Novena
aprobada por el Obispo de Barcelona en 1857. Puede rezarse en cualquier momento
del año, pero también puede emplearse en preparación a las fechas litúrgicas en
honor al Apóstol de los gentiles:
25 de Enero (Conversión)
10 de Febrero (Llegada a la isla de Malta)
30 de Junio (Conmemoración)
18 de Noviembre (Dedicación de la Basílica de San Pablo
extramuros)
ADVERTENCIA
La memoria, pues, de los hechos y escritos del Apóstol San Pablo
no puede dejar de ser muy provechosa a toda clase de personas, porque a los más grandes
pecadores les debe animar su extraordinaria conversión, a los convertidos les debe mover su
fidelidad y a los justos constantes les puede servir de modelo la práctica de sus virtudes altamente
heroicas.
Procure,
pues, el cristiano hacer con devoción esta novena,
que no es otra cosa sino una sucinta colección de lo que nos dejó San Pablo en
sus preciosas cartas que abundan en suaves reprensiones para los malos, saludables
avisos para los buenos y sabios consejos para
los que aspiren a la perfección.
NOVENA EN HONOR DE SAN
PABLO APÓSTOL
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor y Dios mío Jesucristo,
yo el más indigno de vuestros hijos, postrado humildemente a vuestra Presencia
y lleno de sentimiento, confieso la poca gratitud que he tenido a vuestra infinita
Bondad y Misericordia, el poco respeto y reverencia a vuestra real y augusta
Majestad, y el poco temor a vuestra inviolable Justicia, habiéndome atrevido
orgulloso a quebrantar vuestra santa Ley y despreciar vuestra preciosa Sangre
por mi derramada; pero lo que más siento, Señor, es el poco dolor que he tenido
de haberos de esta manera ofendido. Pésame, Dios mío, de haber
pecado y propongo firmemente de nunca más ofenderos. Ayudadme, dulcísimo Señor,
para que pueda cumplir con mi propósito, siendo en adelante un fiel imitador
del apóstol San Pablo, a quien dedico esta novena para mayor gloria vuestra,
honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
DÍA PRIMERO - 21 DE JUNIO
MEDITACIÓN: De la virtud
de la Fe.
Todos
los escritos de San Pablo nos dan una verdadera idea de la viva fe que tenía; y
no solo estaba bien poseído de esta virtud, sino que también procuraba con sus
exhortaciones inculcarla a los demás. “Fortalecidos con la virtud de la fe, les decía, tened
cuidado que nadie os engañe con filosofías y vanos sofismas que son según la
tradición de los hombres y según los elementos del mundo, pero bien lejos de la
ley de Cristo. Permaneced constantes, hermanos, y conservad las tradiciones que
os hemos predicado y las que os hemos manifestado en nuestras cartas. Guardaos
que no haya entre vosotros algún corazón inclinado a la incredulidad,
apartándose de esta suerte de Dios; antes bien amonestaos siempre los unos a
los otros, pues seremos participantes de la gloria de Jesucristo, si seguimos
hasta el fin los caminos por donde nos dirige la fe. Por esta virtud alcanzaron
los patriarcas y justos de la antigua ley las promesas del Señor, conquistaron
reinos, apagaron la violencia del fuego, pusieron en huida a los ejércitos
extranjeros y hasta resucitaron a los muertos”. No
olvides, pues, cristiano, las exhortaciones que te hace el santo Apóstol;
anímate y haz revivir en tu alma esta antorcha de la fe que con tus malas obras
has amortiguado tantas veces. Atiende
a la promesa que te hace San Pablo diciendo: “vendrá Jesucristo a ser glorificado en sus
santos y hacerse maravilloso en todos los que creyeron”. ¡Cuánto alegrarás al santo Apóstol si permaneces firme en
tu fe! “Gracias damos a Dios sin cesar, decía a sus fieles hermanos, porque
cuando oísteis nuestra palabra no la recibisteis como palabra de hombres, sino
como palabra de Dios. Temía que Satanás os tentase y que se hiciese vano e
inútil nuestro trabajo; mas lleno estoy de consuelo y se me aparta toda mi
aflicción, al saber que conserváis la fe que de nosotros recibisteis”. Aviva, pues, cristiano y aumenta tu fe, y
de esta suerte podrás acudir seguro al santo apóstol para implorar su
intercesión.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en la viva fe que tuvo
de todos los misterios de nuestra santa Religión; y entre tanto pida cada uno
al Señor por la intercesión de tan gran santo la gracia particular que desea
alcanzar por medio de esta novena.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS
LOS DÍAS
Glorioso Apóstol
de las gentes, a quien Jesucristo nuestro Señor eligió para publicar su
santo Nombre por toda la redondez de la Tierra, y que fuisteis tan obediente a
su voz, que despreciando todo respeto humano os dirigisteis presuroso a la
predicación de su santo Evangelio; os suplico me alcancéis del
mismo Dios un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados para que,
siguiendo vuestro santo ejemplo, atienda gustoso a la voz de mi Redentor que he
oído tantas veces dentro de mi corazón, y tenga siempre en mi memoria vuestras
heroicas virtudes, de las cuales nos habéis dejado tan perfecto dechado, para
que, practicándolas como vos, alcance el fruto de ellas, viviendo y muriendo en
gracia del Señor, para entrar a la participación de la eterna gloria e
inexplicable felicidad, que tiene prometida a los que verdaderamente Le aman.
