La
Novena fue escrita por un sacerdote de la Compañía de Jesús, y recibió
Imprimátur de la Archidiócesis de Madrid en 1829.
COMENZAMOS: 22 de julio.
FINALIZAMOS: 30 de julio.
FESTIVIDAD: 31 de julio.
El tiempo más
oportuno para hacer esta Novena al esclarecido Patriarca San Ignacio de Loyola,
es aquel en que sus devotos necesitaren conseguir alguna gracia del Señor por
medio de su poderosa intercesión. Los que la hicieren sin precisarles
alguna urgente aflicción, o por fervor devoto, podrán escoger los tiempos
siguientes: desde el día veintidós de julio hasta
el día treinta del mismo mes, víspera de su festividad; o nueve días antes de
la Asunción gloriosa de la Emperatriz de los Cielos a la Gloria, día en que San
Ignacio puso los primeros fundamentos a su religión en la iglesia de San Pedro
del Monte de los Mártires, extramuros de la ciudad de París; o nueve días hasta
el día veinte y siete de septiembre, cuando el Papa Pablo III confirmó la
Compañía de Jesús; y en fin se podrá empezar cualquier sábado, concluyéndola el
segundo domingo siguiente, en memoria de aquel prodigioso rapto que tuvo el
Santo en la cueva de Manresa, que duró de un sábado a otro, en el cual le
mostró Dios la idea, nacimiento y progresos de la religión que había de fundar.
El fin de hacer esta Novena, ha de ser el
que tuvo San Ignacio en todas sus empresas, pensamientos, palabras y obras: “AD MAJÓREM DEI GLÓRIAM”, a la mayor gloria de
Dios.
Este fin nobilísimo se han de proponer sus devotos en pedir al Santo y
conseguir la gracia que desearen, remitiendo al arbitrio del Santo lo que toca
al propio interés, porque san Ignacio sabe mejor que nosotros lo que conviene y
los que piden sus celestiales favores. Muchas veces, si el Santo concediera la
gracia que se le pide, sería para condenación de los que suspiran por ella; y
no pueden los Santos desear a sus favorecidos desgracia eternamente lamentable.
Pero asegúrense los que hicieren la Novena del glorioso Patriarca San Ignacio,
que si no les conviene el favor que piden, les ha de conceder otra alguna
gracia mucho más deseable, y que ellos mismos pedirían al Santo, si Dios les
abriese los ojos del alma para conocer la necesidad que de ella tienen.
Advertencias
para todos los días
—Hincados de rodillas
delante de algún altar o imagen de San Ignacio de Loyola, levantará el corazón
a Dios, y se considerará presente a la Santísima Trinidad, a Cristo nuestro
Señor, a María Santísima asistida de la celestial corte de innumerables Ángeles
y Santos, y especialmente pondrá los ojos del alma en San Ignacio, ofreciendo a
Dios por medio del Santo todos sus pensamientos, palabras y obras con la
Novena.
NOVENA A SAN IGNACIO DE
LOYOLA, FUNDADOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Por la señal ✠
de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN –
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, Criador y Redentor mío,
por
ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo
corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de
apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la
penitencia que me fuere impuesta: ofrezcoos mi vida, obras y trabajos en
satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en
vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los
merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis
gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la
muerte. Amén.
ORACIÓN INICIAL – PARA
TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Gloriosísimo
Padre y Patriarca San Ignacio,
Fundador de la Compañía de Jesús y Padre mío amantísimo: si
es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo
consiga la gracia que os pido en esta Novena, alcanzadla del Señor; y si no,
ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue
siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: A
mayor gloria de Dios.
