Novena
aprobada el 4 de Julio de 1929 por Mons. Manuel José Caicedo Martínez,
Arzobispo de Medellín (Colombia). Puede rezarse en cualquier momento del año,
especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (27 de Noviembre).
COMENZAMOS: 18 de noviembre.
FINALIZAMOS: 26 de noviembre.
FESTIVIDAD: 27 de noviembre.
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor
✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios
y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os
amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido:
propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones
de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, y
de restituir y satisfacer si algo debiere: ofrezcoos mi vida,
obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo
suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los
perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y
Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Soberana Reina
de los Cielos y de la tierra, que por amor a los hombres pecadores os
dignásteis apareceros a vuestra humilde sierva, Sor Catalina Labouret, con las
manos cargadas de gracias celestiales en favor de los que os invocan con fe y
devoción; vednos postrados ante vuestra imagen
suplicándote humildemente un rayo de luz que ilumine nuestra mente y abrase
nuestro corazón en vuestro santo servicio, a fin de que conociendo vuestras
misericordias encerradas en vuestra Santa Medalla, logremos participar de
vuestros merecimientos y conseguir por ello la salvación de nuestra alma.
DÍA PRIMERO - 18 DE NOVIEMBRE
Reina de los
Ángeles, celestial María, que os dignásteis enviar a uno de esos
espíritus celestiales para que anunciase a Sor Catalina que Vos le esperabais
en la capilla, llegando vuestra dignación a permitir que pusiese sus brazos en
vuestras rodillas como una madre recibe a su pequeñuelo. Concededme,
¡oh Virgen Milagrosa!, una viva confianza en virtud de
vuestra Medalla, que ella sea el escudo santo que nos defienda de nuestro
inmortal enemigo, y en la hora de nuestra muerte merezcamos descansar en
vuestros maternales brazos, a fin de que, conducidos por nuestro Ángel Custodio,
merezcamos ser introducidos en vuestro celestial palacio y gozar de vuestra
compañía por toda la eternidad. Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Para más
obligarla, rezaremos tres Avemarías.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS
LOS DÍAS
Yo os saludo, dulcísima Virgen María, Madre
de Dios, y os elijo por mi amantísima Madre.
Suplícoos que me admitáis por hijo y siervo vuestro, pues yo no quiero tener
otra Madre y Señora que a Vos. Ruégoos también, ¡oh
piadosa y tierna Madre mía!, que me gobernéis y defendáis en todas las
acciones de mi vida porque soy un pobre infeliz mendigo, que en todos los
instantes necesito de vuestra ayuda y protección. Ea, Virgen Santísima, hacedme
participante de todos vuestros bienes y de vuestras virtudes, principalmente de
vuestra santa humildad, de vuestra excelsa pureza, de vuestra ardiente caridad;
pero sobre todo alcanzadme la gracia (Aquí se expresa
de nuevo la gracia que se desea obtener de la Virgen). No me digáis, ¡oh Madre benignísima!, que no podéis
concedérmela, porque vuestro amantísimo Hijo os ha dado todo poder tanto en el
Cielo como en la tierra. También estoy seguro que no me desecharéis, porque Vos
sois la Madre común de todos los hijos de Adán, y singularmente lo sois mía. Ya
pues, que sois mi Madre y al mismo tiempo sois poderosísima, ¿qué es lo que podrá moveros a negarme vuestra
excelencia? Atended, Madre mía, mandad, que en calidad de tal estáis en
cierta manera obligada a concederme lo que os pido y acceder a mis ruegos. Sed,
pues, bendita y ensalzada en el Cielo y en la tierra; alcanzadme de Dios que
haga participante de todos los bienes y de todas las gracias que sean del
agrado de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, objeto de todo
mi amor ahora y por todos los siglos. Amén.
GOZOS EN HONOR A LA
SANTÍSIMA VIRGEN VENERADA EN LA MEDALLA MILAGROSA
Digamos
con melodía
Esta
devota canción:
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
La
medalla prodigiosa
A
vos, purísima Virgen,
Debe
el principio y origen
En
una visión dichosa.
Todos
por eso a porfía
Desean
su adquisición.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Este
emblema celestial
Infunde
pena, furor,
Desesperación
y horror
A
la serpiente infernal.
¿Qué
extraño, si su malicia
Ve en ella
su confusión?
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Los
brillantes resplandores
Que
vuestras manos despiden,
Son
las gracias que reciben
De
Vos los hombres viadores.
¿Quién es
el que no confía
Vista tal
demostración?
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
¿Quién
podrá contar, Señora,
Los
prodigios que habéis hecho
Con el que
llevara al pecho
La medalla
y os implora?
