Novena
dispuesta por el padre fray Rafael José Ferriol, capuchino exclaustrado y
párroco de San Jaime en Palma de Mallorca, impresa en esa misma ciudad por la
viuda de Buenaventura Villalonga en 1865, con licencia eclesiástica.
COMENZAMOS:
29 de julio.
FINALIZAMOS:
6 de agosto.
FESTIVIDAD: 7 de agosto.
ADVERTENCIA DEL AUTOR
Circunstancias
bastante azarosas motivaron escribir estas sencillas consideraciones sobre el
celo que en bien de los hombres ejerció durante la vida el ilustre fundador de
los Padres Teatinos San Cayetano. Acometidos los
moradores de la ciudad de Palma de Mallorca, en agosto de 1865 por el terrible
y mortal enemigo de la vida humana el cólera morbo, los feligreses de la
parroquial de San Jaime determinaron implorar la protección del esclarecido
patriarca por medio de nueve días consecutivos, a fin de recabar del Cielo
misericordia. Y no teniendo a la mano un librito con qué dirigirse,
adaptado al objeto que se habían propuesto, se pensó en realizarlo por medio de
los presentes asuntos; primero, para mover los
corazones a conversión santa y perseverancia firme en el bien obrar: y segundo, para dar a conocer cuál era el espíritu de
San Cayetano en bien moral y físico de sus semejantes. Por el orden en que
están y con la misma explicación que se les dio, se leyeron en los días que
duró el ejercicio de la Novena. Y a fin de que las consideraciones puedan ser
de utilidad en todo tiempo a los fieles, y de memoria honorífica al Santo, por
lo mucho que trabajó por la salvación de las almas se presentan impresas a la
luz pública. Se espera que Dios bendecirá el trabajo.
NOVENA AL
GLORIOSO SAN CAYETANO DE THIENE, PARA IMPLORAR POR SU INTERCESIÓN LA SALUD DEL
ALMA Y CUERPO EN TODO TIEMPO, Y MUY EN PARTICULAR EN TIEMPO DE ALGUNA CALAMIDAD
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
PREPARACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso
San Cayetano, amigo de Jesús,
Redentor
del linaje humano, y amigo también de María Santísima, madre de los hombres, ¿a quién puedo acudir mejor para alcanzar el remedio de
mis males tanto del alma como del cuerpo, que a Vos tan allegado de los dos
personajes en cuyas manos están los tesoros de gracia y de naturaleza?
Vos, santo mío, si queréis, podéis reparar los percances que me afligen. No
espero que me despreciéis en este momento que acudo a Vos confiado en vuestro
valimiento y patrocinio. ¿Puede retraeros de
consolarme el ver en mí alguna falta que tenga enojada a la Divina justicia y
que la obligue a castigarme? ¡Oh San
Cayetano!, no os detenga esto. A la presencia del Señor me humillo, y
reconociéndome pecador, digo con todas las veras de mi alma: Dios mío, perdón,
pésame de haberos agraviado, por ser Vos quien sois, bondad inmensa. Concededme
la gracia, y ahora muy en particular para rendir culto a vuestro especial amigo
San Cayetano, por cuya intercesión espero obtener de Vos en esta novena el bien
que deseo, y al fin de mi vida el descanso de mi alma en vuestra compañía
eternamente en la gloria. Amén.
DÍA PRIMERO - 29 DE JULIO
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO POR LA CONVERSIÓN DE
LOS PECADORES
Desde pequeñito empezó San Cayetano a
considerar el fin de la venida de Jesucristo a la tierra, y lo que trabajó el
divino Maestro para llevarlo a cabo. Todos sabemos que el Hijo de Dios
descendió del Cielo a la tierra para convertir y salvar los pecadores. He aquí
que San Cayetano tuvo esto presente toda su vida; y toda su vida la pasó
ejercitándose en bien espiritual de los mismos. Jamás miró con indiferencia la
pérdida de ningún alma: la sentía y lloraba amargamente. Por obstinadas o
endurecidas que se presentasen algunas, no se espantaba, ni cejaba su celo en
trabajar para sacarlas de su empedernimiento, y llevarlas a punto de salvación.
Muy perdido estaba en tiempo de San Cayetano el reino de Nápoles: la
desmoralización era general, los escándalos se daban la mano uno a otro, y la
herejía llegó a reinar en el entendimiento de muchos. En tan malhadada época
para aquella nación, el espíritu celoso de San Cayetano no flaqueó. Sentía la
desgracia moral y la lloraba haciendo penitencia a fin de implorar la mudanza
de costumbres en aquellos habitantes, el perdón de sus culpas, y la gracia
divina. Y no se contentaba su celo en esperarlo todo de la oración y
mortificaciones: se entregaba a la vida activa anunciando en público la palabra
del Señor y la necesidad de convertirse. ¡Cuánto padeció durante este género de vida, ávido de la
reforma moral de todos los cristianos! Fríos, calores, hambre,
cansancios, desprecios, peligros de muerte; todo lo tenía por bien empleado
convirtiendo una sola alma. El número de los que trajo a buen camino y de los
que introdujo al gremio de la Santa Iglesia, fue crecidísimo. Muchísimos fueron
los pecadores que abandonaron su mala vida; muchísimos los incrédulos que
abrazaron la verdad pura del Santo Evangelio protestando sus errores;
muchísimos los que se sujetaron a la
autoridad del Sumo Pontífice; y muchísimos los que renunciaron al islamismo. No
es extraño que Cayetano fuese apellidado Cazador de almas. Mira,
pecador, cualquier que seas, lo que debes hacer queriendo ser devoto verdadero
de San Cayetano. El santo pide tu conversión. Examina, pues, tu conciencia,
detesta luego tus faltas, llóralas, confiésalas, y no vuelvas a pecar.
