BOGOTA
IMPRENTA
ELECTRICA—I906.
Esta Novena ha sido revisada y corregida por un piadoso escritor, y el Ilmo. Sr. Arzobispo Dr. Vicente Arbeláez le impartió su aprobación y le concedió 80 días de indulgencia a cada una de las oraciones que contiene, como consta en el libro titulado Placeres espirituales para el mes de Diciembre, del cual hace parte esta Novena.
COMENZAMOS: 29 de noviembre.
FINALIZAMOS: 7 de diciembre.
FESTIVIDAD: 8 de diciembre.
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Pésame, Señor, de
todo corazón, de haberos ofendido por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre
todas las cosas, y propongo firmemente la enmienda.
ORACIÓN para todos los días
Soberana Señora, Emperatriz de los Cielos y Tierra, Estrella refulgente del mar, que fija en los candores de tu inmaculada pureza, diriges los errados navegantes hijos de Adán; yo, el más indigno de todos ellos, me postro ante tu sagrada imagen, venerándote en el primer instante de tu Purísima Concepción, desde el cual fuiste escogida para Madre de Dios y Virgen sin mancha, y te suplico en esta Novena que consagro a tus aras, que te dignes de ser mi Madre, pues lo eres de todos los miserables hijos de Adán, y me alcances del trono de la Beatísima Trinidad pureza de intención y conformidad con su divina voluntad, para que por tu santa intercesión sean mis súplicas oídas de su piedad; y en especial, Señora, se digne concederme el remedio de esta particular necesidad que te manifiesta mi corazón, lo que con gran confianza espero de tus bondades, para que, conseguida, te rinda en esta vida las gracias, hasta que logre adorarte en la gloria eternamente. Amén.
Día primero —29 de noviembre.
MEDITACIÓN PARA ESTE DÍA
Ad initio
et ante saecula creata sunt: Fueron
creados en el principio y antes de los siglos.
Contemplemos
cómo habiendo llegado al trono de la Beatísima Trinidad las humildes
deprecaciones del Señor San Joaquín y Señora Santa Ana, destinados para ser
padres de María Santísima, fueron acogidas en aquel divino Consistorio y el
Dios Uno y Trino determinó, llegada la plenitud de los tiempos, dar
cumplimiento al plan eterno de la redención del hombre. Debemos suponer piadosamente
que una embajada celestial fue enviada a aquellos santos ancianos para
iluminarlos, vivificarlos y consolarlos, anunciándoles que sus oraciones habían
sido oídas, y prometiéndoles que recibirían fruto de bendición y que Ana
concebiría y daría a luz una hija a quien debía darse por nombre María, destinada
para ser madre del Redentor de los hombres.
Contemplemos cómo el
Arcángel enviado por Dios debió descender al punto, y presentándose en forma
humana a los dichosos padres de Maria Santísima, hermosa y resplandeciente como
el sol, les anunció la feliz nueva dé la Concepción de esa Divina Niña, diciéndoles
que había de ser en todo llena de Espíritu Santo, y que este suceso alegraría al
cielo y a la tierra.
—Aquí se
medita unos breves instantes; después se rezan nueve Avemarías, y luego se dice
la siguiente…
ORACIÓN PARA EL DÍA
PRIMERO
¡Oh soberanos señores míos y esclarecidos
santos Joaquín y Ana! todos los que hemos empezado esta
Novena en honra de la Concepción de vuestra Santísima Hija María Nuestra
Señora, os damos mil parabienes del feliz anuncio que os dio el santo Arcángel,
y gozándonos de vuestro gozo os suplicamos humildemente
nos alcancéis de la Beatísima Trinidad purifique nuestras conciencias con sus
divinos auxilios, para que concibamos pensamientos, palabras y obras libres de
toda impureza, y que dignamente prosigamos esta Novena; y alcanzadnos de
vuestra bellísima Hija, y Señora nuestra, las especiales súplicas que en ella
le hacemos para que, purificados en esta vida, le sirvamos fieles, y en la otra
para siempre le alabemos. Amén.
