Novena compuesta por el Padre José de la Purificación, de
la Religión Mariana de las Escuelas Pías en el Colegio de Santo Tomas de Aquino
de la ciudad de Zaragoza.
Dedicada a la Reina de los Ángeles María Santísima, Señora
nuestra, en el misterio de su Concepción inmaculada. Año 1853.
COMENZAMOS: 3 de agosto.
FINALIZAMOS: 11 de agosto.
FESTIVIDAD Vetus
ordo: 12
de agosto.
INTRODUCCIÓN
Con decir que esta primer
Novena se dirige a alentar las almas a la devoción de la incomparable,
celestial heroína, seráfica virgen y dulcísima Madre Santa Clara, propagar su
merecido culto, solicitar su poderoso patrocinio, imitar sus heroicas virtudes,
conseguir sus amorosas benévolas piedades, facilitar por su intercesión la
divina gracia, y alcanzar por sus imponderables méritos la eterna gloria,
manifiesto cuanto puede cifrar en esta corta introducción la insuficiencia de
mi pluma.
Concediósele a
Clara el blasón ilustre, el timbre glorioso, el singular privilegio de la suma
pobreza, de que resultó en el cielo copioso tesoro de gloria, y plenitud de devoción
y honor en la católica Iglesia. Fue un puro y clarísimo espejo de virtudes
ejemplares; y entre las deliciosas amenidades de la celestial Sion, hizo suya
la Cándida y fragante azucena de la virginidad. Fue la que, con el fecundo
rocío de la gracia y oculto magisterio del Espíritu Santo, creció mística
planta en frutos maravillosos de todas las virtudes, para ofrecerlos a su divino
Esposo por tierna víctima de sus seráficos amores; sin que el duro combate del
violento huracán de sus deudos pudiese remover las profundas raíces de su
fortaleza, ni alterar el tesón invicto de su inimitable constancia. Clara era
luz escondida y encerrada en la suave y pacífica prisión de los claustros; pero
comunicaba liberal sus benignos resplandores a los dos mundos, y no debe
parecer encarecimiento, porque la vehemencia de su llama y fogosidad de su
incendio no podía ocultarse, ni dejar de esparcir sus hermosos rayos, para
ilustrar la casa de Dios con admirables ejemplos. Fue vaso de preciosos aromas,
y no podía esconderse sin que su agradable fragancia, exhalada con el calor
atractivo de su ardiente caridad, se derramase por toda la Iglesia como
delicias del Sumo Bien. Fue la base fundamental y primera piedra viva en que se
estableció la eminente fábrica de su gran religión (en compañía de su más
querida hermana y estática virgen Santa Inés). Fue Clara árbol eminentísimo dilatado
en fecundos y frondosos ramos, a cuya saludable, apacible sombra y abrigo se
acogieron y guarecen innumerables, delicadas, nobles y honestas vírgenes, para
coger la maternal dulzura de sus frutos admirables.
Es Clara un eminente é inextinguible
candelero, que colocado en el templo de Dios vivo alegra con sus resplandores
su casa; a cuya hermosa y flamante luz acuden desveladas las vírgenes prudentes
para avivar y mantener sus lámparas brillantes, animándolas para conquistar el
reino de los cielos con las eficaces y poderosas armas de la ciega obediencia,
de la pobreza suma, de la castidad angélica, de la Perpétua clausura, total
abnegación de sí mismas, y práctica inviolable de las virtudes más heroicas.
