viernes, 29 de septiembre de 2023

NOVENA A NUESTRO SANTO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS.

Dispuesta por un hijo suyo de la Provincia de S. Diego. Lleva añadidos los Gozos que se cantaran. 

Reimpresa a devoción del último de sus Hijos Fr. Francisco del Refugio Sánchez, religioso del Colegio de   Guadalupe de Zacatecas.

León —1882. Tip. de J. M. MONZÓN. Calle de la Plaza de Gallos núm. 96

COMENZAMOS: 25 de septiembre.

FINALIZAMOS: 3 de octubre

FESTIVIDAD: 4 de octubre.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

La preparación para todos los días será, después de hecha la señal de la cruz, decir con fervor y de corazón los actos de fe, esperanza y caridad, en la forma siguiente:

ACTO DE FÉ

   Creo firmemente en el Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espirita Santo, tres personas distintas y una sola naturaleza y esencia divina. Creo el Misterio admirable de la Encarnación, por el cual la segunda persona de la Santísima Trinidad, que es el Hijo, se hizo hombre por obra del Espíritu Santo, en las purísimas entrañas de María, quedando ésta virgen siempre, y verdadera Madre de Dios. Creo que Dios es remunerador, que premia a los buenos y castiga a los malos: y, por último, creo y confieso todo cuanto nuestra Santa Madre la Iglesia católica apostólica y romana, tiene y enseña: y protestó vivir y morir, con la divina gracia, en esta fe y creencia; y si tuviera mil vidas todas las sacrificara y ofreciera en su defensa, y rubricara gustoso con mi sangre todas las verdades católicas que la Iglesia propone, como dichas y reveladas por el mismo Dios…

ACTOS DE ESPERANZA.

   Dios mío, esperanza mía, y único refugio mío: desconfiando enteramente de mi miseria, en tí pongo todas mis esperanzas. Espero firmemente en tu infinita bondad y misericordia, que arrepintiéndome como me arrepiento de mis culpas, por ser ofensas contra tí, a quien amo con todo mi corazón como a mi Dios y bienhechor, me las has de perdonar por los méritos de tu Santísimo Hijo y Redentor mío Jesucristo. Espero que me has de dar gracia para perseverar en este santo propósito quo ahora hago, de morir primero que volverte a ofender: y espero así mismo que perseverando hasta la muerte en tu gracia y amistad, me has de conceder la bienaventuranza eterna que me tienes prometida por solo tu bondad y piedad infinita. Amén.

ACTOS DE CARIDAD

   ¡Oh vida de mi alma! ¡oh alma de mi vida! ¡Oh amor mío dulcísimo, mi Dios y mi Señor! Te amo Señor y Dios mío, te amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todos mis sentidos, te amo sobro todas las cosas; y quisiera, Señor, abrazarme en el fuego de tu amor y amarte como te aman los ángeles, los santos del cielo y justos de la tierra: como te amo y ama la purísima Virgen María mi Señora; y si fuera posible, quisiera amarte con el amor infinito con que te amas a tí mismo; y quisiera que con ese amor te amaran las criaturas todas, y te hubieran amado desde el principio del mundo, y lo continuaran por toda la eternidad. Amén.

Bendición de San Francisco

El Señor te bendiga y te guarde. El Señor te muestre su rostro y tenga misericordia de ti. Vuelva el Señor su rostro hacia ti y te conceda la paz. El Señor bendiga este tu siervo.

   Con esta bendición acostumbraba el Santo Padre bendecir a todos, y con ella bendijo a Fray León, su compañero, molestado por las tentaciones, librándole de ellas. Se exhorta a todos a llevar consigo esta bendición, porque se sabe por experiencia que es maravillosísima contra los demonios, tentaciones, asechanzas de enemigos, tempestades, incendios, muertes repentinas y contra otros males y peligros.

RESPONSORIO (se ha de decir todos los días).

El mundo, Francisco, admira

tus portentos y milagros,

rendidos los elementos,

los muertos resucitados:

la naturaleza corre

a obedecer tus mandatos.

