de
Padres Clérigos Menores de Sevilla.
—COMENZAMOS: Jueves quinto de cuaresma.
—FINALIZAMOS:
Viernes sexto de
cuaresma (DÍA DEL MAYOR DOLOR DE NUESTRA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA).
En todo lo conducente a nuestra salvación,
no debemos omitir, ni aun la menor diligencia; y como esta Santa Novena, se
dirija a tan útil fin, se dirá aquí brevemente el modo de practicarla, para que
sea con la discreción más devota. El propio tiempo
de hacerla es del Jueves quinto de cuaresma, hasta el Viernes sexto en que celebra
la Iglesia los tristes Dolores de nuestra Madre. Se confesará, y
comulgará el día que se comienza, y concluye y en todos los días de esta Novena
alentaremos el espíritu con el paso de alguna lección espiritual, o de la
Pasión de Cristo, dolores de María, u otra materia devota, que distrayendo el
animo de lo mundano, solo deje fijo en lo del Cielo. También será mui
conducente el examen de conciencia, una, o dos veces al día (según la
oportunidad de cada uno) para que viendo si hemos ejecutado algo, que no sea
del agrado de Cristo, y su Santísima Madre, nos dolamos de ello, y procuremos
resarcirlo con buenas obras. Se dará alguna limosna cada día, se visitarán los
Altares, después de haber oído Misa; y todo se aplicará por las almas benditas más
devotas de los Dolores de nuestra Madre: y finalmente cada uno haga las buenas
obras que su conciencia, y discreta devoción le dictaren, para lograr el fruto
de esta Santa Novena.
Aunque dicho tiempo sea el más propio, no
impide el que cada uno pueda hacerla siempre que se sienta afligido de alguna
congoja, del consuelo, o trabajo espiritual, o temporal: y podrá rezarla, o en
nueve días seguidos, o en nueve Viernes, practicando en los días, o Viernes lo
mismo que en los de la Novena llevamos distribuido: conviene a saber confesar,
comulgar, y dar limosnas, visitar Altares, oír Misa, hacer examen de conciencia,
etc.
El modo será ir distribuyendo las Oraciones
de la Novena: Si es nueve días, la Oración del primero en la Novena, la dirá el
primer día, la del segundo, el segundo, etc. Si es nueve Viernes, la Oración
del primer Viernes, la del segundo día la dirá el Viernes segundo, etc.; y la
Oración preparatoria la dirá todos los días, o Viernes antes de la Oración
particular del día, después del Acto de contrición.
PRIMER DÍA.
Ante una Imagen de Maria Santísima se dirá
esto…
Acto de contrición
Señor mío
Jesucristo, Dios, y Hombre verdadero, Criador mío, Redentor de mi alma, por ser Vos quien sois,
por vuestra infinita bondad, y porque merecéis ser amado, me pesa de haberos
ofendido; pésame Padre, y Señor de haberos agraviado; y propongo firmemente la enmienda,
si me asiste vuestra Santísima gracia; la que os pido por la intercesión de vuestra
Santísima Madre, afligida con tantos penetrantes cuchillos, como son mis
enormes repetidos yerros. Perdonadme, Amantísimo Padre, que, mediante el gran
dolor de mis culpas, me daréis gracia para confesarlas, y satisfacer por ellas
a vuestra enojada Justicia, concededme por vuestra afligidísima Madre don de
lágrimas, para que, llorando perpetuamente mis pecados, persevere en vuestro santo
temor esmerándome en serviros, solo en Vos respire, en Vos aliente, en Vos
piense, en Vos viva, y en Vos muera. Amén.
Oración preparatoria para todos los días.
Purísima Virgen, y Dolorosísima Señora, Madre del mejor
Hijo, y la mas afligida de todas
las Madres, postrándonos Señora, ante vuestros pies, con la mayor veneración, y
humildad, os rogamos nos concedáis lo que pedimos, si ha de ser en gloria de
vuestro Santísimo Hijo, y vuestra, y aprovechamiento de nuestras almas; y de
que se haga solo su voluntad Santísima.
Oración particular para el primer día.
Tristísima,
y Dolorosísima Virgen María, que,
acompañando los pasos de Vuestro Unigénito Hijo, con el Sacrosanto leño de la
Cruz, sobre la delicadeza de sus hombros, caminasteis por la Calle de la
Amargura hasta llegar al monte Calvario; monte de
Myrra (Monte de Amargura) para vuestra compasión. Recibid, Señora, en vuestro
corazón tan crueles Dolores, y ofrecedlos al Eterno Padre, para que ablande la
dureza de nuestras rebeldías; y alcanzadnos lo que en esta Novena os pedimos, si ha de
ser en gloria de vuestro Hijo, y bien de nuestra alma.
—Aquí se rezan siete Ave Marías, con Gloria Patri en reverencia
de los siete mayores dolores que tuvo María Santísima todo el tiempo de la
Pasión de su Hijo.
Ofrecimiento para todos los días.
Dulcísima
María, que
con vuestro afligido corazón veíais a vuestro Unigénito pendiente en el afrentoso
Madero; ofrecedlo, Señora al Eterno Padre en aceptable Sacrificio, ofreciéndole
juntamente vuestros acervos Dolores, por satisfacción de nuestras culpas, y
pedidle que, mediante tan amargas penas, se apiade de los infieles, reduciéndolos
a su Santísima Ley, y a todos los pecadores a verdadera penitencia.
—Aquí hará cada uno su suplica con toda confianza y después dirá
todos los días.
Oración
Señor mío Jesucristo,
no
permitáis que se condene alguna alma, especialmente las que estamos debajo de
la protección de vuestra afligida Madre, ofrecemos esta Sacra Novena en
reverencia de sus Dolores, publicamos ser hijos de su Patrocinio, y como tales lloramos
sus penas a pesar del Infierno. Y a asi recibidnos, Señor, como a hijos de tal
Madre en vuestra eterna compañía.
Salutación para todos los días a las Santísimas llagas a la del
pie izquierdo.
Saludóte, o Santísima Llaga de mí Señor Jesucristo; y os pedimos, Señor, por
ella nos perdonéis cuanto os han ofendido nuestros errados pasos.
—Haced un Padre Nuestro, y Gloria Patri.
A la del pie derecho.
Saludóte, o Santísima Llaga de mi Señor Jesucristo, y os pedimos, Señor, por
ella, nos perdonéis las ofensas de nuestras palabras, y acciones.
—Padre Nuestro, y Gloria Patri.
A la dé la Mano izquierda.
Saludóte, o Santísima Llaga de mi Señor
Jesucristo, y
os pedimos, Señor, por ella nos perdonéis cuanto os ha ofendido nuestra vista,
y demás sentidos.
—Padre nuestro y Gloria Patri.
A la de la mano derecha.
Saludóte, o Santísima Llaga de mi Señor Jesucristo, y os pedimos, Señor, por
ella nos perdonéis cuanto os ofendieron nuestras ciegas potencias.
—Padre Nuestro y Gloria Patri.
A la del Santísimo Costado.
Saludóte, o Santísima Llaga de mi Señor
Jesucristo, y
os pedimos, Señor por ella, que el dolor de nuestros yerros traspase nuestro
corazón, para que, amándoos en esta vida, solo hagamos obras aceptas a vuestros
Ojos.
Oración
Dios de mi corazón, y mi Señor Jesucristo, por las cinco Llagas,
que, en la Cruz, y por las innumerables, que en la Pasión os imprimió nuestro
amor, os pedimos, que según vuestra misericordia favorezcáis a los que
redimisteis con vuestra preciosa Sangre, y nos numeréis en vuestra gloria
eterna. Amén.
SEGUNDO DÍA
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración para el segundo día.
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi Señora; que, en el árbol de la
Cruz, veíais pendiente a vuestro Sacrosanto Hijo y mi Señor Jesucristo,
mirándolo padecer tantas penas, solo por amor de los hombres; miradnos, Señora,
con vuestros tiernos ojos, inundados en lágrimas, y ved lo desfigurado que nos
tienen las culpas, para que vuestra compasión nos alcance el perdón de ellas, y
el favor para perseverar en la gracia, y otórganos lo que pedimos, si ha de ser en gloria de vuestro
Hijo, y bien de nuestras almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
TERCER DÍA
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular.
Tristísima,
y Dolorosísima Virgen María mi Señora, pues
vuestro Santísimo Hijo os constituyó Madre del género humano, antes de expirar,
cuando os entregó por hijo al Virgen Juan; miradnos, Señora, como a tales, y
encaminad nuestras acciones a lo más agradable a vuestro Hijo, dirigiendo como
Madre todas nuestras obras, palabras, y pensamientos; y otorgad lo que os pedimos, si ha de ser
en gloria de vuestro Hijo, y bien de nuestras almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
CUARTO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi Señora, que oíais a la insolente
muchedumbre de Escribas, y Fariseos baldonar la suma inocencia de vuestro Hijo,
no contentos con verlo en un madero como el mal hechor; y últimamente lo visteis
expirar dando sonoras voces a su Eterno Padre; limpiad, Señora, nuestros labios
para que solo exhalen alabanzas; y glorías de vuestro Hijo, las que testifiquen
nuestro verdadero amor, y otorgadnos nuestra suplica, si ha de ser para gloria
de vuestro Hijo, y bien de nuestra almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
QUINTO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi
Señora, que
después de haber entregado vuestro Unigénito Hijo su Espíritu al Eterno Padre,
visteis rasgar su Sacrosanto Costado con el hierro de la hebrea ceguedad entradnos,
Señora, por tan hermosa puerta, y bañadnos con su preciosa Sangre, y Agua, y alcanzadnos de
Dios este favor que pedimos, si ha de ser en gloria de vuestro Santísimo Hijo,
y bien de nuestras almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
SEXTO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular.
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi Señora, que, al pie de la Cruz, recibisteis
en vuestros brazos los instrumentos de la Pasión bañados todos con su preciosa
Sangre; ponedlos, Señora, en nuestra consideración, é imprimidlos en nuestra
dureza, para que sintiendo la gravedad de tanto tormento, aborrezcamos, y detestemos
las culpas como causa del; y alcanzadnos de vuestro Hijo el perdón, y dolor de todas
las nuestras; y concedednos este favor, que os pedimos si ha de ser en gloria de
vuestro Hijo, y bien de nuestras almas, Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
SÉPTIMO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular.
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi Señora, que después de la triste
tormenta que en el mar de tan acervas penas padeció vuestro Hijo, llegó su
deshecho Cuerpo a tomar puerto en vuestros brazos, congojando a vuestro amante
corazón lo desconocido que pusieron nuestros delitos su hermoso Cuerpo, que de vuestra
pura sangre formó el Espíritu Santo; humedeced, Señora el yerto cadáver con las
lágrimas de vuestro dolor; y haced que deshecho nuestro corazón en copioso
llanto gimamos continuamente nuestra ciega necedad, motivo de tantas penas; y alcanzadnos
este favor que os pedimos, si ha de ser en gloria de vuestro Hijo, y bien de
nuestras almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
OCTAVO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular.
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María mi Señora, que manifestasteis el amor
de tan fina Madre, cuando lisonjeando a vuestro dolor, os recreabais en la causa,
llorando en la contemplación de la desconocida belleza de vuestro Hijo,
regabais su Cuerpo con vuestras lágrimas, aplicabais su ensangrentado rostro al
vuestro, lloroso, y tierno; le ungisteis, y envolvisteis para depositarlo en el
Sepulcro, donde quedaba también sepultado vuestro muerto corazón. Otorgadnos,
Señora, que ni un solo punto nos apartemos de su Santo Sepulcro, para que
viendo los efectos de nuestras culpas o las lloremos, y borremos continuamente
con intenso dolor y concedednos este favor que os pedimos, si ha de ser en
gloria de vuestro Hijo, y bien de nuestras almas. Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
NOVENO DÍA.
—Acto de Contrición, y Oración preparatoria.
Oración particular.
Tristísima, y Dolorosísima Virgen María, y
Señora nuestra, que
dejando a vuestro Hijo en el Sepulcro, os volvisteis sin la vida de vuestro
corazón, sin la luz de vuestros hermosos ojos, sin el aliento de vuestra vida,
no poseyendo más que un corazón para solo sentir, unos ojos para solo llorar, y
una vida para solo alentar suspiros; puesta, señora, en las dilatada Cruz, de
tan sensible soledad, ya conocemos, que nuestros delitos, nos impiden haceros
compañía, pero si es tan poderosa vuestra intercesión, alcanzadnos
un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, para que purificados merezcamos
acompañaros en esta vida, y después gozar vuestra eterna compañía en la Gloria.
Amén.
—Aquí se rezan las siete Ave Marías con el ofrecimiento de todos
los días, petición y salutación a las Llagas.
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