Novena
dispuesta por el Padre Antonio Vidal de Figueroa, del Oratorio de San Felipe
Neri en el Arzobispado de México, reimpresa en 1787 a solicitud de un religioso
franciscano descalzo del convento de San Antonio y Santa Bárbara en Puebla de
los Ángeles.
COMENZAMOS: 27 de enero.
FINALIZAMOS: 4 de febrero.
FESTIVIDAD: 5 de febrero.
INTRODUCCIÓN
AL INTENTO Y MOTIVO DE LA NOVENA
Una
verdad no menos que Evangélica nos hizo prevención con la Fe de otra que en
estos tiempos se nos ha entrado por los ojos, y debiéramos confesar con
sentidos lamentos de nosotros mismos. Ninguno, aunque verdaderamente sea
Profeta, es tenido por tal en su Patria, dijo Cristo nuestra vida por San
Lucas: «Nemo
Prophéta est in Pátria sua: Nadie es profeta en su propia tierra» (Luc. IV, 24). Y si averiguamos el porqué
de esta fatal costumbre, lo hallaremos explicado con la erudita pluma del Docto
Padre Escobar, quien hablando en su Exposición de esta cláusula dice estas
palabras: No
les falta posibilidad a los de una Patria de ofrecer más cultos y aclamaciones
a los Sagrados Oráculos que en ella florecen, y aún más de los que rinden en
obsequio de los extraños, sino que es propensión el que aunque se atiendan
abismos prodigiosos y singulares hechos, si aquél en quien se ostentan es de la
propia Patria, no sólo no los publican y vocean con aclamación, sino que omisos
los desprecian dando a entender ingratos y manifestando incrédulos, el que
tales varones son como incapaces de que Dios obre por ellos maravillosos
efectos: y esto es tan antiguo (dice el citado Padre) que si se
revuelven las antiguas Historias de los Profetas no se hallará uno si quiera
que en su Patria sea tenido por tal: «Si véterum Prophetárum histórias
evoluéritis comperiétis, nullum unquam Prophétam in prœlio fuísse habítum in Pátria sua, et apud suos cognátos; non
quod munus facére possint aut vellent
bene facére suis quam aliénis; sed quod incredúlitas
cognatórum ipsos indígnos Divíno benefício reddat: Si analizáis las
historias de los antiguos Profetas, descubriréis que ningún Profeta estuvo
jamás en batalla en su propio país y entre sus parientes; no que puedan hacer
un servicio o prefieran hacerlo para sí mismos que para los demás; pero que la
incredulidad de los parientes los hace indignos del beneficio divino» (Antonio de Escobar y Mendoza, In
Lucam). Ven aquí a la letra lo que nos ha sucedido y está sucediendo a los
Patriotas de la Ciudad Mexicana, con nuestro gran Compatriota el Glorioso SAN FELIPE DE JESÚS, pues en vez de aclamar
continuamente sus virtudes, de referir sus espirituales hazañas y divulgar más
y más de su santidad los prodigios, hemos sido tan
tibios para con el Santo, que olvidados de la especial obligación que para con
él tenemos, por ser de nuestra Patria y haber ennoblecido cristianamente la
Mexicana Ciudad, nos hemos descartado con remitir nuestro desempeño a los
abreviados, aunque primorosos escritos, que para su culto se han dado a la
estampa, y los más de estos a solicitud de personas extrañas y no de dicha
Ciudad. Que mucho que lo confesemos Glorioso y Bienaventurado si a esto
nos compele la Fe, y nos obliga la debida obediencia que católicamente tenemos
vinculada en la Silla Apostólica, que así nos lo ha insinuado con sus
indefectibles ordenaciones.
El
nacional y patrio amor habíamos de ostentar no sólo en una anual fiesta en que
se celebra el Santo, sino con cotidianos recuerdos, sucesivas memorias e
instantáneas devociones para con el Santo y su mayor culto y gloria accidental,
procurando que en nosotros resplandecieran algunas de las virtudes de este
Glorioso Protomártir, que a más de ser justicia, será muy útil para nosotros, y
aun nos es condición necesaria para alcanzar del Santo su patrocinio, porque
este no se consigue de los Santos si no se imitan devotamente sus virtudes. Así
lo predicó San Agustín en un Sermón de otros Mártires Santos con estas palabras: «Debent enim
in nobis áliquid recongnoscére de suis virtútibus, ut pro nobis dignéntur
Dómino supplicáre: Porque es necesario que
reconozcan en nosotros algo de sus virtudes, para que se dignen suplicar al
Señor por nosotros.». (Sermo
46 de Sanctis).