Fue la que en la heredad y pago de la cristiandad pulió, labró y matizó de la
humildad el más delicioso jardín, sacando de la penuria de cosas temporales sobreabundante
cosecha de virtudes. Clara fué la que, en las estrechas campañas de la religión
más penitente, levantó el castillo invencible de la abstinencia de la carne,
para que tuviese hartura de celestial alimento el espíritu, como lo practico
con cuarenta años de riguroso e inimitable ayuno; siendo la primera en los
trabajos, en los rigores, en los desprecios, y la última en los consuelos, en
los alivios, en los regalos. Fue la que, con su celosa y benigna actividad,
prudencia, discreción y sabiduría, sin tener un punto ociosas las divinas
inspiraciones, subió por las gradas de todas las virtudes a la cumbre de todas
las eternas felicidades, honrándola el Señor con singulares maravillas,
asombrosos prodigios, finezas soberanas, inefables dulzuras, éxtasis continuos,
y estupendos e innumerables milagros.
Clara fue la primera que guardó con solemne voto la
clausura, para que, a su imitación, ejemplo y permanencia vivan seguras las
electas esposas que se consagran al Cordero inmaculado, cuando se retiran del
trágico embeleso de las caducas vanidades del mundo. Fue la más fiel imitadora
del padre, maestro y guía de su espíritu, San Francisco. Fue la que, con prudente solicitud, temor santo, plena
observancia y angélica doctrina, guio, enseñó, gobernó, administró, cuidó y
conservó la familia que la entregó Dios para llenar de humanos serafines el
palacio celestial. Fue en su gobierno vigilante, en su asistencia
oficiosa y compasiva, en las exhortaciones eficaz y atenta, en los preceptos templada,
en la corrección benigna, en el silencio discreta, en las palabras comedida, en
las acciones modesta, y en todo prudentísima. Su vida fue para toda erudición de
virtudes y doctrina de perfecciones. En este libro animado estudiaron y
estudian las demás la regla de bien vivir, y en este espejo de bien vivir,
vieron y ven sin engaño las sendas de la eternidad. Era un vaso escogido de humildad, suave en
las palabras, agradable en sus obras, casta en sus pensamientos, y en todas sus
cosas amabilísima. Fue la que, más fiel y finamente enamorada, copió de su
dulcísimo adorado Esposo las glorias y las penas del nacer y del morir,
agotando el hondo piélago de sus amorosas ternuras.
Es la
primogénita de los pobres, la capitana de los humildes, la maestra de las
vírgenes, la abadesa y superiora de las penitentes, alma de los mortificados,
espejo de los contemplativos, ornamento de los puros, decoro de los espíritus
iluminados, base indestructible de la esperanza, columna inmoble de la fe,
templo vivo de la caridad, esmero del divino poder, milagro de la omnipotencia,
asombro perfectamente hermoso de naturaleza y gracia, luz más clara que la luz
que nos ilumina, aurora preclarísima que a todos los siglos deleita, alegra y arrebata,
vara de la virtud de Dios, operadora de admirables prodigios, erario precioso
de los celestiales tesoros, centro y blanco de los afectos de la voluntad,
emulación en lo abrasado del mas enardecido serafín, norte seguro de los reyes,
oráculo dilectísimo de los Pontífices, dulce atractivo, poderoso hechizo de los
tiernos cariños y Cándidos corazones de sus amantes hijas, primer objeto de sus
delicias amorosas, consuelo, amparo y defensa de sus devotos finos, y poderosa
medianera de todos. ¡Oh incomparable claridad de las virtudes de Clara, que
cuanto con más estudio y atención se examina en cada una de por sí, tanto más
radiante, difusa, activa y celestial se descubre en todas! Pero es
verdad que Santas como mi seráfica madre, son pocas las que venera el orbe.