Música te dan las aves,

los peces te escuchan gratos,

el demonio huye vencido,

vuelve atrás la muerte el paso;

y los tristes y afligidos

se levantan consolados.

PRIMER DÍA —25 de septiembre.

MEDITACIÓN

   En el instante mismo en que fué concebido el Seráfico Patriarca, fué tal el resplandor que iluminó todo el valle de Espoleto, que espantado Lucifer y sus ministros hicieron un conciliábulo, y diputaron en él una legión de espíritus infernales, que le quitasen la vida. ¿Pero cómo podrían lograr este designio, cuando para impedirlo diputó Dios una legión de ángeles santos que guardasen y defendiesen a aquel niño?

—Aquí te medita y se hace la petición.

ORACIÓN

   Señor mío Jesucristo, resplandor del padre de las luces; que en señal de que el Seráfico Patriarca venía a iluminar el mundo con las luces de su ejemplo y su predicación, derramaste en el punto de su concepción, un raudal admirable de fulgores sobre el suelo de su patria. Te suplico, Señor mío, que, por su intercesión y méritos, sea ilustrado mi entendimiento, para que conociendo la gravedad de las culpas con que he ofendido a tu bondad, y confesándola con verdadero dolor y arrepentimiento, camine con la luz de tus divinos mandamientos por las sendas de la virtud, y libre de las asechanzas del demonio, llegue por fin a verte en la claridad eterna de la gloria. Amén.

—Se rezan cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, en reverencia de las cinco llagas que imprimió Jesucristo Señor nuestro, en el cuerpo de N. S. Padre, y se dice después la Oración de Seráfico Padre mío, que es para todos los días.

ORACIÓN FINAL

(Para todos los días)

   Seráfico Padre mío, prodigio de la naturaleza, portento de la gracia, asombro del mundo, admiración de los ángeles, gozo de los bienaventurados, imagen viva de Jesucristo, varón apostólico, mártir de deseos, Ángel de la pureza, Serafín en el amor, crédito de las maravillas del Señor, a quien los brutos obedecen, las aves festejan, los peces escuchan y la naturaleza toda se le rinde, viéndose humilde contra todos sus fueros, obligado a arrojar vivos de los sepulcros a los que escondía muertos. Reparador del mundo, que como clarín evangélico sonó por todas partes, despertando del funesto letargo de la culpa los pueblos, las ciudades, las provincias. Vaso de elección, destinado como otro apóstol de las gentes, para hacer se reverenciase en todo el mundo al verdadero Dios. Alférez de Jesucristo, que con extraordinario privilegio lleva en su mismo cuerpo impresas y estampadas las insignias y triunfos de nuestra redención. Padre mío gloriosísimo, ¿qué son todos estos ilustres títulos con que te saludo y reverencio, sino motivos poderosos que alientan mi confianza, y empeñan tu piedad y compasión para dar favorable despacho a mis humildes súplicas y ruegos? Triunfante ya en la gloria, y colocado junto al trono de la Agustísima Trinidad, anegado en un piélago de gozo y alegría, que ha de durarte por toda una eternidad; qué otra gloria puede desear sino la gloria accidental de que los moradores de este mundo acabemos de conocer, que no hay otro verdadero bien sino ese que posees; que no hay otras riquezas sino esas que tú gozas; ¿que no hay otra hermosura, sino esa que es objeto de tu amor?  pues esto es, Santo mío, lo que te pido y te suplico. Esas llagas, que son sello real con que el Señor autorizó tu valimiento, esas son las que abogan por mí. Muéstralas a Eterno Padre, para que reconociendo en ellas el precio con que su Hijo compró nuestra salud eterna, y nuestra redención, se mueva a concedernos los auxilios que necesitamos para cooperar a este fin. No cabe en la perfecta caridad que arde en tu pecho, despreciar los clamores con que llega a tus puertas un afligido corazón. No puede, no, sufrir tu compasión, que quien se acoge a tu piadosa y poderosa protección, pierda a su Dios por una eternidad. Mira que no es otro nuestro temor sino perderle, no es otro nuestro dolor sino haberle ofendido, ni es otro nuestro deseo sino amarle y servirle, para después gozarle y alabarle por toda la eternidad. Amén.