Se
añade otro motivo que hubo para esta Novena, y es el siguiente: La dichosa Casa donde nació SAN FELIPE DE JESÚS, no
sólo estaba en la calle que va de la Puente quebrada al Arco de San Agustín
(como lo testifica el Padre Fray Baltasar de Medina, religioso descalzo de San
Francisco, y erudito historiador de su vida), sino
que dicha Casa estaba en el propio sitio y lugar en donde hoy está la Iglesia
del Oratorio de San Felipe Neri. Así lo testificó una persona eclesiástica muy
autorizada, la cual murió de mucha edad, esta contó muchas veces, y lo dejó
testificado por escrito, el que había tenido la dicha de que un tío carnal del
Santo le sacase de pila, y lo hubiese tenido cuando recibió el agua del Santo
Bautismo, y con ocasión de haberle comunicado, después de haberse pasado
algunos años, le oyó decir y contar varias veces, que en este sitio había sido
su propia Casa donde había nacido el Santo, y esto es tan fijo, que se puede
asegurar que el Santo nació no solo en este sitio, sino en el propio que hoy
tiene Colateral en nuestra Iglesia, y esto se probará bastantemente, si se pone
atención al caso siguiente, que es tan misterioso como digno de memoria.
Con
atención de haber levantado de techo nuestra Iglesia de San Felipe Neri, fue
consiguiente el aumentar el tamaño de los Colaterales que tenía, con este
motivo andaban algunos de nuestros Sacerdotes registrando por la Casa los
Lienzos que en ella había y podían acomodarse en el adorno de dicho Altar, y no
habiendo hallado alguno que fuese al propósito, se oyó repentinamente en la
Sacristía un grande estrépito, a cuyo ruido entró con presteza uno de dichos
Sacerdotes, y vio que un Lienzo que en ella estaba colgado, bien grande y
pesado por el marco que lo guarnecía, había caído hasta el suelo, y lo que se
admiró fue el que ni la alcayata se había aflojado, ni la argolla que lo
sustentaba se había roto: viendo este prodigio se levantó la voz diciendo: «San Felipe se
ayuda, San Felipe quiere que lo pongan en ese Altar». Entraron los demás Padres, tomaron el Lienzo, y
midiéndolo con dicho Altar, reconocieron que venía tan al propósito como si se
hubiese hecho para el lugar principal de en medio de dicho Altar, en donde hoy
está desde entonces, y se venera hoy con fiesta anual de Misa y Sermón.
Se
añade a esto el caso que se refiere en la Novena que dispuso a SAN FELIPE DE JESÚS el Padre Don Ignacio Fernando de
Mateos, quien lo oyó del Muy Reverendo Padre Fray José Espinosa, Provincial que
fue de la Santa Provincia de Nuestra Señora de la Merced de México, como lo fue
también dos veces el Muy Reverendo Padre Maestro Fray Manuel de Llano, ambos
sujetos ilustres en virtud y letras (con otros sujetos de igual representación
y crédito), conviene en que a un Regidor de la Villa de Colima, Obispado de
Michoacán, que ignoraba (como todos los de Colima) si había SAN FELIPE DE JESÚS en el Catálogo de los Santos y en
el lucido Coro de los Mártires, y que iba con los demás Regidores a elegir y
votar en el Cabildo de dicha Villa un Santo que fuese Protector y Patrón de
ella, porque los frecuentes terremotos en que vivían todos los vecinos, con los
continuos temblores y sustos que les ocasionaba su terrible volcán, poniéndolos
en la más espantosa consternación: entonces se dejó
ver el Santo en traje de Religioso Francisco Descalzo (que el vulgo
llama Dieguino) y con la representación de Joven,
diciéndole que lo votara, y preguntándole quién era, le notició ser Fray Felipe
de Jesús, que quería tener bajo de su tutela y Patrocinio aquella Villa.
Todo lo cual se hizo saber al Ayuntamiento y vecindario, y después de una rifa
de muchos Santos, en que por tres veces salió la suerte a SAN FELIPE DE JESÚS, lo eligieron por su Protector y
Patrón, con conocidas utilidades de la Villa y quietud de sus vecinos, pues ya
alguna vez se vio de resultas de un terremoto fuerte, cayese el cuarto en que
reposaba dormido un pequeñito niño de pecho, quedando en sus ruinas sepultado, más
la afligida madre clamó y suplicó al Santo desempeñase su Patronato, el que
quedó confirmado al ver todos que de las ruinas se sacó vivo y sin lesión al
tierno infante que juzgaban difunto.
Esta
le profesa muy cordial la Noble Ciudad de la Puebla, la que en las Ordenanzas
para su gobierno guarda, expresa lo siguiente: «Día
cinco de Febrero deberá asistir la Noble Ciudad a la Iglesia de Santa Bárbara
de Religiosos Descalzos de N. P. San Francisco, con el pectiniforme y bajo la
formalidad de Mazas, a la festividad del Glorioso Mártir San Felipe de Jesús,
Patrón de esta Noble Ciudad, mandada celebrar por Acuerdo de 14 de Febrero de
1631 a folio 200 vuelta del Libro núm. 17, dotada con veinte y cinco pesos para
los gastos, los que percibe el Síndico de dicho Convento».
