Novena
basada en la vida y los escritos de Santa Teresita del Niño Jesús, con
aprobación eclesiástica. Los Gozos fueron publicados en catalán en 1931, sin
autor conocido.
COMENZAMOS: 24 de septiembre.
FINALIZAMOS: 2 de octubre.
FESTIVIDAD
VETUS ORDO: 3 de octubre.
NOVENA EN
HONOR A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE OFRECIMIENTO
Oh Dios mío, Trinidad santísima, deseo
amarte y hacer que te amen, y trabajar en la glorificación de la Santa Iglesia,
salvando las almas que viven en el mundo y liberando a las que padecen en el
Purgatorio. Deseo cumplir en absoluto tu voluntad y conseguir la gloria que me
has preparado en tu Reino. En una palabra, deseo Santificarme, pero, como
conozco mi debilidad, te pido, Dios mío, que seas Tú mismo mi santidad. Y,
puesto que tu Amor ha llegado al extremo de darme a tu único Hijo, para que sea
mi Salvador y Redentor, y los infinitos tesoros de sus méritos me pertenecen, me
complazco en ofrecértelos y te suplico que no me mires sino en la Faz de Jesús
y en su Corazón abrasado de amor. Amén.
DÍA PRIMERO – 24 DE
SEPTIEMBRE
REFLEXIÓN
«Presiento que mi misión
va a empezar, la misión de hacer amar a Dios como yo le amo… de enseñar mi
caminito a las almas. Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra. Esto
no es imposible, puesto que, en el seno mismo de la visión beatifica, los ángeles
velan por nosotros. No, no podré tener ningún descanso hasta el fin del mundo.
Mi caminito es el camino
de la infancia espiritual, el camino de la confianza y del abandono total.
Quiero indicarles los medios sencillos y fáciles que a mí me han dado tan
excelente resultado y decirles que tan sólo una cosa debe hacerse acá abajo: agradar
a Jesús con las flores de los pequeños sacrificios, ganarle con caricias. Así
es como yo le he conquistado… Jamás se tiene demasiada confianza en Dios tan
potente y misericordioso. ¡Se obtiene de Él todo cuanto se espera!
Entre todos los pequeños
sacrificios con que obsequiar a Jesús, ¿qué otros podemos hallar
más de su agrado que aquellos que nos imponemos para ayudar a los misioneros en
su empresa santa de salvar almas?».
ORACIÓN
«Todo el que sea pequeño y humilde venga a
Mí».
Esta sentencia del Salvador fue tu lema, gloriosa Santa Teresita. Por eso
anhelaste la humildad verdadera; por eso tu vida escondida fue de grandísimo
fruto para gloria de Dios y salvación de las almas. Compadécete
de nuestra soberbia y ambición, y alcánzanos la verdadera humildad para que,
desengañados de las alabanzas de este mundo, logremos vivir una vida humilde y
apostólica que merezca las alabanzas de Jesús. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar.
INVOCACIONES A SANTA
TERESITA
¡Oh Santa
Teresita! Por aquella bondad tan grande que te hizo prometer pasar tu
cielo haciendo bien en la tierra. Derrama sobre mi alma la lluvia
de rosas de tu protección y alcánzame la gracia que te pido.
—Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
¡Oh Santa Teresita!
Por aquel celo de la gloria de Jesús y de la salvación de las almas, que
te mereció ser declarada por la Iglesia Patrona de todas las Misiones. Derrama
sobre mi alma la lluvia de rosas de tu protección y alcánzame la gracia que te
pido.
—Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
¡Oh Santa Teresita! Por
el amor seráfico que te llevó a morir diciendo: «¡Dios
mío, te amo!», en un éxtasis de amor. Derrama
sobre mi alma la lluvia de rosas de tu protección y alcánzame la gracia que te
pido.
—Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
GOZOS EN HONOR A SANTA
TERESITA DEL NIÑO JESÚS
Flor
excelsa del Carmelo
Y
de divinal belleza:
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Bello
rebrote de tronco sano,
¡Día
feliz!, al
mundo venido;
Dios
os planta en el huerto feliz
De
un hogar bien cristiano.
Pues
tenéis tan buena raíz,
¡Cuál será
vuestra ufaneza!
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Si
perdéis, pequeña aún
Vuestra
madre, todo amor,
Una
Madre mucho mejor
Habéis
encontrado ya, que os ampara:
Es
María, clara Estrella,
Que
os sonrió en la orfandad.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
¿Qué
lengua decir podría
El fervor
con que os preparó
Para tener
el Tesoro sin precio
De Jesús Eucaristía?