DÍA PRIMERO – 22 DE JULIO
Jesús mío
dulcísimo, que
nos revelasteis los misterios sagrados de vuestra Fe, y por vuestra predicación
deseasteis plantarla en los corazones humanos como raíz de todas las buenas
obras y de la eterna salvación, ofrezcoos los merecimientos de mi glorioso
Padre San Ignacio, y singularmente los de su iluminada fe, con la cual creería
cuantos misterios están escritos en las santas Escrituras aunque se perdiesen
todos los libros sagrados; y de la cual animado, la defendió contra los
herejes, la dilató entre los gentiles y la avivó entre los católicos. Suplícoos, Padre amantísimo de mí alma, me deis una fe vivísima
de vuestros divinos misterios, que me ilustre para creerlos y estimarlos como
verdadero hijo de la santa Iglesia con fervorosas obras de perfecto cristiano,
y me concedáis la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de
Dios, honor del Santo, y bien de mi alma.
Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías a la Santísima Trinidad, en obsequio de
la devoción que nuestro Padre San Ignacio tuvo a este inefable e incomprensible
Misterio.
ORACIÓN A
SAN IGNACIO DE LOYOLA
Santísimo
Padre y Patriarca San Ignacio, a quien Jesús escogió para
Capitán de su sagrada Compañía y adornó con todas las virtudes que pedía este
supremo cargo: Ángel en la pureza de cuerpo
y mente; Arcángel encargado de tantos
negocios de la mayor gloria de Dios y bien de las almas; Principado excelentísimo en la dirección de tantos
millares de espíritus felices; Potestad poderosísima para echar a los demonios de los
cuerpos y de las almas; Virtud prodigiosa en
tantos y tan estupendos milagros; Dominación
suprema de la Compañía, que formó tan dignos ministros evangélicos, y
ahora continúa en formarlos desde el Cielo; Trono
elevadísimo en quien descansó la mayor gloria de Dios, corriendo en
vuestra fogosa alma por todas las cuatro partes del mundo; Sapientísimo Querubín, cuya mente ilustrada por el
Espíritu Santo dictó sabiduría celestial a su pluma; Serafín
fogosísimo que aspiró en su vida, y aspira continuamente desde el Cielo,
a encender todo el mundo en llamas del divino amor; abreviado
paraíso de todas las virtudes y gracias que, a competencia, formaron la
heroicidad nunca bastantemente alabada de vuestra grande alma. Yo, Padre mío amantísimo, me gozo de veros tan superior a
cuantos elogios puede daros mi balbuciente lengua y concebir mi tardo entendimiento,
aunque inspirado de una voluntad ansiosa de amaros y de que os amen todos los
hombres. Confiado en vuestras piedades, imploro vuestra benignísima caridad
para que me alcancéis que viva yo una vida verdaderamente cristiana, conforme a
las obligaciones de mi estado, observando perfectamente la ley santa de Dios y
los consejos evangélicos que me pertenecen; y que no buscando en todas mis
acciones otra cosa que la mayor gloria de Dios, consiga una muerte dichosa en
los brazos de Jesús, en el amparo de María Santísima, y en vuestra presencia.
Espero, Padre mío dulcísimo y suavísimo, me concedáis estas gracias tan
importantes para mi eterna salvación, y el favor que os pido en esta Novena, si
es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
(Aquí se hará la petición al Santo, alentando la
confianza de conseguir la gracia que se desea por los merecimientos de tan
poderoso intercesor)
ORACIÓN DE ENTREGA
¡Oh Dios
infinitamente liberal y misericordioso! Pues
he recibido de vuestra Majestad todos los dones naturales y sobrenaturales que
tengo, deseoso de ser en alguna manera agradecido a vuestras misericordias, os
vuelvo cuanto me habéis dado, con esta oferta familiar en el corazón y en los
labios de mi glorioso Padre San Ignacio: “Recibid,
Señor, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad. Cuanto
tengo o poseo, de vuestra Divina Majestad lo he recibido; todo lo vuelvo a mi
Dios, y lo consagro a vuestra Divina voluntad, para que me dirija y gobierne en
todas las cosas. Dadme, Señor, vuestro Divino amor a continuo con vuestra
Divina gracia, y con eso solo soy bastantemente rico, ni pido otra cosa
alguna”.