EJEMPLO: «Cierto caballero napolitano vivía tan licenciosamente, que era
más conocido por sus vicios que por su nobleza. Le corregían sus amigos los
excesos, pero en vano, porque unas veces los oía con desprecio, y otras los
huía por no parecer contumaz. Enredado en un laberinto de culpas, desconfiaba
ya de hallar misericordia. En este infeliz estado y ceguedad se hallaba en
ocasión que, más por curiosidad que por devoción, entró un día en la iglesia de
San Pablo. Por hacer lo que todos, se postró entre los muchos que acuden a
venerar a San Cayetano, le pidió, aunque con tibieza, se acordase de él. No
dilató el Santo su favor a este pecador endurecido, porque inmediatamente se
sintió movido de compunción a la detestación de sus culpas. Advirtió la novedad
del impulso, pero bien hallado con sus deleites, trató de sacudirlo y salirse
de la iglesia. Tres veces intentó levantarse y no pudo. Sintiendo por instantes
lo que obraba en su corazón el poder de la divina gracia, fue ilustrado con el
conocimiento de sus graves culpas, y a ese paso fue excesivo el dolor que concibió
de ellas, pasando a demostraciones exteriores confesándolas, y a predicar que
lo debía a la virtud bondadosa de San Cayetano». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 587.
—Se rezará
nueve veces el Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri con una aspiración
antes de cada uno:
¡Oh
San Cayetano, rogad por la conversión de los pecadores! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la conversión de los herejes e infelices! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la conservación de los justos en el estado de la
gracia! Padre
nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por el sostén y extensión de la Iglesia Católica! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la pureza y por la defensa de los ministros del
santuario! Padre
nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la paz entre los reinos católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la salud de todos los fieles cristiano-católicos! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por la conservación y aumento de los frutos de la tierra! Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
¡Oh
San Cayetano, rogad por todos los enfermos agonizantes, a fin de que mueran en
el ósculo del Señor! Padre
nuestro, Ave María, y Gloria Patri.
CONCLUSIÓN PARA TODOS
LOS DIAS
Poderosísimo San Cayetano, a vuestro honor y ensalzamiento se ha dirigido este piadoso ejercicio. Si no ha llegado al pie de vuestro altar con toda aquella devoción que el Señor requiere en tales actos, haya para nosotros indulgencia, santo mío; mirad que somos todos miserables hijos de un padre prevaricador. Y en este concepto, según lo bueno que haya en nuestra oración, y en atención a los méritos de la Pasión de Jesucristo, tomad interés por nuestro bien, especialmente por la salud de nuestras almas. No nos abandonéis, ¡oh glorioso San Cayetano! Hoy más que nunca miradnos con ojos de compasión. Impetrad del trono de la Trinidad santísima el perdón de nuestras iniquidades que tan irritado tienen al Cielo contra nosotros, alcanzadnos la amistad divina con que seamos bendecidos durante la vida en este destierro, y coronados después de la muerte con la diadema de la inmortalidad en el reino de la gloria.
Amén.
ORACIÓN DE
SAN CAYETANO PARA EL REMEDIO DE LAS MAYORES NECESIDADES
Mira,
Señor y Padre santísimo, desde
tu santuario, y sublime morada celestial esta sacrosanta Hostia que ofrece
nuestro Sumo Pontífice Hijo tuyo y Señor nuestro, por los pecados de sus
hermanos: aplácate, no obstante las muchas maldades del mundo; atiende a la voz
de la Sangre de nuestro hermano Jesucristo que clama a ti desde la Cruz:
otorga, Señor, nuestros ruegos: aplácate Señor, y concédenos lo que te pedimos;
no des largas por ser Tú quién eres, Dios mío, pues tu santo Nombre ya se
invocó sobre tu pueblo; y haz con nosotros según tu misericordia. Amén.