—Luego…
1ª— Ave María
Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, Inmaculada Madre de Dios, y siempre
Virgen; por esta infinita
dignidad, e incomparable prerrogativa vuestra y por el singular privilegio de
vuestra purísima Concepción, os suplico que, pues el Padre como a Hija suya os
hizo poderosísima, que en vida y en muerte me libres del poder del demonio.
— Amén.
—Dios te
salve María y Gloria Patri.
2ª
—Ave María
Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, Inmaculada Madre de Dios y siempre
Virgen; por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra,
y por el singular privilegio de vuestra Purísima Concepción, os
suplico que, pues el Hijo como Madre suya os hizo sapientísima, que me
alcancéis de su Divina Majestad una esperanza firme, para que ni en vida ni en
muerte me pueda pervertir alguna ignorancia o error. —
Amén.
—Dios te
salve María y Gloria Patri.
3ª
—Ave María Santísima,
Señora nuestra, llena de gracia, Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen;
por esta infinita dignidad e incomparable
prerrogativa vuestra y por el singular privilegio de vuestra Purísima
Concepción, os suplico, que, pues el Espíritu Santo
como a Esposa suya os enriqueció de una caridad inmensa, me alcancéis que mi
corazón perpetuamente se abrase en el fuego del amor divino. — Amén.
—Dios te
salve María y Gloria Patri.
4ª
—Ave María
Santísima, Señora nuestra, llena de gracia, Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen;
por esta infinita dignidad e incomparable prerrogativa vuestra y por el
singular privilegio de vuestra Purísima Concepción, os
suplico que, pues la Santísima Trinidad os hizo templo suyo, sustentado sobre
las columnas de las más sólidas virtudes, me alcancéis de su Divina Majestad,
que, participando de vuestras virtudes, sea yo vivo templo suyo en tiempo y
eternidad. —Amén.
—Dios te
salve María y Gloria Patri.
GOZOS
V. Todo el mundo en
general
Os cante con
alegría.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si Dios legislador pudo
Dar
en la ley excepción
Y
hacer que en la Concepción
Fueseis
la vara sin nudo,
Armada
estáis con escudo
De
exenta en la ley penal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si en gracia con su poder
Dios
a los ángeles crio,
Esto
mismo ejecutó
En
vuestro primer ser;
Que
asi quiso disponer
Vuestro
claustro virginal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si vos fuisteis decretada
Ante
toda criatura.
Ya
quedasteis, Virgen pura,
De
la culpa reservada.
Para
cerrarle la entrada
A
la serpiente infernal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si en el diluvio se ve
Que
a todo el mundo anegó,
Y no obstante se salvó
Sólo
el arca de Noé,
Verdadero
anuncio fue
Que
sois arca celestial.
R. Sois concebida María,
Sin pecado original.
Si viendo Moisés que ardía
La
zarza no se quemó,
Que
la culpa no os tocó
Enseña
la Iglesia hoy día,
Porque
Dios que os protegía,
Os
libró de incendio tal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si el Jordán su seno abrió
Para
que el arca pasase
Y
Dios su poder mostrase,
Aquí
más lo demostró
Que
la nueva arca pasó
Sin
la corriente fatal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si
aquel decreto de Azuero
No
se entendió con Esther,
Tampoco
a vos comprender
En
el instante primero.
Pues
que gozasteis de fuero
Pudo
la ley general.
R. Sois concebida María,
Sin pecado original.
Si Dios como Omnipotente
Libró
vuestra Concepción,
Con
pía y acorde unión
Cantaremos
igualmente,
Diciendo
de gente en gente
Con
aplauso universal.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
Si con tierna devoción
América
os ha elegido
Por
patrona y aplaudido
Del
Papa la decisión.
Sea
vuestra protección
Para
América especial.
R. Sois
concebida María,
Sin pecado original.
V. Todo el mundo en general
Os cante con
alegría.
R. Sois concebida
María,
Sin pecado original.
℣. En tu Concepción fuiste,
oh Virgen Inma culada.
℟. Ruega por nosotros al
Eterno Padre, cuyo Hijo del Espíritu Santo concebiste.
ORACIÓN
Oh Dios, que por la Inmaculada Concepción de la Purísima Virgen María preparaste digna morada a tu eterno Hijo, te suplicamos que, así como la preservaste de toda mancha y culpa original, así también nos concedas que, mediante su intercesión, lleguemos puros a tu divina presencia. Amén..
