Novena
publicada en Barcelona por la imprenta de Manuel Texeró en 1814, con licencia
eclesiástica por el Canónigo Ramón de Basart, Vicario General y Provisor del
Obispado de Barcelona.
COMENZAMOS: 29 de septiembre.
FINALIZAMOS: 7 de septiembre.
FESTIVIDAD: 8 de septiembre.
ADVERTENCIA
El
medio más eficaz para venerar a María Santísima y merecer amparo es la imitación
de sus virtudes, y el procurarse la gracia y amistad de su divino Hijo. Por tanto,
se encarga a los que hicieren esta Novena mucha limpieza de conciencia, y
confesar y comulgar en algún día de ella, para alcanzar de tan santa y piadosa
Madre el remedio que cada uno desea conseguir.
DEVOTO
NOVENARIO CONSAGRADO A LA SIEMPRE VIRGEN MARÍA, BAJO EL SOBERANO Y ESCOGIDO
TIMBRE DEL REMEDIO, PATRONA DEL CELESTE ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD,
REDENCIÓN DE CAUTIVOS.
—Puesto de
rodillas delante del Altar o Imagen de Nuestra Señora del Remedio, hecha la
señal de la Cruz, se hará con fervor y devoción el siguiente o semejante Acto
de contrición.
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, Criador y Redentor mío, que habiéndome hecho de
la nada, a expensas de inmensos trabajos me librasteis de la esclavitud del
demonio, porque sois tan bueno y tan amable, os amo con toda mi voluntad, más
que a mi vida, más que a mi alma, y más que a todas las cosas: Por
vuestra infinita bondad, os digo, Señor, que me pesa el haberos ofendido;
quisiera que aún me pesara mucho más, hasta que rompiese mi corazón el dolor, y
por ser quien sois propongo primero morir que pecar. También propongo confesar
mis culpas, huir las ocasiones de ofenderos; buscar los medios de serviros en
cuanto sepa y pueda, con el auxilio de vuestra divina gracia. Amén.
—Aquí dará
gracias a Dios por todos sus beneficios, y señaladamente los que ha hecho a su
Santísima Madre: Ofrecerá también a mayor gloria de la Beatísima Trinidad y de
María, sus oraciones y pensamientos, lo que podrá hacer con el siguiente…
OFRECIMIENTO
¡Padre de las misericordias y Dios de toda
consolación, Hacedor admirable de todas las criaturas visibles e invisibles! Yo
os alabo, os bendigo, os adoro, os doy gracias, y me complazco en vuestra
inmensa gloria. Aquí me tenéis humillado ante vuestro excelso Trono; y aunque
indigno de parecer delante tan soberana Majestad, me alienta vuestra Bondad
infinita, y me hace confiar que recibiréis cuanto os ofrezco, los
pensamientos, los deseos, las palabras, las obras, los sentidos, las fuerzas,
mi vida, mi alma, lo que soy, y cuanto hiciere a Vos agradable en este
ejercicio, a mayor honra y gloria vuestra y de la Santísima Virgen, unido con
los méritos de mi Señor Jesucristo, que con Vos, en unidad del Espíritu Santo,
en Trinidad perfecta vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO – 29 DE SEPTIEMBRE.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES VERDADERO Y UNIVESRSAL REMEDIO.
Considera, oh
cristiano, cuán justamente se debe a María, y cuán glorioso la es el soberano
título del Remedio. Escogida para cooperadora de nuestra salud y
corredentora del universo, encerró en su seno el bálsamo eficaz para cubrir las
roturas que en el vaso de nuestra justicia causó la primera culpa. Por Eva
entró nuestra perdición; por María logramos la redención. Por aquella, la
antigua serpiente infundió al hombre el veneno; por esta se propinó a todos el
antídoto de salud. Eva nos mató arrojándonos a un mar de perdición; María nos
vivificó conduciéndonos al puerto de la vida. Todos los males de Eva hallan seguro
remedio en María, verdadera Madre del Redentor. Eficaz medicina para todas las
dolencias se puede de ella decir, que quien la hallare hallará la vida. Búscala
pues con tierno afecto, y aclama su poder.