Y
entre muchos Venerables Siervos de Dios que en ella han florecido, no olvida la
felicidad de haber tomado la vez primera el Hábito de Franciscano Descalzo SAN FELIPE DE JESÚS en el Convento de San Antonio y
Santa Bárbara de dicha Ciudad, que le mereció tener Novicio en la que hoy es
Provincia de San Diego de México, cuyo Franciscano Descalzo Instituto profesó
el Santo en Manila en 22 de Mayo de 1594. Por cuyo motivo el V. Padre Fray
Marcelo de Rivadeneyra, Compañero de los Santos primeros del Japón y testigo de
vista de su Martirio, habiendo pasado por esta Ciudad de la Puebla para volver
a España año de 1598, dejó a la Comunidad Religiosa del Convento de San Antonio
un pedazo de cutis del hombro izquierdo del Santo (que es hoy del tamaño y
figura de una hostia regular), a quien estando en la Cruz le cortó su Ven.
Compañero Fray Jerónimo de Jesús de una de las cinco Llagas o heridas que
abrieron al Santo las tres lanzas con que de parte a parte le atravesaron los
tiranos, pues ahogándolo en la Cruz la argolla que le oprimía la garganta, por
haberse resbalado el cuerpo, rasgándosele las espinillas con las dos argollas
de los pies, quedando descubiertos los huesos y canillas, por cuyo accidente
sufrió el Santo la tercera lanza, que no tocó a sus Santos Compañeros. Dicha
preciosa Reliquia se venera hoy día en dicho Convento de la Puebla, en una Cruz
de plata calada y sobredorada, en el centro de un Relicario, a la que por el
lado opuesto acompaña un pequeñito hueso de San Pedro Alcántara, ambas con la
mayor devoción de los Fieles de dicha Ciudad, la que en crédito de su
agradecido recuerdo reimprime esta Novena, deseando se extienda la devoción de
su Santo Novicio y Patrón, sin olvidar la circunstancia de que así como el
Venerable Padre Fray Vicente de San José tomó el Hábito, profesó y vivió siete
años en su Convento de San Antonio y Santa Bárbara, y por la Fe Católica murió
en una hoguera de fuego en el Japón, así también tuvo en dicho Convento a San
Martín de Aguirre y a su Discípulo San Francisco Blanco, cuando vinieron juntos
de España, antes de abrir San Martín su Curso de Artes en el Convento de
Churubusco. Ambos Compañeros de SAN FELIPE DE JESÚS en
la Cruz, y con quien vivieron en Manila dos años. Por cuyas circunstancias se
ha esmerado siempre la Puebla en los cultos de su americano SAN FELIPE desde los primeros años de su
Beatificación, en que le alcanzó y veneró su dichosa Madre estando viva en
México. Dejándonos en su Testamento que otorgó en México en 17 de Febrero de
1629 ante Francisco Olalde, Escribano Real la cláusula siguiente: «Ítem, declaro
que yo fui casada y velada según orden de la Iglesia con el dicho Alonso de las
Casas, y que durante nuestro matrimonio, hubimos y procreamos por nuestros
hijos legítimos de legítimo matrimonio, primeramente al Gloriosísimo Santo
Mártir SAN FELIPE DE JESÚS Y DE LAS CASAS, Mártir del Japón, de la Orden del Santo Padre San
Francisco Descalzo, criollo de esta Ciudad, cuya festividad se está celebrando
estos días en esta Ciudad de México, y está nombrado por Patrón de ella, etc.». Este grande, auténtico y jurídico documento, con
otros, guarda la Excelentísima Ciudad de México en lugar de la Fe de Bautismo,
de la que se reconoce recortada toda la hoja en que debió apuntarse, pues en la
siguiente hoja se lee la partida de una hermana del Santo. Ya se ve que no hace
menos fe el Testamento de la Madre del Santo, autorizado de los Escribanos
Reales y firma de la Testadora y Testigos, que la firma del Cura que era en
aquel tiempo. En el presente no debe ya dudarse
esto, porque nuestra Madre la Santa Iglesia nos lo afirma en repetidas
cláusulas del Oficio propio del Santo, que tiene concedido y aprobado para
ambos Cleros de la América.
DE LO QUE SE
HA DE HACER EN ESTA NOVENA.
Quien
hiciere esta Novena ha de confesarse primero, revalidando las confesiones que
hubiere hecho malas por falta de dolor, etc. Y caso de que esto no le acuse la
conciencia, hará confesión particular. Y si es persona que frecuenta
Sacramentos, procurará en estos días excusar algunos defectos veniales, de los
que más se suele incurrir. Se comulgará los nueve días, no impidiéndolo causa
justa, o a lo menos el primero, el cuarto y último día; pero consultándolo al
Confesor. Todos los días hará el Acto de contrición
y la Oración preparatoria, rezará cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y
finalizará con media hora de oración, y será sobre el punto del día. Todo en la
forma siguiente.
