AÑO DE 1776. REIMPRESA EN LA ERMITA EN
LA OFICINA DE DON ANTONIO SÁNCHEZ CUBILLAS.
COMENZAMOS: 13 de julio.
FINALIZAMOS: 21 de julio.
FESTIVIDAD: 22 de julio.
PARA ALCANZAR DE DIOS
Nuestro Señor reforma de una mala vida,
aumento de virtudes, y una feliz muerte.
Año de 1776
†
PRÁCTICA DE LA NOVENA
Es de suponer, que cualquier persona para conseguir algún favor del
Señor, ha de reconciliarse con su Majestad, mediante una verdadera confesión,
de suerte que, imitando a nuestra Santa, han sus devotos de mudarse de toda
mácula de pecado, dejando verdadera y totalmente las ocasiones de su ruina.
Para mayor aumento de gracia, conviene
frecuentar la Sacrosanta Eucaristía, según el dictamen del Padre
espiritual, siendo comenzada esta devoción con la
Comunión y acabada del mismo modo.
El tiempo asignado para
emprenderla es el día trece de julio, para dar fin el día veintiuno, víspera de
la gloriosa Santa. Y
el miércoles después de la Dominica cuarta de Cuaresma, para acabarla jueves de
la siguiente semana, víspera de los Dolores, día en que la Iglesia celebra su
felicísima conversión. Bien que en otro cualquier
tiempo se podrá hacer, con tal que no haya ocasión de pecado mortal, ni
reincidencia en él, que no agrada a la Santa.
Cada día se dará un obsequio a la Santa
además de alguna penitencia, según el orden propuesto, y más con afectos de
corazón, que, con extensos actos, que la den a conocer.
Al comenzar el día, despertará el alma
ansiosa por su amante Dueño el Omnipotente Dios de Cielo, y tierra, y dirá
algunas jaculatorias de la novena, en unión con los continuos suspiros que
exhalaba aquel crecido amor de nuestra Santa.
Finalmente, el fiel ha de solicitar el aumento de la devoción y afición
con nuestra Patrona, que conocido es de sus devotos la diligencia con que
asiste en aprietos espirituales y temporales, ésta Penitente, la Válida de Dios,
la Gloriosísima Santa María Magdalena.
Por la señal ✠ de
la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos
Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y
del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
que se dirá todos los días.
Puesto de rodillas ante
la imagen de la Santa, se dirá con veras del corazón, juzgándose en el Tribunal
de Dios, la siguiente:
A tus ojos tienes, Altísimo Señor, y en tu Sacrosanta presencia a quien
más que todo el universo te ha ofendido: aquí estoy con el rostro lleno de
confusión y vergüenza; puesto que no he sabido darte gusto, desde el instante
que amanecí al uso de la razón, así como en el presente, en que abro los ojos y
conozco lo errado de los pasos en que he andado. Aquí está mi alma, Señor, la
más desagradecida que abrasa la tierra entre sus vivientes: ¿cómo has sufrido tanta tiranía?, ¿cómo no has levantado
tu diestra para destruirme?, ¿qué palabras diré en desagravio a tus justas
iras? Oh, cómo quisiera llorar abundantes lágrimas por las fuentes de
mis ojos y verter amargas corrientes de arrepentimiento. Pero ya estoy,
Soberano Padre, a tus migajas, como huérfano mendigo de tu mesa, ya no salgo de
ti, sin ti mismo. Recibe este corazón arrepentido de su mala vida, que no será
la vez primera que así te humanes, ejemplo me da tu amada pecadora Magdalena.
Recibe, Señor en tu amistad a quien con veras del alma se vuelve a ti; que, si
buscas dolor de los pecados, a mí me pesa infinitamente haberte ofendido, tan
sin respeto a tus mismos ojos; yo te doy palabra de no volver al cieno de mis
pecados. Recibe en desagravio de ellos, aquellas arrepentidas cuanto amorosas
lágrimas de tu querida hija, y mi Patrona Santa María Magdalena. Recibe
benignamente en satisfacción de ellos todo cuanto padeciere hasta mi muerte, la
cual confío en la Sangre de tu Hijo, y mi Hermano Nuestro Señor Jesús, será
dichosa y agradable. Amén.
PRIMER DÍA (13 de julio).