Amén.
GOZOS EN HONOR A SAN
PABLO APÓSTOL
Porque
fuisteis pecador
Brillan
más vuestros loores,
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
De
Benjamín descendiente
Fuisteis
Saulo esclarecido,
Hebreo,
bien instruido,
Y
a la Ley muy obediente,
Disteis
a Dios la adoración
En
Moisés legislador.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Admirable
al mundo entero
Se
hizo vuestra conversión,
Pues
Jesús, de fiero león
Os
trocó en manso cordero,
Y
así es su pregonero
Quien
fue su perseguidor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
A
Damasco os dirigíais,
Y
con sangre de cristianos
Empaparos
vuestras manos
Vivamente
apetecíais:
Mas
mientras veloz corríais
Os
detiene el Redentor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
La
luz del que guía al trueno
Hasta
el suelo os ha rendido,
Y
casi desfallecido
La
miráis de pavor lleno;
Mas,
¡qué estilo
tan ameno
Escucháis
del Dios de amor!
De
enfermos y pecadores
Sed,
San Pablo, intercesor.
«Saulo, Saulo, ¿porque así
Me
persigues sin sosiego?»
«¿Quién
sois vos,
respondéis luego,
Que venís
radiante a mí?»
«Soy
Jesus, que el blanco fui
De tu
bárbaro furor».
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Del
divino amor vencido,
Ya
trocado os conocéis,
Y
al Señor os ofrecéis
Contestando
agradecido:
«¿Qué
queréis, Jesus querido
De este
grande pecador?».
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
«La ciudad
que estabas ya
Para ver a
breve instante,
Os
dice Jesús amante,
Ciego te
recibirá,
Y allí se
te explicará
Tu destino
y tu labor».
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Vuestros
consocios turbados
Os
conducen por la mano,
Y
no entienden el arcano
Que
contemplan admirados:
Del
deslumbre consternados,
Andan
presos del terror.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
¡Sinagoga,
viste luto,
Que entra
ciego en la ciudad
El que de
tu impiedad
Defensor
fue muy astuto!
Contra
ti será su fruto,
No
será más su fautor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Por
orden del Poderoso,
Ananías
os visita,
Vuestras
cataratas quita
Y
os instruye cariñoso:
«Vos seréis, dijo gozoso,
Vaso de
elección y honor».
