martes, 25 de abril de 2023

NOVENA A LA SANTA CRUZ.

Novena impresa en Lima por Justo Montoya en el año 1856, con las debidas licencias. Puede rezarse en cualquier momento del año, y particularmente en preparación a las fiestas de la Santa Cruz:

—3 de Mayo (Invención por Santa Elena).

—17 de Julio (Victoria de la Santa Cruz en las Navas de Tolosa).

—14 de Septiembre (Exaltación de la Santa Cruz).

NOVENA EN HONOR DE LA SANTA CRUZ

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Único Dios y Señor mío, creo firmemente estar delante de tu infinita Majestad, en cuya adorable presencia tiemblan y se postran humildes todos los Ángeles y Potestades del Cielo, y por tanto también yo vuestra miserable criatura, anonadado aquí delante de Ti, te adoro y reconozco por único Dios y Señor mío; por único Criador, Conservador y Redentor mío. Así te rindo todas las gracias que puedo con todo mi corazón, con toda mi alma, por los innumerables beneficios que me has hecho hasta ahora con tanta liberalidad y amor. Sumamente me pesa, ¡oh Padre de misericordias!, de haberos correspondido tan mal con tan graves y tan repetidas culpas, teniendo sólo presente para confusión mía, que han sido ofensas contra Ti, que eres bondad infinita: propongo firmemente desde este instante nunca ofenderte en lo futuro, mediante el auxilio de tu divina Gracia, y primero morir que quebrantar tu santa Ley. Ruégote me concedas tu Santo Espíritu para poder meditar aquí en tu presencia, con fruto de mi alma y gloria tuya, en los misteriosos bienes que contiene y encierra la Cruz preciosa en que murió tu Unigénito Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, dame tu gracia y concédenos cuanto tienes prometido a los que hacen memoria de tu Pasión y Muerte de Cruz, os lo pedimos por tu Santísima Madre, por cuya poderosa medianera espero conseguir todo lo que deseo y pido para alivio y bien de mi pobre alma. Amén.

SALUTACIÓN A LA CRUZ

   Oh Cruz santa y preciosa, altar de propiciación, fuente de todas las gracias, árbol de la vida y monumento eterno de las misericordias divinas: tú eres la que has llevado este sagrado depósito, la que has recibido en tus brazos al Santo de los Santos, y la que has sido rociada con esta Sangre adorable: ¡Ah! ¿Por cuántos títulos no mereces el homenaje de mi respeto y de mi veneración? Ojalá que fueses siempre grabada en mi corazón, y que obrases en él los prodigios de aquella gracia que está depositada en ti.

. Esta señal de Cruz habrá en el cielo.

. Cuando venga el Señor a juzgarnos.

   Adórote Cruz bendita, deseada y amada de mi Señor Jesucristo, buscada y hallada en sus brazos, en sus espaldas cargada, con su preciosísima sangre bañada, de mi Señora la Virgen María acompañada, de las criaturas venerada, de la gloriosa Santa Elena buscada y hallada: por ti, ¡oh Cruz Santísima!, el mundo fue redimido, el infernal enemigo vencido, la misma muerte dominada, y contigo el Cielo fue comprado: suplico al Señor que en ti murió y fue crucificado, por la hiel y vinagre que en ti gustó, por las siete palabras que en ti habló, por las cinco llagas que en ti recibió, por las agonías, afrentas y tormentos que en ti sufrió, por la muerte cruelísima que en ti padeció, por los dolores y angustias que mi Señora la Virgen María a tus pies sintió, te suplico me alcances una humildad profunda y un espíritu obediente, para que muriendo con Jesucristo, logre también resucitar con Él por toda la eternidad. Amén.

—Un Padre nuestro y Ave María gloriado a Santa Elena, dándole las gracias por habernos descubierto este madero santo, seguido por la siguiente oración:

   Oh Señor mío Jesucristo, que te dignaste revelar a Santa Elena el lugar donde se ocultaba tu Cruz, para enriquecer por ella a tu Iglesia con este precioso tesoro, concédenos por su intercesión, que, por el precio de este vital leño, consigamos los premios de la vida eterna. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA PRIMERO – 24 DE ABRIL

CONSIDERACIÓN: CÓMO JESÚS RECIBIÓ LA CRUZ EN QUE HABÍA DE MORIR.