Magdalena Gloriosa,
que en los primeros pasos de tu juventud
abriste los ojos para el abismo arriesgado de la vanidad, acuérdate, desde lo
alto de tu celestial habitación, de quien hoy, no con mundanos elogios, si con
fervorosas súplicas, alaba a aquel Divino Cazador, que supo prender tu
resfriado corazón con las dulces saetas de sus inspiraciones, atrayendo para sí
la preciosa margarita de ti misma. Acuérdate,
pues, Seráfica Penitente, de los que humildemente te rogamos seas intercesora
en todas nuestras miserias y remedio en las necesidades espirituales y
temporales. Atrae, Santa Gloriosa,
con tus súplicas, al gremio de la Iglesia a todos los infieles, herejes,
apóstatas, cismáticos. Reduce al estado de gracia a los que están en pecado
mortal, has que te sigan en la espiritual obediencia para que, a imitación
tuya, se dejen herir del amor de su Majestad inmensa, y le sirvan fieles como
tú le fuiste. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Contemplará el alma, su devota, el estado
miserable del que está en pecado mortal, tal como estuvo la Santa, siendo
enemiga de Dios, y lo admirable de la gracia, pues de un tizón de los abismos
Dios fabrica una blanca Azucena para el Cielo.
Obsequio: Hoy se da a nuestra Santa un pañuelo para que
enjugue su llanto; y éste se formará de treinta y tres actos de Contrición.
Jaculatoria: ¡Ay Dios mío! ¿Quién te amará como tu
Santa? ¿Quién llorará como tu penitente Magdalena?
Los miércoles durante el año encenderán una
candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.
ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA
¡Oh Bondad sin término! ¡Oh Sabiduría sin límite! ¡Oh
Misericordia sin fin! infinitas veces alabo, Señor, vuestro altísimo juicio y
agradezco a vuestra benignidad nos diese tan seguras esperanzas del remedio
eterno mediante la verdadera contrición. Y para mayor realce de tanto amor, nos
ponéis a vista el crédito de él en nuestra querida Patrona Santa María
Magdalena: haciendo en la blanda cera de su Corazón, la más bella imagen de
humildad que podía lucir en vuestra presencia.
Ofrezco, Dios mío,
a vos mismo; en agradecimiento de las muchas prerrogativas, que a vuestra
querida Magdalena tenéis concedidas. Y ya que mis muchas culpas me dan la
audacia de pediros cara a cara, os presento aquella tan verdadera contrición
suya, aquel quereros sin límite; aquel acompañaros padeciendo: aquel lloraros
ausente; aquel encontraros resucitado. Y juntamente os ofrezco aquella
penitencia tan áspera; aquella soledad tan rigurosa; aquel continuo cilicio;
aquel ayuno perpetuo; aquel llorar arrepentido; todo tan perfecto a vuestros
ojos: que puedo decir que sus alabanzas complacían a tu Corazón: pues siete
veces cada día enviabais muchos Ángeles, que os la llevasen para regalaros con
su vista; y por todos esos favores vuestros, y amores de mi querida Santa, os pido me tengáis de vuestra mano; me ayudéis para no
ofenderos; y si mi suma miseria en algo me deslizare, me deis los auxilios que
a vuestra Penitente disteis, y me concedáis lo que en esta novena os pido, si
es de vuestro agrado. Amén.
—Se concluirá rezando una Salve a María
Santísima nuestra Señora en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, por
la conversión de los que están en pecado mortal, y para que se digne asistirnos
en la hora de nuestra muerte.