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
De
Jesús soldado fuerte
Desde
aquel día sois vos,
Preparado
ya por Dios
A
sufrir hasta la muerte,
Y
empezasteis de esta suerte
Predicando
con fervor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Con
rapto al Señor
En
el Empíreo oísteis,
De
arcanos que recibisteis
Fue
vuestro saber iluminado:
El
mundo quedó pasmado
Por
tan inaudito favor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Testigos
los pueblos son
De
vuestro constante celo,
Con
que las sendas del Cielo
Enseñáis
con perfección,
Y
vuestra predicación
No
respira sino amor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Que
lo diga Antioquía,
Roma,
Atenas, Malta, Apolonia,
Toda
la gran Licaonia,
Filipos,
Pafos, Bética y Candía:
En
fin, toda gente oía
Vuestra
voz de gran doctor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Sufristeis
persecuciones,
Azotes
y crueles penas
De
naufragios y cadenas,
Calabozos
y prisiones;
Mas
por esto a las naciones
Predicáis
con gran valor
De enfermos
y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Decretó
por fin Nerón,
Siendo
vos preso y atado,
O
bien ser decapitado
O
seguir su religión:
«El
martirio es mi elección»,
Decís
al emperador.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Vuestra
cabeza cortaron,
Y
en tierra tres saltos dio
De
los que, Roma lo vio,
Tres
fuentes de agua manaron,
Y
los labios pronunciaron
El
nombre del Salvador.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Los
prodigios que hicisteis
Fueron
grandes y admirables,
Pues
a muertos e incurables,
Salud
y vida les disteis,
A
los pobres socorristeis
Con
el cariño mayor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Es
creencia universal
Que
aliviáis a los dolientes,
Y
al que padece accidentes
De
epilepsia fatal
Le
curáis luego su mal,
Si
os lo pide con fervor.
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
Porque
fuisteis pecador
Brillan
más vuestros loores:
De
enfermos y pecadores
Sed, San
Pablo, intercesor.
℣.
Tú eres vaso de elección, ¡oh San Pablo Apóstol!
℟.
Predicador de la verdad en el universo mundo.
ORACIÓN
Oh Dios, que
has instruido al mundo entero por la predicación del apóstol San Pablo, haz, te
lo rogamos, que, honrando su memoria, marchemos
hacia Ti imitando sus ejemplos. Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 22 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la Esperanza.
La
virtud de la esperanza es la que despierta en nuestros corazones el deseo de
poseer y conocer aquellas cosas misteriosas y sublimes que nos enseña la fe. “Por esta virtud
andamos, como dice el Apóstol, por si podremos
de algún modo alcanzar el premio para el cual Dios nos ha criado”; y por la esperanza de este premio debemos obrar
bien, sabiendo que no es Dios injusto para que se olvide de las obras que
hacemos por su amor o por el de nuestros semejantes. ¡Oh, quién estuviera dotado de la constante
esperanza de nuestro santo Apóstol, obrando en todo como si ya Dios le hiciera
participante de las dulzuras celestiales!
Por eso decía que su morada estaba en los cielos, en donde está
Jesucristo sentado a la diestra de Dios Padre. Allí pues, cristiano, a
imitación suya hemos de dirigir nuestros pensamientos y no a las cosas de este
mundo: nuestro vivir y obrar ha de ser luchando contra las perversas
inclinaciones que sentimos en nosotros mismos, pues que “a la verdad no tienen comparación los trabajos
de esta vida con la gloria que Dios manifestará a sus escogidos”.
Procuremos, pues, tener una firme esperanza de los bienes que Dios puede y
quiere dispensarnos, y acordémonos que en las borrascas de nuestra alma nos
servirá esta virtud de una áncora muy firme y segura que penetrará hasta los
insondables abismos de la gracia de Dios. “Acudamos, dice
el Apóstol, con
confianza al trono de la divina gracia, a fin de alcanzar clemencia y
protección para aquel tremendo día en que vendrá Jesucristo para dar la
salvación eterna a aquellos que cifraron toda su esperanza en su infinita
misericordia”. Sepamos imitar la
admirable esperanza de San Pablo que le obligaba a exclamar: “De los cielos
esperamos a Jesucristo nuestro Salvador, el cual transformará con su poder
nuestro cuerpo vil y abatido en un cuerpo glorioso e inmortal, resucitándole a
semejanza del suyo a una vida eterna y siempre feliz”.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar la firme esperanza de San Pablo; y entre
tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia
particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 23 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: Del
Amor que es debido a Dios.
El
amor de Dios, o sea, la virtud de la caridad, es sin duda la mayor de todas las
virtudes, de manera que, aunque el hombre hablase las lenguas de todas las
naciones del mundo, aunque tuviese el don de profecía y supiese todos los
misterios y cuanto se puede saber, y tuviese tanta fe que con ella traspasase
los montes de un lugar a otro; de nada le serviría si no tuviese el amor debido
a Dios. Y aunque distribuyera todos sus bienes para alimento de los pobres, y
entregase su cuerpo a las llamas para ser abrasado; nada con eso mereciera si
dejase de amar a Dios. Haz pues, cristiano, que todas tus cosas
estén fundadas en el amor de Dios, porque los que aman a Dios serán conocidos
de Dios y serán su templo y morada: Dios andará y vivirá entre ellos, Dios será
su rey, y ellos serán su pueblo.