GOZOS A NUESTRO SANTO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

Pues con tan altos favores

Te miras de Cristo honrado:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Con prodigio nunca visto

Un pesebre te dio cuna,

Para que seña ninguna

Falte al retrato de Cristo.

Sin duda Dios te ha provisto

Para portentos mayores:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Sale del vientre materno,

Impresa al hombro una cruz,

Llenando al mundo de luz

Y de sustos al infierno.

Quien esto hace niño tierno,

¿Qué hará en sus años mayores?

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

 

Padre, parientes, riquezas,

A todos le das de mano,

Y vas a arrojarte ufano

En brazos de la pobreza.

Tu amor hacia ella aquí empieza

A publicar sus ardores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Doce las columnas son

Que Cristo a su Iglesia pone,

Y en otras tantas dispone

Francisco su religión.

Menos fiel imitación

No cuadrara a sus fervores,

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Finezas son peregrinas

Las que obras con tu pureza,

Pues defiendes su limpieza,

Con fuego, nieve y espinas.

A esta belleza encaminas

Tus más constantes amores;

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

La indulgencia general

De Porciúncula, es testigo

Que nada puede contigo

Sino el bien universal.

Nadie hay a quien diga tal

No abrase con sus ardores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

 

Por un favor sin igual,

Jamás en los siglos visto,

Su llaga imprime Cristo

En tu cuerpo virginal.

Para una copia cabal

Faltaban esos primores.

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

Aunque te dejó frio y yerto

De la parca el liado esquivo

Ni puedes juzgarte vivo,

Ni parece que estás muerto.

Que huyes puesto en pie, eso os cierto

De la muerte los horrores:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

 

En la forma de un lucero,

Tu alma que tanto se humilla

Va al cielo a tomar la silla

Que dejó el ángel postrero.

Así honra el divino Azuero

Al padre de los menores:

Pues con tan altos favores

Te miras de Cristo honrado:

Ruega, Serafín llagado,

Por nosotros pecadores.

   ¡Oh mártir de deseo, Francisco! con qué afecto tan tierno y compasivo sigues por el camino de la cruz, al que ves que la carga por tu amor.

   En vano suspiras por el martirio, pues ya el mismo Señor crucificado imprime en ti sus llagas, y hace que sientas la atrocidad de sus dolores. Atiende desde el cielo a tus devotas ovejuelas, y alcánzales de Dios vayan a aumentar el número de tus dichosos compañeros en la gloria. Amén.

. Ruega por nosotros, Padre nuestro San francisco.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

   Dios, que por los méritos del Bienaventurado Francisco fecundaste tu Iglesia con una familia nueva; concédenos, que, a imitación tuya, despreciemos las cosas de la tierra, y nos hagamos dignos de ser participantes de los dones celestiales; por Jesucristo Señor nuestro.

—Tres Padre nuestros y Ave Marías por la perseverancia en el cumplimiento de su Regla las tres Ordenes Franciscanas.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.



SEGUNDO DÍA —26 de septiembre

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN

   Estando la madre del Seráfico Patriarca con gravísimos dolores, sin poder dar a luz a la criatura, llegó a las puertas de su casa un ángel en traje de peregrino que sabedor del desconsuelo de la familia y del aprieto de la señora, dijo la llevasen al pesebre, y que allí al punto pariría. Puso Dios tal eficacia en las palabras del peregrino, que tomando el consejo y llevando al pesebre a la señora, parió con facilidad.

—Meditación y petición.

ORACIÓN

   Dulcísimo Jesús de mi vida: que, con admirable providencia, dispusiste que naciese el Seráfico Francisco en un establo, para que desde este instante comenzase a ser imagen tuya, aun en esta circunstancia. Te suplicó humildemente por sus méritos é intercesión, que animándome desde hoy con un nuevo espíritu de pobreza y de despego de las cosas todas de la tierra, camine por tu imitación a ser participante de los verdaderos bienes que tienen prometidos a los pobres de espíritu en el reino de loa cielos. Amén.

