lunes, 11 de agosto de 2025

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL OLVIDO, TRIUNFO Y MISERICORDIA.

 


Novena dispuesta por Sor María Rafaela de los Dolores y Patrocinio OIC, e impresa en Madrid por la Oficina de D. Julián Viana Razola en 1834. Puede rezarse en cualquier momento del año o cuando la especial devoción lo dicte, especialmente en preparación al 13 de Agosto, día de su aparición.

 

COMENZAMOS: 4 de agosto.

FINALIZAMOS: 12 de agosto.

FESTIVIDAD: 13 de agosto.


  

NOVENA EN OBSEQUIO DE LA PRODIGIOSA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL OLVIDO QUE SE VENERA EN LO INTERIOR DE LA CLAUSURA DEL CONVENTO DE RELIGIOSAS DEL CABALLERO DE GRACIA DE ESTA CORTE


  

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

ACTO DE CONTRICIÓN


   Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, infinitamente bueno y amable, que derramasteis por mí vuestra inocente sangre con una ternura y caridad sin límites, me pesa, Redentor mío, de haberos ofendido, y me duelo de este mal sobre todo cuanto puedo sentir los otros males y desgracias que puedan sobrevenirme. Propongo con toda la verdad y sinceridad de mi alma la enmienda de mi vida, para lo cual confío que me ayudaréis con vuestra divina gracia, y que, haciendo yo de mi parte lo que puedo y lo que debo, me daréis la vida eterna. Amén.

   

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

   Dios de mi corazón, bien sumo y, único mío, hoy vengo a confesar con ternura de mi alma la inefable magnificencia con que habéis engrandecido a la Santísima Virgen María, a quien hicisteis verdadera madre del dulce Jesús, vuestro Hijo, y por consiguiente madre mía; y aunque el título con que la venero en esta santa imagen, y la ofrezco esta novena, es el del Olvido, renombre que a primera vista parece triste y estéril, tengo  la dulce confianza de que Vos lo convertiréis en un manantial de luz, de devoción y salud para mi alma, porque vuestra divina gracia alumbrará mis tinieblas, y con ella veré mil y mil grandezas de la Santísima Virgen, y otras tantas  lecciones de salvación para mí que encierra ese mismo título. Vos mismo, Dios mío, que sois infinitamente incapaz de olvido, no os desdeñáis de que yo, pobrecillo, usando en mi oración el estilo de vuestras divinas Escrituras, enternezca vuestro corazón, pidiéndoos unas veces que olvidéis mis ignorancias y los delitos de mi juventud, y otras que no olvidéis por más tiempo mi tribulación, y pues Vos mismo me enseñáis que el título de Olvido tiene también aun respecto de Vos un sentido santo y feliz, permitidme deciros con emoción de mi alma que la primera de vuestras gracias para con la bendita entre todas las mujeres fue el más dichoso de vuestros olvidos. ¡Oh, y qué criatura tan privilegiada, tan bella, tan llena de delicias la hicisteis, disponiendo que fuese concebida sin la mancha del pecado original, y por consiguiente toda limpia y rica de gracias desde su instante primero! Vos, Dios mío, olvidasteis para esto el estorbo y demérito de la naturaleza humana, viciada en su primer origen por el pecado de Adán, nuestro primer padre; y aunque nuestro linaje no merecía ninguna excepción de la desgracia común, en la ternura de vuestro corazón divino para con María cupo un olvido, una excepción venturosa, que la engrandece incomparablemente, y hace vuestras delicias. Vos teníais un derecho de dejar a toda la descendencia de Adán envuelta en las consecuencias de su caída, pues que no eran sino puras gracias los bienes sobrenaturales que Adán y nosotros con él perdimos por su pecado; pero Vos olvidasteis también esos mismos derechos en gracia de María, esta hija vuestra predilecta, a quien se la honraría algún día en vuestra Iglesia con los renombres de azucena entre las espinas, de perfecta vuestra. No olvidasteis, oh Dios mío, por Abraham, ni por Isaac, ni por Jacob, ni por el santo precursor de vuestro Hijo, lo que olvidasteis por mi madre la Santísima Virgen María, pues ellos, aunque destinados a tanta santidad, fueron concebidos en pecado. Quisiera, Dios mío, ser un serafín para cantaros, Santo, Santo, Santo, por este olvido feliz, que tuvo cabida en Vos a favor de la Benditísima Virgen María. Dirigirme ahora con las luces de vuestra divina gracia para descubrir felizmente e imitar con utilidad de mi alma los virtuosísimos y santísimos olvidos con que María Santísima, mi madre, correspondió en su vida mortal a dicha gracia y misericordia vuestra. Amén.