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
Día segundo —30 de noviembre.
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria
Macula
originalis nunquam foit in te: La mancha
original nunca estuvo en ti.
consideremos cómo
preparados con soberanos favores y especiales disposiciones los padres de Maria
Santísima, llegó el momento de la creación del alma de esta augusta Princesa,
alma que había de ser la complacencia del Altísimo, reflejo de sus divinos
atributos, resplandeciente prodigio de su poder, a quien no había de tocar ni
ofender la mácula de la culpa de Adán; obra de la Omnipotencia, imagen de la
Divinidad más que cualquiera otra humana criatura, y complemento de la grande obra
de la misericordia de Dios. En ella debían quedar depositadas todas las
prerrogativas y gracias concedidas a los espíritus angélicos, y aun al hombre
mismo, si éste se hubiera conservado en el primer estado de gracia en que fue
creado.
El Verbo que se había de humanar, siendo Redentor y Maestro
de los hombres, había de fundar la ley perfectísima de gracia y enseñar en ella
a honrar a la Madre, como causa segunda de su ser natural, a esa Madre Virgen
que él mismo eligió previniéndola y adornándola con lo más admirable, santo y
excelso de todas las gracias y dones; siendo el más grande y singular de todos
ellos el no sujetarla a la malicia del enemigo común, sino que había de ser
siempre libre de la muerte y de la culpa.
—Se
contempla y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Oh
soberana Reina de los ángeles! Cielo hermosísimo
adornado de divinas luces, a vuestros pies santísimos postrados todos los que
os veneramos en esta Novena, os damos mil parabienes, por la determinación de
la Beatísima Trinidad en haceros exenta de la culpa original, y en adornar y enriquecer
vuestra alma de pureza y bienes celestiales, de que sumamente nos gozamos todos
los miserables cautivos hijos de Adán, y os suplicamos humildes
atendáis a nuestros ruegos, alcanzándonos de la inefable Trinidad lo que os
representamos en esta Novena, y en especial un eficaz auxilio para que, purificadas
nuestras almas por la confesión y penitencia, continuando estos piadosos
ejercicios, merezcamos los eternos premios de la gloria. — Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día tercero —1º de diciembre.
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria
Ipsa
conteret caput tuum: Ella te aplastará la
cabeza.
Contemplemos
cómo habiendo llegado el momento previsto desde la eternidad de la creación del
alma de María Santísima, todos los espíritus celestiales, en sus diversas
jerarquías, conocieron y comprendieron este grande acontecimiento, del cual se
alegraba el cielo, pues sabían que la antigua serpiente, después que vio la
señal profética de esta maravillosa mujer, no cesaba de andar rodeándolas a
todas, y las perseguía con astucia y asechanzas, especialmente a las más
perfectas, pretendiendo encontrar entre todas a la que había de hollar y quebrantar
su cabeza, y que cuando atenta a esta purísima é inculpable criatura, la
reconociese tan santa, pondría todo esfuerzo en perseguirla.
Pero
también sabían que esta ciudad santa y tabernáculo del Verbo encarnado sería
guardada y defendida por la diestra del Altísimo, y que los mismos espíritus
angélicos serían los encargados de velar por ella y resguardarla mientras fuese
viadora entre los mortales; nuevo motivo de júbilo y gloria accidental para los
ángeles, especialmente para aquellos que de entre los nueve coros habían de ser
electos y destinados para tan santo ministerio.
Así como cada criatura racional, según lo enseña la Iglesia,
cada pueblo y cada nación tienen ángeles destinados para su protección y
custodia, justo y debido era que la Reina de los Ángeles tuviese los que
correspondían a su alta dignidad de Madre de Dios, y de Virgen sin mancilla,
desde el momento de su Concepción.