GOZOS EN HONOR A SAN
IGNACIO DE LOYOLA
A
Ignacio glorificado
Cante
el Empíreo victoria:
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Un
fiero golpe espantoso
Del
bronce que le combate
Le
hiere, pero no abate
Su
espíritu valeroso:
¡Oh
corazón generoso,
Magnánimo
y esforzado!
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Apenas
a orar empieza,
Su
plegaria al Cielo sube,
Y
baja en cándida nube
La
Madre de la Belleza.
¿Qué
don le trae?
La Pureza,
Don
precioso y regalado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Desde
entonces en ferviente
Caridad
todo se inflama,
Y
está viva y dulce llama
Crecer
en su pecho siente.
Al
orbe ya en fuego ardiente
Quisiera
ver abrasado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Quien
visto su ardor hubiera,
Su
ternura, su desvelo
Ante
la Reina del Cielo
Que
Montserrat venera,
¿Un
Serafín no dijera
Ser
del Empíreo bajado?
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
En
la caverna horrorosa
Que
el Cardoner limpio baña,
Con
admiración vio España
Su
penitencia pasmosa,
Tan
rígida y espantosa
Que
al orbe dejó asombrado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Pero
en cambio allí gustará
Tan
regalados favores,
Tantos
deliquios y amores,
Que,
aunque otro bien no esperara
Ya
su dicha no trocará
Por
un palacio dorado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Si
la deja, va corriendo
A
buscar la Palestina,
Donde
su sangre Divina
Vertió
el buen Jesús muriendo.
¡Cuánto allí
crece el incendio
De
su espíritu inflamado!
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Desde
entonces de tal suerte
Arde
su amor, que ni penas,
Ni
cárceles, ni cadenas,
Ni
el tormento, ni la muerte
Le
entibian, porque más fuerte
Es
el amor acendrado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Mas
si una vez este fuego
En
un pecho noble prende,
¿Sofocarlo
quién pretende
Que
afuera no salga luego?
No
hay paz, quietud ni sosiego
Hasta
verlo propagado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Corre
inflamado la tierra,
Busca
nuevos compañeros,
Alista
fuertes guerreros,
Declara
al Infierno guerra:
Ya
el campo se ve, y la tierra
Y
el mundo todo incendiado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
¡Oh
que júbilo sentía
Su
corazón generoso
Al
ver que el Nombre glorioso
De
Jesús ya se veía
Por
su amada Compañía
En
todo el orbe anunciado!
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Mas,
¡ay!, que viendo cumplido
Su
ardentísimo deseo,
Ansiar
el Cielo le veo
Más
y más enardecido.
¡Oh
fénix de amor herido,
Vuela,
vuela arrebatado!
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Mueres
de amor cual viviste:
Rompa
ya el alma esos grillos,
Y
júntese a los caudillos
Que
acá en la tierra seguiste.
Venciste,
Ignacio, venciste,
Tu
amor, tu amor ha triunfado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Recibe,
pues, mil albricias
En
esas mansiones santas
Donde
triunfas, donde cantas
Ventura,
amor y delicias,
Y
el gozo y tiernas caricias
En
que te inunda tu Amado.
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
A
Ignacio glorificado
Cante
el Empíreo victoria:
Gloria
a Ignacio, eterna gloria
Cante
el mundo alborozado.
Antífona: Como un hombre prudente, que construyó su
casa sobre la roca.
℣. Lo
amó el Señor y lo adornó.
℟. Lo
revistió con una estola gloriosa.
