Traducción
y adaptación de la Novena publicada originalmente en Italiano a fines del siglo
XVIII y reimpresa en Florencia, en la tipografía de San Antonino, año 1864. El
Papa Pío VII, mediante rescripto del 27 de Febrero de 1799, confirmado por
rescripto del 9 de Mayo de 1820, se dignó conceder 120 días de Indulgencia por
cada día de la Novena. El Salmo 66 es de la traducción de Mons. Felipe Scío de
San Miguel; y los Gozos son tradicionales, sin autor ni fecha conocidos.
COMENZAMOS: 15 de marzo.
FINALIZAMOS: 23 de marzo.
FESTIVIDAD
VETUS ORDO: 24 de marzo.
INTRODUCCIÓN
Nunca
es demasiada nuestra devoción y el reconocimiento que debemos profesar a Dios
por la obra inefable de su Encarnación. Podía Dios ciertamente comunicar
inmediatamente a María tan grande Misterio, y sin otro Mediador requerirle a la
misma el consenso para la Divina Maternidad. Mas, así
como los Ángeles son destinados por la Divina Providencia como Ministros
especiales de nuestra salvación y, como dice Santo Tomás de Aquino, mediántibus Ángelis
Divína ad hómines pervéniunt [Por medio de los Ángeles, lo divino viene a los hombres]
(Suma Teológica, Parte III, cuestión 30, art. 2º, conclusión); así quiso Dios servirse del Arcángel San Gabriel para
manifestar la máxima de todas las obras de su Omnipotencia, y de su
Misericordia en favor del hombre.
Será
adorar la sapientísima determinación de la Providencia misma obsequiar en los
nueve días precedentes de la Fiesta al Santo Arcángel, y mucho más revelar a
nuestra instrucción las de Su gloria por el saludo hecho, y el Coloquio tenido
con María en el cumplimiento de su misión; y podrá también servirnos de medio
para demostrar en cualquier manera nuestra gratitud a Dios por su excesivo
amor.
Además
de aquellas disposiciones interiores, que son necesarias para encontrar el
gusto de Dios en cualquiera de nuestras acciones, podrá tenerse el siguiente
método para hacer este Ejercicio en honor del Santo Arcángel.
NOVENA EN
HONOR A SAN GABRIEL ARCÁNGEL
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠
enemigos líbranos,
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
OFRECIMIENTO
Te
suplicamos, Señor, que inspires nuestras acciones y nos
ayudes a proseguirlas, para que toda nuestra oración y operación tenga siempre
en Ti su inicio, y por Ti consigamos finalizarla. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Después dirás el Salmo
66:
Dios tenga
misericordia de nosotros, y nos bendiga: *
esclarezca su rostro sobre nosotros, y tenga misericordia de nosotros.
Para que
conozcamos en la tierra tu camino: * en todas
las gentes tu salvación.
Alábente,
oh Dios, los pueblos: * Alábente los pueblos
todos.
Alégrense
y regocíjense las naciones: * por cuanto juzgas
los pueblos en equidad, y diriges las naciones en la tierra.
Alábente,
oh Dios, los pueblos, alábente los pueblos todos:
* la tierra dio su fruto.
Bendíganos
Dios, el Dios nuestro, bendíganos Dios: * y
témanle todos los términos de la tierra.
℣.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
℟.
Como era en el principio, y ahora y siempre, y en
todos los siglos de los siglos. Amén.
A ti, ¡oh Santísima, Benditísima y Gloriosísima Trinidad, un solo
Dios!, sea el Amor, Alabanza,
Honor, Gloria y Acción de gracias, y ten piedad de nosotros. (Tres veces)
DÍA PRIMERO - 15 DE MARZO
Considera
que, si fue ocasión de nuestro daño e instrumento de muerte al género humano un
ángel de las tinieblas para la seducción de Eva, fue
sin embargo destinado por la Divina Misericordia un Ángel de luz para ser
anunciador de nuestra felicidad, y mediador para recuperar la vida: «Enviado fue el
Ángel Gabriel a la Virgen». He
aquí el mayor mérito de San Gabriel Arcángel: aparte
de ser el segundo entre los más nobles Espíritus Bienaventurados, que más
cercanamente asisten al Trono de Dios, él es aquel que por Dios mismo fue
elegido por Ministro para la grande obra de la humana reparación. ¡Oh, cuán grande
es la caridad y el amor de nuestro Dios, el cual Beatísimo en sí mismo, para
compartir también con nosotros su Beatitud, quiere enviar a uno de los
Príncipes de su Corte Celestial para tratar con María un asunto de tanta
importancia, cuál era la Encarnación del Verbo eterno en el seno purísimo de
Ella!