—Se medita
un poco y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
Soberanos celestiales espíritus, que guardáis el
vivo templo del mejor Salomón, Cristo Señor Nuestro, mil parabienes os damos
por el gozo y gloria accidental que recibisteis en ser guardas y custodios de
la que se concebía pura y sin mancha, para ser Madre del Divino Verbo, y os
suplicamos humildes nos asistáis con vuestros soberanos influjos, para que
libres de las asechanzas de nuestros comunes enemigos, podamos celebrar con
toda pureza esta Novena de la Inmaculada Concepción de nuestra Reina y Señora
nuestra, María Santísima, y que se digne concedernos lo que en ella le
suplicamos, y en especial nos guardéis y defendáis de los enemigos del nombre
cristiano, para que triunfando nuestras almas de su poder, sirviendo a Su
Majestad en esta vida, os acompañemos en la gloria. — Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día cuarto —2 de diciembre.
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria.
Diffusa
est gratia in lábiis tuis: La gracia ha sido
derramada en tus labios.
Contemplemos
cómo prevenidas y dispuestas todas las cosas por la Divina Sabiduría para sacar
en limpio el borrón de toda la naturaleza a la Madre de la gracia, fue
concebida esta pura criatura y primogénita entre todas las más puras y perfectas,
de la cual se dijo: El Señor me poseyó desde el principio de sus caminos.
Dios la protegerá desde el amanecer, desde el primer momento de su vida. El
Altísimo sacrificó el Tabernáculo que escogió para habitar en él. La santidad
más pura debe adornar su casa. La
Santísima Virgen, desde el primer instante de su Concepción, fue llena de todas
las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo, que se reunieron en elIa
como todos los ríos y las corrientes afluyen al océano. Y el que crio a los
ángeles en estado de inocencia y a la primera virgen Eva en estado de gracia y
sin pecado, ¿no
había de hacer lo mismo, aunque en grado muy superior, con esta segunda Virgen
que destinaba por Madre suya en el orden de la naturaleza? Pero esta santificación primitiva de los ángeles y de
nuestra madre Eva, aunque original, podían perderla, y en efecto, Ios ángeles
rebeldes y nuestros primeros padres la perdieron. Pero María jamás la perdió ni
podía perderla desde el momento en que fue concebida.
—Se medita
y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Soberana Reina de los ángeles! Margarita
preciosísima, formada y criada maravillosamente en la concha nácar de vuestro
precioso cuerpo, sin las amarguras de la culpa original; humildemente postrados
a vuestros pies todos vuestros devotos, os damos mil parabienes por vuestra
entrada feliz en el mundo, preciosa en el cuerpo, y agraciada en el alma, y
pues venís, Señora, a dar a nuestra naturaleza la honra que perdimos por la
original culpa, siendo excepción del divino decreto, que a todos comprendió, os
suplicamos rendidos nos alcancéis de vuestro Santísimo Hijo lo que en esta
Novena os pedimos, siendo de vuestro agrado, y asimismo miréis con ojos de
piedad al Sumo Pontífice, Colegio de Cardenales, Arzobispo y Obispos, para el
buen Gobierno de la santa Iglesia, y para que todos los católicos vivamos en
gracia y amistad de Su Majestad, y el aumento de vuestro culto, para que
después de esta vida merezcamos besar vuestros pies en la gloria. — Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día quinto —3 de diciembre
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria.
Speciosa
facta est: Ella se volvió hermosa.
Consideremos cómo
habiendo llegado aquella hora dichosa de la Concepción de María Santísima, como
que se cumplió, si así puede decirse, el deseo que desde la eternidad tenía el
Omnipotente de comunicar a esta excepcional criatura todos los tesoros de
gracias y virtudes que jamás se dieron ni se darán a otra alguna; y así derramó
en ella la plenitud de los dones, quedando santificada su alma en el instante
primero de su Concepción, que es el que celebra y conmemora la Iglesia, y no la
concepción del cuerpo, que por sí solo, aunque perfectísimo y purísimo, no era
capaz de recibir dones algunos fuera de los de la naturaleza. En tan eminente
grado recibió María los de la gracia, que, ninguno de los Santos y Bienaventurados,
ni todos juntos pudieron alcanzarlos; dones que, desarrollados más tarde, fueron
creciendo con la edad. Así que, aun siendo niña, iluminado su entendimiento con
luces divinas y preparado su corazón para el conocimiento y amor de Dios,
poseyó en sublime grado las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad y
las demás cardinales que son su complemento.