“¿Podrá por
ventura, decía el Apóstol, separarme del
amor de Jesucristo la tribulación, la angustia, el hambre, la desnudez, la
persecución o la cuchilla de los tiranos? No, por cierto; porque todas estas
cosas jamás arredran al que esta confortado de Dios que tanto nos ama. Y así
bien seguro estoy que ni los ángeles, ni la vida, ni la muerte, ni las cosas
presentes, ni las venideras, ni otra criatura alguna podrán jamás separarme del
amor de Dios que he aprendido en Jesucristo”. Tal era el amor que San Pablo profesaba a Dios que le hacía
exclamar: “Deseo
ya que mi alma deje los lazos del cuerpo y se una con Jesucristo; pues, aunque
vivo, no soy yo el que vivo, sino que vive Cristo en mí”. Muévete,
cristiano y devoto de San Pablo, a la consideración de tan intenso amor, y
confúndete al mismo tiempo de lo poco que has amado a un Dios tan bueno, que
siendo rico se hizo pobre, para que tú pudieses ser rico y feliz. Ya que tienes por patrón a San
Pablo, acude a tu Dios diciéndole como él: “¿Quién sois vos, Señor?” Te responderá: “Yo soy Jesús, a
quien tú persigues con tus malos pensamientos, escandalosas palabras y
perversas acciones. Cesa de ofenderme, pues que yo nunca he cesado de amarte”.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en el puro amor que profesó a
nuestro Dios y Señor; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión
de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta
novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 24 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: Del
Amor que es debido al prójimo.
Las
afectuosas cartas que dirigía San Pablo a sus iglesias y amigos, nos dan a
entender cuán grande era el amor que les tenía, y lo mucho que deseaba que los
fieles se amasen entre sí: “Ayudaos, les escribía, los unos a los otros, y así cumpliréis la
ley de Cristo. Obrad y hablad sin murmurar jamás de vuestros prójimos; no
oprimáis ni engañéis a vuestros hermanos, y permanezca entre vosotros la
caridad fraternal. No volváis mal por mal; antes bien no os canséis jamás de
hacer bien a todos, pues de esta suerte seréis ricos en buenas obras, y vuestro
tesoro será un fundamento el más sólido para alcanzar la vida eterna. Acordaos
de los presos y afligidos como si los tuvierais a vuestro lado, y con espíritu
de mansedumbre y amor corregid a los malos, consolad a los pobres y humillados,
y sed sufridos con todos. Vosotras mujeres, sujetaos del modo que conviene a
vuestros maridos. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis desabridos con
ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres; padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos castigándoles sin medida ni razón. Siervos, obedeced a vuestros señores;
y vosotros señores, recompensad a vuestros siervos con justicia y equidad.
Revestíos finalmente todos de entrañas de misericordia, de benignidad y de
paciencia. Vosotros sabéis bien el amor que siempre os he profesado, procurando
en todo complacer a todos, no buscando mi propia comodidad, sino el provecho de
todos para su salvación. De muy buena gana daré todo lo mío y me daré a mí
mismo por vuestras almas, aunque apreciándoos mucho, sea yo aborrecido de
todos: pues tanto en mi prisión como encontrándome en la predicación del
Evangelio, siempre os tengo en mi corazón, y Dios es testigo de qué modo os amo
a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo”. ¡Intensa caridad
del Apóstol! Con mucha razón
aquellos sacerdotes de Mileto se arrojaron sobre su cuello, llorando y
besándole amorosamente, cuando al despedirse les dijo que ya no le volverían a
ver, y con el más profundo sentimiento le acompañaron hasta el buque que le
aguardaba para marcharse a Jerusalén. ¡Oh, cómo no te mueves tú también, cristiano, a las
penetrantes expresiones de amor con que te habla el Apóstol para que le imites,
amando a tu prójimo como a ti mismo por amor de Dios! Acuérdate
de tus odios y venganzas: llóralas ante el supremo Juez, y sigue en adelante el
ejemplo de caridad de San Pablo, que hoy es el objeto de tu meditación.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en el grande amor
que profesó al prójimo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión
de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta
novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 25 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la
Penitencia.