Gloriosísimo
espíritu San Gabriel, contemplo con estupor tu dignidad, y te suplico
presentes a la Augustísima Trinidad mis más vivos agradecimientos por el amor
inmenso que demostraste en la Obra de la inefable Encarnación. Obténme
la gracia de corresponder en el modo posible a este amor, y de meditar de
continuo las Divinas Misericordias en esta vida, para cantar después
eternamente las glorias en la otra.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias.
GOZOS EN HONOR A SAN
GABRIEL ARCÁNGEL
Dios
es Rey del pueblo fiel,
Pues
tal pueblo fiel venero;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Te
puso naturaleza
Sobre
el coro angelical
En
sustancia espiritual
El
nombre de Fortaleza:
Pues
de la mayor alteza,
Sirves
de adorno al dosel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Salve,
Ángel en el Cielo
Por
toda la eternidad,
Pues
por nuestra libertad
Bajaste
un punto en el suelo:
Aplicando
con tu vuelo
Los
suspiros de Israel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Llena
de gracia llamaste
A
la que por gracia vino,
Con
lo cual tu Rey previno,
Un
palacio que admiraste:
Cuando
en él sentado hallaste
Al
señalado a Daniel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
El
Señor quiso exaltarte
Nombrándote
Embajador,
De
la embajada mayor
Que
el Señor Dios pueda darte:
Pues
hiciste de tu parte
El
más exacto papel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Es
tu gloria cual cristal
Por
cuyos divinos poros,
Reciben
la luz los coros
De
la curia angelical:
Pues
del reino celestial
Eres
superior doncel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Contigo
vino en el mundo
Una
hermosísima luz
Que
en el árbol de la Cruz
Nos
dio el fruto más fecundo:
Hazme,
pues, árbol fecundo
Del
espiritual vergel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Bendita
llamó a María
La
estéril que visitó,
Y
Dios le santificó
El
fruto que en sí tenía:
Cumplida
tu profecía
Del
viejo a tu voz infiel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Eres
Arcángel sagrado
Astro
de lo más lúcido,
Y
soldado distinguido
Del
triunfante principado,
Y
el que el bando ha publicado
Para
rendir a Luzbel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Entre
mil Ángeles santos,
Que
servían a María,
Tu
ministerio excedía
A
los oficios de tantos:
Siendo
tus alas los mantos
De
la custodia más fiel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Todas
nuestras peticiones
Penetren,
Gabriel, los cielos,
Bajando
eternos consuelos
En
nuestras tribulaciones:
Y
en todas las tentaciones
Danos
el santo laurel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
La
casada que no tiene
Fruto
de bendición,
Con
su grande protección
Venturosa
ella lo obtiene:
Del
Cielo así le previene
El
gozo como a Isabel;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Dios
es Rey del pueblo fiel,
Pues
tal pueblo fiel venero;
Sé con
Dios mi mensajero,
Arcángel
San Gabriel.
Antífona: Príncipe gloriosísimo San Gabriel Arcángel,
acuérdate de nosotros, y aquí y en todo lugar ruega siempre por nosotros ante
el Hijo de Dios.
℣.
El Ángel del Señor anunció a María.
℟.
Y Ella concibió del Espíritu Santo.
ORACIÓN
Oh Dios, que elegiste al Arcángel
San Gabriel de entre todos los ángeles para anunciar el Misterio de tu
Encarnación, concédenos propicio, que, a cuantos
celebramos en la tierra su festividad, merezcamos obtener su patrocinio en el
Cielo.
¡Oh Dios!, que,
con admirable orden distribuyes los ministerios de los Ángeles y de los
hombres; concede propicio que nos protejan en la
tierra los que sin cesar te asisten en el Cielo.
Te suplicamos,
Señor, visita esta morada, y aleja de ella toda insidia del enemigo; que tus
santos Ángeles habiten en ella para que nos custodien en paz; y que tu
bendición sea siempre sobre nosotros. Por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 16 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera que el Santo Arcángel enviado por Dios no se afirma ya
en los palacios soberbios de algún rey de la tierra, sino en la humilde casa de
una virgen llamada María. Las
más de las veces las grandes gracias no son para aquellos que son creídos
grandes en la estima de los hombres, sino para aquellos que por la virtud lo
son tales a los ojos de Dios. ¡Oh, cuánto por esto vivimos engañados si, dejándonos
atraer por las vanas apariencias del mundo, y por los encamados del siglo,
andamos lejanos de la vía de la perfección, que sola nos puede hacer felices y
capaces de las gracias celestiales!
Gloriosísimo
Arcángel San Gabriel, Ministro de la Obra de todos los siglos, como la
llamó San Pedro Crisólogo, impétrame de Dios un espíritu de verdadera
humildad, y de desprecio de todo lo creado, donde no quede deslumbrado por la
falsa luz de las grandezas terrenas, y no me haga con mi soberbia indigno de
las divinas ilustraciones, sino que reconociendo siempre mi vileza, mi miseria
y mi nada, pueda esperar de Dios aquella gracia que tiene prometida a los
pobres de espíritu y a los humildes de corazón.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA TERCERO - 17 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera
cómo el Celestial Mensajero, al primer ingreso en la pobre estancia de María,
la saluda con aquellas dulcísimas palabras: «Ave, grátia plena». Fue este un saludo de
paz, un decirle, que Ella estaba no solo en gracia de su Criador, sino más
llena de tanta gracia, que cuanta podía ser capaz una pura creatura. La saludó llena de gracia, y de gracia tal, que da a los
Cielos la gloria, un Dios a la Tierra, la Fe a los Pueblos, el fin a los
vicios, el orden a la vida, el regulamiento a las costumbres; y la asegura con
esto estar próximo el momento en que se debía el Cielo repacificar con la
tierra, y Dios con el hombre. ¡Oh bella consolación para María! ¡Oh dignidad del Santo
Arcángel en poder presentar el primero tales obsequios, y anunciar tales
glorias a su gran Reina! ¡Oh nuestra felicidad! Mientras el
gratísimo saludo del Santo Arcángel hiciese entonces a María nuestra Madre, convirtió las miserias ocasionadas por nuestros primeros
progenitores en gracias y favores de los cuales gozamos después de la
Encarnación.
¡Cuánta confusión y rubor para mí al pensar
en la manera con la cual he saludado y obsequiado hasta ahora a la excelsa
Virgen y Madre de Dios! ¡Ah! Impétrame, oh Santo
Arcángel, por la misma el perdón de tantas negligencias, ofreciéndole en
satisfacción el mérito de tu primer saludo. Obtenme de esta Soberana
Dispensadora y Tesorera de todas las gracias, que yo no vaya nunca violando la
Ley divina, sino que, siguiendo los suaves impulsos del Espíritu Santo, venga a
acrecentar en mi alma el capital de aquella gracia, de la cual en nombre de
Dios la saludaste y declaraste llenísima: «Dios te
salve, llena de gracia».
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA CUARTO - 18 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera cómo el Santo Arcángel, después del respetuoso saludo
hecho a María, ofrécele nuevo motivo de alegría con decirla que el Señor estaba
con Ella, «Dóminus tecum: El
Señor está contigo», no
tanto por esencia, potencia o presencia como lo es en todas las cosas, no tanto
por aquella plenitud de gracia de la cual era adornada sobre todas las otras
creaturas, como incluso por comunicación de naturaleza, luego que Ella habrá
prestado su consentimiento a la Divina Maternidad. ¡Oh!
Si nosotros reflexionásemos con frecuencia
en lo que nos dice la Fe, que «en Él vivimos, nos movemos y existimos»; si
pensásemos que Dios nos ve, ¿cuál cautela en el obrar sería la nuestra, qué custodia
de los sentidos, qué atención en las palabras, qué fervor en las oraciones, qué
avances en la virtud? Estamos siempre
tibios, siempre holgazanes, siempre desganados, porque poco o nada pensamos en
un Dios que siempre nos circunda con su adorable Presencia.
¡Ah! Gloriosísimo Santo Arcángel, obtenme del Señor que por mantener
siempre viva en mi ánimo su Divina presencia, me
atraiga motivo que me lleve, y estímulo que me empuje más a encontrar en todas
mis acciones el genio de Dios: y, como tú ardes de bella llama que viene de la
gloria y de la visión continua que gozas, arda también yo con similar llama
suscitada por la Fe y por la continua memoria de Dios.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA QUINTO - 19 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera cómo el Santo Arcángel Gabriel termina su saludo a
María, declarándola bendita entre todas las Mujeres por el inaudito y
singularísimo privilegio de ser Madre y Virgen a un mismo tiempo, bendita entre
todas las Mujeres por su admirable fecundidad, por la cual deviniendo Madre del
Verbo hecho Carne, deviene en Madre de muchos hermanos. ¡Oh, cuánto debemos a esta nuestra dulcísima Madre, la
cual tanto desea la salvación de todos y en la salvación de todos ha cooperado! Mas ¿cuál ha sido hasta ahora nuestra devoción, nuestro
afecto hacia Ella, cuál la imitación de sus virtudes?
¡Gloriosísimo Santo Arcángel Gabriel! Tú
que, al saludarla bendita entre todas las Mujeres, la declaraste Madre de todos
los Fieles, y Madre también mía, ¡ah!, ruégale
que vuelva hacia mí sus ojos misericordiosos, y se digne impetrarme del Fruto
Bendito de su Vientre el perdón de tantas culpas mías, por las cuales está
demeritada en mí su Maternidad. Tu intercesión, oh Santo Arcángel, haga volver
piadosa la Madre y aplacado el Hijo, donde yo sea liberado de las maldiciones
del pecado, y obteniendo toda suerte de bendiciones y de gracia.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA SEXTO - 20 DE
MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera cómo el Santo Arcángel, viendo estupefacta y turbada
por su humildad a la gran Virgen, la más dichosa, ante el saludo hecho, tan
reverente se acerca a animarla diciendo:
«Ne tímeas,
María: No tengas miedo, María», como
queriendo decirla: «¿A qué perturbarte, oh María? Mientras que no es con
esta la primera vez que gozas de la presencia de otros Espíritus compañeros
míos en la Gloria, ¿a qué perturbarte, oh María, si desde este punto fueron
escuchadas por Dios tus oraciones por la aceleración de la venida del Verbo a
hacerse Carne?». ¡Oh, cuán felices nosotros, si en nuestros temores y
dificultades pueda repetir la conciencia a las orejas del alma la constante
palabra «no temas»! Pero para poder
esperar tal suerte, imitemos a María en su retiro, imitémosla en su modestia,
imitémosla en el espíritu de oración y en una continua meditación de la Santa
Ley de Dios.
Amabilísimo Santo Arcángel Gabriel, que
ejercitaste el piadoso oficio de consolador con muchos Patriarcas de la antigua
Ley, lo ejercitaste con José y con María, y, según algunos, incluso con el
mismo Hijo de Dios en el Sudor de Sangre: ¡Ah! Consuela
en los distintos y disgustosos accidentes de la vida a un indignísimo devoto
tuyo, el cual, cuanto más fundamento tenga para temer por sí y por sus
infidelidades, tanto más confíen en tu validísimo patrocinio.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 21 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera que el Santo Arcángel, para mayormente confortar a la
Virgen en su turbación, le asegura que Ella ha hallado la Gracia ante Dios: «Invenísti grátiam apud Deum:
Has hallado favor delante de Dios». Tú
has recuperado, ¡oh
María!, la
Gracia ya perdida por Eva, porque con tanta premura la buscaste; la has hallado
para hacer un don a la mísera humanidad, que por esta pérdida estaba ya
condenada a una muerte eterna. De hecho, todos los pensamientos, deseos
y acciones todas de María se dirigían a este solo fin, de
recuperar a Dios perdido por el hombre por el pecado, y de preparar con el
ejercicio no interrumpido de las virtudes una digna habitación para el Mesías
venidero. Grande enseñanza para nosotros, que
las más veces ponemos todo estudio por la adquisición de los miserables bienes
mundanos, preocupándonos poco o nada por la Gracia y la amistad de Dios.
Alcánzame, oh Santo Arcángel Gabriel, luz de la
Sabiduría encarnada, para que yo conozca, custodie y aprecie aquella Gracia,
que es fruto de su Encarnación, y que nos haga no solo amigos, hijos y
herederos de Dios, sino además partícipes también de su misma Naturaleza: «Divínæ consórtes Natúræ: Compañeros divinos de
la Naturaleza»: ruégale que bendiga la resolución que he
hecho de evitar con toda diligencia todo lo que pueda disgustarle, para ser
hecho digno un día de llegar contigo a alabarlo y bendecirlo eternamente.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA OCTAVO - 22 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera cuán nueva gloria, y altísima dignidad fue aquella del
Santo Arcángel Gabriel en ser él el primero en nombrar con sus purísimos labios
el Augustísimo Nombre de JESÚS, compendio de todos los excesos de amor, de todas las maravillas
obradas por Dios para la salvación del mundo: «Vocábis
nomen ejus Jesum: Llamarás su nombre Jesús». Sería
deber, que en correspondencia a tanto amor nosotros
tuviésemos siempre vivo en la memoria todo lo que hizo una vez y todo lo que ha
hecho de presente el Hijo de Dios y de la Virgen para satisfacer plenamente en
las partes de Salvador de los hombres.
Afortunadísimo
Arcángel San Gabriel, que fuiste enviado por el Cielo para anunciar al
mundo el Salvador y la salvación, ¡ah!, obtenme
que, a tu imitación, nombrando siempre con profundísima reverencia este nombre
Santísimo de Jesús, experimente la eficacia y la fuerza no tanto en los
diversos peligros de la vida, sino también más en el punto extremo de la misma,
y en virtud de este Nombre adorable, ponga en fuga los enemigos infernales y
pueda volar al Cielo.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
DÍA NOVENO - 23 DE MARZO
Por
la señal...
Ofrecimiento
y Salmo 66.
Considera finalmente cómo el Santo Arcángel recibió de María la
decisiva respuesta, y el suspirado consentimiento a la Divina Maternidad por medio de las palabras: «Ecce Ancílla
Dómini, fiat mihi secúndum Verbum tuum: He aquí la sierva del Señor, hágase en
mí según tu palabra». ¿Cuál debió ser
entonces la exultación del Arcángel, cuál su júbilo al ver con estas dulcísimas
voces abierto el Cielo, confundido el Infierno, cancelado el pecado y redimido
el mundo? ¿Cuántos actos de veneración no habrá él presentado a su Soberana
reina? ¡Oh, cuán gozoso habría llevado tan
alegre anuncio a los Patriarcas y Profetas, que encarcelados en el seno de
Abrahán suspiraban por tal momento! Admiremos la caridad y el celo del Santo Arcángel, el
cual exulta en ver por este medio satisfecha la Divina justicia ofendida, y
reparadas las ruinas de tantos Ángeles rebeldes, e intentemos por ello tener
sumamente en corazón la Gloria de Dios y la salvación de nuestros prójimos.
¡Oh, cuánto te debemos, Ministro
gloriosísimo del amor de Dios hacia el hombre, oh Santo Arcángel Gabriel!
¿Y será posible que nosotros vivamos tan
despreocupados de nuestra salvación cuando tú, que estabas seguro de tu gloria,
fuiste tan solícito por nosotros? ¡Ah! Por
piedad, no desdeñes estos pequeños obsequios por mí, indignísimo devoto tuyo,
presentados a ti en estos días, y obtenme del Señor la gracia de
no vivir ingrato a tantas misericordias suyas: alcánzame una verdadera devoción
a la excelsa Madre de Dios, María Santísima, y la suerte de imitarla en sus
virtudes, especialmente en la Humildad, Pureza y Obediencia, por medio de las
cuales pueda yo agradar a Dios; y esté siempre en estado de recibirlo
sacramentado en mi alma, para gozarlo vivamente en la Patria beata. Amén.
—Rezar
tres Avemarías y tres Glorias. Los Gozos y la Oración los rezarás todos los
días.
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