ORACIÓN
¡Virgen santa, Madre del Redentor! Pues
sois Vos el Remedio universal y verdadero para todas las necesidades, mirad con
ojos compasivos las de mi alma: Compadecéos de las profundas llagas que abrió
en ella el pecado. Constituida en el Calvario Madre de todos los hombres,
hermanos de Jesús, sois el antídoto para todas las enfermedades del cuerpo y
del espíritu. ¡Cuánto se complace mi alma en la
grandeza de vuestra elevación! ¡Cuánto se alegra por la dichosa suerte de tener
en Vos el remedio universal y eficaz para todos los infortunios y necesidades
de la vida! Haced, oh Santísima Madre, que sanen mis
heridas; que se fortalezca mi debilidad por la participación del remedio que
trajisteis al mundo, por las gracias de vuestro Hijo, y así conserve mi alma el
incomparable tesoro de la divina gracia. Amén.
—Aquí se
hará una breve pausa, y alentando la confianza pedirá cada uno el remedio y
favor que con más especialidad desea conseguir.
—Después
se dirá tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri en honor de la
Beatísima Trinidad, que escogió y destinó a María Santísima para nuestro
universal remedio; y se concluirá todos los días con la siguiente…
DEPRECACIÓN
Altísima Señora,
que quisisteis os llamasen y venerasen los fieles por Madre del Remedio,
veisme aquí postrado a vuestras plantas con la mayor confianza, suplicándoos el
remedio para todas mis necesidades. Os pido también la exaltación de la Santa
Fe Católica, extirpación de las herejías y de todos los errores; dirección y
acierto en el gobierno de la Iglesia al Sumo Pontífice, a los Príncipes y
Ministros; observancia y estabilidad de las sagradas Religiones; unión y
concordia entre los Príncipes cristianos; temor de Dios a sus Consejeros y
Ministros; salud y prosperidad a nuestro Católico Monarca y Real Familia;
aumento al celeste Orden de la Santísima Trinidad de que sois benéfica Patrona;
abundancia de frutos, paz, salud y serenidad en nuestros tiempos; alivio a las
almas del Purgatorio; libertad a los cautivos cristianos, paciencia a los
enfermos, seguridad a los navegantes: alcanzadnos también
satisfacción de nuestras culpas, victoria contra las tentaciones, sufrimiento
en las adversidades, y caudal de todas las virtudes, para que por la
observancia de los divinos Mandamientos os imitemos en vida, y nos dispongamos
para una buena muerte, la que nos conceda por vuestros méritos y los suyos
vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo, quien con el Padre y el Espíritu Santo
vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
GOZOS A NUESTRA SEÑORA
DEL REMEDIO
Pues
sois, por la más hermosa,
Templo
de la Trinidad,
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Del
Remedio con razón
Todo
el mundo os apellida,
A
Vos, Madre de la vida,
Vida,
alivio y Redención:
Por
Vos con la Encarnación
Logramos
la libertad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Vuestro
remedio, oh María,
Es
medio el más oportuno
Para
con Dios Trino y Uno,
Eterna
Sabiduría;
Vuestra
gran abogacía
Mostráis
en la adversidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Del
Remedio con el nombre
Os
invocan en Lepanto,
Siendo
para el turco espanto
Tan
soberano renombre:
Allí,
porque al mundo asombre,
Triunfos
vio la Cristiandad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
En
Valencia por blasón
De
tan raras maravillas
Se
ven hoy las campanillas
Y
un frontal con un pendón:
Vuestra
gran intercesión
Canta
ufana la piedad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Vuestra
eficaz protección
En
Túnez San Juan de Mata
Disfruta,
cuando allí trata
Del
triste la Redención:
De
dinero gran porción
Le
entregáis con suavidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda necesidad.