NOVENA A SAN
FELIPE DE JESÚS, PROTOMÁRTIR MEXICANO EN JAPÓN
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠
enemigos, líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío
Jesucristo, buen Pastor y amoroso Padre, fino y caritativo Redentor de
las almas, Rey supremo de las eternidades de la Gloria, humilde y manso
Cordero, ¿es posible que en tu acatamiento he
pecado? ¿En tu soberana presencia se ha descomedido mi atrevida osadía? ¿Delante
de Ti he cometido tantas iniquidades? Sí, Señor, yo soy aquel ingrato y
desconocido y obstinado pecador. Yo soy el poco agradecido a tantos beneficios.
Yo soy el que pequé sin miedo del demonio que me veía y había de ser mi
acusador, sin respeto del Santo Ángel de mi guarda que estaba en mi compañía:
sin vergüenza de la Corte Celestial, y, lo que, es más, sin horror de tu ofensa
y sin temor de tu justicia. ¡Oh Señor!, ¿es posible que las culpa que no cometiera con la obra
delante de las criaturas, esas y muchas más he cometido con el pensamiento, con
la palabra y con la obra delante de Ti? Ea, misericordioso Jesús y Señor
mío: me tienes aquí postrado en tu presencia, no desprecies mi corazón contrito
y humillado, y atiéndelo benignamente misericordioso, pues te busca doloroso y
arrepentido. Perdóname, Señor, mis pecados, los cuales
detesto, no por interés de tu Gloria ni por temor de tu castigo, sino porque
eres digno de todo amor, y porque nací solo para amarte y servirte. Pequé,
Señor, ya no más pecar. Pequé ignorantemente, pequé desconocido y pequé ciego y
poseído de mis pasiones. Dame voces, Señor, como a otro Pablo, que quiero
oírlas, para que respondiéndote arrepentido me des como a Dimas tu Reino.
ORACIÓN PREPARATORIA
Omnipotente y Eterno Dios,
Padre de las misericordias, tú que conoces los senos de mi corazón, mira y
registra si está en el camino de la iniquidad, y siendo así, guíalo por la vida
eterna, lávalo y destruye de él las inmundicias que tiene, abrasándolo con el
fuego de tu divino amor: infunde en él, Señor, las virtudes que me faltan para
agradarte; y especialmente aviva en mí la Fe, para creer ciegamente lo que en
esta vida no me es concedido ver: la esperanza para prometerme seguridad de los
bienes espirituales y eternos que espero me participes en la Gloria: la Caridad
ardiente para poner en Ti todo mi amor, y en Ti y por Ti amar a mis prójimos. Haz,
Señor, que con estas virtudes me adorne, para que por su medio y estando en tu
gracia, haga esta Novena con fruto espiritual, con culto verdadero del Santo y
con perfecto agrado tuyo. Amén.
DÍA PRIMERO – 27 DE
ENERO
OBEDECE SAN
FELIPE EL PRECEPTO DE CRISTO, IMITANDO SU DOCTRINA EN DESNUDARSE DE LOS BIENES
TERRENOS, PARA PELEAR MÁS LIBREMENTE CON SUS ENEMIGOS.
Por su Evangelista San Mateo dijo Cristo
nuestra vida estas palabras: «Si alguno quisiere reñir y pelear contigo por quitarte
la túnica, dásela sin resistencia». A este precepto se arregló SAN FELIPE DE JESÚS, imitando con sus palabras las
palabras de su Majestad: pues habiéndose una vez acogido en un mesón de camino
a Meaco, al tiempo de salir después de la posada, viendo el mesonero que el
Santo no le pagaba el costo que había hecho, porque no tenía con qué, aunque
con desmedido atrevimiento y atrevida osadía, echó violentamente mano de su
venerable persona, acometiendo a quererle quitar la única vestidura que llevaba
de una pobre túnica para con ella hacerse pago, pero viendo el Santo esta
demostración del ventero, se despojó con presteza la túnica, entregándosela
liberal y buenamente, aun sin la más leve resistencia. Claro es que si el Santo
iba a triunfar de tantos enemigos como había de tener en su martirio, había de
desnudarse, y más siendo pobre de profesión, y estando significados en los
vestidos corporales los bienes terrenos. Aspiraba ya el Santo solo a los bienes
y riquezas del Cielo, y por eso le fue tan fácil esta empresa. Considera
aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS obedeció
a Cristo en este hecho de desnudarse de sus vestiduras, y para conseguir esta
virtud pídele al Señor que por la intercesión del Santo te la conceda…
— Reza
cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrecerlas con la siguiente Oración:
Señor mío
Jesucristo, cuyos tesoros y bienes no son corruptibles ni se apolillan,
yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu
Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote
que por su intercesión me concedas un total retiro, apartamiento y renunciación
de las cosas de la tierra, y el buscar solo los bienes eternos de la Gloria y
sus riquezas, que son las que consisten en tu misericordia: haz,
Señor, que como SAN FELIPE DE JESÚS se despojó de su Túnica
corporal, así yo me desnude de los adornos profanos, de los vestidos
indecentes, y lo que es peor, de los afectos desordenados que moran en mi alma,
para que de esta suerte, y asistido de tu gracia, me concedas después el premio
de tu Gloria. Amén.