GOZOS EN HONOR Y ALABANZA DE SANTA MARÍA MAGDALENA
A todos, Dios mil favores
Nos hará, mediando vos.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Dios, que es la suma bondad,
Y en sus piedades inmenso,
Estuvo siempre propenso
A usar con vos de piedad:
En tiempo y eternidad
Fuiste objeto a sus amores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
El fuego de amor divino
Causó vuestra conversión,
Y de Él también el perdón
A culpa y pena os provino:
Privilegio peregrino
Debido a tales ardores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Vuestra penitencia y llanto
Causó al Cielo regocijo,
Ejemplo al mundo prolijo,
Y al Infierno horror y espanto:
Este en luzbel llegó a tanto
Que huyó tus alrededores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Cuando la gracia limpió
Del pecado y sus horruras,
A las vírgenes más puras
Vuestra pureza superó:
Este don se os concedió
Con otros mucho mayores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Magdalena, vuestro amor
Os hizo a Dios agradable,
A todo el mundo admirable
Y al Cielo digna de honor:
Él fue la parte mejor
Por sus actos superiores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Sois la Santa más amada
De Jesús y de María,
Porque así lo merecía
Vuestra lealtad consumada:
Entre toda señalada
Habéis sido en sus favores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Individua compañera
De Jesús y de María,
De continuo, noche y día
Los seguíais a donde quiera:
Siempre fuisteis la primera
En sus gozos y dolores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Predicas con luz divina
Y con celo peregrino
Al hebreo y al Rabino
La Evangélica Doctrina:
Apostólica Heroína,
Que confutas sus errores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
A Cristo crucificado
Predicabas de tal suerte,
Que de un naufragio a la muerte
Tu celo fue sentenciado:
Mas Dios os ha preservado
Para triunfos superiores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Tu eficaz predicación
En Palestina y en Francia
Dio frutos en abundancia
Sobre toda estimación:
Ella fue en su perfección
Norma de Predicadores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
De los Ángeles guiada,
Te retiraste a un desierto,
Donde viste el Cielo abierto,
Franca para ti su entrada:
Cada día eras llevada
A cantarle a Dios loores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Aunque al tiempo de llegar
A vuestra amada mansión
Un formidable dragón
Os quiso allí devorar:
Nada os pudo intimidar,
Ni entibiar vuestros fervores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Vuestra fe y vuestra piedad
Tanto bien os merecieron,
Que desde luego os unieron
A la excelsa Majestad:
Esta gran felicidad
Disipó vuestros temores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Que son vuestras excelencias
De un mérito sin segundo,
Lo manifiestan al mundo
Divinas y humanas ciencias:
Por esto a tus preeminencias
Cielo y tierra dan loores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Tu eficaz intercesión
Para con Dios pudo tanto,
Que alcanzas con ella cuanto
Le pides en tu oración:
Por esto tu protección
Te piden nuestros clamores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Vuestra heroica penitencia
Los Ángeles celebraron,
Y los hombres admiraron
Su rigor y permanencia:
Para Dios de complacencia
Fueron tan santos rigores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
La humildad y fortaleza,
Con la imitación de Cristo,
Fueron en ti por lo visto
Segunda naturaleza:
Esta es la mayor proeza
De acciones tan superiores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
De Jesús amante fina
Fuiste en seguirle constante,
Sin separarte un instante
De su ejemplo y su doctrina:
Fidelidad peregrina
Entre mil perseguidores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Fuiste de Cristo escogida
Para modelo y dechado
Del alto y sublime estado
Más perfecto en esta vida:
Por amor con Él unida
Dais norma a sus amadores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Viviendo en carne mortal
Fuiste al Cielo conducida,
Donde a los Santos unida
Diste a Dios gloria inmortal:
¡Oh excelencia sin igual
En los siglos posteriores!
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Tu devoción y piedad
Ungiendo a Cristo los pies,
Allí te elevó, y después
A una heroica santidad:
De tanta heroicidad
Hacednos imitadores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
En la unción primera, santa
Fue tu virtud y selecta,
Más la segunda en perfecta
Mucho a otra se adelanta:
En la tercera fue tanta,
Que excedió a las anteriores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Con santa resolución
Caminaste las tres vías,
Que al espíritu son guías
Para la divina unión:
Tan heroica perfección
Da esfuerzo a sus seguidores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Tú fuiste la precursora
De Jesús resucitado,
Porque de su Apostolado
Fuiste evangelizadora:
Para ellos fuiste la aurora
Del sol Cristo y sus fulgores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
El Orden Dominicano,
Que por patrona os venera,
Por vuestros ruegos espera
El auxilio soberano:
Proteged con fuerte mano
A todos sus profesores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Todos a tus pies postrados
Con la mayor devoción
Pedimos tu intercesión
Y el ser con ella amparados:
Que olvide Dios los pecados
De tan viles ofensores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
En las congojas fatales
De la postrera agonía,
Con tu intercesión, María,
Socorred a los mortales:
No sufran, no, tales males,
Ni los eternos horrores.
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Y pues que Dios mil favores
Nos hará, mediando Vos,
Rogad, Magdalena, a Dios,
Por justos y pecadores.
Antífona: María ungió los pies de Jesús, y los secó con sus
cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento.
℣. Perdonados le son muchos pecados.
℟. Porque amó mucho.