¡Cómo recibís al Emanuel
Dentro de Vos, qué dulzura!
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
De
Jesús bien sois la amiga,
Pero
el corazón no está contento:
Pues
el amor va creciendo
De
esposarlo la hora os tarda.
El
obstáculo os surge, cruel,
Pero
le vence vuestra firmeza.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Confianza
tenéis tanta
En
el Esposo muy amado,
Que
creyó en verdad
Arribar
a ser gran Santa.
Que
al deseo sois fiel
Vuestra
vida lo patentiza.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Cuando
pensáis en los salvajes
E
infieles, ¡pensamiento
triste!,
Anheláis
para Jesucristo
Conquistar
lejanos parajes.
Satisfecho
fuera el anhelo
Cuando
la fe raíz fuera tendida.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Sufrimiento
toca a la puerta
-De
tiempos ha que era esperado-;
Es
un don del Amado,
Y
le recibís con dicha fuerte.
Más
que no en la dulce miel,
Halláis
gusto en su amargura.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos conduce al Cielo.
Si
del Cielo el camino es duro,
- ¡Ay, el
amor, que es ingenioso! -,
El
ascensor hallaréis Vos
Para
llevaros bien segura.
Así,
a nuestro orgullo rebelde,
Oponéis
vuestra debilidad.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Queréis
siempre ser pequeña,
Que
es, el infante, arrullado;
Mas
de vuestra santidad
Nada
más Dios sabe su alta estatura.
Os
dio como a modelo
El
Camino de la Infancia.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
De
Jesús Infante juguete,
Nada
más ser no queréis:
-Jesusito,
jugad, jugad,
Con
vuestra Teresita-.
Juguete
bien fiel,
En
sus brazos os tiene tenida.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
En
el mundo exiliada,
Sumergida
en tinieblas,
Es
para vos la oración
Llanto
del alma ignorada.
El
vaso lleno de amarga hiel
Pronto
bebéis con fortaleza.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Del
amor la amplia hoguera
Más
y más os va aumentando,
Hasta
que sigue un fuego gigante
Que
la tierra abrase entera.
¡Si a los
corazones nuestros, corazones de hielo,
Una chispa
fuese transmitida!
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
No
podéis recibir a Nuestramo
Como
estáis próxima a morir,
Mas,
dejando el mundo mezquino,
Le
dijo: - ¡Dios
mío, os amo! -
Se
os quita el negro velo
De
la angustia en que estáis presa.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Libre
ya, el alma se lanza
En
los brazos del Amor;
Allí
vuestra pequeñez
Halla
eterna bienaventuranza.
Del
Edén fulgente Estrella,
¿Qué dirá
vuestra grandeza?
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Habiéndoos
llegado la hora
Del
triunfo más esclarecido:
Santa
os dice el Padre Santo,
Todo
el mundo mercedes os implora:
Sois
para el mísero infiel
Pura
Luz en el Cielo encendida.
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
De
favores bella rosa
Recogerán
vuestros devotos;
Más
todavía, de los Sacerdotes
Os
hará Dios la Abogada.
Infundidles
vuestro celo,
¡Oh gentil
Sacerdotisa!
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
Pues
estáis ya en el eterno Carmelo,
Del
Amado toda cautivada:
Conducidnos,
oh Teresa,
Por el
camino que nos lleva al Cielo.
℣.
La gracia fue difundida en tus labios.
℟.
Porque el Señor te bendijo eternamente.
ORACIÓN
Señor, que has dicho: “Si no os hacéis semejantes a niños, no entraréis en el reino de
los cielos”, concédenos que imitemos de tal modo
la humildad y sencillez de corazón de la virgen Santa Teresa, que logremos
alcanzar las recompensas eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 25 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
Se
hallaba enferma Santa Teresita en los últimos días de su vida, agotada por la
enfermedad. La enfermera, creyendo que el dar un paseo de un cuarto de hora por
el jardín podía aliviarle, le aconsejó que lo hiciera. Este consejo fue para la
Santa una orden terminante. Cierta tarde, advirtiendo otra religiosa que Sor
Teresita andaba trabajosamente, le dijo: «Mejor sería que descanse usted. Su paseo en esas
condiciones no le puede hacer ningún provecho. Se fatiga y nada más». «Es verdad -
contestó Santa Teresita -, pero ¿sabe usted lo que me da fuerzas? Pues bien,
¡ando por un misionero! Pienso que allá muy lejos puede haber algún misionero
casi agotado de fuerzas en sus excursiones apostólicas y para disminuir sus
fatigas ofrezco yo las mías».