Hagámonos, pues,
todas lenguas en alabanzas de esta clara seráfica luz, cuya intercesión es poderosísima,
después de la de María Santísima, para conseguir las piedades de la
Omnipotencia soberana. Pidámosla en esta Novena guie nuestras almas, alumbre
nuestras conciencias, purifique nuestras vidas, nos infunda afectos de amor,
nos haga respirar fervores de caridad, nos dispense alguna centella de aquella fragua
divina que hizo serafín su alma, nos abrigue con su amparo, nos asegure con su
patrocinio, desate nuestros lazos, consuma nuestros vicios, ilustre nuestro
entendimiento, triunfe del demonio; rompa, quiebre, dore nuestras cadenas;
lave, limpie, deshaga nuestras culpas; interceda, suplique, ruegue por nuestra
gracia; y nos guie, lleve y acompañe a la gloria. Y pues se estienden también sus maternales
clemencias a ser medicina de nuestras miserias humanas, clara fuente de los
alivios, rio de los consuelos, piélago de favores, cauce de beneficios, golfo
de dichas, torrente de gracias y mar de benignidades, donde hallan clara vista
los ciegos, manos los mancos, oído los sordos, pies los tullidos, remedio los
pobres, asistencia los desamparados, salud los enfermos, gozo los afligidos,
vida los difuntos, la estéril sucesión, y todos en este mundo la felicidad,
lleguemos con humilde y alentada confianza a pedir cuanto necesite nuestra
vida, obligándola continuamente con su Novena, practicando con fervor de
espíritu esta.
NOVENA EN HONOR A SANTA
CLARA DE ASÍS.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En
el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor y Dios mío, que siéndolo de
todo lo criado, quisisteis por redimirme padecer, y parecer el más abatido:
suplícote humildemente, por la intercesión de tu dulcísima Madre, me concedas
el perdón de mis pecados, pues de todo corazón me duelo, y pesa de haberos
ofendido: Detesto mi ingratitud con toda mi alma, y propongo, ayudado de
vuestra gracia, apartarme de aquello que no sea de tu servicio. Amén.
—Puesto
devotamente de rodillas en presencia de algún altar o imagen de Santa Clara, y
contemplando la gloria que se mereció por su penitentísima vida, levantará el
corazón a Dios nuestro Señor y a su purísima Madre, acompañado de toda la corte
celestial, poniendo las potencias y sentidos en esta seráfica virgen a quien
dirige la novena; y hecha la señal de la Cruz y un fervoroso Acto de
contrición, dará principio con la siguiente…
ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS
Dulcísima virgen y amorosísima madre Santa Clara, rayo animado del divino Sol, más clara que la misma luz, vaso escogido de
angélica pureza, columna de paciencia y de constancia, imagen viva de María
Santísima, y a su imitación fecunda espiritual madre de innumerables vírgenes,
maestra de heroicas y evangélicas perfecciones, imán poderoso de vuestra tierna
y estática hermana Santa Inés, ejemplar perfectísimo del humano serafín, norte
que guía a la eterna patria, sol escogido para ilustrar la Iglesia, protectora
del pueblo cristiano, terror del bárbaro gentilismo, que armada con el escudo
de la fe oprimís la indómita soberbia del mahometano, y lleváis tantos coros de
ángeles a las bodas del inmaculado Esposo cuantos son los místicos seminarios
de vírgenes que habéis fundado: inclinad hacia mí los benignos ojos de vuestra
clemencia; enviadme un rayo de vuestra hermosa luz que consuma todo lo terreno
de mi corazón, y encienda en él la llama de aquella eterna caridad, que con
virtud activa y amorosa os trasformó en serafín, para que ardiendo siempre en
obsequio de aquel Cordero sin mancha, de quien sois casta y enamorada esposa,
alcance con una buena muerte aquel último fin para que me crio e hizo de la
nada su infinito poder, y después goce de su divina hermosura por toda la eternidad,
logrando ahora lo que os pido en esta novena, si ha de ser para mayor gloria de
Dios, honor vuestro y bien de mi alma. Amén.
—Aquí se hará la petición,
avivando la fe y esperanza de conseguir cuanto el devoto deseare por la
poderosa intercesión de la seráfica madre y prodigiosa virgen Santa Clara.
