Adaptación
de la Novena dispuesta por el Padre Juan José Ramírez de Arellano, capellán del
Real Colegio Nuestra Señora de la Caridad, en México; y reimpresa en Barcelona
en 1833.
COMENZAMOS: 11 de julio.
FINALIZAMOS:19 de julio.
FESTIVIDAD: 20 de julio.
ADVERTENCIAS PARA LA
NOVENA
El tiempo más a propósito para comenzar la Novena es el día once
de Julio, para acabarla el día diez y nueve, víspera de la Festividad del
Santo, que es a veinte; pero también se puede hacer en cualquier tiempo del
año, porque siempre que devotos buscáremos a San Elías lo hallaremos favorable.
Confesar
y comulgar el primer y último día de la Novena, y los demás por consejo del
Padre espiritual.
Ayunar
todos los días de la Novena o los que se pudieren, en memoria de los cuarenta
días que el Santo Profeta Elías ayunó.
Tomar
disciplina, usar cilicio y otras mortificaciones, a imitación de las grandes
austeridades de nuestro Santo Patriarca. Y los que por enfermedad no pudieren
hacer estas obras penales, procuren mortificar sus sentidos y pasiones.
Rezar cada día tres Padres nuestros y Ave Marías con Gloria
Patri a la Santísima Trinidad, en acción de gracias por haber criado un Santo
tan admirable como este.
Tener
cada día un rato de meditación, sirviendo de puntos para ella la virtud del
Santo que le corresponde a cada día, leyéndola antes, pues con ese fin se pone
una todos los días.
Hacer alguna limosna corporal, en reverencia de la que el Santo
Profeta hizo a la viuda de Sarepta, multiplicándole la harina y el aceite, en
el tiempo de su mayor necesidad. Y quien no pudiere, hará una limosna
espiritual, procurando evitar en sus prójimos los pecados, imitando así algo
del ardentísimo celo con que San Elías aborrecía las ofensas hacia Dios.
NOVENA EN
HONOR A SAN ELÍAS PROFETA, FUNDADOR DE LA ORDEN CARMELITA
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos
líbranos,
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Criador
de todas las cosas, Redentor mío y de todo el género humano, mi Padre amoroso y
mi Dios verdadero, en quien firmísimamente creo, de quien infaliblemente espero
el perdón de mis pecados, y a quien amo sobre todo lo criado con todas las
veras de mi corazón; me pesa entrañablemente de haberos ofendido tantas y tan
innumerables veces con mis culpas, siendo Vos quien sois, tan bueno, tan Santo
y por consiguiente tan digno de ser amado sobre todo amor: y yo tan vil, tan
perverso, tan inicuo, el mayor de los pecadores y el más despreciable entre las
criaturas. Me pesa, mi Dios y mi Señor, de haber tenido tan grande
atrevimiento, con el que os he perdido el respeto que os debo tener como a mi
amantísimo Padre, y os he faltado al honor que os debo como a mi verdadero Dios
y Señor. Y al considerar mis yerros e ingratitudes contra un Dios tan bueno,
quisiera que mi corazón se hiciera menudos pedazos de dolor y arrepentimiento. ¡Ojalá, Señor, fuera yo tan dichoso, que muriera de dolor
de haberos ofendido! Ea, mi buen Dios, mi amoroso Padre, mi
dulcísimo Redentor, concededme el perdón de mis culpas como os lo pido, y
juntamente gracia para no volver a ellas, sino que os ame y adore como a mi
único bien, ahora y siempre por toda la eternidad. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Todopoderoso y
Eterno Dios, que con inefable providencia destinaste en el pueblo hebreo
por celador de tu honra divina al Santo Profeta Elías, y lo tienes reservado en
carne pasible para que, en los últimos siglos, acompañado del Santo Enoc,
defienda tu honor en el cristiano pueblo contra la infernal bestia del
Anticristo y sus secuaces malditos. Suplicámoste,
Señor, que por sus méritos e intercesión nos concedas un ardentísimo celo de tu
mayor honra y gloria, la exaltación de nuestra Santa Fe Católica, la conversión
de los infieles y paganos, la reducción de los herejes al rebaño de la Iglesia
Romana, la contrición y penitencia de los pecadores, para que tu Divina
Majestad sea de todos adorado, amado y servido; y que todas nuestras obras,
pensamientos y palabras, llenas del fuego de tu divino amor, no aspiren a otro
fin que a honrarte, reverenciarte y glorificarte, a imitación del encendido
amor y celo de tu amado siervo San Elías, que en todo y por todo solicitó tu
mayor honra y gloria. Y si lo que te pedimos va dirigido a ese fin, humildemente
te suplicamos nos lo concedas por tu infinita misericordia; y si no es así, te
sirvas dirigir y encaminar nuestras peticiones para que ni pidamos ni deseemos
otra cosa que tu mayor honra y gloria, para que seas alabado, amado y
reverenciado, ahora y siempre en tiempo y en eternidad, por los siglos de los
siglos. Amén.
DÍA PRIMERO - 11 DE JULIO
Meditación: DE LA HEROICA FE DE SAN ELÍAS.
La primera base del edificio espiritual es la virtud de la Fe, porque
sin ella, según el Apóstol, es imposible
agradar a Dios. La del Santo Profeta Elías fue tal y tan heroica, que
por ella mereció ser en la tierra el primer defensor (que en el Cielo ya lo
había sido el Príncipe San Miguel contra los ángeles apóstatas) en aquel
público y general Auto de Fe que se celebró en el Monte Carmelo, cuando por
orden del rey Acab se juntaron ochocientos cincuenta profetas falsos: los
cuatrocientos cincuenta de Baal, y los cuatrocientos de los bosques, a quienes
sustentaba Jezabel.
Estando,
pues, todos juntos con el numeroso pueblo israelítico, les dijo el Santo
Profeta Elías de esta suerte: “¿Qué desalumbramiento es el vuestro, ¡oh Israelitas!, y
qué inconstancias, mudando cada dia la Fe y Religión de vuestros mayores? ¿Para
qué cojeáis de entrambos pies? Si el Dios de Israel es el verdadero; seguidle
con fe constante: y si Baal lo es, seguid a Baal. Y para vuestro total
desengaño reduzcamos hoy a prueba nuestra fe. Los profetas de Baal son
ochocientos cincuenta, yo solo he quedado de los Profetas que deben sacar la
cara por el verdadero Dios. Tráiganse aquí dos bueyes, tomad vosotros uno,
hacedle pedazos, y ponedlo sobre la leña del altar del sacrificio, sin ponerle
fuego debajo, que yo haré lo mismo con el otro buey en altar diferente. Invocad
vosotros el nombre de vuestro dios, que yo invocaré el del mío, y el Dios que
oyere y enviare fuego sobre el altar, ese será tenido por Dios legítimo y
verdadero”. Oyendo esto el pueblo, dijeron todos a una voz: “óptima proposítio”, bonísima es la proposición. Los
profetas falsos mal de su grado lo hicieron así y con repetidas voces clamaban
diciendo: “¡Baal,
óyenos!”, mas como era ídolo muerto
no los oía por más que le gritaban. De lo cual, burlándose el Santo Profeta
Elías, les decía con santo y gracioso donaire: “Ea, levantad más la voz, porque es dios de
paso, y quizá estará bajando en el mesón o en el camino. Gritad más recio,
quizá está dormido, y así es bien despertarlo”.
Y
poniendo Elías su altar; lo regó con abundancia de agua, puso en él su buey, y
habiendo invocado el nombre del Señor, bajó fuego del Cielo que consumió hasta
la misma agua. De lo cual, admirado todo el pueblo, a gritos decía: “El Señor es
Dios, el Señor es el Dios verdadero”. Mandó entonces el Santo
Profeta Elías, que a los ochocientos cincuenta profetas falsos los llevasen al
arroyo Cisón, fuera del Monte Carmelo, y allí los degollasen a todos, quedando
en Israel limpia y pura la fe del verdadero Dios; y por eso apellidó San
Bernardo a nuestro Santo Profeta, acérrimo defensor de la Fe: Fídei defénsor. Defensor de la fe.
—Aquí se
rezan los tres Padres nuestros con sus Ave María y Gloria. Se rezará a
continuación la Letanía de nuestra Señora.
ORACIÓN
Omnipotente
Dios, trino y uno, en cuya fe divina protestamos vivir y morir,
agradecidos a tu Soberana Majestad porque nos hicisteis Cristianos,
humildemente suplicamos a las puertas de tu clemencia por los méritos y heroica
fe de tu siervo San Elías, nos des fortaleza en la Santa Fe Católica, para que
la mantengamos en nosotros pura y limpia de todos los errores que a ella se
oponen. Y juntamente te pedimos conserves y dilates
por toda la redondez de la tierra el sagrado depósito de la fe, para que
desterradas las tinieblas de la herética pravedad y disipadas las sombras del
gentilismo, a todos alumbres la antorcha de la fe cristiana, y mediante ella se
haga de todos un rebaño, cuyo único y divino Pastor eres Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN PARA OFRECER
TODA LA NOVENA
Esclarecido Patriarca Elías, tú que eres la forma
misma de la justicia, espejo de la santidad, ejemplo de la piedad, defensor de
la Fe, Doctor del israelítico pueblo, maestro de los ignorantes, refugio de los
oprimidos, Abogado de los pobres, Juez de las viudas, vista de los ciegos, lengua
de los mudos, vengador de las ofensas de Dios, temor de los malos, gloria de
los buenos, vara castigadora de los Poderosos, martillo de los tiranos, Padre
de los Reyes, Sal de la tierra, luz de todo el mundo, Profeta del Altísimo,
Precursor de Jesucristo en su segunda venida, Cristo del Señor, Dios de Acab,
terror de los falsos profetas de Baal y rayo destructor de los herejes, por
todas estas tus excelentísimas prerrogativas que el Señor puso en ti, te
suplicamos rendidos interpongas con la Divina Majestad tu poderosa y eficaz
intercesión para que mediante ella los justos consigan la perseverancia, los
afligidos el consuelo, los desvalidos el amparo, los pobres el remedio, las
viudas el alivio, los pecadores la penitencia, los ciegos vista, vida los muertos,
enmienda los tiranos, los Reyes Católicos paz y concordia, los herejes
arrepentimiento, los idólatras luz y conocimiento del verdadero Dios, y todos
consigamos de su Divina Majestad los bienes que necesitamos así de alma como de
cuerpo, y así de gracia como de gloria, para que todo lo que hemos pedido en tu
Novena redunde en honra de Dios y provecho nuestro. Amén.
GOZOS
Si
a la necia ceguedad
Vencerá
vuestro fervor,
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Sol
brillante de Israel,
A
quien la gracia previno
Para
el más alto destino
Previsto
antes de nacer:
Por
ti hemos de merecer
Gozar
de felicidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Siendo
vos recién nacido,
Fue
vuestro padre admirado
Por
veros, niño sagrado,
Entre
unas llamas metido:
Discreto,
cuanto advertido,
Consultó
la novedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Que
seríais Juez prudente,
Dijo
el oráculo santo,
Vuestro
celo sin quebranto
En
todo tiempo eminente:
Que
os educara decente,
Con
temor santo y verdad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Con
una firme esperanza
Salisteis
desde Galaad
Para
reprender a Acab,
Por
su idolatría tanta:
Todo
su reino se espanta
Al
ver la gran sequedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Candados
vuestro poder
En
esas nubes echó,
Y
la lluvia no cayó,
Atenta
a vuestro querer:
Portentoso
habéis de ser
Sin
duda, en cualquier edad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
hospedaje pagaste
A
la viuda sareptana,
Cuando
en virtud más que humana
Su
hijo resucitaste:
Que
fue mucha declaraste
Siempre
vuestra potestad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
fuego de su región
A
vuestro imperio bajó,
Hecha
ceniza dejó
La
contumaz religión:
Dénos
vuestra intercesión
El
de ardiente caridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
La
idolatría postrada
A
vuestras plantas quedó,
Cuando
el fuego consumió
Vuestra
víctima sagrada:
Acab,
su altivez domada,
Veneró
tal santidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Bajo
un enebro rendido
Os
miro, Padre sagrado,
Del
camino fatigado,
De
Jezabel perseguido:
Del
Cielo favorecido
Con
generosa piedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
En
prueba de vuestra pureza
Ángeles
os acompañaban,
Y
el sustento os llevaban
Huyendo
de la fiereza
De
Jezabel, en la empresa
Contra
vuestra benignidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Con
oración fervorosa
Conseguiste
en el Carmelo,
Ver
la nube del consuelo
Y
abundancia prodigiosa:
Que
hizo la suerte dichosa
De
Adán y su posteridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
El
vaticinio que hicisteis
En
aquella nubecilla
De
la Virgen sin mancilla
Ser
hijos nos merecisteis:
Bajo
su amparo tuvisteis
A
vuestra posteridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
De
tu fe los resplandores
Dieron
luz a los errantes,
Que
estando de Dios distantes
Daban
a Baal loores:
La
Iglesia con tus favores
Aumentó
su claridad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Masfa
y Galaad son testigos
De
tu austera penitencia,
La
humildad y la obediencia
Allí
trajo a tus amigos,
Y
profesaron activos
La
más pura castidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Paso
el Jordán os franquea
De
vuestra virtud forzado;
Diste
espíritu doblado
A
Eliseo, que posea:
Propicia
también nos sea
Vuestra
liberalidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Carroza
os sirve de fuego,
Padre,
por aquellos Cielos;
Premio
que a vuestros desvelos
Envía
Dios desde luego:
Alcanzad
que el mundo ciego
Conozca
su gran verdad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Allá
en el Monte Tabor,
Cercada
de claridad,
Se
os mostró la humanidad
De
Cristo nuestro Señor:
Sin
duda fue ese favor
Señal
de grande amistad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Todo
encendido en amor
Vuestras
palabras eran fuego,
Que
daban la vista al ciego
Y
pureza al pecador:
Todos
como protector
Os
piden con humildad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Y
pues tu predicación
Fue
y por último será,
Un
rayo de Cristiandad
Que
partirá el corazón:
Danos
tu bendición,
Patriarca,
con longanimidad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Contra
el perverso Anticristo
Y
su doctrina feroz,
Predicará
vuestra voz
La
verdad de Jesucristo:
Por
vos el mundo malquisto
Dejará
su ceguedad.
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Si
a la necia ceguedad
Vencerá
vuestro fervor,
Elías,
danos favor,
Para
vencer la maldad.
Antífona. Se quitó Elías su manto, y golpeó las aguas
del Jordán, que se dividieron en dos partes, y transitaron él y Eliseo por
terreno seco; y ascendió Elías al Cielo en un torbellino.
℣.
Bienaventurados quienes te vieron.
℟.
Y honraste con tu amistad.
ORACIÓN
Oh Dios Omnipotente, que
elevaste al Cielo a tu profeta, nuestro Padre el bienaventurado Elías en un
carro de fuego sin padecer la muerte; te suplicamos nos concedas por
su intercesión, que mientras vivamos en este mundo, sean elevados nuestros
corazones a las cosas eternas y podamos regocijarnos con él en la resurrección
de los justos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.