Recopilado
de varios autores por un devoto de este misterio.
Málaga.
Imprenta de Martínez de Aguilar hoy del avisador malagueño. Calle del Marqués,
n.° 12. 1856.
COMENZAMOS: 29 de noviembre.
FINALIZAMOS: 7 de diciembre.
FESTIVIDAD: 8 de diciembre.
ADVERTENCIA
El presente volumen contiene varios ejercicios piadosos (Novena, elogios dispuestos en forma
de trisagios, Letanía de la Inmaculada, Devoto Duodenario que se contempla el
día octavo de cada mes) dedicados por diferentes autores
a la Santísima Virgen en el Misterio de su Concepción Inmaculada, y recopilados
por un devoto de este Misterio, que lo expende gratis, con el fin de que se
extienda y se propague cada día más la devoción, el culto, la veneración y la alabanza
á Maria Santísima, pura, inmaculada y santa en el primer instante de su ser.
Tanto por Su Santidad como por varios Llmos.
Sres. Arzobispos y Obispos, estén concedidas innumerables indulgencias a los
fieles cristianos que practiquen estos ejercicios en honor de la Inmaculada
Concepción de la Santísima Virgen.
Bendita
sea tu pureza,
Y
eternamente lo sea,
Pues todo
un Dios se recrea
En tan
graciosa belleza.
A ti,
celestial princesa,
Virgen
sagrada María,
Te ofrezco
desde este día
Alma, vida
y corazón;
Mírame con
compasión.
No me
dejes, Madre mía.
Vivir ni
morir,
sin tu
santa bendición.
NOVENA DE LA
INMACULADA CONCEPCION DE LA VIRGEN MARÍA.
Se
empezará diciendo:
“Bendito y
alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de
María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original
en el primer instante de su ser.”
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre,
y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser vos quien sois,
y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos
ofendido, y propongo firmemente la enmienda, de nunca más pecar, de apartarme
de todas las ocasiones de ofenderos, de confesarme, y cumplir la penitencia que
me fuere impuesta; por vuestro amor perdono a todos los que me hubieren
ofendido. Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en
satisfacción dé todos mis pecados; y así como os lo suplico así confió en
vuestra bondad y misericordia infinita, que me los perdonareis por los
merecimientos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis
gracias para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte.
Amén.
ORACIÓN AL ETERNO PADRE
Oh Padre Todo Poderoso, de infinita justicia y misericordia, que habiendo previsto desde la eternidad la caída de los ángeles y de los hombres determinasteis dejar a aquellos en su perdición y salvar a este por medio de vuestro Unigénito, el cual haciéndose hombre satisficiese con su pasión y muerte a vuestra justica, y nos mereciese la gracia y gloria que perdimos por el pecado a cuyo fin le preparasteis una Madre digna de tal Hijo distinguiéndola con el nombre de MARÍA, que significa mar de gracias y de dones eminentes. Alabado y engrandecido seáis por las excelencias que comunicasteis a esta Señora, haciéndola más limpia y brillante que el Sol, más alta que los cielos, más santa que los serafines, espejo sin mancha de vuestras infinitas perfecciones, principio de la salud de los hombres, restauradora de la ruina de los Ángeles, Emperatriz del mundo, depositaría y dispensadora de los tesoros celestiales, obra maestra de vuestra sabiduría, poder, amor y magnificencia. Admitid, Señor benignísimo, los piadosos afectos con que en estos nueve días me dedico a considerar, venerar y engrandecer tantos dones y privilegios como para gloria vuestra y felicidad del género humano habéis derramado con esplendidez sobre María santísima, siendo el primero y fundamento de ellos el de su purísima Concepción, llena de gracia, sin mancha de pecado original, como lo creo, confieso y proclamo con todas las veras de mi alma, dispuesto a defender en cuanto alcancen mis fuerzas este misterio singular y admirable, de tanto honor para vos, de tanta exaltación para la santísima María, y de tanto consuelo para sus devotos. Concededme, Padre Clementísimo, por fruto de este novenario, que ahora y todos los días de mi vida se aumente sin cesar mi amor a vos y mi devoción a Maria santísima, por cuya Concepción inmaculada os pido y espero conseguir la pureza y perfección de mis costumbres, la perseverancia final y la gloria eterna. Amén.
DÍA PRIMERO —29 de noviembre.
Elogios para este día.
Dios te salve, Reyna de los Ángeles, concebida con más luces de gracia que las de todos ellos, con un cuerpo terreno más puro que las estrellas, digno de comunicar al Verbo divino el ser humano, y con un alma llena de sabiduría y de virtud, imagen admirablemente expresiva de la Trinidad beatísima. Dios te salve, Azucena cándida que, floreciendo entre las espinas de los pecadores, no padeces el menor detrimento en tu integridad y perfección. Luna bellísima, que luces en la noche del mundo delincuente con los brillos del Sol de justicia. Aurora feliz, que desde tu origen alboreas los cielos y la tierra creciendo sin interrupción en los resplandores de la santidad. Toda eres hermosa ¡Oh María! Toda eres hermosa ¡Oh amiga la más querida del Espíritu Santo! En ti no hay mancilla de pecado, ni lunar de defecto alguno. Te suplicamos, Señora nos alcances la pureza de intención en todas nuestras obras para agradar a Dios y merecer verle y gozarle en el cielo. Amén.