ORACIÓN
Concédenos, Padre Clementísimo, para que así como Santa María
Magdalena, amando a Jesucristo nuestro Señor sobre todas las cosas, obtuvo el
perdón de sus pecados, así también nosotros por tu misericordia impetremos la
bienaventuranza sempiterna. Por el
mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
SEGUNDO DÍA (14 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
Gloriosa arrepentida, espejo de penitentes corazones, que
abandonaste el mundo por los regalos de tu Dueño verdadero, y sumida en la suma
confusión de tus muchas culpas, cerraste los labios a las palabras para abrir
puerta franca a las corrientes de lágrimas vertidas por tus ojos, dejando que
explicasen ellos, lo que tu contrito corazón sentía. Maestra verdadera, tú nos
enseñas que la perfección en el amor a Dios, más que en la armonía de las
voces, consiste en los internos afectos; que son alas, que nos llevaban al
regazo y sosiego de la gracia. Así lo hiciste y enseñaste. No te canses, pues, Magdalena Santa, de continuar con nosotros
tus súplicas al Señor, y tus favores a tus devotos, concediéndonos un verdadero
dolor de nuestros pecados, y un grande amor a Dios. Para que, refrenando la
violencia de la lengua, nos abstengamos de toda culpa, y nos aventajemos en
alabanzas y dar gloria a Nuestro Señor que te escogió para la Patria Celestial. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Hoy se considera la gravedad del pecado de la
lengua, y el daño, que hace en el alma; por el contrario, la tranquilidad del
silencio, si el alma devota ha caído en semejante violencia, hoy se lloran, y
restituyen las honras, que se hubieran vulnerado.
Obsequio: Hoy se regala nuestra
Santa con unas pastillas de boca, que se formaran de tres horas de silencio; y
alguna amargura; particularmente privándonos de palabras jocosas, ociosas y sin
fruto.
Jaculatoria:
Dios y Señor
mío, cómo vive quien no te ama, cómo hay quien ofenda tal belleza.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada día,
una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
TERCER DÍA (15 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
¡Oh Seráfica y penitente
Magdalena!, que, pasando los límites de tu amor
humano, amaste de tal modo a tu Divino Maestro, que mereció lo mucho de tu
caridad fuese el mismo Cristo predicador de tus arrepentimientos; declarando a
voces que eras tú la que sí mucho habías pecado, mucho más habías amado. ¿Quién?, Magdalena
Santa, ¿te enseñó tan breve y tan
extraordinario amar? No otro que quien te supo querer con tanto extremo.
Por esta perseverancia tuya, te ruego,
me enciendas en el fuego del divino amor, enseñándome a aborrecer todo lo que
da disgusto a tu querido Esposo. Lleva mi corazón a un perpetuo agradecimiento
a Sus beneficios. No olvides, Santa gloriosa, a los que están fuera del gremio
de la Religión Cristiana, y en particular a los que humildemente te ruegan, y
se valen de tu Patrocinio, dando a todos conocimientos del valor de la gracia,
y de la miseria del pecado mortal, de cual espero, me librará tu intercesión. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Entre día se trae a la memoria el inmenso amor de
Dios a las criaturas, pues de tal suerte los ama, que no escaseó el dar a su
Unigénito Hijo, para las afrentas, y muerte tan penosa, solo por conquistarlas
para su Reino.
Obsequio: Hoy se presenta a
nuestra Santa un libro de memoria, para que se escriba en él lo mucho que hemos
de amar a Dios, y los servicios, que se han de hacer a la Santa. Éste se
fabricará de tres exámenes de conciencia al día, se prepara con una cubierta de
tela hecha de una profunda humildad, y conocimiento propio de nuestra flaqueza.
Si cómodamente se pudiera ayunar, y no siendo Domingo.
Jaculatoria: ¿Te perderé mi Dios para siempre? ¿Te gozaré mi bien una
eternidad? ¡Oh, mi Dios, por ti muero!
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
CUARTO DÍA (16 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
¡Oh gloriosa y fuerte
mujer!, ¡oh querida Magdalena!, que después de la tormenta amarga de tu
continuo llorar, te guarneciste con el escudo fortísimo de la virtud de la
constancia, siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús, que en medio de sus
dolores no vacilaste para estar presente en sus angustias, no espantándote la
fiereza de los enemigos; pues cuando faltó el varonil esfuerzo de los
Apóstoles, que habían huido, fuiste más constante, siendo fiel testigo de la
mayor obra, que fue la grandeza de la redención, por esta constancia tuya (como
el menor de tus devotos),
te ruego, le alcances de Dios perseverancia y esfuerzo a los
atribulados, firmeza a los que siguen el camino de la perfección, acierto a los
que dirigen almas, ejercicios de virtud y rigurosa ejecución en sus devociones
a los de estado religioso. Finalmente, a los cautivos por la fe, esfuerzo para
que no desmayen, para que todos sigamos tus pasos hasta la dichosa Jerusalén. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Hoy se considera, cuantos han comenzado bien el
camino de la vida espiritual y por falta de constancia han acabado
desdichadamente; pues no consiste la virtud en empezar, sino en perseverar en
ella que buen principio tendría Judas; y murió desesperado. El Infierno está
lleno de buenos deseos, pero el cielo de buenas obras.
Obsequio:
Hoy se da a
nuestra Santa un ramillete de rosas perfumado con la devoción del rezo del
Santo Rosario en honor de Nuestra Señora de las Angustias. Si buenamente se
puede de rodillas y con los brazos en cruz en lo que dura una decena.
Jaculatoria:
¡Ay si
acertara a darte gusto, Señor! ¡Ay Padre, si sabré perseverar en tu servicio! Dadme la mano, Señor que soy débil.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
QUINTO DÍA (17 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
Bendita Magdalena, no
tienen mis sentidos expresiones para dar gracias al Señor por haberte dotado de
tal afecto para con su Majestad, pues durante su Pasión no apartaste tu mirada
ante la tempestad de ultrajes que padecía, antes olvidada del temor solo te
vestías de la gala del amor. Porque si había persecuciones, allí te hallabas;
había verdugos, caminabas valerosa; había armas, por ellas mismas te abrías
paso; había Cruz, al pie de ella te acercabas a hermosear tu rostro con los
zafiros de las gotas de Sangre que del Cuerpo de Jesús manaban. Allí estuviste
sin morir muriendo con tu Dueño; si había sepulcro, a él te arrojabas en busca
de Jesús; había tinieblas pues ellas no te horrorizaban; antes si adelantándote
a la Aurora, salías a recrearte al Sepulcro del Sol, que buscabas, con un amor
tan grande que competía con el de los Ángeles, que nada quiere, nada teme; y
sólo busca al que llena todas las cosas, que es Dios. Por este amor tan fino, te suplico, no te apartes de mi corazón; ya en medio de mis
miserias; ya entre las fatigas de este mudo; ya entre los dolores de las
enfermedades; ya entre las agonías de la muerte; intercede siempre en mi favor,
para que logre no caer en pecado mortal, y vivir siempre creciendo en las
virtudes, y muera confesando al Señor, que me dio tu Patrocinio. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Hoy se considera la santísima Providencia de Dios y
su grandísima misericordia pues cada uno acude en medio de sus trabajos,
felicidades, hallándose presente al pobre, que padece, al justo que le sirve, y
al malo, que le ofende; pero, ¡oh, horror! como se hallará Dios
delante de ti, cuando le estás haciendo traición; tiemble de su ira quien en su
presencia peca.
Obsequio:
Hoy se dará a
nuestra Santa un farol para que la acompañe a Nuestro Señor así en la noche de
la prisión y tormentos, como en las tinieblas, cuando le buscaba difunto. Se
formará con los actos de fe, esperanza y caridad.
Jaculatoria:
¿Tú conmigo,
Dios mío? ¿Y yo por mis pecados tan lejos de ti? Ay de mí, desdichado, si te pierdo.
Acto de Fe
Creo
firmemente, Dios mío, todo cuanto vos habéis revelado y la Santa Iglesia nos
enseña. Señor, aumentad mi fe.
Acto de Esperanza
Espero, Dios mío, me
daréis el Paraíso por los méritos de N. S. Jesucristo y las buenas obras, que
practicare, ayudado de vuestra divina gracia. Señor, no sea yo confundido
eternamente.
Acto de Caridad
Os
amo, Dios mío, con todo mi corazón y sobre todas las cosas, porque Vos sois
infinitamente bueno; y, por vuestro amor, amo también al prójimo como a mí
mismo. Señor, haced que yo os ame cada día más y más.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
SEXTO DÍA (18 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
Apóstala de las
Apóstoles Magdalena gloriosa, que encendida en el fervor, y deseo de
aumentar la fe de tu Maestro Jesús, siguiendo primero valerosamente al Señor
hasta el Calvario, consolándolo en su desamparo, asistiendo a su Sacratísima
Madre mientras la espada de dolor predicha por Simeón le atravesaba el corazón
con punzante fiereza al ver el nacimiento de la Santa Iglesia del Corazón
abierto de Cristo, de donde manó Sangre y Agua, y ofreciendo en aquel momento
las primicias del culto de amor y reparación te apartaste a la soledad de una
cueva, para llevar allí vida de estricta penitencia y meditación en la pasión y
muerte de Nuestro Redentor, no olvides, Santa mía,
la liberalidad de las benditas manos a tus devotos, concediéndonos un ardor
tal, santo celo y honra de Dios, temor al pecado mortal, la dilatación de la fe
en los infieles, el aumento de tu devoción, y la ayuda de tu favor en todos
nuestros trabajos, y la perpetua consolación en la Gloria. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Hoy se considera el intensísimo deseo, que tiene
Dios de la salvación del género humano, pues le costó, no menos, que dar a su
Unigénito Hijo para que pagase inocente con su vida, lo que nosotros habíamos
desconocido y ofendido con la culpa. Pondere el alma, como sentirá el Señor no
se logre el precio de su Sangre en los desagradecidos.
Obsequio: Hoy se regala a
nuestra Santa con un vaso de oro para depositar en él los olores, que tan generosa
supo verter a Jesús, y se fabrica con nuestro corazón, poniendo a los pies de
la Santa un Rosario a Nuestra Señora.
Jaculatoria:
¿Quién
derramará su Sangre, mi Dios, para atraerte a los que están fuera de tu gremio?
¡Ay mi Jesús! yo te alabo, y confieso por todos ellos.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
SÉPTIMO DÍA (19 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
Piadosísima Magdalena, que
escogiste desde los pies de tu Maestro Soberano la mejor parte, que fue la
contemplación de los secretos arcanos de Dios, y mereciste alcanzarla en punto
tan sobremanera alto, que agradó tanto a su Majestad lo perfecto de tu corazón,
que eras arrebatada corporalmente siete veces cada día a gozar de cerca
aquellos inexplicables regalos que te comunicaba tu Soberano Esposo, siendo
testigo de tus dichas un devoto sacerdote, que deseoso de su salvación se
retiró a acabar su vida cerca de tu dichosa cueva, y dudando de quien era la
feliz alma, que era así llevada de los Ángeles, mereció oír de tu propia boca
estas palabras: ¿Te acuerdas de haber leído en el evangelio como una mujer
pecadora lavó con sus lágrimas los pies de Jesucristo Salvador del mundo, y los
limpió con sus cabellos, y mereció alcanzar perdón de sus pecados?, y respondió el Sacerdote, Bien me acuerdo, y dijiste: Yo soy aquella pecadora y
hace ya treinta años que me retiré a esta soledad por apartarme de toda
conversación humana. Te ruego, oh modelo de
penitentes, que por estos altísimos privilegios con que Dios te honró, me
concedas el don de la oración y los frutos de ella, y especialmente el
conocimiento de la suma bondad de Dios, y de mi malicia y bajeza, para que
ejercitando en vida sus alabanzas, le goce para siempre en su Reino. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Hoy se considera el sumo amor de Dios, pues no
se contenta con regalar a sus amigos en este mundo, sino que aún vivientes los
eleva que gocen de su gloria, y por malos, que hayan sido como se pongan en su
gracia, mediante la confesión, y contrición, no se acuerda de sus culpas, antes
sí ostenta a su infinita misericordia.
Obsequio:
Hoy se presenta a nuestra
Santa una toalla para que enjugue los pies a Cristo Señor nuestro, se compone
de privarse de ver cosas de diversión, pasatiempos inútiles y sin fruto, y
hacer el Vía Crucis.