DÍA PRIMERO – 4 DE AGOSTO

 

LECCIÓN PARA EL DÍA PRIMERO

 

Consideremos en primer lugar, como fundamento de toda esta santa novena, que el título de Olvido, con que en ella invocamos a la dulcísima Virgen María, nuestra madre, aunque a primera vista parece impropio y sombrío, se le aplica no sin bella propiedad, aun en el sentido de mayor magnificencia y gloria para la Señora, como se ve en la oración primera de todos los días. Hay además otra inteligencia de ese mismo título, que puede servirnos de manantial de reflexiones santas, utilísimas para nuestro aprovechamiento y salvación eterna. Todas estas reflexiones, que iremos repartiendo para cada día de la novena, están recopiladas en esta expresión, en este solo pensamiento: ¿Nuestro negocio único no consiste en que seamos santos? ¿No es esto lo que el corazón de Dios quiere de nosotros? ¿Y cuántas cosas no debemos santamente olvidar para trabajar de veras en ser santos?  He aquí un sentido del título de Olvido, el más saludable para nosotros, en cuya aplicación práctica tendremos por guía, por hermoso modelo, por maestra amabilísima a María Santísima, nuestra madre, de cuyos olvidos, incomparablemente santos, iremos notando uno cada día para imitarle nosotros.

   

Consideremos cuál fue en la Santísima Virgen el primero de estos felices olvidos. Enriquecida, cual fue esta bellísima criatura, con la gracia de Dios y la más copiosa infusión de sus divinos dones desde su instante primero, ¿cómo le negaremos el piadoso sentimiento de que ya desde entonces tuvo su alma benditísima el uso de la razón, una luz brillantísima de la amabilidad y hermosura de Dios, de la única riqueza que es la de las virtudes, y de la nada y mentira de todos los que este mundo insensato llama felicidad y bienes? A consecuencia de esta luz divina, la Benditísima Virgen se paró con un acto nobilísimo de amor de Dios todos los sentimientos de su corazón de la felicidad y bienes de este mundo, como quien se desentiende de todo, y todo lo olvida, para que en su alma tenga cabida un objeto solo, un pensamiento solo, el amor de una cosa sola. Desde entonces ya, ¡oh gran Dios! esta dichosa criatura, olvidada de todo lo demás, solo suspira hacia Vos con gemidos de inocencia y de amor, cual paloma vuestra, que, desde el seno de su santa madre, como desde un santo retiro, hacía con sus encendidas ansias las delicias de vuestro divino agrado.

   

Ya que nosotros no pudimos dirigirnos a Dios tan de temprano, debimos consagrarle todo nuestro corazón desde los hermosos días en que llegamos al uso de la razón, y supimos por las instrucciones de los que nos educaron felizmente según los principios de nuestra santa religión cristiana, que criados para amar a Dios y gozarle eternamente, redimidos con la sangre de Jesucristo, su Hijo, ninguna cosa debía ocupar más día y noche nuestro pensamiento que la divina ley. ¡Qué dicha la de aquellas almas, que desentendidas desde entonces por un olvido santo de lo que el mundo tanto estima, se propusieron llenar su memoria del recuerdo continuo del fin último para que nacieron, y alimentaron su corazón con fervorosos actos de amor divino! Lloremos con el dolor más vivo el que una ocupación tan hermosa y amable no haya sido la nuestra desde que tuvimos uso de razón, dirijamos entrañables suspiros a la Beatísima Virgen para que nos alcance el perdón de tan lastimosa pérdida, y la incomparable gracia de acertar a repararla.

   

ORACIÓN PARA EL PRIMER DÍA


   Dulcísima y Benditísima Virgen María, Os confesamos con ternura de nuestro corazón, la predilecta de Dios entre todas las hijas de Adán y delicia suya desde la eternidad, en la cual Os decretó ya y os vio limpia de la mancha común del pecado original, y copiosamente provista de las bendiciones de su gracia desde el momento primero de vuestra felicísima concepción. Por este privilegio inefable, apenas erais una flor acabada de brotar en la tierra bendita del seno de vuestra santa madre, y ya erais maravilla de la naturaleza y de la gracia. Bendito sea eternamente el feliz olvido, con que la caridad de Dios se desentendió para engrandeceros así de los estorbos y deméritos de nuestro linaje humano. Por este olvido tan venturoso para Vos, oh Virgen Benditísima, dirigid sobre nosotros la más tierna de vuestras miradas, y alcanzadnos la gracia de olvidarnos para siempre de la falsa felicidad de este mundo, entregando nuestros corazones a Dios sin ninguna reserva. Amén

  

—Aquí se hace una breve oración mental, y cada uno pedirá por la intercesión de María Santísima, la gracia especial que solicita en esta novena, rezando en seguida tres Aves Marías.