℣.
Ruega por nosotros, San Felipe de Jesús.
℞.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Dios, que, al Bienaventurado San Felipe, ligado
en una Cruz y traspasado con tres lanzas coronaste el primero entre los
primeros Mártires del Japón con la corona del Martirio, concédenos
propicio el que, sostenidos nosotros de su patrocinio y amparo merezcamos en su
compañía ser coronados en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
contigo y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los
siglos. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 28 DE ENERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO PREPARÁNDOSE CON LA ORACIÓN PARA SER ENTREGADO EN PODER DE LOS MINISTROS.
Orando estaba Cristo nuestra vida en el Huerto, y en compañía de
sus Discípulos, a su Eterno Padre, cuando llegaron los malvados ministros a
hacer prisión de su Sagrada Persona para continuar sus depravados intentos,
hasta conseguir el de crucificarlo. Pues
en esto imitó SAN FELIPE DE JESÚS a Cristo
nuestra vida, porque cuando aquellos tiranos ministros del Japón fueron en su
busca para acabar con él en el martirio, lo
hallaron en el Coro de su Convento orando a Dios, y ocupado en el Divino Oficio
de Vísperas, que estaba cantando con los otros Religiosos sus Compañeros
(quienes también habían de ser crucificados) en
esta ocasión, y sabiendo el Santo y sus dichos Compañeros el hecho y el intento
de dichos ministros, entonaron tierna y devotamente él Te Deum Laudámus, y un
himno de la Santísima Virgen Nuestra Señora, y tomando por Estandarte una
Imagen de Cristo Crucificado, salieron en procesión y se entregaron a los
ministros. Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS imitó
a Cristo, preparándose con la Oración para el martirio; y si quieres imitarlo
tú en esta virtud, para que el Señor te la conceda por intercesión del Santo…
—Rézale
cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, los que ofrecerás con la siguiente Oración:
Señor mío Jesucristo, cuyas
palabras son tan infalibles que primero faltará el Cielo y la Tierra que tu
Verdad: pues tú, Señor, tienes hecha promesa de que concederás lo que en la
Oración se te pidiere, a ti oro, a ti ruego, a ti suplico aceptes estos cinco
Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu Glorioso
Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, y que por su intercesión me concedas muy
fervorosa Oración y mucho amor a ella, para que participando sus saludables
efectos, me sea siempre preparación esfuerzo, aliento y guía para padecer con logro.
Concédeme, Señor, esta virtud, para que en todas las ocasiones que no puedo
prevenir, en las cuales me pueden dar asalto repentinamente mis enemigos, sea
libre de ellos, así de los visibles y corporales, como de los ocultos que son
contra el espíritu. Yo te suplico, Señor, por las agonías
que tuviste en el Huerto, que me alivies en mis congojas, que me esfuerces en
las peleas y combates de mi espíritu: otórgame también el que, en las ocasiones
de padecer, tenga siempre el recurso de alabarte y darte gracias por todo, para
que de esta suerte termine esta vida miserable, y su fin me sea principio del
gozo de la eterna. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA
TERCERO
– 29 DE ENERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO PADECIENDO PÚBLICAS AFRENTAS.
Una de las mayores ignominias que Cristo nuestra vida padeció en
su Sagrada Pasión fue cuando con escarnio y afrentosamente lo pasearon por las
calles con tropel de ministros, de gente inicua, y con pública voz de
pregonero, y en este caso se portó el Señor con su acostumbrada modestia y
mansedumbre.
En esto lo imitó SAN FELIPE DE JESÚS, sufriendo ser llevado preso, atadas las manos por detrás,
entre nieves y fríos, en el rigor del invierno, por largos y fragosos caminos
de más de cien leguas, y por las públicas calles de muchos lugares y ciudades,
con numeroso tropel de ministros, multitud de hombres, mujeres y muchachos,
empeñados unos y otros en mofas, empellones y burlas, arrojando de sus sacrílegas
lenguas injuriosas blasfemias y salivas inmundas contra el Santo, infamándolo
con las calumnias de un público pregón que le nombraba reo porque predicaba y
enseñaba la Ley Santa de Dios, que predicó y enseñó nuestro Maestro y Redentor
Jesucristo, y derramando mucha sangre de la oreja que le habían cortado en
señal de ignominia. Considera aquí, alma devota, cómo SAN
FELIPE DE JESÚS imitó a Cristo, padeciendo afrentosa
muerte por su amor, y si quieres imitar esta virtud …
—Reza en
honra del Santo cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrécelos al Señor,
para que por su intercesión te la conceda, con la siguiente Oración:
Señor mío
Jesucristo, que por engrandecer y ensalzar mi bajeza y humilde esfera,
quisiste ser afrentado y vilmente abatido: yo te ofrezco estos cinco Padre
nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso
Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su
intercesión me concedas la virtud de que cuando yo padezca y sea afrentado por
tantas y tan debidas causas, y cuando sea de mis prójimos injuriado, afrentado
y escarnecido, así pública como secretamente, sepa sufrir con paciencia y
tolerar con resignación en tu santa voluntad, sin que este padecer me detenga
ni haga parar en el camino de la virtud, sino que perseverando en él, imite a SAN FELIPE DE JESÚS con
amor tuyo, con valentía de espíritu y cordial perseverancia, para que así
merezca el irlo a acompañar en tu Gloria. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA CUARTO – 30 DE ENERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO EN NO QUERER SER LIBRE, SINO ENTREGARSE AL MARTIRIO.
