sábado, 22 de junio de 2024

NOVENA EN HONOR A SAN PEDRO APÓSTOL.

 


Novena extractada de la compuesta por Don Francisco Antonio Rodríguez, y reimpresa por Valentín Torrás en Barcelona, año 1837.

COMENZAMOS: 20 de junio.

FINALIZAMOS: 28 de junio.

FESTIVIDAD: 29 de junio.

NOVENA AL PRÍNCIPE DE LOS APÓSTOLES, SAN PEDRO

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén. 

. Dios mío, atended por vuestra infinita bondad a mi socorro:

. Señor, ayudadme prontamente con los auxilios de vuestra gracia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Santo, Santo, Santo, Dios y Señor de los Ejércitos: los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.

—Aquí se hace una profunda inclinación en reverencia del inefable misterio de la Santísima Trinidad: y así se empieza todos los días la novena.

ACTO DE CONTRICIÓN

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, tened piedad de mí según la grandeza de vuestra misericordia. Pequé, Señor, contra el Cielo y ofendí a vuestra adorable Majestad, apartándome de Vos. Ya no soy digno de ser llamado hijo vuestro, pero me anima que disteis la vida por mí en el santo madero de la Cruz, y el saber que sois Padre amoroso, que espera recibir con brazos de misericordia al pecador que os la pidiere con corazón contrito y humillado ¡Oh! Dulcísimo Jesús, única esperanza de los mortales. Por vuestra sacratísima Madre, Nuestra Señora, a quien habéis constituido Madre de misericordia, abogada poderosísima y refugio seguro de los pecadores, no me desechéis, miradme con aquellos ojos de clemencia con que miraste después de sus negaciones a vuestro Apóstol San Pedro, para amargamente llorar como él las infidelidades y pecados de mi vida pasada. Pequé, amantísimo Salvador y Padre de mi vida, y quisiera haber muerto antes que haber ofendido a vuestra bondad infinita, digna de infinito amor. Propongo firmemente la enmienda de mis desórdenes pasados: satisfacer por mis pecados a vuestra divina justicia: cumplir con las obligaciones de mi estado, y obrar en todo conforme a vuestra Santa ley. Admitidme, Señor, por la intercesión de San Pedro nuestro Protector, con los auxilios de vuestra gracia, sin la cual nada puedo, para perseverar en vuestro servicio hasta la muerte. Amén.

DÍA PRIMERO - 20 DE JUNIO

CONSIDERACIÓN: VOCACIÓN DE

                             SAN PEDRO.

     En este día hemos de considerar la fina y fiel correspondencia del Santo Apóstol al llamamiento de la gracia, para ser discípulo de Nuestro Señor. Le llamó el Divino Maestro la primera vez por medio de su hermano San Andrés (Juan I, 42), quien le dio noticia de que había hallado al Mesías (Invénimus Messíam): y al punto va con amorosas ansias en busca del Salvador, para instruirse en sus palabras de vida eterna. Andaba Jesús cerca del mar de Galilea, y San Pedro se ejercitaba en el oficio de pescar (Mateo IV, 18): oye la voz del Señor que le dice: «Sígueme, y te haré pescador de los hombres», y sin detención alguna deja las redes, el barco, los parientes, los amigos, y todo lo sacrifica por seguir la escuela de nuestro Salvador (Agustín Calmet OSB, Harmonía quátuor Evangeliórum, fol. 20). Pocos bienes temporales dejó en verdad: pero no consiste la perfección en dejar montones de riquezas; lo principal estriba en seguir por imitación a nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que hizo el Santo Apóstol, desprendiendo el corazón y afecto de cuanto el mundo podía dar de sí y, lo que, es más, renunciando generosamente su propia voluntad por hacer la de su Divino Maestro como fidelísimo discípulo (Mateo XV, 18).

    

   Demos sin cesar gracias a Dios, porque también hemos sido llamados como cristianos a la escuela y compañía del Señor: no perdamos de la memoria que si no desprendemos nuestro corazón de los bienes del mundo, que hemos de dejar en la hora incierta de la muerte: si no procuramos renunciar nuestra propia voluntad, y arreglar las costumbres a la doctrina que profesamos, no somos dignos discípulos; y tendremos injustamente el nombre de cristianos si no seguimos las huellas del Señor, como dice San Bernardo.