   

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

   ¡Oh Santísima y Benditísima Virgen María! Madre de Dios y nuestra, con los más íntimos sentimientos de nuestro corazón Os llamamos y reverenciamos en esta vuestra sagrada imagen del Olvido, bien persuadidos de que en vuestra caridad incomparable no cabe jamás que Os olvidéis de nosotros. Mas en nosotros es muy posible, y aun frecuente, que nos olvidemos de Vos, sin embargo, que este olvido es para nosotros una terrible desgracia, y la ingratitud más monstruosa. Conseguidnos, pues, la gracia de no olvidarnos jamás, sea frecuente alimento de nuestras almas alguno de los infinitos títulos de grandeza y de gloria, con que Dios Os ha enriquecido entre todas las puras criaturas. Sois entre todas ellas la más bella y amable. La santa Iglesia en vuestras alabanzas recurre a la gallardía de los árboles, a la belleza de las flores, a la delicia de los jardines para inspirarnos el posible concepto de vuestra hermosura. Recuerde nuestra memoria muy de continuo alguna de estas bellas semejanzas, ellas servirán para que nuestras almas, juntamente con el recuerdo de vuestra belleza divina, perciban el atractivo y la fragancia celestial con que vuestra santidad, más que de ángeles, más que de serafines, trascendió desde la tierra hasta lo más encumbrado de los cielos, y nos atrajo desde el seno del Eterno Padre al Hijo de sus delicias eternas. Sois a consecuencia de esto la más amante de las madres, madre del amor hermoso y de los pensamientos más puros, del conocimiento y sabiduría de las cosas divinas, por consiguiente, de la ciencia feliz de las verdades católicas; madre de la esperanza santa, cual lo es la importante, la sublime confianza de conseguir la eterna paz y felicidad de la gloria. No se borre jamás de nuestros corazones el bellísimo sentimiento de que sois en el sentido dicho nuestra madre, para que el solo recuerdo del nombre de María, aun la sombra de afición menos honesta, vaya muy lejos de nosotros, nuestra fe se avive, la santa ley moral de Jesucristo, vuestro Hijo, sea invariablemente la regla de nuestra vida; vuestras divinas virtudes, vuestro incomparable amor de Dios y del prójimo, vuestra limpieza inmaculada, siendo la delicia de nuestro pensamiento, sean también nuestro hermosos modelo y nuestra dulce imitación. ¡Oh qué dicha la nuestra, si con la divina gracia llegamos a imitar a tan santa criatura! Alcanzadnos, Virgen Benditísima, esta inefable gracia y la de que, muriendo con la muerte de los santos, cubiertos bajo el manto real de vuestra protección, vayamos a gozar de la presencia de Dios y de la vuestra en la Gloria. Amén.

 

. Rogad por nosotros, Santa Madre de Dios.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

  

ORACIÓN

 

   Concedednos os suplicamos, Señor Dios nuestro, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo: y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen Santa María, libradnos de las tristezas presentes, y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

viernes, 8 de agosto de 2025

NOVENA EN HONOR A SAN JUAN MARÍA VIANNEY.

 


Traducción y adaptación de la Novena publicada en The life of the Blessed John B. Marie Vianney, Curé of Ars, compilado por Joseph Schaefer en Nueva York, año 1911. Nihil Obstat por el censor archidiocesano Dr. Thomas B. Cother, e Imprimátur por Mons. John M. Farley, Arzobispo de Nueva York, el 22 de Octubre de 1910.

 

COMENZAMOS: 31 de julio.

FINALIZAMOS: 8 de agosto.

FESTIVIDAD VETUS ORDO: 9 de agosto.

 

ADVERTENCIA


Si se comulga frecuentemente, es bueno recibir la Sagrada Comunión al comienzo de la Novena y también al final. Mejor, si se puede recibir todos los días.