Este
favor repetido
En
Valencia vio su anhelo,
Bajando
Vos desde el Cielo
Por
verle de amor herido:
No
pusisteis en olvido
Remediar
su caridad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
De
Trinitaria vestida
A
cantar bajáis del Cielo,
Premiando
a Félix su celo
Aun
en esta mortal vida:
De
ángeles asistida
Entonáis
con suavidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
La
Trinitaria Familia
De
vuestro amparo blasona,
Pues
con voto por Patrona
Os
venera amante y fina;
Sois
la estrella matutina,
Que
anuncia serenidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Córdoba
por vuestro medio
Vio
libertar al cautivo,
Pues
burlando al Moro altivo
Le
ofrecisteis el remedio:
Sois
el más noble compendio
De
nuestra felicidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
En
la peste que a Valencia
Generalmente
afligía
Se
logró la mejoría
Por
Vos, Madre de clemencia:
Por
Remedio, es evidencia,
Trocáis
timbre de Piedad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Zaragoza
con fervor
Si
a vuestra piedad se acoge,
Copiosos
frutos recogen
De
vuestro muy tierno amor:
Se
ve por vuestro favor
Libre
de esterilidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Por
su Patrona os aclaman
Reinos,
Ciudades y Villas,
Obrando
Vos maravillas
Con
los que devotos claman:
Todos
a porfía os llaman
De
dolencias sanidad.
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
Pues
sois, por la más hermosa,
Templo
de la Trinidad,
Remediadnos,
Virgen Madre,
En toda
necesidad.
℣.
Hacedme digno de alabaros, oh Virgen Sagrada.
℞.
Dadme virtud contra vuestros enemigos.
ORACIÓN
Os suplicamos, Señor, infundáis
vuestra gracia en nuestras almas; para que reconociendo y venerando la
Encarnación de Jesucristo vuestro Hijo, anunciada a María por el Ángel, consigamos,
por su Pasión y Cruz, llegar a la gloria de la Resurrección. Por el mismo
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
℣.
En toda tribulación, enfermedad, necesidad y
angustia.
℞.
Remediadnos siempre, oh Virgen María.
ORACIÓN
Os rogamos, Santísima
Madre de Dios, por
la tristeza que tuvisteis en aquella hora en que vuestro Hijo Jesucristo
nuestro Señor yacía en el sepulcro, y por el gozo que tuvisteis de su
resurrección, que nos impetréis el remedio, y convirtáis
nuestras tribulaciones, enfermedades y necesidades en gozo y salud, para que
siempre os bendigamos por Jesucristo nuestro Salvador, que es bendito y
glorioso por los siglos de los siglos.
Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 30 DE SEPTIEMBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES AUXILIO DE LOS CRISTIANOS.
Es la Soberana Virgen
del Remedio justamente venerada como auxilio de los cristianos. La misma
Señora en varias ocasiones ha acreditado serlo; y principalmente en la famosa y
tan señalada victoria que contra los turcos consiguieron las armas católicas en
el mar de Lepanto el día siete de octubre de mil quinientos setenta y uno.
Engreídos los enemigos de la Santa Fe, y vanamente confiados en el poder de su
brazo, pensaban aniquilar el pueblo cristiano. Mas aquel Dios que preside en lo
alto; el Señor de los ejércitos, que está cerca de los que le invocan, tenía
preparado a los suyos un auxilio oportuno en la tribulación. Aquel piadosísimo
Caudillo de la Santa Liga, Don Juan de Austria, a insinuación de Don Miguel de
Moncada, manda dar la batalla bajo el patrocinio e invocación de la Virgen del
Remedio, cuya fiesta se celebraba en Valencia aquel mismo día. No
faltó a los suyos la compasiva Madre, y así con su visible protección alcanzaron
los Católicos el más completo triunfo contra los soberbios enemigos del nombre
cristiano.