DÍA
PRIMERO —3 de agosto
ORACIÓN
Soberano Autor de la gracia y de la naturaleza, luz indeficiente
que resplandece en medio de las sombras, y a quien jamás pudieron comprender
las tinieblas; que elegisteis en mi seráfica madre y vuestra fina esposa Santa
Clara una preclarísima luz de inextinguible y superior claridad, declarando aun
cuando estaba en el vientre de su madre que nacería maravillosa lumbre que
bañaría de clarísimos resplandores todo el orbe, lijándola como inapagable
antorcha en el seráfico cielo de la militante Iglesia para publicar las maravillas
de vuestra diestra soberana, y dar a conocer por su incomparable celo los
designios de vuestra altísima Providencia: Suplicóos, divino Sol de la gloria y de la gracia, que
encendáis en mi entendimiento una ardiente luz de la fe, con que conozca claramente
vuestra infinita bondad y adore vuestro supremo ser, para que caminando sin los
tropiezos de la culpa entre las sombras de esta vida, llegue a gozar en el
cielo el eterno candor de vuestra cara. Amén.
—Ahora, en memoria
y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y dulcísimos
nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los siguientes versos,
rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a Santa Clara, para
lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara luz, cuya luz os dio en luz bella
El Sol
eterno de quien sois estrella.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Luz naciste, con clara profecía,
Para hacer
de la noche claro dia.
—Un Padrenuestro y un
Avemaría.
A vos mi tibio corazón os llama;
Encendedlo al
volcán de vuestra llama.
—Un Padrenuestro y un
Avemaría.
Renovad en mi alma claramente
El candor que
fue gracia en vuestro oriente.
—Un Padrenuestro y un
Avemaría.
Acoged en el cielo al que con celo
Busca ciego
la luz de vuestro cielo.
—Un Padrenuestro y un
Avemaría.
—Ahora se dirán o cantarán
los Gozos; y este método se practicará todos los días.
GOZOS A SANTA
CLARA DE ASÍS
Pues sois del divino amor
La electa esposa preclara,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Asís admiró en su oriente
Que en vos nació peregrina
La clara luz, que ilumina
Del orbe el giro excelente.
Pues el sol omnipotente
De la gracia os dio el candor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
De la virtud ilustrada
Os dio el cielo una hermosura,
Que con su clara luz pura
Os hizo aurora animada.
Pues fuisteis niña agraciada
En los ojos del Señor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
En el más supremo grado
De perfección religiosa,
A vuestra alma en luz hermosa
Miró del siglo el estado.
Pues delicias del Amado
Fuisteis siempre en dulce ardor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
De vírgenes capitana
Para hacer al mundo guerra,
En su custodia os encierra
Francisco en edad temprana.
Pues del siglo en gloria ufana
Lograsteis triunfo mayor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
En las angélicas aras
De la que es vida y dulzura,
El alma en víctima pura
A Cristo esposo preparas.
Finezas os dan muy claras
Tal maestra y director,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Vestigio sois de la huella
De esta estrella matutina,
Que os imprimió en luz divina
La clara luz de su estrella.
Pues tan claramente sella
En vos su vivo esplendor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Al estático lucero
De Santa Inés, vuestra hermana,
Con atracción soberana
Dais por esposa al Cordero.
Pues con vos e igual esmero
Fue fiel cordera al Pastor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
En el fuego de su celo
Un serafín os inflama,
Y creciendo en vos la llama
Buscó su esfera en el cielo.
Pues hollasteis lo del suelo
Con clara luz superior,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Sois atractivo precioso,
Imán de las almas todas,
Trayéndolas a las bodas
Del mas casto eterno Esposo.
Pues vuestro influjo amoroso
La guía al centro mejor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Un milagro permanente
Fue vuestra asombrosa vida.
Siempre al Sumo Bien unida
Con íntimo amor ardiente.
Y pues os hizo eminente
Prodigio al mundo en su honor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Sois ejemplo de paciencia,
Nivel de toda observancia,
Columna de la constancia
Y espejo de la obediencia.
