Novena
impresa en Lima por Justo Montoya en el año 1856, con las debidas licencias.
Puede rezarse en cualquier momento del año, y particularmente en preparación a
las fiestas de la Santa Cruz:
—3 de Mayo (Invención
por Santa Elena).
—17 de Julio (Victoria
de la Santa Cruz en las Navas de Tolosa).
—14 de Septiembre (Exaltación
de la Santa Cruz).
NOVENA
EN HONOR DE LA SANTA CRUZ
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Único Dios
y Señor mío, creo
firmemente estar delante de tu infinita Majestad, en cuya adorable presencia
tiemblan y se postran humildes todos los Ángeles y Potestades del Cielo, y por
tanto también yo vuestra miserable criatura, anonadado aquí delante de Ti, te
adoro y reconozco por único Dios y Señor mío; por único Criador, Conservador y
Redentor mío. Así te rindo todas las gracias que puedo con todo mi corazón, con
toda mi alma, por los innumerables beneficios que me has hecho hasta ahora con
tanta liberalidad y amor. Sumamente me pesa, ¡oh Padre de misericordias!, de haberos correspondido tan mal con tan graves y
tan repetidas culpas, teniendo sólo presente para confusión mía, que han sido
ofensas contra Ti, que eres bondad infinita: propongo firmemente desde este
instante nunca ofenderte en lo futuro, mediante el auxilio de tu divina Gracia,
y primero morir que quebrantar tu santa Ley. Ruégote me concedas tu Santo
Espíritu para poder meditar aquí en tu presencia, con fruto de mi alma y gloria
tuya, en los misteriosos bienes que contiene y encierra la Cruz preciosa en que
murió tu Unigénito Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN
Señor mío
Jesucristo, dame
tu gracia y concédenos cuanto tienes prometido a los que hacen memoria de tu
Pasión y Muerte de Cruz, os lo pedimos por tu Santísima Madre, por cuya
poderosa medianera espero conseguir todo lo que deseo y pido para alivio y bien
de mi pobre alma. Amén.
SALUTACIÓN
A LA CRUZ
Oh Cruz
santa y preciosa, altar
de propiciación, fuente de todas las gracias, árbol de la vida y monumento eterno
de las misericordias divinas: tú eres la que has llevado este sagrado depósito,
la que has recibido en tus brazos al Santo de los Santos, y la que has sido
rociada con esta Sangre adorable: ¡Ah! ¿Por cuántos
títulos no mereces el homenaje de mi respeto y de mi veneración? Ojalá que fueses siempre grabada en mi corazón, y
que obrases en él los prodigios de aquella gracia que está depositada en ti.
℣.
Esta señal de
Cruz habrá en el cielo.
℟.
Cuando venga
el Señor a juzgarnos.
Adórote
Cruz bendita, deseada
y amada de mi Señor Jesucristo, buscada y hallada en sus brazos, en sus
espaldas cargada, con su preciosísima sangre bañada, de mi Señora la Virgen
María acompañada, de las criaturas venerada, de la gloriosa Santa Elena buscada
y hallada: por ti, ¡oh Cruz Santísima!, el mundo fue redimido, el
infernal enemigo vencido, la misma muerte dominada, y contigo el Cielo fue
comprado: suplico al Señor que en ti murió y fue crucificado, por la hiel y
vinagre que en ti gustó, por las siete palabras que en ti habló, por las cinco
llagas que en ti recibió, por las agonías, afrentas y tormentos que en ti
sufrió, por la muerte cruelísima que en ti padeció, por los dolores y angustias
que mi Señora la Virgen María a tus pies sintió, te suplico me alcances una
humildad profunda y un espíritu obediente, para que muriendo con Jesucristo,
logre también resucitar con Él por toda la eternidad. Amén.
—Un Padre
nuestro y Ave María gloriado a Santa Elena, dándole las gracias por habernos
descubierto este madero santo, seguido por la siguiente oración:
Oh Señor
mío Jesucristo, que
te dignaste revelar a Santa Elena el lugar donde se ocultaba tu Cruz, para
enriquecer por ella a tu Iglesia con este precioso tesoro, concédenos por su
intercesión, que, por el precio de este vital leño, consigamos los premios de
la vida eterna. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu
Santo, y eres Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO – 24 DE ABRIL
CONSIDERACIÓN: CÓMO JESÚS RECIBIÓ LA CRUZ EN QUE HABÍA DE MORIR.
Considera cómo pronunciado ya el decreto de
muerte contra el Santo de los Santos, ya estaba preparada la Cruz, que había de
ser el instrumento de su Pasión: mira a Jesús como lo apercibe, se postra
delante de ella, la recibe y se dispone para llevarla. ¡Oh Cruz santa! ¡Oh Cruz preciosa! La
había esperado y deseado el Redentor, y aun suspirado por ella ardientemente
desde el primer momento de su vida. Se la carga sobre sus espaldas, y toma el
camino del Calvario para consumar allí su sacrificio. ¡Oh dolor! ¡Oh espectáculo que aflige al
Cielo, y al que sin embargo la tierra se manifiesta insensible!
¡Oh almas cristianas! redimidas por la Sangre de
un Dios, venid, unámonos de concierto, consideremos a nuestro Rey, con aquella
diadema sangrienta con que le han coronado nuestras culpas; veámosle
desfallecer bajo el formidable peso de la Cruz que está cargando. ¿Más seremos insensibles
al dolor que le causamos? ¿No procuraremos aliviarle sus tormentos? Ya veo a este inocente Isaac cargado con la leña
de su sacrificio, conducido o arrastrado más bien hasta el lugar de su
tormento. ¡Qué
triste y dolorosa carrera para el Salvador! Debilitado, falto de
Sangre y de fuerzas apenas puede sostenerse: cada paso que da es señalado por
una caída: no hay lugar que no quede teñido con alguna gota de la corta porción
de Sangre que ha quedado de sus venas: el sumo abatimiento a que se le ha reducido
no sirve sino de exasperar el furor de sus enemigos. Permitidme que os acompañe, ¡oh adorable Salvador mío!, y que
durante vuestro viaje al Calvario os manifieste los sentimientos de mi corazón. Amén.
—Aquí se alienta la confianza y se pide la gracia o favor que se
desee recibir, y se hace este acto de caridad:
Dios mío,
Salvador mío, Redentor mío, esperanza
mía, vida mía, y todas mis cosas. ¿Cómo podría yo no amaros? Sí, yo os amo, o a
lo menos deseo amaros de todo mi corazón; haced que os ame únicamente por Vos
mismo, y que os ame más que a todas las cosas, que no quiera a otra cosa que, a
Vos, que os ame con el mismo amor con que Vos me habéis amado, que os ame sobre
la Cruz, como os aman los Santos del Cielo, y que os ame toda mi vida en la
tierra, para amaros después más perfectamente en la eternidad.
GOZOS
EN HONOR A LA SANTA CRUZ
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Única
esperanza
De
nuestro consuelo,
Que
a todo el cielo
Con
firmeza afianza,
Por
ti solo alcanza
El
cristiano luz.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Tú
eres el honor,
La
gloria del mundo,
Y
árbol, que fecundo
Te
hizo el Salvador:
A
ti todo loor,
Toda
gratitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Oh
árbol Sacrosanto,
El
más excelente,
Donde
está pendiente
El
que es Santo, Santo,
Tu
fruto, por tanto
Es
nuestra salud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
A
ti, Cruz bendita,
El
género humano
Adora,
cristiano,
Contempla
y medita:
Gracia
solicita
De
tu plenitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Salve,
vital leño,
Que
a todos das vida,
Por
quien fue vencida
La
muerte y su sueño,
Vos
sois el diseño
De
toda virtud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Oh
Cruz, cuyos brazos
Amor
nos pregonan,
Y
el alma aprisionan
Con
sus dulces lazos,
Liberta
mis pasos
De
la esclavitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Oh
Cruz adorable,
Cruz
llena de gloria,
De
misericordia
Fuente
inagotable,
Hazme
inseparable
De
la rectitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Cordero
inocente,
Tú
que padeciste
Y
morir quisiste
Por
ser obediente,
Haz
que penitente
Me
goce en la Cruz.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Oh
Cruz, todo honor,
Cruz,
todo consuelo,
Cruz,
que por modelo
Nos
das al Redentor,
Haz
que sea tu amor
Mi
solicitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
Señal
que se ostenta
Y
ha de aparecer
En
el día que ha de ser
Amargo
y de cuenta,
Haz
mi alma sedienta
De
la beatitud.
Bendigamos,
almas,
A
nuestro Jesús,
Y
adoremos todos
A
la Santa Cruz.
ORACIÓN
¡Oh buen
Jesús!, único
amor y bien de mi alma: por aquellos dolores que padeciste en la Santísima
Cruz, y señaladamente por aquella acerbísima amargura que sentiste cuando se
arrancó vuestra preciosísima alma de vuestro cuerpo santísimo; os ruego Señor, tengáis misericordia de mi alma, y cuando salga
de mi cuerpo, os suplico la llevéis a la gloria a gozar de vuestra presencia
por toda la eternidad.
Amén.
SÚPLICA
FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Santísima
Cruz! ¡Oh inocente
y piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor!
¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo
derramada! ¡Oh muerte de Cristo amarga! ¡Oh majestad de Dios digna de ser reverenciada!
Ayúdame, Señor, a alcanzar la vida eterna a la hora de mi muerte. Amén.
ALABANZAS
DE SAN JUAN CRISÓSTOMO A LA SANTA CRUZ
¡Oh Cruz!, Esperanza de
los cristianos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Resurrección
de los muertos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Guía de los
ciegos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Camino de
los desesperados. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Báculo de
los cojos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consuelo de
los pobres. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Freno de los
ricos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Destrucción
de los soberbios. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pena de los
que viven mal. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Triunfo
contra los demonios. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Vencedora
del diablo. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pedagoga de
los jóvenes.
Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Sustento de
los necesitados. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Esperanza de
los aburridos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gobernadora
de los navegantes. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Puerto de
los que peligran. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Muro de los
obsesos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Madre de los
huérfanos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Defensora de
las viudas. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consejera de
los justos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consuelo de
los atribulados. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Guarda de
los niños. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Cabeza de
los varones. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fin de los
ancianos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Luz de los
que se sientan en las tinieblas. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Grandeza de
los reyes. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Escudo
perpetuo. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Sabiduría de
los necios. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Libertad de
los esclavos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Filosofía de
los emperadores. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Ley de los
impíos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pregón de
los Profetas. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Anuncio de
los Apóstoles. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gloria de
los Mártires. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Abstinencia
de los Monjes. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Castidad de
las Vírgenes. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gozo de los
Sacerdotes. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fundamento
de la Iglesia. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Cautela de
la redondez de la tierra. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Repulsa de
ídolos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Destrucción
de sus templos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Escándalo de
los judíos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Perdición de
los impíos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Virtud de
los inválidos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Medida de
los enfermos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Limpieza de
los leprosos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Descanso de
los paralíticos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pan de los hambrientos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fuente de
los sedientos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Protección
de los desnudos. Por
ti me reciba, quien por ti me redimió.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 25 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, ALTAR DEL SACRIFICIO PERFECTO
Considera,
alma, cómo
llegando el Salvador al lugar donde había de cumplirse la más cruel sentencia,
la Cruz es para Jesucristo, como dice el Padre San Agustín, «un altar en donde se sacrifica por nosotros, y como el
Sacrificio no se consuma sino por la muerte de la víctima, era necesario que
Jesucristo consumase el suyo por su muerte».