GOZOS AL GLORIOSO SAN
CAYETANO
Conde
en Venecia nacisteis,
Y
en la juventud florida
Deudos
y honras de esta vida
Por
pobre desconocisteis:
Pues
en Dios, gran veneciano,
Lográis
nobleza mayor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Vuestra
patria os aclamaba,
Ya
por santo entre niñeces,
Y
en vos ciertas solideces
De
la virtud admiraba:
Pues
disteis muestras enano
De
agigantado valor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
La
pobreza y abstinencia
Como
apóstol abrazasteis,
Y
a vuestros hijos mandasteis
Vivir
de la providencia:
Y
siempre con larga mano
Os
socorría el Señor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Humilde
en los hospitales
Servíais
a los dolientes,
Sanando
sus accidentes
Incurables
o mortales:
Y
pues poder soberano
Os
ha dado el Redentor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
En
Roma puso María
A
Jesús en vuestros brazos,
Logrando
en tiernos abrazos,
Tan
amable compañía:
Y
pues depósito Pífano
Fuisteis
del mismo Criador:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Fuiste
insigne penitente,
Tanto
que según decíais,
Vuestro
cuerpo aborrecíais
Como
al demonio insolente.
Pues
sois del mundo liviano
Constante
perseguidor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Vuestro
aspecto prodigioso
Todos
los vicios destruyen,
Y
de vuestra imagen huye
El
espíritu alevoso:
Pues
del infernal villano
Sois
firme espanto y terror,
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Un
Moro porque votó
Retener
vuestra figura,
De
una prisión cruel, y dura
Felizmente
se libró:
Pues
sois aun del más pagano
Amable
consolador:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Muchas
almas acosadas
De
venérea tentación
Deja
vuestra intercesión
Dichosamente
libradas:
Pues
sobresale a lo humano
Vuestro
virgíneo candor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Dais
esfuerzo, luz, y guía
Al
más triste agonizante,
Y
al enfermo vacilante
Suspendéis
la frenesía:
Para
que como cristiano
Muera
contrito de amor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
En
los partos laboriosos
Dais
feliz alumbramiento,
Trocando
en alegre acento
Los
suspiros dolorosos:
Pues
nunca el devoto en vano
Imploró
vuestro favor:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
El
conyugal desconsuelo
Por
falla de sucesión,
Alivias
grato Patrón
Si
es conveniente su anhelo:
Que
cuando el deseo es vano
No
os merece por fiador:
Sednos
padre y protector,
Milagrero
Cayetano.
Antífona: Buscad primero el Reino de Dios y su
justicia, y todo lo demás se os añadirá.
℣. Bajo la sombra de tus alas protégenos, San
Cayetano.
℟. Sé nuestro refugio en la tribulación.
ORACIÓN
Suplicámoste,
Señor, que no nos falte en
nuestras necesidades la intercesión de tu bienaventurado confesor San Cayetano,
para que experimentemos continuamente el auxilio de aquél que respetuosamente
veneramos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 30 de julio
Por la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN PROPORCIONAR MEDIOS
A LOS PECADORES ARREPENTIDOS PARA MANTENERSE EN EL ESTADO DE PENITENCIA
San
Cayetano, que
prestaba tantos trabajos, y hacía tantos sacrificios para la conversión de los
pecadores y de toda clase de almas perdidas, ¿podía dejar de prestarlos a fin de que los
convertidos a la gracia perseverasen en tan feliz estado? No. Así es
que, para lograr su permanencia en la nueva amistad divina, arbitraba medios y
los ponía en práctica. ¡Qué rígidos ayunos hacía para mortificar el apetito!
¡Qué crueles disciplinas descargaba sobre su inocente cuerpo! ¡Qué pesado
descanso daba a sus miembros fatigados por el trabajo, tomándolo sobre el duro
suelo! ¡Qué insoportables eran las vigilias que observaba! Se
presentaba Cayetano a los nuevos penitentes como un esqueleto descarnado por
riquísimas maceraciones. Y a fin de no asustarles con cuadro de cruel
penitencia tan al vivo en su mismo cuerpo, los llamaba a la casa de Dios a fin
de sus labios, las pláticas que formaba sobre el ayuno y mortificación de
Jesucristo. Le presentaba después el mismo divino Maestro atado a la columna
recibiendo azotes en satisfacción de los pecados del mundo, y el mismo Señor
clavado en el leño sacro de la Cruz padeciendo agonía mortal para conseguir
perdón de la mucha ingratitud del hombre. A fin de fortalecerlos en medio de
las mortificaciones que emprendiesen y sostenerlos en sus propósitos, los
exhortaba a la oración, a la frecuencia de Sacramentos, y al retiro, muy en
particular a las mujeres, estableciendo para su recogimiento lugares a
propósito con el nombre de casas de arrepentidas. Pecadores, que renunciasteis
el camino de la maldad para no entrar más en él, tened siempre en la memoria
los medios de que San Cayetano se valía para conservar en el arrepentimiento y
lágrimas de contrición, a los que convertía a Jesucristo, y ponedlos en
práctica. Macerad la carne, crucificadla en Cristo Jesús, y mereceréis el
perdón y la gracia en vida y en la hora de la muerte.