 

NOVENA EN HONOR DE SAN JUAN MARÍA VIANNEY, CELOSO TRABAJADOR DE LA VIÑA DEL SEÑOR

 

 

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

DÍA PRIMERO – 31 DE JULIO

 

FE

 

En este primer día de la Novena consideraremos la fe de este santo varón. Una fe viva es necesaria a fin de agradar a Dios. Creamos cada palabra que Dios ha hablado por su Santa Iglesia. Debemos practicar esta fe también con las obras. La fe sin obras está muerta. Sin las obras será solamente una declaración vacía de lo que creemos. En una fe firme e inquebrantable, San Juan María Vianney vivió y murió, y se hizo santo.

   

ORACIÓN POR LA FE


   Derrama en mi alma, oh Dios, por la intercesión de San Juan María Vianney, pastor de Ars, una fe viva y cordial. Esa fe será mi salvación, como fue la salvación de todos los santos que están en el Cielo. Amén.

      

ORACIÓN A SAN JUAN MARÍA VIANNEY


   Te doy gracias, Dios mío, por la gracia de esta novena a tu bienaventurado siervo, San Juan María Vianney. Te suplico, primeramente, que me enseñes las singulares virtudes de este hombre santo: su piedad, mortificación, pobreza y amor a Dios y a nuestro prójimo. Que me convierta, de esta forma, en un miembro útil de la familia humana. He pedido, Señor, por tu siervo San Juan María Vianney, para que pueda rogar por mí y por mi intención (Mencionar aquí la intención).

 

   Se ha sabido que muchas gracias han sido concedidas a aquellos que han orado con este espíritu. Incluso has obrado milagros, oh Dios, en aprobación de esta devoción. Alentado por los méritos de la vida de San Juan María Vianney, te suplico, oh Señor, obtenerme la gracia y el favor de esta novena, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

LETANÍA EN HONOR A SAN JUAN MARÍA VIANNEY, CURA DE ARS (Para devoción privada)

 

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

 

Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

 

Santa María, ruega por nosotros.

San Juan María, ruega por nosotros.

San Juan María, revestido con gracia desde tu infancia, ruega por nosotros.

San Juan María, modelo de piedad filial, ruega por nosotros.

San Juan María, siervo devoto del Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

San Juan María, lirio inmarcesible de pureza, ruega por nosotros.

San Juan María, fiel imitador de los sufrimientos de Cristo, ruega por nosotros.

San Juan María, abismo de humildad, ruega por nosotros.

San Juan María, Serafín en la oración, ruega por nosotros.

San Juan María, fiel adorador del Santísimo Sacramento, ruega por nosotros.

San Juan María, ardiente amante de la santa pobreza, ruega por nosotros.

San Juan María, tierno amigo de los pobres, ruega por nosotros.

San Juan María, penetrado con el temor del Juicio de Dios, ruega por nosotros.

San Juan María, fortificado con visiones divinas, ruega por nosotros.

San Juan María, que fuiste atormentado por el espíritu maligno, ruega por nosotros.

San Juan María, perfecto modelo de virtud sacerdotal, ruega por nosotros.

San Juan María, pastor firme y prudente, ruega por nosotros.

San Juan María, inflamado por el celo, ruega por nosotros.

San Juan María, fiel asistente de los enfermos, ruega por nosotros.

San Juan María, catequista infatigable, ruega por nosotros.

San Juan María, que predicaste con palabras de fuego, ruega por nosotros.

San Juan María, sabio director de las almas, ruega por nosotros.

San Juan María, especialmente agraciado con el espíritu de consejo, ruega por nosotros.

San Juan María, iluminado por luz celestial, ruega por nosotros.

San Juan María, formidable a satanás, ruega por nosotros.

San Juan María, compasivo con toda miseria, ruega por nosotros.

San Juan María, providencia de los huérfanos, ruega por nosotros.

San Juan María, favorecido con el don de milagros, ruega por nosotros.

San Juan María, que reconciliaste a muchos pecadores con Dios, ruega por nosotros.

San Juan María, que confirmaste a muchos justos en el camino de la virtud, ruega por nosotros.

San Juan María, que gustaste las dulzuras de la muerte, ruega por nosotros.

San Juan María, que ahora te regocijas en la gloria del Cielo, ruega por nosotros.

San Juan María, auxiliador de todos los que te invocan, ruega por nosotros.

San Juan María, patrono del clero, ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.

 

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

 

. Ruega por nosotros, San Juan María.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN


   Dios omnipotente y misericordioso, que hiciste admirable a San Juan María en su celo pastoral y en su constante amor a la penitencia, concédenos te suplicamos, la gracia de ganar para Cristo, por su ejemplo e intercesión, las almas de nuestros hermanos y alcanzar con ellos la gloria eterna.

 

   Oh San Juan María, incomparable trabajador en el campo confiado a ti, obtén para la Iglesia la realización del deseo de Jesús. La mies es abundante, pero los obreros pocos. Ruega al dueño de la mies que envíe trabajadores a su viña. Oh San Juan María, intercede por el clero. Que tu patrocinio y tu oración multipliquen las verdaderas vocaciones sacerdotales. Que el Espíritu Santo te conceda emuladores; ¡que Él nos de santos! Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

domingo, 3 de agosto de 2025

NOVENA EN HONOR A SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO.

 


Traducción de la Novena publicada en Roma por la imprenta de Vincenzo Poggioli en 1818, con Imprimátur por el Ilmo. Sr. D. Cándido María Frattini, arzobispo titular de Filipos y vicegerente de la Diócesis de Roma, y por el P. Fray Filippo Anfossi OP, Maestro del Sagrado Palacio Apostólico.

 

COMENZAMOS: 24 de julio.

FINALIZAMOS: 1º de agosto.

FESTIVIDAD: 2 de agosto.

 

NOVENA EN HONOR A SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

   

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

. Oh Dios, venid en mi auxilio.

. Señor, apresuraos a socorrerme.

. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

. Como era en el principio, ahora y siempre, y por todos los siglos de los siglos. Amén.

  

ORACIÓN


   Os suplicamos, Señor, que por la virtud del Espíritu Santo purifiquéis clemente nuestros corazones y nos protejáis de toda adversidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

DÍA PRIMERO – 24 DE JULIO

 

   Nos alegramos con vos, ¡oh San Alfonso María!, y bendecimos a Jesucristo por tanto amor que ardió en vuestro corazón hacia nuestra Santa Fe Católica y Apostólica Romana, que es la fuente y raíz de todos los bienes de las almas, el principio de nuestra eterna salud y el primer nudo que une el corazón de los Cristianos con Dios, sin el cual es imposible agradarle, darle gusto y salvarnos. Esta Fe fue en vos verdaderamente heroica y admirable en tal modo que no solo cautivasteis vuestro intelecto en obsequio de todas las verdades reveladas, deseando eficazmente sellarlas todas y cada una con la propia sangre, sino que ardisteis siempre en un verdadero deseo de imprimirlas en todos los corazones de los hombres escribiendo tantas obras para defenderla de las calumnias de los Sectarios, y afirmarla en los corazones vacilantes, y nunca cesasteis por toda vuestra larga vida de escribir tantas bellas obras de piedad que son como sus más fuertes reparos y sustento. ¡Oh Santo protector nuestro!, por vuestros méritos y por el amor que tuvisteis y tenéis a Jesús y María, y por el compromiso que tuvisteis y tenéis de ver dilatada y aumentada esta misma Fe, obtenednos a todos nosotros este gran don de creer firmemente todas las verdades reveladas, y que como tales nos enseña nuestra Santa Madre Iglesia; de hacerlas la norma y regla de nuestros pensamientos, deseos, afectos y operaciones, prontos más a perderlo todo, e incluso la vida misma, antes que faltar a cualquiera de estas verdades, a fin que como vos, y a vuestra imitación podamos devenir grandes en la Santa Fe y para siempre salvarnos.

 

—Padre nuestro, Ave María y Gloria.

  

Aquella llama dulce y pura que a todas horas en ti ardía, en nuestro corazón, ¡oh Alfonso María!, obtenédnosla de Jesús.

  

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


   ¡Oh glorioso San Alfonso María, nuevo pero poderoso abogado nuestro que con tanto celo y caridad procurasteis aquí en la tierra la santificación de todo el mundo y la conversión de los pecadores y de los errantes! Ahora que gozáis en el Cielo el premio de vuestras apostólicas fatigas donde vuestra caridad es perfecta y consumada, acoged piadoso las súplicas y ruegos que nosotros vuestros devotos, aunque indignos, os presentamos, y obtenednos de Dios por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, y por intercesión de la Santísima Virgen Inmaculada María un general arrepentimiento y perdón de todos nuestros pecados cometidos, un firme propósito de nunca más cometerlos, la reforma de nuestras costumbres, un desapego de todos los bienes de este falaz mundo, y un vivo deseo de los bienes eternos. Obtenednos un amor tierno y filial hacia Dios y la caridad fraterna hacia nuestro prójimo. Obtenednos una especial devoción hacia el Augustísimo Sacramento del Altar, y la gracia de recibirlo por Viático antes de morir. Obtenednos un gran amor a Jesucristo, a su dolorosísima Pasión y desoladísima muerte; e impetradnos una filial confianza en su gran Madre María Virgen, siempre pura e inmaculada. Y finalmente obtenednos el gran don de la santa Perseverancia, a fin que viviendo como vos enamorados de Jesús y María, tengamos la suerte de morir como vos asistidos por María y por Jesús, y repitiendo siempre sus Santísimos nombres, y diciendo: «Jesús y María, ayudadnos; María y Jesús defendednos; Jesús y María, salvadnos», para así llegar después de la muerte a la posesión de aquella felicidad que vos ahora gozáis y gozaréis en el Cielo por toda la eternidad, y con vos alabar, bendecir, agradecer y amar a Dios, Jesús y María por todos los siglos de los siglos. Amén.

  

GOZOS

    

Ejemplar de perfección,

De toda virtud modelo:

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

De Ligorio en noble cuna

Fue Nápoles vuestro oriente,

Que en vos nobleza eminente

Con la santidad se aduna:

De la gracia en posesión

Entráis luego que del suelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

Jesús, María dijeron

A no tardar vuestros labios,

Que nunca en ellos resabios

De otro lenguaje cupieron:

A Dios diste el corazón

Desde niño sin recelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

Aunque como ángel voláis

De la virtud a la altura,

Cilicios a la cintura

Con rigor os aplicáis:

Alas vuestro corazón

Tiene para tanto vuelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

De Gonzaga imitador

Fuisteis, ¡oh gran penitente!,

Y no menos inocente,

¡Oh fiel víctima de amor!

A María con fervor

Amasteis y con desvelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

El don precioso obtuvisteis

De la santa castidad,

Y de cualquier liviandad

A la menor sombra huisteis:

Con todo en la confesión.

¡Oh qué amargura y duelo!

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

De Ángeles por el sustento

Anhelabais fervoroso;

Lo recibíais gozoso

Con indecible contento:

Ardía vuestro corazón

Hecho un Etna o Mongibelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

En las ciencias Querubín

Os mostrasteis estudiando,

Y al Dios de amor contemplando,

Erais como un Serafín:

Toma el cielo por blasón

Que moráis mucho en el suelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

De sacerdotes espejo

Para que fueseis un día,

Renunciáis la abogacía

Con muy prudente consejo:

Deseabais la religión

Con ansia, afán y anhelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

Con angélico recato

En el siglo retirado,

Con vuestro Señor amado

Era siempre vuestro trato:

Erais de santa oración

A los jóvenes modelo,

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

De una nueva religión

Dios os quiso fundador,

Que del pobre con fervor

Cuidase la salvación:

Desempeñáis la misión

Con el más ferviente celo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

Entre sabios eminentes

Justo lugar ocupasteis;

Huir a todos enseñasteis

De las ciencias pestilentes:

Practicabais con tesón

Lo que enseñabais con celo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

Al sagrado tribunal

Asistíais con frecuencia;

Librabais con vuestra ciencia

Al pecador de su mal:

Al puerto de salvación

Lo llevabais con desvelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

     

Las esposas del Señor

Llamaron vuestra atención;

La senda de perfección

Las trazasteis con fervor:

¡Qué señal de salvación

Caminarla con anhelo!

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

De obispos por fiel dechado

El Señor os escogió,

Y de gracias os lleno

Para ser muy buen prelado:

Muchos llevó a salvación

Vuestro pastoral desvelo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

Un tránsito glorioso

Terminó en fin vuestra vida;

La corona a vos debida

Os dio el Señor bondadoso:

Con eterna consolación

De ella gozáis en el cielo.

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

Ejemplar de perfección,

De toda virtud modelo:

Sed en todo desconsuelo,

Alfonso, nuestro patrón.

   

. Rogad por nosotros, San Alfonso María.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN


   Oh Dios, que, por vuestro Confesor y Pontífice San Alfonso María, encendido en celo por las almas, concediste fecundidad a tu Iglesia con una nueva familia, os suplicamos, que enseñados por sus saludables advertencias y confirmados por sus ejemplos, merezcamos llegar felizmente a Vos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.