viernes, 13 de junio de 2025

NOVENA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.

 


Novena tomada del libro Coloquios con Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, escrito en francés por un religioso benedictino de la Congregación de San Mauro, y traducida al castellano por Don Felipe Moreno Estepar en 1796. 4.ª edición publicada en Madrid por la Imprenta de la calle de la Greda en 1819.

 

COMENZAMOS: 11 de junio del 2025.

FINALIZAMOS: 19 de junio, fiesta del Corpus Christi.

Se festeja el jueves de la semana que sigue a la fiesta de la Santísima Trinidad.

 

NOVENA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

   

 

   

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin pecado original.

 


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

ACTO DE CONTRICIÓN


   Dios y Señor mío, mi Criador, mi Redentor y Glorificador, en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo sobre todas las cosas: penetrado mi corazón del más vivo dolor de haberte ofendido, recurro a tus pies y presencia santísima, conociendo que he pecado delante del cielo, y contra ti; y por ser quién eres infinita bondad, me pesa una y mil veces de haberte ofendido: recibe, Señor, la contrición de mis pecados, y auméntala, y perfecciónala para que sea firme el propósito que hago de nunca más volverte a ofender, y de confesarme. Y en reconocimiento de la misericordia, que espero me has de conceder, admitiéndome a tu gracia, quiero dedicarme a tu obsequio en el Santísimo Sacramento, donde te alabaré y bendeciré toda mi vida. Amén.

 


DÍA PRIMERO —11 de junio

 

CONSIDERACIÓN: LA DIVINA MAJESTAD EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO COMO DIOS.

 

   Soberano y eterno Dios, en cuya presencia están llenos de respeto y reverencia los más altos Serafines; y maravillados de vuestra infinita grandeza no hacen más que repetir: «Santo, Santo, Santo»: que has querido encerrar en la sagrada Eucaristía todas tus perfecciones: dígnate recibir en señal de mi agradecimiento todas las alabanzas que te dieron, y dan todos los bienaventurados desde su creación, y todos los santos desde que entraron en tu gloria, y las que te dan y darán todas las criaturas desde el principio del mundo por toda la eternidad; y te pido humildemente alumbres mi alma con una fe muy viva, para que conociendo tus finezas en el Santísimo Sacramento, te sepa tributar continuas acciones de gracias, y la más profunda adoración. Amén.

 

—Ahora se reza una Estación, consistente en seis Padrenuestros, Ave Marías y Glorias, y después se dirán estos:

 

AFECTOS

 

Tú eres mi Dios, y te confesaré siempre en este Santísimo Sacramento.

Tú eres mi Dios, y te exaltaré.

Te confesaré siempre, porque te has dignado oír mis súplicas en este lugar de propiciación.

Glorificaré tu nombre eternamente, porque así manifiestas sobre mí tu misericordia.

Tú solo eres Dios; y no hay otro fuera de ti. Tú solo Santo. Tú solo Señor.

Tú solo Altísimo... Tú esplendor del Padre. Figura de su sustancia. Ilumina mi entendimiento, y abrasa mi corazón con tu amor.

  

—Aquí se hará la súplica, pidiendo a nuestro Señor lo que se desee conseguir por medio de esta Novena.

  

ORACIÓN COMÚN PARA TODOS LOS DÍAS


   Dios eterno y misericordiosísimo, que obligado de tu infinita caridad quisiste enriquecer a tu Iglesia con el preciosísimo e inestimable tesoro de tu Cuerpo y Sangre, para ser en la Eucaristía rey que nos gobiernas, pastor que nos diriges, médico que nos sanas, maestro que nos enseñas, padre que nos amas, sol que nos alumbras, y fuente divina e inagotable de donde se derivan todas las gracias; reconocida mi alma a tus infinitas finezas, quisiera arder en el fuego de los Serafines para derretirse en tu obsequio, y saber darte gracias por haberte quedado en el Santísimo Sacramento para unirte a nosotros con vínculo tan estrecho de dulcísima caridad, o poder recompensar las injurias que recibes de tantos infieles y herejes, y de los malos cristianos con sus comuniones sacrílegas, o del olvido que padeces en las iglesias, donde no quieren hacer caso de Vos los hombres, con quienes aseguras tienes tus delicias. Pero ya que son tan débiles y pobres mis afectos, yo te ofrezco todas las adoraciones que te tributan los bienaventurados, y las alabanzas que te dio en la tierra, y te dará en el cielo la reina de los Ángeles María Santísima. Recíbeme, Señor, por perpetuo esclavo tuyo, y haz que lo acredite en la reverencia con que te adore, y en el celo con que promueva tus cultos. Te encomiendo las necesidades en que se halla tu santa Iglesia, y te pido humildemente mires con perpetua misericordia a este tu católico reino, que tanto te ha venerado. Que destruyas las herejías, conviertas a los pecadores, y perfecciones a los justos. Abrid, Señor, vuestra mano liberalísima, y compadecido de todas mis necesidades temporales y espirituales, dadme el remedio que en todo necesito, para que, santificado con tu gracia, te alabe por todos los siglos. Amén.