Cuando
dieron a Cristo Señor nuestro aquella cruel y recia bofetada, le preguntó su
Majestad al tirano ministro, diciendo: «¿Por qué me hieres y das esa bofetada?». Pues
si este Señor era fiador de los hombres, y por ellos pagaba la pena de sus
culpas, y era esta la causa de su padecer, ¿por qué hizo esta pregunta? Saben por qué, dice
San Efrén de Edesa, porque entonces era uso entre los Griegos y los Latinos
el que, para dar la libertad a sus esclavos, les daban una recia bofetada, y
como esta era señal de libertad, por eso el Señor la sintió tanto, porque no
quería ser tenido por libre al padecer, aun con la apariencia, sino ser esclavo
en la realidad, y estar sujeto a los tormentos de su Pasión. Esta
acción de Cristo imitó nuestro Santo, pues habiendo ido por los que habían de
ser Mártires, viendo que voluntariamente se entregaba al Martirio, los Embajador
al Japón, y no estando en la lista de mismos ministros le advirtieron el que,
según las leyes del Japón y los ritos de aquellos Emperadores, no debía ser
martirizado: lo uno, por no estar en la lista de los
sentenciados, y lo otro, porque lo defendía la recomendación de Embajador, y
que así que reconviniera con esta insinuación para su defensa, a lo que
respondió el Santo estas palabras: «Aunque el tirano me diera la libertad, yo no la
admitiera». Considera cómo el Santo imitó a Cristo no queriendo ser libre
del martirio: Imítalo tú, entregándote desde
hoy al padecer, y siguiendo esta virtud que en este día te ofrece, y si quieres
conseguirla…
—Reza
cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra del Santo, y ofrécelos con la
siguiente Oración:
Señor mío Jesucristo, a ti que voluntariamente
tomaste forma de esclavo, a semejanza de los otros hombres, yo te ofrezco estos
cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu Glorioso
Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote por su
intercesión me concedas el que así como el Santo te imitó en esta virtud, no
queriendo ser libre y entregándose al martirio, así yo no me valga de mi libre
albedrío para el precipicio de las culpas, sino que eficaz y voluntariamente me
ofrezca todo a Dios, dedicándome a padecer por su amor, y crucificándome
contigo, aceptando también con paciencia las mortificaciones que en esta vida
me ofrecieres, para que siendo en ella participante de tu Cruz, lo sea también
de tu Gloria. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA QUINTO – 31 DE ENERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO EN NO QUERER SER SINGULAR, SINO SEGUIR EL CAMINO COMÚN DE
TODOS.
Estando Cristo nuestra vida en el pináculo del Templo, le hizo
el demonio propuesta de que se arrojara por la región del aire hasta llegar al
suelo, asegurándole que con sus piedras no recibiría el menor daño ni ofensa,
por haberle puesto Dios Ángeles de guarda, y que esos lo recibirían en sus
brazos.
Respondió el Señor declarando su propuesta por conocida tentación con estas
palabras: «Escrito
está que no tentarás a tu Señor». «¿Pues en qué consistió esta tentación?
¿Saben en qué?, dice un
Expositor, en
que el pináculo del Templo no quiso arrojarse ni abrir nuevo camino, sino andar
por el común, que era el que trillaban y seguían sus compañeros los Ángeles». Este hecho de Cristo imitó nuestro Santo, cuando
proponiéndole los crueles y tiranos ministros del Japón, varios modos que podía
tener y de que podía valerse para ser libre del martirio que le esperaba,
respondió el Santo estas palabras: «No quiera Dios que mis hermanos estén presos y yo me vea
libre», como que dijera: «Juntos estamos, Dios por voluntad suya nos ha puesto en
este lugar, el camino que de aquí al Cielo hay es el de la Cruz, y así por este
he de ir yo». Considera cómo imitó a Cristo, no queriendo ser singular,
sino ir por donde todos iban y como todos andar aquel camino; y así para imitar
esta virtud del Santo …
—Reza
cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y para que por su intercesión te la
conceda el Señor, di la siguiente Oración…
Señor mío
Jesucristo, a ti que eres el camino seguro, la verdad infalible, la
eterna vida, yo te ofrezco estos cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías en
honra de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS,
suplicándote por su intercesión me concedas imitarlo siguiendo el camino de tu
Cruz: líbrame, Señor, por tu misericordia, de caminos nuevos, no conocidos, en
los que se encuentran tantos peligros: asísteme tú, Padre amoroso y Maestro
verdadero, enséñame los caminos de la obediencia a mi Padre espiritual, de la
desconfianza de mí, y de una total resignación en tu santa voluntad: acompáñame,
buen Jesús, en este camino y carrera del espíritu que he empezado, y en esta
senda del Cielo en que quiero perseverar. Y pues que la he emprendido con tu
asistencia, no permitas que como otro Gestas yerre esta jornada desde tu
compañía y comunicación tomando el camino del Infierno, sino que como el Buen
Ladrón te acompañe en la Cruz que gustares, y te suplico que, como desde ahora
lo hago, el que te acuerdes de mí en tu Reino, y me permitas tomar camino que
no vaya dirigido a él. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA SEXTO – 1 DE
FEBRERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO MALTRATANDO SU CUERPO EN LA CRUZ, Y MANIFESTANDO DE ÉL HASTA
LOS HUESOS.