Pero en medio de tantas luces é inspiraciones se le ocultó
el gran misterio de su maternidad divina y encarnación del Verbo de Dios por
obra maravillosa del Espíritu Santo, basta que llegó el día feliz para ella y
para la humanidad en que el Arcángel descendió del cielo a saludarla llena de
gracia y anunciarla tan pasmosa nueva. Sea por siempre bendita y alabada la que
mereció tan singular privilegio.
—Se medita
y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Oh Emperatriz soberana de los cielos! ¡Oh prodigio admirable del poder de Dios! ¡Oh María Santísima
Señora nuestra, que desde el primer instante de vuestra Purísima Concepción
fuisteis enriquecida con todos los bienes de la gracia y naturaleza, y como
mayorazgo de la Beatísima Trinidad, tomasteis posesión de todos, desde el
instante de vuestra dichosa animación! Infinitos parabienes os
damos por el feliz logro de tantos bienes, y os
suplicamos, Señora, todos los que afectuosamente celebramos esta Novena, nos
concedáis lo que en ella rogamos, y especial nos alcancéis de vuestro Santísimo
Hijo la luz que necesitamos para ejercitar los actos de las virtudes
teologales, para que, creyendo, esperando y amando a Su Majestad, humildes y
reconocidos le adoremos y reverenciemos como a nuestro Supremo Señor; y
asimismo os pedimos miréis con ojos de misericordia a esta República y a
nuestros magistrados para el acierto del gobierno. Que reinen la paz, unión y
concordia entre todos los pueblos cristianos, extirpación de las herejías y
destrucción de todas las sectas, para que rendidos todos al yugo de nuestra
católica fe, vivamos en gracia y os alabemos en la gloria. —Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día sexto —4 de diciembre
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria
Dominus
santificavit tabernaculum tuam: El Señor ha santificado
tu tabernáculo.
Consideremos hoy,
almas fieles, cómo entre los muchos favores que el Todopoderoso dispensó a
María Santísima desde su más tierna edad, fue el mayor darle un conocimiento
muy vivo de la divinidad y sus misterios más profundos, y aunque no intuitivo
como la visión beatifica de los bienaventurados, pero sí con una luz muy clara
y superior a todos los otros modos con que Dios se manifiesta al entendimiento
de las criaturas racionales, y estas primeras nociones que recibió acerca del
ser inmutable de Dios, de la creación, estado y ruina de los ángeles rebeldes,
justificación y gloria de los buenos, del destino final del hombre y todas
aquellas verdades esenciales y eternas se desarrollaron y perfeccionaron de tal
modo, aun en su primera edad, que puede asegurarse sin temor que ninguna otra
criatura alcanzó mayores luces divinas sobre todos estos misterios
incomprensibles para el hombre.
Y asi
tenía que ser estando elegida y destinada para ser el tabernáculo del Verbo
encarnado, la Mediadora, abogada y reparadora del género humano perdido por la
culpa.
Antes de conversar con los
hombres ya los amaba con ardiente caridad por una especie de instinto natural,
y su intercesión fue desde entonces aceptada a Dios mucho más que la de los
espíritus bienaventurados. Todas las criaturas la alaben eternamente.
—Se
contempla un poco y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Oh Señora nuestra, dulcísimo imán de
nuestros corazones, luz de nuestras tinieblas, divina Maestra de celestiales virtudes!
Os felicitamos llenos de gozo por la posesión de tantos bienes conque os
enriqueció el Todopoderoso desde el primer instante de vuestra Purísima
Concepción. “¡Oh qué hermosos pasos fueron los
vuestros, hija del Príncipe,” pues con ellos
llegasteis a la plena posesión del sumo bien! “Divinos
son vuestros ojos, pues con ellos robasteis el corazón de Dios.” Vuestra
piedad imploramos todos los que devotos asistimos a vuestros cultos, y os
pedimos nos alcancéis que en esta Novena os suplicamos; y pues por el conocimiento
de la culpa llorasteis nuestras miserias, alcanzadnos lágrimas de perfecta
contrición, y no permitáis, Señora, que durante este novenario quede alguno en
pecado mortal, sino que purificados todos por una buena confesión, firmes en el
propósito de no ofender más a vuestro Santísimo Hijo, después de esta vida
celebremos vuestra pureza en la gloria. — Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día séptimo —5 de diciembre.