¿Y qué holocausto más completo, ni más perfecto que el de
Jesucristo sobre la Cruz? Sacrifica
todo lo que tiene y todo lo que es: sacrifica su libertad reduciéndose a la
condición de un siervo, su honor por los oprobios de que está cubierto, sus
bienes por la desnudez que padece, su cuerpo por los vivos dolores que sufre,
su corazón por las amarguras interiores de que está inundado, y finalmente su
vida, por la muerte más cruel. Sacrificador y víctima se ofrece a Sí mismo a su
Eterno Padre. ¡Oh
prueba admirable de su amor! Sacerdote
según el orden de Melquisedec, cuyo sacerdocio es eterno; sacerdote del Altísimo,
que ofrece no víctimas extrañas, sino su propio Cuerpo, no la sangre de los
animales, sino la Sangre del Cordero inmaculado; sacerdote Santo que descendió
de los Cielos, y ha consumado la grande obra de nuestra santificación por la
única oblación de Sí mismo. La Cruz pues vino a ser como el altar de todo el
mundo: por la sangre de esta Víctima por excelencia fue expiada la culpa,
domada la muerte, desarmado el Infierno y abierto aquel santuario divino en el
que podemos entrar fácilmente si seguimos a nuestro sacrificador: la Cruz es el
camino, Jesucristo nuestro conductor, y el Cielo el término a que debemos
aspirar. Salgamos pues al campo, unámonos por la fe a este sacrificador
divino, llevemos con Él la ignominia de la Cruz, y hagámonos uno con él. Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO
– 26 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, CÁTEDRA DE LAS BIENAVENTURANZAS
Considera
a la Cruz como
la cátedra donde Jesucristo nos instruye: y en efecto, ¿En dónde este divino Salvador nos ha
enseñado tan plena y eficazmente como en la Cruz? ¿En dónde nos ha manifestado
de una manera tan sensible y admirable las verdades fundamentales, las verdades
evangélicas, las verdades de la mortificación, en una palabra, las verdades de
nuestra salud? La grandeza de un Dios, que no puede ser dignamente
adorada sino por un Dios; el rigor de su justicia, que no puede ser aplacado
sino por una víctima divina; la enormidad del pecado, que pedía una tal
víctima, y la excelencia de nuestras almas, que no podían ser redimidas sino a
tanto precio. ¿No
son todas estas unas verdades luminosas, que salen del seno de la Cruz? ¿No fue
en la Cruz, en donde más eficazmente que en la montaña, nos manifestó estas máximas
grandes y sublimes de la pobreza de espíritu, hallándose desnudo; de la
mansedumbre, por ser el mismo carácter del Cordero divino, que se ha dejado
degollar sin quejarse; del llanto y la persecución para ser semejantes al Santo
de los Santos, que ha sufrido persecuciones y ultrajes? ¿Quién sino el Espíritu
de la Cruz, puede darnos una inteligencia de sí mismo, para ir en pos del
Salvador, y de todo lo que posee para saber ser discípulo? ¿Qué cosa no nos
dirá la Cruz, cuando el que descansa en aquella dura cama, lleno de dolores y
tormentos, abre su divina boca para pedir perdón por sus enemigos? Abre, ¡oh alma mía!, tus
oídos para oír, pues tu celestial Maestro abre su boca en la cátedra de la Cruz
para hablar: No la abre para pedir fuego que los abrase como Elias, ni para
echarles su maldición como Noé y Eliseo a los que le escarnecían, sino para
rogar a su Eterno Padre que les perdonase el pecado que cometían crucificándole
y escarneciéndole, doliéndose más del daño que les venía por esta culpa, que de
los tormentos e injurias que de ellos recibía. ¡Oh lección toda de amor! ¡Quién pudiera
estudiarla desde este punto!
Vos, Señor, me decís: «Miradme pendiente de esta Cruz, consideradme, pero imitadme
después y obrad, escuchad mi palabra, pero sobre todo seguid mi ejemplo: yo
ruego, rogad vosotros conmigo; yo padezco, padeced conmigo; yo perdono,
perdonad como yo y por mi amor». Concededme, Señor tal
caridad como esta, para que yo también ame a mis enemigos y ore por los que me
persiguen y os persiguen. Perdonad a todos, ¡oh Padre de misericordias!, para
que todos gocen de ellas. Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO – 27 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ,
TRIBUNAL DE DIOS
Considera
a la Cruz como
el Tribunal Supremo en donde juzgará y sentenciará el Salvador a todo el
universo. Es este trono de justicia y tribunal tan espantoso en donde, ¡oh Jesús mío!, pronunciáis tantos decretos, y en donde
comenzareis a ejercer vuestros formidables juicios en el momento de vuestra
muerte, cuando de dos criminales que teníais a vuestro lado, salvasteis al uno
en virtud de una gracia inefable, y condenasteis al otro usando del rigor de
vuestra justicia.
Desde esta Cruz será, ¡oh Dios mío!, donde me juzgareis algún día, llamareis a juicio
contra mí aquellas mismas gracias que me habéis concedido por los méritos de
esta Cruz: me haréis presente la obligación que me imponía de seguiros, de
llevar mi Cruz, de morir a mí mismo, y de llegar a ser copia viva del gran
modelo que me proponías. Si en aquel momento halláis en mí una conformidad santa
con Vos clavado en un madero, ejerceréis conmigo un juicio de misericordia, y daréis
a mi favor una sentencia de vida como la que disteis al ladrón: «Hoy serás conmigo en el Paraíso». Pero si no fuese conforme
a Vos, ¡oh
Dios mío!, no tengo que esperar sino una sentencia de muerte. ¡Ah! Cuál sería entonces mi desdicha, si en Aquel que
no deseaba sino ser mi Padre, no encontrase yo sino un Juez terrible; si en el
que debía ser mi Salvador, no hallase yo sino un Dios lleno de venganza, y si
aquella misma Cruz que según los designios de Dios debía ser el instrumento de
mi salud, por el abuso que yo haya hecho de ella, llegue a ser el título de mi
condenación. Oh Salvador del mundo, en cuyas manos elevadas en la Cruz está la
llave de David, con la cual abrís y ninguno cierra, cerráis y ninguno abre: abridme las puertas del Cielo, que mis pecados cerraron, y
cerradme las del Infierno, que ellos abrieron, para que en el día de mi muerte
pueda como el buen ladrón entrar con Vos en el Paraíso. Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO – 28 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, ESPEJO Y COMPENDIO DEL EVANGELIO
Considera a la Cruz como el gran libro que
debes leer continuamente, y el espejo el que debes consultar: porque nada hay
que ella no te enseñe. Sí, Redentor mío, así como vuestro Evangelio es una
expresión fiel de la Cruz, así la Cruz es un compendio fiel de todo el
Evangelio. Sí, aquí contemplo vuestro amor y la autoridad que me mostráis en
medio de tantos desprecios y dolores, atiendo a las obras de piedad y
misericordia, y a las obligaciones de vuestro oficio, como si no estuvierais
padeciendo. Ya rogáis por vuestros enemigos, como Sumo Sacerdote. Ya prometéis
el Paraíso como Redentor, y ya miráis por tu Madre como Hijo, y por tu
discípulo como Maestro.
Pondera, alma, estas lecciones que dicta
Jesús en el libro de la Cruz: «Mujer, ves ahí a tu
hijo», como
quien dice, «no
me olvido de ti, ni de la obligación que tengo como hijo, ves aquí al que
concebiste por el Espíritu Santo y pariste sin dolor, al que reclinaste en un
pesebre en medio de dos animales, y le diste leche con tus pechos: al que
trajiste en tus brazos recreándote en mirarle y regalarle, vedlo aquí puesto en
los brazos de una terrible Cruz, y en medio de dos ladrones todo desfigurado y
desangrado. Mira si me conoces por hijo, y si me mandas algo como Madre; y pues
callas y no me dices nada, en mi lugar te dejo a mi discípulo». ¡Oh Jesús mío!
¡Oh crucificado mío! Gracias te
doy, dulcísimo Padre mío, por haber encargado a tu Madre que nos tome por
hijos, haciéndonos con esto tus hermanos. Oh Virgen benditísima, desde ahora os
diré confiadamente: Veis aquí, Señora, a vuestro hijo, acordaos de que os mandó
vuestro Unigénito que me tomases por hijo adoptivo, reconocedme por tal y mirad
por mi remedio. Y vos, ¡oh glorioso San Juan Evangelista!, suplicad a
vuestro dulce Maestro me dé el espíritu de hijo, que os dio para con su Madre,
para que la sirva yo como vos la servisteis, En fin, ¡oh Salvador mío! Pues tan
liberal os mostráis en la Cruz, que dais vuestro Paraíso al ladrón, y vuestra
Madre al discípulo que os ama, usad conmigo de esta
liberalidad, dándome en esta vida devoción cordial con vuestra Madre, por cuyo
medio espero hallar entrada en el Paraíso, donde reine con Vos y con Ella por
todos los siglos.
Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO
– 29 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, LUGAR DE ORACIÓN
Considera, alma, a la Cruz Santísima como
un lugar de oración. Mira cómo habiendo cumplido en ella Jesús todos los
oficios de piedad, caridad y ternura para con los hombres, quiso en aquellas
tres horas de tinieblas que sucedieron, ocuparse totalmente en orar, aplicando
su oración por todos los fieles, que tenía presentes, de los cuales eras tú
uno, ¡Oh
Salvador adorable! ¡Víctima inocente!, qué multitud de objetos
diferentes no se presentan aquí a vuestra vista. Los pecados, que los hombres
han cometido en todos los tiempos, vienen como de tropel a colocarse al pie de
vuestra Cruz, para ser lavados en vuestra Sangre preciosa, y todos los pecadores,
que han existido y existirán en adelante, están presentes a vuestra vista y a
vuestro Corazón. Concebís todo el horror de sus culpas, lleváis todo su peso, bebéis
toda su amargura, os sacrificáis por ellos y por su salud, sufrís solo por
librarlos de los tormentos eternos, y morís por darles la vida. ¡Qué sentimiento
no se excitaría en vuestro adorable Corazón cuando discurriendo por todos los
siglos, se os presentaban por una parte tantas almas que abrazaban la Cruz con
Vos y por Vos, y por otra tantas que la detestaban y maldecían profanando el
fruto precioso de vuestra Pasión! ¡Qué congoja al ver que os desamparo, apartándome
de vuestra voluntad por cumplir la mía: que aun vuestros discípulos os dejan,
el pueblo Hebreo y millares de hombres dejan la Fe, atropellan vuestros
Sacramentos y desechan los frutos que de vuestra Cruz podían sacar!
¡Oh dulce
Jesús! No
me espanto que os quejéis de este desamparo, cuando también os veo desamparado
en este mundo. Unas naciones no quieren recibir vuestra Fe, otras la dejan con
descaro y escándalo, y otras, aunque reciben vuestra ley, omiten su
cumplimiento: unos en fin desamparan a otros, desamparándoos en cada uno de
vuestros pequeñuelos. ¡Oh! Padre
Eterno: no desamparéis así a vuestro Hijo; y pues también lo ha trabajado en su
Pasión, haced que sea de todos conocido y adorado por ella. Oh Maestro dulcísimo, no me desampares con demasía; y cuando
desfalleciere mi virtud, no me abandone tu gracia. Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 30 DE ABRIL
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA SED DE JESÚS EN LA CRUZ POR LA SALVACIÓN
DE LAS ALMAS
Considera, alma, esta palabra que salió de
los labios del Señor en el árbol santo de la Cruz: «Mi virtud se sacó como una teja, y mi lengua se pegó al
paladar, llegué a estar como polvo al punto de perecer»: ¡oh valeroso Sansón!, que después de matar los filisteos infernales con
la quijada de un jumento, cual es el hombre a quien redimiste, tenéis mortal
sed; pedid a vuestro Padre que de esa Cruz en que vencéis a vuestros enemigos,
saque una fuente de agua, con que se apague vuestra sed. ¡Oh piedra viva, y pedernal de fuego
amoroso, pues estáis herido con la vara de la Cruz, brotad como la piedra que
hirió Moisés, una fuente de agua, con que refresquéis vuestra afligida lengua!
Mas yo veo, Señor, que vuestra caridad no requiere sino brotar arroyos de
Sangre para lavar nuestras culpas, porque su refrigerio es padecer por
librarnos de ellas.
Oh alma mía, mira que tu Señor
pendiente de este madero está diciendo que tiene sed: sed de que seas
obediente, paciente, humilde y caritativo: dale de beber lo que te pide para
aliviar su trabajo: ¡Oh, y qué excelentísimas virtudes se descubren en esta sed que le
aflige! Ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual deseó
cumplir la voluntad de Dios en todas las cosas, sin dejar una jota, una tilde,
ni cosa alguna por penosa que fuese; y como sabía que era voluntad del Padre
que en su sed le diesen vinagre, no quiso dejar de cumplirla. Ella es una sed
entrañable de padecer por amor nuestro; porque, por mucho que había padecido,
deseaba padecer mucho más; y sin duda lo padeciera, si esta fuera voluntad de
su Padre. ¡Oh
Redentor mío!, confuso estoy de
mí mismo; por que la sed que yo tengo no es de padecer dolores, sino de tener
muchos regalos: quitad de mí tan penosa sed, y trocadla en otra sed como la
vuestra. La sed que padece es también de la salvación de las almas que con su
Pasión redimía, deseando que su Sangre aprovechase a todos y que todos
sirviesen a su Padre, y le diesen la gloria y culto debido como a Dios; porque
siempre el celo ardiente de la casa de Dios le comía las entrañas, que con
mayores ansias padeció en la Cruz. Salvador mío, concédeme vivas ansias de
obedecer a Dios, de padecer por Dios, y de que muchos sirvan a Dios: tomad, dulce Jesús, el vaso de mi corazón, en el cual Os ofrezco
desde ahora al pie de este sacrosanto leño los más fervientes deseos de
serviros. Bebed lo que deseas, ocultándome en vuestras entrañas de modo que
nunca salga de ellas.
Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO – 1 DE MAYO
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ COMO CONSUMACIÓN
Alma mía, levanta los ojos hacia ese
madero santo, pon tu atención con Jesús en todos los trabajos y tormentos que
su Padre Eterno quiso que padeciese desde el instante de su Encarnación hasta
el punto en que estaba, que era el fin de su Pasión y de su vida; pasando por
la memoria los trabajos de su nacimiento y circuncisión, los de su destierro a
Egipto, los de su predicación por Judea y Galilea, y últimamente los de su
crucifixión, y viendo cómo todos estaban cumplidos sin faltar alguno, se
consoló grandemente de ver que hubiese llegado el fin de sus trabajos tan a
gusto de su Eterno Padre. Así es que lleno de reconocimiento y de gratitud
exclama: «Acabado está todo».
¡Ah! Esta
misma proporcionalmente será la voz que yo oiga en la hora de mi muerte cuando
venga a juzgarme, pues para mí todo está acabado en aquel terrible instante.
Entonces es ya acabado el mundo y su gloria vana, ya es acabado el tiempo de
merecer y desmerecer, y ya son acabados los deleites de los malos y los
trabajos de los buenos: ya es acabado el reino del demonio para tentar y
engañar de nuevo a los hombres: ¿y con esta consideración no me resolveré a vivir de tal
manera que pueda decir con San Pablo: «He
consumado y acabado mi carrera y en ella he guardado la fe y lealtad que debía
a Dios sin desfallecer en ella»? Oh Juez supremo de los hombres, cuya justicia
será tan cumplida y consumada como lo ha sido tu misericordia: completa ahora en mí llenándome de gracia y de merecimientos,
para que después cumplas en mí tu justicia, dándome la corona de ellos en tu
gloria. Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO – 2 DE MAYO
Por
la señal...
Acto
de Contrición, Oración inicial y Salutación a la Santa Cruz.
CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, SANTUARIO EN LA HORA DE LA MUERTE
Considera, alma, al que expira entre los
brazos de la Cruz para volver a entrar para siempre en el seno de su Padre.
Mira a Jesús cómo se ofrece de nuevo en cáliz de víctima a su Padre, encomienda
su alma entre sus manos, inclina la cabeza en señal de sumisión, y no espera
sino el momento que debe terminar su muy triste y dolorosa carrera. ¡Ah! Astros del Cielo, negad vuestra luz a la tierra.
Sol, eclípsate y oculta sus resplandores a vista del Sol de justicia cubierto
con las sombras de la muerte. Tierra, estremécete y haz que tiemblen tus
fundamentos. Velo del templo, rásgate y hazte mil pedazos; y tú, toda la
naturaleza, entra en la desolación, y cúbrete de horror al ver padecer y morir
a tu autor en medio de los más crueles tormentos.
Cruz
Santa, Cruz
bendita, alienta mi voz para que en el medio de las tinieblas que cubrieron
este día, pueda yo levantar la voz, y dirigiéndome a ti, hable así a mi Señor: «Oh Jesús crucificado,
por mi salud sacrificado a la divina justicia y hecho víctima de nuestras
culpas, os veo tal como estuvisteis sobre el Calvario, tenéis vuestra cabeza
inclinada para darnos en vuestra muerte un beso de paz: vuestros brazos
extendidos para convidar a todos los pecadores a que vengan a Vos: vuestro
Corazón abierto para recibirnos en el seno de vuestra misericordia, y vuestro
sagrado Cuerpo ensangrentado y hecho mil pedazos para salvar nuestras almas.
Vuestro espíritu lo encomendáis en las manos del Padre, para significar que
sólo en tales manos y no en otras puede estar seguro. Estas manos criaron
nuestro espíritu y en ellas nos tiene escritos para no olvidarse de nosotros.
¡Oh alma mía! Arrójate en las manos de tu Padre, en quien está tu suerte; pues
que de ellas depende nuestra salvación: si en ellas te tiene escrito, no te
borrará del libro de la vida. Oh dulce Jesús; así como Vos encomendáis vuestro
espíritu en manos de vuestro Padre, así yo encomiendo el mío en las vuestras:
sí, en esas que tenéis extendidas en la Cruz para abrazar a los pecadores que
se acogiesen a ellas: Allí tenéis a vuestros escogidos escritos con vuestra
Sangre y asidos con vuestra fortaleza, de modo que ninguno podrá sacarlos de
ellas. En las mías no está seguro mi espíritu, porque son muy flacas; yo lo
entrego en las vuestras que son muy fuertes; y pues con ellas le habéis
redimido, haced que por ellas sea glorificado. Acordaos pues de mí ahora y en
la hora de mi muerte, limpiando mi alma de toda mancha de pecado, de modo que
satanás no pueda prevalecer contra ella, y enviadme vuestro Santo Ángel para
que me defienda, tanto que cuando sea suelta de su cuerpo, merezca ser colocada
en vuestra gloria. A vuestra Cruz llego con esta confianza: ella es mi
reclinatorio y santuario; este sagrado me valga, Jesús mío, para que
aprendiendo en ella todas las lecciones que me has dado, mi gloria, mi consuelo
y mi amparo no sea otro que la Cruz de mi Señor Jesucristo, por cuya gracia
espero vivir crucificado para el mundo, y crucificar al mundo para mí». Amén.
—Se pide la gracia o favor que se desee recibir.
—La Oración y los Gozos se rezarán todos los días.
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