Traducción
de la Novena publicada en Roma por la imprenta de Vincenzo Poggioli en 1818,
con Imprimátur por el Ilmo. Sr. D. Cándido María Frattini, arzobispo titular de
Filipos y vicegerente de la Diócesis de Roma, y por el P. Fray Filippo Anfossi
OP, Maestro del Sagrado Palacio Apostólico.
COMENZAMOS: 24 de julio.
FINALIZAMOS: 1º de agosto.
FESTIVIDAD: 2 de agosto.
NOVENA EN
HONOR A SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
℣.
Oh Dios, venid en mi auxilio.
℟.
Señor, apresuraos a socorrerme.
℣.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por
todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Os suplicamos, Señor, que por la virtud del Espíritu Santo purifiquéis clemente nuestros corazones y nos protejáis de toda adversidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Nos
alegramos con vos, ¡oh San Alfonso María!, y
bendecimos a Jesucristo por tanto amor que ardió en vuestro corazón hacia
nuestra Santa Fe Católica y Apostólica Romana, que es la fuente y raíz de todos
los bienes de las almas, el principio de nuestra eterna salud y el primer nudo
que une el corazón de los Cristianos con Dios, sin el cual es imposible
agradarle, darle gusto y salvarnos. Esta Fe fue en vos verdaderamente heroica y
admirable en tal modo que no solo cautivasteis vuestro intelecto en obsequio de
todas las verdades reveladas, deseando eficazmente sellarlas todas y cada una
con la propia sangre, sino que ardisteis siempre en un verdadero deseo de
imprimirlas en todos los corazones de los hombres escribiendo tantas obras para
defenderla de las calumnias de los Sectarios, y afirmarla en los corazones
vacilantes, y nunca cesasteis por toda vuestra larga vida de escribir tantas
bellas obras de piedad que son como sus más fuertes reparos y sustento. ¡Oh Santo protector
nuestro!, por vuestros méritos y por el amor que
tuvisteis y tenéis a Jesús y María, y por el compromiso que tuvisteis y tenéis
de ver dilatada y aumentada esta misma Fe, obtenednos a todos nosotros este
gran don de creer firmemente todas las verdades reveladas, y que como tales nos
enseña nuestra Santa Madre Iglesia; de hacerlas la norma y regla de nuestros
pensamientos, deseos, afectos y operaciones, prontos más a perderlo todo, e
incluso la vida misma, antes que faltar a cualquiera de estas verdades, a fin
que como vos, y a vuestra imitación podamos devenir grandes en la Santa Fe y
para siempre salvarnos.
—Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
Aquella
llama dulce y pura que a todas horas en ti ardía, en nuestro corazón, ¡oh Alfonso María!, obtenédnosla
de Jesús.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
¡Oh glorioso San Alfonso María,
nuevo pero poderoso abogado nuestro que con tanto
celo y caridad procurasteis aquí en la tierra la santificación de todo el mundo
y la conversión de los pecadores y de los errantes! Ahora que gozáis en
el Cielo el premio de vuestras apostólicas fatigas donde vuestra caridad es
perfecta y consumada, acoged piadoso las súplicas y ruegos que nosotros
vuestros devotos, aunque indignos, os presentamos, y obtenednos
de Dios por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, y por intercesión de la
Santísima Virgen Inmaculada María un general arrepentimiento y perdón de todos
nuestros pecados cometidos, un firme propósito de nunca más cometerlos, la
reforma de nuestras costumbres, un desapego de todos los bienes de este falaz
mundo, y un vivo deseo de los bienes eternos. Obtenednos un amor tierno y
filial hacia Dios y la caridad fraterna hacia nuestro prójimo. Obtenednos una
especial devoción hacia el Augustísimo Sacramento del Altar, y la gracia de
recibirlo por Viático antes de morir. Obtenednos un gran amor a Jesucristo, a
su dolorosísima Pasión y desoladísima muerte; e impetradnos una filial
confianza en su gran Madre María Virgen, siempre pura e inmaculada. Y
finalmente obtenednos el gran don de la santa Perseverancia, a fin que viviendo
como vos enamorados de Jesús y María, tengamos la suerte de morir como vos
asistidos por María y por Jesús, y repitiendo siempre sus Santísimos nombres, y
diciendo: «Jesús y María,
ayudadnos; María y Jesús defendednos; Jesús y María, salvadnos», para
así llegar después de la muerte a la posesión de aquella felicidad que vos
ahora gozáis y gozaréis en el Cielo por toda la eternidad, y con vos alabar,
bendecir, agradecer y amar a Dios, Jesús y María por todos los siglos de los
siglos. Amén.