ORACIÓN
Oh Dios, que, para la mayor gloria
de vuestro Nombre, habéis dado por el bienaventurado Ignacio un nuevo socorro a
vuestra Iglesia militante, haced que después de haber combatido en la tierra,
siguiendo su ejemplo y bajo su protección, merezcamos ser coronados con él en
el Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén
DÍA SEGUNDO – 23 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío
dulcísimo, que
prometisteis a vuestros siervos tendrían en vuestra esperanza todos los tesoros
del mundo y nada les faltaría de cuanto esperasen, confiados en vuestra
liberalidad tan amorosa como infinita, ofrezcoos los merecimientos de mi
glorioso Padre San Ignacio, y singularmente aquella firmísima esperanza que le
sirvió de tesoro inagotable en su pobreza, de áncora segura en las tormentas de
tantas persecuciones, y de una gloria anticipada entre los riesgos de esta
miserable vida. Suplícoos, Padre
amantísimo de mi alma, me concedáis una esperanza segura de salvarme, afianzada
en las buenas obras hechas con vuestra gracia, y revestidas de vuestros méritos
y promesas, y también de conseguir los bienes de esta vida, conducentes a mi
eterna salvación y proporcionados a mi estado, y la gracia que os pido en esta
Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor del Santo y provecho de mi alma.
Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días
DÍA TERCERO – 24 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío
dulcísimo, que tanto deseasteis el
amor de vuestras criaturas, que nos intimasteis, como máximo y principal
precepto, amar a nuestro Señor Dios con todo el corazón, con toda el alma, y
con todas las fuerzas, ofrezcoos los merecimientos de mi Glorioso Padre San
Ignacio, y singularmente aquel inflamadísimo amor, con el cual abrasado en un
Serafín humano, respiraba solo llamas de amor divino, refiriendo todas sus
obras, palabras y pensamientos a la mayor gloria de Dios, y deseando por premio
de su amor, más y más amor, y posponiendo la certeza de su eterna felicidad a
la gloria de servir a Dios. Suplícoos, Padre
amantísimo de mi alma, me concedáis una centella de este fuego sagrado de mi
Seráfico Padre San Ignacio, y la gracia que os pido en esta Novena, a mayor
gloria de Dios, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días
DÍA CUARTO – 25 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío dulcísimo, que nos encomendasteis la
caridad y amor a los prójimos como el distintivo y señal de vuestra escuela,
diciendo que en esto se habían de conocer vuestros discípulos, ofrezcoos los
merecimientos de mi glorioso Padre San Ignacio, y singularmente aquella
ardentísima caridad con que deseaba encender en el fuego del divino amor a
todos los hombres del mundo, y con que hizo y padeció tanto por su eterna
salvación, y por asistirlos en todos sus trabajos. Suplícoos, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una caridad
inflamada, con la cual, a imitación de mi Padre San Ignacio, trabaje
continuamente en el bien y salvación de mis prójimos con mis palabras y
ejemplos, y con cuanto necesitaren de mi caritativa asistencia, y la gracia que
os pido en esta Novena, a mayor gloria de Dios, honor del Santo, y bien de mi
alma. Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días.
DÍA QUINTO – 26 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío dulcísimo, que nos encomendasteis la paciencia en los trabajos de esta vida como la senda de la perfección y el camino real de la Gloria, ofrezcoos los merecimientos de mi glorioso Padre San Ignacio, y singularmente los de aquella paciencia invicta con que sufrió desprecios, calumnias, cárceles y cadenas con un espíritu tan constante y alegre en los trabajos, que decía no tener el mundo tantos grillos y cadenas como deseaba padecer por Jesús. Suplícoos, Padre amantísimo de mi alma, fortalezcáis la fragilidad de mi espíritu, para que con invencible paciencia resista a los trabajos, penas y angustias de esta miserable vida, pobreza, dolores y afrentas, fabricando de ellas escala para subir a la Gloria, y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor del Santo, y bien de mi alma. Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días.