ORACIÓN

   ¡Oh Salvador Divino y Maestro perfectísimo, en quien están todos los tesoros de la Sabiduría y Ciencia de Dios! (Juan VIII). Verdaderamente sois la Luz del mundo, y quien os sigue no anda en tinieblas. Gracias doy a vuestra Divina Majestad de lo íntimo de mi corazón, que os habéis dignado llamarme a la luz admirable de la Santa Fe, incorporándome en el gremio de la Santa Iglesia, y haciéndome en ella discípulo de vuestra celestial doctrina. ¿Qué merecimiento precedió en mí, amabilísimo Señor, para que me iluminases con los rayos de la verdad eterna, haciéndome cristiano, cuando tantas almas andan en las profundas tinieblas del Paganismo? Piadosísimo Señor, me habéis libertado de tan formidable peligro, colocándome en el camino de la Luz, y en la senda que guía a la vida eterna. ¡Qué podré yo retribuiros por tan singular predilección y beneficio! Los cielos y la tierra bendigan vuestro Santo nombre por esta misericordia: dignaos, Señor, continuarla, dándome vuestra gracia, para seguir los pasos de vuestra Sacratísima vida, imitándola como vuestro Pedro, y confesando como él con fervoroso y constante celo, que fuera de vuestra escuela no se aprende ciencia de salvación (Juan VI, 69). Y pues sois la Luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, iluminad por vuestra misericordia a los que están sentados en las tinieblas y sombra de la muerte. Óyenos, Señor, por tu Santo Apóstol, para que todos sigamos por el camino de la paz y alabemos a vuestra Majestad en la feliz patria de la gloria. Amén.

—Ahora se reza tres veces el Padre nuestro.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

   Oh felicísimo Pedro, ¡Que maravilloso se ha manifestado en vos el Señor: cuya adorable providencia elige a lo que el mundo reputa despreciable para confundir los sabios, poderosos y nobles del siglo! (I Corintios I, 27-28). Vos, oh admirable Pedro, siendo un pobre y humilde pescador, fuiste elevado del polvo de la tierra, y el excelso y supremo Señor de cuanto tiene ser, que mira de lejos a los soberbios y de cerca a los humildes (Salmo CXXXVII, 7), os sublimó a la más alta esfera de Dignidad, sobre todas las de los monarcas y príncipes del universo. Tú eres la piedra solidísima escogida por el Salvador de los hombres para fundamento de la Religión Católica, contra quien nunca prevalecerán las puertas del infierno: tú el pastor universal, a quien el Príncipe de los Pastores confió el gobierno de todas las ovejas y corderos de su rebaño: tú, el fidelísimo portero a cuyo arbitrio entregó el Señor las llaves para la entrada de los mortales al Reino de los Cielos (San Hilario de Poitiers, en Mateo XVI): tú, el Príncipe de los Santos Apóstoles: la cabeza visible de la Iglesia militante, y en fin el primer Vicario en la tierra del sumo y eterno Sacerdote Jesucristo, Señor nuestro. ¡Oh Pastor Santísimo, adornado con tan brillantes prerrogativas: cuánta será la altura de vuestra gloria en el Cielo, habiendo sido tan buen ministro y Dispensador de los misterios de Dios! Ya habéis entrado en el gozo bienaventurado del Señor, que os ha coronado de gloria y honor por toda la eternidad, cuando nosotros andamos todavía ausentes de esa patria de nuestra esperanza y navegando hacia ella en las olas del mar inconstante de esta miserable vida.

 

¡Oh Padre amantísimo de todos los Cristianos!, inclinad desde ese puerto seguro los ojos de vuestra piedad, para socorrernos con vuestra eficaz intercesión. Pedid al Altísimo que todos los Cristianos no perdamos de vista el norte indispensable de la Santa Fe, para evitar con sus luces el naufragio de nuestra navegación: que fijemos nuestros corazones en la esperanza de los bienes eternos, para sufrir con alegría los trabajos de esta vida momentánea, y que reine en nosotros una ardiente caridad de Dios y del prójimo, para acabar con felicidad nuestro camino. Rogad especialmente, Santo mío, por nuestro sumo Pontífice, sucesor vuestro; por todos los Prelados y personas del estado eclesiástico: Interceded por el pueblo cristiano, que confía en vos, para que en toda piedad y castidad tenga vida quieta y tranquila. Y para nosotros, oh dulce Abogado de nuestras almas, os suplicamos humildemente nos alcancéis lo que en esta Novena pedimos, si es para gloria de Dios: y que, mirándonos en vos, como en un espejo de virtudes, procuremos imitarlas, y seguir nuestro soberano Dueño, que es el Santo de los Santos, a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