GOZOS
Ejemplar
de perfección,
De
toda virtud modelo:
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
Ligorio en noble cuna
Fue
Nápoles vuestro oriente,
Que
en vos nobleza eminente
Con
la santidad se aduna:
De
la gracia en posesión
Entráis
luego que del suelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Jesús,
María dijeron
A
no tardar vuestros labios,
Que
nunca en ellos resabios
De
otro lenguaje cupieron:
A
Dios diste el corazón
Desde
niño sin recelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Aunque
como ángel voláis
De
la virtud a la altura,
Cilicios
a la cintura
Con
rigor os aplicáis:
Alas
vuestro corazón
Tiene
para tanto vuelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
Gonzaga imitador
Fuisteis, ¡oh gran
penitente!,
Y
no menos inocente,
¡Oh fiel
víctima de amor!
A
María con fervor
Amasteis
y con desvelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
El
don precioso obtuvisteis
De
la santa castidad,
Y
de cualquier liviandad
A
la menor sombra huisteis:
Con
todo en la confesión.
¡Oh qué
amargura y duelo!
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
Ángeles por el sustento
Anhelabais
fervoroso;
Lo
recibíais gozoso
Con
indecible contento:
Ardía
vuestro corazón
Hecho
un Etna o Mongibelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
En
las ciencias Querubín
Os
mostrasteis estudiando,
Y
al Dios de amor contemplando,
Erais
como un Serafín:
Toma
el cielo por blasón
Que
moráis mucho en el suelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
sacerdotes espejo
Para
que fueseis un día,
Renunciáis
la abogacía
Con
muy prudente consejo:
Deseabais
la religión
Con
ansia, afán y anhelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Con
angélico recato
En
el siglo retirado,
Con
vuestro Señor amado
Era
siempre vuestro trato:
Erais
de santa oración
A
los jóvenes modelo,
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
una nueva religión
Dios
os quiso fundador,
Que
del pobre con fervor
Cuidase
la salvación:
Desempeñáis
la misión
Con
el más ferviente celo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Entre
sabios eminentes
Justo
lugar ocupasteis;
Huir
a todos enseñasteis
De
las ciencias pestilentes:
Practicabais
con tesón
Lo
que enseñabais con celo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Al
sagrado tribunal
Asistíais
con frecuencia;
Librabais
con vuestra ciencia
Al
pecador de su mal:
Al
puerto de salvación
Lo
llevabais con desvelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Las
esposas del Señor
Llamaron
vuestra atención;
La
senda de perfección
Las
trazasteis con fervor:
¡Qué señal
de salvación
Caminarla
con anhelo!
Sed
en todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
De
obispos por fiel dechado
El
Señor os escogió,
Y
de gracias os lleno
Para
ser muy buen prelado:
Muchos
llevó a salvación
Vuestro
pastoral desvelo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Un
tránsito glorioso
Terminó
en fin vuestra vida;
La
corona a vos debida
Os
dio el Señor bondadoso:
Con
eterna consolación
De
ella gozáis en el cielo.
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
Ejemplar
de perfección,
De
toda virtud modelo:
Sed en
todo desconsuelo,
Alfonso,
nuestro patrón.
℣.
Rogad por nosotros, San Alfonso María.
℟.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios, que, por vuestro Confesor y Pontífice San
Alfonso María, encendido en celo por las almas, concediste fecundidad a tu
Iglesia con una nueva familia, os suplicamos, que enseñados
por sus saludables advertencias y confirmados por sus ejemplos, merezcamos
llegar felizmente a Vos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.