el cual podrás
conocer si atiendes al grande enojo que concibió cuando entrando en el templo
de Jerusalén, y viéndolo convertido en casa de negociación; cogió un látigo,
derribó las mesas de los cambistas, y las Jaulas de los que vendían palomas y
los hizo salir de aquel Santo lugar a latigazos. De aquí debes colegir al mismo
tiempo cuán desagradables le serán las menores profanaciones de nuestros
Templos, cuando un Señor que trataba con la mayor dulzura a los mayores
pecadores; y tan manso, que como dijo un Profeta no era capaz de romper una
caña quebradiza, ni apagar con su aliento una candela moribunda, no pudo sufrir
se vendiesen en aquel, a pesar de ser tan solamente una figura de los nuestros,
unos animales que la misma Ley tenía como santificados y destinados para el servicio
del Altar, y se vio precisado a empuñar en su blanda mano el azote, y a usar de
tanto rigor con los que ejercían este comercio. Examina el modo con que te has conducido en los Templos del
Señor, y asombrado de la paciencia con que ahora sufre las innumerables irreverencias
y desacatos con que se profana su Santa casa, humíllate en su presencia y dile
la oración siguiente.
ORACIÓN
¡Oh ultrajado Redentor! ¡Oh Jesús tantos modos vilipendiado y
ofendido! ¿Cuáles serán los sentimientos de vuestro Corazón al ver
los innumerables insultos que estáis recibiendo todos los días de vuestros
propios hijos en los mismos lugares que habéis elegido para recibir sus
homenajes y colmarlos de beneficios? ¡Oh! y con cuánta razón podéis decirnos con vuestro Profeta:
yo os elegí por hijos, y os crie en el seno de mi Iglesia; os he nutrido nada
menos que con mi propia sangre os he exaltado hasta el extremo de haceros como unos
Dioses por medio de la participación de mi Santísimo Cuerpo; y cuando deseaba
hubieseis venido a mi casa a rendirme las debidas gracias por este beneficio,
no venís sino a despreciarme e insultarme con vuestros discursos y palabras
ociosas, con vuestras miradas y posturas indecentes, con vuestros trajes
provocativos y profanos con vuestras continuas y voluntarias distracciones; y
con toda especie de profanaciones é irreverencias. “Filios enutrivi, et exalta vi, ipsi vero
sprevenmt me” (Crie a mis hijos y los crie, pero ellos me despreciaron). Asi es, mi dulce y amoroso Padre, este es el retorno que
os damos los hombres por tanto como nos amáis. Abridnos los ojos para que conozcamos toda
la enormidad de nuestra ingratitud, ablandad la dureza de nuestros corazones,
para que, penetrados de una viva compasión hacia vuestro ultrajado Corazón,
lloremos amargamente nuestros excesos, y los reparemos asistiendo en adelante
con el más profundo respeto posible devoción a vuestro Santo Templo. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
DÍA OCTAVO
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
Hoy has de considerar a tú divino Maestro enseñándote con la práctica desde la Cátedra de la Cruz
aquella celestial doctrina que dio a sus Discípulos, y en ellos a todos los
cristianos cuando les dijo: ya habéis oído que desde la antigüedad ha seguido
el mundo esta máxima tenebrosa, amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo, pero yo os digo que améis a vuestros enemigos. Aviva pues tu fe, pasa
en espíritu al Calvario, ponte a lado de su Santísima Madre, y lo verás en
aquel afrentoso patíbulo atravesado con tres escarpias, coronado de espinas,
transido de sed, insultado y escarnecido por sus enemigos; pero tan abrasado su
corazón en las llamas de la caridad para con los mismos que le habían
crucificado y escarnecían, que no pudiendo contenerse, pronunció aquellas
palabras consoladoras: Padre, perdónales que no saben lo que hacen, que fue lo mismo que decir: bien veis Padre mío el estado
en que me ha puesto el amor que tengo a los hombres, por todos estoy derramando
mi sangre; y por todos quiero morir sin excluir de este beneficio al más
miserable de ellos, aunque sean mis mayores enemigos; como lo son los que me
han crucificado. Ea pues Padre mío, tened compasión de estos infelices,
hacedles conocer el enorme crimen que están cometiendo para que lo detesten, se
hagan dignos de perdón, y no se pierda en ellos el fruto de mi Pasión, porque
si su ceguedad no les hubiera impedido el conocer quién soy, jamás me hubieran
crucificado. Pater ignosce illis, quia nesciunt, quid faciunt (Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen). Aprende de aquí a sofocar
en tu corazón los resentimientos que han concebido por los insultos y agravios personales
que has recibido de tu prójimo; pidiendo al Señor a imitación de tu Divino
Maestro le conceda auxilios poderosos para que conozca sus extravíos,
perdonándoselos cuanto es de tu parte por su amor; y deseando reparar ahora mismo el olvido que
has tenido de practicar esta doctrina evangélica, dile con todo tu corazón.
ORACIÓN
¡Oh Corazón
magnánimo y generoso de Jesús! ¿Qué agravios puedo yo haber recibido de
mis prójimos; que puedan compararse con los que Vos recibisteis de vuestros
enemigos, y con los que yo mismo he tenido el atrevimiento de haceros en el
discurso de mi vida? Y con todo ¿es posible que viéndoos tan
compasivo para con todos los que os agraviaron, sienta tanta repugnancia para compadecerme
de mis perseguidores? ¡Oh Dios mío, Dios mío!