GOZOS EN HONOR A SAN PEDRO

Piedra sois fundamental

De la Iglesia militante:

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

   

En Bethsaida habéis nacido

De unos pobres pescadores,

Y ocupado en sus labores,

Pasáis sin ser conocido;

Mas aquí mismo elegido

Sois Apóstol almirante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Ocupado en el pescar

Os llama al apostolado

El que Dios ya humanado

Al mundo vino a salvar,

Y vos sin más aguardar

Obedecéis al instante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Cuando a Jesús confesáis

Hijo de Dios verdadero;

Él os declara portero

Con las llaves, que aceptáis.

Así, Cefas, os mostráis

Con poder de gobernante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Sobre las aguas del mar

Camináis vos muy constante;

Cuando al punto vacilante

Peligráis de naufragar:

Mas Jesús hizo surcar

Al que estaba naufragante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Cuando en el monte Tabor

Se transfigura Jesús,

Testigo sois de la luz

Y celestial resplandor:

Y en la agonía el sudor

Divisáis en su semblante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Si a la voz de una criada

Vuestro Maestro negáis,

A la del gallo lloráis

Vuestra culpa inopinada,

Así que con su mirada

Jesús os traspasa amante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

Movido de las Marías

Al sepulcro corréis presto;

Y notáis en aquel puesto

Cumplidas las profecías,

Pues al cabo de tres días

Sale Jesús triunfante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

  

En Galilea adoráis

A Jesús resucitado;

Y tres veces preguntado,

La respuesta es: que le amáis.

Por eso pastor quedáis

De su rebaño garante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

   

Cuando el Espíritu Santo

Baja dándoos sus dones;

Pasman todas las naciones

Al ver un milagro tanto:

Disipáis vos el encanto

Con Joel vaticinante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

   

Con vuestro primer sermón

Más de tres mil se convierten:

Y los judíos advierten

La obra de la Redención,

Siendo tal vuestro tesón

Sin desistir un instante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

   

En la cárcel os tenía

Herodes rey inhumano;

Mas os toma de la mano

El Ángel de Dios, y guía:

Descubriendo vos al día

Al Ángel que os va delante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

   

Primero en Antioquía

Vuestra cátedra sentáis,

Y a Roma la trasladáis

Para ser el norte y guía

Donde persevera al día

En la misma fe constante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

    

Dais fin al apostolado

Enclavado en una cruz

Diferente de Jesús,

Pies arriba levantado:

Así mártir coronado,

Vuestra palma es más brillante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

     

Así la Iglesia romana

Por su venturosa suerte

Es el baluarte y fuerte

De la verdad cristiana:

Pues que siendo vaticana

Es piedra la más chocante.

Pedro, pastor vigilante,

Libradnos de todo mal.

     

Pescador héroe inmortal,

De Pontífices atlante,

Librad a la fluctuante

Del error heretical.

 

. Tú eres Pedro.

. Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

ORACIÓN

   Oh Dios, que acordaste a tu bienaventurado Apóstol San Pedro el poder de atar y desatar, concédenos, por su intercesión, ser libertados de las cadenas de nuestras culpas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 21 de junio de 2024

NOVENA EN HONOR A SAN ZOILO MÁRTIR.

 


Novena dispuesta por el Lic. D. J. F. C., Cura menos antiguo del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Puebla de los Ángeles, y Promotor Fiscal de la Curia Eclesiástica, y publicada en 1857.

COMENZAMOS: 18 de junio.

FINALIZAMOS: 26 de junio.

FESTIVIDAD: 27 de junio.