ORACIÓN
Santísima Virgen
del Remedio, que en esta ocasión tan visiblemente patentizasteis ser el
auxilio de los cristianos, ved a mi alma sumergida en un abismo de tribulación
por estar rodeada de fuertes y peligrosos enemigos. Las pasiones agitadas por
las sugestiones de los espíritus de tinieblas se enardecen y se aúnan para
combatir a mi alma y sojuzgarla. Levantaos en mi auxilio, oh invicta Madre de
mi Dios; ayudadme, y protegedme por vuestro santo Nombre. Nuestros Padres
confiaron en Vos, y no fueron confundidos; ellos nos han manifestado la
eficacia de vuestro patrocinio en los más temibles apuros: renovad
y aumentad en mí vuestros gloriosos triunfos, sed mi remedio y eficaz auxilio;
ponéos a mi lado en los combates, para que pueda cantar la victoria en vuestra
compañía. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA TERCERO – 1 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES APOYO DE DESVALIDOS.
Como firme apoyo
de los desvalidos veneramos en este día a la Santísima Virgen del Remedio. Así
lo experimentó el glorioso Padre y Patriarca San Juan de Mata. Hallándose en el
año mil doscientos diez en Túnez cumpliendo el oficio de Redentor, no podía dar
libertad a todos los cautivos por faltarle el dinero. Conmovidas sus entrañas
por los clamores de los infelices que quedaban en las obscuras mazmorras con
peligro de naufragar en la fe у destituido de auxilios humanos, acude fervoroso
a la Soberana Virgen del Remedio, aclamada ya con este título Patrona de todo
su Orden. Esta dulce Madre, que jamás desprecia las oraciones de los humildes,
se le aparece y le entrega todo el dinero que necesitaba para una copiosa y
universal redención. ¡Oh ternura incomparable de María! ¡Cuán
cierto es que su misericordia se extiende a todos, de modo que no hay quién
esté privado de su compasivo y eficaz valimiento!
ORACIÓN
¡Oh Soberana y misericordiosa Madre! Compadeceos
de mi infeliz y duro cautiverio, en que me tiene encadenado el espíritu
maligno. ¿Quién como Vos, indefectible y seguro
apoyo de toda esperanza, puede fortalecer mi debilidad? Las vanidades
del mundo me arrastran, las pasiones me ciegan, grandes peligros me circuyen y
amenazan. En tan triste situación me hallo por mí mismo destituido de todo
auxilio. Solo Vos, poderosa mediadora con la Beatísima Trinidad, podéis
ampararme y socorrer mis necesidades. Sed pues mi apoyo, mi seguro
lugar de refugio, la firme áncora de mi esperanza en el tiempo, y gozo en la
eternidad. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA CUARTO – 2 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES LA GLORIA DE SUS SIERVOS.
Gloria de Jerusalén y
alegría de Israel aclamaban los de Betulia a Judit. ¿Con cuánta más razón debe llamarse María gloria de sus siervos
y escogidos?
Ella no solo los glorifica después de su muerte, procurándoles la eterna
Bienaventuranza, sí que aun aquí les anticipa las inefables dulzuras de la
celestial Jerusalén, en cuanto es capaz la condición del hombre mortal. Este
singular favor dispensó María a su escogido siervo y cordial devoto el
Patriarca San Félix de Valois en la noche de la Natividad de la misma Virgen
del año mil doscientos diez. Velaba Félix a la media noche, y vio bajar al Coro
del Convento de Ciervo-Frío a la Santísima Virgen vestida con el celeste Hábito
Trinitario, acompañada de los espíritus Angélicos adornados con la misma
divisa. Con esta santa compañía cantó el glorioso Patriarca los Maitines,
entendiendo de María el especial patrocinio que en ella tendría todo su Orden,
y empezando a gozar un destello de aquella inefable gloria que en breve gozaría
de lleno en la eterna Patria. ¡Oh admirable dignación de María para con sus siervos!
¡Dichoso el verdadero devoto de esta gran Reina! Seguro puede estar de su remedio, de su
salvación y de su gloria.
ORACIÓN
¡Oh excelsa Madre del Remedio! Vos
sois el puerto seguro de nuestra esperanza, nuestra gloria y el canal terso de
todas las gracias. Vos derramáis mil dulzuras sobre los últimos momentos de
vuestros siervos, y aun les anticipáis las glorias de la Patria celestial.
