viernes, 7 de febrero de 2025

NOVENA EN HONOR A SAN FRANCISCO DE SALES.

 


Novena publicada por la Imprenta de Juan de la Cuesta en Valladolid, año 1859. El acto de contrición es tradicional.

 

COMENZAMOS: 20 de enero.

FINALIZAMOS: 28 de enero.

FESTIVIDAD VETUS ORDO: 29 de enero (día de la Traslación de su cuerpo)

 

ADVERTENCIA PARA HACER ESTA NOVENA

 

Todo lugar y tiempo es a propósito para dar gracias a Dios y presentarle súplicas; y así siempre y donde quiera se puede hacer esta Novena; pero el Templo, Casa de Oración, o un sitio retirado donde esté alguna imagen del Santo, promete con más seguridad el fruto de la devoción. Los días inmediatos a su Fiesta, que es a veinte y nueve de Enero, parecen el tiempo más proporcionado, y también será bien empezarla el Martes de la solemnidad del Espíritu Santo, y acabar la Víspera del Corpus Christi, así para implorar la unción del Santo Espíritu, que llenó con tanta abundancia el corazón del Santo, como para pedirle que el Señor nos disponga para celebrar dignamente la Octava del Santísimo Sacramento, y en ésta proseguir con la Novena del Corazón de Jesús, cuya devoción reconoce el origen de su nueva práctica en el devotísimo espíritu de este singular Prelado, y en su orden de la Visitación. La materia de las Oraciones particulares de cada día, son las tres máximas principales de la doctrina espiritual de este gran Maestro de la devoción; y los seis medios con que dispuso en su corazón, las ascensiones divinas para subir a aquella anticipada bienaventuranza y altísima unión con Dios que logró en esta vida mortal, para que las almas al mismo tiempo que piden, beban también su espíritu principal.

  

NOVENA A SAN FRANCISCO DE SALES, OBISPO Y PRÍNCIPE DE GINEBRA, Y FUNDADOR DE LA ORDEN DE LA VISITACIÓN, DOCTOR MÍSTICO Y MAESTRO DEL DIVINO AMOR

 

 Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

 

   Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, de todo corazón me arrepiento de haberte ofendido, Señor y Dios mío, a quien amo, sobre todo, y propongo firmemente nunca más pecar, evitar todas las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. En satisfacción de mis pecados te ofrezco tu sacratísima vida, Pasión y muerte, y todo el precio de tu Sangre derramada por nosotros, los méritos de Santa María siempre Virgen y de todos los Santos, junto con todas mis obras y toda mi vida, y confío en tu bondad y misericordia infinita, que por los méritos de tu preciosa Sangre me sean remitidos todos mis delitos y me sea concedida toda gracia, para que restablecida en mí una vida santa, merezca servirte perfectamente hasta el fin. Tú que, siendo Dios, vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo bendito por los siglos. Amén.

 

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA TODOS LOS DÍAS

 

   Corazón amabilísimo de Jesús, que por la abundancia de tu benignísima misericordia y para manifestación más sensible del inmenso amor con que miras a los corazones humanos, deseando dilatar el Reino de tu amor y penetrar a todos de las más vivas llamas de aquel fuego divino que viniste a encender en el mundo, enviaste a él en estos últimos siglos, en que lastimosamente se ve resfriada la devoción de muchos, al dulcísimo San Francisco de Sales, nuevo Vaso de elección, en cuyo pecho depositaste con tanta largueza los tesoros de tu luz y amor, previniéndolo con tan copiosas bendiciones de dulzura, para que hecho todo para todos, mostrase a toda suerte de gentes el camino llano y seguro de la perfecta virtud cristiana. Concédenos, Divino Corazón, que embriagados con la dulzura de tu amor, protegidos de los altos méritos de este tu escogido Siervo, e instruidos con sus celestiales avisos, conozcamos la vanidad de cuanto el mundo estima para despreciarla; la fealdad del pecado, para aborrecerla; la preciosidad de tu gracia, para conservarla a toda costa; la grandeza y verdadera hermosura de tu ser divino, para amaros con todas las facultades de nuestras almas, y la suavidad apetecible del yugo de tu divina Ley, para que rindamos gustosos nuestra cerviz a tan dichosa servidumbre, y abracemos con todo el conato de nuestro corazón la ligera carga de tus Mandamientos, todos amor, dulzura y verdadera libertad. Compadecéos, amorosísimo Corazón, de tantas almas, que, deslumbradas con los errados dictámenes del ciego y vano mundo, atraídos de los venenosos silbos de la antigua serpiente, y presas en los dorados lazos de los fugitivos placeres de los sentidos, incautamente duermen en una falsa seguridad con lastimoso peligro de su salvación. Mirad, Corazón Clementísimo, que por ellas padeciste congojas y agonías en el Huerto, y terribles desamparos en la Cruz, y que su amor os obligó a que quedaras Sacramentado, haciéndonos compañía hasta el fin del mundo: no se frustren, Señor, tan preciosos trabajos y tan amorosos excesos. Atended también a los fervorosos esmeros con que os sirvieron y desearon los desagravios más cumplidos de vuestro sagrado honor los purísimos corazones de María y José; y por la complacencia que tuviste en los méritos suyos, olvidad los deméritos nuestros. Mirad juntamente el amor tan fino con que siempre buscó únicamente tu mayor gloria el seráfico corazón de San Francisco de Sales: acordaos, Señor, de él y de toda su mansedumbre y dulzura de caridad, con que llorando las ofensas vuestras, se deshacía por ganaros almas, y dilatar el Reino sacrosanto de tu amor: Venga, pues, a nosotros ese tu Reino, y sea arrojado fuera de las almas el Príncipe de las tinieblas, que las tiraniza, alúmbrelas siempre tu luz, apodérese de todos los corazones tu amor, anímelos tu gracia, para que eternamente cantemos tus misericordias en la gloria. Amén.