—Los cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías

TERCER DÍA —27 de septiembre

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN

   Apenas comenzaron los padres del niño recién nacido a tratar de su bautismo, cuando se presentó un ángel en traje de peregrino, ofreciéndose con las más vivas y poderosas razones, a ser el padrino; condescendieron los padres, y llevándolo a la pila, se le puso el nombre de Juan, (que significa gracia, el que después se le mudó en el de Francisco.) Pero un estraño prodigio hizo más admirable esta sagrada ceremonia; porque al desnudar al niño para bañarlo en aquellas aguas sacramentales, se le vio estampada perfectamente en el hombro una cruz.

—Meditación y petición.

ORACIÓN

   Omnipotente Señor, Creador mío, y mi Redentor; que abriéndome, por solo un efecto de tu infinita bondad, las puertas de tu Iglesia por el Santo Sacramento del Bautismo, me franqueas los inmensos tesoros de tu gracia, y me convidas a ser heredero de los de la gloria; concédeme que así como tu siervo Francisco supo desempeñar las obligaciones que contrajo en el bautismo, abrazando la cruz de la mortificación, así también yo sepa dar cumplimiento a las mismas obligaciones ajustando mi vida y conformándola a el sagrado arancel que me propuse, cuando por mi dicha, fui marcado con la insignia y señal de cristiano en la divina fuente del Bautismo. Amén.

—Los cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías.

CUARTO DÍA —28 de septiembre

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN

   Entró cierta ocasión nuestro Seráfico Patriarca a hacer oración en la ermita de San Damián, y oyendo la voz de un crucifijo que sensiblemente le repetía por tres veces: anda Francisco, ve, para mi casa que se cae, salió pronto con designio de reparar aquella Ermita; porque creyó que Dios le hablaba de la fábrica material; y después se aplicó a reedificar, ya con su propio trabajo y dinero, ya con limosnas que recogía, las Iglesias de Porciúncula, de San Pedro y de San Damián.

—Meditación y petición.

ORACIÓN

   Amorosísimo reparador y bienhechor de los mortales; que a tu siervo querido Francisco destinaste para que reparase y formase las quiebras, que en la mística casa de tu Iglesia, había causado la relajación y la maldad de tus criaturas; yo te pido humildemente por los méritos de este gloriosísimo Patriarca, me des un espíritu de contrición perfecta, una detestación ingenua de las culpas con que te he ofendido, un dolor verdadero de mis ingratitudes, y un propósito firme y absoluto de no ofenderte en adelante, para que renovando, así mi corazón, vuelva a ser digna habitación y templo del  Espíritu Santo, y arda en él la lámpara de la divina caridad, sin apagarse con soplo alguno de tentación, para seguir ardiendo por toda una eternidad. Amén.

—Los cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías.

QUINTO DÍA —29 de septiembre.

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN.

   Después de haberse empleado el Seráfico Padre en el desierto, por espacio de treinta días, en horribles penitencias, salió por las plazas y calles de la ciudad a predicar; pero siendo reputado por loco, apedreado de los muchachos y despreciado de todos, fué por último preso por su mismo padre, y llevado al tribunal del Obispo, para que este lo declarase indigno de la herencia como pródigo y desperdiciado. Mas no aguardo Francisco la sentencia, porque desnudándose prontamente de sus vestidos, y poniéndoseles delante a su padre, dijo: de buena gana le renuncio todo para poder decir de hoy libremente y con verdad: Padre nuestro que estás en los cielos.

—Meditación y petición.

ORACIÓN.