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria.
In
civitate sannctificata sililiter requievit: En la ciudad
santificada descansó en silencio.
Meditemos
cómo en aquella visión que tuvo el Evangelista San Juan en que vio la nueva
ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, adornada para su esposo,
manifestó el Altísimo al Evangelista sagrado todos los misterios, dones y
privilegios de la Concepción en gracia de María Santísima. La llamó nueva porque
todas sus grandezas y prerrogativas fueron nuevas maravillas a los santos,
especialmente porque vino sin el contagio de la culpa, y descendió de la gracia
por nuevo orden suyo, y lejos de la común ley del pecado; y nueva porque entró
en el mundo triunfando del demonio y del primer engaño, que fue la cosa más
nueva que en él se ha visto desde su principio. Bajó del cielo, pues, aunque
descendió de Adán, hubo para esta Virgen escogida decreto especial de excepción
y predestinación. Así pues, nueva bajó de la mente y determinación de Dios.
Y
dice el Evangelista que bajó como esposa adornada, porque, así como entre los
mortales se buscan los mejores adornos para el día de los desposorios, ¿qué adornos,
qué preparación, qué joyas serian tas que puso el Altísimo en el cuerpo y en el
alma de la que, siendo su Esposa, se concebía para Madre del Unigénito del
Padre? Así pues, exclamemos
transportados de júbilo: “¿quién es esta que sale como la aurora, hermosa como la
luna; escogida como el sol, terrible como ejércitos bien ordenados?” Es María, única Esposa y
Madre del Omnipotente, concebida en los candores de la gracia, firme en las
alturas de la santa Sión poderosa, y que mora eternamente en la plenitud de
toda santidad.
—Se
contempla un poco y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Oh
Reina de los ángeles! ¡Oh hermosísima esposa
del Cordero inmaculada! ¡Oh mística ciudad de refugio y amparo para todos! Humildemente
Postrados a vuestros sacratísimos pies, os damos continuos plácemes por las
excelentes virtudes y prerrogativas con que os adornó el Altísimo en el Primer
instante de vuestra Purísima Concepción; y os suplicamos rendidos nos
concedáis lo que en esta Novena os representamos, y en especial, Señora que nos
alcancéis de vuestro Santísimo Hijo adorne nuestras almas de todas las
virtudes, y destierre de ella todos los vicios para que, sirviendo en esta
vida, con vuestro amparo logremos verla eternamente en la gloria. —Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día octavo —6 de diciembre
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria.
Regina sine labe
originali concépta: La Reina concibió sin mancha original.
(Adición
de Pío IX a la letanía de la Virgen).
Esta ciudad mística de María Santísima, dice el Evangelista, tenía un alto y grande muro, porque son altísimos los
misterios de la que en ella estaba representada y simbolizada. Contemplamos
algunos de ellos: la triple dignidad de Madre, Hija y Esposa de Dios, a saber:
Madre del Hijo Eterno, Hija del Padre Eterno, y Esposa del Espíritu Santo, que
no son sino un solo Dios, trino en las personas y uno en la esencia, elevaron a
Maria sobre las criaturas mortales y angélicas, y la constituyeron Reina y Señora
de todas ellas. La cualidad de corredentora del linaje humano, por haber de dar
el ser natural al Verbo que había de hacerse hombre en sus purísimas entrañas,
la constituyó Madre de todos los hombres, y dulce mediadora de ellos para con
Dios, siendo su intercesión poderosa para remediar todas sus necesidades,
amparar a los pecadores que con sincero corazón la invocaren, para engrandecer
a los justos y dar auxilios y gracias a los que la aman, por más pecadores que
sean. Destinada para quebrantar la cabeza de la serpiente infernal y para
resistir al poder de la bestia roja de Apocalipsis,
tiene potestad para ahuyentar al enemigo de las almas, que al oír su nombre
tiembla, y para favorecer a Ios mortales contra sus lazos y asechanzas.
Acojámonos, pues, a esta mística ciudad,
donde hallaremos seguro refugio y amparo en todas las calamidades y desgracias.