Haced, oh Madre mía, a mi alma merecedora de tanta felicidad. Abogada y
protectora mía, después de este destierro mostradme a Jesús, fruto bendito de
vuestras entrañas; a Jesús Salvador, Médico y salud de las almas; a Jesús,
camino por donde andamos, verdad en quién y por quien creemos, vida por quien
suspiramos: concededme un vislumbre de vuestra gloria,
que me haga despreciar las vanidades del siglo. Sobre todo, en la hora de mi
muerte amansad las iras del justo Juez; miradme con ojos de ternura; recibidme
entre vuestros brazos, y alcanzadme la corona de inmortalidad en vuestro
celestial Imperio. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA QUINTO – 3 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES ESTRELLA LUMINOSA.
Veneramos hoy a la
Soberana Virgen como astro siempre resplandeciente sin padecer algún eclipse ni
menguante; como estrella de la mañana que disipa las tinieblas de la culpa y
del error. Ciega
la posteridad de Adán y enferma por las miserias que contrajo de su envenenado
principio, vivía sumergida en las sombrías regiones de la muerte. Para
iluminarnos viene María, luz grande y brillante antorcha: tal amaneció en el
místico firmamento de Barcelona por su Imagen del Remedio que aquí se venera en
su propio Altar, la misma que antes tenía por titular de su Real e Imperial
Capilla la Reina de España Isabel, esposa de Carlos V. ¡Oh,
cuán digna es de nuestra afectuosa veneración esta sagrada Imagen, pues la
majestad, y brillantez de su apacible rostro nos acuerda las luces y copiosos
remedios que ha derramado y derrama incesantemente para recrear nuestra alma, y
desvanecer tas tinieblas de nuestro entendimiento!
ORACIÓN
¡Oh luz resplandeciente de mi alma! ¡Estrella feliz y luminosa que anuncia la calma y serenidad! Señaladme
el rumbo que debo seguir en esta peligrosa navegación. ¡Oh
dulce Madre del Remedio!, ¿cuándo se
disiparán por vuestra mediación las densas obscuridades de que está circuida mi
alma? ¿Cuándo se alegrará con la clara luz de vuestra brillante aurora? ¿Qué
gozo puedo tener, pues no veo la luz del Cielo, porque me lo impide la espesa
nube que han formado sobre mi alma las vanidades del siglo? Pero qué, ¿he de quedar para siempre privado de tanta luz? No lo
permitáis, Madre mía; antes bien a la sombra de vuestra sagrada Imagen, Luna
bella, benéfica y apacible, haced me amanezca el alba de la gracia, que ilumine
y disipe mis tinieblas hasta formar el día claro de mi verdadera y eterna
felicidad. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA SEXTO – 4 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES CONSUELO DE AFLIGIDOS.
Como suave
consoladora de afligidos se nos representa hoy la Soberana Virgen del Remedio. Ella,
dice San Bernardo, se ha hecho toda para todos; a todos abre el seno de su
copiosa misericordia para que todos reciban de su plenitud, la salud el
enfermo, el pecador el perdón, el justo la gracia, la redención el cautivo, el
triste su consuelo. Ella tranquiliza con su presencia las tempestuosas olas de
aflicción en que debían naufragar los miserables hijos de Adán. Así apareció
esta benéfica Madre del Remedio el año de mil doscientos treinta y seis a unos
infelices cautivos cristianos, que gemían bajo la tiranía de los Moros en la
ciudad de Córdoba, consolándoles en sus angustias y asegurándoles su pronta
libertad, como se verificó en la conquista que de aquella Ciudad hizo el santo
Rey Don Fernando. Tristes y desconsolados mortales, en todas
las aflicciones mirad a vuestra estrella, invocad a María.