Llevémosla
noche y día
Con
tierna veneración.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
El
rayo, la tempestad,
El
contagio inevitable,
De
esta medalla admirable
Huyen
con velocidad:
La
virtud que los desvía
La
da vuestra intercesión.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
La
tentación más violenta
Resiste,
calma y abate,
El
fiel que en todo combate
Este
escudo fuerte ostenta,
Su
constancia no varía,
Si
os ruega de corazón.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Las
olas del mar furioso
Que
espantan al que navega,
Pierden
la fuerza si ruega
Ante
este signo glorioso,
Porque
Vos sois norte, guía
Y
puerto de salvación.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Los
enfermos desahuciados
Buscan
con solicitud
En
la medalla salud,
Y
no quedan defraudados:
Sanos,
llenos de alegría
Dicen
con dulce emoción.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Los
hombres más obstinados
En
la impiedad y en el vicio,
Del
eterno precipicio
Con
ella han sido librados:
Pues
por Vos, dulce María,
Lograron
su conversión.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Madre
en gracia concebida,
Rogad,
Señora, por nos
Que
recurrimos a Vos
En
tan miserable vida:
Muéstrate
clemente y pía
Ahora
y en toda ocasión.
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
Digamos
con melodía
Esta
devota canción:
Vuestra
medalla, ¡oh María!,
Es prenda
de protección.
℣.
Ruega por nosotros, ¡oh
Santa María!, Reina concebida sin pecado
original.
℟.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Señor
Jesucristo, que quisiste esclarecer a la Santísima Virgen María, tu
Madre, Inmaculada desde su origen, con innumerables milagros: concédenos
que cuantos imploramos siempre su patrocinio, consigamos los gozos eternos. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 19 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Amantísima Madre mía, ¡qué
placer siente mi alma al meditar los deseos que tenéis de otorgarnos vuestros
favores! Así os dignásteis solicitarle a Sor Catalina cuando extrañada
de ver algunos de los anillos que no despedían rayos de luz sobre la tierra
mientras otros llegaban tan fuertes y tan brillantes se preguntó la causa del
fenómeno: «Estos anillos y piedras preciosas que no
despedían luz, significaban las gracias que no concedo a los hombres, porque no
acuden a mí». ¡Oh, Madre mía amantísima! Que
todos acudamos a Vos como remedio de nuestros males y que no queden defraudados
vuestros deseos. Que las densas tinieblas de los impíos sean iluminadas por
esos rayos de amor y ternura. Que todos nos dejemos guiar por las luces de la
Fe Católica, faro divino que trajo del Cielo vuestro Divino Hijo y sin el cual
nadie puede salvarse. Apartad de nosotros las falsas doctrinas
del mundo, interponed vuestro poderoso valimiento ante Jesucristo para que nos
perdone nuestros pecados y nos conduzca a la vida eterna. Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 20 DE
NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Dignísima Madre
de Dios y Madre nuestra: en Vos ponemos toda nuestra esperanza, sabiendo
que vuestro Santísimo Hijo ha puesto en vuestras manos todos los tesoros del
Cielo, para enriquecer con ellos a los que acuden a Vos en demanda de
protección. Vos habéis querido aparecer en estos últimos tiempos con las manos
cargadas de gracias, quejándoos amargamente a vuestra humilde sierva Sor
Catalina Labouret del lamentable abandono de los hombres que se ven privados de
muchas gracias porque no acuden a vuestro valimiento. Hénos aquí, cariñosa
Madre, alegrándoos de vuestras excelencias y ofreciendo por ellas alabanzas y
gracias a la Santísima Trinidad. En memoria de vuestros
privilegios, os suplicamos que nos amparéis todos los días hasta poder vivir
con Vos en el Cielo por toda la eternidad. Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 21 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Virgen Santísima, que agradasteis al
Señor y fuiste su Madre inmaculada en el cuerpo, en el alma y en el amor;
enriquecida por Dios con todo género de bendiciones, haced que sigamos vuestros
humildes ejemplos imitando sobre todo vuestra profunda humildad, vuestro amor
al Señor y compasión hacia el prójimo. Tantas prerrogativas y grandezas sólo
sirvieron para humillaros más y más y para favorecer a los míseros hijos de
Adán, no cesando de aplicar vuestra intercesión en favor de los pecadores. Nos
habéis entregado vuestra Medalla y empeñado solemnemente vuestra palabra de
concedernos todo cuanto os pidamos con tal que elevemos con devoción y
confesemos vuestra purísima Concepción y os invoquemos confiados. Haced,
Señora nuestra, que oigamos vuestros avisos, y que en las luchas e infortunios
de esta miserable vida exclamemos con la jaculatoria que Vos habéis enseñado y
a la que habéis comunicado tanta eficacia: «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que
recurrimos a Vos». Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 22 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Madre purísima, delicia
del Cielo y consuelo de los hijos de Adán. ¡Cuál
será la alegría que experimentó la hija de San Vicente cuando tuvo la dicha de
veros tan resplandeciente y hermosa, y cuál su sorpresa al oír decir que era tu
voluntad se acuñase una medalla según el modelo que tenía a su vista,
prometiendo muchas cosas a cuantos la llevasen con devoción! Os suplico,
Madre amantísima, que sepamos aprovecharnos de los medios que ponéis en
nuestras manos para nuestra santificación y la de nuestros prójimos. Que no nos
contentemos con llevar sobre nuestro pecho vuestra Santa Medalla, sino que
procuremos dar a conocer esta devoción, para que todos podamos conseguir las
gracias que a manos llenas derramáis sobre vuestros devotos. Haced
que experimente la dulzura de vuestro amor, y lo ventajoso que nos resulta
llevar vuestra librea para participar de vuestros favores en vida, y en muerte
merezcamos habitar con Vos en el Cielo por toda la eternidad. Así sea.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 23 DE
NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
No es posible dudar, cariñosa Madre, de la ciencia sobrenatural que habéis concedido
a vuestra Medalla. Decías a Sor Catalina: «Cuantos
llevaren puesta esta Medalla y rezaren devotamente su oración, experimentarán
mi protección». Así lo vemos confirmado con tantos estupendos prodigios
y conversiones de obstinados pecadores, que al contacto de vuestra Medalla se
vuelven a Dios en demanda de perdón, llorando su enmienda. ¡Ah! La Medalla Milagrosa es obra de María, que
nos la ha traído del Cielo para enriquecer a los mortales con los tesoros
celestiales. Felices aquellos que la portan con devoción
porque después de ampararles en la vida, será en la hora de su muerte llave
dorada que les abrirá las puertas de la gloria. Así sea.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 24 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Virgen
Inmaculada, que como tal os presentáis en vuestra Medalla, para que
todos fijemos nuestros ojos en ese acabado modelo de pureza y santidad.
Atraednos dulcemente hacia Vos con aroma de tan excelsas virtudes. Sed la
estrella que guíen nuestros pasos con esos rayos divinos durante esta larga
peregrinación. Oíd nuestros ruegos sobre todo en el
momento de la tentación, y no permitáis que el vicio impuro, tan aborrecido de
Vos, tenga jamás entrada en nuestro corazón, a fin de que, imitándoos en esta
virtud tan hermosa y agradable a los ojos de Dios, logremos ser admitidos en
los eternos tabernáculos del Cordero celestial.
Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 25 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
Soberana Señora y Madre nuestra,
no contenta con rogar constantemente a Jesús por nosotros en el Cielo, bajáis a
la tierra para manifestarnos los deseos que tenéis de nuestro bien, y cuánto
sentís nuestras desgracias. Concedednos la gracia de escuchar vuestros
amorosos avisos y de volvernos a Dios, como lo decíais a Sor Catalina, a fin de
evitar los castigos que nos amenazan. Que los padres de familia eduquen a sus
hijos en el santo temor del Señor, que estos oigan los consejos de sus mayores,
y todos fijemos nuestras miradas en la cruz redentora que Vos levantáis muy
alto en la Santa Medalla, porque en ella está nuestra dicha y felicidad. De
este modo, nuestra pena se convertirá en santa alegría y será principio de
aquella otra perdurable, que Dios reserva a los que han hecho penitencia de sus
pecados. Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 26 DE NOVIEMBRE
Por
la señal...
Acto
de Contrición y Oración Inicial.
¡Qué dichosos seríamos, Madre dulcísima, si todos
pusiésemos en Vos nuestra confianza! Sois Reina del Cielo y
de la tierra, y como tal tenéis a vuestra disposición todos sus tesoros para
favorecernos con ellos. Con cuánta razón os lamentáis de la indiferencia y
descuido de los hombres que pierden tantas gracias porque no acuden a Vos,
dispuesta a derramar a manos llenas vuestras bendiciones. A Vos
hemos acudido durante nueve días en demanda de vuestra protección. Cumplid lo
que nos habéis prometido por medio de Sor Catalina. Llevamos vuestra Medalla,
os invocamos con amor..., escuchad pues benigna los ruegos de vuestros hijos,
concedednos, sobre todo, que no caigamos en el pecado mortal, y que en la hora
de nuestra muerte estrechemos sobre nuestro pecho vuestra Medalla, y muramos en
los brazos de vuestra misericordia para vivir eternamente con Vos en el Cielo. Amén.
—Pídase a
la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa. Las tres
Avemarías, la Oración final y los Gozos se rezarán todos los días.
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