Traducción
de la Novena publicada en italiano por el consejero Giuseppe Niccola Spada,
publicada en Nápoles por la Imprenta del Ministerio del Interior en 1852.
COMENZAMOS: 27 de septiembre.
FINALIZAMOS: 5 de octubre.
FESTIVIDAD: 6 de octubre.
ADVERTENCIA
Todas las Oraciones provienen de la Vida de
Santa Francisca, recabadas del Sumario de los Procesos Apostólicos en la Causa
de su Beatificación. La fiesta de la Santa es el 6 de Octubre, y la Novena
comienza el 27 de Septiembre.
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, por ser Vos
quien sois, Bondad infinita, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me
pesa en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda,
ofreciendo confesarme y apartarme de las ocasiones de ofenderos, y espero me
perdonareis por los infinitos méritos de vuestra preciosa Sangre, dándome
auxilios para perseverar en gracia hasta la muerte. Amén.
DÍA PRIMERO – 27 DE SEPTIEMBRE
HUMILDAD
DE SANTA FRANCISCA
ORACIÓN
Oh
humildísima Santa Francisca, que nunca dejaste entrar
en tu alma el espíritu de la soberbia y de la vanidad, aunque fuiste
enriquecida por Dios de tan sobrenaturales dones de Oración y de milagros.
Despreciaste siempre las alabanzas, los honores y grandezas. Te humillaste con
todos, imitando al Divino Redentor nacido en un establo y colocado sobre poco
heno en un abrevadero. Te consideraste siempre la más grande pecadora del
mundo, aun cuando inmaculada custodiaste la bella estola de la inocencia. De
continuo reputaste todas las enfermedades, persecuciones, calumnias,
maldiciones e inmensas tribulaciones que sufriste en el curso de tu vida mortal
como pena debida a tus pecados. Ah, mi amable protectora, impétrame de la
Divina Majestad un claro conocimiento de mi nada para vencer aquel espíritu de
soberbia y de altivez que en mí tanto predomina, no tolerando una grosería y
afrenta, aunque leve, y tal vez inadvertida de mi prójimo, dando enseguida en
ansiedad, impaciencias, imprecaciones, e incluso en la venganza. ¡Ah! Francisca
bendita, mi poderosa Abogada, hazme conocer cual yo soy: un puñado de polvo, un
gusano despreciabilísimo de la tierra y una nada, humillándome ante todos, y
ante mis mismos émulos, contradictores y enemigos; y así encontrar gracia ante
aquel Dios Omnipotente que exalta a los humildes y humilla a los soberbios. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias.
℣. Ruega por nosotros, Santa María Francisca.
℞.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Señor Jesucristo, que
entre las dotes que hiciste a la bienaventurada virgen Santa María Francisca
está el admirable desprecio del mundo, concédenos te suplicamos, por sus
méritos e intercesión, despreciar lo terreno y buscar siempre las cosas
celestiales. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 28 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
FE DE
SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh sierva
fidelísima del Divino Nazareno, gloriosa Protectora mía Santa Francisca, que apenas nacida y en la
infancia apareciste enriquecida por la celestial gracia de dones tales que, aún
niña parecías cambiada en un Apóstol de los niños, comunicando sus
instrucciones de Fe sobre nuestra ortodoxa fe, y exhortando a todos a la
práctica, y al amor de esta Divina luz con energía, firme tono de voz y
fervoroso celo. Las personas del vecindario corrían a escucharte, y quedaban
edificadas. Si fama de tu santidad se hizo deseada por todos, supiste propagar
en el ánimo de todos sentimientos altos en apoyo de los derechos de Dios y de
su Iglesia, inculcando especial veneración a los ministros del Santuario, e
induciendo a las personas a orar siempre por la exaltación de la Fe y
extirpación de los errores que contra la Fe de Jesucristo diseminaban los
herejes e infieles. Significaste a todos en tu hablar que sin Fe viva no se
llega a posesión del bendito Reino de los cielos. Si suma fue, ¡oh mi gran Abogada Santa Francisca!, la Fe que
mostraste a las cosas de Dios, al Misterio inefable de la Santísima Trinidad, a
la natividad y pasión del Salvador, a Jesús Sacramentado, y a la Inmaculada
Virgen bajo el título de la Divina Pastora; alcánzame por
los méritos de tu Fe, que mi corazón conciba un odio positivo al pecado como
ofensa a Dios, sumo bien, tal como la Fe me enseña, y desprendiéndolo del amor
de las cosas caducas y de las criaturas de este miserable mundo, ame solo a
aquel Dios que fue siempre el único objeto de tu amor aquí en la tierra, y lo
será por toda la bienaventurada eternidad en el Cielo, donde mediante tu
valioso patrocinio, espero que lo sea también para mí.
Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA TERCERO – 29 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
AMOR HACIA
DIOS DE SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh serafín
de amor divino, mi amable Protectora Santa Francisca,
que, por el ardentísimo amor dado a Dios, toda tu vida empleaste en celar el
divino honor, en hablar de continuo de las divinas perfecciones y atributos,
aburriéndote toda otra palabra. Tu alma se incendiaba noche y día en los
ardores de tal Bien con el recuerdo de los divinos beneficios. Casi desde los
primeros años estuviste absorta siempre en Dios. Tus sentidos llenos de Dios, y
ocupados para su gloria, deseando que fuese amado de todos. Te fue prohibido
por obediencia no gritar de continuo: «¡Hombres,
amad a Dios, que es digno de ser amado!». ¡Ah!,
mi fervorosa Abogada, obtenme con tus oraciones un vivo
conocimiento de la infinita excelencia y amabilidad de tu Dios y mío, para que
no piense, no hable y no actúe sino para su amor, y que en Él me transforme
aquí en la tierra para la santidad del vivir, y después para la bienaventuranza
en el Cielo. Amén.
—Rezar nueve
Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA CUARTO – 30 DE SEPTIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
AMOR DE
SANTA FRANCISCA AL PRÓJIMO.
ORACIÓN
Oh
amantísima Protectora mía Santa Francisca,
que
comprendiste plenamente a la luz de la Fe consistir el cumplimiento de los
Divinos mandamientos y la observancia de toda la ley en el amor de Dios y del
prójimo; por esto fue tal y tanta tu caridad hacia los prójimos, especialmente
respecto a sus almas, que pasabas las noches enteras en fervorosas oraciones
para llamar al camino de la penitencia a muchos sacerdotes desviados y tantos
pecadores inmersos en la lascivia, que por largos años vivían en el pecado.
Corriste veloz a las familias, llamándolas con encendidos discursos a la
conversión. Enfrentaste a los pecadores obstinados, y te ofreciste a Dios para
satisfacer la pena debida por ellos; sufriendo luego enfermedades mortales,
pero con gozo, viendo arrancadas a tantas almas de las garras de satanás,
conduciéndolas con tus consejos a la perfección evangélica. Fuiste también
hacia los necesitados y miserables otro tanto toda caridad y verdadera madre
piadosa, ya que para alivio de sus indigencias y enfermedades diste tanto como
comportaba la pobreza de tu condición y la circunstancia de tu continua
enfermedad; y frecuentemente con milagros sobrenaturales diste grandes sumas
para socorrer a los indigentes. ¡Ah!, compárteme, oh amable Abogada mía, una centella de tanta caridad, a
fin que reducida en cenizas mi dureza, sepa compartir, aliviar y curar con solicitud
las miserias de los necesitados y sus llagas, y en ellas conocer las de nuestro
amor Crucificado, en forma que me haga digno en el Juicio final de una
bienaventuranza eterna. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA QUINTO – 1 DE OCTUBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
CASTIDAD
VIRGINAL DE SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh
castísima Protectora mía Santa Francisca,
que
siempre pura e inmaculada custodiaste en todo el curso de tu vida aquella bella
estola de la bautismal inocencia, sin manchar nunca la virginidad tanto de alma
como de cuerpo, teniendo horror incluso al nombre del pecado. Bien conociste