Otro
día, a propósito de los reconstituyentes costosos que se compraban para su
curación, dijo a la que le acompañaba:
«Estoy
convencida de la inutilidad de los medicamentos para curarme, pero me he
arreglado con Dios para que aprovechen a los pobres misioneros, que no tienen
tiempo ni medios para cuidarse».
ORACIÓN
«¡Gracias, Dios mío, por el sufrimiento!», exclamabas,
gloriosa Santa Teresita. ¡Qué grandeza y qué bienes
verías encerrados en el dolor, cuando toda tu vida fue una continua aspiración
hacia Él, a fin de asemejarte a Jesús y salvar muchas almas! Compadécete
de nuestra debilidad y egoísmo, y dígnate enseñarnos los secretos de santidad y
apostolado que se encierran en el sacrificio ofrendado por Dios y por las
almas. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA TERCERO – 26 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
«Un
domingo, al cerrar el devocionario, después de terminar la Misa, quedó un poco
fuera de las páginas una fotografía de nuestro Señor crucificado, asomando tan
sólo una de las divinas manos, perforada y ensangrentada.
A su vista
experimenté un sentimiento nuevo, inexplicable. Se partió mi corazón de dolor
al contemplar aquella Sangre preciosa que caía en tierra, sin que nadie se
apresurase a recogerla, y resolví permanecer siempre al pie de la cruz en
espíritu, para recibir el rocío divino de la salvación y esparcirlo sin pérdida
de tiempo en las almas.
Desde
aquel día el grito de Jesús moribundo: ¡Tengo sed! resonaba a cada instante en mi corazón y lo encendía de un amor
vivísimo, hasta entonces para mí desconocido.
Anhelaba
dar de beber a mi Amado, me sentía yo también devorada por la sed de almas, y a
todo trance quería arrancar a los pecadores de las llamas eternas…» (Manuscrito A, 45vº).
ORACIÓN
¡Oh gloriosa Santa Teresita!, alma
privilegiada que descubriste en el amor de Dios la senda más breve para
alcanzar la santidad, compadécete de nuestros débiles esfuerzos
en la vida espiritual, y descúbrenos claramente esa prodigiosa senda del amor
de Dios, a fin de que, viviendo solamente por Él y para Él, logremos alcanzar
nuestra perfección y la de nuestros hermanos. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA CUARTO – 27 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
Santa
Teresita escribe a un misionero joven que iba a partir para las Misiones; el
sacrificio de la separación de su madre y de todos los suyos, así como el dolor
que aquélla manifestaba exteriormente, eran para él tormentos muy fuertes que
le amargaban en aquel trance.
«Trabajemos
juntos -le
dice la Santa- en
la salvación de las almas. No tenemos sino el único día de esta vida para
salvadas y dar así al Señor pruebas de nuestro amor. El mañana de este día será
la eternidad, y entonces Jesús le devolverá a usted centuplicadas las alegrías
tan dulces que ahora le sacrifica.
Él conoce
la extensión del sacrificio de usted, y sabe que los padecimientos de los que
son queridos aumenta el propio todavía. Pero Él mismo padeció este martirio
para salvar nuestras almas: abandonó a su Madre, vio a la Virgen Inmaculada al
pie de la Cruz con el corazón traspasado por la espada del dolor. Así confío
que nuestro Salvador consolará a la bondadosa madre de usted, lo cual le pido
con vivas instancias.
¡Ah!, si el divino Maestro dejase entrever a los que usted va a
abandonar por su amor la gloria que le reserva, la multitud de almas que
formará la escolta de usted en el Cielo, quedarían ya recompensados del gran sacrificio
que su separación va a causarles».
ORACIÓN
«¡Almas, Señor, almas necesitamos!», exclamabas,
gloriosa Santa Teresita. «¡Almas sobre todo de
apóstoles y de mártires para inflamar la tierra!». ¡Qué ideal tan grandioso y elevado el de tu corazón! ¡Qué
miserables y mezquinos nuestros ideales! Compadécete
de nuestra ruindad e infunde en nuestros corazones el gran ideal de la
salvación de las almas que son el mayor tesoro de este mundo. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA QUINTO – 28 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
Santa
Teresita alimentaba en su corazón un sueño que le parecía irrealizable: el de tener un hermano sacerdote. Pero como sus hermanitos
habían volado al Cielo, el Señor iba a realizar con creces este ensueño:
«Cierto
día -escribe
ella- me
llamó aparte la Madre Priora, y me leyó la carta de un joven seminarista, el
cual, inspirado según él decía, por Santa Teresa, pedía que una Hermana se
dedicase especialmente a pedir su salvación y la de todas las almas que le
habrían de estar encomendadas en adelante; él, en cambio, prometía que, cuando
pudiera ofrecer el Santo Sacrificio, tendría en él especialmente presente a esa
hermana espiritual. Yo fui elegida para ser la hermana del futuro misionero.