ORACIÓN
¡Misericordiosa
Remediadora de los hombres, vida y esperanza nuestra! ¿Qué afligido imploró jamás con tierno afecto vuestro
amparo, y no fue consolado? ¿Por qué temerá acercarse a vuestro compasivo Trono
la humana fragilidad? En Vos nada hay de aspereza ni terrible; sois toda
dulce y suave: vuestras entrañas están llenas de piedad y gracia, de
mansedumbre y misericordia: ofrecéis a todos la leche y lana de suavidad. Mirad
pues, oh Señora mía, los males que me circundan en el cuerpo y en el espíritu,
las tribulaciones que me agitan; poneos de mi parte, y nada temeré. Y cuando a
tantos habéis consolado, ¿quedará mi alma excluida
de vuestra eficaz protección? Verdaderamente así lo merece mi ingratitud
a vuestros llamamientos: pero no, Madre mía, no lo consentirá
vuestro Corazón amante. Sed mi dulce consuelo ahora y siempre. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA SÉPTIMO – 5 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES SALUD DE LOS ENFERMOS.
Salud de los enfermos
canta la Iglesia y aclama a María.
Ella misma ha cumplido serlo invocada como Madre del Remedio; y así lo
experimentó con especialidad la Ciudad y Reino de Valencia en el año mil
trescientos cuarenta y ocho. Un horrible contagio lo devoraba todo, cuando una
Imagen llamada antes de la Piedad habla a una devota mujer, y le manda se le
mude el nombre en el de Remedio. Se cumple así con aclamación universal, y
desde luego cesan los agostadores estragos de la mortandad ocasionada por la peste.
¡Oh virtud y
eficacia del Remedio de María! ¡Oh Medicina universal y poderosa para todos los
males! Considera cuánto aprecia
nuestra misericordiosa Madre el ser Remedio de nuestras dolencias, pues para
sanarlas prefiere el título de Remedio al de Piedad. Procura
merecerte y aplicarte este bálsamo eficazmente indefectible, que sin duda será
segura medicina para todas tus necesidades.
ORACIÓN.
¡Oh dulce Madre
del Remedio! Vuestras entrañas misericordiosas se abrieron en otro
tiempo para derramar el antídoto de vuestras gracias sobre los males del
cuerpo: derramadlo ahora sobre las necesidades de mi alma. Compadecida de los
infortunios de vuestro pueblo, disteis sobre él una mirada de ternura, y
bajasteis para su remedio: miradme ahora con ojos compasivos, y curad en mi
alma la peste del pecado. Haced se disipen los envenenados aires de
corrupción y libertinaje, con que los enemigos de vuestro Hijo procuran
inficionar mi espíritu y sofocar en él las preciosas semillas de la fe y Religión
santa que heredamos de nuestros Padres. Conservadla pura y resplandeciente,
para que me ilumine y dirija en la obscura peregrinación de este destierro
hasta llegar a la feliz mansión de la eterna Patria.
Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA OCTAVO – 8 DE
OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN: MARÍA ES CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA.
Entre las
alabanzas que la Iglesia tributa a la Soberana Madre del Remedio, con razón la
apellida causa de nuestra alegría. Ella como brillante aurora ya desde
su nacimiento desvaneció las sombras de la infidelidad. Ella ya exaltada al
Trono de la Gloria apareció a sus siervos para consolarles en los mayores
apuros, dudas y perplejidades, y traerles el verde y frondoso olivo de
serenidad. Ella principalmente manifestó ser causa de la alegría de sus
escogidos apareciendo de nuevo en Valencia al Patriarca San Juan de Mata. Se
hallaba este Santo Redentor en aquella Ciudad, ocupada por los Moros, con el
fin de procurar la libertad de los miserables cautivos que allí gemían, pero
sin los medios necesarios para el rescate. Mientras aquel glorioso Patriarca
celebraba el santo Sacrificio de la Misa, implorando con ternura los auxilios
de aquella excelsa Reina, cuyas misericordias jamás faltan, se le aparece
María, y renovando el prodigio ya antes acaecido en Túnez le deja sobre las
aras cuánto dinero necesitaba para su caritativo designio; y así
todos los infelices trocaron sus lamentos en justos cánticos de alegría.