cuánto agrada a Dios y a su Santísima Madre María esta bella virtud, ya que las
almas puras y castas son las predilectas de Dios y de María. Para custodiar el velo
candor de la pureza tuviste siempre lejana tu imaginación de todas las
ocasiones en las cuales por multitud de concurso o variedad de espectáculos
suele embarazarse la fantasía. Tú misma te custodiaste con moderada conducta,
ojos reservados y modestos, sin nunca alzarlos del suelo, mirada medida y
modesta, comportamiento virginal y casto; hablar sincero e ilibado. Trataste tu
cuerpo con asperísimas penitencias, aun siendo inocente. ¡Ah! Santa
Francisca, lirio candidísima de pureza, obtenme gracia eficaz, con que pueda
mortificar mis desordenadas pasiones, vencerlas y debelarlas, sujetando la
carne al espíritu, llevando una vida casta y pura, para que ni un solo
pensamiento impuro manche mi corazón y mi alma, para que después pueda conseguir
seguramente el premio prometido por Jesucristo a los limpios y puros de
corazón, que es la visión beatífica de Dios en el Cielo. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA SEXTO – 2 DE OCTUBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
POBREZA DE
SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh
seráfica Protectora mía Santa Francisca,
que
fuiste tan amante de la pobreza evangélica, sin nunca considerar como agravio
aquellas miserias, de las cuales la Providencia celestial quiso llenar todos
los años de tu vida. Recibiste tales miserias como un amable privilegio de los
seguidores del Crucificado; luego buscaste acrecentarlas con voluntario despojo
de todo aquello que te hubiesen dejado poseer tus circunstancias y la Ley divina.
Renunciaste con ánimo generoso a las nupcias ventajosas que se te ofrecían.
Desde niña viviste como peregrina entre tus mismos domésticos, y de pura
caridad. Adulta te bastó un mezquinísimo y mal preparado alimento jornalero
para sostener la vida, y un vil saco de Terciaria Alcantarina para cubrir el
cuerpo, imitando exactamente a tu celestial Esposo en la pobreza. ¡Ah!, potentísima
Abogada mía, alcánzame de Dios un corazón desprendido de los bienes y de las
riquezas terrenas, que suspire, desee, busque y aspire solamente a los bienes
eternos del Cielo, donde están las verdaderas riquezas. Además, obtenme un
corazón generoso para socorrer las miserias de los prójimos, darles aquella
ayuda que debo, y confiando en la providencia Divina, contento de aquello que
Dios me diere, donde viviendo con una santa pobreza de espíritu, consiga el
Reino de los Cielos prometido precisamente a los pobres de espíritu. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 3 DE OCTUBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
MANSEDUMBRE
DE SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh apacible
Protectora mía Santa Francisca,
que
con varios ilustres ejemplos de heroica mansedumbre nunca te mostraste
indignada contra aquellos que urdieron calumnias contra tu inmaculado vivir,
hablando mal de tu santidad e infamándote con distintos modos ante los
tribunales laicos y eclesiásticos. Denunciada como bruja, engañada del demonio
y que burlabas al mundo con charlas e invenciones infernales, sufriste todo con
rostro siempre sereno, acordándote de la enseñanza dada por Jesucristo a sus
Discípulos: aprended de Mí que soy
manso y humilde de corazón, por el cual buscaste
beneficiar a tus mismos detractores y perseguidores. ¡Ah!