 

HIMNO


¡Oh, Hostia saludable!

Tú que abres las puertas del cielo,

préstanos tu fortaleza y tu auxilio

cuando los enemigos estrechan el cerco.

Para Ti, Señor, uno y trino,

sea siempre la gloria eterna,

que nos conceda una vida sin fin

en la patria (el Paraíso).

 

. Nos has dado Pan del Cielo.

. Que contiene en sí todo deleite.

 

ORACIÓN


   Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin pecado original.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

domingo, 8 de junio de 2025

NOVENA A SAN JUAN FRANCISCO RÉGIS.

 


Novena dispuesta por un sacerdote deseoso de extender la devoción al Santo, y reimpresa en Ciudad de México por don Mariano de Zúñiga y Ontiveros en 1790, con aprobación eclesiástica.

 

COMENZAMOS: 7 de junio.

FINALIZAMOS: 15 de junio.

FESTIVIDAD: 16 de junio.

  

INTRODUCCIÓN

 

Si alguna cosa pudiera turbar la serenidad que gozan los Santos en la Gloria, esta sería el olvido de sus beneficios. Es la ingratitud monstruo tan aborrecible, que aun los que no hacen el beneficio por el interés de la correspondencia, es preciso sientan, o se duelan de no verse correspondidos: y si los beneficios que los Santos hacen a los hombres siempre van enderezados a la mayor honra y gloria de Dios, con el olvido de estos beneficios se le disminuye a Dios la gloria que le resulta del agradecimiento. Esto es lo que puntualmente está sucediendo con el esclarecido Jesuita San Juan Francisco Regis, uno de los Santos que más trabajó en beneficio de los hombres, ya fuese estando de pasajero y de viador en este Mundo, ya estando glorioso y bienaventurado en el Empíreo: pues mientras vivió en el Mundo no fue otro su anhelo que socorrer y beneficiar al prójimo, sin perdonar trabajo o incomodidad que fuese conducente al bien de los hombres. Largas peregrinaciones, ásperos caminos, sedes, hambres, cansancios, y todo género de penalidades, eran las delicias de su corazón, como con esto se lograse el remedio de alguna necesidad del prójimo. Y ahora que está en el Cielo no hay trabajo, necesidad y enfermedad o miseria que no remedie luego que llegan a sus oídos los clamores de quien se acoge a su protección. Este es un privilegio que ha querido Dios conceder al Santo Regis, haciendo que su Patrocinio se extienda, no a una u otra especie de Enfermedad o necesidad, sino a todas generalmente, y cuando a otros Santos ha concedido el Señor que sean Patronos y Abogados de particulares enfermedades, como a San Blas del mal de garganta, a San Paulino del dolor de costado, a San Francisco de Borja de la enfermedad de tercianas, a Santa Clara de la de demencias, a Santa Lucía del mal de ojos, y así de otros: a San Juan Francisco Regis ha constituido Abogado universal de todas enfermedades, que, como consta de su vida, Ciegos, Sordos, Mudos , Hidrópicos, Paralíticos, Atabardillados, Héticos, Ulcerados Gálicos, Dementes, Agonizantes de varias enfermedades, todos han hallado su remedio en el Patrocinio de San Juan Francisco Regis. Y en lo que principalmente se ha experimentado su protección es en la enmienda de las costumbres, alcanzando el Santo de Dios auxilios eficaces para mudar de vida aquellos que se hallan sumergidos en el abismo de algunos hábitos viciosos, o con horror a la confesión sacramental de sus culpas.

 

Pero después de esto, tiene ya tan olvidado la piedad y devoción cristiana a este Ínclito Celador de las Almas, que son pocos los que lo conocen; y aún más pocos los que se acercan a sus Aras a venerarlo, y a invocarlo en sus necesidades. Por eso en desagravio de este olvido y abandono, se ha reimpreso esta Novena, y la corregí según el estilo del día, procurando poner a los ojos de los Católicos aquellos pasajes más notables de la portentosa Vida de nuestro Santo Juan Francisco Regis, las virtudes más heroicas en que con particularidad resplandeció; para que del conocimiento de uno y otro se excite la devoción a venerarlo, y la confianza se aliente a pedirle su auxilio en las necesidades.

 

Y aunque todo tiempo es a propósito para hacer esta Novena; pero el más propio es comenzándola a siete de Junio, para acabarla a quince, que es la víspera del Santo, pues su Canonización tan plausible la celebró a diez y seis de Junio del año de mil setecientos treinta y siete el Sumo Pontífice Clemente XII, quien expidió el Decreto solemne de dicha Canonización a cinco de Abril del propio año; y nuestra Madre la Iglesia celebra anualmente con Misa y Oficio propio la Festividad de este gran Santo el día diez y seis de Junio.

 

También se puede empezar a diez y seis de Mayo, para concluirla a veinte y cuatro, en cuyo día el año de mil setecientos diez y seis se celebró en Roma la Beatificación de San Juan Francisco Regis, habiendo expedido su Breve el Señor Clemente XI a ocho del mismo mes y año.

 

Finalmente, como este Glorioso Santo nació en el Reino de Francia, en la Diócesis de Narbona a treinta y uno de Enero del año de mil quinientos noventa y siete, y murió a treinta y uno de Diciembre del de mil seiscientos y cuarenta, a los cuarenta y cuatro de su edad, y veinte y cuatro de Religión, empleando los diez últimos en el Apostólico Ministerio de las Misiones por el celo y bien espiritual de los Prójimos: se puede asimismo hacer esta Novena en alguno de dichos dos meses, dando principio a ella el día veinte y tres, y finalizándola el treinta y uno.

 

Pero en cualquier tiempo que se haga dicha Novena, ha de ser haciendo una buena, verdadera y dolorosa confesión de las culpas, para que éstas no corten el camino a los favores que el Santo quisiere hacer, como se refiere en su Vida haber acaecido a uno que le empezó su Novena para conseguir la salud, determinando confesarse bien en ese tiempo, pero mudando de parecer en el discurso de la Novena, resolvió no confesarse, y al punto se le agravaron los accidentes, de modo que reconoció ser castigo del Cielo; y habiéndose confesado, quedó perfectamente sano con asombro de todos. Y son muchos los milagros que ha hecho el Santo Juan Francisco de Regis a las personas que en honor suyo han dicho nueve Misas, o las han mancado decir, o a lo menos una; pues esta devoción le agrada mucho al Santo, quien nos haga sus verdaderos devotos y nos lleve a la Gloria.

        

NOVENA AL APÓSTOL DE LA FRANCIA SAN JUAN FRANCISCO REGIS, DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PADRE DE POBRES Y ABOGADO UNIVERSAL PARA TODAS LAS NECESIDADES DE ALMA Y CUERPO

 

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 


ACTO DE CONTRICIÓN



   ¡Oh Piélago inmenso de bondad y misericordia! Jesús mío, cuán avergonzado llego, Señor, a vuestros pies, viendo mi torpe ingratitud. Después que Vos disteis la Sangre y la Vida por mí; después que me abristeis las puertas de la Gloria con vuestra afrentosa muerte; después que por medio de los Santos Sacramentos me facilitasteis el camino para la eterna felicidad, yo todo lo he despreciado, y por un deleite tan breve, que se ha desaparecido como sombra me he atrevido a ofenderos, a volveros las espaldas, y a renunciar vuestra amistad. Yo me arrepiento, Jesús mío, me pesa con todo mi corazón, y aborrezco sobre todo mal el pecado, por ser ofensa de tan grande Bondad: lo reconozco como una ingratitud la más monstruosa, y espero que la Bondad con que me has sufrido cuando te ofendí, has de continuar ahora que te busco, dándome el perdón de mis pasados desacatos, y concediéndome los auxilios que necesito para no volverte a desagradar. Amén.

  


ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA


 

   Soberana Reina de los Ángeles MARÍA Santísima: Madre verdadera del Hombre Dios, y Madre también amorosísima de los hombres pecadores: ¿Cómo podría yo atreverme a llamar a las puertas de la Divina Misericordia, si no tuviera en aquel Tribunal una Abogada tan piadosa y tan poderosa como Tú? ¿Cómo podría esperar de la Divina Justicia el perdón de mis pecados, si no fueras Tú la Intercesora que pidiera por mí, y la Madre de misericordia y de piedad? El mismo título que gozas de Madre del Salvador, te hace también Procuradora de mi salud: faltan méritos en mí para obligarte a socorrerme, pero esa misma miseria mía es motivo a tu piedad para socorrerme. Ea, Madre del Amor hermoso, Tesorera de las divinas gracias, aquí tienes al más despreciable de todas las criaturas; abre el seno de tu piedad para abrigar a quien clama desamparado; dale la mano a quien, caído en un abismo de miserias, no tiene otra esperanza de salir de él sin tu piadosísima intercesión. Amén.

  


DÍA PRIMERO – 7 DE JUNIO

 

LECCIÓN

 

El amor de Dios fue el alma de todas las empresas, y de todas las obras de San Juan Francisco Regis, y nada ejecutaba que no fuese por agradar a Dios, prorrumpiendo continuamente en estas opresiones: «¡Oh Dios, amor y leticias de mi corazón! ¡Que no pueda yo amaros cuanto Vos merecéis ser amado, y cuánto yo deseo amaros!». Y era tan ardiente la llama de este amor, que le era necesario algunas veces refrigerar la cabeza con agua, para hacer tolerable el incendio en que se abrazaba.

 

De este amor de Dios le nacía el anhelo y el ansia de evitar todo cuanto era ofensa de su Divina Majestad, aunque fuese a costa de su vida: y en cierta ocasión que le maltrataron unos mozos, a quienes había estorbado sus licenciosos y deshonestos arrojos, luego que volvió en sí de los golpes que le dieron, dijo: «¡Oh mi Dios, que no pueda yo padecer más por vuestro amor!».

  

ORACIÓN

 

   Amabilísimo Dios y Señor mío, que concediste a tu siervo San Juan Francisco Regis tan puro amor tuyo, para que con él te agradara en todas sus acciones, palabras y pensamientos, y para que procurara atraerlos a todos a que te sirvieran y amaran. Suplícoos humildemente que por sus méritos me concedas un purísimo amor tuyo, para que aborreciendo todo lo que es ofensa tuya, solo atienda a observar tus divinos preceptos, y aumentar la gracia, hasta llegar a adorarte y amarte por toda la eternidad en la Gloria. Amén.

  

—Aquí se rezan tres Padre nuestros y tres Ave Marías, con Gloria Patri.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

   Gloriosísimo y Bienaventurado San Juan Francisco Regis, que con tan singular esmero procuraste agradar a Dios en todos tus pensamientos, palabras y obras; y con tan ardiente celo te aplicaste a la salvación de las Almas, sin perdonar trabajo alguno por evitar ofensas de Dios. Yo imploro, Santo mío, humildemente a tu poderosísima Caridad, para que me alcances de la divina Misericordia un aborrecimiento eficaz a toda culpa, un vivísimo dolor de las que he cometido, y que en lo venidero solo atienda a servir y amar a mi Dios con todas las veras de mi corazón, procurando asegurar mi eterna salvación, imitando tus virtudes de manera que merezca en la hora de mi muerte que me asistas y me alcances sentencia favorable del Juez Supremo. Así mismo te suplico intercedas con Dios nuestro Señor, para que me conceda la gracia que necesito y deseo conseguir por medio tuyo en esta Novena, si fuere para honra y gloria de Dios y bien de mi Alma. Amén.

 

GOZOS DE SAN JUAN FRANCISCO REGIS

  

Pues el blanco de tu celo

Fueron las necesidades,

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Apenas al Mundo sales

A ser del Mundo consuelo,

Cuando ya tu vida el Cielo

Libra de riesgos fatales:

Y es que Dios a los mortales

Preparaba en ti el consuelo:

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Para Vaso de elección

Que de Dios el Nombre lleve,

Sagrado impulso te mueve

A entrar en la Religión:

En ella a la íntima unión

Con Dios levantas el vuelo.