    Amorosísimo Padre, Señor y Dios, que en los admirables dones de gracia y santidad con que favoreciste a tu siervo Francisco, nos diste, un testimonio de lo que puede conseguir de tu misericordia una criatura que abandona las cosas del mundo, y se arroja confiada en los brazos de tu divina Providencia; humildemente te suplico, que aceptando la resolución que desde ahora hago con todo mi corazón, de honrarte, venerarte, y amarte como a mi único Padre, me mires como tal y me recibas como hijo, que no quiere ni tiene otro amparo que los auxilios de tu gracia, para desempeñar el título de hijo en esta vida, y hacerse con sus obras acreedor a la herencia de la gloria. Amén.

—Los cinco Padre nuestros y cinco Avemarías.

SEXTO DÍA — 30 de septiembre.

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN

   Indeciso el Seráfico Patriarca, sobre el método de vida que había de tomar, hizo se le cantase una Misa, y oyendo en ella las palabras del Evangelio, en que Jesucristo manda a sus Apóstoles salgan a predicar sin prevenirse de las cosas necesarias para el viaje, las tomó como dichas a él, y desnudándose del traje que llevaba, descalzo y sin más que un grosero saco y una cuerda, junto con los doce compañeros que se le habían agregado, partió a Roma a pedir la confirmación de la Regla que había escrito. Negaba a el Pontífice, pareciéndole impracticable; pero una misteriosa visión que tuvo entre sueños, en que se le mostró el Seráfico Patriarca arrimando el hombro a la Iglesia que se venía abajo le confirmó su Regla, y le hizo a él y a sus compañeros que profesasen en sus manos.

—Meditación y petición.

ORACIÓN.

   Dulcísimo Jesús del alma mía: camino, verdad y vida, que a tu siervo Francisco mostraste piadoso el camino que debía tomar para la gloria, en la vida apostólica que le inspiraste en su Regla: humildemente te suplico, que por los méritos de este tu siervo amado, y por tu piedad inmensa, me saques de la torcida senda de mis vicios, y de los precipicios por donde me conduce mi maldad, y me endereces por el camino real de tu divina Ley y de tus mandamientos, para que observándoos puntual y exactamente, llegue por fin a la deseada patria, a rendirte las gracias de tanto beneficio por toda la eternidad. Amén.

—Los cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías.

SÉPTIMO DÍA —1º de octubre.

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN.

   Estando el Santo Patriarca en oración, clamando a Dios de lo íntimo de su corazón, por la salud espiritual de los hombres, un ángel le dio aviso de que Jesucristo Señor Nuestro y su Santísima Madre le aguardaban en la Iglesia; Bajó al punto, y viendo que la Iglesia pobre de Porciúncula se había trasformado en Cielo por la presencia de Jesucristo y de su Madre, y de una comitiva ilustre de angélicos espíritus que la llenaban de luces y resplandores, quedó atónito; y postrado en el suelo, no se atrevía a levantar los ojos, hasta que inspirado de María, y alentado con las palabras de Jesucristo que le instaba y brindaba de que pidiese lo que quisiese, pidió la indulgencia grande de Porciúncula, que deja a quien la gana, tan limpio de culpa y pena, como estaba el dia en que le bautizaron.

—Meditación y petición.

ORACIÓN.

   Misericordiosísimo Abogado de los hombres, que en prueba de la complacencia con que escuchas los clamores de sus siervos cuando se enderezan al bien espiritual de sus prójimos, concediste a tu amado siervo Francisco la absolución perpetua, y plenaria indulgencia de Porciúncula: humildemente te suplico, por los méritos de este glorioso Patriarca, que suavices mi corazón con el aceite santo de la caridad, para que la dureza y aspereza con que mire a mis prójimos y todas sus acciones, se convierta en cristiana compasión, para pedirle a tu Padre celestial nos mire con piedad y nos perdone, y admitiéndonos a su amistad y gracia, nos lleve al templo de la gloria a adorarle por toda la eternidad. Amén.

—Los cinco Padre nuestros.

OCTAVO DÍA —2 de octubre.

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN.