El único camino que queda al hombre después del pecado, es el de
la penitencia. Por
esto nuestro santo Apóstol, considerando la gravedad de sus faltas contra su
Dios a quien había perseguido, dice que se complace y alegra por Jesucristo
tanto en sus enfermedades, como en sus afrentas, angustias y persecuciones,
porque todo lo mira como venido de la mano de Dios para castigar sus pecados
contra Él cometidos. En espíritu de penitencia, dice, “sufrí ser azotado cinco veces por los
judíos y tres veces por los romanos; sufrí naufragios, fatigas, hambre, sed,
frio y desnudez; peligros de los judíos, peligros de los gentiles, peligros en
la ciudad, peligros en el desierto, y peligros de falsos hermanos, que me
hacían traición con pretexto de amistad”. Bien conocía el glorioso
santo todos estos peligros; no obstante, procuraba vivir para poder así
satisfacer por todos sus pecados. En Damasco huyó de la muerte que le
preparaban los judíos, descolgándose por la muralla. En Iconio escapó de un
fuerte motín y alboroto que contra él se había promovido. En Listra, a pesar de
ser apedreado y arrastrado por el pueblo, procuró evadir la muerte para poder
continuar su predicación. En Cesarea no pudieron persuadirle sus amigos que
retrocediese de ir a Jerusalén, en donde se le esperaban penas y crueldades de
los judíos. En fin, deseaba vivir para padecer, deseaba padecer para
satisfacer, y deseaba satisfacer para merecer el premio de los escogidos del
Señor. Considera ahora, cristiano, cuantas veces has abusado de la divina
bondad y misericordia, y muévete a penitencia y contrición. “¿No sabes, dice
el Apóstol, que
la benignidad de Dios te convida a penitencia?” No atesores ira con
tu corazón duro e impenitente para aquel terrible día, en que se revelará a
todo el mundo lo más recóndito de los corazones humanos. Haz que se diga de ti:
“Aquel que tanto
pecó llora sus pecados y hace penitencia de ellos”, pues los judíos cristianos así decían de San
Pablo: “Aquel
que tanto nos perseguía, ahora predica la doctrina de Jesucristo”, y
de esta suerte glorificaban todos al Señor, y los malos se convertían a Él a
imitación del apóstol San Pablo. Imítale, pues tú también,
cristiano; conviértete a tu Dios y de todos tus delitos haz verdadera
penitencia.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo, haciendo una
verdadera penitencia de nuestros pecados; y entre tanto pida cada uno al Señor
por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar
por medio de esta novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 26 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la
Paciencia.
“Bendito
sea el Señor, padre de las misericordias y Dios de toda consolación, el cual
nos consuela en nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están atribulados”.
¡Con que
palabras nos demuestra el apóstol San Pablo la virtud de la paciencia, y de qué
modo tan propio invoca al Señor de quien recibimos joya tan preciosa! Esta es otra de las virtudes con que debe
revestirse el pecador para sufrir las penalidades que reparte el soberano Señor
a los descendientes de Adán. Por esto dice el Apóstol que “Dios castiga a los que ama, y azota a
aquellos que recibe por hijos”; y
en otro lugar dice que “los que querrán vivir piadosamente en Jesucristo,
padecerán persecución”. Gloriémonos, pues, en nuestras angustias,
como se gloriaba San Pablo; suframos si somos perseguidos, bendigamos a
los que nos maldigan, roguemos por los que nos blasfemen, y no nos aflijamos,
aunque seamos reputados como basura y escoria de los demás hombres; pues Dios
que consuela a los humildes, también nos consolará en estos desprecios y
sufrimientos. No quieras, no, cristiano, huir de las penas y aflicciones con
que permite Dios seas probado, pues la virtud de la paciencia se perfecciona
con estos trabajos y te bastará para sobrellevarlos la gracia del Señor. Así decía San Pablo: “todo lo puedo
en aquel que me conforta”. Por
eso reprendió a sus compañeros cuando lloraban por él, al partir para
Jerusalén: “¿Por
qué, les decía, afligís y
quebrantáis mi corazón con vuestro llanto? Sabed que estoy aparejado no solamente para
ser preso y maltratado, sino aun para morir por el nombre de Jesús”. Esforcémonos, pues, todos para alcanzar la virtud
de la paciencia. En todas nuestras adversidades acudamos a
Dios y al santo Apóstol, y de esta suerte no nos angustiarán las tribulaciones;
en nuestros apuros no nos faltarán los recursos espirituales, en nuestras
persecuciones no seremos desamparados, y por más abatidos que nos encontremos,
no pereceremos jamás. Entonces
nos dirá el Apóstol como decía a los hebreos: “Tened en vuestra memoria aquellos días en
que sufristeis grandes combates de trabajos, fuisteis hechos espectáculo de
oprobios y tribulaciones, sufristeis con gozo que os robasen vuestras
haciendas; mas no desconfiéis: necesaria os es por cierto la paciencia: esa es
la voluntad de Dios: recompensados quedaréis”. Si, cristiano: los trabajos y penas que
sufras con paciencia, te los recompensará el Señor con una gloria que no tendrá
fin.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar la paciencia y resignación de San Pablo;
y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la
gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 27 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la
Humildad.