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Porque el verdadero Dios

De todos fuese adorado,

Querrías que hubiese sonado

En todo el Mundo tu voz:

Por eso corres veloz

De tu Patria el largo suelo:

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Tú eres pies para los cojos,

De Huérfanos eres Padre,

A cual amorosa Madre

A todos les sirves de ojos:

De la suerte los enojos

Remedias con dulce Celo:

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

No hay mal a que no se extienda

Tu caridad compasiva,

Ni hay Pobre que no reciba

De tu amor alguna prenda:

Tu piedad es una tienda

En que hallan todos consuelo:

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Pobres, Enfermos, Tullidos,

Todos corren a ti ansiosos,

Y de tus brazos piadosos

Todos salen socorridos:

Jamás tuviste los oídos

Cerrados al desconsuelo.

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

A trueque de que ofendida

No sea la alta Majestad,

Está pronta tu piedad

A sacrificar la vida:

Caridad tan encendida,

Haz que encienda nuestro hielo.

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

Pues el blanco de tu celo

Fueron las necesidades,

Remédiennos tus piedades

Ahora que estás en el Cielo.

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, que al Bienaventurado San Juan Francisco Regis adornaste con una admirable caridad y con una invicta paciencia para poder tolerar los muchos trabajos que se le ofrecieron en el ejercicio de traer las Almas al camino de la salvación: concédenos que instruidos con su ejemplo y ayudados de su intercesión, nos hagamos merecedores del premio de una vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

martes, 3 de junio de 2025

NOVENA EN HONOR A SAN ONOFRE.

 


Sacada a la luz por un devoto del Santo, e impresa en México en 1808. El Ilmo. Sr. Arzobispo de México, D. Francisco Javier de Lizana y Beaumont, concede 80 días de Indulgencia a quien rezare esta devoción.

 

COMENZAMOS: 3 de junio.

FINALIZAMOS: 11 de junio.

FESTIVIDAD: 12 de junio.

  

PIADOSA NOVENA EN HONOR DEL GLORIOSO ANACORETA SAN ONOFRE

  

 

   

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

ACTO DE CONTRICIÓN


   Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta: ofrézcoos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

  

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

   Oh Dios mío, por tu infinita bondad hago dulce memoria del penitente anacoreta San Onofre ¡Oh buen Jesús! Por este beneficio seáis eternamente alabado en la gloria. Con amorosa providencia, dispusisteis que vuestro siervo, el abad Pafnuncio, penetrara los desiertos de Egipto, y con los trabajos imponderables, caminara por aquella soledad, diez y siete días, para buscar y hallar a nuestro amado Onofre, cuando ya se le acercaba su muerte, dejando esto, en público testimonio de su vida mortificada, os suplico humildemente por los méritos de este gran santo, me hagáis participante de los favores que prometéis a vuestros devotos, en cuya poderosa intercesión hallan remedio los pecadores, de costumbres y envejecidos en sus vicios, y vos, Padre mío San Onofre, cuya presencia en el desierto confortó el espíritu del Santo Abad Pafnuncio, le borró la memoria de los trabajos padecidos en tan larga peregrinación, le llenó de gozo su amable visita y conversación, y se tenía por el más dichoso entre los mortales por solo el haberos visto y hablado ¿Cuál será mi felicidad si el Señor me concede la gracia de ser siempre vuestro devoto y amante? ¡Oh, quien os hubiera conocido antes, Santo mío! Jamás me olvidaré ya de vos, confío hallar alivio en mis trabajos, consuelo en mi alma, y echar de mi los malos pensamientos y deleites de la carne, según la promesa que hiciste en el desierto diciendo al Santo Abad Pafnuncio: “cuando vuelvas a Egipto, dirás a los siervos de Cristo, que el que hiciere memoria de mí, será libre de tentaciones, porque así lo he pedido al Señor, y su bondad me lo ha concedido” ¿dejaré yo de elegiros por mi defensor en las tentaciones, cuando el mismo Dios ha concedido esta particular gracia para vuestros devotos? Desde ahora, santo mío, os elige por su patrón e intercesor, mi pobrecita alma, con la segura confianza que, viviendo a vuestra sombra, guardaré los divinos preceptos, me mantendré firme y constante en la amistad con Dios, y por desgracia la perdiere, me alcanzareis un fervoroso dolor para arrepentirme, y morir antes que ofenderos. Amén.