—Se
contempla y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Oh
Señora universal de todas las criaturas y depositaría de todas las piedades del
Altísimo! Los que aquí estamos humildemente
postrados a vuestros pies, devotos y amantes vuestros, admirando vuestra
excelsa grandeza, y en nombre también de todos los pecadores, besamos rendidos
vuestras sagradas plantas, y no dejamos de suplicaros con todo el fervor de nuestros
corazones, nos alcancéis misericordiosa el especial
favor que cada uno de nosotros os pide. Pues sois la Dispensadora de todos los
bienes, enriqueced nuestras almas con todas las virtudes que sabéis necesitamos
para servir dignamente a vuestro Hijo nuestro Salvador, y a vos Madre de
piedad.
— Amén.
—Después de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones correspondientes.
Día noveno —7 de diciembre
—Por la señal…
—Acto de contrición y Oración preparatoria
Yo soy la
Inmaculada Concepción.
(Palabras
de la Virgen en Lourdes)
Los fundamentos del muro de aquella ciudad que vio San Juan, estaban adornados con todas las piedras más preciosas. Es
esta ciudad María Santísima; los muros su fortaleza y seguridad; las piedras
preciosas su santidad, alteza, dones y hermosura, y especialmente su Concepción
purísima, que es el fundamento de todo. Se veían en esos muros el Jaspe, el
zafiro, el calcedonio, la esmeralda, el sardonio, el berilo, el topacio, el
jacinto, el amatista y otras varias piedras que eran signos y emblemas de la
fortaleza, de la constancia, de la serenidad, de la paz, de la amabilidad y dulzura,
del amor, la pureza, la humildad, la fe, la esperanza, la virginidad, el poder
contra los espíritus infernales, y de todas las demás virtudes, gracias, dones
y privilegios con que fue dotada y adornada esta Virgen excelsa y soberana, y
las cuales poseyó siempre en el más alto grado de que pueda formar idea
cualquiera humana criatura. Ese muro altísimo y
fortísimo tan ricamente adornado, esa Virgen sin igual, dotada de tan
singulares virtudes, son el refugio, el amparo y asilo de los mortales, y el
poderoso recurso de todos los miserables pecadores. Recurramos, pues, a esa ciudad
fortificada y defendida por el brazo del Omnipotente, donde se hallan todas las
delicias del paraíso celestial y las alegrías de la bienaventuranza. — Amén.
—Se contempla un poco y se rezan las nueve Avemarías.
ORACIÓN
¡Bellísima soberana de nuestras almas! ¡Brillante estrella que nos guías en el tempestuoso mar de
esta vida! ¡Lucero hermoso de la mañana, que os anticipáis risueña a la luz del
claro sol de justicia, anunciándonos sus misericordias y sus bondades! ¡Mensajero
bendito de paz, anuncio de alegría! Vuestros somos, Madre amabilísima, y
deseamos serlo por toda la eternidad, especialmente los que devotos y amantes
hemos llegado al fin de este novenario, que rendidos os hemos ofrecido en
prueba de amor y fidelidad. Rogad, Señora, por nosotros, y por todos
los que creen, confiesan y defienden el dogma de vuestra pura é inmaculada
Concepción, definido por el augusto Pontífice Rey, Vicario de Jesucristo, el
inmortal Pío IX, vuestro hijo predilecto. Proteged a toda la Iglesia católica,
apostólica, romana, hoy perseguida y atacada por los emisarios de Satanás,
perversos y usurpadores. Proteged y defended a todo el Episcopado y clero
católico, y á nuestros dignos Prelados; iluminad a los ciegos incrédulos,
convertid a los pecadores, sostened a los que padecen por vuestra causa, y “dadnos a todos fuerza contra vuestros enemigos”, para
que, después de pelear con ánimo resuelto y alegre las batallas del Señor, en
este mundo, en que militamos como soldados de Cristo y vuestros, vayamos a recibir
algún día su bendición, y de vuestros divinos labios una dulce sonrisa de
aprobación que sea nuestra eterna recompensa. — Amén
—Después
de rezar las cuatro Avemarías se dicen los Gozos con las oraciones
correspondientes.










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