Estando
Cristo nuestra vida en el Calvario puesto en la Cruz, ya cercano a la muerte,
dijo estas palabras que refiere el Profeta David: «Me argollaron los pies y manos, contándome
todos los huesos, la rabia de los que me cercaron y el tropel de los que me
hicieron sitio, no me ha quedado boca ni hueco oculto». En esto imitó el Santo a Cristo, porque para martirizarlo
fijaron su cuerpo en la Cruz con cinco argollas, de cuyo contacto y opresión se
le desollaron al Santo los tobillos, manos y garganta, haciéndosele en su
cuerpo casi una continuada llaga, por donde se le descubrían todos los huesos. Considera, alma, cómo no solo dio el Santo la vida por
Cristo, sino que hasta en el modo de padecer lo imitó, siendo a su semejanza
crucificado y con cinco Llagas. Y si tú quieres imitarlo, pide al Señor que por
su intercesión te la conceda.
—Reza cinco
Padre nuestros y cinco Ave Marías, ofrecidos con esta Oración:
Señor mío Jesucristo, sin
cuya muerte yo fuera muerto, y sin cuyas Llagas fuera llagado: a ti te ofrezco
estos cinco Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu
Glorioso Mártir SAN FELIPE, suplicándote que por su
intercesión y por sus Llagas me concedas el que yo lo imite en el padecer
voluntario. ¡Ojalá, Dios mío, se llagara mi cuerpo por tu amor, y se hiciesen
en él tantas llagas o bocas cuantas en el tuyo abrió mi crueldad, que de todas
necesito para publicar tus misericordias, las cuales fío de tu piedad que me
concederás, otorgándome el irlas a cantar en la Gloria! Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 2 DE FEBRERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO PADECIENDO Y DERRAMANDO SU SANGRE EN VIERNES.
El día viernes fue cuando el Señor ofreció a su Eterno Padre el
sacrificio cruento de nuestra Redención, derramando su Sangre por los hombres. Pues también en parte imitó nuestro
Santo esta acción del Señor, porque, aunque no lo
martirizaron en viernes, pero en este día dieron los del Japón principio a su
martirio, cortándole las orejas, por cuyos poros vertió mucha sangre, y padeció
tantos dolores cuantos la compasión cristiana, alcanzara con la atenta
consideración de este paso, y así piénsalo tú, y dale a Dios gracias por esta
acción del Santo.
—Para
conseguir tú esta virtud reza cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrece
con esta Oración:
Señor mío Jesucristo, que por la Redención del
linaje humano te dignaste padecer y morir en día viernes: yo te suplico por la
intercesión de tu Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS,
en cuya honra te ofrezco esto cinco Padre nuestros y Ave Marías, me
concedas padecer por tu amor, y a imitación
suya en el día viernes, ya que no derramando sangre como el Santo, a lo menos
crucificándome con mis pasiones, y conteniéndome en este día de algunos
especiales apetitos, concédeme el recuerdo de tu Pasión y de
los acerbos Dolores de tu Purísima Madre, deseo padecer en este día en
reverencia de tu Muerte: concédemelo aunque sea con vehementes dolores, para
que siendo tu imitador y del Santo, sea también participante de tu Gloria,
donde vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios, por
todos los siglos de los siglos Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA OCTAVO – 3 DE FEBRERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO VIÉNDOSE AL MORIR DESAMPARADO DE LOS SUYOS.