   Considera cómo pronunciado ya el decreto de muerte contra el Santo de los Santos, ya estaba preparada la Cruz, que había de ser el instrumento de su Pasión: mira a Jesús como lo apercibe, se postra delante de ella, la recibe y se dispone para llevarla. ¡Oh Cruz santa! ¡Oh Cruz preciosa! La había esperado y deseado el Redentor, y aun suspirado por ella ardientemente desde el primer momento de su vida. Se la carga sobre sus espaldas, y toma el camino del Calvario para consumar allí su sacrificio. ¡Oh dolor! ¡Oh espectáculo que aflige al Cielo, y al que sin embargo la tierra se manifiesta insensible!

  ¡Oh almas cristianas! redimidas por la Sangre de un Dios, venid, unámonos de concierto, consideremos a nuestro Rey, con aquella diadema sangrienta con que le han coronado nuestras culpas; veámosle desfallecer bajo el formidable peso de la Cruz que está cargando. ¿Más seremos insensibles al dolor que le causamos? ¿No procuraremos aliviarle sus tormentos? Ya veo a este inocente Isaac cargado con la leña de su sacrificio, conducido o arrastrado más bien hasta el lugar de su tormento. ¡Qué triste y dolorosa carrera para el Salvador! Debilitado, falto de Sangre y de fuerzas apenas puede sostenerse: cada paso que da es señalado por una caída: no hay lugar que no quede teñido con alguna gota de la corta porción de Sangre que ha quedado de sus venas: el sumo abatimiento a que se le ha reducido no sirve sino de exasperar el furor de sus enemigos. Permitidme que os acompañe, ¡oh adorable Salvador mío!, y que durante vuestro viaje al Calvario os manifieste los sentimientos de mi corazón. Amén.

—Aquí se alienta la confianza y se pide la gracia o favor que se desee recibir, y se hace este acto de caridad:

   Dios mío, Salvador mío, Redentor mío, esperanza mía, vida mía, y todas mis cosas. ¿Cómo podría yo no amaros? Sí, yo os amo, o a lo menos deseo amaros de todo mi corazón; haced que os ame únicamente por Vos mismo, y que os ame más que a todas las cosas, que no quiera a otra cosa que, a Vos, que os ame con el mismo amor con que Vos me habéis amado, que os ame sobre la Cruz, como os aman los Santos del Cielo, y que os ame toda mi vida en la tierra, para amaros después más perfectamente en la eternidad.

GOZOS EN HONOR A LA SANTA CRUZ

 

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Única esperanza

De nuestro consuelo,

Que a todo el cielo

Con firmeza afianza,

Por ti solo alcanza

El cristiano luz.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Tú eres el honor,

La gloria del mundo,

Y árbol, que fecundo

Te hizo el Salvador:

A ti todo loor,

Toda gratitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Oh árbol Sacrosanto,

El más excelente,

Donde está pendiente

El que es Santo, Santo,

Tu fruto, por tanto

Es nuestra salud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

A ti, Cruz bendita,

El género humano

Adora, cristiano,

Contempla y medita:

Gracia solicita

De tu plenitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Salve, vital leño,

Que a todos das vida,

Por quien fue vencida

La muerte y su sueño,

Vos sois el diseño

De toda virtud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Oh Cruz, cuyos brazos

Amor nos pregonan,

Y el alma aprisionan

Con sus dulces lazos,

Liberta mis pasos

De la esclavitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Oh Cruz adorable,

Cruz llena de gloria,

De misericordia

Fuente inagotable,

Hazme inseparable

De la rectitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Cordero inocente,

Tú que padeciste

Y morir quisiste

Por ser obediente,

Haz que penitente

Me goce en la Cruz.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Oh Cruz, todo honor,

Cruz, todo consuelo,

Cruz, que por modelo

Nos das al Redentor,

Haz que sea tu amor

Mi solicitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

 

Señal que se ostenta

Y ha de aparecer

En el día que ha de ser

Amargo y de cuenta,

Haz mi alma sedienta

De la beatitud.

Bendigamos, almas,

A nuestro Jesús,

Y adoremos todos

A la Santa Cruz.

ORACIÓN

   ¡Oh buen Jesús!, único amor y bien de mi alma: por aquellos dolores que padeciste en la Santísima Cruz, y señaladamente por aquella acerbísima amargura que sentiste cuando se arrancó vuestra preciosísima alma de vuestro cuerpo santísimo; os ruego Señor, tengáis misericordia de mi alma, y cuando salga de mi cuerpo, os suplico la llevéis a la gloria a gozar de vuestra presencia por toda la eternidad. Amén. 

SÚPLICA FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

   ¡Oh Santísima Cruz! ¡Oh inocente y piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo derramada! ¡Oh muerte de Cristo amarga! ¡Oh majestad de Dios digna de ser reverenciada! Ayúdame, Señor, a alcanzar la vida eterna a la hora de mi muerte. Amén.

ALABANZAS DE SAN JUAN CRISÓSTOMO A LA SANTA CRUZ

¡Oh Cruz!, Esperanza de los cristianos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Resurrección de los muertos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Guía de los ciegos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Camino de los desesperados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Báculo de los cojos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Consuelo de los pobres. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Freno de los ricos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Destrucción de los soberbios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Pena de los que viven mal. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Triunfo contra los demonios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Vencedora del diablo. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Pedagoga de los jóvenes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Sustento de los necesitados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Esperanza de los aburridos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Gobernadora de los navegantes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Puerto de los que peligran. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Muro de los obsesos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Madre de los huérfanos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Defensora de las viudas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Consejera de los justos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Consuelo de los atribulados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Guarda de los niños. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Cabeza de los varones. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Fin de los ancianos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Luz de los que se sientan en las tinieblas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Grandeza de los reyes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Escudo perpetuo. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Sabiduría de los necios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Libertad de los esclavos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Filosofía de los emperadores. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Ley de los impíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Pregón de los Profetas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Anuncio de los Apóstoles. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Gloria de los Mártires. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Abstinencia de los Monjes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Castidad de las Vírgenes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Gozo de los Sacerdotes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Fundamento de la Iglesia. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Cautela de la redondez de la tierra. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Repulsa de ídolos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Destrucción de sus templos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Escándalo de los judíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Perdición de los impíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Virtud de los inválidos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Medida de los enfermos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Limpieza de los leprosos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Descanso de los paralíticos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Pan de los hambrientos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Fuente de los sedientos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

¡Oh Cruz!, Protección de los desnudos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.



DÍA SEGUNDO – 25 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, ALTAR DEL SACRIFICIO PERFECTO

   Considera, alma, cómo llegando el Salvador al lugar donde había de cumplirse la más cruel sentencia, la Cruz es para Jesucristo, como dice el Padre San Agustín, «un altar en donde se sacrifica por nosotros, y como el Sacrificio no se consuma sino por la muerte de la víctima, era necesario que Jesucristo consumase el suyo por su muerte».

   ¿Y qué holocausto más completo, ni más perfecto que el de Jesucristo sobre la Cruz? Sacrifica todo lo que tiene y todo lo que es: sacrifica su libertad reduciéndose a la condición de un siervo, su honor por los oprobios de que está cubierto, sus bienes por la desnudez que padece, su cuerpo por los vivos dolores que sufre, su corazón por las amarguras interiores de que está inundado, y finalmente su vida, por la muerte más cruel. Sacrificador y víctima se ofrece a Sí mismo a su Eterno Padre. ¡Oh prueba admirable de su amor! Sacerdote según el orden de Melquisedec, cuyo sacerdocio es eterno; sacerdote del Altísimo, que ofrece no víctimas extrañas, sino su propio Cuerpo, no la sangre de los animales, sino la Sangre del Cordero inmaculado; sacerdote Santo que descendió de los Cielos, y ha consumado la grande obra de nuestra santificación por la única oblación de Sí mismo. La Cruz pues vino a ser como el altar de todo el mundo: por la sangre de esta Víctima por excelencia fue expiada la culpa, domada la muerte, desarmado el Infierno y abierto aquel santuario divino en el que podemos entrar fácilmente si seguimos a nuestro sacrificador: la Cruz es el camino, Jesucristo nuestro conductor, y el Cielo el término a que debemos aspirar. Salgamos pues al campo, unámonos por la fe a este sacrificador divino, llevemos con Él la ignominia de la Cruz, y hagámonos uno con él. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA TERCERO – 26 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, CÁTEDRA DE LAS BIENAVENTURANZAS

   Considera a la Cruz como la cátedra donde Jesucristo nos instruye: y en efecto, ¿En dónde este divino Salvador nos ha enseñado tan plena y eficazmente como en la Cruz? ¿En dónde nos ha manifestado de una manera tan sensible y admirable las verdades fundamentales, las verdades evangélicas, las verdades de la mortificación, en una palabra, las verdades de nuestra salud? La grandeza de un Dios, que no puede ser dignamente adorada sino por un Dios; el rigor de su justicia, que no puede ser aplacado sino por una víctima divina; la enormidad del pecado, que pedía una tal víctima, y la excelencia de nuestras almas, que no podían ser redimidas sino a tanto precio. ¿No son todas estas unas verdades luminosas, que salen del seno de la Cruz? ¿No fue en la Cruz, en donde más eficazmente que en la montaña, nos manifestó estas máximas grandes y sublimes de la pobreza de espíritu, hallándose desnudo; de la mansedumbre, por ser el mismo carácter del Cordero divino, que se ha dejado degollar sin quejarse; del llanto y la persecución para ser semejantes al Santo de los Santos, que ha sufrido persecuciones y ultrajes? ¿Quién sino el Espíritu de la Cruz, puede darnos una inteligencia de sí mismo, para ir en pos del Salvador, y de todo lo que posee para saber ser discípulo? ¿Qué cosa no nos dirá la Cruz, cuando el que descansa en aquella dura cama, lleno de dolores y tormentos, abre su divina boca para pedir perdón por sus enemigos? Abre, ¡oh alma mía!, tus oídos para oír, pues tu celestial Maestro abre su boca en la cátedra de la Cruz para hablar: No la abre para pedir fuego que los abrase como Elias, ni para echarles su maldición como Noé y Eliseo a los que le escarnecían, sino para rogar a su Eterno Padre que les perdonase el pecado que cometían crucificándole y escarneciéndole, doliéndose más del daño que les venía por esta culpa, que de los tormentos e injurias que de ellos recibía. ¡Oh lección toda de amor! ¡Quién pudiera estudiarla desde este punto!

   Vos, Señor, me decís: «Miradme pendiente de esta Cruz, consideradme, pero imitadme después y obrad, escuchad mi palabra, pero sobre todo seguid mi ejemplo: yo ruego, rogad vosotros conmigo; yo padezco, padeced conmigo; yo perdono, perdonad como yo y por mi amor». Concededme, Señor tal caridad como esta, para que yo también ame a mis enemigos y ore por los que me persiguen y os persiguen. Perdonad a todos, ¡oh Padre de misericordias!, para que todos gocen de ellas. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA CUARTO – 27 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

               CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, TRIBUNAL DE DIOS

   Considera a la Cruz como el Tribunal Supremo en donde juzgará y sentenciará el Salvador a todo el universo. Es este trono de justicia y tribunal tan espantoso en donde, ¡oh Jesús mío!, pronunciáis tantos decretos, y en donde comenzareis a ejercer vuestros formidables juicios en el momento de vuestra muerte, cuando de dos criminales que teníais a vuestro lado, salvasteis al uno en virtud de una gracia inefable, y condenasteis al otro usando del rigor de vuestra justicia.

   Desde esta Cruz será, ¡oh Dios mío!, donde me juzgareis algún día, llamareis a juicio contra mí aquellas mismas gracias que me habéis concedido por los méritos de esta Cruz: me haréis presente la obligación que me imponía de seguiros, de llevar mi Cruz, de morir a mí mismo, y de llegar a ser copia viva del gran modelo que me proponías. Si en aquel momento halláis en mí una conformidad santa con Vos clavado en un madero, ejerceréis conmigo un juicio de misericordia, y daréis a mi favor una sentencia de vida como la que disteis al ladrón: «Hoy serás conmigo en el Paraíso». Pero si no fuese conforme a Vos, ¡oh Dios mío!, no tengo que esperar sino una sentencia de muerte. ¡Ah! Cuál sería entonces mi desdicha, si en Aquel que no deseaba sino ser mi Padre, no encontrase yo sino un Juez terrible; si en el que debía ser mi Salvador, no hallase yo sino un Dios lleno de venganza, y si aquella misma Cruz que según los designios de Dios debía ser el instrumento de mi salud, por el abuso que yo haya hecho de ella, llegue a ser el título de mi condenación. Oh Salvador del mundo, en cuyas manos elevadas en la Cruz está la llave de David, con la cual abrís y ninguno cierra, cerráis y ninguno abre: abridme las puertas del Cielo, que mis pecados cerraron, y cerradme las del Infierno, que ellos abrieron, para que en el día de mi muerte pueda como el buen ladrón entrar con Vos en el Paraíso. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA QUINTO – 28 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, ESPEJO Y COMPENDIO DEL EVANGELIO

   Considera a la Cruz como el gran libro que debes leer continuamente, y el espejo el que debes consultar: porque nada hay que ella no te enseñe. Sí, Redentor mío, así como vuestro Evangelio es una expresión fiel de la Cruz, así la Cruz es un compendio fiel de todo el Evangelio. Sí, aquí contemplo vuestro amor y la autoridad que me mostráis en medio de tantos desprecios y dolores, atiendo a las obras de piedad y misericordia, y a las obligaciones de vuestro oficio, como si no estuvierais padeciendo. Ya rogáis por vuestros enemigos, como Sumo Sacerdote. Ya prometéis el Paraíso como Redentor, y ya miráis por tu Madre como Hijo, y por tu discípulo como Maestro.

   Pondera, alma, estas lecciones que dicta Jesús en el libro de la Cruz: «Mujer, ves ahí a tu hijo», como quien dice, «no me olvido de ti, ni de la obligación que tengo como hijo, ves aquí al que concebiste por el Espíritu Santo y pariste sin dolor, al que reclinaste en un pesebre en medio de dos animales, y le diste leche con tus pechos: al que trajiste en tus brazos recreándote en mirarle y regalarle, vedlo aquí puesto en los brazos de una terrible Cruz, y en medio de dos ladrones todo desfigurado y desangrado. Mira si me conoces por hijo, y si me mandas algo como Madre; y pues callas y no me dices nada, en mi lugar te dejo a mi discípulo». ¡Oh Jesús mío! ¡Oh crucificado mío! Gracias te doy, dulcísimo Padre mío, por haber encargado a tu Madre que nos tome por hijos, haciéndonos con esto tus hermanos. Oh Virgen benditísima, desde ahora os diré confiadamente: Veis aquí, Señora, a vuestro hijo, acordaos de que os mandó vuestro Unigénito que me tomases por hijo adoptivo, reconocedme por tal y mirad por mi remedio. Y vos, ¡oh glorioso San Juan Evangelista!, suplicad a vuestro dulce Maestro me dé el espíritu de hijo, que os dio para con su Madre, para que la sirva yo como vos la servisteis, En fin, ¡oh Salvador mío! Pues tan liberal os mostráis en la Cruz, que dais vuestro Paraíso al ladrón, y vuestra Madre al discípulo que os ama, usad conmigo de esta liberalidad, dándome en esta vida devoción cordial con vuestra Madre, por cuyo medio espero hallar entrada en el Paraíso, donde reine con Vos y con Ella por todos los siglos. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA SEXTO – 29 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, LUGAR DE ORACIÓN

   Considera, alma, a la Cruz Santísima como un lugar de oración. Mira cómo habiendo cumplido en ella Jesús todos los oficios de piedad, caridad y ternura para con los hombres, quiso en aquellas tres horas de tinieblas que sucedieron, ocuparse totalmente en orar, aplicando su oración por todos los fieles, que tenía presentes, de los cuales eras tú uno, ¡Oh Salvador adorable! ¡Víctima inocente!, qué multitud de objetos diferentes no se presentan aquí a vuestra vista. Los pecados, que los hombres han cometido en todos los tiempos, vienen como de tropel a colocarse al pie de vuestra Cruz, para ser lavados en vuestra Sangre preciosa, y todos los pecadores, que han existido y existirán en adelante, están presentes a vuestra vista y a vuestro Corazón. Concebís todo el horror de sus culpas, lleváis todo su peso, bebéis toda su amargura, os sacrificáis por ellos y por su salud, sufrís solo por librarlos de los tormentos eternos, y morís por darles la vida. ¡Qué sentimiento no se excitaría en vuestro adorable Corazón cuando discurriendo por todos los siglos, se os presentaban por una parte tantas almas que abrazaban la Cruz con Vos y por Vos, y por otra tantas que la detestaban y maldecían profanando el fruto precioso de vuestra Pasión! ¡Qué congoja al ver que os desamparo, apartándome de vuestra voluntad por cumplir la mía: que aun vuestros discípulos os dejan, el pueblo Hebreo y millares de hombres dejan la Fe, atropellan vuestros Sacramentos y desechan los frutos que de vuestra Cruz podían sacar!

   ¡Oh dulce Jesús! No me espanto que os quejéis de este desamparo, cuando también os veo desamparado en este mundo. Unas naciones no quieren recibir vuestra Fe, otras la dejan con descaro y escándalo, y otras, aunque reciben vuestra ley, omiten su cumplimiento: unos en fin desamparan a otros, desamparándoos en cada uno de vuestros pequeñuelos. ¡Oh! Padre Eterno: no desamparéis así a vuestro Hijo; y pues también lo ha trabajado en su Pasión, haced que sea de todos conocido y adorado por ella. Oh Maestro dulcísimo, no me desampares con demasía; y cuando desfalleciere mi virtud, no me abandone tu gracia. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA SÉPTIMO – 30 DE ABRIL

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

CONSIDERACIÓN: LA SED DE JESÚS EN LA CRUZ POR LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS

   Considera, alma, esta palabra que salió de los labios del Señor en el árbol santo de la Cruz: «Mi virtud se sacó como una teja, y mi lengua se pegó al paladar, llegué a estar como polvo al punto de perecer»: ¡oh valeroso Sansón!, que después de matar los filisteos infernales con la quijada de un jumento, cual es el hombre a quien redimiste, tenéis mortal sed; pedid a vuestro Padre que de esa Cruz en que vencéis a vuestros enemigos, saque una fuente de agua, con que se apague vuestra sed. ¡Oh piedra viva, y pedernal de fuego amoroso, pues estáis herido con la vara de la Cruz, brotad como la piedra que hirió Moisés, una fuente de agua, con que refresquéis vuestra afligida lengua! Mas yo veo, Señor, que vuestra caridad no requiere sino brotar arroyos de Sangre para lavar nuestras culpas, porque su refrigerio es padecer por librarnos de ellas.

   Oh alma mía, mira que tu Señor pendiente de este madero está diciendo que tiene sed: sed de que seas obediente, paciente, humilde y caritativo: dale de beber lo que te pide para aliviar su trabajo: ¡Oh, y qué excelentísimas virtudes se descubren en esta sed que le aflige! Ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual deseó cumplir la voluntad de Dios en todas las cosas, sin dejar una jota, una tilde, ni cosa alguna por penosa que fuese; y como sabía que era voluntad del Padre que en su sed le diesen vinagre, no quiso dejar de cumplirla. Ella es una sed entrañable de padecer por amor nuestro; porque, por mucho que había padecido, deseaba padecer mucho más; y sin duda lo padeciera, si esta fuera voluntad de su Padre. ¡Oh Redentor mío!, confuso estoy de mí mismo; por que la sed que yo tengo no es de padecer dolores, sino de tener muchos regalos: quitad de mí tan penosa sed, y trocadla en otra sed como la vuestra. La sed que padece es también de la salvación de las almas que con su Pasión redimía, deseando que su Sangre aprovechase a todos y que todos sirviesen a su Padre, y le diesen la gloria y culto debido como a Dios; porque siempre el celo ardiente de la casa de Dios le comía las entrañas, que con mayores ansias padeció en la Cruz. Salvador mío, concédeme vivas ansias de obedecer a Dios, de padecer por Dios, y de que muchos sirvan a Dios: tomad, dulce Jesús, el vaso de mi corazón, en el cual Os ofrezco desde ahora al pie de este sacrosanto leño los más fervientes deseos de serviros. Bebed lo que deseas, ocultándome en vuestras entrañas de modo que nunca salga de ellas. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA OCTAVO – 1 DE MAYO

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ COMO CONSUMACIÓN

   Alma mía, levanta los ojos hacia ese madero santo, pon tu atención con Jesús en todos los trabajos y tormentos que su Padre Eterno quiso que padeciese desde el instante de su Encarnación hasta el punto en que estaba, que era el fin de su Pasión y de su vida; pasando por la memoria los trabajos de su nacimiento y circuncisión, los de su destierro a Egipto, los de su predicación por Judea y Galilea, y últimamente los de su crucifixión, y viendo cómo todos estaban cumplidos sin faltar alguno, se consoló grandemente de ver que hubiese llegado el fin de sus trabajos tan a gusto de su Eterno Padre. Así es que lleno de reconocimiento y de gratitud exclama: «Acabado está todo».

    ¡Ah! Esta misma proporcionalmente será la voz que yo oiga en la hora de mi muerte cuando venga a juzgarme, pues para mí todo está acabado en aquel terrible instante. Entonces es ya acabado el mundo y su gloria vana, ya es acabado el tiempo de merecer y desmerecer, y ya son acabados los deleites de los malos y los trabajos de los buenos: ya es acabado el reino del demonio para tentar y engañar de nuevo a los hombres: ¿y con esta consideración no me resolveré a vivir de tal manera que pueda decir con San Pablo: «He consumado y acabado mi carrera y en ella he guardado la fe y lealtad que debía a Dios sin desfallecer en ella»? Oh Juez supremo de los hombres, cuya justicia será tan cumplida y consumada como lo ha sido tu misericordia: completa ahora en mí llenándome de gracia y de merecimientos, para que después cumplas en mí tu justicia, dándome la corona de ellos en tu gloria. Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

DÍA NOVENO – 2 DE MAYO

Por la señal...

Acto de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, SANTUARIO EN LA HORA DE LA MUERTE

   Considera, alma, al que expira entre los brazos de la Cruz para volver a entrar para siempre en el seno de su Padre. Mira a Jesús cómo se ofrece de nuevo en cáliz de víctima a su Padre, encomienda su alma entre sus manos, inclina la cabeza en señal de sumisión, y no espera sino el momento que debe terminar su muy triste y dolorosa carrera. ¡Ah! Astros del Cielo, negad vuestra luz a la tierra. Sol, eclípsate y oculta sus resplandores a vista del Sol de justicia cubierto con las sombras de la muerte. Tierra, estremécete y haz que tiemblen tus fundamentos. Velo del templo, rásgate y hazte mil pedazos; y tú, toda la naturaleza, entra en la desolación, y cúbrete de horror al ver padecer y morir a tu autor en medio de los más crueles tormentos.

   Cruz Santa, Cruz bendita, alienta mi voz para que en el medio de las tinieblas que cubrieron este día, pueda yo levantar la voz, y dirigiéndome a ti, hable así a mi Señor: «Oh Jesús crucificado, por mi salud sacrificado a la divina justicia y hecho víctima de nuestras culpas, os veo tal como estuvisteis sobre el Calvario, tenéis vuestra cabeza inclinada para darnos en vuestra muerte un beso de paz: vuestros brazos extendidos para convidar a todos los pecadores a que vengan a Vos: vuestro Corazón abierto para recibirnos en el seno de vuestra misericordia, y vuestro sagrado Cuerpo ensangrentado y hecho mil pedazos para salvar nuestras almas. Vuestro espíritu lo encomendáis en las manos del Padre, para significar que sólo en tales manos y no en otras puede estar seguro. Estas manos criaron nuestro espíritu y en ellas nos tiene escritos para no olvidarse de nosotros. ¡Oh alma mía! Arrójate en las manos de tu Padre, en quien está tu suerte; pues que de ellas depende nuestra salvación: si en ellas te tiene escrito, no te borrará del libro de la vida. Oh dulce Jesús; así como Vos encomendáis vuestro espíritu en manos de vuestro Padre, así yo encomiendo el mío en las vuestras: sí, en esas que tenéis extendidas en la Cruz para abrazar a los pecadores que se acogiesen a ellas: Allí tenéis a vuestros escogidos escritos con vuestra Sangre y asidos con vuestra fortaleza, de modo que ninguno podrá sacarlos de ellas. En las mías no está seguro mi espíritu, porque son muy flacas; yo lo entrego en las vuestras que son muy fuertes; y pues con ellas le habéis redimido, haced que por ellas sea glorificado. Acordaos pues de mí ahora y en la hora de mi muerte, limpiando mi alma de toda mancha de pecado, de modo que satanás no pueda prevalecer contra ella, y enviadme vuestro Santo Ángel para que me defienda, tanto que cuando sea suelta de su cuerpo, merezca ser colocada en vuestra gloria. A vuestra Cruz llego con esta confianza: ella es mi reclinatorio y santuario; este sagrado me valga, Jesús mío, para que aprendiendo en ella todas las lecciones que me has dado, mi gloria, mi consuelo y mi amparo no sea otro que la Cruz de mi Señor Jesucristo, por cuya gracia espero vivir crucificado para el mundo, y crucificar al mundo para mí». Amén.

—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.

—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.

 

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