No podría
explicar el contento de mi alma… Me parecía que aquella parte de mi alma era
nueva, como si tocasen en ella cuerdas musicales hasta entonces, olvidadas.
Considerando las obligaciones que me imponía, puse manos a la obra, procurando
redoblar mi fervor, Indudablemente la oración y el sacrificio son la ayuda más
eficaz que podemos ofrecer a los misioneros».
Poco
después la Priora le dio un segundo hermano misionero, y, llena de gozo escribe
que espera, con la gracia de Dios, ser útil a más de dos misioneros:
«Quedo
particularmente unida a los nuevos hermanos que Jesús me ha dado. Todo cuanto
me pertenece, le pertenece a cada uno de ellos, puesto que Dios es demasiado
bueno, demasiado generoso para hacer particiones; es tan rico que da sin medida
cuanto le pido, aunque no detallo extensamente las necesidades».
ORACIÓN
«Roguemos especialmente por los sacerdotes.
¡Consagrémosles nuestra vida!». Este encargo que
constantemente repetías, gloriosa Santa Teresita, manifiesta tu comprensión de
que no habrá muchas almas santas, si no hay primero sacerdotes santos. Perdona
nuestra poca estima del sacerdocio cristiano y comunica tal fervor a nuestras
oraciones, que alcancemos del Señor generosas
vocaciones y celosos sacerdotes que conviertan y santifiquen las almas. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA SEXTO – 29 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
«Ser tu
esposa, Jesús mío, ser carmelita y, por mi unión contigo, la madre de las
almas, todo esto debería bastarme, Sin embargo, siento en mí otras vocaciones:
siento vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir…
¡La
vocación de sacerdote! ¡Oh, Dios mío, con qué amor, oh Jesús, te llevaría en
mis manos, cuando a mi voz descendieras a ellas desde el Cielo! ¡Con qué amor
te daría a las almas! Pero, aun deseando ser
sacerdote, admiro, y envidio la humildad de San Francisco de Asís, que rehusaba
la sublime dignidad del sacerdocio, ¿Cómo, pues, juntar
estos contrastes?
Quisiera
iluminar las almas como los profetas y los doctores. Quisiera recorrer la
tierra predicando tu Nombre, y plantando, Amado mío, en tierra infiel tu
gloriosa cruz. Mas no me bastaría una sola misión, pues desearía poder anunciar
a un tiempo tu Evangelio en todas las partes del mundo, hasta en las más
lejanas islas, Quisiera ser misionera, no sólo durante algunos años, sino
haberlo sido desde la creación del mundo y continuar siéndolo hasta la
consumación de los siglos.
Mas ¡ay!, sobre todo quisiera
el martirio. ¡El martirio! Este ha sido el sueño de mi juventud, sueño que ha crecido
conmigo en la celdita del Carmen. Pero ésta es otra de mis locuras; pues no
deseo un solo género de suplicio: para satisfacer mis anhelos necesitaría
padecerlos todos…».
ORACIÓN
«¡Quisiera ser misionera ahora, y siempre y en todas las
Misiones!». ¡Qué grandeza especial, qué
interés para la gloria divina verías en las Misiones, que así te movías a
escribir estas palabras! Compadécete de nuestro escaso espíritu
apostólico y alcánzanos una gran predilección por esta
empresa tan ansiada del Corazón de Jesús, que nos llene de santos deseos y de
valientes resoluciones. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 30 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
«No hace
mucho reflexionaba sobre lo que podría emprender para salvar almas. Una sola
palabra del Evangelio me iluminó: La mies es verdaderamente mucha, más los
obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe trabajadores a
ella…
¡Qué
misterio! ¿No es acaso Jesús
omnipotente? ¿No pertenecen las criaturas a su Creador? ¿Por qué, pues, bajarse
hasta decir: Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores a ella…? ¡Ah! ¡Es porque tiene un amor tan incomprensible,
tan exquisitamente delicado, que nada quiere emprender sin asociamos a su obra!