Te suplico, oh poderosa
Abogada mía Santa Francisca, me obtengas gracia eficaz para vestirme de este
espíritu de mansedumbre, para que, a tu imitación de también beneficios por
ultrajes, y supere con la benignidad la malicia de mis detractores y
perseguidores, y así merezca llegar a la posesión de la tierra bienaventurada
prometida a los mansos. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA OCTAVO – 4 DE OCTUBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
TEMPLANZA
DE SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh amabilísima
Protectora mía Santa Francisca,
verdaderamente
penitente y mortificada, casi desde los primeros años de tu heroica vida
tuviste siempre crucificados en la Cruz de Jesús tus sentidos con asiduos
ayunos, perfecta mortificación y ásperas penitencias. Desde niña distribuías en
la mesa a tus hermanas la porción de alimento que te correspondía. De adulta
pasaste días enteros sin alimento alguno, y aun cuando tomabais refacción, se
limitaba a tres onzas de pan y otras tantas de ajeno: por cena después un solo
tarallino, no bebiendo más que agua pura. Obligada después por la obediencia
usaste un poco de vino y alguna comida sustanciosa, estándose al máximo grado
debilitado tu estómago: esto no impidió que no
gustases nunca comidas demasiado preparadas, imitando al Redentor, que sufrió
hambre y sed en la vida y en la muerte. Tu sueño era limitadísimo, no
excediste las dos horas en el curso de las noches sobre la tierra desnuda, o
sobre tablas cubiertas apenas por dos pieles de cabra, Obligada por los médicos
en la edad avanzada, reposaste sobre un asiento plegadizo, haciéndolo una
verdadera cuchilla. ¡Ah!, gloriosa Abogada mía, alcánzame una perfecta mortificación y
abstinencia de toda la superfluidad de las comidas, moderando mi apetito,
especialmente en los días de ayunos ordenados por la Santa Iglesia, y enciende en
mí una continua hambre y sed de los bienes celestiales, apeteciendo ávidamente
con santo amor el Divino alimento Eucarístico, la gloria de Dios, la salvación
de mi alma y de mi prójimo, a fin que sea enumerado entre aquellos que tienen
hambre y sed de justicia, para poder con ellos después de esta vida ser saciado
al poseer el reino de los Cielos (Matt.
Cap. 5). Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
DÍA NOVENO – 5 DE OCTUBRE
Por
la señal...
Acto
de contrición.
PRECIOSA
MUERTE DE SANTA FRANCISCA.
ORACIÓN
Oh
gloriosa Protectora mía Santa Francisca,
que
preparándote a la hora de tu preciosísima muerte estuviste toda dedicada a
rendir a Dios amabilísimo los últimos contrasignos de tu ardentísimo amor. Tus
palabras eran tan fervorosas aspiraciones, alabando la divina bondad,
suspirando por la eterna unión con Dios. Llena de tiernas expresiones de Fe, de
Esperanza, de Amor, de Religión, de Humildad y de Arrepentimiento dispusiste tu
alma para unirse a su Criador. Los padecimientos acreciste, la alta Cruz apareció
en los últimos momentos de la vida aumentaron las coronas de tus méritos,
mientras sobre esta tierra siempre crucificada pasaste tus días. Aunque
debilitada de fuerzas, y con una tempestad de ininterrumpidas convulsiones,
quisiste recitar con sumo fervor el santo Rosario de María Santísima. Después,
dando un devoto beso al Crucifijo, que estrechabas entre tus manos, gritando
con encendidas palabras: «Perdona, oh Padre:
Padre, perdona: Perdona, oh Padre», entregaste tu
santa alma a Dios. ¡Ah!, poderosa Abogada mía Santa Francisca, obtén por piedad luces a mi
mente, paz a mi corazón, freno a mis pasiones, coraje a mi espíritu, para que
también yo comience, prosiga y termine mi vida en la perfección, donde en el
punto de la muerte sea mi alma pronto conducida al Cielo por mano de mi Santo
Ángel Tutelar y Custodio para gozar por una eternidad de aquel Dios que tanto
amaste, y ahora para siempre gozas en el Paraíso. Amén.
—Rezar
nueve Padrenuestros, Avemarías y Glorias. La Oración se dirá todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario