jueves, 13 de julio de 2023

NOVENA EN GLORIAS DE LA SERÁFICA PENITENTE Y GLORIOSA SANTA MARÍA MAGDALENA.

 

AÑO DE 1776. REIMPRESA EN LA ERMITA EN LA OFICINA DE DON ANTONIO SÁNCHEZ CUBILLAS.

COMENZAMOS: 13 de julio.

FINALIZAMOS: 21 de julio.

FESTIVIDAD: 22 de julio.

PARA ALCANZAR DE DIOS

Nuestro Señor reforma de una mala vida, aumento de virtudes, y una feliz muerte.

Año de 1776

PRÁCTICA DE LA NOVENA

   Es de suponer, que cualquier persona para conseguir algún favor del Señor, ha de reconciliarse con su Majestad, mediante una verdadera confesión, de suerte que, imitando a nuestra Santa, han sus devotos de mudarse de toda mácula de pecado, dejando verdadera y totalmente las ocasiones de su ruina.

   Para mayor aumento de gracia, conviene frecuentar la Sacrosanta Eucaristía, según el dictamen del Padre espiritual, siendo comenzada esta devoción con la Comunión y acabada del mismo modo.

   El tiempo asignado para emprenderla es el día trece de julio, para dar fin el día veintiuno, víspera de la gloriosa Santa. Y el miércoles después de la Dominica cuarta de Cuaresma, para acabarla jueves de la siguiente semana, víspera de los Dolores, día en que la Iglesia celebra su felicísima conversión. Bien que en otro cualquier tiempo se podrá hacer, con tal que no haya ocasión de pecado mortal, ni reincidencia en él, que no agrada a la Santa.

   Cada día se dará un obsequio a la Santa además de alguna penitencia, según el orden propuesto, y más con afectos de corazón, que, con extensos actos, que la den a conocer.

   Al comenzar el día, despertará el alma ansiosa por su amante Dueño el Omnipotente Dios de Cielo, y tierra, y dirá algunas jaculatorias de la novena, en unión con los continuos suspiros que exhalaba aquel crecido amor de nuestra Santa.

   Finalmente, el fiel ha de solicitar el aumento de la devoción y afición con nuestra Patrona, que conocido es de sus devotos la diligencia con que asiste en aprietos espirituales y temporales, ésta Penitente, la Válida de Dios, la Gloriosísima Santa María Magdalena.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

que se dirá todos los días.

   Puesto de rodillas ante la imagen de la Santa, se dirá con veras del corazón, juzgándose en el Tribunal de Dios, la siguiente:

   A tus ojos tienes, Altísimo Señor, y en tu Sacrosanta presencia a quien más que todo el universo te ha ofendido: aquí estoy con el rostro lleno de confusión y vergüenza; puesto que no he sabido darte gusto, desde el instante que amanecí al uso de la razón, así como en el presente, en que abro los ojos y conozco lo errado de los pasos en que he andado. Aquí está mi alma, Señor, la más desagradecida que abrasa la tierra entre sus vivientes: ¿cómo has sufrido tanta tiranía?, ¿cómo no has levantado tu diestra para destruirme?, ¿qué palabras diré en desagravio a tus justas iras? Oh, cómo quisiera llorar abundantes lágrimas por las fuentes de mis ojos y verter amargas corrientes de arrepentimiento. Pero ya estoy, Soberano Padre, a tus migajas, como huérfano mendigo de tu mesa, ya no salgo de ti, sin ti mismo. Recibe este corazón arrepentido de su mala vida, que no será la vez primera que así te humanes, ejemplo me da tu amada pecadora Magdalena. Recibe, Señor en tu amistad a quien con veras del alma se vuelve a ti; que, si buscas dolor de los pecados, a mí me pesa infinitamente haberte ofendido, tan sin respeto a tus mismos ojos; yo te doy palabra de no volver al cieno de mis pecados. Recibe en desagravio de ellos, aquellas arrepentidas cuanto amorosas lágrimas de tu querida hija, y mi Patrona Santa María Magdalena. Recibe benignamente en satisfacción de ellos todo cuanto padeciere hasta mi muerte, la cual confío en la Sangre de tu Hijo, y mi Hermano Nuestro Señor Jesús, será dichosa y agradable. Amén.

PRIMER DÍA (13 de julio).

   Magdalena Gloriosa, que en los primeros pasos de tu juventud abriste los ojos para el abismo arriesgado de la vanidad, acuérdate, desde lo alto de tu celestial habitación, de quien hoy, no con mundanos elogios, si con fervorosas súplicas, alaba a aquel Divino Cazador, que supo prender tu resfriado corazón con las dulces saetas de sus inspiraciones, atrayendo para sí la preciosa margarita de ti misma. Acuérdate, pues, Seráfica Penitente, de los que humildemente te rogamos seas intercesora en todas nuestras miserias y remedio en las necesidades espirituales y temporales. Atrae, Santa Gloriosa, con tus súplicas, al gremio de la Iglesia a todos los infieles, herejes, apóstatas, cismáticos. Reduce al estado de gracia a los que están en pecado mortal, has que te sigan en la espiritual obediencia para que, a imitación tuya, se dejen herir del amor de su Majestad inmensa, y le sirvan fieles como tú le fuiste. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Contemplará el alma, su devota, el estado miserable del que está en pecado mortal, tal como estuvo la Santa, siendo enemiga de Dios, y lo admirable de la gracia, pues de un tizón de los abismos Dios fabrica una blanca Azucena para el Cielo.

Obsequio: Hoy se da a nuestra Santa un pañuelo para que enjugue su llanto; y éste se formará de treinta y tres actos de Contrición.

Jaculatoria: ¡Ay Dios mío! ¿Quién te amará como tu Santa? ¿Quién llorará como tu penitente Magdalena?

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

   ¡Oh Bondad sin término! ¡Oh Sabiduría sin límite! ¡Oh Misericordia sin fin! infinitas veces alabo, Señor, vuestro altísimo juicio y agradezco a vuestra benignidad nos diese tan seguras esperanzas del remedio eterno mediante la verdadera contrición. Y para mayor realce de tanto amor, nos ponéis a vista el crédito de él en nuestra querida Patrona Santa María Magdalena: haciendo en la blanda cera de su Corazón, la más bella imagen de humildad que podía lucir en vuestra presencia.

   Ofrezco, Dios mío, a vos mismo; en agradecimiento de las muchas prerrogativas, que a vuestra querida Magdalena tenéis concedidas. Y ya que mis muchas culpas me dan la audacia de pediros cara a cara, os presento aquella tan verdadera contrición suya, aquel quereros sin límite; aquel acompañaros padeciendo: aquel lloraros ausente; aquel encontraros resucitado. Y juntamente os ofrezco aquella penitencia tan áspera; aquella soledad tan rigurosa; aquel continuo cilicio; aquel ayuno perpetuo; aquel llorar arrepentido; todo tan perfecto a vuestros ojos: que puedo decir que sus alabanzas complacían a tu Corazón: pues siete veces cada día enviabais muchos Ángeles, que os la llevasen para regalaros con su vista; y por todos esos favores vuestros, y amores de mi querida Santa, os pido me tengáis de vuestra mano; me ayudéis para no ofenderos; y si mi suma miseria en algo me deslizare, me deis los auxilios que a vuestra Penitente disteis, y me concedáis lo que en esta novena os pido, si es de vuestro agrado. Amén.

—Se concluirá rezando una Salve a María Santísima nuestra Señora en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, por la conversión de los que están en pecado mortal, y para que se digne asistirnos en la hora de nuestra muerte.

GOZOS EN HONOR Y ALABANZA DE SANTA MARÍA MAGDALENA

A todos, Dios mil favores

Nos hará, mediando vos.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Dios, que es la suma bondad,

Y en sus piedades inmenso,

Estuvo siempre propenso

A usar con vos de piedad:

En tiempo y eternidad

Fuiste objeto a sus amores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

El fuego de amor divino

Causó vuestra conversión,

Y de Él también el perdón

A culpa y pena os provino:

Privilegio peregrino

Debido a tales ardores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Vuestra penitencia y llanto

Causó al Cielo regocijo,

Ejemplo al mundo prolijo,

Y al Infierno horror y espanto:

Este en luzbel llegó a tanto

Que huyó tus alrededores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Cuando la gracia limpió

Del pecado y sus horruras,

A las vírgenes más puras

Vuestra pureza superó:

Este don se os concedió

Con otros mucho mayores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Magdalena, vuestro amor

Os hizo a Dios agradable,

A todo el mundo admirable

Y al Cielo digna de honor:

Él fue la parte mejor

Por sus actos superiores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Sois la Santa más amada

De Jesús y de María,

Porque así lo merecía

Vuestra lealtad consumada:

Entre toda señalada

Habéis sido en sus favores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Individua compañera

De Jesús y de María,

De continuo, noche y día

Los seguíais a donde quiera:

Siempre fuisteis la primera

En sus gozos y dolores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Predicas con luz divina

Y con celo peregrino

Al hebreo y al Rabino

La Evangélica Doctrina:

Apostólica Heroína,

Que confutas sus errores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

A Cristo crucificado

Predicabas de tal suerte,

Que de un naufragio a la muerte

Tu celo fue sentenciado:

Mas Dios os ha preservado

Para triunfos superiores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Tu eficaz predicación

En Palestina y en Francia

Dio frutos en abundancia

Sobre toda estimación:

Ella fue en su perfección

Norma de Predicadores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

De los Ángeles guiada,

Te retiraste a un desierto,

Donde viste el Cielo abierto,

Franca para ti su entrada:

Cada día eras llevada

A cantarle a Dios loores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Aunque al tiempo de llegar

A vuestra amada mansión

Un formidable dragón

Os quiso allí devorar:

Nada os pudo intimidar,

Ni entibiar vuestros fervores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Vuestra fe y vuestra piedad

Tanto bien os merecieron,

Que desde luego os unieron

A la excelsa Majestad:

Esta gran felicidad

Disipó vuestros temores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Que son vuestras excelencias

De un mérito sin segundo,

Lo manifiestan al mundo

Divinas y humanas ciencias:

Por esto a tus preeminencias

Cielo y tierra dan loores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Tu eficaz intercesión

Para con Dios pudo tanto,

Que alcanzas con ella cuanto

Le pides en tu oración:

Por esto tu protección

Te piden nuestros clamores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Vuestra heroica penitencia

Los Ángeles celebraron,

Y los hombres admiraron

Su rigor y permanencia:

Para Dios de complacencia

Fueron tan santos rigores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

La humildad y fortaleza,

Con la imitación de Cristo,

Fueron en ti por lo visto

Segunda naturaleza:

Esta es la mayor proeza

De acciones tan superiores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

De Jesús amante fina

Fuiste en seguirle constante,

Sin separarte un instante

De su ejemplo y su doctrina:

Fidelidad peregrina

Entre mil perseguidores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Fuiste de Cristo escogida

Para modelo y dechado

Del alto y sublime estado

Más perfecto en esta vida:

Por amor con Él unida

Dais norma a sus amadores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Viviendo en carne mortal

Fuiste al Cielo conducida,

Donde a los Santos unida

Diste a Dios gloria inmortal:

¡Oh excelencia sin igual

En los siglos posteriores!

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Tu devoción y piedad

Ungiendo a Cristo los pies,

Allí te elevó, y después

A una heroica santidad:

De tanta heroicidad

Hacednos imitadores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

En la unción primera, santa

Fue tu virtud y selecta,

Más la segunda en perfecta

Mucho a otra se adelanta:

En la tercera fue tanta,

Que excedió a las anteriores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Con santa resolución

Caminaste las tres vías,

Que al espíritu son guías

Para la divina unión:

Tan heroica perfección

Da esfuerzo a sus seguidores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Tú fuiste la precursora

De Jesús resucitado,

Porque de su Apostolado

Fuiste evangelizadora:

Para ellos fuiste la aurora

Del sol Cristo y sus fulgores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

El Orden Dominicano,

Que por patrona os venera,

Por vuestros ruegos espera

El auxilio soberano:

Proteged con fuerte mano

A todos sus profesores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Todos a tus pies postrados

Con la mayor devoción

Pedimos tu intercesión

Y el ser con ella amparados:

Que olvide Dios los pecados

De tan viles ofensores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

En las congojas fatales

De la postrera agonía,

Con tu intercesión, María,

Socorred a los mortales:

No sufran, no, tales males,

Ni los eternos horrores.

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

 

Y pues que Dios mil favores

Nos hará, mediando Vos,

Rogad, Magdalena, a Dios,

Por justos y pecadores.

Antífona: María ungió los pies de Jesús, y los secó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento.

. Perdonados le son muchos pecados.

. Porque amó mucho.

ORACIÓN

   Concédenos, Padre Clementísimo, para que así como Santa María Magdalena, amando a Jesucristo nuestro Señor sobre todas las cosas, obtuvo el perdón de sus pecados, así también nosotros por tu misericordia impetremos la bienaventuranza sempiterna. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.


SEGUNDO DÍA (14 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   Gloriosa arrepentida, espejo de penitentes corazones, que abandonaste el mundo por los regalos de tu Dueño verdadero, y sumida en la suma confusión de tus muchas culpas, cerraste los labios a las palabras para abrir puerta franca a las corrientes de lágrimas vertidas por tus ojos, dejando que explicasen ellos, lo que tu contrito corazón sentía. Maestra verdadera, tú nos enseñas que la perfección en el amor a Dios, más que en la armonía de las voces, consiste en los internos afectos; que son alas, que nos llevaban al regazo y sosiego de la gracia. Así lo hiciste y enseñaste. No te canses, pues, Magdalena Santa, de continuar con nosotros tus súplicas al Señor, y tus favores a tus devotos, concediéndonos un verdadero dolor de nuestros pecados, y un grande amor a Dios. Para que, refrenando la violencia de la lengua, nos abstengamos de toda culpa, y nos aventajemos en alabanzas y dar gloria a Nuestro Señor que te escogió para la Patria Celestial. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Hoy se considera la gravedad del pecado de la lengua, y el daño, que hace en el alma; por el contrario, la tranquilidad del silencio, si el alma devota ha caído en semejante violencia, hoy se lloran, y restituyen las honras, que se hubieran vulnerado.

Obsequio: Hoy se regala nuestra Santa con unas pastillas de boca, que se formaran de tres horas de silencio; y alguna amargura; particularmente privándonos de palabras jocosas, ociosas y sin fruto.

Jaculatoria: Dios y Señor mío, cómo vive quien no te ama, cómo hay quien ofenda tal belleza.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

TERCER DÍA (15 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   ¡Oh Seráfica y penitente Magdalena!, que, pasando los límites de tu amor humano, amaste de tal modo a tu Divino Maestro, que mereció lo mucho de tu caridad fuese el mismo Cristo predicador de tus arrepentimientos; declarando a voces que eras tú la que sí mucho habías pecado, mucho más habías amado. ¿Quién?, Magdalena Santa, ¿te enseñó tan breve y tan extraordinario amar? No otro que quien te supo querer con tanto extremo. Por esta perseverancia tuya, te ruego, me enciendas en el fuego del divino amor, enseñándome a aborrecer todo lo que da disgusto a tu querido Esposo. Lleva mi corazón a un perpetuo agradecimiento a Sus beneficios. No olvides, Santa gloriosa, a los que están fuera del gremio de la Religión Cristiana, y en particular a los que humildemente te ruegan, y se valen de tu Patrocinio, dando a todos conocimientos del valor de la gracia, y de la miseria del pecado mortal, de cual espero, me librará tu intercesión. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Entre día se trae a la memoria el inmenso amor de Dios a las criaturas, pues de tal suerte los ama, que no escaseó el dar a su Unigénito Hijo, para las afrentas, y muerte tan penosa, solo por conquistarlas para su Reino.

Obsequio: Hoy se presenta a nuestra Santa un libro de memoria, para que se escriba en él lo mucho que hemos de amar a Dios, y los servicios, que se han de hacer a la Santa. Éste se fabricará de tres exámenes de conciencia al día, se prepara con una cubierta de tela hecha de una profunda humildad, y conocimiento propio de nuestra flaqueza. Si cómodamente se pudiera ayunar, y no siendo Domingo.

Jaculatoria: ¿Te perderé mi Dios para siempre? ¿Te gozaré mi bien una eternidad? ¡Oh, mi Dios, por ti muero!

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

CUARTO DÍA (16 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   ¡Oh gloriosa y fuerte mujer!, ¡oh querida Magdalena!, que después de la tormenta amarga de tu continuo llorar, te guarneciste con el escudo fortísimo de la virtud de la constancia, siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús, que en medio de sus dolores no vacilaste para estar presente en sus angustias, no espantándote la fiereza de los enemigos; pues cuando faltó el varonil esfuerzo de los Apóstoles, que habían huido, fuiste más constante, siendo fiel testigo de la mayor obra, que fue la grandeza de la redención, por esta constancia tuya (como el menor de tus devotos), te ruego, le alcances de Dios perseverancia y esfuerzo a los atribulados, firmeza a los que siguen el camino de la perfección, acierto a los que dirigen almas, ejercicios de virtud y rigurosa ejecución en sus devociones a los de estado religioso. Finalmente, a los cautivos por la fe, esfuerzo para que no desmayen, para que todos sigamos tus pasos hasta la dichosa Jerusalén. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Hoy se considera, cuantos han comenzado bien el camino de la vida espiritual y por falta de constancia han acabado desdichadamente; pues no consiste la virtud en empezar, sino en perseverar en ella que buen principio tendría Judas; y murió desesperado. El Infierno está lleno de buenos deseos, pero el cielo de buenas obras.

Obsequio: Hoy se da a nuestra Santa un ramillete de rosas perfumado con la devoción del rezo del Santo Rosario en honor de Nuestra Señora de las Angustias. Si buenamente se puede de rodillas y con los brazos en cruz en lo que dura una decena.

Jaculatoria: ¡Ay si acertara a darte gusto, Señor! ¡Ay Padre, si sabré perseverar en tu servicio! Dadme la mano, Señor que soy débil.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

QUINTO DÍA (17 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

    Bendita Magdalena, no tienen mis sentidos expresiones para dar gracias al Señor por haberte dotado de tal afecto para con su Majestad, pues durante su Pasión no apartaste tu mirada ante la tempestad de ultrajes que padecía, antes olvidada del temor solo te vestías de la gala del amor. Porque si había persecuciones, allí te hallabas; había verdugos, caminabas valerosa; había armas, por ellas mismas te abrías paso; había Cruz, al pie de ella te acercabas a hermosear tu rostro con los zafiros de las gotas de Sangre que del Cuerpo de Jesús manaban. Allí estuviste sin morir muriendo con tu Dueño; si había sepulcro, a él te arrojabas en busca de Jesús; había tinieblas pues ellas no te horrorizaban; antes si adelantándote a la Aurora, salías a recrearte al Sepulcro del Sol, que buscabas, con un amor tan grande que competía con el de los Ángeles, que nada quiere, nada teme; y sólo busca al que llena todas las cosas, que es Dios. Por este amor tan fino, te suplico, no te apartes de mi corazón; ya en medio de mis miserias; ya entre las fatigas de este mudo; ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre las agonías de la muerte; intercede siempre en mi favor, para que logre no caer en pecado mortal, y vivir siempre creciendo en las virtudes, y muera confesando al Señor, que me dio tu Patrocinio. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Hoy se considera la santísima Providencia de Dios y su grandísima misericordia pues cada uno acude en medio de sus trabajos, felicidades, hallándose presente al pobre, que padece, al justo que le sirve, y al malo, que le ofende; pero, ¡oh, horror! como se hallará Dios delante de ti, cuando le estás haciendo traición; tiemble de su ira quien en su presencia peca.

Obsequio: Hoy se dará a nuestra Santa un farol para que la acompañe a Nuestro Señor así en la noche de la prisión y tormentos, como en las tinieblas, cuando le buscaba difunto. Se formará con los actos de fe, esperanza y caridad.

Jaculatoria: ¿Tú conmigo, Dios mío? ¿Y yo por mis pecados tan lejos de ti? Ay de mí, desdichado, si te pierdo.

Acto de Fe

   Creo firmemente, Dios mío, todo cuanto vos habéis revelado y la Santa Iglesia nos enseña. Señor, aumentad mi fe.

Acto de Esperanza

   Espero, Dios mío, me daréis el Paraíso por los méritos de N. S. Jesucristo y las buenas obras, que practicare, ayudado de vuestra divina gracia. Señor, no sea yo confundido eternamente.

Acto de Caridad

   Os amo, Dios mío, con todo mi corazón y sobre todas las cosas, porque Vos sois infinitamente bueno; y, por vuestro amor, amo también al prójimo como a mí mismo. Señor, haced que yo os ame cada día más y más.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

SEXTO DÍA (18 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   Apóstala de las Apóstoles Magdalena gloriosa, que encendida en el fervor, y deseo de aumentar la fe de tu Maestro Jesús, siguiendo primero valerosamente al Señor hasta el Calvario, consolándolo en su desamparo, asistiendo a su Sacratísima Madre mientras la espada de dolor predicha por Simeón le atravesaba el corazón con punzante fiereza al ver el nacimiento de la Santa Iglesia del Corazón abierto de Cristo, de donde manó Sangre y Agua, y ofreciendo en aquel momento las primicias del culto de amor y reparación te apartaste a la soledad de una cueva, para llevar allí vida de estricta penitencia y meditación en la pasión y muerte de Nuestro Redentor, no olvides, Santa mía, la liberalidad de las benditas manos a tus devotos, concediéndonos un ardor tal, santo celo y honra de Dios, temor al pecado mortal, la dilatación de la fe en los infieles, el aumento de tu devoción, y la ayuda de tu favor en todos nuestros trabajos, y la perpetua consolación en la Gloria. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Hoy se considera el intensísimo deseo, que tiene Dios de la salvación del género humano, pues le costó, no menos, que dar a su Unigénito Hijo para que pagase inocente con su vida, lo que nosotros habíamos desconocido y ofendido con la culpa. Pondere el alma, como sentirá el Señor no se logre el precio de su Sangre en los desagradecidos.

Obsequio: Hoy se regala a nuestra Santa con un vaso de oro para depositar en él los olores, que tan generosa supo verter a Jesús, y se fabrica con nuestro corazón, poniendo a los pies de la Santa un Rosario a Nuestra Señora.

Jaculatoria: ¿Quién derramará su Sangre, mi Dios, para atraerte a los que están fuera de tu gremio? ¡Ay mi Jesús! yo te alabo, y confieso por todos ellos.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

SÉPTIMO DÍA (19 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   Piadosísima Magdalena, que escogiste desde los pies de tu Maestro Soberano la mejor parte, que fue la contemplación de los secretos arcanos de Dios, y mereciste alcanzarla en punto tan sobremanera alto, que agradó tanto a su Majestad lo perfecto de tu corazón, que eras arrebatada corporalmente siete veces cada día a gozar de cerca aquellos inexplicables regalos que te comunicaba tu Soberano Esposo, siendo testigo de tus dichas un devoto sacerdote, que deseoso de su salvación se retiró a acabar su vida cerca de tu dichosa cueva, y dudando de quien era la feliz alma, que era así llevada de los Ángeles, mereció oír de tu propia boca estas palabras: ¿Te acuerdas de haber leído en el evangelio como una mujer pecadora lavó con sus lágrimas los pies de Jesucristo Salvador del mundo, y los limpió con sus cabellos, y mereció alcanzar perdón de sus pecados?, y respondió el Sacerdote, Bien me acuerdo, y dijiste: Yo soy aquella pecadora y hace ya treinta años que me retiré a esta soledad por apartarme de toda conversación humana. Te ruego, oh modelo de penitentes, que por estos altísimos privilegios con que Dios te honró, me concedas el don de la oración y los frutos de ella, y especialmente el conocimiento de la suma bondad de Dios, y de mi malicia y bajeza, para que ejercitando en vida sus alabanzas, le goce para siempre en su Reino. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Hoy se considera el sumo amor de Dios, pues no se contenta con regalar a sus amigos en este mundo, sino que aún vivientes los eleva que gocen de su gloria, y por malos, que hayan sido como se pongan en su gracia, mediante la confesión, y contrición, no se acuerda de sus culpas, antes sí ostenta a su infinita misericordia.

Obsequio: Hoy se presenta a nuestra Santa una toalla para que enjugue los pies a Cristo Señor nuestro, se compone de privarse de ver cosas de diversión, pasatiempos inútiles y sin fruto, y hacer el Vía Crucis.

Jaculatoria: ¿Cuándo te gozaré sin límite mi Dios? Alábenle por mí todas las criaturas.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

OCTAVO DÍA (20 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   Oh Magdalena feliz, ¿quién sabrá explicar lo crecido de tu santidad?: pues amaste tan de veras a tu Dueño, que escogiste para habitación lo tosco de una gruta, en lo más áspero de las soledades, dejando de tu casa las comodidades. Pero tu inmensa caridad supo robar las caricias de tu Esposo, que, regalándote con celestiales recreos, era relicario dichoso la que tosca cueva había sido retrete de las fieras, logrando por tus virtudes, saber de su Majestad el dichoso día de tu gloriosa muerte. Y fue ésta tan dulce, que estando elevada más encendida que el sol estuviste acompañada de Angélicos Ministros, y llena de inmensa alegría y cobrados méritos, diste la Alma Santa a quien la colocó en tu penitente cuerpo, para gozar eternamente aquellas felicidades, que supo ganar tu austera vida. Por este sumo gozo, te pido Santa gloriosa, no olvides mis humildes ruegos para con el Señor, te duelas de mis fragilidades, y me enseñes a dejar las vanidades del mundo para que me retire al conocimiento sólo del Señor. Consígueme, Protectora mía, la gracia y debida disposición para recibir el Sacrosanto Cuerpo de mi Señor Sacramentado, supliendo con tus merecimientos lo mucho de mi tibieza. Y, finalmente, alcánzame de Dios no muera sin recibirle en el Santo Viático y que, como encendida mariposa en el fuego de su amor, sea consumido en sus incendios. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Para meditar durante el día: Se considerarán las postrimerías; cielo, infierno y purgatorio, y se pedirá a Dios por intercesión de la Santa de no morir en pecado mortal.

Obsequio: Hoy se regala a nuestra Abogada un espejo en que vea su macerado rostro; trayendo a la memoria la multitud de nuestros pecados y examinando la conciencia tres veces durante el día.

Jaculatoria: ¡Ay mi Dios, y lo que me has sufrido! Solo tu paciencia me esperará tanto tiempo.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.

NOVENO DÍA (21 de julio).

Por la señal…

Acto de contrición.

   ¡Oh sagrada Magdalena!, contemplamos hoy cómo se extinguió tu vida, pero adornada de tan singulares virtudes, cuantos fueron los mares de tus ojos y crecidos amores para con tu amado Esposo; ya has descansado de la pesada tarea de la miseria humana. Llena de tanta virtud y merecimiento, estás en la dulce compañía de Aquel que supiste servir en tu dichosa vida. Ya se han cumplido, Patrona mía, en tus santos deseos; ya está colmado tu ardiente corazón en la vista del Omnipotente Dios, que llena todas las cosas. Ya estás dignamente colocada en el elevado trono que te fabricaste con tus mortificaciones y penitencias. Ahora sí que es tiempo favorezcas desde tus altas moradas, a los que humildemente se te han ofrecido como tus hijos. Experiencia tiene el mundo de tus favores, y de lo mucho que vales para con el Señor: díganlo los peligros de que has librado a tus devotos, las enfermedades que has sanado, los ciegos que han visto, los casados que han conseguido el vínculo de la castidad, las conciencias que has sosegado, los que has reducido al estado de la gracia. Finalmente, díganlo desde ese Cielo los que han pasado el trance de la muerte con los alivios y regalos de tu presencia, y digámoslo todos los que esperamos el logro de nuestros ruegos, fiados de tu caritativa intercesión. Alcánzanos, Santa gloriosa, lo que en esta Novena te hemos pedido, si es del agrado de Dios, y una feliz muerte con tu protección y presencia. Amén.

—Aquí se rezan siete Padre nuestros, y siete Ave Marías, en memoria de las grandes excelencias de nuestra gloriosa Santa y de sus heroicas virtudes, pidiendo cada uno el remedio de su necesidad, y todos por los de la Santa Madre Iglesia, por las del pueblo, por la conversión de los pecadores y por el consuelo espiritual de los que se hallan en el artículo de la muerte, y se dirán por el orden que se sigue:

Práctica para este día: Hoy (si se pudiere) se socorrerá un pobre, y no se menosprecien darle su mesa, últimamente será de mucho servicio a nuestra Santa, se visiten los enfermos, presos y afligidos, en los días que en su Novena se pudieren, y procurarán sus devotos extender esta devoción a la Santa.                                 

Obsequio: Hoy se dedica a nuestra Santa una Arca para sepulcro de su difunto cuerpo, y es el corazón con total olvido de las ocasiones que fueren de nuestras maldades, durante el día se rezarán repartidos treinta y tres Padre Nuestros.

Jaculatoria: Mi Dios, deseo ya gozarte ¿Quién podrá vivir sin ti? ¡Ay de los que te perdieren para siempre! de amores muero por ti; de ira contra mí, que te ofendí, y cuanto me pesa de mi mala vida.

Los miércoles durante el año encenderán una candela a la Santa impetrando su presencia a la hora de su muerte.

—Se concluirá con la oración final para cada día, una Salve a María Santísima y los Gozos con la Antífona.


 

LAUS DEO.

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