El Creador
del universo está aguardando la súplica de un alma pequeñita para salvar otras
muchas que fueron también como ella redimidas con su Sangre preciosa.
El
Apostolado de la Oración, ¿no es, por decido así, más elevado que el de la
palabra? A nosotras nos toca formar obreros evangélicos que salvarán millares
de almas, de las cuales seremos madres. ¿Qué
tenemos, pues, que envidiar a los sacerdotes del Señor?». (Carta
nº 135 a Celina, 15 de Agosto de 1892)
ORACIÓN
«Por medio
de nuestras pequeñas obras de amor, escondidas, convertiremos almas infieles.
Nosotras ayudamos a los misioneros y les conseguimos abundantes limosnas y
recursos». Este fue tu apostolado, gloriosa
Santa Teresita, apostolado escondido, pero fecundo, como el de los grandes
apóstoles. Inspíranos, pues, obras de amor y de
generosidad, a fin de que, a imitación tuya, tengamos gran parte en la
conversión de las almas infieles. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO – 1 DE OCTUBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
«Considerando
el cuerpo místico de la Santa Iglesia, no me había reconocido en ninguno de los
miembros descritos por San Pablo, o, por mejor decir, quería reconocerme en
todos. La Caridad me dio la clave de mi vocación.
Comprendí
que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto de diferentes miembros, no podía
faltarle el más necesario, el más noble de todos los órganos; comprendí que
tenía un corazón, y que este corazón estaba abrasado de amor, Comprendí que el
amor es únicamente el que imprime movimiento a todos los miembros, que, si el
amor llegara a apagarse, ya no anunciarían los Apóstoles el Evangelio, y
rehusarían los mártires derramar su sangre…
Y exclamé
en un transporte de alegría delirante: -Oh Jesús
mío, al fin he hallado mi vocación. ¡Mi vocación es el
amor!
Sí, hallé el
lugar que me corresponde en el seno de la Iglesia, lugar, ¡Oh Dios mío!, que me has
señalado Tú mismo: en el corazón de mi Madre la Iglesia, seré el amor…
La Iglesia
es Reina, puesto que es tu esposa, Oh divino Rey de reyes… No puedo predicar el
Evangelio ni derramar mi sangre…
¡Qué importa! Mis hermanos trabajan por mí y yo, pobre niñita,
permanezco junto al trono real; amo por los que combaten».
ORACIÓN
«Quiero ser fiel hija de la Iglesia como
nuestra Santa Madre Teresa y acordarme siempre en mi oración de las intenciones
del Vicario de Cristo». Este fue, gloriosa Santa Teresita,
el mejor sello de tu santidad, la mejor prueba de tu unión con Dios: el amor a su Santa Iglesia. Alcánzanos,
pues, un amor ferviente a esta gran familia universal de Cristo y una
obediencia sin límites a las enseñanzas del Padre Santo, para que al mismo
tiempo que le encomendemos en nuestras oraciones, cooperemos también a sus
grandes planes por la conversión del mundo infiel. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
DÍA NOVENO – 2 DE
OCTUBRE
Por
la señal…
Ofrecimiento.
REFLEXIÓN
A
uno de los misioneros, hermanos suyos espirituales, escribía la Santa, entre
otras cosas:
«Confío no
permanecer inactiva en el Cielo. Mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia
y para las almas. Se lo pido a Dios, y estoy persuadida de que atenderá mi ruego.
Si
abandono ya el campo de batalla, bien puede usted ver que no es por un egoísta
deseo de descansar.
Tiempo
hace que el sufrimiento ha llegado a ser mi cielo aquí abajo, y difícilmente
puedo concebir cómo será posible aclimatarme en un país donde reina el júbilo
sin mezcla alguna de tristeza. Preciso será que transforme completamente mi
alma, pues de no ser así no podría soportar las eternas delicias.
… La única
cosa que deseo es hacer amar a Dios; y confieso que, si en el Cielo no pudiera
trabajar ya por su gloria, preferiría el destierro a la patria».
ORACIÓN
«Lo que me
impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios a una
multitud de almas que le alabarán eternamente». Oh
gloriosa Santa Teresita, concédeme que sea yo una de esas almas encendidas por
ti en el amor divino. Tú, que prometiste contestar cuantas peticiones
recibieras, no rechaces ni desprecies mi pobre oración. Alcánzame
un gran espíritu de amor y apostolado, para que juntamente contigo cante eternamente
las divinas misericordias. Amén.
—Pedir la
gracia que se desea alcanzar. Las Invocaciones, los Gozos y la Oración se
rezarán todos los días.
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