 


DÍA PRIMERO – 3 DE JUNIO

 

ORACIÓN

 

   ¡Oh Gloriosísimo San Onofre! Dulce abogado mío, a cuya presencia viene mi alma, atraída de la bondad divina, que se complace viéndoos buscar el socorro de nuestras miserias en sus amigos y privados, que ha prometido grandes favores a los que se acogieren a vos, admitid mi súplica y oídla compasivo, confío dijiste, Santo mío, que hará el Señor muchas mercedes a los que te tomaren como intercesor: Santo mío, yo confío alcanzarlas todas por vos, porque son muchas las necesidades de mi alma, sin número son las gracias que el Señor os ha prometido, distinguiéndoos entre los santos, porque fue vuestra virtud distinguida entre los demás, elegiste por amor a Dios y por imitar a San Juan Bautista, una vida que careciese de todo alivio y consuelo terreno, permaneciste en ella sesenta años continuos, y hubieras preservado cuantos siglos hubiera ordenado la Divina Providencia ¿Quién podrá penetrar la grandeza de vuestro mérito ni el aprecio que mereció vuestra penitencia en la aceptación del Señor? Alcánzame, Santo mío, de la Divina Bondad, que os venere con piadoso afecto, con solo esto me prometo observar una vida cristiana, confesar todos mis pecados, y corregir mis costumbres, apártame de los riesgos y peligros de perder la gracia, ser fiel a Dios en adelante, correspondiendo con obras a las palabras que le he dado, para que, perseverando en gracia, os acompañe en el cielo por toda la eternidad. Amén.

 

—Se reza un Credo al Señor, y se pide al santo lo que cada uno necesite conseguir en esta novena.

  

GOZOS

  

Pues el poder infernal

Tiembla a tu nombre elevado:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Al primer golpe del cielo,

Burlaste al mundo engañoso,

Buscando amoroso

Con insaciable desvelo,

Pues en un claustro tu celo

Hizo vida angelical:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

En vigilia y oración

A los monjes excediste

Y en breve de todos fuiste

Ejemplo y admiración,

Si granjeo tu corazón

Tan abundante caudal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Un designio soberano

Te sacó del monasterio

Y de una luz al imperio

Se te reveló el arcano,

Negado al comercio humano,

Fuiste todo celestial:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

En el yermo te escondiste

Y acendrando tu inocencia

En austera penitencia,

Sesenta años consumiste,

Si amoroso resististe,

A toda la ira infernal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

El pan de tribulación

Con lágrimas amasado,

Fue tu plato regalado

Y toda tu ocupación,

Lograste en tal refección,

Gran aumento espiritual:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Ya no humano parecía

Tu espíritu, pues se humana

Un ángel cada semana

A darte la Eucaristía,

¿Qué efecto en ti no haría

Tal divino panal?:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

A tan eminente grado

De perfección arribaste,

Que varias veces lograste

Ser por Ángeles tomado,

Y en el cuerpo y alma elevado

A ver al Dios inmortal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Varias veces arrobado

Con Dios tu espíritu uniste,

Con cuyos raptos viviste

Como bienaventurado,

Oh galardón ajustado

A virtud tan especial:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Cuando Dios determinó

Premiar tus austeridades,

A tan hondas soledades

A un santo Abad dirigió,

Tus virtudes le mostraron

Justo como liberal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

Le ofreciste al abad Santo,

Su parte en el reino eterno,

Y para el devoto tierno,

Tu auxilio en todo quebranto,

Sea tu nombre, por tanto

El remedio a todo mal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

De Dios tú mismo

Al morir, le aseguraste

Que no puede hacer contraste

A tu poder el abismo

¡Oh ejemplo! ¡oh heroísmo!

¡Oh amor el más maternal!

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

En tranquilidad dichosa

El espíritu exhalaste

Que a tu Dios encomendaste

En oración fervorosa,

Procedió a tu hora gloriosa

La más brillante señal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

De la luz inmensos raudales

Cercáronte en dulce calma,

Y recibieron tu alma

Con músicas celestiales,

Pues miras ya sin cendales,

La misma luz esencial:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

No niegues pues tu asistencia

Al devoto que afligido,

De tu poder persuadido

Invocase tu clemencia,

Pues espera en tu influencia

Socorro todo mortal:

Sednos, Onofre sagrado,

Protector universal.

  

. Ruega por nosotros, ¡Oh San Onofre!

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN


   Padre mío San Onofre, yo sé que todo lo que pidas al Señor, lo alcanzarás por la fidelidad y pureza en servirle sesenta años en el desierto, dadme vuestra bendición y pedid al Señor, que, así como me ha concedido veneraros en esta vida, me conceda también gracia para acompañaros eternamente en la gloria. Amén.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.