Estando nuestra vida Cristo en el Madero de la Cruz, expresa por
su Profeta David que congojado y afligido volvió el rostro explorando si había
alguno de los suyos que lo consolara, y dice el Señor que se halló en tal
desamparo que antes vio que los que podían ser de su parte estaban muy lejos, y
no donde pudieran darle algún alivio. En
este paso imitó el Santo a Cristo, porque al tiempo de morir en la Cruz, se vio
en tanta soledad que solo tuvo la compañía de los ministros que lo
martirizaban, y estuvo tan lejos de los suyos, que estaban más de dos mil
leguas del Japón. Considera cómo el Santo imitó a
Cristo en este desamparo al morir. Y si
quieres imitarlo y padecer tus trabajos sin ayuda ni consuelo, para duplicar
así tu mérito, pídele a Dios que te conceda por su intercesión, y…
—Reza los
cinco Padre nuestros y Ave Marías, y di la siguiente Oración:
Señor mío
Jesucristo, fino y amante Compañero en las tribulaciones: yo te ofrezco
estos cinco Padre nuestros y Ave Marías en honra de tu
Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión
me concedas el que, así como te imitó padeciendo soledad en su fórmula médica,
así yo lo imite en esta virtud, no queriendo alivio en mi padecer, sino que con
verdadera resignación sufra por tu amor lo que tú fueres servido. No permitas,
mi Dios, que yo haga alarde de mis males, ni lamente o divulgue mi padecer,
sino que lo reserve todo en la noticia de tu infinita Sabiduría, para que logre
de ti el premio, y pues tú solo eres el ayudador, en los trabajos y
tribulaciones, el descanso en los cuidados y el único consuelo en los llantos y
congojas de esta miserable vida: cuando me opriman las
aflicciones, y me vea solo asistido de los crueles tiranos, mortales enemigos,
que son mis pasiones y naturales miserias, asísteme tú, Señor, para que no
aspire al humano recurso de las Criaturas, sino que estando en la verdadera
soledad, y puesta en ella por tu dirección, merezca el que le hables a mi alma
y la encamines al verdadero descanso de tu Gloria. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
DÍA NOVENO – 4 DE FEBRERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración preparatoria.
IMITA SAN
FELIPE A CRISTO QUERIENDO PADECER CUANDO ESTABA EN LA CRUZ MÁS Y MÁS CON FERVOR
Y DESEO ARDIENTE POR SU AMOR.
Una de aquellas siete Misteriosas palabras que pronunció Cristo
vida nuestra estando en la Cruz, y ya cercano a pasar de este mundo a su Padre
Eterno, fue decir que tenía sed, y esta sed no fue otra que la de padecer más y
más tormentos por el amor de los hombres, como
muchos Padres de la Iglesia lo testifican, y especialmente Señor San Bernardo,
pues si esto fue así, ¿por qué poniéndole en esta ocasión al Señor una esponja
mirrada y con hiel, así que la gustó, no la quiso beber, siendo así que si la
bebiera se duplicara su padecer y tuvieran cumplimiento sus deseos ostentando
más su amor? «De la misma sale la solución, es el caso, dice
un Expositor, que
la mirra tiene virtud natural de adormecer los cuerpos y quitarles cualquier
natural sentimiento o dolor por grave que sea, y si el Señor hubiera quedado
insensible al padecer, y por el mismo caso que quería padecer más, por no
padecer menos, así que la gustó, no la quiso beber». Este mismo
hecho de Cristo Señor nuestro imitó SAN FELIPE DE
JESÚS, estando en la Cruz para morir en ella martirizado: porque
comprimiéndolo en extremo y causándole grave dolor la argolla que tenía en la
garganta con que estaba preso y pendiente su cuerpo de ella, pidió al tirano
verdugo que se la pusiese bien para no sentir tanto ni estar dolorido: y de
esta petición burló el tirano, atribuyéndola a temor, cobardía y poco ánimo del
Santo, pero viendo esto el Glorioso Protomártir, dijo con Cristiano denuedo y
santa resolución estas palabras: «Pido que me pongan bien, deseoso de dar la vida con entero
entendimiento y alabando al Creador», como
si dijera: «Si
me inutilizo y adormezco desde ahora con el dolor, cuando llegue el tiempo de
dar la vida por Cristo, no será tanto mi sentimiento: y yo no quiero sino estar
muy en mí, para sentir más y tener más que ofrecer a Dios». Considera aquí, alma devota, cómo SAN FELIPE DE JESÚS
imitó a Cristo en este ardiente deseo que tuvo de querer padecer más y más por
su amor. Y si tú quieres imitar esta virtud y constante amor del Santo, pídele
al Santo que por su intercesión te la conceda.
—Reza cinco
Padre nuestros y cinco Ave Marías, y ofrecerás a su Majestad con la siguiente Oración:
Señor mío
Jesucristo, Amoroso Padre y Redentor mío, yo te ofrezco estos cinco
Padre nuestros y cinco Ave Marías en honra de tu
Glorioso Mártir SAN FELIPE DE JESÚS, suplicándote que por su intercesión
me concedas esta virtud, no sólo de padecer por tu amor, sino de tener siempre
pronto el ánimo y fervorosos deseos de sufrir en obsequio tuyo más y más
congojas y tribulaciones: no permitas, Señor, que yo quiera
hacerme insensible, sino que siempre esté muy en mí con mucho acuerdo,
retentiva y resignación, para que así actúen más en mí los sentimientos, y de
esta suerte tenga más que ofrecer en satisfacción de mis pecados y por tu amor.
Concédemelo, Señor, por tu benignidad, para que en el continuo padecer me sea
camino derecho, guía segura y favorable compañía que me lleve a gozarte en tu
Gloria. Amén.
—La
Oración se dirá todos los días.
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