viernes, 25 de octubre de 2024

NOVENA EN HONOR AL BIENAVENTURADO MARTÍN DE PORRES.

 


Novena dispuesta por E. Pérez Hermida, y publicada en Palencia en 1948. Imprími Potest por el P. Alberto Colunga Cueto OP, Vicario provincial; Nihil Obstat por el Dr. José Hijosa, Censor diocesano; e Imprimátur por Mons. José Souto Vizoso, Obispo de Palencia. Los Gozos, de origen valenciano, son tradicionales, sin autor conocido.

 

COMENZAMOS: 25 de octubre.

FINALIZAMOS: 2 de noviembre.

FESTIVIDAD: 3 de noviembre.

 

NOVENA AL BEATO MARTÍN DE PORRES, TERCIARIO PROFESO DEL ORDEN DE PREDICADORES, MILAGROSO Y SOLÍCITO ENFERMERO, SOCORRO DE NECESITADOS Y PADRE CARIÑOSO DE LOS POBRES

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

   

ACTO DE CONTRICIÓN

 

   Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Ofrezcoos, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio hasta la muerte. Amén.

   

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

   ¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.

   

   Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

    


DÍA PRIMERO – 25 DE OCTUBRE

 

ORIENTACIÓN

 

Al instruirse el niño Martín en las primeras nociones propias de su edad, comenzaba también a conocer a Dios que ya desde entonces vino a ser la razón y divisa de su conducta. Se puso luego bajo la enseñanza de un maestro que era barbero-cirujano, que en aquel tiempo no sólo sabían el arte propio de la barbería, sino también el de curar las enfermedades más corrientes… Preveía Martín el bien que podía prestar a sus prójimos, y así gustaba de tal oficio gozoso de poder ser un día útil a sus semejantes. Donde se ve, cómo la Divina Providencia iba orientando a su Siervo, preparándolo para los fines a que lo destinaba.

  

—Pídase la gracia que se desea. Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.

   

ORACIÓN FINAL

 

   ¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que, si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

GOZOS EN ALABANZA DEL BIENAVENTURADO FRAY MARTÍN DE PORRES

   

Martín de Porres amado,

En la humildad distinguido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

   

Cual oloroso clavel

De Lima en jardín nacisteis;

En honra opuestos tuvisteis

Padre y madre, pues aquel

Por nobleza decorado,

Esta esclava había sido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Cirujano del hogar

Paternal, os separaron;

Mas en ello ejecutaron

Providencia singular:

Con ella fuisteis Donado

O Terciario esclarecido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Rígido en la penitencia,

Portentosa austeridad

Os atrajo la amistad

Del virrey y la audiencia;

En las dudas consultado,

Con tino habéis respondido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Mientras las yerbas comíais

Ayunando, el refectorio

Fue seguro repertorio

Dé el alimento servíais

Al pobre que extenuado,

De Vos fue siempre querido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

No faltó la caridad

A los de Lima distantes,

En China y Japón garantes

Fueron de vuestra bondad:

Por milagro transportado,

Ángel sois allí creído:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Los enfermos en sus males

Hallan en Vos el cariño,

Sin doblez, siempre cual niño,

Les mostráis finezas tales,

Que salud el desahuciado,

Calma el paciente ha tenido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Hasta los gatos y perros

El remedio consiguieron:

Vuestro cuidado obtuvieron

De las casas en encierros;

Obras de Dios han hallado

Esmero desconocido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Ángel Vos por la pureza,

Conservasteis la inocencia,

Del impuro incontinencia

Rechazasteis con presteza;

El estímulo domado

De carne fue en Vos vencido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Isaac obediente,

Al palacio arzobispal

Os mandó el provincial,

Dé sanasteis de repente

Al doliente y gran prelado

Que os llamaba condolido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Pobre quisisteis vivir:

Tuvisteis cruz de madera

Y una túnica grosera,

Sin cama os vieron dormir;

En féretro recostado

O en el suelo habéis seguido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Cual apóstol, no teníais

Nada de qué disponer;

No obstante favorecer

A muchos pobres podíais;

De todos fuisteis loado

Limosnero enternecido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Rico en claustro por virtudes

Hasta edad de setenta años,

Por treinta y ocho los amaños

Superó y vicisitudes;

En la paz de Dios finado,

Logró el premio prometido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Son muchos y portentosos

Los milagros que el Señor,

Siendo Vos intercesor,

Obra en casos asombrosos;

Con fe viva el desahuciado

La salud ha conseguido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

  

Ya que habéis burlado

Al averno enfurecido:

Por Vos sea aborrecido

Con satán todo pecado.

    

. Ruega por nosotros, bienaventurado Martín.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

  

ORACIÓN

 

   Oh Dios, que llevaste a la gloria celestial a tu Confesor el bienaventurado Martín, por el camino de la humildad; concédenos, te suplicamos, por sus méritos e intercesión, que haciéndonos humildes por su ejemplo, merezcamos ser exaltados con él en el Cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

  

NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO.

 

 


Tomada del devocionario “Áncora de Salvación”, compilado y publicado por el Padre José Mach, SJ en 1860; con Imprimátur de Mons. Antonio Rocca, Vicario General del Arzobispado de Buenos Aires, fechado a 31 de Marzo de 1949. Los Lamentos de las Benditas Ánimas del Purgatorio son tradicionales, sin autor ni fecha conocidos.

 

COMENZAMOS: 24 de octubre.

FINALIZAMOS: 1º de noviembre.

FESTIVIDAD: 2 de noviembre.

   

Por la señal de la Santa Cruz; de nuestros enemigos líbranos, Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

   

ACTO DE CONTRICIÓN - PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

 

   Señor mío Jesucristo, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y quisiera haber siempre amado sobre todas las cosas; me pesa, sí, una y mil veces me pesa de haberos ofendido, por ser Vos quien sois, bondad infinita; pésame también porque merecí las terribles penas del Purgatorio, y ¡ay!, tal vez las eternas llamas del Infierno. Propongo firmemente nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, ayudado de vuestra divina gracia. ¡Oh! Tenga yo, Jesús mío, la dicha de confesarme bien, enmendar la vida y perseverar hasta la muerte. Os lo pido por esas benditas Ánimas, por vuestra Sangre preciosísima y por los dolores de vuestra afligidísima Madre. Amén.

 

ORACIÓN AL PADRE ETERNO PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

 

   Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar a las almas quisisteis que Vuestro Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la Cruz por nuestro amor; ¿cómo? ¿Dejaríais sufrir largo tiempo a esas almas en el Purgatorio, habiendo costado tanto a Jesucristo y siendo vuestras amadísimas hijas? ¿Permitiríais fuese malograda Sangre de tan grande valor?

Compadeceos, pues, de esas pobrecitas almas, y libradlas de aquellas horrorosas llamas. Compadeceos también de la mía, y libradla de la esclavitud del vicio. Y si vuestra Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo os ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. ¡Ay! De poquísimo, de ningún valor son, en verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión, y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la Gloria. Amén.

 


DÍA PRIMERO – 24 DE OCTUBRE

 

MEDITACIÓN: DE LA EXISTENCIA DEL PURGATORIO

 

PUNTO PRIMERO

 

Es un artículo de fe que las almas de los que mueren con alguna culpa venial, o sin haber satisfecho plenamente a la Justicia divina por los pecados ya perdonados, están detenidas en un lugar de expiación que llamamos Purgatorio. Así lo enseña la santa Madre Iglesia, columna infalible de la verdad; así lo confirma la más antigua y constante tradición de todos los siglos; así lo aseguran unánimemente los santos Padres griegos y latinos: Tertuliano, San Cirilo, San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Agustín, y tantos otros; así lo han definido los sagrados Concilios de Roma, Cartago, Florencia, Letrán y Trento, dirigidos por el Espíritu Santo. Y aunque la Iglesia no lo enseñase así, ¿no lo dice bastante la misma razón natural? Supongamos que sale de este mundo un alma con algún pecado venial: ¿Qué hará Dios de ella? ¿La arrojará al Infierno y, siendo su hija y esposa amadísima, la confundirá con los réprobos y espíritus infernales? Eso repugna a la Justicia y Bondad divinas. ¿La introducirá en el Cielo? Eso se opone igualmente a la santidad y pureza infinita del Creador; pues sólo aquel cuyas manos son inocentes y cuyo corazón está limpio subirá al monte del Señor. Nada manchado puede entrar en aquel reino purísimo. ¿Qué hará, pues, Dios de aquella alma? Ya nos lo dice por Malaquías: “La pondré como en un crisol, esto es, en un lugar de penas y tormentos, de donde no saldrá hasta que haya plenamente satisfecho a la Justicia divina”. ¿Crees tú eso, cristiano? Creas o no creas, te burles o no te burles de ello, la cosa es y será así. Negar el Purgatorio, sólo poner en duda deliberadamente su existencia, es ya pecado grave. ¿Crees tú esta verdad, y con esa indiferencia miras tan horribles penas? ¿Crees en el Purgatorio y con tus culpas amontonas tanta leña para arder en el más terrible fuego?

 

—Medita un poco sobre lo dicho.

  

PUNTO SEGUNDO

 

Es también un artículo de fe que nosotros podemos aliviar a aquellas almas afligidísima. Sí; en virtud de la Comunión de los Santos, hay plena comunicación de bienes espirituales entre los Bienaventurados que triunfan en el Cielo, los cristianos que militamos en la tierra y las Ánimas que sufren en el Purgatorio. En virtud de esta comunicación de bienes, podemos con mucha facilidad y mérito nuestro bajar al Purgatorio con nuestros sufragios y, a imitación de Jesucristo después de su muerte, librar a aquellas almas, y alegrar al Cielo con un nuevo grado de gloria accidental, procurando nuevos príncipes y moradores a aquella patria felicísima. ¡Oh admirable disposición de la Sabiduría divina! ¡Oh! ¡Qué dicha y felicidad la nuestra! Viéndose Dios obligado a castigar a aquellas sus hijas muy amadas, busca medianeros que intercedan por ellas, a fin de conciliar así el rigor de la Justicia con la ternura de su Misericordia infinita. Y nosotros somos estos dichosos medianeros y corredentores; de nosotros depende la suerte de aquellas pobres almas. Haz, pues, amado cristiano, con fervor este santo Novenario. No faltes a él ningún día; ¿Quién sabe si abrirás el Cielo a alguno de tus parientes y amigos ya difuntos? ¿Y serás tan duro e insensible que les niegues este pequeño sacrificio, pudiéndoles hacer ese gran favor a tan poca costa?

  

—Medita lo dicho un poco; encomienda a Dios las Ánimas de tu mayor obligación y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta Novena.

  

EJEMPLO

 

Entre las muchas apariciones que confirman el dogma del Purgatorio y lo adeptos que son a Dios los sufragios que ofrecemos por los difuntos, es muy notable la que tuvo el gran caudillo de los ejércitos de Dios, Judas Macabeo. Había este piadoso general derrotado a Gorgias, aunque no sin pérdida de varios soldados que murieron en la batalla, y conociendo, por las alhajas que se les encontraron ocultas en los vestidos, que habían muerto en castigo de un robo cometido en el templo de Jamnia, exhortó al ejército a que rogase por aquellos infelices. Hizo una cuestación, y reuniendo doce mil dracmas de plata, las envió a Jerusalén para que se ofreciesen sacrificios en sufragio de aquellas pobres almas. Conducta admirable, que el Espíritu Santo alabó con estas memorables palabras: “Santa y saludable cosa es rogar por los difuntos, para que se les perdone el reato de sus pecados”. Conducta que le alcanzó de Dios una insigne victoria, pues habiendo sucedido a Gorgias el soberbio Nicanor, y venido con un crecidísimo ejército y gran número de caballos y elefantes, la víspera, cansado Judas de combinar el plan y de hacer los preparativos de la batalla, se queda dormido; cuando he aquí que se le aparecen el profeta Jeremías y el Sumo Sacerdote Onías, ya difuntos, y presentándole una espada muy preciosa, le dicen: “Recibe esta espada santa como una prenda que Dios te envía: con ella abatirás a los enemigos de mi pueblo Israel”. Armado con esta visión y armado con esta espada divina, embistió con un pequeño ejército al enemigo y mató a treinta y cinco mil, siendo uno de los principales el mismo Nicanor.

 


ORACIÓN A JESÚS SUDANDO SANGRE EN EL HUERTO


   ¡Oh Jesús amantísimo, alegría de los Ángeles y gloria del Cielo! ¡Cómo os contemplo anegado en un mar de amargura en el huerto de Getsemaní! ¡Ay!, responde San Agustín, “Rogabais y sudabais sangre por las horribles penas que habían de sufrir las almas en el Purgatorio”. ¡Y que no pueda yo consolaros, oh Dios mío, y regocijar a la celeste Jerusalén, librándolas de tan terribles tormentos! A lo menos aceptad, oh Padre celestial, la tristeza y agonía que Jesús sufrió por ellas y por mí. Sí; por mí está su alma triste hasta la muerte; por mi causa bajó un Ángel del Cielo a consolarle; mío este sudor, mía esta Sangre preciosa que baña la tierra. Yo os la ofrezco, oh Dios de amor; aceptadla en expiación de mis culpas y sufragio de las Ánimas. Y pues es sangre de valor infinito, dejad caer una gota sobre mi corazón y quedarán borradas mis culpas. Caiga una gota siquiera en el Purgatorio y se apagarán sus horribles llamas. ¡Ay!, no merecemos tan gran favor; pero muévaos el afecto con que acudimos a vuestra divina Majestad. Amén.

 

—Ahora se dirán cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías, y un Gloria Patri en sufragio de las Benditas Ánimas y para impetrar de Dios Nuestro Señor la gracia que se desea recibir.

 

OBSEQUIO: En sufragio de las santas Ánimas, tomar la generosa resolución de asistir al Novenario cada día o de suplir haciendo la Novena en casa, si alguno estuviese impedido de ir a la iglesia.

   

ORACIÓN A LAS ÁNIMAS EN EL PURGATORIO

 

   Esposas muy queridas del Señor, que encerradas en la cárcel del Purgatorio sufrís indecibles penas, careciendo de la presencia de Dios hasta que os purifiquéis, como el oro en el crisol, de las reliquias que os dejaron las culpas; ¡con cuánta razón desde aquellas voraces llamas clamáis a vuestros amigos pidiendo misericordia! Yo me compadezco de vuestro dolor, y quisiera tener caudal suficiente para satisfacer deuda tan crecida; y aunque más pobre que vosotras mismas, os ofrezco y aplico cuantas indulgencias pudiere ganar en este día, y cuantas obras de supererogación hiciere, a excepción de aquellas que por alguna necesidad particular aplicare. Pero siendo tan pobres mis méritos para satisfacer por vosotras a la Justicia divina, apelo a la piedad de los Justos, a los ruegos de los Bienaventurados, al tesoro inagotable de la Iglesia, a la intercesión de María Santísima y al precio infinito de la Sangre de Jesucristo. Conceded, Señor, a esas pobres Ánimas, sobre todo al alma de N., el deseado consuelo y descanso. Pero confío también, almas agradecidas, que tendré en vosotras poderosas medianeras que me alcancen del Señor gracia con que deteste mis culpas, adelante en la virtud, sojuzgue mis pasiones y llegue a la eterna bienaventuranza. Amén.

 

LAMENTOS DE LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

 

Oíd, mortales piadosos,

Y ayudadnos a alcanzar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

¡Oh vosotros, caminantes,

Suspended, oíd, parad!

Bastará solo el oírnos

A mover vuestra piedad:

Hoy pide nuestra aflicción

Que queráis cooperar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

¡No hay dolor, angustia, pena,

Ni martirio el más cruento,

Que llegue a sombra o pintura

De nuestro menor tormento!

Sólo alivia nuestros males

De vuestro amor esperar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Aquí estoy en Purgatorio,

De fuego en cama tendido,

Siendo mi mayor tormento

La ausencia de un Dios querido:

Padezco sin merecer,

Por mí no basto a alcanzar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

¡Ay de mí, ay Dios severo!

¡Ay llama voraz y activa!

¡Ay bien merecido fuego!

¡Ay conciencia siempre viva!

¡Ay Justicia que no acabas!

Ay, ¿cuándo se ha de llegar?

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

   

¡Ay culpa, lo que me cuestas!

Nunca pensé en tu fiereza:

Pues con tanto fuego pago

Lo que juzgué ligereza.

¡Cielos, piedad! ¡Basta, Cielos!

¿Cuándo el día se ha de llegar?

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

 

Todo lo que aquí padezco

Es justo, santo y debido,

Pues no se purga con menos

Haber a un Dios ofendido.

¡Ay, que pude no ofenderle!

¡Ay, que no hay más que esperar!

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Padres, hermanos, amigos,

¿Dónde está la caridad?

¿Favorecéis a un extraño

Y para mí no hay piedad?

¡Ea, venga una limosna,

Un sufragio o un rogar!

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

   

Hijo ingrato que paseas

Tan ricamente vestido,

Y a costa de mis sudores

Descansas en tanto olvido:

¡Mira a tu padre quemando,

Y lo puedes remediar!

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Quizá en ti no será arbitrio,

Sí obligación de justicia,

Pues no cumples testamentos,

Aquí estoy por tu perezosa malicia.

¡Abre los ojos, despierta!

Paga, haciendo acelerar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Hermanos todos en Cristo,

Los que oís estos suspiros,

Si queréis podéis sacarnos

De estos lóbregos retiros,

Con sufragios, sacrificios,

Y devotamente orar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

El más alto sacrificio

Del Cordero Inmaculado

Nos es el primer sufragio

Para purgar el pecado.

Su santa Cruz y Pasión

Son medios para lograr

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

     

De Getsemaní en el Huerto

Sangre sudó el Redentor,

Contemplando de estas penas

El gran tormento y rigor:

Al Padre Eterno se ofrece,

No cesando allí de orar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Es María del Monte Carmelo

Y su ilustre Cofradía,

Quien nos libra de los males

Y nos colma de alegría:

Su nombre el mal nos mitiga,

Siendo el medio de alcanzar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

En vista de tal piedad,

No te olvides, oh mortal,

De este pío camposanto,

Cementerio de hospital.

Sigue, pues, la Cofradía

Que tierna te insta a clamar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Atiende y mira, cristiano,

Que en aqueste cementerio

Tal vez tus padres y deudos

Esperan de ti el remedio.

A la Virgen y a los santos,

Pedidles, quieran mediar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Cofrades, fieles, amigos,

Dad crédito a estos lamentos:

Obrad bien, evitad culpas,

Para huir de estos tormentos.

¡Socorro, piedad, alivio!,

Concluimos con gritar:

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

  

Oíd, mortales piadosos,

Y ayudadnos a alcanzar

Que Dios nos saque de penas

Y nos lleve a descansar.

 

Antífona: Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua.

. Y oí del Cielo una voz que me decía.

. Bienaventurados los que murieron en el Señor.

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, Creador y Redentor de todos los hombres, conceded a las almas de vuestros servidores y servidoras, la remisión de todos sus pecados, a fin de que obtengan por nuestras humildísimas oraciones el perdón que ellas siempre han deseado. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.

  

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.