EJEMPLO: «En la ciudad de Nápoles, un hombre había dejado de confesar
cierto pecado, más por negligencia en el examen que por estudiosa malicia. No
se acordaba de la culpa, pero siempre le punzaba la espina de que no eran
enteras las confesiones. Con este desabrimiento se puso a hacer oración delante
del sepulcro de San Cayetano, y se le representó salía de él el Santo, y puesto
a su vista, solo con mirarle le trajo a la memoria la culpa que ocasionaba el
remordimiento y él no encontraba, con lo cual, sin salir de la iglesia se
confesó, y logrando la serenidad de su conciencia, dio gracias al Santo». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 587.
—Los nueve Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 31 DE JULIO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN SOSTENER A LOS
JUSTOS EN EL ESTADO DE GRACIA
A la manera que Dios nuestro Señor cuida
de los buenos asistiéndoles con auxilios de gracia y defendiéndolos en los
azares que les presentan el mundo, la carne y el infierno, cuidaba San Cayetano
de aquellas almas que, entregadas a la virtud, perfección y santidad, vivían en
amigable unión con la Majestad divina. Muy retirada pudiera morar la criatura
humana que se alimentaba de la ley de la caridad, que Cayetano no la buscase
para comunicarle ideas de la hermosura y demás atributos del Ser supremo, y de
los bienes inmensos que tiene reservados para los que le aman, a fin de
fortalecerla en el camino emprendido. Así es, que ora exhortaba a unos para la
frecuencia a la oración y a la recepción del manjar divino como armas poderosas
para el vencimiento de toda tentación; y ora animaba a otro para la paciencia y
sufrimiento en medio de la adversidad, con ejemplos sacados de la Escritura
divina y de los martirologios. A los fieles perseguidos dirigía Cayetano con
más particularidad su atención a fin de que no flaqueasen jamás en la fe. Muy
privada pudiera estar en Nápoles en tiempo de sus desastrosas disensiones, la
entrada a las cárceles y a los presidios, que no lograse el Santo penetrar en
tales establecimientos sabiendo que había alguna persona padeciendo por Dios,
para sostenerla en el empeño tomado. Era tal el celo de San Cayetano en
mantener firmes en las creencias religiosas que admitieran desde un principio,
que no rehusaba ningún trabajo a fin de que no menguase el número de los
verdaderos adoradores del Señor en toda Italia. Cual Atanasio, hubiera
acompañado cualquier atleta de Jesucristo a las aras del martirio con el santo
objeto de que muriese fiel a las promesas bautismales. Harto tienen que
aprender los justos devotos de San Cayetano. ¿Quieren perseverar en la virtud? Invoquen
al Santo cuando el mundo, la carne y el infierno se empeñan traerlos al mal. En
San Cayetano encontrarán sostén durante la vida, y en la hora de la muerte.
EJEMPLO: «En Venecia cierto varón espiritual hubo de luchar algún tiempo
con una tentación de aquellas que no suelen perdonar a los más justos. Recelaba
su caída, considerando la humana flaqueza, y más viéndose con tal tibieza, que aún
no sentía aliento para implorar el divino auxilio. Le ocurrió cuán poderosa es
la intercesión de San Cayetano para triunfar en tales conflictos. Fue a su
iglesia, y haciendo la oración delante de su altar, se apareció el Santo, y
echándole la bendición, le dijo: No
temas, que en mí hallarás amparo y patrocinio. Y así lo experimentó en adelante, a pesar del infierno». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 594.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 1 DE AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A TODOS
LOS HOMBRES LA DEVOCIÓN A LA SAGRADA PASIÓN DE JESUCRISTO
¿Qué objeto puede haber más digno de la atención, amor y
devoción de un cristiano, que aquel por medio del cual se recaban del Cielo
mayores gracias? Siendo la Pasión sagrada de Jesucristo, como
manantial que es de todas las gracias que se derraman sobre el linaje humano,
el mayor objeto a cuya consideración y gratitud debe entregarse el verdadero
hijo de Dios; por esto San Cayetano tomó con particular empeño en presentarla
blanco de los tiernos afectos del corazón de todo justo, y de todo pecador
arrepentido. Cristo, padeciendo por la salud y redención de los hombres, era
frecuente asunto de sus conversaciones y pláticas: la Vía sacra, ejercicio que
hacía practicar todos los días a sus hijos y a los que vivían bajo su
dirección; y la agonía y la muerte de Jesús pendiente del sacro madero en el
monte Calvario, quería San Cayetano fuesen la más atendible materia de la
oración. El fin que el santo patriarca se proponía en la práctica de esta
sagrada obra era mover a ternura y lágrimas de pura contrición al pecador,
considerando que sus enormes iniquidades fueron la causa de aquel sangriento
drama; y a excitar en el justo inalterable fortaleza en medio de los
padecimientos de este valle de lágrimas, y muy en particular de los desprecios
y persecuciones que tienen que sufrir de los malos. ¡Qué laudable empeño el de San Cayetano en
esta parte! ¡Qué saludables efectos había de producir obra tan santa y de
singular agrado al Redentor en el corazón de los que la practicaban! Obsérvalo en ti mismo, ¡oh, pecador arrepentido! Mientras
contemplas a Jesús crucificado, ¿no puedes dejar de reconocer que la misericordia de Dios
hecho hombre, fue grande para contigo? Y
obsérvalo tú también, ¡oh, alma justa! y
dirás: ¡mucho
tengo que aprender de Dios, que revestido de la carne mortal y pasible sufrió
hasta el último suspiro por la salud de todas las criaturas humanas siendo
inocente!