—En
seguida se dirá por tres veces en honor de las tres divinas Personas:
Bendita y
alabada sea la beatísima Trinidad, porque crio á Maria santísima, concebida en
gracia, sin pecado original, para que fuese digna Madre del Verbo divino y
abogada poderosa de los pecadores.
—Un Dios
te salve Maria y Gloria Patri.
HIMNO A LA PURÍSIMA
CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA
¡Oh Virgen sacrosanta!
La más
pura y hermosa,
Tu
Concepción dichosa
Mi vos
ensalzará.
¡Oh cándida Azucena,
Suavísima,
fragante,
Y en el
primer instante
Única pura
flor!
¡Oh mística, purpúrea,
Bella,
divina Rosa!
Qué
intacta, qué graciosa;
No
la vio el mundo igual.
¡Oh bellísima Aurora
Siempre al
orbe delicia,
Del Sol de
la Justicia
Vestida en
suma luz!
¡Oh Sol entronizado
En la mitad
del día,
Dulcísima
alegría
De la ciudad
Dios!
¡Oh Luz esplendorosa,
Solaz de los
mortales,
Remedio de
los males
Del afligido
Adán!
¡Oh Estrella refulgente!
¡Oh precioso
Ornamento
Del alto
firmamento!
Mis
ojos alzo á tí.
¡Oh Espejo sin mancilla
De celestial
pureza!
Conozco
mi vileza
Mirando
tu beldad.
De los celestes dones
Que
tu pecho atesora,
Da
parte, da, Señora,
A
un mísero infeliz.
Cual luna clara, hermosa,
Fanal
de navegantes,
Mis
pasos vacilantes
Guía
seguros tú.
Alúmbrame, Señora,
Con
un rayo divino;
Tú
misma en el camino
Recto
condúceme.
Condúceme benigna,
De
tu piadosa mano,
Al
gozo soberano,
A
la mansión feliz.
¡Oh Virgen sacrosanta!
La más
pura y hermosa,
Tu
Concepción dichosa
Mi vos
ensalzará.
℣. Por tu Inmaculada Concepción, Virgen Madre de Dios.
℟. Defiéndenos del enemigo maligno.
ORACIÓN
¡Oh Dios! que
por la inmaculada Concepción de la Virgen preparaste una morada digna para tu
Hijo; te rogamos que asi como por la muerte prevista de este Hijo la
preservaste de toda mancha, asi también por su intercesión nos
concedas, que purificados de nuestras culpas logremos tu eterna posesión. Por
el mismo Jesucristo Señor Nuestro, que contigo en unidad del Espíritu Santo
vive y Reyna, Dios por todos los siglos. Amén.
ORACIÓN PARA CONCLUIR
TODOS LOS DÍAS
Soberana Emperatriz del cielo y de la tierra
concebida en tanta pureza, que después de la de Dios no puede
imaginarse otra mayor. Gloria de la celestial Jerusalén, donde brillando con el
resplandor de la luz eterna, manifiestas insignemente la grandeza de la
santísima Trinidad y aumentas el gozo de los bienaventurados. Alegría de Israel,
a cuya nación consolaste dándole el Salvador que esperaba, y que la engrandeció
asociándole la nación gentil, formando de entrambas una sola que es la Iglesia
Católica. Honorificencia de nuestro pueblo español al que elegiste para que
entre todos los del mundo, fuese el primero que te diese culto público en el
templo que edifico nuestro Apóstol Santiago en Zaragoza, cuando aun viviendo
entre los mortales te dignaste visitarnos en persona, ofrecernos tu protección e
imprimir en nuestros corazones el amor que siempre te hemos profesado, con celo
por tus preeminencias, y singularmente por tu Inmaculada Concepción, bajo cuyo
misterio te celebramos como a nuestra principal Patrona. Continua Señora
amabilísima, tu beneficencia sobre nuestro reino, sosteniéndolo en la fe y
piedad de nuestros mayores y en la lealtad para con nuestros reyes; asiste
siempre a nuestro católico monarca y a los que mandan en su nombre, para que
sus disposiciones sean las más acertadas y útiles a la gloria de Dios y
felicidad de esta nación; ruega por el Sumo Pontífice y demás
prelados de la Iglesia, por el clero y el estado religioso, por todas las almas
del Purgatorio, por todas las almas del universo, para que en ninguna se
malogre el fruto de la sangre de tu divino Hijo; alcanza la extirpación de
todas las herejías, errores, escándalos y pecados de la tierra, para que en
ella sea santificado el nombre de Dios, y cumplida su santísima voluntad como
se hace en el cielo. Amén.
“Bendito y
alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de
María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original
en el primer instante de su ser.”
En el nombre del Padre,
y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.