   

NOVENA A SAN ZOILO MÁRTIR, ABOGADO CONTRA LAS ENFERMEDADES RENALES

Por la señal de la santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

   

ACTO DE CONTRICIÓN

   Jesús mío, adorable Redentor de mi alma, abrumado con el peso de mis iniquidades, pero confiado en tu gran misericordia, humildemente te pido me purifiques de las manchas de mis culpas y de tal manera me laves, que quede más blanco que la nieve. Confieso, Señor, que he cometido el mal delante de ti: me duelo de ello y me arrepiento con toda mi alma, y tú, Dios mío, no despreciarás a un corazón contrito y humillado, sino que renovarás en mis entrañas tu Espíritu Santo, para que pueda anunciar por todas partes tu alabanza. Confírmame en ese espíritu recto y principal, para no volver a ofenderte; no me deseches de tu divina presencia: dame la alegría espiritual de tu salud, y condúceme a la Jerusalén celestial. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   Dios mío, tú que penetras el fondo de los corazones y que escudriñas lo más íntimo de las entrañas, ves con toda claridad cuál es el motivo de la aflicción y amargura con que vengo a tu divina Presencia a pedirte humildemente el remedio de todos mis males, tanto espirituales como temporales. Te lo ruego, por la intercesión de tu amado siervo San Zoilo, por sus virtudes, sus méritos, su espantoso suplicio, su sangre tan profusamente derramada y su preciosa muerte, con tanto valor sufrida en defensa de nuestra adorable Religión. Bien puedes, Dios mío, desechar mis ruegos por indignos de ser elevados al augusto trono de tu grandeza y majestad; pero no despreciarás los que en favor mío te dirige el glorioso atleta, en cuyo obsequio y para tu mayor honra y gloria dedico esta Novena. Él es mi protector, bajo su patrocinio me pongo y confiado en su valimiento, espero conseguir lo que te pido, y principalmente la gracia de perseverar en tu santo servicio hasta la muerte, para después gozarte por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA PRIMERO – 18 DE JUNIO

MEDITACIÓN: LA CIENCIA DEL

 CRISTIANO

PUNTO PRIMERO

   La Religión católica, es decir: la Religión que profesa la Iglesia, cuyo Soberano es el Romano Pontífice, es la única verdadera, porque está fundada por el mismo Dios, y Dios no había de fundar dos religiones, cuyo culto, cuyos dogmas, cuya disciplina y cuyas leyes fuesen diferentes las de la una de las de la otra. Las otras religiones son falsas como establecidas por el capricho y las pasiones de los hombres; y Dios no puede aprobar la idolatría entre los idólatras, el mahometismo en Turquía, el protestantismo en Inglaterra, sino solo el cristianismo con la fe y la doctrina de Roma católica y apostólica. 

PUNTO SEGUNDO

   En esta doctrina y en esta fe se instruyó San Zoilo desde los primeros albores de su razón. Córdoba le vio nacer a fines del siglo tercero: sus padres que pertenecían a la primera nobleza de la ciudad, le educaron con el mayor esmero, y de tal suerte inculcaron en su tierno corazón las verdades católicas, que con los años iba creciendo el niño en buenas obras y en las más sublimes virtudes. Su modestia en todas sus acciones era tan sobresaliente y singular que, por ella, dice un historiador, se atrajo la amistad de todos sus compatricios. De día y de noche meditaba en la ley del Señor, y de ella hacia todas sus delicias.

DEPRECACIÓN

   Nobilísimo San Zoilo, glorioso lustre de la ciudad de Córdoba, yo te suplico que me alcances del Señor la gracia de que me instruya en la ciencia de la religión católica, apostólica, romana, que tu profesaste con tanta perfección. La guarda de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y la práctica de las virtudes cristianas debe ser, como lo fue para ti, mi única y exclusiva ocupación: haz que no tenga otra en mi vida, si es que he de gozar, como lo espero en tu poderosa intercesión, de la recompensa eterna que el Señor ha ofrecido a los que como tú le son fieles hasta la muerte. Amén.

—Rezar un Padre nuestro, Ave María y Credo.

. Ruega por nosotros, bienaventurado mártir San Zoilo.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

   Oh Dios, que nos alegras con los méritos y la intercesión de tu bienaventurado Mártir San Zoilo, te rogamos le concedas a tu pueblo suplicante, que le aproveche siempre su ejemplo y lo defienda con sus ruegos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.