EJEMPLO: «Empleado Cayetano, en cierta ocasión, en las dolorosas
meditaciones de la Pasión de Jesucristo, andaba como vacilante entre aflicción
y gozo, porque ya le acongojaban las amarguras, ya le recreaba el Señor con
celestiales consolaciones. Una vez se le apareció el Salvador en la misma
lastimosa figura como le retrata el profeta Isaías, afeado y despreciado como
el más abatido de los hombres, hecho Varón de dolores, y cargado con nuestras
enfermedades, como lo representaba en la Cruz que oprimía sus sagrados hombros.
Entristecido Cayetano al ver espectáculo tan lastimoso, quisiera aliviar al
Señor de tan gravoso peso, pero su temeroso encogimiento le detenía, hasta que
apareciendo su grande amigo el seráfico P. San Francisco, le animó y convidó a
que arrimase el hombro, para ayudar a llevar la cruz al Redentor. Así lo
ejecutó, y halló por experiencia ser en compañía de Cristo, ligero el más grave
trabajo, y entendió vivamente el sentido de sus sagradas palabras, cuando dijo:
Mi yugo es suave, y mi
carga ligera. Se le dio también a
entender al Santo con esta maravillosa visión lo mucho que había de cooperar
con su religión a la salud de las almas rescatadas con la Sangre preciosa del
Redentor». Vida
de San Cayetano, edic. de 1723, pág. 362.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 2 DE
AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A LOS
HOMBRES LA DEVOCIÓN A JESUCRISTO SACRAMENTADO
Era tanto el amor que San Cayetano tenía al
Santísimo Sacramento del Altar que no podía dejar, siempre que se lo permitían
sus ocupaciones, de visitarle ora estando patente en alguna iglesia, ora
estando reservado. ¡Cuántas horas del día y cuántas noches enteras pasaba
arrodillado a su divina presencia, rindiéndole los homenajes de adoración y
gratitud que corresponden a su soberana Majestad! Era de tal naturaleza el amor de San Cayetano
hacia Jesucristo en el Santísimo Sacramento, que de continuo nacían y renacían
en su corazón deseos ardentísimos de que todas las criaturas humanas le amasen
y reverenciasen a fin de que fuese perpetua su adoración. Raras eran las
personas con quienes hablase Cayetano, que no oyesen de la boca del Santo
algunas aspiraciones en loor y engrandecimiento del Santísimo. Consideraba San
Cayetano que, siendo el Sacramento del Altar memorial perenne de la sagrada
Pasión del Redentor, debía estar siempre presente a los ojos de la carne y del
espíritu. Por eso exponía con frecuencia a la pública veneración llamando a
todos los hombres a visitarle y adorarle, mayormente en los días de conflicto.
Para tales casos, y durante las turbulencias de Italia, fomentó la oración de
cuarenta horas en aquel reino en forma de rogativa, a fin de que estudiasen de
esta manera la humildad, munificencia y amor de Jesucristo en esta grandiosa
obra de su omnipotencia divina. ¡Cuán saludables fueron los beneficios de paz interior y
exterior que alcanzó del Cielo por este medio! Cesaron las turbulencias, se reconciliaron los
ánimos hasta entonces mal avenidos, y dominaron los principios de sana moral y
de creencia religiosa. No despreciéis, cristianos, este comportamiento de San
Cayetano en el amor y adoración a Jesús Sacramentado, el cual deseaba llevasen
todos. Imitándole, experimentareis dulcedumbre en vuestro interior; y paz y
buen vivir entre vuestros semejantes, cuyos dones no sabréis conocer y apreciar
sino guiados por la fe y por la caridad, virtudes enseñadas y recomendadas por
Jesucristo autor del Santísimo Sacramento.