La humildad es aquella virtud de la que se valió el apóstol San Pablo para predicar sin sublimidad de palabras la doctrina del Crucificado. Enemigo el Santo de la soberbia, así le hace exclamar su apostólico celo contra el hombre orgulloso: “¡Oh hombre!, le dice, ¿quién eres tú? ¿Qué cosa posees que no la hayas recibido de Dios? Y si de Él lo has recibido, ¿por qué te glorias y ensalzas como si fuese cosa de ti propia? Si piensas tú ser algo te engañas: nada serás, si antes no te persuades que por tus propias fuerzas nada puedes ser. ¿Qué te importa andar hinchado y lleno de soberbia, demostrando con tu hipocresía y altisonantes palabras una apariencia solamente de virtud? Procura ser humilde y virtuoso; y si eres sabio, no te ensoberbezcas por ello, y ten en cuenta que muchos de los que se creen saber algo, no conocen aun de qué modo les conviene saber”. Aprendamos del apóstol San Pablo que, a pesar de la excelencia y sublimidad de sus escritos, que más parecen divinos que humanos, dice que él es el menor de los apóstoles, que ni siquiera es digno de este nombre, que es un ignorante en sus discursos, que si predica el Evangelio de Jesucristo no tiene que gloriarse por ello, y que ni él ni otra criatura alguna debe presumirse que sea suficiente para pensar algo como propio de sí, “porque todo nuestro conocimiento y suficiencia nos viene de Dios”. Confiesa lleno de humildad que antes había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, y no se avergüenza en decir que es el primero de los pecadores. “Cuidado, pues, en no seduciros, porque si alguno de vosotros, decía el mismo santo a los corintios, se tiene por sabio, mejor fuera si se hiciese como ignorante y sencillo, porque la sabiduría de este mundo es estupidez para con Dios”. Por lo que no debemos jamás gloriarnos ni hacer alarde de lo que sabemos, aunque nos parezca sublime y elevado; de esta suerte nos acomodaremos a las cosas humildes y seremos amables y sencillos para con nuestros prójimos; y si nos conocemos útiles para ellos, especialmente para los flacos y pobres de espíritu, prestémonos gustosos a su servicio, gloriándonos solamente en el Señor.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en su profunda humildad; y entre
tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia
particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 28 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la
Oración.
San
Pablo, a quien Dios quiso elegir para ejemplar de los pecadores, nos manifiesta
en muchas de sus cartas el gran cuidado que tenía en orar no solamente por él,
sino que también por toda la Iglesia. Ya desde el momento en que se vio trocado
por la eficacia de la gracia divina, se fue a Damasco, y allí puesto en oración
esperó que llegase Ananías, a quien Dios había destinado para que le instruyera
y bautizase. Escribiendo después a los de Éfeso les dice: “doblo mis rodillas al Padre eterno, para
que por su santo Espíritu os corrobore en la virtud, según los tesoros de su
gloria”. A los romanos les participa que siempre sin cesar hace mención
de ellos en sus oraciones; y a los filipenses les escribe diciéndoles que da
gracias a Dios cada vez que se acuerda de ellos, haciendo lleno de gozo oración
por todos. Sabemos también que encontrándose preso con Silas, estaba en oración
dentro del calabozo alabando al Señor. En fin, él en todos tiempos, ocasiones y
lugares dio el más relevante ejemplo rogando por él y sus hermanos al Señor.