  

—Rezar un Padre nuestro y un Ave María por la conversión de los pecadores.

 



DÍA PRIMERO - 20 DE ENERO

 

   Glorioso San Francisco de Sales, luz de las almas, que para conducirlas a Dios su único centro: querías ante todas cosas arraigar en los corazones la unidad y simplicidad de amor, impidiendo que el alma tuviera otra mira en todo fuera de Dios, ya que en la vida eterna descansa tan cumplidamente tu corazón en el supremo bien, que siempre fue el único Norte de tus ansias: alcánzanos del Corazón de Jesús esta unidad y pureza de amor, y la gracia especial que deseamos, si ha de conducir a la mayor gloria del Señor. Amén.

  

—Pedir la merced o gracia que se necesite.

  

GOZOS EN HONOR A SAN FRANCISCO DE SALES

 

Pues derramó en ti el Señor

De su amor dulces raudales,

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Noble, hermoso, docto, Santo

Y predicador famoso

De los herejes espanto,

Doctor y Obispo celoso,

Fundador y Director:

¡Qué pocos a ti habrá iguales!

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

Voto de Virginidad

En las aras de María

Hiciste de tierna edad,

Y en las mismas la alegría

Consiguió tu corazón

Después de angustias mortales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Setenta y dos mil herejes,

Joven aún, has convertido,

Ginebra gime el que dejes

A su Beza convencido;

Por ti la cruz del Señor

Logra triunfos inmortales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Nunca Francia más dichosa

Fue, ni Saboya se vio

Con devoción tan copiosa

Que el tiempo que la ilustró

Tu luz, cual hermoso Sol

Que desterraba sus males.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Juan con clamores divinos,

En el desierto hizo llanos

Para el Señor los caminos;

Tú en los pueblos más profanos,

Los caminos del Señor,

Haces todos usuales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Del amor de Dios sois sal,

Tu alma paloma sin hiel,

Tu boca suave panal,

Tus palabras dulce miel,

Tu espíritu luz y ardor,

Y tus consejos mil sales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

Con tan dulce suavidad

Al pecador recibías,

Que, deshecho en caridad,

Por él lágrimas vertías,

Y él viendo tu compasión,

Reconocía sus males.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

Robador de corazones

Te llamaron, no me espanto,

Pues tus dulces expresiones

Eran tan suave encanto,

Que el más obstinado error

Se rendía a flechas tales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Tus escritos son testigos

De que eras Etna amoroso,

Que exhalabas incentivos

Ardores del fervoroso

Fuego, que en tu corazón

Ardió en llamas celestiales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

La Visitación mantiene,

De tu espíritu heredados,

Los fervores con que tiene

Por el orbe dilatados

Del Divino Corazón,

Los cultos más especiales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

Si participan blancura

Las liebres de andar por nieve,

¿Qué santa, decías, qué pura

Se hará el alma que a Dios llegue?

La frecuente Comunión

Das por remedio de males.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

Aunque yo explicar quisiera

El amor tan señalado,

La devoción verdadera

Con que tú amaste al sagrado

Corazón del Salvador,

No hallará voces iguales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

  

En la gloria ya triunfante

Entre serafines vives,

Donde, de perfecto amante,

Laurel inmortal recibes,

Pues tanto amaste al Señor,

Y allá con Él tanto vales.

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Pues derramó en ti el Señor

De su amor dulces raudales,

Alcánzanos, San Francisco de Sales,

La dulzura de su amor.

 

Antífona: Oh Sacerdote y Pontífice Francisco, tú que obras virtud, buen pastor de tu pueblo, ruega por nosotros al Señor.

. Lo amó el Señor y lo adornó.

. Lo revistió con estola gloriosa.

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, que quisiste que el bienaventurado Francisco, tu confesor y pontífice, se hiciese todo a todos por la salvación de las almas, concédenos benigno que, llenos de la dulzura de tu inmensa caridad, por los consejos y merecimientos de este gran Santo, consigamos la alegría eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.