EJEMPLO: El caso que sigue
demuestra igualmente el celo que San Cayetano tenía de la Iglesia por residir
en ella el Santísimo Sacramento. Dice: «En la
iglesia de San Pablo en Nápoles, y a vista de las Reliquias de San Cayetano, se
atrevió un hombre sacrílego a hurtar a cierta dama una alhaja de oro,
valiéndose del concurso que asistía a una fiesta. Se apartó contento de haber
logrado el lance, pero al querer salir se halló inmoble, fue a buscar otra
puerta, y le sucedió lo mismo, y así hasta la cuarta, pues tantas son las
puertas de aquel templo. Cayó entonces en que aquel embarazo procedía del
Santo, quien no quería se violase su templo, y así reconocido de su
atrevimiento, lo declaró a un Padre, y todo lo que le sucedía, entregando la
alhaja para que se restituyese a su dueño, por donde logró recobrarla, y el
ladrón la salida de la iglesia, que había profanado con tal desacato». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 515.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 3 DE AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A TODOS
LOS HOMBRES EL AMOR A LA SAGRADA COMUNIÓN
San
Cayetano, que
desde que gustó por primera vez el pan de los ángeles, fue singular amante de
este manjar divino, ¿podía tolerar que no se acercasen los demás al sagrado convite? Sabiendo el Santo por experiencia propia que
yendo a menudo a comulgar se fortalecía el espíritu, y el cuerpo tomaba vigor
para con gusto y agilidad trabajar las obras encaminadas al engrandecimiento
del Criador y a la felicidad de sus criaturas, ¿dejaría de afanarse en que todos los
hombres experimentasen los mismos efectos recibiendo la divina Eucaristía? Harto ejemplo les daba Cayetano. ¡Con qué
frecuencia se acercaba el santo a la sagrada boda del Cordero inmaculado ya
antes de ser apto para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa! ¡Con qué
preparación, devoción y reverencia daba entrada en su boca y asiento en su
pecho a la carne y Sangre de Jesucristo! ¡Con qué recogimiento daba después
gracias al mismo Señor habiéndose dignado hacerse una misma cosa con él! Y
este fervor, y esta devoción y esta caridad seráfica aumentaron en San Cayetano
y de una manera extraordinaria, al recibir el sacerdocio y en el acto de
celebrar el incruento Sacrificio de la Misa, y al tomar el Cuerpo y la Sangre
del divino Salvador. Es indecible hacerse cargo de lo que sentía en su interior
el santo patriarca en aquellos momentos, e indecible también lo que sentía
después de haber comulgado las sagradas especies. Y todo lo que Cayetano
practicaba y sentía en esta parte, intentaba hiciesen y sintiesen los demás.
Recomendado dejó a sus hijos el trabajo de exhortar a todos a la frecuencia de
los Sacramentos de la Penitencia y Comunión. Ya en su vida logró San Cayetano
con dulcísima satisfacción suya, que fuesen sin número los imitadores de su
comportamiento, y cuya práctica siguieron muchos obedeciendo a las
amonestaciones de los padres Teatinos. Mas ¿son muchos los que ahora siguen al Santo en el mismo
ejercicio? Los que se precian de
ser devotos de San Cayetano, ¿viven ávidos de recibir a Jesús en la Eucaristía y se
acercan con frecuencia a la Sagrada mesa? Omitiéndolo unos por
pereza o frialdad, y otros por llevar una conducta enteramente depravada,
invocando al Santo a su favor en momentos de apuro, y no experimentando gracia,
¿se quejarán
con razón en su abandono? Que lo examine cada uno.
EJEMPLO: «Una doncella devota y muy espiritual consagró a Dios su
virginal pureza por el voto simple de castidad. Envidioso el demonio de esta
valerosa resolución, la empezó a perseguir con mil asechanzas, representándola
ser imposible a la humana fragilidad el cumplimiento de su promesa, siendo tan
continuos los asaltos de la concupiscencia sensual y esto con tal viveza, que
tenía en grave congoja y desmayo a la pobre doncella. Esta determinó ampararse
de la protección de San Cayetano, obligándole por ocho días con la oración: el
último recibió el Santísimo Sacramento, confiada en hallar vigor en aquel Pan
de los ángeles, que da fortaleza a los flacos. Se dio por obligado San Cayetano
a tan eficaces y devotas diligencias, y apareciéndosele, la dijo: Anda hija, que ya se
acabó tu trabajo. Y desde entonces
sintió quietud y gozo de haberse consagrado a Dios». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 594.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 4 DE AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN INSPIRAR A LOS
HOMBRES LA DEVOCIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
Mientras que San
Cayetano amaba
y honraba a Dios, amaba y reverenciaba a la Reina de los cielos, María
santísima, dando siempre, por supuesto, la primacía al Señor. Ya Cayetano en su
nacimiento fue puesto por su madre bajo la tutela de la divina Señora; y el
Santo correspondió a los deseos de la que había tenido tan singular y piadoso
cuidado. Tierno niño era, y el nombre de María ya estaba en sus labios.
Muchacho era, y a María festejaba con demostraciones no comunes en la edad
juvenil. Y al par que iba haciéndose hombre, adelantaba progresivamente en el
amor y veneración a la soberana Emperatriz de los ángeles y de los hombres.