Tanta era la importancia y necesidad que el Apóstol conocía de la oración, que
siempre la encargaba a los fieles tanto en sus escritos como en su predicación:
“Ruégoos,
hermanos míos, les decía, por Jesucristo nuestro Señor y el amor del Espíritu
Santo, que me ayudéis con vuestras oraciones. Orad y velad en todo tiempo y con
todo fervor, rogando a Dios por todos y por mí, a fin de que me dé acierto en
la predicación de su santo Evangelio. No andéis solícitos de las cosas de este
mundo; dirigid vuestras oraciones a Dios, dándole gracias al mismo tiempo de
los favores que os ha dispensado; y de este modo la paz del Señor reinara en
vuestros corazones y todas vuestras acciones serán honestas y fundadas en la
piedad”. Ea, pues, cristiano, la oración te encarga
a ti también el santo Apóstol: dirígete a él con toda confianza y pídele por ti
y por tus hermanos el remedio de todos los males, especialmente de aquellos que
perturban nuestro sosiego y tranquilidad espiritual.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo; y entre tanto pida
cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular
que desea alcanzar por medio de esta novena.
—La oración y los gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 29 DE JUNIO
Por
la Señal...
Acto
de contrición.
MEDITACIÓN: De la
Perseverancia.
Hoy que concluyes, cristiano,
la novena del apóstol San Pablo, nada puedes meditar mejor que su
perseverancia, para que lo sepas imitar hasta la muerte. Las persecuciones, los
peligros, las injurias, las cárceles, los tormentos y finalmente la muerte que
sufrió, son un testimonio el más evidente de su invencible perseverancia, desde
el día en que Dios le llamó para ser su Apóstol hasta el día en que recibió del
mismo Señor la palma del martirio. Por
eso nos recomienda tanto en sus escritos esta virtud: “Permaneced,
nos dice, firmes y constantes creciendo
siempre en la obra del Señor, estando ciertos que vuestro trabajo será bien
atendido. Velad siempre y sed fuertes en vuestra fe; retened la palabra de vida
que os he dirigido, pues no pienso ni deseo haber trabajado en vano”. “Con toda
sencillez he vivido y conversado entre vosotros, decía a los fieles de
Corinto, y espero que conoceréis y retendréis hasta
el fin lo que habéis logrado leer y conocer en mis cartas”. Escucha,
cristiano, como reprendía el santo Apóstol a aquellos hombres de Galacia que no
sabían ser constantes en el bien que se les había enseñado: “¡Oh insensatos!, les
decía, ¿quién os ha fascinado y engañado para que
no obedezcáis a la verdad que se os inculcó? ¿Tan necios sois que, habiendo
empezado una vida espiritual, queráis acabar con una vida solamente carnal? ¿De
este modo despreciáis y echáis a perder lo que habéis trabajado y sufrido para
alcanzar vuestra salud espiritual?”. Haz, pues, devoto de San Pablo,
que esta novena en que has meditado sus hechos y consejos, quede de tal suerte
grabada en tu memoria, que jamás olvides y dejes de practicar las virtudes que
en ella has aprendido. De
ti se despide el Santo diciendo: “Guarda, hermano,
los divinos mandamientos hasta la venida de Jesucristo, sin dar jamás lugar a
reprensión alguna; y en fin, todo lo que sea verdadero, honesto, justo, amable,
virtuoso y digno de alabanza, esto solamente piensa y medita. Y todo lo que aprendiste,
recibiste, oíste y viste en mí, esto es lo que debes hacer”. De esta
suerte el Dios de la paz será contigo, y pues que Él da los auxilios para
empezar, Él también te dará la gracia necesaria para perseverar hasta el fin de
tu vida y entrar después de tu muerte a la participación de su gloria por todos
los siglos de los siglos. Amén.
—Se
meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y
Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol san Pablo en su invencible
perseverancia en el bien obrar; y entre tanto pida cada uno al Señor por la
intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por
medio de esta novena.
—La
oración y los gozos se rezarán todos los días.
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