ORACIÓN
¡Oh Soberana Virgen, Madre del amor hermoso
y santa esperanza! Vos, llena de bendiciones desde el
primer instante de vuestro purísimo ser, trajisteis la luz para disipar las
tinieblas del error y de la más crasa ignorancia. Vos fuisteis el arco Iris,
feliz presagio de la más tranquila y apacible serenidad; sois Madre de los
vivientes, estrella de la mañana, aurora de felicidad, gloria y alegría de
nuestro pueblo. ¡Oh Madre mía amorosa! ¿No llegarán hasta mi alma para iluminarla y alegrarla
los brillantes reflejos de vuestra virtud y soberanos dones? Constituido
en este valle de lágrimas entre tinieblas más densas que las de Egipto, mi
triste alma gime y suspira desde el profundo de la más penosa esclavitud,
esperando el remedio y alegría de vuestra misericordia. ¿Y no conmoverá vuestras compasivas entrañas mi triste situación?
Ea, tierna Madre del Remedio, amanezca a mi pobre alma la
resplandeciente luz de vuestra gracia y alegría de vuestro Corazón, para que
así fortalecido conciba una firme esperanza, un acendrado amor y ardientes
deseos de la tranquilidad perfecta e imperturbable alegría de la eterna Gloria.
Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
DÍA NOVENO – 7 DE OCTUBRE
Por
la Señal…
Acto
de Contrición y Ofrecimiento.
CONSIDERACIÓN:
MARÍA ES POZO
DE AGUAS VIVAS.
Pozo de aguas vivas
podemos llamar a nuestra excelsa Madre del Remedio, por haber ella sido,
mediante la veneración de sus Imágenes, copioso manantial de aguas en los
tiempos de esterilidad. Dígalo
la ciudad de Zaragoza y su comarca, cuando afligida por la sequedad de la
tierra en el año mil setecientos cuarenta y ocho, y por segunda vez en mil
setecientos cincuenta y cuatro acude a la Virgen del Remedio, llevando en
procesión su Imagen desde San Lamberto a Zaragoza, y firme en su poderoso
valimiento ve con júbilo universal abrirse las cataratas del cielo y
fecundizarse sus campiñas, sucediendo la abundancia a la miseria. ¡Oh, cuánto es
el poder de María, pues los elementos obedecen a su imperio! Así
podemos asegurar que la intercesión de la Madre del Remedio, y aun la vista o
la sola sombra de su sagrada Imagen en muchos pueblos y Ciudades renovó
aquellos prodigios de salud que obró en otro tiempo entre los Israelitas la
vista de la serpiente de metal. Y si tan compasiva se ostenta en remediar
las esterilidades del cuerpo, ¿cuánto más lo hará en las
del alma, por ser ellas más peligrosas?
ORACIÓN.
¡Oh misericordiosa Madre del Remedio! Vos
sois el pozo de aguas vivas y la fuente sellada de que manan las saludables
influencias de la divina gracia. Compadecéos de la esterilidad de mi alma,
tierra seca e infructífera por estar poseída de los abrojos y espinas de la
culpa. Derramad sobre ella los riegos de espirituales bendiciones, y
fertilizadla para que lleve abundante cosecha de virtudes. ¡Oh María!, ¡cuánto se regocija mi alma por hallar en Vos
el inagotable manantial no solo de frutos y alimentos temporales, sino principalmente
los bienes espirituales! Dignaos remediar todas mis
necesidades, haciendo que participe dignamente el fruto bendito de vuestras
entrañas, Cristo Jesús, en el admirable Sacramento de su infinito amor. Haced,
en fin, que, rociada mi alma con el suave néctar y poderosa suavidad de
vuestros influjos, dé frutos dignos de penitencia, con que se abra el camino
para la Sion santa, y pueda allí cantar eternamente en vuestra compañía las
misericordias del Señor. Amén.
—Aquí se
hará la pausa, pidiendo lo que se desea recibir; se dirán los tres Padre
nuestros, Ave Marías y Glorias, y se concluirá con la Deprecación, los Gozos y
la Oración.
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