Todo lo que Cayetano hizo desde entonces hasta que expiró en engrandecimiento
de María, fue serio, tierno, devoto y magnífico. No pronunciaba el nombre de
Jesús que no añadiese el de María. No escribía aquél que no apuntase éste al
lado. No pasaba un día sin rezar a María el santísimo Rosario. No se pasaba
vigilia de las festividades de la Señora, que no hiciese memoria de ella con mortificación
particular: ni celebraba la iglesia misterio de la divina Madre, sin celebrarlo
Cayetano con singulares muestras de solemnidad: ni se acercaba al Altar para
ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa, sin haber pedido antes la asistencia de
la Señora. Y proponiéndose hacer alguna cosa, lo consultaba a María, Fuente de
sabiduría y Madre del buen Consejo: y apenas lo había efectuado, cuando
inmediatamente la ponía bajo su protección. Así sucedió instituyendo su sagrado
orden. Tanta devoción de Cayetano a María, ¿de qué manera sería recompensada por la Señora?
Sabiéndose
que María puso en los brazos de Cayetano a su mismo Hijo en forma de tierno
infante, basta para formar juicio de cuanto pudo hacer la Reina del Cielo a
favor de su fidelísimo siervo. Las gracias que Cayetano recibió de
María y la grandeza de la Señora siendo Madre de todo un Dios, motivaron al
Santo a inspirar a todos los hombres el amor y la devoción a la divina Madre.
Les recordaba que María fue Corredentora del género humano, y que todos los
descendientes del padre primero son hijos suyos, y que a todos protege
cumpliendo la voluntad del Redentor su hijo. Y mientras les infundía tales
ideas, les proporcionaba medios para obsequiar a la Señora y engrandecerla.
Cuanto él practicaba en gloria de María, les exhortaba ejercer: y además
salmearla como se salmea a Jesús, su hijo. Al efecto formó Cayetano el Oficio
Parvo de la Señora, dejándolo en constitución a sus predilectos hijos. Efecto
grandísimo en ensañamiento de María produjo esta obra de Cayetano. Con ella
alaban todas las congregaciones religiosas a la gran Reina del cielo; y lo
mismo hacen muchísimas personas particulares, recabando todas de la protección
de María miles de bendiciones. ¡Oh amor y celo de Cayetano, en honra de la celestial
Madre, sed aplaudidos e imitados dé todos los hombres!
EJEMPLO: La Virgen María premia a
San Cayetano su gran confianza en la divina Providencia. «En una visión se representó la celestial Reina sentada en
compañía de su Hijo santísimo a una mesa cubierta de preciosas viandas, y
asistida de muchos espíritus angélicos, por cuyas manos enviaba a Cayetano de
aquellos deliciosos manjares, para que repartiese de ellos entre sus hijos, en
que se dio a entender la Madre de Dios, según escribe el Padre Hipólito
Marracio, era protectora de su religión, y la maternal solicitud con que se
empeñaba en el socorro de sus necesidades». Vida
de San Cayetano, edic. de 1723, pág. 376.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 5 DE AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: CELO DE SAN CAYETANO EN BIEN TEMPORAL DE
LOS HOMBRES
No era solo el interés de la salvación de
las almas lo que tenía en movimiento a San Cayetano, trabajando sin cesar al
efecto, lo era también el interés del bienestar temporal, no exclusivamente de
los que seguían su doctrina y consejos santos, sino de los que no los
escuchaban a fin de traerlos a mejor vida, a la vida espiritual. ¿Qué persona
necesitada no encontraba remedio por los sacrificios de Cayetano con el objeto
de proporcionar a todos el consuelo? El indigente, ¿no encontraba reparo en su apuro acudiendo
a los hospicios que el Santo erigía? El enfermo, ¿no hallaba remedio para su curación en los
hospitales que el Santo fundaba? El ignorante, ¿no conseguía instrucción yendo a las escuelas que el Santo
plantaba? El perseguido, ¿no
encontraba descanso por medio de la paz que el Santo introducía en los reinos y
en el hogar doméstico?
El
perturbado en su interior,
¿no
reconquistaba la tranquilidad de su conciencia que enflaquecía sus fuerzas
físicas, buscando a San Cayetano y desahogando su pecho a las plantas del santo
patriarca a fin de obtener la absolución de sus culpas, causa de su
indisposición? A nadie negó jamás
San Cayetano la protección y el consuelo temporal, mientras vivió en este valle
de lágrimas. Y desde que es morador en la celestial bienaventuranza, ¿quién hay que,
habiendo acudido a él en las necesidades del cuerpo, limpia el alma, con la fe
y confianza que se requieren, a que dado desatendido? Ninguno. Todo el que ha implorado
su protección, cual se debe, la ha obtenido. ¿Hay quién habiéndose acercado a alguna
imagen o figura de San Cayetano en demanda de algún remedio, haya sido en medio
de la sequedad, o en medio de avenidas espantosas, o en medio del mar
embravecido, o en medio de oscilaciones de la tierra, o en tiempo de epidemias,
o en el lecho del dolor, o sea rogando por el eterno descanso de las almas del
Purgatorio, no haya obtenido despachada felizmente su petición? Si
no lo consiguió; reconozca la causa. No pidió en gracia; ni con fe y bonanza lo
que deseaba alcanzar. Vívase en amistad con Dios,
haya creencia en el Señor, y haya esperanza en el poder de la soberana Majestad
divina, y San Cayetano alcanzará del Cielo a favor de cuantos le invoquen, lo
que desean para su lícito bienestar.