   Un viernes, después de haber observado el Seráfico Patriarca en el desierto, un riguroso ayuno por espacio de cuarenta días, en honor del gloriosísimo Arcángel S. Miguel, se le apareció la Majestad santísima de Cristo, en la forma de un serafín, adornado de seis alas, y con los brazos y pies extendidos y en figura de un crucifijo. Pasmado de la admiración, y su alma de sentimientos sagrados de gozo y de dolor: después de familiares misteriosos coloquios desapareció la visión, y el Seráfico Patriarca se halló señalado en manos pies y costado, no solo con las llagas, mas también con los clavos, cuyas cabezas se veían en las palmas de las manos por el reverso se veían las puntas retorcidas; al contrario, era en los pies, porque las cabezas estaban en los empeines, y por debajo las puntas remachadas. En el costado se veía una cisura ancha y profunda, con los labios muy rubicundos de todas estas llagas salía sangre fresca y liquida, que restañaba con gran secreto el compañero del Santo Patriarca, Fray León.

—Meditación y petición.

ORACIÓN.

   Amantísimo Jesús Crucificado: que para renovar la memoria de tu pasión y muerte que tan olvidada tenia nuestra ingratitud, te dignaste imprimir en el cuerpo de tu siervo fiel Francisco, las llagas que en tus manos, pies y costado, te hizo la crueldad de los judíos, humildemente te suplico, por los méritos de este glorioso Patriarca, que derramando en nuestros corazones el espíritu de gratitud y reconocimiento, nos alientes a agradecer y corresponder el beneficio inestimable de nuestra redención: has, Señor, que traigamos siempre impresos en nuestra alma dolores agudísimos, y los crueles tormentos que quisiste padecer para librarnos de la muerte eterna; imprime, benignísimo Jesús, imprime en nuestra consideración la memoria de tu muerte, inflama nuestros corazones con el fuego de tu amor, para que agradecidos a fineza tan excesiva, no volvamos a hacernos indignos por la culpa, del fruto de la redención.

—Los cinco Padre nuestros, etc.

NOVENO DÍA — 3 de octubre.

Por la señal…

Acto de fe, esperanza y caridad.

Bendición de San Francisco y responsorio.

MEDITACIÓN

   Llegó el día cuatro de octubre de mil doscientos veintiséis en que Dios tenia dispuesto dar al Seráfico Patriarca el premio de sus servicios; y rompiendo para esto el lazo que ataba el alma al cuerpo; subid ésta en una refulgente estrella, a quien serbia de trono una nube hermosísima: hizo más pomposo el triunfo la gloriosa comitiva de muchos hijos y devotos suyos que salieron del purgatorio y entraron con él al cielo. El cuerpo quedó tan fresco, tan flexible, tan blanco y hermoso, que desmentía los horrores de cadáver, sobresaliendo entre la blancura de la carne, la variedad de colores rubicundo y cerúleo, de las llagas y los clavos. A los tres años lo canonizo el Pontífice Honorio III. Después de dos siglos quiso el Sumo Pontífice ver el cuerpo del Santo Patriarca, y entrando en la bóveda en que lo habían sepultado, acompañado de algunos cardenales, obispos y religiosos, le hallaron de esta forma: en pie derecho, en el aire sin arrimo alguno, cubierta la cabeza con la capilla, las manos cruzadas y metidas en las mangas, un pie sentado sobre la fimbria del hábito y el otro casi en el aire, y los ojos claros y resplandecientes como si estuviera vivo.

—Meditación y petición.

ORACIÓN

   Justísimo remunerador de los hombres. Jesús mío dulcísimo: que para hacer patente al mundo la justificación de tus juicios, hiciste que el alma de tu siervo fidelísimo Francisco subiese en forma visible a recibir el galardón de sus servicios en el palacio real de tu gloria: humildemente te suplico por los méritos de este Santo Patriarca, y por tu preciosísima sangre derramada en el ara de la Cruz para aplacar a tu Padre celestial, me concedas un auxilio eficaz de tu gracia, para que borrando con lágrimas de penitencia las culpas que me hacían merecedor de las penas eternas, haga obras que me negocien la vida eterna, y me aseguren el premio que tienes prometido a los que te sirven. Amén.

—Los cinco Padre nuestros, etc.

 


 

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