¡Cuánta ha sido la dureza y pesadez de mi corazón para no haberme dejado atraer
de los grandes ejemplos del vuestro! Mas ya no ha de ser asi Jesús mío.
Yo quiero seguiros por el camino que me enseñáis perdonando por vuestro amor
todos los agravios que se me han hecho o se me hicieren, no desviándome ni a la
diestra ni a la siniestra de las reglas de la caridad que tenéis prescrita a
vuestros Discípulos. Sostenedme Dios mío en estos Santos propósitos; dadme gracias poderosas
para cumplirlos, para que conservando ilesa la caridad que es la principal divisa
de los devotos de vuestro Corazón, os ame y posea por una eternidad. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
LECCIÓN PARA EL
ÚLTIMO DÍA.
Por la señal...
Elogio, Acto de Contrición y
Oración Inicial.
En este día has de considerar a tu divino Maestro manifestándote los excesos de su infinita caridad, y
pidiéndole en retorno el corazón. Para esto te has de figurar que conduciéndote
lleno de bondad a su retrete, te descubre como a su sierva Margarita su amante Corazón,
y te dice. Ve aquí el Corazón que ha amado a los hombres hasta el extremo de
agotarse y consumirse por su amor. Este es el que movido a compasión de
vuestras miserias me obligó a bajar de los Cielos a pasar una vida pobre y
llena de trabajos, y a exponer mi Cuerpo a las cadenas; bofetadas, azotes,
espinas y penetrantes clavos, los cuales me hicieron morir después de tres horas
de mortales agonías. Este es aquel Corazón que anhelando unirse con vuestras
almas, me hizo como olvidar de mí mismo y me obligó a daros antes de morir mi
cuerpo, mi Sangré; mi Divinidad mis infinitos merecimientos y todo cuanto podía
daros. Este es en fin el Corazón qué pudiéndote haber abandonado por lo mal que
has correspondido a estos beneficios, ha sufrido tus ingratitudes, te ha
buscado y convidado con perdón, te ha perdonado tus flaquezas, te ha admitido
en esta escuela; y quiere coronar estos favores encerrándote dentro de sí, para
que te abrases amándole, y acabes tus días en tan dulce morada. ¿Qué más ha
podido hacer, hijo mío, este Corazón para amarte? Piénsalo bien a tus solas; y si después de considerar
estas finezas quieres ser agradecido, y ofrecerme en retorno alguna cosa que
pueda llenar mis deseos, sabe que no apetezco sino tu pobre corazón. Este es el
que vine a buscar desde los Cielos, y ha sido el blanco de mis amores. Dámelo
pues hijo mío; pero dámelo humilde, obediente, pobre, casto, paciente, celoso
de mi gloria, caritativo y adornado con las virtudes que te he enseñado en esta
Novena. Præbe mihi cor
tuum filii mi (Dame tu corazón, hijo mío). Alma
mía, Corazón mío ¿Qué
respondes a tu Padre y Maestro? ¿Te quieres despedir de él sin aprovecharte de
esta bella ocasión que te ofrece para asegurar tu eterna felicidad, ocasión que
acaso… acaso será la última de tu vida?
ORACIÓN FINAL
No Jesús dulcísimo;
no Divino Maestro; no mi tierno y amoroso Padre. Hijo rebelde y desconocido he sido, pero no quiero echar
el sello a mi rebeldía con una monstruosa ingratitud. Bendito sea vuestro
Corazón que ha ablandado mi dureza a fuerza de tantos cariños y me está
haciendo la más dulce violencia para que me entregue todo a Vos. Si dulce amor mío;
ya no puedo resistir a las fuertes impresiones que han hecho en mi alma la
bondad y la ternura con que me pides el corazón. Os lo ofrezco gustoso; os lo
doy contento; tomadlo, recibidlo… Pero no, Padre mío; perdonad mi atrevimiento
hijo del deseo que me inspiráis de ser todo vuestro. Yo no debo entregaros un
corazón tan pobre de virtudes y tan poco parecido al de Vos, sin que hagáis
conmigo un milagro como el que hicisteis con Saulo, o me deis tiempo y gracia
para continuar y aprender en vuestra escuela la práctica de las virtudes que me
faltan para ser un verdadero amante de vuestro dulcísimo Corazón. Esta es ¡Oh buen Jesús! la gracia final que os pido en esta
Novena para mí y para todos los congregantes; en especial para nuestros Reyes
Católicos, y Serenísimos Infantes, para nuestros Fundadores y hermanos predilectos,
y para aquellos bienhechores que están sosteniendo con sus limosnas el culto
que os damos en esta vuestra Congregación. Recibidnos y guardadnos a todos en vuestro Corazón, para
que caminando unidos en pía unión por las hermosas sendas de vuestras virtudes,
lleguemos a unirnos con Vos con vínculos indisolubles y eternos. Amén.
——Se rezará cinco veces el Padre nuestro y otras tantas
el Gloria Patri, en reverencia de las virtudes significadas en los atributos
con que el Divino Corazón se dejó ver a la Venerable Margarita de Alacoque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario