Novena
publicada en Zaragoza por la imprenta de Francisco Magallón en 1801, con
licencia eclesiástica.
MODO DE HACER LA NOVENA
El que quisiere hacer esta novena, debe
ponerse en la presencia de la Imagen del Señor a la Columna con aquella
humildad con que estaría un Reo convicto delante del Juez que le puede condenar
en justicia, y con aquella confianza que un hijo tiene en
la bondad de su Padre y espera el perdón
de sus delitos, como lo esperó y consiguió
el Hijo prodigo. Todo lo es este Señor:
es Juez que nos ha de juzgar, y es Redentor y Padre
que quiere salvamos a costa de sus azotes y penas, si nosotros llegamos
arrepentidos y le pedimos Misericordia contemplando su Pasión, y ponemos en
ella toda nuestra esperanza. Con esta disposición, mírese bien aquella
divina Imagen y cómo le pusieron nuestros pecados, que con solo mirarla con
devota atención, ha de quedar compungido, aunque sea piedra su corazón, y así
comenzará en el nombre del Señor.
DEVOTO NOVENARIO AL
SANTISIMO CRISTO ATADO A LA COLUMNA, QUE SE VENERA EN LA IGLESIA DE SANTA FE DE
RELIGIOSAS DOMINICAS DE ZARAGOZA, Y PARA IMPLORAR EL AUXILIO DIVINO EN LAS
PRESENTES NECESIDADES A LUZ SUS DEVOTOS.
Por
la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos,
líbranos
Señor
✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu
Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS
DÍAS
Dulcísimo
Jesús Redentor mío: postrado humildemente
ante vuestra divina presencia, me reconozco indigno de levantar mis ojos a mirar vuestra divina Imagen tan desfigurada,
atormentada y abatida por mis culpas;
pero considerando que ellas os hicieron bajar del Cielo a la tierra y padecer
tales tormentos por libertarme de la esclavitud del pecado y del demonio, me
atrevo a llegar a Vos con firme esperanza de que no desecharéis mis suplicas,
pues Vos dijisteis: «Venid a mí todos los
que trabajáis y estáis cargados, que yo os aliviaré». Y pues me veis, Señor, tan
cargado de pecados y de peligros de caer en ellos, muévaos a compasión ver mi
miseria, y socorredme con los auxilios de vuestra gracia, para que pueda
resistir a mis apetitos y pasiones. Dadme, Señor mío, verdadera contrición de
mis pecados, amor y compasión de vuestras penas y un entrañable deseo de agradaros.
Socorredme, Señor, en las tentaciones, y trabajos de alma y cuerpo,
pues son tantas las necesidades y calamidades temporales, que de solo Vos puede
venir el remedio, especialmente en la que os pido en esta Novena, si ha de ser
para gloria vuestra y bien de mi alma. Así os lo suplico, Salvador mío, que con
el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas Dios por todos los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO
Oh
Amantísimo Salvador mío: Rey
de Cielos y Tierra, Juez de vivos y muertos, que os quisisteis poner en manos
de Pilatos y que este inicuo Juez os mandara azotar y entregar a los Verdugos
más crueles que rabiosamente querían beber vuestra Sangre. ¡Oh espejo de hermosura! ¡Oh criador de todo lo que tiene
ser! ¡Quién abatió vuestra soberanía y Majestad a ser juzgado en la tierra como
el más facineroso y vil esclavo! ¡Qué es esto, Dios mío! ¡No bastaba haberos
anonadado haciéndoos hombre, que aun queréis ser reputado por el más vil
esclavo de los hombres! ¡Oh vanidad y soberbia del mundo, cómo no tiemblas de
presentarte ante este Juez que te condena! ¡Oh humildad de Dios, que a tal
precio paga la soberbia del hombre! Dadme a
conocer, Salvador mío, mi vileza y miseria para que, humillándome delante de
Vos y de los hombres, consiga después la verdadera gloria con Vos. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri en reverencia de los
tormentos del Señor al desnudarlo, al atarlo y azotarlo.
GOZOS
Señor:
pues con mi maldad
Confieso
que os ofendí:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
A
Vos, Autor de la vida,
Como
a esclavo delincuente
Os
trata la infame gente
Siendo
de Vos deicida:
Y
pues la chusma atrevida
Con
mofa burla de Ti:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
A
esa Columna os ató
Mas
el amor que el cordel,
Porque
mi culpa cruel
A
tanto a un Dios obligó:
Pues
tu inocencia pagó
Por
lo que yo merecí:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
La
rabia de los judíos
Pilatos
pensó aplacar
Con
mandaros azotar
A
verdugos tan impíos:
Pues
de los azotes ríos
Corrían
de sangre allí:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Con
diabólico furor
Vuestras
espaldas herían,
Y
Vuestra Sangre vertían
Por
el suelo, ¡Qué
dolor!
Si
a tanto exceso el amor
Movió
el ver que perecí:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
¡Quién
al ver Vuestra hermosura
Por
mi amor tan afeada,
Con
azotes lastimada,
No
llora con amargura!
¡Oh
ceguedad y locura
Del
hombre! ¡Qué frenesí!
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Con
blasfemias insolentes,
Los
Sayones atrevidos
Herían
Vuestros oídos
Con
sus lenguas maldicientes:
¡Dulce
Jesús!, pues
consientes
Ser
por mí tratado así:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Que
vuestra Imagen habló
Y
reprendió a un Caballero,
Se
tiene por verdadero
Y
que su vida enmendó:
Si
tanta gracia debió
Quien
iba huyendo de Ti:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Hablad,
pues, al corazón
De
Vuestros finos devotos,
Que
ofreciendo aquí sus votos
Contemplan
Vuestra Pasión:
Dadles
el precioso Don
De
perseverar así:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Con
muy especial ternura
Mirad
a estas Religiosas,
Que
como amantes Esposas
Os
adoran con FE pura:
Pues
su anhelo en Ia clausura
Es
de unirse más a Ti:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Y
todo el Pueblo Cristiano
Que
en este Templo os venera,
Reciba
en la hora postrera
Bendición
de Vuestra mano:
Pues
como a Juez Soberano
Se
postra rendido aquí:
Tened
por Vuestra Piedad
Misericordia
de mí.
Antífona: El castigo de nuestra paz sobre él; y por
su llaga fuimos nosotros curados.
℣.
Cristo Hijo de Dios vivo.
℟.
Ten piedad de nosotros.
ORACIÓN
Señor
Jesucristo, que
descendiste del cielo a la tierra del seno del Padre, y derramaste tu preciosa
Sangre en remisión de nuestros pecados, te suplicamos humildemente que en el
día del juicio podamos escuchar a tu diestra: «Venid, benditos».
Tú
que eres Dios, y vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por
la señal…
Acto
de contrición
y Oración
para todos los días.
Oh Criador
y Redentor mío amabilísimo, ¡cómo pueden mis ojos mirar el furor y desacato con que
arrebatan violentamente vuestras sagradas vestiduras para azotaros más a su
salvo; y os dejan desnudo a vista de aquella chusma infernal, para ser el
blanco de sus mofas y escarnios! ¡Oh Salvador mío! Vos
que vestís el Cielo de estrellas, la tierra de luz, los árboles y campos de
hojas y flores, estáis desnudo y al frío en el atrio de Pilatos. Oh Corazón
enamorado de los hombres, ¡qué ingratamente sois
correspondido de ellos! Volved, oh
Redentor mío, vuestra amorosa vista sobre mí, encended mi corazón en vuestro
amor y compasión de vuestras penas, para que mirándoos desnudo, me desnude yo
de toda la vanidad y afectos terrenos, y ponga en solo Vos todo mi amor y
agradecimiento, para que así logre el copioso fruto de vuestra redención en el
Cielo, donde con el Padre y Espíritu Santo vives y reinas Dios por todos los
siglos. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh
Salvador y Redentor mío: ¡cómo no se estremece mi corazón y se quebranta de dolor
viéndoos desnudo, y que con tanta crueldad atan con fieros
cordeles esas divinas manos de que están
pendientes los Cielos y la tierra! ¡Oh
dulce amor mío! No
es el cordel el que os ata, sí es el amor con qué queréis
satisfacer a la divina justicia por mis culpas, estas son, Señor mío, las que
os atan a esa Columna para desatarme a mí de la esclavitud del pecado y del
demonio. ¡Oh exceso de amor inestimable! ¡Por
librar al siervo ingrato y enemigo, toma sobre sí el Señor de la Majestad toda
la pena que yo merecía! ¡Oh Piedad y Misericordia infinita!
¡Vos, Señor, atado
con tanta crueldad por ganarme a mí
la libertad de hijo de Dios! ¡Qué es esto, Dios mío!
¿Y tendrá valor este
vil gusano para volver las espaldas y ofenderos? Oh
Señor
y Redentor mío,
nunca tal permitáis:
dadme, Señor, un dolor vehementísimo de mis culpas y un amor
entrañable con que pueda corresponder al infinito amor vuestro, un amor humilde
y agradecido, un amor paciente y perseverante hasta el fin.
Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh Criador y Redentor mío: ¡a qué exceso de
abatimiento os condujo el amor de vuestras criaturas! ¡Vos desnudo! ¡Vos atado
a esa Columna! Pero ¡ay, Señor mío!, que añadiendo a los ultrajes los
tormentos, ¡comienzan a descargar con infernal furia los azotes sobre vuestras
espaldas, porque sobre ellas fabricaron los pecadores tal cúmulo de iniquidad!
¡Oh Cielos, cómo no caéis sobre los que cometen tal maldad! ¡Oh Columna dura,
cómo no te ablandas con el contacto de tu Criador! ¡Oh Redentor mío! Ablandad
la dureza de mi corazón y penetradlo de un vivo dolor de vuestras penas, no se
aparten jamás de mi memoria y contrición; éstas me fortalezcan para sufrir por
amor vuestro todos los trabajos de esta vida con entera resignación en vuestra
divina voluntad. Sea así, Salvador mío, que con el Padre y el Espíritu Santo
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh
Salvador y Redentor mío: ¡qué
pasmados estarían los Serafines que con
temblor os adoraban atado a esa Columna, viendo que los malvados Sayones
arrancaban con los azotes vuestras delicadísimas
carnes! Oh dulce amor mío, ¿cómo no tiemblo yo y me estremezco, pues soy la causa, ¡oh Cordero mansísimo!,
que sufrís ser desollado sin abrir la boca, antes bien compadeciéndoos de
vuestros enemigos, y rogando al Padre por ellos? ¡Oís sus blasfemias y dicterios insolentes, y calláis con mansedumbre
divina! Dadme, Redentor mío,
paciencia para sufrir las injurias y malos tratamientos que se me ofrecieren,
para que imitándoos consiga por vuestros merecimientos la Gracia, y por ella os
acompañe en la Gloria. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh
Salvador y Padre mío amabilísimo, y única esperanza de los
pecadores que arrepentidos se llegan a Vos. Contemplando vuestras penas en esa
Columna, a ella me acojo como a puerto de seguridad y con firme Fe y esperanza
de que esas llagas de los azotes han de curar las que el pecado abrió en mi
alma, os suplico, Señor mío, me las deis a conocer, y concedáis un verdadero
arrepentimiento y eficaz
propósito,
que me haga perseverar en vuestro amor y gracia hasta el fin. Yo os adoro,
Salvador mío,
y de todo mi corazón
os doy las más
humildes gracias por haberme redimido tan a costa vuestra. Aquí me tenéis rendido, no me apartéis ni permitáis que yo me
aparte de Vos, sino que eternamente cante vuestras Misericordias en el Cielo. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
¡Cordero
de Dios, que
quitas los pecados del mundo con esa Sangre que corre de vuestro delicadísimo
cuerpo! ¡Cómo puedo miraros sin morir de dolor! ¡Azotes, y tales azotes sobre
las espaldas de Dios! ¡Oh Paciencia infinita, que sufre sin despegar sus labios
tales tormentos! ¡Oh Maestro mío, que así me enseñáis el camino del Cielo, que es padecer sin consuelo y sin
quejarme, pues tengo tan merecidas las penas y trabajos! Vengan, Señor, sobre mí todos los que quisiereis, con la paciencia
para sufrirlos, castigadme Señor aquí, para que me perdonéis antes del día de
vuestra ira, y consiga por vuestro merecimiento veros por eternidades en la
Gloria. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh
Dulcísimo Salvador mío: que,
estando atado a esa Columna y con tanta crueldad azotado, mofado y escupido, no
volvéis la cara a quien os maltrata, mostrando que no os negaréis al pecador
que la mira para adorarla; con firme confianza me llego a Vos, y con profunda
humildad os adoro con un corazón agradecido al inestimable precio con que me
habéis redimido. Yo os amo sobre todas las
cosas, y firmemente espero en vuestra amorosa Piedad el remedio de todas mis
necesidades espirituales y las temporales que me sean útiles y provechosas y
para más serviros, como las que os pido en esta Novena, deseando que toda ceda
en gloria vuestra y provecho de mi alma, y las de mis prójimos amigos y
enemigos, para que de todos seáis glorificado. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO
Por
la señal…
Acto
de contrición y Oración para todos los días.
Oh Criador y Redentor mío: cuánto sería vuestro
dolor, cuando cansados los verdugos de atormentaros, y temiendo que murierais
con los azotes, os desataron y cubriéndoos con vuestra túnica sobre las llagas
vivas, apegándose a ellas se renovaron vuestras penas. Este fue el alivio, ¡un tormento tras otro hasta la Cruz! ¡Oh Salvador mío!
¡Cómo puedo yo apetecer los deleites y regalos que me apartan de Vos! No,
Dios y Señor mío, no permitáis que de nuevo me precipite con ellos, dadme por
vuestra piedad el Don de la perseverancia en el bien hasta el fin, y por
vuestros acerbos dolores y agonías mortales de vuestros azotes, os suplico que en mi última agonía no me desamparéis; para aquella
hora os pido especialmente vuestra asistencia, perdón y gracia, y que recibáis
mi alma en las moradas eternas. Amén.
—Se
rezarán tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
—Los Gozos
y la Oración se rezarán todos los días.
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