Y pues con la penitencia
Dais a la pureza albor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Alta pobreza extremada
En vos todo el mundo ha visto,
Buscando en la cruz de Cristo
La riqueza más amada.
Pues a vuestras hijas dada
Fue como herencia mayor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
A Jesús en la aspereza
De su Pasión dolorosa
Imitasteis, fiel esposa
Herida de su fineza.
Pues copiasteis su belleza
Siendo pincel el amor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
Para oprimir la violencia
Del pérfido mahometano,
Con la custodia en la mano
Castigasteis su insolencia.
Pues salvasteis la inocencia,
Armada del Salvador,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
A los brazos del Esposo
Y al tálamo inmaculado
Volasteis, siendo a su lado
Sentada en trono glorioso.
Pues en eterno reposo
Reináis con el Criador,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
La Iglesia festiva aclama
Con la voz de la verdad
Los frutos de santidad
Que en vos coge, admira y ama.
Pues clara en toda la fama
Os publica con fervor,
Seráfica virgen Clara,
Sed nuestro amparo y favor.
℣. Ruega por nosotros, Santa Clara
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo
ORACIÓN
Oh
Señor, te suplicamos, que, recitando la
conmemoración de tu Santísima Clara Virgen, participes de sus gozos celestiales
con su intervención, y te unas a tu Hijo Unigénito, quien vive contigo y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
En
el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO —4 de agosto.
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Hacedor
inmenso de cuanto tiene ser, fortaleza infinita que arma la boca con la espada de dos filos, y destila
mirra de las azucenas sangrientas de los labios, que hicisteis en mi seráfica
madre y vuestra amante esposa Clara la especialísima obra de mostrarla al mundo
por uno de los más singulares prodigios de las grandezas de vuestro omnipotente
brazo, y el ejemplar más asombroso de penitencia, cuando ceñía la inocente
virginal ternura de su delicado cuerpo, estando aún en el siglo, con las agudas
puntas de un silicio horroroso, escondido debajo de las galas, para ocultar así
con las flores las espinas de sus continuas rigorosas penitencias,
registrándose en su alma la clara luz de todas las virtudes en el más perfecto
grado, aun antes de llegar al estado religioso; inspiradme, Señor, los valientes impulsos de la
mortificación, y haced que la ejecute con cautela y humildad, para que imitando
a mi benigna abogada pueda aplacar los justos rigores de vuestra justicia, y
lograr los efectos de vuestra inefable clemencia. Amén.
—Ahora, en memoria y reverencia de las cinco letras que,
componen los misteriosos y dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán
todos los días los siguientes versos, rezando al fin de cada dos un
Padrenuestro y una Ave María a Santa Clara, para lograr por su intercesión los
favores de Jesús y María.
Clara, a quien hizo la alta omnipotencia
Asombroso
ejemplar de penitencia.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.
Luminoso farol sois, que ha guiado
Al
corazón contrito y humillado.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.
Ansioso os busca el mío en esta vida,
Dirigidlo a la patria prometida.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.
Refunde en él, o dulce Madre mía,
Seráfico el fervor que en vos ardía.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Aviva en mi alma aquel incendio puro,
Que
halló en la vuestra el centro más seguro.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA TERCERO —5 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Amabilísimo Padre de los hombres, que los lleváis
benigno en vuestro seno amoroso para vuestra delicia y regalo, y queriendo ser
con inefable y singular fineza para vuestra electa y cándida paloma Santa
Clara, la disteis el constante valor de dejar su pueblo para volar al suspirado
celestial retiro del claustro, de olvidar la noble opulenta casa de sus padres,
de resistir animosa a sus persuasiones tiernamente fuertes, avivando en su corazón,
finamente por vos enamorado, la clara poderosa luz de vuestros eficaces auxilios,
y formando en ella aquella fuerte mujer que no se hallaba en el mundo, de perfección
evangélica, un fiel ejemplar espejo, cuya clara luna nunca se empañase ni
eclipsase en la noche tempestuosa de los insultos del siglo: dadme, único amparo mío, un interior impulso
y ejecutivo generoso denuedo para resistir y vencer todos los poderosos
embarazos de la tierra, rendir y domar los enemigos de mi alma, para que
viviendo siempre en vuestra divina gracia, os goce después eternamente en la
gloria. Amén.
—Ahora,
en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y
dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los
siguientes versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a
Santa Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, por cuya luz el mundo advierte
Que
os aclaman los cielos mujer fuerte.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
La evangélica, fiel, perfección clara,
Vuestra clara
virtud nos la declara.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Aguila fuiste invicta, que de un vuelo
Dejaste el
mundo por llegar al cielo.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Rayo a rayo bebiste los candores
Del Sol,
que os dio en luz clara sus amores.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Amparad al que os busca, y deja ansioso
Cuanto
ofrece del mundo lo engañoso.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA CUARTO —6 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Dueño amantísimo de los humanos corazones, que dejáis herir el vuestro de un cabello, y en el que os consagró por trofeo
de sus más castos pensamientos vuestra escogida esposa Santa Clara en las
angélicas adorables aras de María Santísima, vuestra purísima Madre y mi
Señora, y por medio del serafín humano San Francisco hallasteis vuestro amoroso
beneplácito y recreo, viendo el alentado ardor e inimitable despego con que
despreciaba por vos todas las cosas del
mundo, se ofrecía a vos en agradable holocausto, y se sacrificaba a vuestro
santo servicio, víctima pura del amor, trocando las galas por un austero y
penitente sayal, levantándola por esto a ser la hija de la eterna luz, que
desterraba de las criaturas el profano horror de la vanidad; infundid, Dios mío, en la tibia lámpara de
mi pecho el óleo clarísimo de vuestra gracia, para que conozca a su luz las
falsas locuras de la tierra, y hollándolas con gallarda y constante valentía,
dé pasos hermosos para la feliz y segura patria de la gloria. Amén.
—Ahora,
en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y
dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los
siguientes versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a
Santa Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, de Cristo esposa, y elegida
Para ser de su
amor la más querida.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
La estirpe dejáis clara en luz paterna,
E hija sois
de otra luz clara y eterna.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
A la Madre de amor el más hermoso,
Todo el ser
ofreciste en don precioso.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Rogad al Hijo y Madre que la clara
Luz de su
clara luz goce en su cara.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Ascendednos a la alta, clara cumbre
Donde
está el Sumo Bien de eterna lumbre.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA QUINTO —7 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Sapientísimo Maestro y único Señor de todas las
criaturas, cuyos divinos incomprensibles juicios
ponen en las profundidades del abismo la altura de los humanos pensamientos;
que hicisteis en vuestra dilectísima esposa Clara la obra admirable de
instituirla mística madre de innumerables vírgenes, para que plantando con sus
virginales manos una seráfica viña en el campo de la Iglesia, excediese en
delicias al paraíso, y fuese colonia inseparable del cielo, permaneciendo con
los auxilios de vuestra Providencia taller sagrado de humanos ángeles, en donde
las electas hijas de Sion se forman serafines, dándoos a vos esposas sin número
para vuestras castas bodas como Cordero inmaculado, siendo de todas la verdad,
la vida y el camino, y la primera que para guardarlas en clausura hizo solemne
voto: admitidme, Señor , bajo vuestra protección soberana para que os sirva con
la clara luz de la fe más viva, os busque con esperanza cierta, y os adore con
caridad fervorosa, imitando a mi especial protectora Santa Clara, hasta lograr
en el cielo su apetecible compañía y vuestra inefable hermosura. Amén.
—Ahora,
en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y
dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los
siguientes versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a
Santa Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, madre espiritual de tantas hijas
Cuantas
numera el cielo estrellas fijas.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Lámpara sois, que con activa llama
De clara
ilustración, el pecho inflama.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.
Amoroso, seráfico compendio
Del más
puro, celeste, sacro incendio.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Resplandor de aquel sol, cuya eficacia
Os lo dio
en plenitudes de su gracia.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Acalorad con vivas conmociones
De casto
amor, los tibios corazones.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA SEXTO —8 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Altísimo
gobernador del universo, que disponéis
todas las cosas con suma justificación, suavidad admirable, fortaleza
irresistible a las ejecuciones de vuestra voluntad santísima, y siempre para el
mayor bien y acierto de nuestras almas; que en vuestra dulcísima esposa y
verdadera discípula Santa Clara os dignasteis imprimir una divina huella de
vuestra madre inmaculada, haciendo que abriese su boca para beber del profundo
océano de vuestra alta sabiduría; que hiciese libro de su lengua la ley de
clemencia; y que tuviese el acertado y supremo consejo en sus manos, conque
gobernase con tan admirable celo, prudencia y discreción a vuestras escogidas
esposas y sus amantes hijas, dándolas sólidos alimentos de virtud, y duplicadas
vestiduras de mística perfección: dadme, Bondad infinita, un corazón dócil, para que
rindiéndome siempre al dulce y suave yugo de la obediencia, me deje gobernar de
sus leyes con puntual observancia, sin salirme un punto de la seráfica regla,
con cuyo recto nivel camine seguro y fervoroso a la deseada patria celestial. Amén.
—Ahora, en memoria y
reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y dulcísimos nombres
de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los siguientes versos, rezando
al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a Santa Clara, para lograr
por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, que sois del alba inmaculada,
Con clara
imitación, lumbre animada.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Libro donde la ley de la clemencia
Imprimió
discreción, celo y prudencia.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Archivo que franquea, en fiel destino,
A las
almas el don de amor divino.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Retrato vivo de la Madre pura,
Que os
hizo clara luz de su hermosura.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Abrid las puertas de su claro cielo
Al devoto
que en vos busca el consuelo.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
DÍA
SÉPTIMO —9 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Omnipotente y soberano Señor de todo lo creado, que siendo el más rico del cielo quisisteis ser el más pobre del mundo, y
para confundir la soberbia y arrogante riqueza de la tierra, elevasteis a
vuestra amantísima esposa Clara a aquel sumo y heroico grado de pobreza
evangélica instituida por su seráfico director y Padre San Francisco, dándola
con el precioso ornamento de todas las virtudes el blasón augusto de la
primogénita de los pobres; y ostentándose desnuda de toda afección humana,
siendo sus vestidos la hermosura de la pureza y fortaleza de la gracia, hizo
que congregasen sus hijas muchas celestiales riquezas con fiel y voluntaria
imitación, sobresaliendo ella sobre todas en los efectos de esta admirable
virtud: introducid, Jesús mío, en mi alma este rico espíritu, para que
menospreciando todo lo temporal y terreno, y encontrando en la pobreza altísima
el mayor tesoro, lo esconda en el campo animado de mi corazón, para hallarlo
trasformado en gloria en los celestes archivos de la bienaventuranza. Amén.
—Ahora,
en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y
dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los
siguientes versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a
Santa Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, que fuisteis en extrema alteza
Espejo de
evangélica pobreza.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Llave os dio el Sumo Bien, que amante adoro,
Para abrir
de la gloria el fiel tesoro.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Alargadlo, piadosa madre mía,
Al pobre
de virtud que en vos confía.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Rica en el cielo sois, porque en el suelo
Fuisteis tan
pobre por ganar el cielo.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
Al cielo nos llevad, porque nos sobre
La riqueza
que en él encuentra el pobre.
—Un Padre Nuestro y un
Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA OCTAVO —10 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Altísimo Señor de los ejércitos, que siendo el más
fuerte en las batallas y el más seguro en las victorias, sujetáis el indomable
orgullo de los bárbaros enemigos de nuestra santa fe, y los arrojáis a lo más
profundo del mar, sin que la tenaz protervia de Egipto pueda resistir vuestro
invencible brazo; y que para triunfo el más heroico de vuestro poder,
dispusisteis en vuestra amorosísima esposa Clara quien bañase todos los siglos
de luz, y castigase la sacrílega insolente ceguedad de los sarracenos con las
armas del celestial resplandor que despedían sus ojos, siendo la nave católica
que, llevando el deífico pan de la Eucaristía, se ostentó la de la victoria,
logrando a su favor y al de sus amadas hijas, la especial, perpetua y segura
protección de vuestra omnipotencia en todos los riesgos y asaltos de la malicia
impura: conceded, Señor, la fortaleza a mis manos para oponerme a los fuertes y
continuos combates de mis enemigos, dándome el divino pan de los animosos, que
me conforte y disponga para los triunfos en la dura milicia de esta vida, para
el logro feliz de vivir y morir en vuestra gracia, y gozar después la pacífica
posesión del reino de vuestra gloria. Amén.
—Ahora, en memoria y
reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y dulcísimos
nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los siguientes versos,
rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a Santa Clara, para
lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara luz, cuya luz es claramente
Esmero del poder omnipotente.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Lirio a quien el candor de su hermosura
Dio la gracia en rocíos de luz pura.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Ara de aquel Cordero inmaculado,
Que vivo se nos da sacramentado.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Remedio universal del cristianismo,
Y terror del feroz mahometismo.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
A vuestra clara protección clamamos
Los que con fe tan clara la esperamos.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
—Ahora se dirán o
cantarán los Gozos.
DÍA
NOVENO —11 de agosto
Por la Señal, ...
Acto de Contrición.
Oración para todos los días.
ORACIÓN
Poderoso Dueño y el más fino Esposo de las almas, que para ostentar con ellas los
benignos excesos de vuestro infinito amor enviáis de Sion la vara de vuestro
excelso poder, manifestando los prodigios sobre la tierra para consuelo y
alivio de toda criatura, y para crédito de vuestra verdad infalible obrasteis
en vuestra adorada esposa Clara uno de los mayores de vuestra gracia divina,
colocando con singularidad en sus liberales manos la esclarecida virtud de los
milagros antiguos, para que obrando sobre la naturaleza, y multiplicando las
cosas con que a todos favorecía, volase por el mundo la fama de su incomparable
virtud, y todos aclamasen y adorasen en su mano el fuerte dedo de Dios: ejecutad, Señor, en mi corazón y alma la excelente
y heroica maravilla de que me desnude de todos los afectos y resabios de la
tierra, que mortifique mis apetitos desordenados y corrija la libertad de mis
sentidos, para que, como quien ha sido creado para el cielo, no aspire a otra
cosa en mi vida que a daros gusto, sirviéndoos con amor y temor para poseeros
en la eterna felicidad. Amén.
—Ahora,
en memoria y reverencia de las cinco letras que, componen los misteriosos y
dulcísimos nombres de Jesús, María y Clara, se dirán todos los días los siguientes
versos, rezando al fin de cada dos un Padrenuestro y una Ave María a Santa
Clara, para lograr por su intercesión los favores de Jesús y María.
Clara, milagro nuevo en lo asombrosa,
Y asombro antiguo en ser tan milagrosa.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Libre os dio el poderío eterno el Dueño,
Para
ser de su diestra el desempeño.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Argos sois, y no hay parte en que no asista
Al consuelo vuestra ansia con su vista.
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Riego copioso de cristal fecundo,
Que con clara corriente ilustra al mundo
—Un
Padre Nuestro y un Avemaría.
Aclamen cielo y tierra con victoria
Vuestra alta. Clara, Ines-plicable
gloria.
—Un Padre Nuestro y un Avemaría.
—Ahora se dirán o cantarán los Gozos.
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