Jaculatoria:
¿Cuándo te
gozaré sin límite mi Dios? Alábenle por mí
todas las criaturas.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
OCTAVO DÍA (20 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
Oh Magdalena feliz, ¿quién sabrá explicar lo crecido de tu santidad?: pues amaste tan de veras a tu Dueño,
que escogiste para habitación lo tosco de una gruta, en lo más áspero de las
soledades, dejando de tu casa las comodidades. Pero tu inmensa caridad supo
robar las caricias de tu Esposo, que, regalándote con celestiales recreos, era
relicario dichoso la que tosca cueva había sido retrete de las fieras, logrando
por tus virtudes, saber de su Majestad el dichoso día de tu gloriosa muerte. Y
fue ésta tan dulce, que estando elevada más encendida que el sol estuviste
acompañada de Angélicos Ministros, y llena de inmensa alegría y cobrados
méritos, diste la Alma Santa a quien la colocó en tu penitente cuerpo, para
gozar eternamente aquellas felicidades, que supo ganar tu austera vida. Por
este sumo gozo, te pido Santa gloriosa,
no olvides mis humildes ruegos para con el Señor, te duelas de mis
fragilidades, y me enseñes a dejar las vanidades del mundo para que me retire
al conocimiento sólo del Señor. Consígueme, Protectora mía, la gracia y debida
disposición para recibir el Sacrosanto Cuerpo de mi Señor Sacramentado,
supliendo con tus merecimientos lo mucho de mi tibieza. Y, finalmente,
alcánzame de Dios no muera sin recibirle en el Santo Viático y que, como
encendida mariposa en el fuego de su amor, sea consumido en sus incendios. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Para meditar durante el día:
Se considerarán las postrimerías; cielo, infierno y purgatorio, y se pedirá a Dios por intercesión de la Santa de no
morir en pecado mortal.
Obsequio:
Hoy se regala
a nuestra Abogada un espejo en que vea su macerado rostro; trayendo a la
memoria la multitud de nuestros pecados y examinando la conciencia tres veces
durante el día.
Jaculatoria:
¡Ay mi Dios,
y lo que me has sufrido! Solo tu paciencia
me esperará tanto tiempo.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
NOVENO DÍA (21 de julio).
Por la señal…
Acto de contrición.
¡Oh
sagrada Magdalena!, contemplamos hoy cómo se extinguió tu
vida, pero adornada de tan singulares virtudes, cuantos fueron los mares de tus
ojos y crecidos amores para con tu amado Esposo; ya has descansado de la pesada
tarea de la miseria humana. Llena de tanta virtud y merecimiento, estás en la
dulce compañía de Aquel que supiste servir en tu dichosa vida. Ya se han
cumplido, Patrona mía, en tus santos deseos; ya está colmado tu ardiente
corazón en la vista del Omnipotente Dios, que llena todas las cosas. Ya estás
dignamente colocada en el elevado trono que te fabricaste con tus
mortificaciones y penitencias. Ahora sí que es tiempo favorezcas desde tus
altas moradas, a los que humildemente se te han ofrecido como tus hijos.
Experiencia tiene el mundo de tus favores, y de lo mucho que vales para con el
Señor: díganlo los peligros de que has librado a tus devotos, las enfermedades
que has sanado, los ciegos que han visto, los casados que han conseguido el
vínculo de la castidad, las conciencias que has sosegado, los que has reducido
al estado de la gracia. Finalmente, díganlo desde ese Cielo los que han pasado
el trance de la muerte con los alivios y regalos de tu presencia, y digámoslo
todos los que esperamos el logro de nuestros ruegos, fiados de tu caritativa
intercesión. Alcánzanos, Santa
gloriosa, lo que en esta Novena te hemos pedido, si es del agrado de Dios, y
una feliz muerte con tu protección y presencia. Amén.
—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete
Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y
de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos
por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los
pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de
la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:
Práctica para este día:
Hoy (si se pudiere) se socorrerá un pobre, y no se menosprecien darle su mesa,
últimamente será de mucho servicio a nuestra Santa, se visiten los enfermos,
presos y afligidos, en los días que en su Novena se pudieren, y procurarán sus
devotos extender esta devoción a la Santa.
Obsequio:
Hoy se dedica
a nuestra Santa una Arca para sepulcro de su difunto cuerpo, y es el corazón
con total olvido de las ocasiones que fueren de nuestras maldades, durante el
día se rezarán repartidos treinta y tres Padre Nuestros.
Jaculatoria:
Mi Dios,
deseo ya gozarte ¿Quién podrá vivir sin ti? ¡Ay de los que te perdieren para siempre! de amores muero por ti; de ira contra mí, que te ofendí,
y cuanto me pesa de mi mala vida.
Los miércoles durante el
año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su
muerte.
—Se concluirá con la oración final para cada
día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.
†
LAUS DEO.
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