EJEMPLO: «En la ciudad de Plaza era asaltado del mal de corazón repetidas
veces, y con peligro de perder la vida desastradamente Pedro Albornoz. Refería
en una ocasión su trabajo al Padre Egidio de Castro Juan, Capuchino; el buen
Padre movido de caridad, le amonestó se valiese de la intercesión de San
Cayetano, y le ofreciese ayunar nueve miércoles, y rezarle cada día un Padre
nuestro y Ave María, llevando siempre consigo su imagen. En todo convino el que
deseaba el remedio a medida de su necesidad. Se halló luego que puso por obra
su oferta, libre del mal. Pero habiéndose olvidado un miércoles del ayuno, le
repitió el accidente con mayor fuerza: vino en acuerdo de la falta, y
proponiendo enmendarla, volvió a gozar salud». Reflexione cada uno la importancia de
cumplir las promesas hechas a Dios, o a alguno de sus Santos, y sea diligente
en realizarlas. Vida de San Cayetano, edic. de 1723, pág. 564.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 6 DE AGOSTO
Por
la Señal, ...
Oración
de Preparación
MEDITACIÓN: GLORIA QUE SAN CAYETANO DISFRUTA EN EL
CIELO Y EN LA TIERRA POR LO MUCHO QUE TRABAJÓ EN GLORIA DE DIOS Y EN BIEN DE
LAS CRIATURAS HUMANAS
San Cayetano, que desde su infancia
hasta la muerte, se ejercitó en las virtudes de Jesucristo, humildad,
paciencia, mortificación, desnudez y desprendimiento de todo lo de la tierra; San Cayetano, que
para defensa de la Religión, enseñanza del pueblo, y conversión de los
pecadores y de los herejes, fundó el orden de Clérigos Reglares; San Cayetano,
que durante su vida, hizo bien indecible a los hombres con dones de gracia y de
naturaleza ¿podía
dejar de recibir el galardón correspondiente a tantos merecimientos?
Dios, justo remunerador de los que se sacrifican por su honra y
engrandecimiento y por la ventura de sus semejantes, quiso premiar las virtudes
y obras santas de San Cayetano con gloria eterna. A la Bienaventuranza
celestial voló el alma de San Cayetano luego de salir de la cárcel del cuerpo.
Y en el Cielo goza desde entonces San Cayetano distinguido lugar y bienes que
nunca acabarán. En tanta dicha lo vieron, por revelación, San Pedro de
Alcántara, San Andrés Avelino y la venerable fundadora de Teatinas Sor Úrsula
Benincasa. Y no es la gloria del Cielo que solamente goza San Cayetano,
disfruta también de inefable veneración y culto en la tierra. Ya antes de su
beatificación y canonización era honrado e invocado Cayetano por muchos de los
fieles. Mas, luego que la Iglesia decretó se le podía obsequiar y engrandecer
con pública solemnidad, desde entonces se le han erigido en ensalzamiento suyo,
monumentos, oratorios y suntuosos templos, acudiendo a ellos sus devotos para
rendirle distinguidas festividades, e implorar por medio de sus sagradas
imágenes consuelo y ventura celestial, y el reparo de sus desgracias. Mira, cristiano, cómo recompensa el Señor los méritos
contraídos en el ejercicio de la virtud, y en el de las obras de Misericordia.
Ten presente que no en balde trabajarás en los caminos de la divina ley. Da a
Dios lo que de justicia le pertenece. Trata a tus semejantes como a ti mismo, y
alcanzarás en premio la gloria eterna.
EJEMPLO: «Un varón muy espiritual, que con fervorosos deseos anhelaba a
la conquista del reino de los cielos, dirigiendo sus pasos por la estrecha
senda de la perfección evangélica, aspiró con ánimo generoso a seguir con su
auxilio los que en ella dio el espíritu gigante de Cayetano. A este fin
proponía a su memoria aquellas heroicas virtudes que ejercitó el Santo, por si
podía sacar en su alma alguna copia, que no desdijese en todo del original que
se había propuesto. Tenía asimismo en su estancia un retrato material del
Santo, delante del cual hacía cada día su examen de conciencia, y era para él
un clarísimo espejo donde descubría sus manchas o lunares, porque el día que
como hijo de Adán se había deslizado en más faltas, o pasado con mayor pereza,
el Santo se lo indicaba en el semblante, mostrándose indignado; y al contrario,
cuando más fervoroso se había empleado en obras del divino agrado, también se
lo indicaba, mostrándose agradable y amoroso, con que en este retrato tenía el
devoto discípulo del Santo, un maestro de la vida, para llevar gobernada la
suya, logrando cada día ventajas en su espiritual aprovechamiento». Vida de San Cayetano, edic. de 1723,
pág. 596.
—Los nueve
Padre nuestros, Ave Marías y Glorias con sus aspiraciones, la Oración y los
Gozos se rezarán todos los días.
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