DÍA SEXTO – 27 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío dulcísimo, que
con el ejemplo y las palabras nos enseñasteis el contínuo ejercicio de la
oración y a vivir con el cuerpo en la tierra, y en el Cielo con el espíritu, ofrezcoos
los merecimientos de mi glorioso Padre San Ignacio, y singularmente los de
aquella continua y perfectísima oración con que vivió entre los Ángeles
mientras moraba entre los hombres, para conducirlos con sus trabajos y fatigas
a la Patria bienaventurada. Suplícoos, Padre
amantísimo de mi alma, que me concedáis el don de la oración perfecta en aquel
grado que me conviene para mi salvación y para llevar a otros muchos a la
Gloria, y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de
Dios, honor del Santo, y bien de mi alma.
Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días.
DÍA SÉPTIMO – 28 DE
JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío
dulcísimo, que con las austeridades
de vuestra sacratísima vida, pasión y muerte procurasteis inspirarnos una vida
austera, rígida, penitente y mortificada, ofrezcoos los merecimientos de mi
glorioso Padre San Ignacio, y singularmente los de su espantosa penitencia, con
la cual convirtió la gruta de Manresa en un abreviado mapa de los rigores de
Egipto, Tebaida y Nitria, y venció todas sus pasiones, hasta reducirlas a ser
instrumentos de la divina Gracia. Suplícoos,
Padre amantísimo de mi alma, que me concedáis una mortificación interior y
exterior tan perfecta, que sujete todas mis pasiones y apetitos a la gracia, y
con austeridades y penitencias de la carne, mi cuerpo obedezca a las leyes de
una castidad angélica, y la gracia que os pido en esta Novena, a mayor gloria
de Dios, honor del Santo, y bien de mi alma. Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días.
DÍA OCTAVO – 29 DE JULIO
Por
la señal…
Acto
de Contrición y Oración inicial...
Jesús mío
dulcísimo, que,
desde el instante de vuestra Encarnación en el seno purísimo de vuestra Madre
Virgen, obedecisteis hasta morir obediente en la Cruz, ofrezcoos los
merecimientos de mi glorioso Padre San Ignacio, y singularmente los de su
heroica obediencia, con que obedeció a todos sus superiores, especialmente al
Sumo Pontífice de Roma, Vicario de Cristo en la tierra, consagrando toda su
Religión, la Compañía de Jesús, con particular voto a la obediencia de la Santa
Sede. Suplícoos, Padre
amantísimo de mi alma, me concedáis una perfectísima obediencia a todos mis
superiores, continuada todos los instantes de mi vida, y perfecta en los tres
grados de obedecer: en cuanto a la ejecución, en cuanto a la voluntad y en
cuanto al entendimiento; y la gracia que os pido en esta Novena, a mayor gloria
de Dios, honor del Santo, y bien de mi alma. Amén.
—Rezar tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y
gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO – 30 DE JULIO
Por
la señal…
Acto de Contrición y
Oración inicial...
Jesús mío
dulcísimo, que al morir nos mostrasteis
el amor y deseo ardiente que teníais de que los hombres todos amasen,
reverenciasen y sirviesen a vuestra
Santísima Madre, encomendándola al discípulo amado, ofrezcoos
los merecimientos de mi glorioso Padre San Ignacio, y singularmente los que
atesoró con la cordialísima devoción que profesaba a María Santísima, a quien
escogió por madre desde su conversión; y después esta Señora hizo oficios de
madre amorosa en todas las empresas que para mayor gloria vuestra emprendió el
Santo, iluminándole para que escribiese el libro admirable de los Ejercicios y
el de las Constituciones y Reglas de la Compañía. Suplícoos, Padre amantísimo de mi alma, que me concedáis una
sólida y cordial devoción para con María Santísima vuestra Madre, aquella que
es señal cierta de predestinados; que yo sirva a esta Señora con los obsequios
del más fiel y obediente hijo, y la gracia que os pido en esta Novena, a mayor
gloria de Dios, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
—Rezar
tres Padre nuestros, y tres Ave Marías. Las oraciones y gozos se rezarán todos
los días.
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